ENTREVISTA A ARTURO PÉREZ-REVERTE

ENTREVISTA A ARTURO PÉREZ-REVERTEGracias a nuestros compañeros Richar y Curistoria, os ofrecemos una nueva entrevista a Arturo Pérez-Reverte. Se la hicieron a mediados de septiembre a raíz de la próxima publicación de una nueva entrega de la serie del Capitán Alatriste, El puente de los asesinos. Fue, como podréis ver, una entrevista cordial, amistosa y muy interesante, más una conversación distendida que otra cosa. No nos podemos olvidar de dar las gracias a Arturo Pérez-Reverte por volver a recibirnos -esta es la tercera entrevista que le hacemos [1] [2]– y por su amabilidad. Disfrutadla, que merece la pena.

Bueno, lo primero: gracias otra vez por invitarnos…

Gracias a vosotros por el interés. Por cierto, ¿qué tal va todo? De vez en cuando me metía a echar un vistazo (en Hislibris), pero ahora hace tiempo que no; me meto los domingos en Twitter un rato, y ya no miro nada más… ¿Qué tal va, seguís bien? ¿Tenéis cifras de usuarios?

Va bien, sí, sí, seguimos creciendo, tenemos como unos ciento cincuenta mil usuarios al mes, una cosa así…

Magnífico, magnífico…

Es lo que siempre decimos que para ser una página solo de Historia…

Está muy bien, está muy bien. Me alegro mucho…

Bueno, hemos preparado otra batería de preguntas ahora mucho más relacionadas con el libro. Como te entrevistamos hace un año con un montón de preguntas, y hace dos años, pues…

¿Es la tercera que tengo ya con vosotros, la tercera?

Sí, la primera fue online, muy larga, la del año pasado con El asedio

Pues nada, estoy a vuestra disposición.

Venga, arrancamos. Cuando escribió aquello de «no era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente», ¿tenía previsto llegar a donde ha llegado con Alatriste? Quince años, sellos, juegos de mesa, miniaturas…

Tenía previsto un plan de trabajo, tenía previstas una serie de novelas que iban a ser siete, pero se convirtieron en nueve, y sobre todo contar de forma sistemática, por sectores, lo que era el mundo, España, los personajes… Lo que era esa España del siglo XVII, para lo bueno y para lo malo, con las dos cosas. Lo que no esperaba es que se desbordase así la cosa… Era algo para cuatro frikis, estamos hablando de un momento en el cual aún no había el boom de la novela histórica, estamos hablando de hace quince años, no había ninguna novela que hablase de este tipo de cosas, entonces era meterte en un terreno… Tanto así que mis editores tenían sus dudas; yo recuerdo que a mi editor, a Juan Cruz, le dije: «no te preocupes, ya venderemos otra, tú publícala que da igual…». Yo pensaba que iban a leerla dos o tres mil frikis como mucho. Pues, claro, los sellos de correo, todo esto, ha sido sorprendente y ya me he hecho a la idea, pero realmente ha sido un proceso largo e inesperado. Satisfactoriamente inesperado.

De hecho esta semana Ferrer Dalmau, que me consta que lo conoces…

Sí, claro, cómo no lo voy a conocer, somos muy amigos…

Pues, igual tú lo sabes, tiene un cuadro de Rocroi en el que hay un tipo que es igual que Viggo Mortensen…

Sí, lo sé, lo sé… A Viggo Mortensen no… Es que hay un error, hay un error que es el siguiente… Viggo, lo que hace, dicho por él, además, lo que hace es que adopta el físico y las actitudes de Alatriste. Viggo se estudia muy bien el personaje, el tío viaja por España, se va León, estudia la gente de allí, machaca muy bien los cuadros… Viggo hace un trabajo personal magnífico y lo que hace, entonces, es que adapta su fisonomía a la de Alatriste, entonces cuando estamos viendo a Viggo lo que estamos viendo es a Alatriste que ya existía antes de Viggo, con lo cual no es Viggo, es Alatriste. Aparte, aprovecho para decir que Ferrer Dalmau, a quien de alguna forma deberíais mantener en Hislibris porque hay tres libros con sus cuadros, es un pintor de batallas… Es el pintor de batallas vivo más grande y más extraordinario que hay en España, lo que no sé es cómo no se le está haciendo un reconocimiento continuo, popular absoluto, porque me parece un tipo excepcionalmente bueno… El factor de vida, de acción, mezclado con el patetismo de la Historia que da Ferrer Dalmau no lo da nadie, nadie pinta así en España desde la pintura romántica del siglo XIX. Es un pintor que debería estar continuamente… Pero bueno, estamos en España, como siempre, pero es un tipo que debería estar continuamente valorado, y dentro de pocos años sus cuadros se cotizarán carísimos, además. Pero bueno, inciso, seguimos.

Seguimos. Bueno, suponemos que la novela está trazada como nos contabas hace un momento, muy esquematizada la historia real pero, ¿hay algún hecho especial que haya tomado para este libro?

Bueno, hay un hecho especial que es la conspiración, la supuesta conspiración del año, hablo de memoria, del año 1618, de Osuna contra los venecianos, supuesta conspiración que nunca se probó del todo y, bueno, me baso en eso para montar la trama básica y también hay otra cosa que es… Leyendo una historia de Florencia, creo recordar, un asesinato político que iba a ser durante una misa, creo que fue leyendo a Maquiavelo, no lo sé, ya hace mucho tiempo, pero me quedó en la cabeza la idea de matar a un tipo durante la misa, me pareció que el sacrilegio unido al magnicidio, me parecía que era muy bonita la historia. Y estaba ahí, ya sabes que un novelista es una mochila de cosas que van saliendo no saber por qué, y esto salió cuando empecé a pensar en la novela, salió, me acordé, «coño, matar durante la misa al Dogo estaría bien», y ahí sí fue como empecé a montar el guión de mi segunda conspiración.

Al hilo de la conspiración de 1618 no sé si has leído una novela de un español que se llama Juan Antonio de Blas, que se llama Soportal de los malos pensamientos, la leí hace aproximadamente un años y medio, y es precisamente otra reconstrucción de la supuesta conspiración.

No, no lo he leído. Pero es que esto no va por ahí, realmente yo me invento una conspiración…

La relación entre Malatesta y Alatriste avanza en esta entrega, creemos que bastante y se hace más patente que son muy parecidos a pesar de estar enfrentados. ¿Son realmente personajes contrapuestos o son personajes similares que les ha tocado…?

