FUEGO Y CENIZAS. LA REVOLUCIÓN FRANCESA SEGÚN THOMAS CARLYLE – Thomas Carlyle

FUEGO Y CENIZAS. LA REVOLUCIÓN FRANCESA SEGÚN THOMAS CARLYLE - Thomas CarlyleProbablemente, no haya mucha discusión a la hora de caracterizar la Revolución Francesa como el «gran relato» histórico par excellence. Hito entre los hitos de todos los tiempos, ha llegado a convertirse sin grandes dificultades en un mito grandioso, en un suceso intocable, fuente de donde nace la Modernidad, piedra sagrada de la religión laica, fundamento canonizado de los Derechos del Hombre y el Ciudadano, materialización histórica de los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad. En no pocos casos, los hechos devenidos en 1789 han adquirido el rango de epopeya, de hazaña, de epítome, de El Acontecimiento.

Aunque la llama revolucionaria encendió Francia y cortó de raíz la estructura del Estado y la sociedad vigente hasta entonces, los ecos y las deflagraciones que provocó apuntaban a la Historia Universal. El Siglo de las Luces, la Revolución, tenían vocación global, anhelo de totalidad, y, tal vez también, semilla de totalitarismo. El sueño de Rousseau (más que de Diderot) lo hicieron realidad Danton y Robespierre, en primera instancia. Napoleón Bonaparte, en un segundo acto, llevó la voz del pueblo francés más allá de las fronteras galas. Por la fuerza de las armas y la seducción que proporciona la épica revolucionaria, las tropas napoleónicas tenían paso franco por doquier, en pos de la conquista del mundo y la derrota de la Tradición y el Antiguo Régimen.

Hoy, Francia, nación moderna y occidental, conserva todavía la música y la letra de la Marsellesa como himno nacional, un canto que emociona a propios y extraños. El 14 de julio es la Fiesta nacional francesa, conmemoración y celebración de la toma de la Bastilla. La enseña tricolor mantiene vivo el orgullo y el patriotismo de un pueblo que cambió el mundo.

Todo cambió para que todo siguiese igual en materia de apreciación y valoración de esta gesta. La interpretación jacobina, revolucionaria, de los hechos de aquellos años de «fuego y cenizas» apenas ha tenido réplica. El revisionismo o el directo rechazo de los mismos tardaron en hacerse patentes, con la notoria excepción de Edmund Burke quien en 1790 escribe sus Reflexiones sobre la Revolución en Francia, donde, sin reservas ni excusas, juzga innecesario y condenable el sentido cruento de su desarrollo. Incluso el pensador de inclinación liberal, Alexis de Tocqueville, abordó con suma elegancia la cuestión en su célebre El Antiguo Régimen y la Revolución (1856).

Pues bien, uno de los textos más valiosos relativos al fin de la Monarquía y el establecimiento de la República en Francia salió del intelecto y la mano de Thomas Carlyle, sobre el que acaba de publicarse en nuestro país una antología a cargo de Ruth Scurr.

Thomas Carlyle (Ecclefechan, Escocia, 1795 – Londres, 1881) fue uno de los más eminentes escritores victorianos. Con una sólida formación intelectual y cultural, que transita desde la teología a las matemáticas, Carlyle brilla en los estudios históricos y, sobre todo, en el ensayismo. No por casualidad, compartió amistad e intereses filosóficos con Ralph Waldo Emerson y John Stuart Mill, entre otros maestros en este género literario. Es autor de Sartor Resartus, una obra de carácter autobiográfica, Los héroes y El cartismo. Aunque su obra más celebrada es, justamente, Historia de la Revolución Francesa.

Ruth Scurr, (Londres, 1971), autora del prólogo y la selección, es directora de Estudios de Política y Asuntos Internacionales en el Gonville y Caius College, en Cambridge, donde ejerce, asimismo, como profesora de Política.

En 1834, un Carlyle con grandes apuros económicos y serios problemas personales, concibe la idea de narrar aquellos episodios nacionales datados en los días que reinaba en Francia Luis XVI. Lo que había sido planeado para cubrir una monografía a publicar en un solo volumen, pronto adquiere caracteres mayúsculos. El trabajo se extiende a lo largo de tres tomos, titulados, respectivamente, La Bastilla, La Constitución y La Guillotina. Hasta 1837, la concienzuda y apasionada labor absorbe las energías del escritor. Su misma composición no estuvo tampoco exenta de peripecias.

