ELLAS SOLAS. Un mundo sin hombres tras la Gran Guerra – Virginia Nicholson

ellas-solas-un-mundo-sin-hombres-tras-la-gran-guerra-9788475068633“Mujer, novio muerto, se ofrece para matrimonio con oficial ciego o totalmente mutilado en la guerra”. (Anuncio publicado en la prensa inglesa durante la IGM.)

Setecientos cincuenta mil soldados británicos perdieron la vida durante la Primera Guerra Mundial. Fueron llamados “la flor de Europa”, “las flores del bosque” o “la generación perdida”.   Así empieza este libro, un curioso ejemplar entre la larga  lista de ensayos y novelas sobre la Gran Guerra editados o reeditados con ocasión del centenario de la misma.  Es especial porque sus protagonistas no son ni los soldados,  ni los combates, ni los análisis políticos, ni el estudio de las causas remotas o próximas del estallido bélico, sino los que no estuvieron en los escenarios donde se desarrolló la guerra, los que la vivieron desde lejos pero sufrieron igualmente sus consecuencias: las mujeres, más concretamente, las mujeres británicas. Y  aún podemos especificar más, pues este libro ni siquiera habla de las mujeres en general (madres, hermanas, esposas, hijas) sino de un grupo muy determinado para las que la guerra supuso una tragedia, una condena social y, en ocasiones también, una oportunidad:  las novias o prometidas de aquellos que perdieron la vida en el conflicto.  Aquellas mujeres que, como consecuencia de la enorme pérdida de hombres, sus hombres, se vieron abocadas a la soltería. 

En la década de 1920 se las empezó a llamar con el terrible calificativo de “Mujeres del Excedente”.  En una época en la que el único camino posible de realización personal de una mujer era el matrimonio y la familia, la pérdida de esta expectativa matrimonial, bien por el fallecimiento de los novios o prometidos, bien por la general falta de hombres que desequilibró la población británica, supuso un mazazo brutal para el horizonte vital de  estas mujeres que se quedaron solas, en su mayoría sin recursos, y  con sus sueños rotos.

Y este libro, además, lo escriben ellas mismas. Al acierto de una temática original y de trascendencia sociológica e histórica, como veremos, se une el de la amenidad.  La autora engarza con acierto historias de mujeres a las que, después de una breve presentación, deja hablar por ellas mismas a través de sus diarios, a través de sus cartas, a través de sus logros o de sus fracasos, también a través de lo que opinaban de ella las revistas o los periódicos, o sus compañeros varones.  Lo que convierte esta lectura en una representación coral, ágil y entretenida, en ocasiones profundamente conmovedora y en otras muchas  inspiradora y divertida.

A finales de la guerra ya existían estudios que acreditaban que un gran número de mujeres no podría cumplir su sueño –y en ocasiones su único camino para obtener la ansiada aceptación social- de casarse.  No había hombres suficientes para ello, y a nadie se le ocultaba. La caza de un marido se  convirtió para muchas en una guerra sin cuartel donde sólo las más hermosas, o las consideradas como mejores partidos, podían tener una oportunidad.  Pese a que ante la ausencia de hombres las mujeres se incorporaron al mercado de trabajo y los sustituyeron en prácticamente todos los sectores productivos  (de los que, por cierto, fueron expulsadas al finalizar la guerra) las mujeres inteligentes, o simplemente las trabajadoras independientes eran objeto de rechazo general.  El calificativo de “Mujeres del Excedente” se utilizaba con refinada crueldad, inspirando comentarios jocosos, tiras cómicas, estudios psicológicos o incluso debates sobre si debía enviarse a Australia este excedente.

Y así el libro va desgranando a lo largo de varios capítulos, los diferentes  aspectos de aquel cataclismo social que supuso para aproximadamente dos millones de mujeres formar parte de este grupo de personas “sobrantes” al que la guerra las adscribió.

