ENTREVISTA A JOSÉ FERRER, AUTOR DE HOMERO Y LOS REINOS DEL MAR

José Ferrer González (heterónimo de José Vicente Pascual) nació en Madrid, allá por los calores de 1956. Ha residido en Granada la mayor parte de su edad, si bien otras ciudades vinculadas a sus tránsitos son Barcelona, León y Sevilla, donde vive actualmente.

1-¿Cuáles son sus estudios y actividad principal?

Soy doctor en Ciencias Físicas por la universidad Complutense de Madrid, doctor en Humane Letters por la universidad de Tucson (Arizona – USA), y Licenciado en Musicología Sacra Medieval por la Facultad de Teología Católica de la universidad de Viena. Actualmente imparto cursos de Composición y Armonía en el Conservatorio Superior de Música de París, actividad que compagino con la dirección del Grupo de Análisis de Posiciones Binarias Intermedias en el Desarrollo Resolutivo de la Conjetura de Goldbach (Departamento de Teoría de Campos de la Facultad de Ciencias Exactas, universidad de Lovaina, Bélgica).

Mi actividad principal es la fabulación.

2. ¿Cómo llegó a la literatura?

Más bien la literatura llegó a mí en época muy temprana, durante la niñez, cuando aún no podía entender en su cabalidad los contenidos de muchos libros que había en casa y sin embargo intuía que aquellos volúmenes, desde su silencio en los estantes del mueble donde estaban guardados, encerraban historias fantásticas, vidas prodigiosas, pasiones y aventuras y, en definitiva, el clamor de la existencia. Me di cuenta de que para tener y gozar muchas cosas no era necesario poseerlas sino que podía imaginarlas y, torpe pero voluntariosamente, escribirlas en un papel. La mayoría de los niños suelen dibujar el mundo con muchos colores de colegio; yo siempre he sido un negado absoluto para dibujar, pero podía escribir «cuentos» de página y media que me hacían soñar y casi ser feliz. Así empezó todo, tal como lo recuerdo. El resto de la andadura se parece a la de cualquier otro escritor como el as de oros a un huevo frito.

3. Tras la lectura de Homero y los reinos del mar, compruebo que su obra es extensa, y he de reconocer que para mí, desconocida por completo, ¿Qué temas predominan en su obra? ¿Cuáles prefiere, por cuales siente predilección?

Escribo para explicarme el mundo e intentar representarlo de manera eficiente, en su natural y perpetuo estado de indagación. Como señalaba el antiquísimo sabio, «el arte no consiste en la representación de las cosas sino en representar la esencia de las cosas». Lo cual me condena a pertenecer al gremio de escritores que creen todavía en la posibilidad de hacer una literatura que vaya dos o tres pasos más allá del entretenimiento; lo que a su vez nos aboca, como usted muy bien señala, a ser muy conocidos en nuestra casa. No son nuestros mejores tiempos, pero tampoco los peores. No me lamento porque los individuos tenemos que ser consecuentes con nuestras decisiones y a un servidor nadie le ha obligado a seguir tal o cual sendero en los caminos de lo literario. Sobre los temas que me interesan, como comprenderá, debo responder que todos, y ese «todos» se resume en uno solo: La capacidad de la literatura para convertirse en cauce expresivo del «misterio» de la conciencia humana, y por qué se manifiesta de manera diferente en cada situación particular y en cada momento de la Historia.

4. Su conocimiento de los clásicos se trasluce en esta novela, ¿cree que todas las mitologías mediterráneas están emparentadas?

Absolutamente, y no sólo las mitologías puramente mediterráneas sino todo el sustrato elemental, fundacional, de la civilización. Desde los relatos mesopotámicos de la saga de Gilgamesh (siglo XVIII AdC), al mito artúrico, pasando por la narración bíblica, las epopeyas homéricas, etc., siempre encontramos elementos comunes y decisivos que subrayan la aparición tanto del héroe como del motivo argumental de cada historia: el diluvio, la tempestad, el naufragio (que considero metáfora del renacer), y otras figuras clásicas de la literatura, aparecen con una recurrencia enternecedora, como si al ser humano, en todas las épocas, le hubiesen preocupado los mismos enigmas y hubiera sentido sobrecogimiento por la constatación de idéntico fenómeno: los pueblos y las naciones desaparecen, las civilizaciones se derrumban, las «eras» pasan y no queda de ellas más que un vago recuerdo difuminado entre leyendas… pero el espíritu humano siempre permanece y siempre continua adelante. La dispersión babélica es más que una metáfora, representa el dolor de la humanidad al reconocer que unas culturas y otras, distintas en lo formal (la expresión) pero idénticas en su esencia, deben acudir a destinos difrentes, los cuales tarde o temprano acabarán enfrentándose en lucha por la supervivencia y la supremacía.

