EL SOLDADO DEL DIABLO – Caleb Carr
Los buenos aficionados a las aventuras coloniales del Imperio Británico recordarán que al héroe de Jartum, Charles George Gordon, se le conocÃa por Gordon El Chino. Efectivamente, estuvo destinado en China durante la Rebelión Taiping, entre los años 1860 y 1864. Cuando llegó a Shanghai, se encontró con una guerra civil en la que el ejército oficial de los manchúes y las tropas europeas de Inglaterra y Francia luchaban codo con codo, junto a un ejército chino totalmente occidentalizado en cuestión de uniformes y armamento, comandado por oficiales europeos, bajo el mando de un joven sujeto, norteamericano de nacimiento. Su nombre: Frederick Townsend Ward. Pues bien, este ensayo trata sobre la aventurera vida del primer occidental al que impusieron el cargo de mandarÃn y comandó por toda la China oriental una fuerza de combate que si no destruyó a los rebeldes, sà que puso los cimientos en estrategia y organización para conseguirlo. Precisamente, Gordon comandó, tras la muerte de Ward, este llamado Ejército Invencible y sus soldados del diablo, llevándose el honor de su victoria.Â
Caleb Carr, a quien ya he reseñado una de sus obras, El Alienista, se sumerge en la vida de este joven oriundo de Salem. Marino, soldado de fortuna en México, mercenario en Guatemala junto al famoso Walker, participó en la guerra de Crimea, para finalmente echar raÃces en China, y más puntualmente en Shanghai, uno de los cinco puertos orientales donde los occidentales podÃan mantener sus factorÃas y dominar el mercado de importación y exportación gracias a los resultados de las Guerras del Opio. Desde 1851 China se encontraba inmersa en una guerra civil. La rebelión surgió de un grupo de población chino, descendientes de los anteriores gobernantes del paÃs, antes de que se hiciera con el poder los manchúes en el siglo XVII. Este grupo, con ciertas raÃces cristianas, se rebeló contra la tiranÃa de PekÃn, que habÃa hundido en la miseria y pobreza a la población a base de impuestos y debido a la corrupción.
Caleb explica cómo en un principio el carácter religioso del movimiento, y la posibilidad de que dominara parte de China y su comercio, hizo que los británicos y franceses no vieran con malos ojos este levantamiento. Mercenarios europeos apoyaron a los Taiping, mientras en Shanghai las factorÃas extrajeras miraban con preocupación los efectos de la guerra en el comercio. Shanghai y los otros puertos de libre comercio comenzaron a sufrir la presión de la rebelión. Aquà es donde aparece Ward, que sin comerlo ni beberlo consigue pactar con la burocracia china de Shanghai la creación de un contingente chino, pero entrenado como un ejército europeo. Junto a otros aventureros, logrará tener algún pequeño éxito, a pesar de la desconfianza de los embajadores y militares británicos y franceses. Sin embargo, con el tiempo se demostró la intolerancia, teocracia y peligrosidad del movimiento rebelde descontrolado, hecho que inclinó la balanza de los europeos hacia Ward. Mientras, con la ayuda del dinero chino y el favor de algunos burócratas manchúes, se formó una alianza seria, robusta y firme con la que enfrentarse a los Taiping.
Ward, a pesar de que Caleb parece querer darle un toque casi mesiánico, era un aventurero que logró ganar la confianza de los chinos. Comandó sus tropas, consiguió ser nombrado mandarÃn e incluso se casó con una mujer china. Sin embargo, su cercanÃa a los representantes europeos y cierta reticencia a adoptar algunas tradiciones chinas lo alejaron de PekÃn. La rebelión fue desinflándose a favor de los ejércitos imperiales, que aprovechando la ayuda de los occidentales lograron la victoria final. Por todo ello y por otras razones más subjetivas de la idiosincrasia china, el paÃs volvió a cerrarse en su cultura y costumbres, frente a los colonialistas europeos.
Un libro interesante, más militar que polÃtico, aunque es de interés el estudio de los movimientos europeos y chinos por dominar una situación tanto diplomática como militar. Ward era militar y por ello su misión fue la de entrenar y formar un ejército capaz de vencer a los Taiping. Puso los cimientos necesarios para hacerlo. ¿A dónde hubiera llegado su ambición si no hubiera muerto en batalla? Curioso personaje, digno de este ensayo en el que las culturas y los intereses pugnan por desequilibrar el statu quo de una China herida por la guerra y el control imperial.
