EL SOL DE BREDA – Arturo Pérez Reverte

EL SOL DE BREDA - Arturo Pérez-Reverte ¿En que empresas aún sueñas, capitán?

¡¡¡Zianggg!!! Tumb… ¡¡¡Ziangg!!! Tumb…

Las balas holandesas vuelan rápidas y pican como avispas hincándose en la tierra húmeda y blanda de las trincheras españolas que circunvalan las murallas de Breda. Éstos nos se atreven a asomar las cabezas, no vaya a ser que una de aquellas esferas de plomo caliente les abra en dos la testa y no puedan ver el final de aquel fatídico y oneroso sitio. No les importa esperar agazapados entre pútrido barro, mal alimentados sin bastimentos ni ayuda exterior pues saben que en breve y con paciencia verán caer los muros de la altiva ciudad, pues ¿no cayó Jericó frente a harapientos israelitas?, entonces ¿cómo no va a caer si delante tienen a la maquinaria excelsa de los Tercios Viejos del rey Felipe IV?

Estos y otros pensamientos han acudido a mi mente mientras he disfrutado releyendo de nuevo la novela El Sol de Breda, de Don Arturo Pérez-Reverte, tercer volumen de la saga de las Aventuras del Capitán Alatriste. Una auténtica oda a los valientes Tercios que mantenían a raya a todas las naciones que asediaban como aves de rapiña al todavía, aunque ya tocado y cuarteado, gigante Imperio español.

Ruego a vuesas mercedes, si he de tratarlos como a tal, o si me dan la osadía de utilizar el vos, de que sitúen su memoria y centren su atención al marco en que esta encuadrada la novela. El autor, con una habilidad sorprendente vuela desde los tejados de la muy sacrosanta Villa de Madrid, en la que se centraban exclusivamente sus anteriores entregas, a los parajes hirsutos y fríos de un Flandes en plena guerra frente a los estados españoles. Nos encontramos en el año 1625 de nuestro Señor y la ciudad hereje de Breda se encuentra sitiada por las tropas de nuestro rey Felipe IV. El cerco lleva bastante tiempo levantado sin que se produzca la caída esperada, provocando por un lado un empate técnico entre ambas fuerzas militares, y por otro lado, aunque menos material, un caso de orgullo hispánico pues el hecho de la resistencia de la ciudad ha hecho que esta cuestión de estado se convierta en cuestión personal de España frente al mundo. Y en este ajedrez político militar se vislumbra entre la bruma de los arcabuces que se prodigan en granizadas férreas, unos fieros mostachos, un sombrero de ala ancha con pluma roja y una nariz aguileña que no llevan a duda alguna al mostrarnos en la figura al buen y arriesgado Don Diego de Alatriste y Tenorio, y detrás de él, si la mirada no nos confunde, podemos ver a un mozalbete de mirada limpia, pelo rubio y bozo algo más velludo, que podemos identificar con el valiente Iñigo Balboa. Gracias a estos dos hijos de Marte y sus correrías y aventuras, en este caso bélicas, podemos ver toda la trama de el Sitio de Breda y sus gigantescas batallas que se producen tanto entre tortuosas y enredadas trincheras, como fuera de ellas en gloriosos campos de batalla como por ejemplo el del molino de Ruyter en el que los cuadros de los Tercios Viejos fueron una auténtica muralla frente a los cientos y cientos de soldados holandeses, franceses e ingleses que parecían vomitados desde las misma boca de Plutón en gran copia de milites.