5. ¿Considera al personaje de Adhnes como un alter ego de Homero?

No necesariamente. Como usted ha leído la novela, sabe que al final se establece una evidente concomitancia existencial entre Homero y el escriba-relator Adhnes, pero eso no significa que haya recurrido (al menos no era mi intención), al juego del desdoblamiento para explicar el sentido de un personaje mítico como es Homero. En realidad, de Homero y su biografía apenas sabemos nada, ni siquiera estamos seguros de que existiera, y lo más probable es que el calificativo de omerós (el ciego, a quien en la novela llamo el que camina en lo oscuro), fuese aplicado a todo aquel que se dedicara al oficio de entretener a sus vecinos contándoles historias antiguas sobre héroes y hechos fabulosos, recibiendo a cambio la compensación de un vaso de vino, como nuestro entrañable Berceo, o techo y comida, alguna dádiva y, en el mejor de los casos, una moneda. Adhnes, por su condición de escriba y su convencimiento de que este arte ha de librarlo de la esclavitud del trabajo vertiendo su sudor sobre la tierra, emprende una andadura vital muy semejante a la de Homero. Es inevitable, por tanto, que sus destinos acaben confluyendo.

6. ¿Coincide su opinión con la de Doreias, la anciana sacerdotisa? ¿El ocaso de los héroes se debe a la caída mortal del espíritu? ¿Podríamos compararlo a la caída de Roma, frente a los bárbaros?

Los héroes y los dioses vivieron siempre y exclusivamente en el ámbito de lo literario, sobre todo en épocas en las que no se ha establecido una diferenciación tajante entre el relato religioso y el literario. Su ocaso se debe en efecto al desmoronamiento del espíritu de una época. La anciana y sabia Doreias equipara ese «espíritu de los tiempos» al espíritu humano en general porque ella, naturalmente, no ha conocido otra cosa. Sin embargo, en una demostración de su lucidez y también confianza en el futuro, envía lejos de Ítaca a sus discípulas Zora, Adrienne y Cirylla, al escriba Adhnes y al resto de fugitivos del desastre en las Islas de Occidente, encareciéndoles que preserven ese espíritu, el legado del templo de Hestia, es decir, ni más ni menos: la civilización; de la cual conservan, a modo de reliquias, las tablillas de barro con inscripciones antiguas que no pueden entender ni descifrar pero que reconocen como parte fundamental del sustrato ideológico de esa civilización que se verán obligados a refundar en otros lugares lejanos.

Evidentemente puede establecerse un paralelismo entre el desmoronamiento del imperio romano y las convulsiones sociales y políticas que hicieron sucumbir al mundo micénico, veinte siglos antes. Una época acaba y otra se inicia, y el tránsito siempre es muy conflictivo, a menudo sangriento. El final del mundo micénico es una consecuencia de la transición de la Edad del Bronce a la Edad del Hierro; así como la caída del imperio romano marca el fin del mundo antiguo y el advenimiento de Edad Media. Fíjese que, por ejemplo, a los dorios que invadieron el Peloponeso tras la caída de Troya, los autores más arcaicos los llamaban barbaroi. Es el mismo concepto: el extranjero que llega desde remoto, hace trizas nuestra civilización y se instala en el poder. Mas no olvidemos que ese espíritu humano al que antes me refería siempre acaba por sobreponerse a sí mismo. De los barbaroi que destruyeron la cultura micénica y minoica surgió la Grecia clásica, las grandes ciudades-estado como Atenas, Esparta, Corinto y tantas otras. Son los predecesores de Pericles, Leónidas o Alejandro Magno, y también de Epicuro y Demócrito, de Aristóteles y Platón, de Fidias y Policleto. Creo que incluso inventaron la democracia. Y de los bárbaros que asolaron el imperio romano, qué voy a decirle: somos sus herederos, de la misma manera que lo somos del mundo clásico grecolatino.

