EL STALIN DESCONOCIDO – Roy y Zhores Medvedev

EL STALIN DESCONOCIDO - Roy y Zhores MedvedevEn 1944, al calor de la guerra con Alemania, se desató en círculos militares soviéticos una campaña de desprestigio del célebre teórico militar Karl von Clausewitz. Yevgueni Razin, coronel del Ejército Rojo e historiador militar, dirigió a Stalin una carta en que defendía la obra del prusiano, apelando incluso a la autoridad de dos declarados admiradores de sus escritos como fueron Engels y Lenin. La tentativa sólo obtuvo una durísima respuesta por parte del dictador. En 1947 la campaña difamatoria alcanzó su clímax, quedando Clausewitz catalogado como «ideólogo reaccionario del militarismo alemán». Razin insistió en defenderlo, lo que le valió ser expulsado del ejército, detenido, torturado y enviado a un campo de trabajo forzado. (No favoreció su causa el que hubiera formulado algunas críticas a la estrategia militar soviética en los dos primeros años de guerra, cuando trabajaba en el Estado Mayor.)

Tiempo después, en 1950, Stalin se puso a revisar la literatura militar de que disponía a objeto de prepararse para una reunión con Mao Zedong, quien se tenía por autoridad en materia de «guerra del pueblo» (a Stalin le gustaba presumir de la amplitud de sus lecturas y conocimientos). Ojeó entre otros los libros del mismo Razin, quien, antes de caer en desgracia, había publicado los dos primeros volúmenes de una ambiciosa Historia del arte de la guerra. Positivamente impresionado y recordando su réplica al paladín de Clausewitz, el dictador soviético solicitó que se le informase de su paradero y actividad. El repentino interés desató el pánico entre sus subordinados, quienes a toda prisa rescataron a Razin del campo en que se hallaba confinado y lo embarcaron en un avión hacia Moscú; una vez en la capital, lo adecentaron como pudieron y lo ascendieron a general de división. Nunca llegó a consumarse una entrevista entre Stalin y Razin pero al menos éste fue rehabilitado y pudo proseguir la redacción de su obra, aunque con la salud muy quebrantada.

Este episodio es apenas una tenue muestra de la extrema arbitrariedad que caracterizó al estalinismo. Relatado con más detalle en el libro que reseño, permite a sus autores ilustrar las arriesgadas condiciones en que se desenvolvían científicos y estudiosos en la Unión Soviética de Stalin. Tanto si se trataba de biología, lingüística o historia militar, la sombra del Vozhd (líder) oscurecía toda expectativa de genuina libertad intelectual. Afirman los autores: «Cuando Stalin intervenía en un debate científico o académico, los resultados eran previsibles: detenciones, censura de ideas y promoción de arribistas, de fanáticos o de escandalosos charlatanes». El célebre caso del biólogo Lisenko, también tratado por los autores, superó los límites de lo grotesco. Lisenko negó la existencia de los genes y postuló una teoría neolamarckiana según la cual las características adquiridas podían heredarse; teoría que, en un contexto de rencillas entre colegas y confusos intereses políticos, fue promovida por Stalin al rango de ciencia biológica oficial de la Unión Soviética. Todo cuanto pareciese oponérsele sería estigmatizado como «servilismo a Occidente». De tal suerte, no es sólo que la contribución soviética a la fisiología, la química y otras ciencias resultase risible, sino que la agricultura del país, a la que Lisenko aplicó sus esfuerzos pseudocientíficos, sufrió enormes perjuicios.

A no dejarse engañar por el título del libro. Sus autores, los hermanos Roy y Zhores Medvedev, historiadores rusos con una sólida trayectoria, no ofrecen en propiedad una biografía novedosa del dictador soviético sino, más bien, un interesante complemento a las historias generales de la URSS, con la figura de Stalin como eje conductor. El libro consta de trece ensayos escritos alternativamente por alguno de los hermanos más otros dos ensayos escritos en colaboración. Los temarios en que se agrupan los ensayos son los siguientes: lo que siguió a la muerte de Stalin; los inicios del programa nuclear soviético; las ciencias en tiempos del estalinismo; Stalin y la guerra; el Stalin desconocido (específicamente: su nacionalismo ruso, la muerte de Bujarin y la madre de Stalin).