Es un gran prodigio por parte de Don Arturo, el haber trasladado la acción de la novela a Flandes. Este movimiento de escena no es casual ni baladí. Esta tercera entrega de las aventuras del Capitán Alatriste, gracias a este giro geográfico de situación, convierte a su saga en toda una institución no solo literaria sino también histórica dentro de nuestra cultura española. Mientras que los dos anteriores volúmenes se centraban casi exclusivamente en el Madrid de los Austrias, enseñándonos el tortuoso y difícil mundo y época de nuestro rey Filipo, ahora lo lleva a un mundo más internacional mostrándonos las luchas europeas que manejaban los Austrias con más o menos habilidad ajedrecística. A mi humilde modo de ver el haber llevado las aventuras del Capitán a esferas más altas alzándonos por encima de las covachas de Madrid produjo en su momento que la magna obra no se estancara en simples riñas de espadachines entre las estrechas calles de la Villa y capital de la Españas. Además este movimiento lleva impresa a fuego (y esperemos que no sangre) la idea primaria de las novelas de Pérez-Reverte: mediante el deleite de enseñarnos las aventuras y pendencias de Alatriste y su émulo Iñigo, mostrar el mundo y vida de la España de los Austrias, en este caso acercándonos al sangriento ocaso en el que el sol ya empezaba a ponerse en el Imperio.

Pero ¡pardiez!, parece que me estoy alargando en demasía y no quiero que vuesas mercedes se alejen del, para mí, hecho principal de la narración que tenemos entre manos. No esperen encontrar en esta novela los grandes hechos históricos de los excelsos generales, como por ejemplo Spinola, que llevaban a cuesta la titánica empresa de sostener y retener un Flandes hispánico. La novela se construye no desde arriba, sino desde abajo. No desde los bellos morriones, con incrustaciones italianas, que hay en los grandes milites, sino desde el barro pegajoso que ensucia las nobles botas de la fiel infantería. Botas que todavía al resonar hacen sentir un sudor frío a los bellacos herejes que frente a ellos se agolpan sin saber el golpe que se les viene encima. Como indicaba en párrafos anteriores la novela es un canto, no a los hechos fríos históricos, sino a los duros y curtidos soldados de los Tercios Viejos. A través de ellos vemos todo un mundo de vivencias y duras enseñanzas. Nos situamos dentro del Tercio y llevados de la mano de los protagonistas podemos ver cómo vivían, cómo se dejaban la piel defendiendo el aspa roja de San Andrés, y cómo con enronquecida voz, frente a las picas holandesas, gritaban ¡Santiago!… ¡Santiago!… Cierra España, mientras defendían cada palmo de terreno, no por estúpido orgullo patriotero sino porque ese era su pequeña parcela, en donde habían elegido morir por orgullo y honor en la defensa de un ideal y juramento. Marchas y encamisadas, zapas y contrazapas. Todo un universo militar que Don Arturo Pérez-Reverte nos enseña no en una novela con ideales caballeresco de la guerra sino en su más cruda realidad… la realidad de que unos harapientos soldados que no tenían en muchos casos dónde caerse muertos tenían cogidos por las santas criadillas a toda Europa y que durante dos siglos supo defender el ideal del honor contra los múltiples frentes que los reyes, que casi nunca vieron de cerca la muerte, se obstinaban en no soltar en una estéril lucha contra el destino.

No me queda más que decir. Seria repetición inicua explicarles que la novela no les va a desagradar en absoluto y que después de la lectura, durante muchos años todavía les quedarán en la retina, cada vez que oigan la palabra Flandes, la imagen de unos duros y curtidos soldados que se dejaron no solo la vida y la piel por defender las Españas filípicas, sino que también se dejaron retratar por un pintor con la Cruz de Santiago en su pecho, Diego Rodríguez de Silva y Velázquez en su cuadro Las Lanzas. A sí que si un día se acercan por el Museo del Prado, y se aproximan con respeto y veneración al gran lienzo del divino sevillano, no miren a Don Ambrosio Spinola y a Nassau en el centro, fíjense en los personajes que hay detrás de ellos, por que si aguzan más la vista no solo verán a esa fiel infantería que se las tenia contra media Europa, sino que voto a Dios que verán perfilarse una figura conocida entre los arcabuces, todavía calientes de disparar, una figura que no les llevara a equivocación alguna pues en vuelapluma de rasgo pictórico podrán observar unos rasgos aquilinos de milite con cientos de aventuras y cicatrices… Don Diego de Alatriste y Tenorio.

Vale.

Por necesidad batallo;
Y una vez puesto en la silla,
Se va ensanchando Castilla
Delante de mi caballo.