Vamos a ver… Hay una cosa que aprendí en la vida, es decir que no me la han contado… Yo tengo una ventaja y es que buena parte de lo que escribo lo escribo con mis recuerdos, con mi memoria, a mí no me han hablado de combates, de violencia, cuando hablo de violencia, de tortura, de matanzas, de violaciones, o de cómo corre un tipo con los malos detrás, no me lo han contado, no lo he leído en ningún sitio, recurro a mis propios recuerdos. Entonces, en ese sentido, yo he conocido a Alatriste, he conocido a Malatesta, he conocido a héroes cansados y a peones abandonados por sus reyes en esquinas del tablero muchas veces en mi vida. Entonces, esa visión del héroe abandonado, del peón sacrificado en el juego de los Grandes lo he visto muchas veces. Esta mañana, hablando con un periodista, estaba pensando en un amigo mío, un mercenario portugués que conocí en Angola, cuando las guerras aquellas de África, que era un tipo que estaba con su gente allí, hubo un desastre y hubo que huir, y yo le dije «vente conmigo, que tengo un coche» y dijo «no, no, yo he cobrado hasta final de mes, me quedo con mis negros», y el tío se quedó allí. Un Alatriste, digamos… ¿Por qué? Por nada, porque era su vergüenza torera. Quiero decir con esto que esas fronteras entre el héroe y el malvado, esas relaciones entre héroes cansados no son literarias, son reales. Me limito a recuperarlas de mi memoria. Digamos que he conocido a Malatestas y a Alatristes en esas situaciones muy parecidas, algunos han sido amigos míos, algunos lo son todavía, pues esa complicidad es fácil de entender puesto que, a fin de cuentas, amigos o enemigos se trata de peones, de gente que sabe que nunca será rey, ni alfil, ni reina, ni torre ni caballo, que siempre será peón, y el peón sabe que está para ser sacrificado, en las aperturas, o en otras jugadas. Esa certeza, esa resignación profesional, ese fatalismo profesional del soldado, del mercenario, del peón cansado, digamos, no me la ha contado nadie.

Uno de los momentos que más nos han gustado de la novela es cuando Alatriste, antes de bajar a lo que llama «la boca del Infierno», se acerca a Íñigo casi como un padre y tienen ahí una conversación… ¿Es que Alatriste se está haciendo mayor? Da la sensación de que le pesa toda la historia con Íñigo… ¿Hay algo que nos estemos perdiendo?

No, no, al contrario. El de Alatriste también es un proceso de vida, como todos. Pasan los años, no solo para el personaje, también para el autor, pasan para Íñigo, para Alatriste y para mí. Entonces, claro, hay un proceso de construcción del héroe. Ten en cuenta que a Alatriste lo hemos conocido cuando Íñigo tenía doce años, lo hemos visto pues a ese héroe callado, perfecto, compacto, silencioso… ¿Qué puede hacer Íñigo con doce años? No puede hacer más que admirar a ese personaje que es mítico, el amigo de su padre… La vida, la lucidez, los años, el contacto, el verlo, te van dando ángulos diferentes, vas viendo las costuras en el traje, vas viendo los agujeros oscuros y sombríos del personaje. El lector va creciendo con Iñigo y la vista del lector se va haciendo más intensa, más lúcida a medida que la serie prosigue. Aquí no tenemos más que una etapa más. Íñigo ya tiene dieciocho años, ya es un hombre que tiene mujeres en su vida, ha matado, tiene su propia vida, tiene sus desprecios de hijo que mata al padre, y Alatriste, que al mismo tiempo envejece y sabe que Íñigo está de camino allí donde no ha llegado, y sabe además que esa noche pueden morir, entonces Alatriste, de alguna forma se está justificando. «No he sido un buen padre», le está diciendo, «pero he sido el único padre que podría ser», e Íñigo le dice, «lo sé, pero sé que has sido el tipo de padre que yo necesitaba», ese tipo de cosas. Porque hay una cosa en Alatriste que yo he procurado siempre, y es que, independientemente de los diálogos, también hablen mucho los silencios. Alatriste es un personaje que habla mucho con el silencio, y yo intento que el lector escuche los diálogos de los silencios de Alatriste. Lo que calla Alatriste es tan importante como lo que dice. Sus silencios, sus palabras, sus insinuaciones, sus frases sin terminar, sus reflexiones que parece que no conducen a nada, eso es un lenguaje específico, es una forma de hacer que el lector se acerque por los silencios a un personaje. Me gusta mucho. Es como cuando saco mujeres en mis novelas, también usan mucho el silencio, me fascina mucho el lenguaje del silencio e intento siempre que esté. Y Alatriste es el típico personaje que, bueno, el típico no, porque no es típico, es original, no es pedantería de autor, no es un personaje que esté inspirado en otros, es un personaje que nace de sí mismo, pues en Alatriste ese lenguaje del silencio es muy importante. Y ese diálogo que decís cuenta tanto lo que dicen como lo que no dicen.

Se queda además en le punto exacto para que no quede nada ñoño, ni nada por el estilo, se queda muy bien.

Es que los conozco muy bien, son ya quince años juntos.

¿Te ha condicionado para algo la película en esta novela?

No, no, para nada, además esta historia no estaba escrita cuando se hizo la película, solamente que menciono Rocroi con más frecuencia, como en la película ya sale Rocroi, esta vez, al ver que el lector ya ha visto Rocroi, ya sabe cómo acaba, entro un poco más y menciono un poco más la muerte de Alatriste, pero únicamente confirmo, de una manera digamos, narrativa, lo que el espectador ya ha visto en la pantalla. Realmente la película, si he de seros franco, y lo soy, no ha tenido ninguna influencia en la serie.

Creo que nos encontramos aquí una cosa curiosa, algo que creo que nunca se ha dado, y es que nos encontramos con una película basada en un libro que todavía no ha acabado. En la película vemos cómo Íñigo mata a Malatesta y eso pasará, supongo, ¿hay algo de la peli que tenga que pasar en el resto de novelas y digas «ostras»…?

Sí, sí, yo le conté a Tano el futuro del asunto, y… Sí, bueno, en la realidad también, también matan a Malatesta… No, no hay mucho, salvo lo de Malatesta e Íñigo… Lo que sí te digo es una cosa, que Viggo encarnó tan bien los silencios, volvemos al mismo tema, la cara de Viggo, esos gestos… La película te puede gustar o no gustar, pero nadie puede decir que Viggo no está espléndido, sobre todo cuando no habla. Esos gestos, esos silencios… Yo lo que le agradezco a Viggo es que me haya ayudado a que, en el imaginario del lector, haya dejado tan clara la actitud de Alatriste, lo haya encarnado tan bien. El lector intuye mejor, digamos, cual es ese resignado fatalismo profesional del hombre que sabe que es su espada y nada más.