Uno de los capítulos que más poderosamente me han llamado la atención es el relativo al sucesor de Stalin, o su «heredero secreto». La edad y los achaques de Stalin volvían imperativa la designación de un sucesor a fin de evitar dificultades similares a las que se produjeron a la muerte de Lenin. Zhores Medvedev informa del proceso por el cual Stalin se decidió por unos de sus subalternos con maestría de novelista de suspenso. La elección recayó no en uno de los más renombrados de aquéllos (Beria, Molotov, Jrushov, etc.), sino en una eminencia gris, marxista ortodoxo y estalinista convencido: Mijaíl Suslov. Economista de ascendente carrera burocrática y afecto al bajo perfil, los servicios secretos occidentales se fijaron en él desde que su figura se hizo frecuente en las fotografías de eventos protocolarios publicadas en la prensa soviética, en las que aparecía junto a diversos líderes soviéticos. En 1947 los análisis fotográficos lo ubicaron en el puesto número doce de la jerarquía; poco después fue considerado uno de los agentes más importantes de Stalin en materia internacional, presuntamente involucrado en la sovietización de uno de los países más grandes de Europa oriental, o tal vez dos de ellos (Hungría y la RDA). En 1949 fue nombrado secretario del Comité Central del PCUS y se hizo cargo de la dirección ideológica del mismo. Cimentó un verdadero imperio ideológico que copó la administración política del ejército y las relaciones con los países del bloque socialista, además de manejar la censura a nivel nacional (sobre los medios de comunicación, el sistema educacional y la redacción de la historia oficial). Según el autor, Stalin vio en Suslov al hombre que reunía los requisitos para hacerse cargo de su legado, pero la muerte sorprendió al líder soviético antes de dar a conocer su elección. Sin embargo, el que no se hiciera efectiva la sucesión habría favorecido a la larga los designios de Salin; en la versión de Medvedev, dicha circunstancia no sólo salvó la vida del «tapado» sino que le permitió ejercer el poder desde la sombra, muy en conformidad con la personalidad de un hombre que, «por lo que parece, prefería tener poder real antes que notoriedad pública». Ni siquiera necesitó ser candidato al Politburó para nada menos que dictar la estrategia de la Guerra Fría y «proporcionar al estalinismo aproximadamente veinte años más de vida activa»:

«Suslov murió el 25 de enero de 1982. Fue enterrado con todos los honores y ningún otro líder, excepto Stalin, tuvo otro funeral como el suyo. Brezhnev no trató de ocultar sus lágrimas. El sabía quién había sido el auténtico secretario general del PCUS tras la muerte de Stalin. Por fortuna, Suslov no dejó ningún heredero, ni secreto ni público».

-Roy y Zhores Medvedev, El Stalin desconocido. Crítica, Barcelona, 2005. 366 pp.

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23 comentarios en “EL STALIN DESCONOCIDO – Roy y Zhores Medvedev

  1. pepe dice:

    Estupenda reseña, Rodrigo, que hará sin duda las delicias de Jerufa y de otros incondicionales del género. Hace no demasiado tiempo leí Vida e insólitas aventuras del soldado Ivan Chonkin, una sátira divertida de la sociedad soviética en la época del inicio de la segunda guerra mundial. Uno de los pasajes más divertidos es cuando detienen a un fulano que se llama Stalin y, después de haberle interrogado muy amablemente, surgen dudas sobre si podría ser el padre del líder.

  2. ARIODANTE dice:

    Magnífica reseña, como siempre, Rodri; siento no estar en absoluto interesada por ese tema, pero reconozco que lo has presentado estupendamente. Con el tiempo, vamos especializándonos, y está bien, porque asi ahondamos más en los temas y les sacamos mucho más jugo, ¿no crees?

  3. Rodrigo dice:

    Eeeeso mismo, Ario. Algo así como «cada loco con su tema» -un dicho que tenemos por acá. Del todo inofensivo, ¿eh?

    Qué envidia, Pepe. Hace rato que voy tras la pista de la novela que mencionas, o, por mejor decir, hace rato que estoy a la espera de verla arribar a librerías chilenas. Tengo entendido que su autor se inspiró en buena medida en El buen soldado Schweik, de Jaroslav Hasek; un clásico del género satírico. Que tampoco he leído, por desgracia. ¿Tú sí, Pepe?

    Gracias por los comentarios.

  4. ARIODANTE dice:

    Si, aqui también decimos eso.