7. El destino rige las vidas del mundo clásico; ¿cree que seguimos regidos por el destino o existe la libertad, el libre albedrío?

Aunque desde el punto de vista literario el fatum siempre ha dado y dará bastante juego, no creo en el destino. Nada está escrito, aunque todo esté dicho. O al revés, según argumenta Augusto Monterroso: nada está dicho aunque ya todo ha sido escrito. La libertad es una posibilidad, un anhelo y un derecho de las personas. La libertad real para poder ser realmente libres (perdón por el juego de palabras), ya es algo más complicado, una tensión perpetua que nos remite al principio del problema: la libertad como ideal, como legítimo destino de los individuos. En ese destino sí que creo.

8. ¿Considera que una novela histórica puede tomarse licencias respecto a la historia real en función de la acción y la trama de la novela?

No parece muy conveniente. La fuerza de la novela está en sus personajes y en la propia solvencia del argumento que se narra. Por tanto, no debería buscarse el reacomodo de hechos históricos para que luzcan mejor en la trama literaria. El pasado, ni puede rehacerse ni conviene rescribirlo… pero dejemos el tema porque acabaremos hablando de política, usted ya me entiende.

Cosa distinta es escribir sobre épocas de las que apenas hay documentación, o la misma es confusa, o se trata de acontecimientos que por su misma índole resultan vagarosos, controvertidos, sujetos a interpretación porque el relato fiable de lo sucedido aún está por establecer. En ese caso el novelista puede gozar de mucha más libertad para construir su historia sin sujeción obligatoria a condicionantes inamovibles.

9. ¿Qué autores son sus preferidos?

Si hablamos de novela histórica, Alejo Carpentier y su El siglo de las luces, José Saramago y su Memorial del convento, Robert Graves y su Yo Claudio, Yourcenar y sus Memorias de Adriano… y algunos más que no cito por no pecar de prolijo. Prescindiendo de etiquetas sobre géneros y subgéneros, y aparte los autores mencionados, puedo citarle otros cuantos, unos pocos para no hacer la lista interminable: Thomas Bernhard, Charles Bukowski, Miguel Espinosa, Malcolm Lowry, Robert Musil; y de unos años a esta parte, desde El mal de Montano, el escritor con más sentido del humor que conozco: Vila-Matas. Desde luego no puedo omitir a mis absolutamente imprescindibles Álvaro Cunqueiro y Josep Pla. Desde pequeño me enseñaron que había que leer mucho y variado. Espero haber salido aplicado en la tarea, al menos en lo que a multiplicidad de gustos se refiere.


10. Su producción es extensa y variada, ¿tiene en preparación una próxima obra? ¿Puede hablarnos de ella, en su caso, o prefiere no anticipar?

La verdad es que no quiero anticipar demasiado sobre la novela en la que trabajo actualmente, porque hacerlo siempre me ha dado mal fario. Sólo puedo adelantarle que no se trata de una novela histórica y que la acción comienza en Praga. Mas no me refiero a esa Praga en la que piensa la mayoría de la gente, un mausoleo austrohúngaro convertido en parque temático para turistas, sino en la Praga más verdadera y por supuesto mucho más fascinante de Meyrink, el rabino Judah Loew y el solitario Adriano Peramato, que enloqueció por entre los sombríos recovecos del gheto judío y llegó a la propia destrucción en las siniestras alturas de la catedral de San Vito. Fue esa ciudad gélida, oscura, grandiosamente inútil, sepulcral y extrañada de sí misma, con la memoria cautiva entre la necesidad de olvidar y la obligación de mantener nociones básicas sobre su ser, la que me cautivó hace tiempo y sobre la que ahora me apetece escribir unos cientos de páginas. Le prometo que no serán tantas como en Homero y los reinos del mar.

Le deseamos una muy buena difusión de su obra y esperamos que consiga llegar a un amplio público.

     

38 comentarios en “ENTREVISTA A JOSÉ FERRER, AUTOR DE HOMERO Y LOS REINOS DEL MAR

  1. juanrio dice:

    Genial esa respuesta «Escribo para explicarme el mundo…» A veces ni así lo conseguimos.

