FOUCHÉ – Stefan Zweig

FOUCHÉ, Stefan ZweigDe modesto profesor de seminario a diputado de la Convención, procónsul terrible (apodado «el ametrallador de Lyon») y ministro de sucesivos gobiernos; de feroz revolucionario, enemigo declarado de aristócratas y privilegiados, a poderoso duque de Otranto; de comunista anticipado a su tiempo, contrario a las riquezas y a la propiedad privada, a dueño de la segunda mayor fortuna de Francia; aspirante irresoluto a sacerdote en los inicios de su carrera, luego un febril promotor de la descristianización, más tarde ministro del Cristianísimo Rey Luis XVIII; uno de quienes condenaron a Luis XVI a la muerte, en 1815 allanó el camino al hermano de éste, Luis XVIII… En fin. La de Joseph Fouché (1759-1820) fue sin dudas una trayectoria vertiginosa y tornadiza.

Trabajador incansable, maestro en el bajo arte del disimulo y ducho en el doble o el triple juego, su apariencia de desapasionado burócrata y su preferencia por actuar tras bastidores ocultan, en concepto de Stefan Zweig, a uno de los verdaderos árbitros de su época. Fouché hizo méritos para granjearse los peores epítetos de contemporáneos e historiadores («traidor», «intrigante», «hombre de naturaleza escurridiza de reptil», «abyecto», «amoral», etc.). Zweig, autor de la vivaz biografía que reseño (publicada originalmente en 1929), lo caracteriza como «el más excepcional de los hombres políticos». En él calibra no sólo al traidor, oportunista e inescrupuloso político que indudablemente fue sino también un enigma psicológico, un caso de complejidad espiritual y moral a la altura de sus finas dotes de observador. Traza pues el autor una intensa  semblanza de quien pudo no sólo salir bien parado sino victorioso de los duelos que sostuvo con personalidades como Robespierre y Napoleón (de quien fue «el más antiguo de sus ministros y el más fiel de sus enemigos»).

Fouché no fue el único a quien la Revolución sacó del anonimato, ciertamente, ni el último en beneficiarse del desorden de la época.  Pero sí que fue uno de los pocos que sobrevivieron a la caída de distintos gobiernos sabiendo mantenerse casi siempre en la cresta de la ola. Mientras los demás caían, tanto los poderosos como sus comparsas,  él seguía en pie, a veces salvando la piel por poco. Su táctica preferida fue la de permanecer en segundo plano y operar desde las sombras, no comprometerse a fondo con nadie ni con nada y nunca pertenecer al partido de las minorías. «Monstruo de frialdad», las únicas personas que supieron de su afecto fueron sus hijos y su primera esposa. Aparte, lo único que podía inflamar su temperamento flemático era el atractivo del poder. Una vez que lo hubo probado, nunca pudo desembarazarse de él, voluntariamente. Su mayor debilidad, nos dice Zweig, fue la de no saber retirarse a tiempo.

Zweig presenta a Fouché como el orquestador de la conjura del 9 de thermidor, que acabó con Robespierre (28 de julio de 1794). Se había ganado el repudio del Incorruptible, lo que equivalía a una promesa de muerte; Fouché  no hizo más que adelantársele para evitar su propia caída como víctima del Terror (él, que en calidad de procónsul responsable de matanzas en el Bajo Loira -en complicidad con Collot d’Herbois- había sido uno de sus más cumplidos agentes). A salvo de la guillotina, los vaivenes de la política revolucionaria lo condujeron a prisión, en 1795.  Pronto liberado, siguieron tres años de miseria. Lenta, cautelosamente labró su retorno a los círculos del poder,  desempeñándose como  informador de la policía y volviéndose indispensable para Barras (miembro prominente del Directorio). Aprendió en este oscuro período los rudimentos del trabajo policial y del espionaje interno, de los que extrajo enorme provecho en los años en que se desenvolvió como Ministro de Policía: del Directorio y del Consulado entre 1799 y 1802 (colaboró en el golpe de 18 de brumario, 9 de noviembre de 1799, que llevó a Napoleón al poder); del Imperio entre 1804 y 1811; durante los Cien Días (los últimos del señorío napoleónico, en 1815) y en el transcurso de los meses que siguieron a la caída definitiva del formidable corso.