  5. Valeria dice:

    Rodrigo, consigues que lea con interés reseñas sobre temas que no me atraen lo más mínimo. Al principio pensé que el libro se iba a centrar casi exclusivamente en el tema del desastroso sendero por el que avanzó la ciencia gracias a estos magníficos Vozhds, que eso aún podría resultar interesante.

    Eso sí, me quedo con la curiosidad de saber qué dirá el libro sobre el Stalin desconocido, en la parte de la madre de Stalin. Me ha resultado llamativo ese reparto de temas: nacionalismo, la muerte de Bujarin y su madre (de Stalin).

  6. pepe dice:

    Sí, Rodrigo, he leído el libro del buen soldado Svejk, de hecho fue su lectura la que me llevó a la de Ivan Chonkin. En el artículo que se puede leer pinchando en el enlace de más abajo se dan algunos detalles curiosos relativos al autor (de Svejk), que tenía la misma edad que Kafka pero una personalidad bastante opuesta. Ambas obras son sin duda merecedoras de una reseña en Hislibris, aunque esta frase no signifique nada teniendo en cuenta lo que reseñamos por aquí de vez en cuando, con alegría y alboroto.

    http://www.elpais.com/articulo/cultura/Svejk/reverso/charlatan/Kafka/elpepucul/20081223elpepucul_2/Tes

  7. Koenig dice:

    Buenos días.

    Libro interesante sin duda. La personalidad de Stalin fue (y probablemente sigue siendo) básica para el desarrollo del comunismo.

    Con respecto a su constante paranoia frente a cualquiera que se le opusiera, incluso en los detalles mas absurdos, algo he leído. Sin embargo me quedo siempre con aquel momento de «Vida y Destino» en que Stalin llama por teléfono al científico (no recuerdo su nombre), y sólo con eso catapulta su carrera -en aquel momento declinante- y su seguridad -muy escasa- a la estratosfera. Típico del dictador.

    Un saludo.

  8. Rodrigo dice:

    Gracias por el elogio, Valeria. Mira, el apartado sobre la madre de Stalin es el más breve de todos, menos de diez páginas, y el que cierra el libro. Se refiere ante todo al origen humilde de la mujer y a lo poco que la quería su hijo, quien apenas le escribió unas cuantas y escuetas misivas durante un buen lapso de tiempo. Estando en el poder, Stalin la visitó un par de veces (ella vivía en Georgia). La última vez, la madre le preguntó qué hacía él; Stalin le dijo cuál era su cargo –Secretario General del Partido Comunista-, pero ella no entendió, así que le explicó que era algo así como el antiguo zar. Al despedirse ella le dijo que lamentaba que no fuese un cura.

    El autor desmiente que Stalin no asistiera al funeral de su madre, fallecida en 1937, por temor a exponerse a la furia de los georgianos (víctimas del terror rojo). Asegura que en realidad no le importaba. Hacía mucho que su madre había dejado de preocuparle.

    Los otros dos apartados superan lo anecdótico. En uno se aborda la caída en desgracia y el asesinato de Nikolái Bujarin, uno de los protagonistas de la revolución. Famosa la dramática frase de Bujarin: “Koba, ¿de qué te sirve mi muerte?” (o algo parecido); está en su último mensaje escrito a Stalin, poco antes de ser ejecutado. Stalin conservó la carta en su escritorio hasta el día de su muerte.

    El otro apartado se refiere al modo en que Stalin incurrió en lo que Lenin había calificado despectivamente como “chovinismo granruso”. Cómo Stalin apeló al sentimiento más que patriótico, nacionalista de los rusos, para enfrentar la agresión de Alemania, y cómo promovió la rusificación del imperio soviético, incluyendo las deportaciones masivas de pueblos de etnia no eslava desde el Cáucaso (las que se cobraron muchos miles de vidas).

  9. Rodrigo dice:

    Sí, “Svejk” según la grafía original, checa.

    Interesante artículo, Pepe. Pero vamos, a ver si con alegría y alboroto te animas a reseñar al menos una de las dos novelas. Creo que sería muy oportuno.

    Muy bueno ese pasaje, Koenig, y muy típico, tal cual dices. (Viktor Pavlóvich Sthrum se llama el personaje.)

    Saludos.

  10. Koenig dice:

    Eeeese mismo.