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Buena reseña Iñigo. Un libro interesante sobre un tema que escasea en las publicaciones en español, la Rebelión Taiping, uno de los conflictos más sangrientos de la Humanidad (está considerado el segundo más sangriento tras la Segunda Guerra Mundial, y el más sangriento del siglo XIX), y también bastante desconocido frente a otros. Una buena oportunidad para acercarse a esa guerra y a esa China convulsionada por la presión de las potencias occidentales y la modernidad.
Estupenda reseña sobre un personaje y un conflicto desconocidos para mÃ, al menos hasta ahora. Pone de relieve, en mi opinión, esa idiosincrasia tan propia de los orientales a mantenerse apartados de Occidente y de su influencia cultural. Un tema interesante, sin duda.
La verdad es que este libro ya se habÃa comentado en los hilos profundos de esta casa, pero el otro dÃa confirmé con Urogallo que no se habÃa publicado en la Papri. Asà que no me lo pensé dos veces y envié la reseña. Una de las razones que me llevó a leer este libro fue precisamente el tema en cuestión, absolutamente apasionante. Y qué decir del autor, conocido por todos nosotros. Se agradece amigos. Un placer.
Vaya, y yo que creÃa que era novela. Confieso que de Caleb Carr no tengo idea.
Que sea ensayo me lo hace más interesante. Sobre la Rebelión Taiping no he leÃdo más que uno que otro artÃculo y generalidades del tipo que se encuentra en obras panorámicas como la de Jürgen Osterhammel (La trasformación del mundo). Enhorabuena por la recomendación, Iñigo.
Interesante reseña de la rebelión Taiping hay un gran libro del sinólogo británico Jonathan Spence God s Chinese Son y en castellano del mismo autor En busca de la China moderna editado por Tusquets. Y como decÃa AntÃgono la tragedia china se extiende al siglo xx con las tragedias del Gran Salto Adelante , la campaña de las cien flores y la mitificada en Occidente Revolución Cultural del Presidente Mao. Y en el siglo xix no olvidemos la guerra del Opio y la revuelta de los Boxers en el cambio de siglo.
Cierto Rodrigo… no eras el único que asà lo pensaba. Se agradecen tus palabras. La verdad es que como dice alexander esa China del XIX y el XX es el punto neurálgico geopolÃtico del Extremo Oriente. Tan interesante como apasionante.
Estupenda reseña, Iñigo, y descubriendo un personaje para mà desconocido. He leÃdo El Alienista, de Caleb Carr, pero no sabÃa nada más de sus otros libros. Ya con la reseña me hago una idea del tema y de los hechos, resumidos. Igual me decido a echarle un vistazo al libro. Esa época en China es para mà un misterio. Me sacas de «55 dÃas en Pekin», «El último Emperador» y «Siete mujeres»…y estoy perdida.
A mà «el alienista» me decepcionó. Quizás por esperarlo con muchas ganas.
Este libro en cambio me pareció desde siempre una maravilla. Una curiosa y deliciosa rareza editorial.
Gran aportación Iñigo.
Lo curioso es que cien años después de Hong Xiuquan y sus mesiánicos Taiping, la Revolución Cultural de Mao y sus jóvenes y fanatizados Guardias Rojos que pensaban acabar con todo lo antiguo también fracasaron como los Taiping, no pudieron destruir el viejo espÃritu confuciano de China. En cuanto al aislamiento en el siglo xv después de la expedición por el Indico del almirante Cheng-Ho China volvió a aislarse.
En cuanto a derramamiento de sangre la caida de los Ming a principios del siglo xvii, con la llegada de los Manchúes es comparable a la guerra Taiping o a las locuras de Mao.
Gracias Ario, es un libro habitual en las ferias de libros de ocasión y segunda mano. Con El Alienista tengo también sensaciones encontradas Uro y efectivamente éste que reseño es una sorpresa. Alexandre, no domino la historia de Chine y he leÃdo muy poco al respecto. Resulta muy interesante tu comentario.
Ciertamente Mao intentarÃa acabar con la Vieja China y sus tradiciones (llegó a decir de Confucio que era el padre de todos los reaccionarios)…al igual que lo intentó el Kuomingtang. Pero ni siquiera el fanatismo marxista-maoÃsta de los Guardias Rojos pudo acabar con una tradición milenaria, y hoy en dÃa las viejas tradiciones chinas (confucionismo, budismo, taoÃsmo) resurgen con fuerza en la nueva China…algunas incluso promovidas por el propio Partido Comunista Chino, las vueltas que da la vida ;-)