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34 comentarios en “EL SOL DE BREDA – Arturo Pérez Reverte

  1. Vorimir dice:

    Gran reseña Balbo de la mejor novela de la saga de Alatriste (que ya es decir). La película debía haberse centrado en esta historia y habría sido redonda.

  2. JJSala dice:

    Vorimir, me has adelantado.

    Estoy de acuerdo. Gran reseña de la mejor novela de la serie.

  3. Lauso dice:

    Hola a todos, me gusto mucho la reseña Balbo, ahora a leer el libro.

  4. Hagakure dice:

    Felicidades por la buena reseña Balbo.
    Este es un libro de lectura imprescindible, opino.

  5. Urogallo dice:

    «Marqués, tomad Breda».

    Nada bueno se ha hecho sin pasión Balbo, eso está claro con esta reseña.

    Cuando surgió la saga de Alatriste me gustó el personaje, pero no la primera novela. No se, me resultaba evidentísimo quién era el luterano, o más bien, quién tenía que ser para tener tanta importancia. La segunda novela no me llegó a emocionar precisamente, y empezaba a temer que la saga no llegase a ningún lado, más allá de haber construido un personaje interesante y constituir un divertimento y un regalo perfecto para navidades.

    Pero entonces llegó EL SOL DE BREDA.

    Como bien dice Balbo, es LA NOVELA de nuestra generación sobre los tercios. Si una novela tiene que juzgarse por el propósito del autor al escribirla, EL SOL DE BREDA es una novela perfecta. El asedio de Breda desde las trincheras, con los golpes de mano y el sufrimiento constante de los soldados de la monarquía…es la novela de los soldados de aquellos tercios gloriosos de Flandes.

    Ya cuando lo leí descubrí en muchas de las escenas reconstrucciones de sucesos relatados por testigos de la época. He leído mucho desde entonces, y he encontrado muchos más de esos detalles. Reverte puso toda su maestría en aprovechar esos datos para construir una novela que no rechina en ningún momento.

    Esta, con CORSARIOS DE LEVANTE, son mis dos favoritas absolutas de la saga. Mucho más esta por ser la primera de las dos, y tener un desarrollo menos caótico que CORSARIOS DE LEVANTE, aunque esta última me parezca más novela y más aventurera que la anterior.

    En fin. Esta es LA NOVELA para viajar hasta las trincheras anegadas de Breda…

  6. Arturo dice:

    Enhorabuena, Balbo, impresionante reseña, de las que hay que leer despacio, y releerla después. Estoy de acuerdo con los demás; «El sol de Breda» es la mejor novela de la serie, seguida (estamos sintonizados, Uro), por «Corsarios de Levante».

    «No pasaron jamás de 20.000 los españoles allí (en Flandes), y nunca estuvimos más de 8.000 juntos. Pero tal era la fuerza que nos permitió ser amos de Europa durante siglo y medio: conocer que sólo las victorias nos mantenían a salvo entre gentes hostiles, y que, derrotados, ningún lugar a donde retirarse estaba lo bastante cerca para ir andando.» (pg. 44)

  7. APV dice:

    Si el sol de Breda está muy bien.
    El reflejo de la lucha de trincheras de ella en la película es una de sus partes buenas.

    Yo soy optimista siendo el próximo libro en Italia espero que halla algo interesante sobre la Guerra se Sucesión de Mantua: Casale, Montferrato,…
    En espera de uno, casi obligado, con la marcha del Cardenal-Infante a Alemania y Nördlingen.

  8. Soldadito Pepe dice:

    El Sol de Breda es la mejor novela histórica de guerra que he leído en mi vida, y quizás la mejor novela de guerra a secas. Buena y justa reseña, Balbo.

  9. jerufa dice:

    Sol de Breda sin duda, es una excelente novela, de las mejores de la saga, pero a mí me gustó más la primera, precisamente por eso, por ser la primera. Creó un personaje formidable ambientado en una época fabulosa de la que poco provecho novelístico se había sacado. Por supuesto, ahí me enganchó la saga.