John Stuart Mill, quien a la sazón animó el inicio de la empresa narrativa de Carlyle, recibe de éste el manuscrito (único ejemplar) del primer volumen de la obra para su examen y evaluación. Pocos días más tarde, el autor de Sobre la libertad anuncia consternado a su amigo que uno de sus sirvientes había echado al fuego el pliego de hojas prestadas, tomándolas por material desechable. La desolación de Carlyle roza la desesperación. Pero, finalmente, se recompone física y psicológicamente del terrible accidente como paso previo para la reconstrucción del poema sobre la Revolución en Francia.

Porque, en efecto, de gran poema en prosa, de canto poético (no necesariamente apologético) debe entenderse la disertación carlyiana. Desde la más pura y estricta apostura romántica, el autor deja al margen el análisis y la crítica de los hechos. En palabras de la responsable de la presente edición antológica: «Lo que interesa a Carlyle es la gama completa de las emociones humanas en la Revolución, desde el clamor histérico de aquellos que tocan a rebato a la alegre despreocupación de los que no participan en nada. Siempre está planteando la cuestión: ¿cómo era estar allí?» (pág. 19).

Ahora bien, acaso la más precisa descripción del estilo de Carlyle tiene la firma nada menos que de Miguel de Unamuno, traductor de la primera edición española de la obra. Hace casi un siglo, Unamuno tradujo al castellano, en versión íntegra, La historia de la Revolución Francesa de Thomas Carlyle, por iniciativa y propuesta de Lázaro Galdeano. Un tarea iniciada en 1900, y a la que dedicó casi dos años de concentración y esfuerzo.

En carta a Juan Arzadún, escribe en diciembre de 1900: «Arma [Carlyle] su tinglado, se adelanta, suelta un discurso, con muchas interjecciones y admiraciones y puntos suspensivos y mucho de “y ahora van a ver ustedes, señores, etc.”; descorre la cortina, saca sus muñecos, les hace hablar, accionar y hablar. Les increpa, les anima, traba diálogos con ellos, les dice: ¡ya te profeticé yo, Petion, cómo habías de acabar” “Pero, ¿qué haces, cetrino Incorruptible? (Robespierre). Les pone motes, habla en primera persona, se mete en el escenario entre sus muñecos, interrumpe la representación para soltar un discurso, y añade: “pero volvamos a nuestro cuento”. Y todo esto entre un relámpago de metáforas, de ingeniosidades y descripciones… (Dantón yendo a la guillotina. La Insurrección de las mujeres, la Fiesta del Ser Supremo), que chorrean en vida. Figúrate un Victor Hugo puritano y sin brida en la fantasía. Es un asombro de imaginación, ese Maese Pedro».

Sea bienvenido, pues, este resumen de la colosal pieza histórica y literaria de Carlyle. Aunque, tras leerlo, se tenga la sensación de haber quedado con hambre de lectura. Con ganas de disfrutar del festín completo de esta tragedia de «fuego y cenizas», de ruido y de furia, de patriotismo, republicanismo y sanculotismo, narrada por un escritor no menos colosal; esto es, a la altura de las circunstancias. Ojalá algún editor español se decida pronto a reeditar -al completo- este texto inmortal, descatalogado desde hace décadas en España.

FUEGO Y CENIZAS. LA REVOLUCIÓN FRANCESA SEGÚN THOMAS CARLYLE
Prólogo y antología de Ruth Scurr
Traducción y apéndices de Vicente Campos
Ed. Ariel, Barcelona, 2011, 214 páginas.

Ariodante
Agosto 2011

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8 comentarios en “FUEGO Y CENIZAS. LA REVOLUCIÓN FRANCESA SEGÚN THOMAS CARLYLE – Thomas Carlyle

  1. Farsalia dice:

    Bravo por la edición de Carlyle, un libro básico sobre la primera historiografía del tema allá en el Ochocientos, y por la reseña.

  2. Josep dice:

    Como siempre, maestra entre las maestras, debo quitarme la gorra ante vos.

  3. Rosalia de Bringas dice:

    Me ha gustado mucho esta reseña porque, además de la obra, ofrece un estudio sobre el autor y la prologuista, personalizándolos y dándoles un protagonismo del que casi nadie se acuerda.
    Gracias Ariodante.

  4. Rodrigo dice:

    Otro que va al listado de futuras adquisiciones, aun a riesgo de quedar con gusto a poco –digo, por tratarse de un resumen o antología-.

    Gran reseña, Ario.

  5. Davout dice:

    Me has convencido Ariodante. Me lo apunto. Muchas gracias.

  6. cristian dice:

    no me parece que esta sea la critica para dicho libro por que como se dce es la critica

  7. karla dice:

    Esta muy bien me gusto

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