ENTRE DOS OCTUBRES – Francisco Veiga, Pablo Martín y Juan Sánchez Monroe

ENTRE DOS OCTUBRES - Francisco Veiga, Pablo Martín y Juan Sánchez MonroeLa Revolución Rusa de 1917, de la que celebramos en este 2017 su centenario, ha generado una producción historiográfica ingente, entre novedades (algunas en sentido estricto, otras en su traducción castellana) y reediciones, que es susceptible de agotar incluso al lector más interesado y avezado en la materia. Visitar algunas librerías da una imagen muy evidente, con mesas y cabeceras de góndola en las que se ofrece una selección de libros sobre el tema, es una muestra de cómo el tema, ya sólo en cuanto a ediciones en castellano, se satura a sí misma y cómo las editoriales especializadas en ensayo y libro de historia compiten entre sí por presentar una o varias obras sobre el tema. ¿Todas son buenas? Indudablemente hay toda una variedad de aproximaciones al tema, desde lo divulgativo a lo académico, desde lo más reciente que se ha publicado dentro y fuera de nuestro país a aquello que salió a la venta hace décadas y ahora se publica por primera vez en nuestro mercado o bien se reedita cuando parecía olvidado; desde fuentes de primera mano a cargo de testigos o protagonistas de los hechos a monografías que desde un punto de vista historiográfico relatan y analizan un proceso tan amplio como fue el de la (doble) Revolución en la Rusia de 1917 y sus consecuencias más inmediatas: cese de su participación en la Gran Guerra, conflicto civil e intervencionismo internacional (más que matizable) y conformación de lo que acabaría siendo la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Entre esa masa bibliográfica de corte muy diverso también en cuanto a su reevaluación historiográfica –de una historia liberal a un revisionismo, con múltiples estadios entre ambos puntos–, quizá la obra más interesante de las publicadas en este 2017 (con permiso del libro de Sean McMeekin publicado por Taurus hace escasas semanas) sea Entre dos octubres: revoluciones y contrarrevoluciones en Rusia (1905-1917) y guerra en Eurasia, de Francisco Veiga, Pablo Martín y Juan Sánchez Monroe (Alianza Editorial, 2017).

Estamos, y cito entre comillas algunas frases que se extraen de su introducción, ante un libro que «ofrece un relato meramente historiográfico», lo cual quizá obligue a hacer una reconsideración acerca de qué es “historiográfico” y qué “narrativo” en una obra de estas características (lo que convenimos muchas veces en llamar “ensayo histórico” como reductio ad consensum). Un libro que, como insisten los autores, «incluye la Revolución rusa en toda la corriente de “revoluciones de la Belle Époque”» e incide en «la relevancia del factor militar a lo largo de toda la historia de las revoluciones de 1905 y 1917, que se prolonga en la guerra civil, de 1918 a 1921», aunque a la postre el relato militar (al menos fuera de los capítulos dedicados a la guerra civil de los años 1918-1920) no sea tan predominante como pudiera parecer.

Los autores huyen de una historia «Lenincéntrica» y no se interesan tanto por «cómo los bolcheviques tomaron el poder tras el fracaso de los gobiernos provisionales y el desgaste de la izquierda menchevique y eserista. La clave está ven cómo lo mantuvieron, ganando de paso una guerra civil que sin el apoyo de las grandes potencias de la época —incluyendo Japón— hubiera sido más corta y muchos menos cruenta», lo cual añade un plus de interés a este libro y que lo prioriza respecto a otros que superlativizan (con mayor o menor acierto) el papel de los bolcheviques en el proceso revolucionario; un papel que fue prácticamente nulo en marzo de 1917 y que no estuvo exento de tensiones internas en los episodios de julio y especialmente octubre; si nos ponemos estrictos, no fue una posición unánime la de “los” bolcheviques, habiendo notables divergencias entre Lenin –e incluso entre el Lenin que llega en abril de 1917 y el Lenin de unos meses o un año después, obligado a adaptarse a aquello que no había tenido en cuenta en el exilio y a contemporizar con sus “colegas” de partido–, Trotski, Kaménev, Zinoviev, Kollontai o el joven Bujarin.