Hablando de las cosas que se han descubierto para el futuro, quizás se han perdido muchas potenciales lectoras femeninas, y que nadie se lo tome a mal, al descubrir cómo va a acabar Íñigo con Angélica, como que se pierde la tensión…

Yo no descubro cómo va a acabar. ¿Cómo que lo descubro? Faltan muchas cosas, Íñigo y Angélica aún tienen muchas cosas que decirse. No te preocupes, que las lectoras tendrán todavía mucho material de Íñigo y Angélica por delante. Aparte, de que la serie no tiene que terminar con la muerte de Alatriste, la serie puede terminar en cualquier momento, no tengo que llegar hasta Rocroi. Estoy haciendo lo que se llama prolepsis, estoy adelantando acontecimientos, y el lector va componiendo el mundo, va componiendo la historia con lo que yo le voy dando, pero no de una manera cronológica ni nada de eso…

Este Alatriste es urbano, de intriga, de calle… ¿Dónde estás más cómodo, qué te gusta más, este tipo de Alatriste o el tipo de Alatriste de batalla…?

Los dos, con los dos estoy más cómodo. Lo que pasa es que la anterior fue de mar y de campo abierto, El sol de Breda también lo era, pero bueno, un Alatriste también se gana la vida en los callejones oscuros, es más, se la gana especialmente en los callejones oscuros, porque en la guerra poco botín vas a tener, mientras que en un callejón oscuro sí puede haber fortuna tras una esquina, es más fácil que la suerte y el dinero aparezcan en un callejón oscuro que en un campo de batalla, y Alatriste lo sabe.

¿Cómo de complicado es, a pesar de los años, el oficio y siete entregas, etc, arrancar con este tipo de lenguaje, con estas expresiones, es algo que sale…?

No es nada complicado, y no, aquí no sale nada, aquí no me regalan nada (risas). El lenguaje de Alatriste es un lenguaje que no tiene nada de casual. Es un lenguaje… Llevo quince años trabajando en él, de hecho estoy en la Academia por este lenguaje, recordemos que mi discurso en la Academia fue sobre el habla de un bravo en el siglo  XVII, así que es un tema que me es familiar. Yo ahí tenía un problema fundamental, que era, si yo hubiera escrito las novelas en lenguaje del siglo XVII, hubieran sido arcaicas, y si lo hubiera hecho en lenguaje actual hubiera sido anacrónico. Entonces no podía usar ni uno ni otro. Usar esos «vuesa merced» y tal, eso no es… Entonces, tenía que usar un lenguaje equilibrado, un lenguaje aquilatado que fuese herramienta muy eficaz, un lenguaje que tuviese un aroma clásico pero, al mismo tiempo, fuese eficaz para un lector moderno, que recuperase palabras antiguas pero que estuvieran contextualizadas para que el lector moderno pudiera entenderlas sin tener que ir al diccionario o por el contexto. Eso no es casual, eso requiere un trabajo de acumulación tanto de textos antiguos, de leer todo el teatro, y no hablo ya de los clásicos, de Quevedo, Lope, sino de los menores, Zabaleta, los oscuros, los segundones, donde hay mucho material, por cierto… Diccionarios de entonces, manuales, memorias… Y de ahí ir sacando, con mucha paciencia, palabras, expresiones, sintaxis, ritmos, y con todo eso construir un lenguaje que sea, como he dicho antes, clásico y eficaz para el lector moderno,  al mismo tiempo. No es un lenguaje… Yo no escribo como en el siglo XVII, es mentira, es un lenguaje moderno pero que tiene ese trabajo para que deje al lector la impresión de que está oyendo hablar como hablaba la gente en el siglo XVII, pero no es verdad, es un artificio narrativo complejo que cuesta mucho ponerlo a punto. Lo que sí está es bien documentado, como todo. Si yo digo que el acero de Solingen se rompía más que el de Sahagún, es que era verdad. Ahí no me invento nada, son quince años de documentación, de acumular datos, de manejar… Tened en cuenta una cosa, de los treinta mil libros que tengo en mi casa, unos dos mil tienen que ver con el siglo XVII y el siglo XVI. Son lo que utilizo. Yo trabajo con mi biblioteca, no voy a ningún otro sitio, trabajo con material propio, con mis fichas, con glosarios que me hago yo de expresiones… Todo está… Ropas, bebidas, comidas, costumbres, nombres de la época… Todo eso está muy cuidado. Porque quiero, además… Aparte de que el lector tenga impresión de realidad, hay un placer personal, una especie de desafío íntimo… Si digo que la mojarra es vizcaína… Yo sé que hubo un cargamento de mojarras vizcaínas que fue mandado al brazo de Maina, nadie lo sabe y no me importa, pero está en mi placer personal poner el dato riguroso ahí. Eso está muy cuidado desde el principio. De hecho ha habido algún historiador que se ha pasado de listo. Siempre recuerdo uno que dijo «Reverte utiliza el término luterano incorrectamente, porque los holandeses no eran luteranos», dice, olvidando, claro, porque es historiador pero no lector, que toda en la literatura del siglo XVII, Quevedo, Lope, Calderón, incluso Calderón estuvo allí, se refieren siempre a los holandeses, a los herejes, como luteranos. En fin, esos detalles… Siempre se puede tener un error, vamos, pero hay, digamos, un control de calidad muy riguroso en todo lo que tenga que ver con detalles históricos.

Después de tanto tiempo, antes de empezar una nueva entrega, los personajes, por lo menos los principales, ¿requieren cierta documentación, pensar en ellos, en cómo han evolucionado?

Sí, tengo que calentar motores. Pasa una cosa. Yo he estado con otras novelas, El asedio, o El pintor de batallas, que no tienen nada que ver, o sea, que tengo que ponerme otra vez al día, recuperar sobre todo el tono, y eso significa que antes de un Alatriste me paso unos tres o cuatro meses leyendo textos de la época, leyendo a Quevedo, a Lope, a Calderón, a Alonso de Contreras, a quien sea. Hago como un calentamiento, una puesta a punto que me es muy útil, además, porque es como una ITV para el lenguaje. Cualquier escritor, y no hablo ya del novelista de novela histórica, cualquier escritor está sometido a la contaminación continua, por muy bien educado que haya estado, o muy buena formación, o muy buenas lecturas que haya tenido, una contaminación que viene de los medios de comunicación, la televisión… Quieras que no, te contagias, por muy estricto que seas acabas adoptando muletillas, coletillas, simplificando… Alatriste me obliga a releer los clásicos, no es ni como una ITV, es revisar, limpiar, purgar, otra vez, mi castellano, mi español, y de nuevo recuperar el tono, la riqueza, que nos deparan los clásicos. Digamos que mis Alatristes suponen para mí un proceso profesional muy higiénico y saludable, porque me están afinando otra vez la herramienta, me están poniendo otra vez a punto para, en los próximos dos, tres años, vivir también de lo que he recuperado, de lo que he afinado otra vez la lengua, en ese proceso. Es un aspecto, en lo personal, muy satisfactorio.