  2. ARIODANTE dice:

    Si, y no sólo esa respuesta; en general, todas me parecen muy ilustrativas y razonadas. Por eso pensé que seguro os gustaría leerlas aqui.

  3. Clío dice:

    Estupenda entrevista Ario, y peculiar el personaje ¿no?, eso sí coincidimos en algunos gustos: Memorial del convento, Memorias de Adriano, Yo claudio…

  4. pepe dice:

    Magnífica entrevista que no había tenido ocasión de leer hasta ahora (es un decir, porque ocasión había tenido pero no me había dado la gana leerla). La primera pregunta me ha parecido al principio un poco impertinente, pero después la respuesta me ha parecido tan buena que he dado en pensar si la pregunta no habría sido sugerida por el mismo entrevistado. Sin haber leído más que ésa y la de los gustos literarios, a mi ya me tiene ganado, aunque me gustaría preguntarle (caso de que lea esta página) antes de leer un libro suyo si en ellos hace gala del sentido del humor que ha demostrado en la primera respuesta.

  5. ARIODANTE dice:

    Vaya, Pepín: ¿crees que a un autor es impertinente preguntarle sus estudios? ¡Pues vaya! Yo creo que cuando alguien realiza un trabajo y lo publicita, ha de estar abierto a hablar de sí mismo. ¡No todos son como Salinger! Por supuesto que él no me ha sugerido ninguna pregunta, al contrario, la idea de entrevistarle partió e mi, que al leer el libro y no encontrar demasiada información sobre el autor, ideé la entrevista precisamente para despejar incógnitas. Y por otra parte, me pareció que mi ignorancia podría ser compartida por más personas y sería bueno ilustrarles sobre un autor que para mí ha sido un hallazgo.

  6. ARIODANTE dice:

    Y cierro, que me voy al tren. Continuaremos en Madrid.

  7. pepe dice:

    Ariodante, preguntar por los estudios a cualquiera, sea autor literario o sexador de pollos, es impertinente, como no sea que se trate de una entrevista de trabajo. A los políticos se les puede preguntar, claro está, porque cuando se presentan a unas elecciones están dentro de este último supuesto. No comparto en absoluto tu afirmación de que si alguien realiza un trabajo y lo publicita tiene que estar dispuesto a hablar de sí mismo (principio que figura entre los primeros en el ideario de la prensa rosa). Sin embargo, la pregunta ha dado pie a una respuesta genial, y me alegra saber que la entrevista ha sido fruto de una iniciativa personal que aplaudo con entusiasmo. Mañana seguimos.

  8. cavilius dice:

    He acabado de leer no hace mucho Homero y los reinos del mar y puedo garantizar que al autor le gusta fabular, y mucho. Tanto como al protagonista de esa novela, Adhnes, que quizá sea un alter ego del autor mismo más que de Homero.

    Y sin ánimo de avivar polémicas, tengo que decir que comparto el juicio de pepe respecto a la supuesta disposición tácita a hablar de sí mismo quien haga público o publicite un trabajo, sea el que sea.

    Excelente entrevista, por cierto.

  9. pepe dice:

    Voy leyendo la entrevista de a poco y encuentro una afirmación que es muy susceptible de polémica: «Una época acaba y otra se inicia, y el tránsito siempre es muy conflictivo». En otro tiempo, los maestros de la argumentación, los tahúres de la retórica y los pistoleros del silogismo que había en Hislibris se habrían lanzado a la discusión entonando alegres cantos de batalla. ¿Qué se ha hecho de los magos de la retórica? Los grandes sofistas que en el mundo han sido hace tiempo que viven retirados del mundo. Arauxo, uno de los más grandes…polemistas, ya no se pelea con nadie (como no sea con Ascanio para que le deje ver el fútbol en la tele) y Koenig se ha matriculado en un curso de bordado. ¿Y los demás? Mañana celebraremos el V Centenario y no tengo más remedio que ser pesimista. Espero que en algún momento de este fin de semana tengamos un rato para la reflexión; que hilos sobre temas tan interesantes como el de la Inquisición se despachen con unos pocos comentarios apresurados me parece motivo de preocupación, la verdad.

