ESTALINISMO EN GUERRA. 1937-1949 – Mark Edele

Mediante este ensayo, Mark Edele, catedrático de Historia en la Universidad de Melbourne y especialista en historia soviética, analiza el desarrollo y evolución de las fuerzas armadas soviéticas como parte integrante de un plan deliberadamente programado por Stalin como medio sumamente eficaz para proteger y salvaguardar la integridad de la Unión Soviética, en base a un territorio peligrosamente extendido a lo largo de los años treinta y cuarenta y potencialmente objetivo de sufrir un doble frente bélico. Esto no significa que su política económica, industrial, social y bélica fuese eficiente, como demuestran, las hambrunas sufridas en algunos de los territorios de influencia soviética, los millones de bajas sufridas y las inmensa cantidad de material bélico perdido en las guerras disputadas. Sin embargo, y a pesr de todo ello, Stalin solo conoció victorias entre los años 1937 y 1949.

Precisamente Edele, nos traslada en su análisis a una serie conflictos que enfrentó a la URSS con una serie de países, hasta la guerra con la Alemania de Hitler. Unos años antes de la Segunda Guerra Mundial, la preocupación de Stalin estaba dirigida hacia Oriente, donde una política de intenciones con una China en plena guerra civil, su intervención contra la minoría coreana en territorio fronterizo y el temor a que la política imperialista japonesa provocase una guerra en ese frente, motivó una especie de guerra preventiva contra Japón, que si bien movilizó un número no excesivo de medios militares, sí que se convirtió en una victoria soviética encaminada a apaciguar a Japón y neutralizarlo durante los años venideros.

Mientras, la política interior de Stalin estaba protagonizada por las llamadas revoluciones desde arriba, en su búsqueda de la consecución de una revolución industrial, una revolución agraria y una revolución cultural, que llevaron al país a sufrir un verdadero hostigamiento y persecución en cuanto al mundo agrario y más tarde, desembocar en acontecimientos conocidos como el Gran Terror, provocado en dos fases, entre 1934 y 1938. La colectivización y la persecución de elementos supuestamente traidores al Estado llevaron al país a una posición mucho más débil en vísperas de 1939, de lo que se encontraba en 1937. Y sin embargo, el poder, esa dualidad del Poder-Estado, ya estaban consolidadamente asentado en la figura de Stalin. Lo demás ya era cuestión de buscar la eficacia de un sistema altamente ineficiente, pero basado especialmente en el concepto de sacrificio por la Patria, mediante una apuesta industrial y humana sin cuartel, llevándolo hasta la gran victoria sobre Berlín en 1945.

Estos sucesos no se circunscribían solo al territorio soviético. Los Países Bálticos, Ucrania, Bielorrusia e incluso Finlandia, fueron campos de batalla que se alargaron en su componente bélico hasta el año 1949. El tratado con Berlín en cuanto a la partición de Polonia, llevó de calle a la población rusa que no entendía cómo era posible esa alianza, y más, con la cantidad de material, petróleo y caucho que la URSS exportaba a Alemania. Sin embargo, una vez comenzada la invasión de Polonia por Hitler y a pesar de ese tratado, Stalin no movió pieza hasta que la práctica totalidad del país estuviera en manos alemanas, obligando a estos a retirarse de parte del territorio polaco tras su victoria. Cuando se inició la Operación Barbarroja, dos factores llevaron a la URSS a soportar el empuje alemán a pesar de las derrotas acumuladas en la segunda mitad de 1941. Por un lado, la cantidad de medios humanos establecidos al servicio de Stalin, incluso aquellos que pudo retirar de Oriente gracias a sus movimientos establecidos en 1937. Por otro, la capacidad de movilizar su industria en retaguardia. A esto hay que añadir su presencia casi constante en Moscú, al frente de la resistencia. Con todo, y tras ir acumulando victorias en el frente a partir de 1943, la Unión Soviética se encontró con una peligrosa guerra de retaguardia repartida en los frentes internos de Ucrania, Bielorrusia y los Países Bálticos, donde los nacionalismos reaparecieron en plena guerra para alargarse en el tiempo hasta la derrota alemana, en territorio ya conquistado por el ejército rojo.

Todo estos acontecimientos liderados por un Stalin rocoso y poderoso, llevaron a la URSS a copar todas sus victorias, paralelamente a un proceso industrial, social/racial, económico y bélico, generando estragos internos, grandes hambrunas, procesos estalinistas de persecuciones y asesinatos, hasta llevar al país y a su líder a fagocitar, en cierta manera, la victoria aliada tras la 2ª Guerra Mundial, al oscuro devenir de la Guerra Fría y a su aislacionismo de occidente, como cabeza visible de un gran Imperio creado a su imagen y semejanza.

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Mark Edele. Estalinismo en guerra. 1937 – 1949, Desperta Ferro Ediciones, 2022, 304 pp.
     

5 comentarios en “ESTALINISMO EN GUERRA. 1937-1949 – Mark Edele

  1. Farsalia dice:

    En la pila aún… a ver si pronto le hinco el diente.

    1. Iñigo dice:

      Se lee en un plis plas y en general va al meollo sin divagar.

  2. Me lo leí bastante rápido. Debo decir que el apartado que más me gustó fue el dedicado a las repúblicas bálticas tras la SGM. Es un tema muy interesante la lucha del Ejército Rojo contra las insurgencias nacionales de estos países.

  3. David L dice:

    Estoy totalmente de acuerdo con la reseña, es un libro que se lee fácilmente, son capítulos en los que se expone sin grandes florituras lo que fue el estalinismo en guerra. Uno de los puntos fuertes es el tema de la posición soviética en su zona oriental, un espacio de guerra muchas veces obviado frente a la magnitud de su frente occidental y que no puede desde luego considerarse como un hecho secundario en el desarrollo global del conflicto para la URSS. Los desplazamientos masivos de población, otra característica del estalinismo en guerra, son expuestos con crudeza gracias al aporte testimonial de alguno de los desplazados; brutalidad e inhumanidad juntos de la mano.

    Otro punto fuerte de este trabajo, ya mencionado anteriormente, es el de la “pacificación” de los territorios en Ucrania, Bielorrusia y los países Bálticos una vez finalizada la contienda. Sin posibilidad alguna de alterar el dominio estalinista la resistencia tuvo su protagonismo en aquellas fronteras, pero sin posibilidad alguna de alterar el statu quo imperante tras la victoria de la URSS en la Segunda Guerra Mundial.

    En definitiva, muy recomendable trabajo sobre el papel del llamado “estalinismo en guerra “y con la ventaja además de ser una lectura muy fácil de leer.

    Saludos.

    1. Iñigo dice:

      Totalmente de acuerdo David L. Gracias por tus jugosos comentarios.

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