Hay un momento, en la novela, en el que se compara la pragmática y comercial Venecia con la España de hidalgos, tramposa, y se dice textualmente «nada define mejor la España de mi siglo, y de todos». ¿Eso tiene un doble sentido?

Pero, vamos a ver, si es que es evidente. Hay un momento en el que Iñigo, viendo Venecia o viendo Roma, Iñigo lamenta que haya lugares como Roma, sobre todo, que dejen una memoria en piedra, de monumentos, que los Papas, los romanos, los emperadores, se esforzaran en dejar… Y en España, dice Iñigo, no dejamos nada y aún así decimos que somos los más grandes del mundo. Pero, claro, ponte a pensar en el boom que hemos tenido aquí, en España, económico, hace diez años… Ha habido dinero a punta de pala. ¿Qué ha quedado de eso? Nada, nos lo hemos gastado todo. Lo hemos quemado, como hacían en el siglo XVII, entonces era en Flandes, en guerras, en luminarias, en hidalgos, y en comprarte coches con cuatro mulas, en lujo… Y ahora ha sido en el Audi, en las vacaciones en el Caribe, y no hemos dejado nada. Ha venido la crisis, y toda esa riqueza se ha ido toda a tomar por saco, no queda nada. El paralelismo no es que sea forzado, es que es evidente. Seguimos siendo ahora igual de irresponsables que en el siglo XVII o en el siglo XVI. Por eso, ten en cuenta una cosa, que Alatriste, aparte de lo que es… Alatriste tiene muchos objetivos, y uno de ellos es arrojar un poco de luz sobre lo que somos ahora. Somos lo que somos y vivimos como vivimos porque fuimos lo que fuimos. Mi intención también es que, quien lea Alatriste, nos comprenda mejor al español del siglo XXI. Y eso está también en los libros, de una manera no burda, pero está ahí, y quiero que quede esa sensación. Quiero que, después, cuando el lector se enfrenta al diario El País o El Mundo, o a la televisión y ve lo que ve, diga después,  «ah, coño, como en el siglo XVII». Hay una ambición educativa, por decirlo de alguna forma, en ese tipo de planteamientos.

Cambiando de tema, hace un año, cuando te entrevistábamos por El asedio, nos hablabas del Twitter como una herramienta que había puesto ahí la editorial. ¿Qué te ha perecido la experiencia?

No, no, nunca dije que fuera una herramienta de la editorial, Twitter era mío, la editorial no tiene nada que ver, quizás me expresé mal. A lo mejor me expliqué yo mal… El chico que lleva toda la parte de informática de la editorial, que es muy amigo mío, Leandro, que es un monstruo, ese tipo fue el que me recomendó lo del Twitter, y haciéndole caso a él fue como yo entre en Twitter, él está en la editorial, pero no fue cosa de la editorial, Twitter es una cosa personal. ¿Sabes lo que pasa? La experiencia es… Yo recibo mucho correo, es evidente. Cuando escribes libros, y haces artículos, hay cantidad de gente que te devuelve su opinión. Y te consulta, y formas parte, para bien o para mal, de alguna forma, de su vida. Entonces, yo no tengo la capacidad física de poder responder a eso. Yo recibo cada día cientos de cartas, mi secretaria recibe cada día cientos de correos electrónicos, la editorial también recibe cartas… Yo no puedo. Lo leo todo. Hay días que digo, hoy lectura, y ¡pum!, pero yo no puedo contestar eso, entonces, siempre tengo una especie de remordimiento, un lector es un amigo, un lector es un tío que se gasta el dinero, que te lee, que te sigue, y no poder devolver esa carta hace que me sienta como en deuda. Entonces descubrí que Twitter me permite, no completarlo, pero al menos hacer un esfuerzo hacia los demás, intentar «miren ustedes, esto es lo que hay, vamos a la barra del bar y el que quiera se toma una cerveza y hablamos un rato». Es lo que puedo hacer. Twitter es, como digo, una forma de corresponder, de decir «hago lo que puedo». En ese sentido estoy muy orgulloso y muy contento. Además, es otra forma de obtener otra información porque, claro, ellos también me dan opiniones, me está entrando información, juicios sobre mi trabajo, mis artículos, mi obra, negativos o positivos, y todo esto es una… El escritor siempre corre el peligro de aislarse. Sobre todo el tipo de escritor que soy yo, que tengo mi mundo, mi biblioteca en mi casa, mi barco, mi mundo cerrado, entonces corro el peligro de encerrarme en ese mundo y perder contacto con lo de fuera, mientras que Twitter, estas cosas, lo que hacen es que me renuevan, es como el agua que corre y te va renovando, limpiando la piscina. Me mantiene vivo, despierto, lúcido, en contacto con la gente… Me hace egoísta, para entendernos.

Lo que sí vemos es que te manejas muy bien, que haces un buen uso de Twitter, que quizás es la herramienta que más se ha extendido en el mundo de los famosos, y hay usos muy malos de Twitter.

Es que yo no me adapto al Twitter, uso las cosas de Twitter que me pueden ser útiles. Yo no estoy para decir «esta mañana me he afeitado y me he visto un lunar…». Hombre, a veces está la broma, los guiños y las costumbres del primer momento, pero yo no estoy para tonterías, si me he puesto una corbata de pintas amarillas…

¿Sigue sorprendido con el efecto de lo de Moratinos?

Hombre, claro, cómo no me voy a sorprender. Vamos a ver. Es que salió en el telediario. Date cuenta del disparate en el que vivimos. Que una conversación de Twitter, que es una conversación informal, que todo el mundo lo sabe, además, que es una conversación informal, el tono es distinto, es la barra de un bar, que haya gilipollas capaces de sacar un titular, un titular de un periódico o de un telediario con eso, hay que ser idiotas. A mí me da igual, pero… Es que no es el contexto, no es el lenguaje, así que el que recibe ese mensaje se dice «pero esto qué es… ¿Se ha vuelto loco el Reverte?». Es como si yo voy a un bar y le digo a un amigo «es que Rajoy …» y el de al lado saca un titular: «Pérez-Reverte ha dicho: “Rajoy …”», joder, es que lo ha dicho en un bar… Ese disparate solo me ocurrió con Moratinos, me hizo gracia y me dije «hay que ver»… Todo eso me ayudó a generar la leyenda, lo cual, bueno, me alegro, me fue bien, pero yo no pretendía eso.

Además, la reacción fue muy buena, en el sentido de que fue muy natural. Otras personas conocidas que se han visto en situaciones similares responden en plan «pues ahora me bajo»…

¡Es que a mí me hizo gracia! Esa situación… En fin, si me conocéis un poco sabéis que yo tengo un componente un poco salvaje, un poco gamberro, como queráis llamarlo, y este tipo de situaciones me divierten mucho, cuando se monta algo como esta historia me lo paso muy bien. Aparte de que la estupidez humana es un espectáculo que me divierte muchísimo.