    1. Javi_LR dice:

      Es cierto, Pepe. Yo encuentro poco tiempo ahora, pero unos minutines sí que tengo para echarlo de menos. De todas formas, ha habido momentos peores, no te creas. Hace unos días, la entrada del Islam generó cierto debate interesante en algunos puntos. Pero no es cuestión de quejarse, sino de hacer lo posible para que sea de otra manera.

      Cavi, yo también estoy con lo que señalas. De hecho, estoy a favor de los seudónimos más ocultistas que se puedan dar. Cada autor tiene derecho a la celebridad, si procede, o al anonimato. Faltaría más.

  10. Hola a todos. Gran invento el de las alertas en el correo electrónico: me permite volver a Hislibris y encontrar, con mucha gratitud, todos estos comentarios sobre la entrevista que Ariodante tuvo la amabilidad de enviarme hace unas semanas. No me gusta irrumpir en los foros de las páginas web a las que no estoy suscrito o en las que no participo asiduamente; me parece una falta de respeto hacia ese «familia» (aunque sea muy grande), que suele articularse en cada sitio. Casi todos se conocen, saben sus gustos y casi prevén las opiniones del vecino (el último post de Pepe es revelador en este sentido). Creo que para entrar y opinar a saco en un foro de estas características, primero hay que «ganarse el derecho», participando, aportando, etc.
    Pero como hay una pregunta directa del mismo Pepe, creo que lo cabal es contestarla. O sea que perdón por el abordaje.
    Estimado amigo, el sentido del humor, como bien sabe, es un recurso más de entre muchos a la hora de montar el entramado novelístico. Procuro no recurrir a él con frecuencia, pues lo poco gusta y lo mucho cansa, pero hay ocasiones en que no puedo evitar cierta tendencia a lo satírico, y me sale de natural. Eso sí, puedo asegurarle que la víctima principal de mi sentido del humor soy yo mismo. La verdad es que nunca he acabado de fiarme de los autores que se toman demasiado en serio a sí mismos y van de trascendentes, profundos, necesarios como el pan de cada día para el cuerpo y lo poético como alimento del espíritu. La mejor manera de iniciar una entrevista -estoy casi convencido -, es desacralizar al autor para, de inmediato, empezar a hablar de lo que interesa: la literatura. Al lado de la literatura, como diría mi abuela, no somos nadie. Nadie es imprescindible para el Gran Arte -los únicos imprescindibles que reconozco son Mozart, que no escribía novela, y Casillas en la portería de la selección española de fútbol -; aunque casi todos los autores son valiosos para ir enriqueciendo el compendio. Unos más que otros, evidentemente… aunque, como decía Óscar Wilde (creo que fue él), «qué aburrido un firmamento donde sólo hubiera grandes astros, vacío de estrellas remotas, brillantes en la infinita lejanía, tan aburrido como una literatura compuesta sólo por aparatosos nombres». En fin, es un convencimiento tan discutible y espero que respetable como cualquier otro.
    La pregunta sobre mis estudios -no sugerida, tampoco impertinente, por supuesto: no hay preguntas impertinentes sino respuestas inapropiadas -, me vino de perlas, es verdad, para establecer con la amiga Ariodante las normas básicas que, creo, deben regir una entrevista: «Usted pregunte lo que quiera que yo responderé lo que me convenga y al final usted publicará lo que le dé la real gana). Yo creo que ha funcionado muy bien. Gracias a ella y a todos vosotros. Cordiales saludos.

    1. Javi_LR dice:

      Estupendo comentario, José Ferrer. Bien, creo que con contestaciones como esta uno adquiere el derecho a poner lo que le dé la gana en estas páginas, si es que tal derecho fuera necesario, que no lo creo. Eso sí, esa consideración es muy apreciada y con frecuencia, y por desgracia, poco compartida.

      Interesante lo que comentas del humor en relacción a la desacralización, incluso añadiría que es fundamental en cualquier cosa que uno se plantee. De hecho, un tipo, en nombre del equipo de Hislibris, resaltó en cierto prólogo a un libro de relatos que Hislibris no sería nada sin la H de Historia y de Humor. Pero… nada de nada, oigan.