Esta obra avanza a través de los diferentes estadios del proceso que siguieron las mujeres solas: siempre a través de las palabras de sus protagonistas, empieza por describir las tragedias personales que sufrieron las chicas que perdieron a su amor de juventud, a su compañero en un proyecto de vida en familia.  Se hace eco, así mismo, de la génesis del calificativo de “solterona”, utilizado para describir de manera vejatoria a un grupo social especialmente vulnerable que se sentía despreciado (la soltería solía llevar aparejada un problema grave de sustento económico, además de otros como el de la soledad).  Menciona a continuación las fórmulas de convivencia que gestaron en ocasiones estas mujeres, buscando en la compañía de otras de su misma condición  un espacio donde encontrar apoyo humano  a la vez que una mejora de su espartano nivel de vida; cómo muchas de ellas encontraron en el cuidado de los hijos de otros ese ideal familiar que les arrebató la guerra,  o la importancia social que tuvo este colectivo en el cuidado de sus mayores.  Todo se comenta, desde la situación que generó la falta de hombres en los acontecimientos sociales, como los bailes, hasta el limitado horizonte laboral que las constreñía a ser, con mucha suerte, maestras, enfermeras, secretarias o dependientas.

Pero como señalé al principio, esta circunstancia también fue el origen de nuevas expectativas. Lo que empezó  como tragedia supuso para muchas una oportunidad. Una oportunidad que tuvieron que ganarse a costa de grandes esfuerzos, de tesón, de rechazo social, incluso. Oportunidad de estudiar, de trabajar y ser económicamente independientes, de hacerse un hueco en sectores donde no se aceptaban representantes del sexo femenino. Costó, vaya si costó,  y aunque algunas dispusieron de ventajas sustanciales como el apoyo de sus familias o el respaldo de una situación acomodada, otras tuvieron que lanzarse sin red a la vida,  pero formar parte de las “mujeres del excedente” se convirtió en un acicate para emanciparse de la tutela masculina, para acceder a estudios superiores, para asumir responsabilidades en sectores hasta el momento reservados a los hombres, para  reivindicar los derechos de las mujeres, para emprender negocios y viajes, para escribir libros. Sobre todo, para reivindicar la posibilidad de ser felices aunque estuvieran solas.  Y desde ese momento, fueron desbrozando un sendero que muchas ahora recorremos con la seguridad de quien sabe que el camino está expedito.

Nos cuentan su historia, entre otras muchas, Victoria Drummond, que tuvo que presentarse treinta y siete veces al examen para obtener el título de ingeniera naval por la oposición de sus congéneres;  Margery Perham, que decidió viajar a África y recorrió gran parte de Abisinia y Somalia acompañando a un pequeño grupo de funcionarios de la administración colonial con el objetivo de explorar lo inexplorado;  Beatrice Gordon, la primera mujer agente de bolsa de Gran Bretaña;  Gertrude Caton-Thompson, arqueóloga; la combativa Florence White, activista en defensa de los derechos de las solteras trabajadoras, o Gertie Maclean, que fundó la empresa de “Tías Universales”,  que lo mismo cuidaban niños que organizaban simulacros de incendios, ayudaban a hacer maletas o acompañaban a viajeros en apuros. Mujeres todas ellas que en muchos casos lamentaron no haber podido casarse, pero que se negaron a aceptar el destino  de “excedentes”.

Me ha resultado una lectura entretenida, muy amena e instructiva, con un original enfoque acerca de algunos de los cataclismos menos  conocidos que provocó la Gran Guerra.

 

  • ELLAS SOLAS. Un mundo sin hombres tras la Gran Guerra
  • Virginia Nicholson
  • Ed. Turner Noema
  • 364 páginas.

[tags]Virginia Nicholson, Gran Guerra, feminismo[/tags]

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13 comentarios en “ELLAS SOLAS. Un mundo sin hombres tras la Gran Guerra – Virginia Nicholson

  1. Farsalia dice:

    Gracias, Valeria, por recordarme este estupendo libro sobre una generación de mujeres que, tras la Gran Guerra, iniciaron una nueva vida, tras ver como la que tenían prevista se truncaba. Secundo lo comentado en la reseña y animo a que os hagáis con este libro y lo disfrutéis. Vale mucho la pena.