Otro tema que rescatamos de otra de las entrevistas que te hicimos, es que decías que no habías abierto nunca un ebook, un e-reader. ¿Ha llegado a probarlo ya?

No, no… Hay una cosa que quería deciros… Bueno, que me he acordado ahora, pero llevo ya lo he pensado y es que… Es que somos gilipollas. Hay toda una polémica con el libro, el ebook, y es que… Es que el libro no vale solo para leer. Es que el error está en decir «no, como está en ebook, para qué quieres…». No, es que el libro… El libro es un objeto que decora, que acompaña, que pesa, que lo tocas, que lo hueles, que subrayas, que se hace viejo, que lo hereda tu hijo, que lo hereda tu nieto, se lo das a tu novia… Puesto en una pared con otros, hace más bonito que un cuadro o que un paisaje… Yo tengo una biblioteca de treinta mil libros en mi casa y unos días estoy entre ellos y toco uno, lo abro, miro la encuadernación, miro el papel, este amarillea, este no amarillea… El libro no es solo para leer, ese es el gran error que comenten. El ebook es necesario, claro que lo es. Además, sobre todo cuando estamos haciendo un trabajo que requiere manejar mucho material, es utilísimo, y es cómodo, pero decir que el ebook sustituye al libro porque hace la misma función que el libro… No es verdad, no es verdad. Pasa también otra cosa… Tengo cincuenta y nueve años, cerca de treinta mil libros, muchos de los cuales no he leído, muchísimos…  No lo necesito. Mi privilegio es que, ya esta altura, aunque ya no reme, la inercia del bote me lleva a donde quiero llegar. Entonces, complicarme la vida con tecnologías nuevas, meterme en jardines… Al final resulta que, cuando eres torpe, como yo, pierdes más tiempo para buscar una cosa en Google que si vas a la biblioteca y coges el Espasa y buscas… Yo voy más rápido, la verdad, entonces pues entiendo que haga falta, pero yo no siento la necesidad personal. Utilizo aquello que me es útil, como Twitter, el correo electrónico, lo que me es útil, pero no me… Yo soy de otra época, yo fui educado en un mundo distinto, con libros de papel, la cultura se medía de otra manera, entonces, no tengo por qué renunciar a mis cincuenta y nueve años a eso, estoy muy a gusto con ello.

¿Podemos saber en qué proyectos andas ahora, has finiquitado este Alatriste?

Lo finiquité en diciembre, lo que pasó es que como El asedio iba tan bien, y sigue yendo bien… Yo no quería que se juntaran dos libros. Siempre he pensado que tan malo es el exceso como el defecto, y un exceso de aparición en los medios… «El Reverte, coño, otro libro, este tío es que no para»… Ese tipo de cosas, prefiero dejar siempre períodos entre libro y libro, entonces, como El asedio iba funcionando bien, aunque ya estaba escrito en diciembre lo hablamos y dijimos de aguantar hasta otoño, y luego hay una novela que saldrá el año que viene, es una novela larga, compleja, no es histórica, transcurre en el siglo XX, voy más o menos por la mitad y, bueno, estoy con ella.

Los Alatristes se irán alternando…

Sí, Alatriste, como os he dicho antes, es que tiene una serie de funciones también para mí, entonces es bueno alternarlo con los otros… Cada novela larga, hago un Alatriste, cada una o dos hago un Alatriste. Lo que pasa es, bueno, una cosa, tengo cincuenta y nueve años. Dentro de diez años tendré setenta. Y, claro, no recuerdo ningún escritor salvo Tolstoi, salvando las inmensas distancias, que  pasados los setenta haya hecho algo que merezca la pena. Alguno puede haber, pero lo normal es que empieces a bajar y, entonces, a lo mejor hay que saber retirarse a tiempo. Y entonces, claro, si te pones a pensar te dices «¿qué me queda? Me queda pues… Dos Alatristes y tres novelas…», más o menos, entonces, hay que ponerse ya a elegir con mucho cuidado. Ahora antes de decidir qué hacer lo tengo que pensar porque, a lo mejor, significa dejar sin hacer otras cosas. Esa certeza de que ahora, ya, cada cosa que haces puede ser de las últimas, es una sensación desagradable por una parte, pero que por otra parte te simplifica mucho la vida, también, te ayuda a descartar, a elegir, porque no tengo tanto tiempo ya. Mientras Alatriste y yo envejecemos, digamos, se va uno haciendo más práctico con este tipo de cosas. Pero, de los libros, ya te digo que no hay ya tantos libros por escribir. Tengo muchos libros por escribir, muchas historias que me gustaría contar, pero con el tiempo que me queda tengo que elegir, a lo mejor no las que van a ser las mejores, sino las que puedo escribir mejor.

¿Te sobra La venganza de Alquezar entonces?

No, ese tiene que salir. Con Alatriste tengo que cumplir, si vivo, claro, otra cosa es que mañana me caiga al mar, se hunda mi barco o me estrelle con el coche, pero si vivo lo suficiente esos dos libros tengo que escribirlos, el de París y el de La venganza, son compromisos, y yo cumplo mis compromisos. Alatriste tiene que ir a París, porque allí pasarán cosas y se encontrarán con personajes interesantes, y La venganza, porque Angélica tiene que volver, tiene que haber una tensión no resuelta, o todavía no muy resuelta, entre Iñigo y Angélica, y en ese volumen espero solucionarla.

Y qué será de los personajes cuando se acabe la serie, ¿no? ¿Ahí se quedarán?

Pues ahí se quedarán, el que quiera puede leerlos otra vez… Hombre, pasa una cosa con eso, con las series…. A mí me pasó cuando terminé de leer la serie de Patrick O’Brian, me dije «qué pena», pero bueno, puedo empezar desde el número uno, que es lo que hice, o cuando me terminé de leer Los tres mosqueteros y lloré con Porthos en la gruta de Locmaria o con D`Artagnan en Maastrich, ¿qué hice? Empecé otra vez. Lo bueno que tiene eso es que el que ama la serie, los personajes, siempre puede empezar otra vez, siempre que quiera puede empezar los libros otra vez.

Y una curiosidad sobre uno de los personajes que aparece aquí, la cortesana veneciana, queda en un punto en que Alatriste se ofrece a llevarla con ellos cuando todo el asunto ha salido mal, pero ella elige quedarse dando a entender que tiene recursos para salvarse. ¿La volveremos a ver, o no?

¿Ves? Eso se llama final abierto. He aprendido una cosa y es que, en la vida real, las historias no siempre se cierran. La vida está llena de historias abiertas. Yo me he cruzado en mi vida, imaginaos, con miles de personajes en situaciones extremas, que no sé que fue de ellos. De este chico que os hablé antes, Felipe, el mercenario portugués, no sé que fue de él. Me fui, crucé la frontera, y el se quedó. Y nunca supe si vivió o murió. La vida está llena de gente que pasa por tu lado, son barcos que pasan por tu lado y ves que se alejan, y ya no sabes qué fue de ellos. Pues esta mujer también es de esos personajes que pasan por la vida de Alatriste… Y no, no tengo intención de que vuelva a la serie.