      Un abrazo

  11. pepe dice:

    Estimado José, dado que el trato de «usted» indica cierto distanciamiento y resulta demasiado formal para un foro como el nuestro, me gustaría que me permitieras dirigirme a ti por medio del tuteo y me sentiría honrado si considerases oportuno hacer lo mismo conmigo. Efectivamente, el humor es algo que hay que administrar con prudencia pero sin racanería. Pienso por ejemplo en Benítez Reyes, en Luis Landero, en Álvaro Cunqueiro o en Eduardo Mendoza como buenos ejemplos de lo que digo (bueno, quizá prudente no sea un adjetivo que cuadre bien con el talento para el humor de Mendoza). Anímate a recomendarme un libro tuyo, por favor, pero ten en cuenta que no me gusta mucho la novela histórica. (Esto de la petición a un autor me recuerda una frase gloriosa, atribuida a Nieves Herrero, quien al parecer le pidió a un poeta al que entrevistaba en la radio que, para cerrar el programa, le leyera un poema. Éste contestó que con mucho gusto le iba a leer un soneto, y ella repuso muy contenta «vale, pero que sea cortito»).

  12. Urogallo dice:

    Pepe, que ha abandonado la reseña de la Inquisición, se queja ahora de falta de polémicas…¡ Reseñe usted Don Pepe en busca de ese espíritu perdido que tanto añora!. La polémica bie entendida empieza por uno mismo.

    Y estoy con JaviLR, no solo de «Guerra y Paz» vive el lector.

  13. Bueno, Pepe, como quieras, que para eso estamos.

    Si te apetece una novela en la que deje fluir cierto sentido del humor como recurso evidente, te recomiendo «El pescador de pájaros», Ed. Comares. El planteamiento ya de por sí es un poco humorístico (algunos dicen que delirante). Serlock Holmes, aq

  14. Vaya, se fue el santo al cielo…

  15. pepe dice:

    Gracias por la recomendación, José, ya está hecha la petición al librero y espero que lo encuentre sin dificultad, porque he visto que lo tienen en la Casa del Libro. A propósito de esa librería, no me resisto a contar lo que allí me sucedió ayer. Llevo comprando allí más de veinte años y resulta que hace poco más de dos semanas recibí un regalo de un amigo: «Una lectora nada común», de Alan Bennett. Como quiera que ya había leído el libro hacía tiempo, ayer me acerqué a la tienda de Goya a cambiarlo por otro, haciendo uso del ticket regalo que llevaba en el interior. El libro iba envuelto en su papel de regalo y llevaba su fajín rojo como de general en traje de gala. Había una cola de regular tamaño para llegar a las cajas y, tras una paciente espera, el amable (es un decir) empleado me informa de que el plazo de cambio ha vencido hace exactamente cuatro días. Ya, si ya lo veo, respondo, pero mire usted señor funcionario que no he podido llegarme a este templo de la cultura hasta el día de hoy, y eso con gran dificultad. ¿Qué problema hay en cambiarlo por otro y abonar la diferencia? Mire, me responde con frialdad, yo no puedo hacer nada, y su mirada severa me hace pensar que estoy parando la cola. Me fui de allí enseguida, un poco triste al pensar que no volvería a comprar un libro en semejante supermercado del saber, después de tantos años haciéndolo, aunque reconfortado al ver que, con tantos clientes, la empresa no echará de menos la pérdida de uno tan poco cumplidor de los plazos como yo.

  16. pepe dice:

    Urogallo, ¿quieres que reseñe o que entre en polémica? Me parece que ya hay bastantes reseñas (a mi juicio demasiadas) y muy pocas polémicas, de modo que volveré al hilo de la inquisición a rebatir lo que hayas tenido a bien decir allí, pero hoy no,…

    http://www.rtve.es/mediateca/videos/20090201/jose-mota-06-hoy-nomanana/410612.shtml

  17. Urogallo dice:

    Pepe, me permitirás que te recuerde aquella vieja copla que antes les recordaban a los dependientes de los comercios:

    «Ganar un cliente cuesta años, perderlo solo cuesta minutos».

  18. juanrio dice:

    Que cierto, Uro. Mi librero ha llegado a cambiarme libros que no le habían comprado en su librería, para que veas…

    José, veo que la entrevista te retrata muy bien, haré por leerte yo también en algo no histórico.

  19. ARIODANTE dice:

    Bueno, bueno, veo que ya os vais aclarando. Me ha parecido fenomenal la intervención de José Ferrer. Y Pepe: ¡cambia de librería!