Y todo ello (y más) sin olvidar la «atención relevante a la contrarrevolución, entendido el concepto en su sentido más amplio: partidos y movimientos políticos, estrategias represivas y administrativas, idearios y pensadores». Quizá sea este el aspecto más atractivo del libro que reseñamos y el que aporta más matices (y “desmitificaciones”) en cuanto a lo que sucedió en Rusia entre las revoluciones de 1905 y 1917; y, añadimos, una cuestión pertinente: la panorámica que ofrece el volumen, detallada y extensa en sus primeras dos partes, en torno a las dinámicas de las tres revoluciones (la de 1905 y la doble de 1917), permite observar los problemas con los que hubo de lidiar la Rusia zarista primero y el Gobierno provisional después, además de poner el foco en otros actores a los ya conocidos: por ejemplo, Aleksandr Izráil Lázarevich Helphand, el socialista revolucionario conocido como Parvus y que desde el exilio “influyó”, de una manera u otra, en protagonistas de la Revolución como Trotski y Lenin.

Resulta muy interesante la crítica a la «historia narrativa» tradicional que reitera un relato factual que esconde el bosque y a una cierta historiografía liberal –Orlando Figes y, especialmente, el historiador polaco-estadounidense Richard Pipes, de quien hace meses salió a la venta en castellano su mastodóntica obra, publicada en 1990, reciben algunas andanadas “historiográficas”– que no ahonda en (u obvia) algunas cuestiones: por ejemplo (como ya han tratado Veiga y Martín en una obra anterior), que la Primera Guerra Mundial no acabó en el (extenso y a menudo minusvalorado) “frente oriental» en noviembre de 1918 y la Conferencia de París de 1919, sino que se alargó, a lo largo de un amplio espectro geográfico –del Báltico a Polonia, pasando por Turquía y adentrándose en Asia Central– hasta 1923, como mínimo. La guerra civil rusa, de hecho, no habría tenido ese desarrollo ni esa duración sin la implicación de las potencias occidentales (de la Legión Checoslovaca a la invasión japonesa en la extrema punta de Siberia); resultaría, de hecho, pertinente comparar los capítulos que se dedican a la contienda civil, elástica y muy compleja sobre el mapa, con el libro de Evan Mawdsley, Blancos contra rojos. La Guerra Civil rusa, que también muy recientemente editó en castellano Desperta Ferro Ediciones.

Entre dos octubres no sólo ofrece una panorámica «historiográfica» de la Revolución rusa de 1905 a 1917, con un muy lúcido análisis de las dinámicas en juego de marzo a octubre de 1917, sino que también nos obliga a abrir el objetivo de la cámara y a no encasillar el proceso revolucionario (y sus consecuencias) en un cajón estanco, o un vagón, si se me permite la broma, «sellado» como el que trasladó a Lenin a Petrogrado en abril de ese año. No fue un proceso de triunfo inexorable de los bolcheviques; de hecho, fue el fracaso en establecer prioridades en cuanto a las reformas y en mantenerse en la guerra lo que acabaría, paulatinamente, por desgastar y hacer fracasar los Gobiernos provisionales, de Lvov a un Kérenski bonapartiano y precursor de algunos aspectos del fascismo que llegaría en los años veinte. Es un libro, pues, muy sugerente por el enfoque y que desborda análisis interpretativo.

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14 comentarios en “ENTRE DOS OCTUBRES – Francisco Veiga, Pablo Martín y Juan Sánchez Monroe

  1. Chuikov dice:

    Hola a todos,

    gran reseña, Farsalia. Gracias. Yo soy uno más de los cientos de lectores que han emprendido un curso intensivo de la Revolución Rusa este año, al albur de la bendita catarata de publicaciones que han aparecido.

    Sólo decir que el libro de Rex Wade (1936) publicado por la Esfera de los Libros ( http://www.esferalibros.com/libro/1917/ ) es, en mi humilde opinión, una obra maestra. El libro se centra sólo en 1917 (casi 500 páginas), y en las partes social y política (incluidas las nacionalidades) de la URSS. No es un relato centrado en los bolcheviques.

    Es una síntesis, producto de casi 50 años de dedicación al estudio de la Revolución. El autor consigue un gran equilibrio entre legibilidad y profundidad en el discurso.

    Añádasele a ello una letra bien gorda y un generoso interlineado. Por cierto, también tengo «Entre dos Octubres», y tiene un tamaño de letra también bastante bueno. A ver cuándo se lee. Veiga lo merece.

    Saludos.