  11. pepe dice:

    Creo que ya he contado alguna vez el chiste del tipo que se mete a monje en un monasterio donde la regla obliga a no pronunciar más de dos palabras por año. El primer año se presenta en el despacho del prior y le dice «tengo frío». El segundo año, vuelve por allí para señalar «cama dura» y, el tercero, para observar con mucha seriedad «comida mala». El cuarto año, cuando comparece de nuevo ante el prior y le dice «me voy», éste le responde muy airadamente «pues vete, joder, vete, que no has parado de protestar desde que estás aquí».

    Bien, yo sigo una regla que obliga a no escribir más de dos reseñas por año y aún ésto lo hago sólo para que no digan que me dedico a protestar en las reseñas de los demás sin ofrecer a cambio a estos la oportunidad de protestar en las mías…

  12. Koenig dice:

    Está bien.

  13. David L dice:

    Gracias por la reseña Rodrigo, excelente exposición. He de confesar que no he leído ninguna biografía de Stalin, hace ya un tiempo compre al azar la publicada por Crítica, del año 2004, titulada “La Corte del Zar Rojo” de Simón Sebag Montefiore. Todavía lo tengo en la lista de pendientes de leer. Sobre el libro que reseñas he leído buenas críticas, aunque creo que cojea un poquito en cuanto a los capítulos dedicados a la IIGM. ¿Es así?

    Un saludo.

  14. Rodrigo dice:

    Supongo que sí, David, pero hay que tener en cuenta que no es en rigor una biografía de Stalin, en primer lugar, y en segundo, que se trata de un libro de estructura e intención fragmentaria que aborda algunos episodios o aspectos puntuales de la historia de la URSS –con Stalin como eje estructurador, como decía en la reseña-; acaso menos tratados en otros libros, de ahí en parte su interés –y por esto decía aquello de que es un buen complemento a las historias generales de la URSS.

    Los apartados relativos a la IIªG.M. son dos:
    – Stalin y la Blitkrieg: interesante análisis de la situación de la URSS al momento de desencadenarse la Operación Barbarroja; hay un desmentido de que Stalin se dejase sumir en una crisis o trastorno provocado por el ataque alemán (una historia difundida por Jrushov);

    – Stalin y Apanasenko; este último, un general que comandaba las fuerzas del Ejército Rojo destacadas en Extremo Oriente y que, según Roy Medvedev, hizo una contribución esencial a la guerra contra Alemania -no suficientemente reconocida- ya que fue quien organizó, adiestró y envió a Occidente tropas en cantidad y preparación suficientes como para sostener el frente germano-soviético; esto, sin debilitar las fuerzas orientales, ya que se dio maña para reemplazar las tropas despachadas con otras nuevas de refresco (en previsión de una eventual guerra contra el Japón).

    A propósito, hace un tiempo estuve por comprar el libro que mencionas pero me disuadió la reseña de Germánico. Tratándose de alguna biografía de Stalin, te recomiendo la escrita por Robert Service (Siglo XXI, 2006). Excelente.

    Saludos.

  15. David L dice:

    Ufff la reseña de Germanico es del 2005…¡no ha llovido nada desde entonces! como decimos en España. Gracias por el consejo, la biografía de Rober Service la he ojeado en más de una ocasión, pero al tener todavía en la lista de pendientes por leer el mencionado de Simon Sebag no me había decidido a comprar otra biografía de Stalin, personaje que me interesa conocer un poquito más.

    Un saludo

  16. Rodrigo dice:

    Vaya, por acá también usamos esa expresión.

    Saludos.

  17. Germánico dice:

    Pues hablando de lluvia, interesante ejemplar el que reseñas, Rodrigo. Me interesa mucho, la verdad, aunque aún tengo comprado y sin leer otro libro sobre Stalin: «Koba el Terrible». Es del hijo de un famoso escritor norteamericano, no recuerdo ahora el apellido. He leído un par de comentarios sobre la obra, y, la verdad, no me animan a su lectura…

    URSS y ciencia… Lo que por un lado sin duda lograban, lo perdían miserablemente por otro. Recuerdo que la Academia Internacional de Psiquiatría jamás permitió el ingreso de sus colegas soviéticos, debido, fundamentalmente, al uso político que se hacía de los supuestos trastornos mentales que, vaya por Dios, venían a afectar siempre a los famosos «disidentes» de los años sesenta en adelante. Lo que más curioso me resulta a mí es que hubiera gente que realmente se tragara el asunto. Así, me sorprendió leer un testimonio en el que un mando del KGB en «provincias» pedía muy preocupado instrucciones a Moscú para contener un brote de enfermedades mentales en su zona, uno de cuyos síntomas era que el enfermo salía a la calle a pedir democracia y libertad.