Entre los pasajes memorables del libro, los correspondientes al antagonismo entre Fouché y Talleyrand, «las figuras psicológicamente más interesantes de su época». Más allá de su contrapuesto origen social (aristócrata de nacimiento Talleyrand, Fouché hijo de humilde comerciante), ambos pertenecían al mismo tipo moral; por lo mismo es que se detestaron cordialmente. Notorios entre los ministros de Napoleón, supo éste sacar partido de su enemistad «para estimularlos y al mismo tiempo para tenerlos a raya». Nuevamente juntos en 1815 en tanto asistentes de Luis XVIII (para escándalo de quienes veían en Fouché a un regicida y al último y más deleznable residuo de la revolución), fue Talleyrand el encargado -para deleite suyo- de desahuciar a su rival.

Fouché ocupó un último puesto oficial como embajador ante la Corte de Dresde, del que fue prontamente destituido. Condenado al destierro, falleció en Trieste en 1820.  

El libro es, a mi entender, una excelente muestra de la pericia lograda por Stefan Zweig en el género biográfico, y proporciona una lectura apasionante y entretenidísima, por completo recomendable.

– Stefan Zweig, Fouché. Editorial Juventud, Barcelona, 2007. 224 páginas.  

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29 comentarios en “FOUCHÉ – Stefan Zweig

  1. Koenig dice:

    Un personaje interesantísimo y un estupendo ejemplo de superviviente.

    Creo que fue Talleyrand, su igual, quien dijo de él que era una «mierda envuelta en una media de seda».

    Pues no me arrepiento de que me hayas suplantado el lunes, Rodrigo, buena reseña.

    Saludos.

  2. Incitatus dice:

    Buena reseña Rodrigo. El libro apetece tanto por el autor, como por el personaje, como por la forma en la que nos animas con esta resaña. Es una de las personas más importantes de todo el proceso revolucionario.

    Abrazos

  3. Valeria dice:

    Conocí a este personaje por un artículo de periódico escrito a propósito de la puesta en escena de la obra de teatro «La Cena», que me hubiese gustado ver (y no pude). Y me pareció interesantísimo, lo que tiene mucho mérito en mi caso, porque la Revolución Francesa es un tema histórico sobre el que lo desconozco casi todo.
    Si la biografía es de Zweig y encima la recomienda Rodrigo, ¿qué queda, sino apuntarla en la lista de futuribles?

  4. Ariodante dice:

    ¡¡¡Mi más ferviente enhorabuena, Rodri!!! Fenomenal reseña, fenomenal personaje…y fenomenal biógrafo. ¿Qué puede salir de este mix? Pues el resultado que tenemosa la vista. Curiosamente, y a pesar de que mi marido me la lleva recomendando desde años, aún no he leído esta biografía de Zweig, y la tengo en casa, por supuesto, asi que…tendré que tomármelo en serio.
    Ahora que aun estoy en la órbita francesa, después de leerme Los salones europeos, creo que podría seguir con Fouché.
    Cierto, Tallyerand era otro que tal…Siempre recordaré la peli basada en la biografía de Maria Antonieta de Zweig (otra obra maestra) y la carita de pillo que le pusieron.

  5. Urogallo dice:

    Gran reseña sobre un gran personaje, y por fin una reseña sobre un libro que tengo en la pila y que espero empezar pronto.

    Por cierto, lo de la media yo lo he leído siempre con Napoleón y Talleyrand como protagonistas.

    De Fouché se podrían decir muchas cosas, pero no precisamente que fuese elegante.

  6. Rodrigo dice:

    Agradecido como siempre, estimadísimos compañeros.

    Ejem. A mí me ha dado un poco de repelús verme suplantando a Koenig un día lunes. (Bueno, bueno.)

    Me parece que Urogallo lleva la razón, Koenig. Creo haber leído en alguna parte -no en el libro de Zweig- que fue Napoleón quien se refirió a Talleyrand en los términos que refieres. Mmm, tal vez en la biografía de Napoleón escrita por Vincent Cronin, pero, diantre, no estoy seguro.

    Emil Ludwig formula exactamente la misma idea de Zweig sobre la dupla Fouché / Talleyrand, acaso de modo más terminante: que “le servían de algo sólo porque se detestaban, se vigilaban y se denunciaban de continuo mutuamente”.

    Valeria, no es que mis conocimientos sobre la Revolución Francesa sean muy profundos, pero sí que es un tema interesante. Como tantos otros.

    La verdad es que la firma de Zweig es suficiente garantía de calidad, tal como sugieren Uds., Valeria, Ariodante e Incitatus. Así pues, no creo que haya pérdida con este libro.