  2. Valeria dice:

    Ha sido un placer, gatito. Tanto leerlo, como contároslo.

  3. ARIODANTE dice:

    Enhorabuena, Valeria querida, qué reseña más estupenda y qué descubrimiento de libro! me apetece un montón leerlo. Porque es cierto que hay miles de libros sobre la guerra y aunque algunos citan el hecho de que las mujeres tuvieron que ocuparse de mantener su pais en la ausencia de los hombres, lo citan como de pasada…del mismo modo que ven natural que a su vuelta, las mandaran a casa otra vez. me voy a hacer con el libro, me parece muy interesante!

  4. iñigo dice:

    Bien por tu reseña Valeria. Temática muy interesante.

  5. Rodrigo dice:

    Una arista poco tratada y de indudable relevancia. De veras que resulta apetecible el libro, Valeria.

    Gran reseña.

  6. Carolina dice:

    Estupenda reseña, Valeria, y un libro altamente apetecible. Me haré con él. Gracias.

  7. Rosalia dice:

    Gracias, Valeria, por esta estupenda reseña que nos ofrece una reflexión sobre las mujeres en la sociedad (y en la guerra).
    Saludos.

  8. Semíramis dice:

    Libro más que interesante, que gracias a tu reseña apetece mucho leer. Un enfoque distinto que permite entender mucho sobre la evolución del pensamiento femenino y la conquista de espacios antaño vedados.
    Me ha enternecido especialmente el agradecimiento, que comparto plenamente, a esas mujeres que hicieron posibles tantos de los beneficios de los que gozamos las mujeres ahora.
    Y una vez más resulta cierto lo de que la necesidad aguza el ingenio. Situaciones de crisis, con fuerte carga negativa, son origen también de muchos «nacimientos».

  9. Valeria dice:

    Muchas gracias, gente.

    De todos modos, Ario, te aviso que sobre el tema que te interesa, la incorporación de las mujeres a los puestos vacantes en las fábricas y centros de trabajo en general, y de los que fueron expulsadas al finalizar la guerra, el libro no profundiza. Lo constata como un hecho que en muchos casos permitó, de manera efímera, disfrutar a las mujeres de independencia económica y poco más, tal ven en algunos casos darse cuenta de su propio potencial. Pero mayoritariamente las mujeres entendían y aceptaban que debían dejar el sitio a los ex combatientes a su regreso.

    Lo importante para las mujeres de las que habla el libro no era tanto reivindicar un hueco entre los hombres como la lucha contra el cliché de «la solterona» como una mujer arisca, amargada, solitaria e infeliz, incapaz de disfrutar de la vida, dedicada a amargar a sus congéneres y sin más aspiración que el cotilleo. A través de esta lucha contra el tópico muchas accedieron a experiencias vitales o laborales impensables en ese momento para una mujer. Pero no fue ése el camino que siguieron todas. Es verdad que algunas lucharon por ser médicos o ingenieros navales, pero otras encontraron su sitio en el mundo de otras maneras.

  10. Valeria dice:

    Perdónpor la errata, debe decir «tal vez» en el primer párrafo.

  11. Lucía dice:

    Estupenda reseña, gracias Valeria.

  12. Publio dice:

    Estupenda reseña, Valeria, sobre un libro de temática muy interesante y poco tratada. Queda anotado para pendientes.

  13. Cactus dice:

    Buena reseña y muy interesante libro. Precisamente estaba buscando algo sobre el tema (como bien dice Ariodante, la mayoría de las veces la bibliografía suele limitarse a citar el trabajo de las mujeres durante la guerra, sin profundizar en el tema ni explicar qué vino después) así que éste me viene perfecto, intentaré hacerme con él lo antes posible. ¡Gracias por la sugerencia, Valeria!

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