  10. pepe dice:

    Pues yo creo recordar que pasan gran parte del tiempo mojados…

  11. Balin69 dice:

    Magnífica reseña. Yo también opino que es la mejor de la saga, seguida por «Corsarios de Levante».

    El Alatriste intrigante recorriendo callejuelas dejadas de la mano de Dios está bien, pero cuando disfruto de verdad es cuando se traslada a la línea del frente y hace valer su condición de Capitán.

    Ojala se siga por ese camino en los futuro episodios…

  12. Urogallo dice:

    Soldadito, me parecen gruesas palabras. Aún tenemos más opciones que batirnos, puesto que El Sol de Breda solo es la mejor novela de un tipo de guerra.

    Es cierto que Pérez Reverte retrata muy bien a un tipo de combatiente, el héroe cansado ( de esto ya está todo dicho), pero también hay héroes llenos de energía que adoran la amedrentadora canción de la espada…( Ya estoy dando pistas).

  13. Soldadito Pepe dice:

    Batámonos, Uro, tras los carmelitas descalzos. De otras guerras, primera estocada: «Sangre en Indochina» (La 317 sección), de Pierre Schoendoerffer. Y si además conoces la peli (protagonista Bruno Kremer), ya es el máximun. Si no tienes nada mejor que oponer, calla para siempre.

  14. Casio Querea dice:

    Una gran reseña Balbo, enhorabuena. Me ha devuelto el mono de Alatriste, del que aún tengo pendientes los últimos. El sol de Breda, la mejor de la saga, y conozco a poca gente que opine lo contrario…

  15. Urogallo dice:

    Como no puedo saber si es mejor o peor, puesto que es la primera vez que oigo mencionar a ese buen señor, tendré que oponer mis razones en lo que puedan servir, y me quedará para siempre ese escudero sin par, el fiel Derfel Cadarn, que combate por plata, tierras y honor, en pos de su señor.

    Sin embargo hay un soldado por encima de todos, Sir Harry Paget Flashman, Héctor de Afganistán, y espejo de oficiales.

    Luego estaría Laterguy, que ya nos habló mucho de héroes cansados que se mantienen firmes mientras su mundo se derrumba…Pero es que a mí ( Perdonad la herejía), Laterguy no me ha gustado nunca.

  16. jerufa dice:

    Siempre quedarán los RV.

  17. Tasos dice:

    Estupenda reseña, Balbo. Serviría de perfecto prólogo a la novela.

    De antemano que sepáis que me encanta el autor y la saga.
    A mí también me impactó más que las dos anteriores. Esta es más «historicista» en cuanto a que trata en la ficción unos hechos históricos concretos. D. Arturo acude a la «intrahistoria» de unos verosímiles soldados que bien podrían haber vivido aquel acontecimiento.
    Y aunque la leí a principios del 99, aún recuerdo, si no me despisto, aquella evolución psicológica de Íñigo, aquel duro aprendizaje de la vida ante el soldado holandés moribundo.

    Desde luego también disfruté, incluso si cabe más, con “Corsarios de Levante”, (aunque no recuerdo pasajes de la trama confusos, Urogallo). También es cierto que la tengo más reciente. Creo que la clasificaría, en la misma línea, como «historicista».
    En mi opinión las dos primeras son más de capa y espada aunque en la 2ª con «la Inquisición y la Iglesia hemos topado»; en «El oro del rey» se refleja la corrupción de altos vuelos y la vida hampona; el amor desapasionado más los caprichos regios y el mundo teatral en «El caballero del jubón amarillo».
    En fin, como dice Balbo, una magnífica reconstrucción de la España barroca en la que D. Arturo pretende mostrar y deleitar al lector.

  18. Pintaius dice:

    Totalmente de acuerdo con casi todos vosotros: la mejor novela de la serie, de largo, seguida de Corsarios de Levante. Y también de acuerdo en que uno de los mejores momentos de la película es el golpe de mano contra las líneas holandesas, tomado de esta novela.