    Saludos.

  7. Koenig dice:

    Pues igual fue de Talleyrand.

    ¿Cómo se decíais que se llamaba el austríaco ese que me esconde las cosas?

  8. Rodrigo dice:

    Alsaimer, o algo así. :-)

    ¿Tan joven, y ya te molesta este señor?

  9. Urogallo dice:

    Yo pensaba que iba a decir Metternich.

  10. Koenig dice:

    ¿Freud?

    No, ese no era.

  11. Valeria dice:

    ¿Stefen Zweig?

  12. Miles dice:

    Buena reseña y buen libro, lástima que sea un estudio clásico, este personaje merecería un estudio histórico renovado. En cuanto a la obra de teatro La Cena, la ví y fue excepcional, lo mejor que vi en muchos años, execepcionales Carmelo Gómez y Josep Flotats, pero no te preocupes Valeria, está publicada y la tienen en algunas bibliotecas públicas, la recomiendo y mucho, yo acabé comprando la obra, trata de la noche anterior a la entrada en París, ocupado por el ejército aliado, de Luis XVIII, y la «negociación» entre Talleyrand y Fouché para que el último apoye al nuevo rey, es el único que puede impedir su coronación al controlar el gobierno y la Guardia Nacional. Por cierto, debería tener una reseña tan buena por parte de Rodrigo.

  13. Rodrigo dice:

    Muchas gracias, Miles.

    Yo no lamento que se trate de un estudio clásico, pero supongo que sí, sería interesante contar con un estudio más reciente. Creo que la de biografía de Louis Madelin, en dos volúmenes y no traducida al castellano, es la más completa de Fouché. Algo añosa; de hecho, Zweig la menciona como su principal fuente documental. (De Madelin hay un libro publicado hace unos años por Vergara/Ediciones B: “Los hombres de la Revolución Francesa”.)

    ¿En bibliotecas públicas? Lo tengo un poco difícil: vivo en Santiago de Chile.

    Saludos.

  14. Bernardo de Iberia dice:

    Indudablemente personaje interesante, ¿ no estudiaría en un colegio jesuita ?
    Pues no fueron lo jesuitas expulsados de francia años antes de la revolución?
    Urogallo ha mencionado a metternich y a los Rotschild ?

    es una etapa de la historia fascinante, pero tal vez nadie haya contado todavía la verdadera historia, solo la historia de personajes secundarios como el tal fouché, simples marionetas de un poder oculto, un historiador librepensador dijo: a partir de la revolución francesa la aristocracia mundial se transformó en kriptocracia, de hecho en 1776 nació EEUU, los enigmaticos iluminatis y Napoleón como marioneta limpió europa de futuros revolucionarios, pues el mismo los sacrificó en el frente ruso, ¿ quien manejaba los hilos de la marioneta llamada Napoleón ?

    ¡ Algún día habrá algún historiador o novelista que sea capaz de iluminarnos con la verdad !

    Mientras tanto me conformaré con novelitas como » El veneno de napoleón » de Edmundo Diaz Conde, 2008

    chao

  15. Koenig dice:

    Zzzzzzzzz

  16. Valeria dice:

    Yo cada vez que leo a este sujeto, me acuerdo del Frente Popular de Judea de «La vida de Brian».

  17. Urogallo dice:

    A mi se me parece más al Frente de Liberación Judaico, de la misma película.

  18. Koenig dice:

    Pues por no ser menos, a mi me tiene que recordar al frente judeo de liberación de judaica. O algo por el estilo.

    Salute.

  19. Rodrigo dice:

    (Madre mía, ¿cuánto más puede alguien ponerse en ridículo?)

    No te enteras de nada, Bernardo. Tu colega en menesteres misteriológicos, Dan Brown, hace rato que dio con la clave de todo.

  20. Akawi dice:

    No Rodrigo. Este muchacho, Bernardo sabe tanto, tanto de todo, que por eso habla con extrema superioridad en todos los hilos, para que aprendamos nosotros, pobres incultos, que no llegamos a entender sus doctas explicaciones.
    Yo cómo soy tan ignorante, paso olímpicamente de Bernardo de….(cada vez un lugar), jamás, jamás podré comprender al listillo de turno.