Dentro de esos libros que dice que le quedan, ¿se plantea alguno más sobre el Imperio español, sobre el Siglo de Oro…?

No, no, no… Sobre el Siglo de Oro, Alatriste es Alatriste, no voy a entrar más en esos jardines. De hecho, es más, lamento decir esto a Hislibris, pero no estoy seguro de que vaya a hacer más novelas históricas. He hecho bastantes ya, he hecho varias, y creo que lo que quería contar de Historia… Bueno, hay temas ahí, pero, como ya he dicho antes, ya tengo que elegir, así que no sé yo si haré más novelas históricas. Aparte de los Alatristes, quiero decir. Hay un par de novelas no históricas que quiero hacer, que para mí son muy importantes y esas me van a llevar mucho tiempo, así que entre una cosa y otra me pongo ya en sesenta y siete, sesenta y ocho años… Ya veremos, ya veremos, por eso digo que no sé. Pero claro, es que el tiempo es limitado, y a medida que te haces mayor, y eso lo veréis con los años, cómo poco a poco se va cerrando el abanico y te dices «¡Tengo que elegir!» Esto o esto. Poco a poco la vida te va dando eso que tiene Alatriste, que a lo mejor se lo voy dando yo, ese fatalismo ante la adversidad. O sea, son las reglas. La vida te da esas cosas, la vejez, la decrepitud, la muerte… Ahora se me están muriendo amigos por todos lados. Entonces, claro, esa sensación de que el mundo tiene un final, de que llegas al final y hay un desmoronamiento del mundo conocido, ese final de mundo que Alatriste siente, le estoy transmitiendo mis sensaciones.  Por eso está bien que la serie esté durando tanto. Si la hubiese escrito toda seguida estaría bien o no, no lo sé, pero no habría tenido este proceso vital mío. Yo no estaría tan implicado en el proceso de envejecimiento y de cansancio que Alatriste va registrando. Entonces, supongo que de eso se beneficia Alatriste, de mi propia fatiga. En ese sentido, quizá, el que la serie vaya de una manera tan dilatada, está beneficiando mucho al personaje.

Bueno, pues hasta aquí, entonces. Porque también habíamos pensado repetir la última pregunta, la de la tortilla de patatas con cebolla o sin cebolla, pero imaginamos que seguirá siendo con cebolla y poco hecha…

Bueno, pues hace mucho que no entro, voy a entrar a echar un vistazo a ver las últimas novedades que tenéis por ahí.

Ahora además tenemos algunos eventos… En octubre tenemos las Segundas Jornadas de Novela Histórica, que ya estuvo Hislibris en las primeras, el año pasado, en el Museo Arqueológico de Murcia.

¿Ah, sí? Ahí estuvo mi hija trabajando una temporada, en el Museo Arqueológico de Murcia. Es arqueóloga, es especialista en naufragios antiguos, y estuvo trabajando ahí durante un tiempo.

Pues a través de una de las compañeras de allí, que vive en Valencia pero es muy inquieta, lo organizó en Murcia el año pasado y este año repetimos…

Lo que son graciosísimos son, ¿cómo se llaman? Las figuritas esas que hicisteis…

¿Los Celedonios?

Son graciosísimos. Tienen una gracia… Son magníficos. ¿Quién hizo el diseño ese, quien lo dibujó?

El diseño es de una ex compañera de trabajo, una directora creativa, fue la que hizo el primer diseño de Hislibris, y se le puso Celedonio no sé por qué extraña razón… Los hizo ella a mano, son todos diferentes y están muy valorados…

Pues es graciosísimo, me encanta, me gusta muchísimo… ¿Sigue estando ahí mi fiel Urogallo? ¿El asedio al final le gustó o no le gustó? Que sabéis que era muy crítico… Era muy fan para unas cosas y muy crítico para otras…

Pues creemos que sí, que le gustó, le gustó… Ya le tocaste la fibra cuando le mandaste un ejemplar y tal…

Pues a ver si le gusta esta… Dadle recuerdos míos, decidle que espero que esta le guste. A ver si cuando salga esto entro a ver… ¿Cuándo saldrá esto?

Ah, cuando queráis, si lo vais a aguantar hasta octubre, pues a mediados de octubre…

Ah, cuando queráis, qué más da… en cualquier caso entraré a ver qué dice Urogallo…

Muy bien, pues muchas gracias…

A vosotros, gracias a vosotros…

 

[tags]Arturo Pérez-Reverte, Capitán Alatriste, El puente de los asesinos[/tags]

Compra el libro

Ayuda a mantener Hislibris comprando en La Casa del Libro.

 

     

41 comentarios en “ENTREVISTA A ARTURO PÉREZ-REVERTE

  1. Pamplinas dice:

    Gran entrevista. Tengo que recuperar todos los Alatristres, que creo que me quedé en el cuarto.

    No sabía yo que maese Uro fuera tan conocido. A partir de hoy será Don Urogallo.

  2. cavilius dice:

    Fíjate que dice «mi fiel Urogallo». Un aire quijotesco tiene esa expresión…

  3. Vorimir dice:

    Maese Urogallo. :D
    Gran entrevista, sin duda. Grande D. Arturo y grandes Richar y Curistoria. :D

  4. pepe dice:

    Lo del asesinato en una iglesia y la historia de Florencia a que hace referencia Arturo quizá esté motivado por la famosa Conspiración de los Pazzi que, aunque lleve su nombre, no fue instigada por ellos. Sea como fuere, el domingo 26 de abril de 1478, durante la misa solemne en la Catedral, Juliano de Médicis fue apuñalado hasta morir y su hermano Lorenzo escapó con heridas serias, pero salvó la vida. Según se cuenta, Lorenzo manifestó después una desenfrenada pasión por las mujeres y Maquiavelo diría de él que fue muy estimado de Dios y de la fortuna. La posteridad le conoce con el sobrenombre de «El Magnífico»… Enhorabuena por la entrevista.

  5. Curistoria dice:

    Pepe, aunque no está en la transcripción, mencionaba lo de los Pazzi en la pregunta (había puesto algo como «me recuerda a la conjura de los Pazzi contra los Medici»). Reverte comentó que lo había leído hace tiempo pero que no había ido a por el hecho concreto, aunque se había inspirado en aquel recuerdo.

    Gracias por los comentarios.