  18. juanrio dice:

    Buenísimo, Germánico.

    Koba, el terrible es de Martin Amis, buen novelista, lo que no sé es como será este ensayo sobre Stalin.

  19. Rodrigo dice:

    Algo había leído sobre lo que comentas, Germánico. Es brutal, y seguro que me quedo corto con el término.

    Recuerdo que el libro de Amis fue comentado en el foro hace tiempo. Y está reseñado aquí, en la PAPRI:
    https://www.hislibris.com/koba-el-temible-la-risa-y-los-20-millones-martin-amis/

    La verdad es que tampoco me atrae mucho.

    Un libro que está muy pero que muy bien es Dictadores, de Richard Overy.

  20. Germánico dice:

    Gracias por el enlace. Conozco el libro de Overy, pero no me lo he tropezado aún por ahí…

    Sí que es bueno, Juan, e increíble.

  21. Riazanov dice:

    Hola la mejor biografia de Stalin es la de Trotsky.
    Saludos.

  22. Arturo dice:

    La figura de Suslov es francamente malevola y misteriosa. Es el poder en las sombras, el verdadero lider del comunismo sovietico tras la muerte de Stalin, y en vida de, uno de los mas celosos burocratas. Es aterrador, me recuerda a los burocratas nazis que eliminaban judios como si fuesen «estadisticas». Pero lo mas curioso, es la casi nula atencion que ha recibido por los historiadores, politologos, y especialistas en general. Es tan enigmatico como el poder sovietico en plena guerra fria. He tratado de investigar un poco sobre este personaje en internet, pero hay poco y nada, incluso en videos en ruso, en youtube, como si hubiera desaparecido de la historia. Interesante que destaquen en este libro el rol de Suslov en la represion, que fue por decir lo menos, muy cuantioso. Desde organizar purgas en los años 30 en ciudades como Rostov o en los Urales, organizar juicios farsas en Moscú, trabajando codo a codo con Lazar Kaganovich, realizar atrocidades con su guerrilla partisana durante la guerra, supervisar las deportaciones masivas de caucasicos y chechenos tras la guerra, establecer un feroz regimen sovietico en Lituania, organizando grandes purgas, y ayudar a los regímenes de Polonia, RDA, Rumania y Hungría a organizar sus primeras purgas y represiones. Es significativo que salvo el, solo Stalin haya sido enterrado con tantos honores, y que Jruschov ni siquiera este en el Kremlin, en cambio Suslov comparte lugar con otros criminales y genocidas en masa, los primeros bolcheviques, en el Kremlin.
    Se debe tener claro que el regimen sovietico, desde 1917, fue un regimen criminal y terrorista, en ningun momento fue una desviacion estalinista de un bello ideal,Stalin utilizo y llevo al paroxismo el aparato de represion terrorista bolchevique, creado por Lenin y Trotsky. Solo basta decir que Trotsky fue el jefe del Ejercito Rojo y este realizo una durisima campaña de genocidio en masa contra los campesinos. Si alguien esta intersado en leer sobre la relacion de Trotsky y los bolcheviques en general con los campesinos, lea en el libro «El baile de Natacha», del destacado historiador Orlando Figes, el capitulo «El matrimonio campesino», y comprendera la actitud de los bolcheviques ante los campesions.
    El regimen post-Stalin, si bien disminuyo drasticamente la cifra de reprimidos y perseguidos, solo en la epoca de Gorbachov, el regimen dejo de ser una dictadura. La muerte de Suslov, fue quizas un impulso a la democratizacion del regimen.
    El problema es que la democratizacion post-perestroika y la caida de la URSS, son solo aparentes y no fueron sino la toma del poder por los sectores clientelistas y mafiosos que se amparaban en la Nomenklatura y la corrupta estructura politica del regimen sovietico, asi Solzhenitsyn ha denunciado que la Nueva Rusia es leviathan politico sin anomalo y sin precedentes, una mezcla de falsos democratas, oligarcas, nuevos ricos, agentes de la KGB y ex comunistas, nomenklatura, mafiosos, etc.

    Suslov merece un lugar destacado, en resumen, en la lista negra de comunistas genocidas, que a la fuerza, intentaron destruir la realidad para imponer la utopia del comunismo igualitario.

  23. Muy buena e instructiva página

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