  21. lucano dice:

    Hola Rodrigo. Aunque hace meses que publicaste la reseña y el hilo queda un poco antiguo, no me resisto a felicitarte por ella. He leído el libro hace pocos días y me ha resultado extraordinariamente revelador. Qué triste sombra la estatura de los políticos actuales frente a la de un Fouché o un Talleyrand, sin que por ello hayan mejorado un ápice desde un punto de vista moral…y qué penetración la de Zweig para llegar hasta el núcleo de la personalidad de este complejísimo personaje, presentándolo de forma tan sencilla de comprender…un diez a tu reseña y al libro. Muchas gracias. Un cordial saludo.

  22. Rodrigo dice:

    Pues, gracias a ti, Lucano.

    Es verdad que la agudeza sicológica de Zweig era formidable. No menos sorprendente era su capacidad de admirarse ante personajes de talla moral más que dudosa, como Fouché y Talleyrand; pero es que, según se desprende de la lectura del libro, su propia concepción de la política era cuando menos escéptica y realista. Encima, su misma penetración lo llevaba a fascinarse ante los intrincados vericuetos del respectivo biografiado conforme progresaba en su estudio (se tratase de Fouché, Calvino, Dostoievski u otros).

    Un hombre como éste, Zweig, cuya sensibilidad extraordinaria le permitía captar las luces y sombras de la naturaleza humana así como apreciar los bienes de lo que llamamos civilización, debía sentir como pocos el hundimiento de su amada Europa.

    Saludos.

  23. Ascanio dice:

    Querido Rodri, debido a una novela que estoy leyendo ahora, he recordado que habías publicado una reseña de Fouché. Aunque tarde (ha pasado más de un año) no quiero dejar de felicitarte por ella ahora que la he leído (creo que por primera vez; y entono el mea culpa por esta acumulación de reseñas por leer…)
    No cabe duda de que Fouché es el típico superviviente que se mantuvo toda su vida en el filo de la navaja. Y si la biografía es de Zweig, ya estamos hablando de palabras mayores.
    Me gustaría preguntarte, ¿habla en el libro del binomio Fouché-Tallien como artífice de la caída de Robespierre? ¿O le adjudica todo el «mérito» a Fouché?

  24. Rodrigo dice:

    Gracias, Ascanio.

    Tallien. Creo que Zweig lo menciona pero tendré que verificarlo luego, libro en mano. Lo que sí recuerdo claramente es que le carga la responsabilidad mayor a Fouché. Y sí, la firma de Zweig es garantía de calidad.

    A propósito, ¿qué novela es la que lees?

  25. Ascanio dice:

    Pues es una novela que está reseñada en Hislibris (por Aretes, creo) y que me regaló hace un tiempo un habitual de estas páginas: La cinta roja, de Carmen Posadas.
    No está mal; a veces adolece de ser demasiado «didáctico», pero a su favor hay que decir que suelen ser pasajes que están bastante bien entrelazados con la historia y que no rechinan en plan «te voy a contar la historia de los reyes godos ahora que tengo un ratito, para que veas lo mucho que me he documentado».
    No está mal, tampoco es para tirar cohetes, pero no deja de ser entretenida y correcta, que ya es mucho decir en estos tiempos.
    Te preguntaba lo de Tallien porque el personaje aparece en la novela, y la autora le da un papel bastante importante en la caída del «Incorruptible».

  26. Rodrigo dice:

    Ajá. Pos que me ha picado el bichito de la curiosidad con ese personaje. Revisaré la reseña de Aretes.

  27. Si he leído este libro de Zweig sabio de las biografías ; Puedo recordar las palabras de Balzac que cita Zweig en su biografía sobre este ; «Que espectáculo tan triste es ver que hasta nuestros sentimientos mas puros son movidos por el dinero» ,Fouché carecía de convicciones, es un arte de los políticos de los cuales es un caso excepcional, muy diferente al de Talleyrand , intelectual y político, por otra parte Meternich y otros gestionaron el mapa de las antiguas fronteras de Europa .En el caso de Talleyrand con esta época se puede leer a Emile Dart «Napoleón y Talleyrand». Por otra parte todos estos hombres tuvieron una inteligencia descomunal, tal vez solo superada por Mirabeau. Todo lo que se dice en este hombre llamado el genio tenebroso .

    Jorge López Zegarra

  28. Rodrigo dice:

    Tomo nota de la recomendación, Jorge. Gracias.

  29. Rubal dice:

    Muy buenos comentarios.
    Fueron varios complotados, Zweig se apasionaba mucho.

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