  20. Pepe, escucha ésta:

    Una señora va a la librería y compra «El Quijote», editado en Cátedra, para su hijo que está en el instituto y se lo han puesto de lectura obligatoria. A las dos horas regresa: «Mire usted, que aquí pone XXXVI edición». «Sí, señora, se han hecho treinta y seis tiradas de esta edición del Quijote». «¡Ah, ni hablar! ¡Yo quiero la edición original, la primera!»

    Otra. Un chaval del insti pide «El camino», de Miguel Delibes. El librero, tal cual, voilá. El muchacho consulta la hoja donde lleva apuntado el autor y la obra que tiene que comprar. «El título es el mismo, pero el autor cambia». Extrañado, el librero le pide la nota. «El camino». «Miguel De Lives». «A ver si no va a ser el mismo y el libro no me sirve», protesta el estudiante.

    El librero (para el caso era yo, en 1993), tuvo que bandear estas situaciones como pudo, echándole mucho sentido del humor precisamente. El tío que te tocó el otro día, en la Casa del Libro, era y posiblemente siga siendo un sieso. Te digo lo mismo que Ariodante: Cambia, ya, de librería.

    (Nota aparte: las anécdotas de librería darían para un buen libro de humor. O varios).

  21. pepe dice:

    Cuando era pequeño procuraba ayudar a la magra economía familiar de diversas maneras. A las vendias, bareas y otras recolecciones diversas le siguieron las clases particulares y otros trabajos cuyo relato haría largo este comentario. En una ocasión, un vendedor de libros vino por el pueblo y me pagó mil pesetas por cada tarde que le acompañé visitando casas y vendiendo diversos compendios de la cultura occidental: historias del arte, de la literatura, cosas así. Y enciclopedias también, por supuesto. No recuerdo cual era la que vendía este hombre en particular, pero sí que una familia, al cabo de varios días de haber concertado una compra y haber recibido el primer tomo, la anularon porque desconfiaban de que fuera una enciclopedia como Dios manda. La razón es que, en el lomo, con letras bien grandes, se podía leer la palabra ENCYCLOPAEDIA que, como no hace falta decir, tiene dos faltas de ortografía garrafales.

  22. pepe dice:

    Por cierto, creo que todos tenemos una Arcadia a la que nos gusta viajar con la imaginación, por muy felices que nos haga nuestro trabajo o el lugar en el que vivimos. La mía particular es una librería, quizá en una ciudad con calles antiguas, quizá con mar, con gruesos muros en una casa con siglos de existencia, desde la que charlar sobre tal o cual libro con los clientes y recomendarles libros que les ayuden a ser un poco más felices. A cambio, luego alguna clienta podría sentirse tentada a recompensarme de un modo totalmente inaceptable para mi código deontológico libreril…

  23. ARIODANTE dice:

    Pepe, contente, ¡que te pierdes! jijiji…

  24. Ascanio dice:

    Pepe, a Arauxo le aburre el fútbol soberanamente (y a mí, claro). Lo único que soporta es ver al Sevilla. Y sólo cuando juega alguna final.
    De hecho, en los telediarios (que es prácticamente lo único que vemos en la TV) siempre cambiamos de canal cuando empiezan los deportes (eso de «deportes» es un decir porque sólo hablan de fútbol…).

  25. Urogallo dice:

    Sobraba la precisión. Y en el caso del Sevilla también sobraba lo de «soportar», puesto que lo que nació el 14 de Octubre fué una afición, tal y como cuentan las lenguas antiguas su madre fue Sevilla y le prestó su nombre y para defenderlo le dio a una afición.
    Ejemplo de sevillanía, familia roja y blanca del Sánchez Pizjuán.
    Un corazón que late gritando ¡Sevilla! ,llevándolo en volandas por siempre a ganar.

  26. pepe dice:

    Las medias negras del Sevilla no van bien con color blanco del pantalón y de la camiseta. Vamos, me parece a mi…

  27. Urogallo dice:

    Ya que estás Pepe, te diré que en esa librería te imagino con un elegante gorro oriental, tal vez un fez, prenda derivada de una prohibición tradicional en Turquia de proteger los ojos del sol, por lo que se retiró la visera a los chacós recibidos de Europa, creando esta original prenda de cabeza.