  6. Davout dice:

    Gracias por la entrevista Richar y Curistoria. He disfrutado como un enano. Mira que de lo que más me ha gustado es verme reflejado cuando habla de los libros que tiene en casa. Ese amor por los libros del que nos habla Balbo cuando los ordena una y otra vez. Grande D. Arturo. Bueno, y D. Uro, haber quien le aguanta ahora. :D

  7. Valeria dice:

    Pues yo estoy ahora leyendo «Soportal de los malos pensamientos». Ya es casualidad. Buena entrevista, compañeros.
    Y cualquiera le discute ahora nada a Urogallo Fidelis.

  8. iñigo dice:

    Enhora buena a los entrevistadores y como no al maestro APR… Deseando estoy leer el nuevo Alatriste.

  9. pepe dice:

    El «Soportal de los malos pensamientos» es una buena novela. Esa primera escena de Quevedo emboscado la noche, pasando frio -y quitándose de la vista de los grupos que vagan por la ciudad escarmentando españoles- esperando que alguien salga de la embajada inglesa para matarle es difícil de olvidar. El segundo libro con el mismo personaje como protagonista, «Al fondo Eger», no me gustó tanto. La guerra de los treinta años me resulta demasiado liosa y no acabo de enterarme bien de qué pasaba allí ni de quién era quien.

  10. Rogorn dice:

    Muchas gracias por la entrevista. Un par de notas sobre ella para ayudar.

    Reverte conoce el cuadro de los tercios de Ferrer-Dalmau porque le pertenece a él. Fue un encargo suyo, y ahora se puede ver en una exposición en Madrid. Además, hace poco le dedicó al pintor un artículo en ‘XL Semanal’. http://www.capitan-alatriste.com/modules.php?name=Forums&file=viewtopic&t=3975

    Se escribe «prolepsis», no «prolexis». En literatura, significa anticipar algo que no ha ocurrido todavía, como en este caso la muerte de Alatriste en Rocroi.

    Hace un tiempo ya que viene diciendo que no habrá más novelas históricas, Alatristes aparte, aunque la próxima estará ambientada entre 1928-66. Más información sobre cosas que ha dicho en Twitter: http://tinyurl.com/pmfaapr

    Gracias de nuevo

    1. Javi_LR dice:

      Mil gracias por señalar la errata, Rogorn. La verdad es que era un fallo lamentable. Ya está corregida.

  11. ARIODANTE dice:

    Pues enhorabuena por el «peazo» reseña que os habeis «currado». (ya hablo como mi hijo) Está muy pero que muy estudiada, y espléndidamente contestada…salvo…que espero poder contar alguna vez con Don Arturo para las Jornadas de Murcia, pero parece que no le hacen mucho tilín…Al año que viene, le toca. Y yo soy la «inquieta» murciana que vive en Valencia.

  12. Curistoria dice:

    Rogorn, hace unos días me enteré de que el cuadro era encargo suyo y lo comenté con Richar. Estuvimos hablando del pintor y del cuadro y el tipo no soltó prenda :)

    Por cierto, a mi «El soportal de los malos pensamientos» no me gustó, y tampoco el de «Al fondo Eger». Una pena.

    Saludos.

  13. Antígono el Tuerto dice:

    Genial entrevista Richar y Curistoria; ya goteamos saliva por el nuevo Alatriste. Como breve apunte, confirmar que pepe y Curistoria tienen razón; la conocida Conspiracción Pazzi del 26 de abril de 1478 (en realidad instigada por el duque de Urbino y el Papa Sixto IV) tiene esa escena del asesinato en plena misa en la Catedral de Florencia (donde fue asesinado Juliano pero no su hermano Lorenzo) y que acabó con purgas contra los Pazzi en Florencia. Espero que acabe con mejor resultado para Alatriste que para los Pazzi ;-)
    Siempre es agradable leer las entrevistas de los autores en Hislibris, y tener sus reflexiones personales sobre los libros que escriben (o tiene pensado escribir); son cosas que se agradecen de Hislibris, porque las entrevistas de prensa suelen saber a poco, y muchas veces no profundizan en el tema literario.
    PD: Lo que tendremos que aguantar cuando se entere el fiel Urogallo; ya me lo imagino saliendo por los callejones con su chapeo, su coleto de búfalo y luciendo toledana y milanés bien cebado…pardiez que peligro.

  14. Urogallo Panza dice:

    Me gustó el Asedio, me gustó XD

    Es una entrevista buena, pero buena de verdad, al fondo de las cuestiones, y el autor responde, y amplia, contestando a lo que se le pregunta, pero también a lo que quiere contestar.

    La verdad que yo siempre he pensado que Alatriste llegó en el momento que tenía que llegar, como si se respirase en el ambiente la necesidad de un personaje así, muy por encima de si su personalidad o sus aventuras podían gustar más o menos. El personaje ( películas, juegos, parodias, figuritas…) ya ha trascendido por completo y es un lugar común, incluso para los que no le han leído.

  15. Blas Malo dice:

    Una entrevista muy instructiva, sí señor. Quén pudiera tener 30.000 libros en casa.

  16. APV dice:

    Vaya, dos Alatristes; y yo que esperaba verlo (más bien leerlo) en acción en Alemania.

  17. Rogorn dice:

    Y relacionado con esto en varios niveles, aquí está la Patente de Corso de Reverte del próximo domingo: http://www.capitan-alatriste.com/modules.php?name=Forums&file=viewtopic&t=4033

  18. Balbo dice:

    Acabo de llegar de Valladolid, de estar bajo la estatua de Cervantes y tocar con mis manos la ventana de rejas y cadenas del Palacio Pimentel… y que alegron me he llevado de ver la entrevista de nuestro Don Arturo. ¡¡¡Felicidades por ella y por haber estado presente ante tan insigne escritor, que suerte!!! Me ha encantado ;-)

  19. doni dice:

    ¡¡¡genial¡¡¡

  20. Horus-chan dice:

    30.000 libros dice… pedazo de fantasma.

    Vamos a hacer un pequeño cálculo. El hombre tiene 59 años x 365 días/año = 21535 días.

    Ha comprado este hombre libro y medio por día? O compró la biblioteca entera de su pueblo?

    Es por quebrar un poco el buen rollito…

  21. Urogallo dice:

    Pués aunque te parezca imposible Horus, así es: Hay gente que compra bibliotecas enteras.

    Sobre el particular te recomiéndo «El club Dumas» donde se extiénde sobre la cuestión.

    Buen ejemplo el mio, que tengo 3 Illiadas ( Y no tengo más por falta de duros y de espacio)

  22. Vorimir dice:

    Jaja, yo también tengo 3 Iliadas, aunque creo que es el único que tengo tripitido. Muchas veces, si tengo alguno doble la edición chunga la dono o regalo (normalmente) pero de la Iliada conservo los tres.

  23. Urogallo dice:

    Yo las tendría todas, maldita sea, si posible fuera.