  2. Farsalia dice:

    Gracias, Chuikov. Entre los muchos y diversos libros que han llegado este año, el que más me ha llamado la atención hasta ahora (con permiso de McMeekin, que espero leer pronto), es este que reseño. Hojée el de Wade y, la verdad, no me motivó. A estas alturas prefiero libros que sean más que síntesis narrativas, por muy bien escritas que estén; y puestos a elegir, al respecto, me quedo con el de Figes. El plus interpretativo del libro de Veiga & Co. me seduce mucho más… y me ha aportado mucho también.

  3. Clodoveo11 dice:

    Generalmente, todo lo que escribe Veiga es fenomenal y muy «historiográfico», como dice él. Y ese libro de McMeekin también suena interesante. Más que contar lo mismo con distintos enfoques, los libros sobre la cuestión deberían actualizar el relato conocido con las aperturas de archivos rusos, o soviéticos, desde los 90, aun asumiendo el sesgo inevitable y desvirtuador de los mismos. Hoy por hoy, y por mucho que se diga de la enorme obra de Pipes, el libro de Figes resulta ser el más potable.

  4. Chuikov dice:

    Hola amigos,

    no tengo tanto recorrido en cuanto a lecturas como las vuestras. Así que tomo nota de vuestras opiniones. Llegué al libro de Wade mientras leía «La venganza de los siervos», de Julián Casanova. El autor lo cita una y otra vez como autoridad en la materia.

    Saludos.

  5. Clodoveo11 dice:

    Uy, pues si lo cita Casanova, miedo me da… :-P

  6. Farsalia dice:

    Una estupenda introducción al tema, el libro de Julián Casanova (la cronología es obra de servidor). Como síntesis muy sintética pero también muy sólida, vale la pena y luego uno ya se dirige a otras lecturas.

  7. David L dice:

    Leí este verano la obra de Pipes, mastodóntica como comenta farsalia pero que me tuvo enganchado a su lectura durante días. Este libro pinta muy bien, además el profesor Francisco Veiga ya es una garantía, sin desmerecer al resto de autores. Por cierto, suspiro por leer «La Fábrica de las Fronteras, Guerras de Secesión Yugoslavas 1991-2001» del mencionado Fco Veiga…….

  8. Weiss dice:

    Es muy bueno David. Yo lo leí hace cosa de 2 / 3 años y realmentr es un libro muy interesante y didáctico.

  9. Farsalia dice:

    A ver qué os parece este libro, si cae en vuestras manos. Para mí es de lo mejorcito que hemos tenido este año en la lluvia (cuando no diluvio) de libros sobre la Revolución Rusa. Es muy recomendable y sugerente.

    De Veiga lo último que leí fue la edición actualizada (hasta 2014) de El desequilibrio como orden. Una historia de la Posguerra Fría (Alianza, 2015), otro estupendo libro suyo… y también muy sugerente.

  10. APV dice:

    Vi expuesto (será reedición) la Historia de la Revolución Rusa de Trosky (uno de los traductores era Nin).
    Curioso, siendo libro de parte pero al mismo tiempo de un enemigo de la URSS resultante.

  11. Farsalia dice:

    Sí, además de obras historiográficas se han publicado obras «clásicas», memorias o testimonios de la época. Añádase, por ejemplo, El año I de la revolución rusa de Victor Serge.

  12. Rodrigo dice:

    Buen libro el de Serge. Cierto que le pesa la inmediatez de los hechos -o la falta de perspectiva histórica, que viene a ser lo mismo-, pero refleja mucho del clima de la época. Además, nunca sobra el acercamiento a una mirada como la de este autor, espíritu lúcido a despecho de sus inclinaciones ideológicas.

  13. APV dice:

    El que no se si hay traducido es The October Revolution (1934) de Stalin.
    Ciertamente serían libros escritos por los partícipes, cuando la Revolución ya había ocurrido y había devorado a sus hijos, según donde quedaron en el nuevo imperio.

    Por cierto en Rusia, Putin inagura el “Muro del Dolor”, un memorial a las víctimas del terror soviético.

    Obviamente la Rusia de hoy se quiere distanciar de la Revolución (incluso con algunos aspectos filozaristas) pero no desdeña a alguno de sus protagonistas como Stalin.

  14. Farsalia dice:

    Al respecto de Stalin, hace unos días hojeé en La Central la edición en rústica de Stalin: Paradoxes of Power, 1878-1928 (Penguin), primer volumen de una ambiciosa y extensa trilogía biográfica a cargo de Stephen Kotkin, que continúa con el recién publicado segundo tomo, Stalin: Waiting for Hitler, 1929-1941. Pinta muy bien la cosa…

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