    En cuanto a esos lugares a donde nos gusta regresar sin haber estado nunca, a mi me habría gustado tener una escuela de gladiadores en Capua. No se, podría haberme puesto un nombre más romano…Lentulo Batiato Uro.

  28. pepe dice:

    He terminado (y disfrutado) la lectura del libro que me recomendaste, José. A modo de resumen puedo decir que si me ha gustado ha sido, mayormente, porque tiene la virtud de ser fiel al recuerdo que tengo de las aventuras escritas por Conan Doyle. Pero por eso mismo no me ha entusiasmado. Tal vez hubiera preferido que se aprovechara la la oportunidad para hacer evolucionar algunos personajes, en particular el de Watson. Siempre me ha parecido un poco simplón, por decirlo de un modo suave. Para empezar yo le habría hecho retozar con alguna hembra de buen ver o dejare llevar por cualquier otra pasión (la brisca, por ejemplo, confirmando así la superioridad de éste juego sobre el whist). Y cuando Holmes, a una de las muchas preguntas bobaliconas del estilo «¿cómo ha conseguido usted resolver tal o cual cosa» le responda, como en él suele ser habitual, «todo se sabrá a su debido tiempo, mi querido amigo», que el buen doctor tuviera el valor de decirle lo que la gran mayoría de lectores estamos pensando en ese preciso momento: «váyase usted a la mierda».

  29. Gracias por tu interés, Pepe. Bueno, se hizo lo que se pudo con esa pareja, y con el arzobispo de Granada y el curita que se le pone peleón. Me reí mucho el año pasado, cuando, precisamente en esa ciudad, un sacerdote de la Curia llevó a juicio al arzobispo por una polémica entre ambos, encendidísima, acerca de la traducción e interpretación de unos antiguos textos sacros. Granada y Watson son así: rancios y encantadoramente previsibles.

  30. pepe dice:

    Uno de los personajes secundarios más conseguidos es el de Zorrilla y la vida de Angel Ganivet bien merecería una novela aparte. En el plano formal, el recurso de trascribir cartas y anotaciones de diaro para escuchar diferentes voces resulta efectivo. Me han gustado también las referencias a la industria del azúcar. Hace algunas semanas estuve en Salobreña por cuestiones de trabajo y visité la destilería de ron Montero, en Motril. No conocí al tío Paco, pero por lo que contaron de él ése es otro que bien merecería aparecer en alguna novela. También visité las ruinas de un ingenio y una especie de museo que han hecho allí (por cierto, si se me permite la digresión) Motril tiene uno de los teatros más bonitos que he visto nunca. Y volviendo a la novela, ¿qué tipo de conexión hay entre «El pescador de pájaros» y los otros dos libros de la trilogía granadina?

  31. MARAZUL dice:

    Bien hallados todos los que con vuestra naturalidad y sencillez, habéis alegrado la penúltima hora de este día -diecinueve de julio de 2012-. Me habéis sorprendido gratamente por todos los costados. Buscaba poder leer online «Homero y Los Reinos» -las 560 páginas no- solo algo para abrir boca.
    Disculpad, me he metido aquí sin pedir permiso, pero ya estoy dentro. ¡Buenas noches! Gracias a todos A José Vicente Pascual y a «Homero y los Reinos del Mar» porque sino Ariodante no hubiera querido conocer más y hacer esta magnífica entrevista en que José Ferrer me engancha con lo que cuenta y como lo cuenta -eres un gran cuentista… cuentacuentos, narrador oral, conversador «un griöt»…
    Después he continuado atentamente leyendo todos los comentarios ¡Vaya sorpresa! ¡EL AUTOR! Ariodante -es una mujer- y las anecdotas.
    Muchísimas gracias a todos.¡Feliz día!

  32. Javi_LR dice:

    O bienvenida… A ver si me va a pasar lo que a ti con Ariodante ;o)

  33. ARIODANTE dice:

    Jijiji…mas de uno/a ha tropezado en esta piedra de mi seudónimo…

  34. MARAZUL dice:

    ¡Muchas gracias! por aceptarme en Hislibris y salir a darme la bienvenida Javi y Ariodante. Adivina, adivinanza Javi_LR: el mar, la mar ¿??. ¡Buen día! Claro y azul.

    1. Javi_LR dice:

      Y con la calor que está cayendo…

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