  24. Rogorn dice:

    Reverte tiene todos esos libros, pero no a base de comprarlos uno por uno, obviamente. Aparte de herencias familiares (sus abuelos ya tenían amplias bibliotecas de las que siempre ha hablado), a menudo tiene encargos de decenas de libros sobre un tema en concreto, como el Cádiz del XIX para ‘El asedio’ que le reservaban en bloque. Lo mismo con el Siglo de Oro, y con su tema favorito, la navegación entre los siglos XVI-XIX.

    Y aparte aún, regalos, envíos de editores, etc etc. Vargas Llosa y otros muchos escritores también cuentan por decenas de miles los libros que tienen. Otra cosa son leerlos, evidentemente.

  25. Urogallo dice:

    Yo acabo de contar, delante mio, 79 libros. 79 libros a pesar de mi firme decisión de NO acumularlos, por problemas de espacio y transporte. 79 libros de alguien que NO quiere tener tantos libros.

    Imaginaos un decidido esfuerzo por acumularlos…

    1. Javi_LR dice:

      Pues yo tengo unos veinticinco mil. Lástima que no sean más de treinta títulos.

  26. iñigo dice:

    La cuestión es que creo que todos los que amamos la literatura y la historia tenemos el mismo problema. No hay tiempo para leer todo lo que queremos leer. De todas maneras ya lo comenté en un foro anteriormente. Por lo menos nuestras bibliotecas quedarán para nuestros hijos… eso si esperemos que tengan el mismo amor por la lectura… porque sino acabarán nuestros libros en una tienda de libros de antiguo o de segunda mano. Siempre quedará que alguién los pueda leer tras desaparecer nosotros. Y mientras tanto que?, seguir comprando libros, mientras nuestro capital lo permita?, ampliando nuestra bliblioteca? O al final tendremos que dar el brazo a torcer frente a los «ebooks» y los «readers», ya sea por un tema económico o simplemente de espacio? No lo sé , por ahora sigo comprando y leyendo y acumulando… Ya lo solucionaré cuando no tenga más remedio que solucionarlo.

  27. cavilius dice:

    ¡¡Hay las dao, Javi!!

  28. Lezo dice:

    Buenas. Pues yo entiendo perfectamente el amor que se siente al mirar los libros de uno. Yo tengo muy pocos, pero la verdad es que no paro de comprarme libros, a bastante mayor velocidad que la de lectura. A mi madre le da algo. Y cuando despues de un dia horroroso llego a mi cuarto y les echo un vistazo pienso… mmmm… que gusto!
    Qué lastima no tener mas tiempo para leerlos y mas dinero para compar mas. Y eso que no siento ningún afán coleccionista, quiero decir, me encanta tener libros, pero solo si los puedo leer (no me comparia un libro en alemán, por ejemplo, por muy bueno o raro que fuese, porque al no poder leerlo no le encuentro la misma gracia… amén de que ese dinero me lo ahorro para otro)
    Grande Reverte! Y por supuesto gran entrevista, me ha gustado mucho. Ya estoy nervioso perdio esperando a la semana que viene para comprarme El puente de los asesinos…
    Un abrazo a todos!

  29. Horus-chan dice:

    No, si ya puede ser. Pero para tener 30.000 libros tienes que tener mucha pasta pa comprarlos, y mucha otra pa tener un lugar donde guardarlos. Y alguien que les quite el polvo de cuando en cuando, porque no me veo a Arturito con el delantal y el plumero, sacándoles lustre.

    Yo hace tiempo que compro muy poco por aquello de que luego no caben en casa, y acaban en cajas en un trastero, acumulados penosamente, amarilleando sus páginas.

    Que le aprovechen a Don Arturo, a ver si coge un empacho y revienta (je, je, je…)

  30. Antígono el Tuerto dice:

    Lezo, has descrito mi vida en un par de párrafos.
    El mayor problema es lo que dice Horus, tener sitio donde guardarlos, y el polvo que acumulan.

  31. Endeavour dice:

    Jaja, veo que lo de los libros es un problema que tenemos todos menos D. Arturo, jaja. Yo ya no sé el número exacto. A partir de los dos mil dejé de controlarlos. Sobre todo porque ahora tengo menos tiempo para leer. Esto de internet influye demasiado en ello.

    Pero sigo comprando y leyendo aunque a ritmo menos compulsivo que cuando uno es jovencito o no está casado y con hijos, jajaja.

    El problema es que ya no me caben en ningún sitio, ya los tengo amontonados cuando antes siempre los tenía en su estantería, ordenaditos y sin polvo. Ahora ya me es imposible. Una pena porque se estropean pero bueno…

    Un placer leerte también por aquí, hermano Rogorn.

    Gracias por la entrevista.
    un saludo.

  32. Antonio Penadés dice:

    Cada una de las tres entrevistas que le habéis hecho me han dejado maravillado. Es un autor que te puede gustar más o menos, pero se trata de una persona íntegra y auténtica, algo que, sobre todo hoy en día, tiene mucho valor. Enhorabuena, Richar, Curistoria y Javi.

  33. Tio Antonio dice:

    ¿Otro libro nuevo de Alatriste? Estupendo. Gracias a Alatriste me interesé por el imperio español, al que creía menos importante, e incluso escribí un artículo que circula por todo internet, titulado «Flandes, el Vietnam español».

    Suerte con el libro.

  34. Ana dice:

    Se puede comprar en Mexico, DF La venganza de venganza de Alquezar? estare atenta a la respuesta, gracias y felicidades por mantenernos ocupadas en cosas positivas como es la lectura!

  35. Lorenzo Losa Coll dice:

    Si las siguientes entregas son tan apasionantes habrá valido la pena esperar, pero te pido querido escritor que no te demores, pues no todos estaremos para contarlo, como tantos lectores esperamos como soldados a que dirijas la batalla que empezaste, Santiago y cierra España. Saludos Comandante.

Responder a ARIODANTE Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Hislibris te informa de que los datos de carácter personal que nos proporciones rellenando el presente formulario serán tratados por Ediciones Evohé, S.L. como responsable de esta web. La finalidad de la recogida y tratamiento de los datos personales que te solicitamos (nombre y correo electrónico) es únicamente gestionar los comentarios que realices en este blog y jamás serán compartidos con terceros (salvo requerimiento legal). Legitimación: Al marcar la casilla de aceptación estás dando tu legítimo consentimiento para que tus datos sean tratados conforme a las finalidades de este formulario descritas en la política de privacidad. Como usuario e interesado te informamos de que los datos que nos facilitas estarán ubicados en los servidores de Factoría Digital (proveedor de hosting de Hislibris) dentro de la UE. Ver política de privacidad de Factoría Digital. Podrás ejercer tus derechos de acceso, rectificación, limitación y suprimir los datos en hislibris@hislibris.com e info@edicionesevohe.com, así como el derecho a presentar una reclamación ante una autoridad de control.