    Uro, Flashy es otro tipo de «héroe», más bien el «antihéroe» por excelencia, bravucón y cobarde donde los haya, pero que bribón con más encanto y cómo nos gustan sus aventuras! Qué pena que Fraser ya no pueda crear más de ellas para su legión de admiradores…

  19. Soldadito Pepe dice:

    Pues, Uro, te recomiendo la 317 sección, aquí llamada «Sangre en Indochina».. Schoendoerfer, el autor, fue uno de los camarógrafos del ejército francés que saltó sobre Dien Bien Phu y luego fue cineasta y novelista.
    Segunda estocada: Larteguy, en efecto, no era para tirar cohetes. Pero la trilogía (1+2) «Los centuriones», «Los pretorianos» y «Los mercenarios» sí era para nota. A añadirle la estupenda «Las quimeras negras», quizá la mejor suya, sobre los mercenarios en Katanga.
    En cuanto Flashy, no te digo que no: hilarante. Pero de guerra, guerra, no
    sé qué decirte.
    Tercera estocada: guerra en el mar, batalla del Atlántico. «Mar cruel», de Nicholas Monsarrat. Obra maestra. Le leí por cierto despues de que la recomendara en un artículo el maestro APR.

  20. FLESDBEST dice:

    Para mi no hay mejor momento q cuando va a por el pibe q quiere cargarse a iñigo en Italia y se cruza con los otros dos soldados y entra al garito y …… Es brutal.
    Otro hero q me encanta LAS HAZAÑAS DEL BRIGADIER GERARD – A. Conan Doyle, lo conocéis????

  21. Urogallo dice:

    Yo ya conocía MAR CRUEL de antes…Nunca me había motivado lo màs mínimo. Además dificilmente será una buena obra de creación cuando el autor copia sus propias experiencias.

    Y tampoco pude con la trilogia de Laterguy…No se, toda esa mistica del mercenario capaz de combatir solo en nombre de la guerra…No me llegó.

    Pintaius, tienes razón. ¿Pero no es también un soldado?. Y la recreación de la época no puede ser mejor…

    Me apunto la novela ( No me parece que sea fácil de conseguir) porque siempre he sentido bastante interés por la guerra de Indochina, y su mistica del mercenario que combate sin creer en otra causa que en la victoria.

    Alatriste me gusta, pero si está tan cansado de la guerra y de la vida, si el cañón de la pistola le llega a parecer a veces tan interesante…¿No hay más opciones?. Aventura en Asia, tierras en América…

    Para mí la gran escena que la película olvida es la de «¡ A mí esa bala!». Creo que es el momento supremo y el que refleja por completo las contradicciones del Capitán.

  22. Un blog muy interesante, sobre todo por dar cabida a este género histórico y a escritores diversos.

    Felicidades desde aquí por su magnífico y completo blog.

    En Ediciones Absalon, los lectores de su blog también pueden encontrar libros de temática muy variada: desde narrativa y filosofía, a deportes, historia o ensayo… incluso de cocina. Les invitamos a todos ellos a que visiten nuestra web donde pueden ver nuestras últimas novedades y también adquirir los ejemplares que deseen. http://www.edicionesabsalon.com

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  23. Tasos dice:

    Sí, FLESDBEST, las del brigadier Gerard son magníficas. En realidad son dos volúmenes llenos de relatos breves pero sabrosísimos, ambientados en las guerras napoleónicas.
    Otra interesante faceta de Conan Doyle.

  24. Soldadito Pepe dice:

    Uro, parece mentira que un coco lector como el tuyo no capte la cosa. Alatriste no puede irse a Asia ni a América por dos razones, Iberia todavía no volaba alli, y él tiene una edad y una vida en la que ya no espera nada. Si fuera joven se iría a por nuevas aventuras, mujeres, camaradas, pero ya no es joven, perdió su inocencia, su entusiasmo y su bandera. Incluso su lealtad a su rey sólo es mecánica, puro orgullo de soldado sin fe, ell maestro Reverte lo definió como «lobo que mata ya sin tener hambre, por inercia», o algo parecido, está cansado y deja el entusiasmo a Iñigo, sólo quiere quedarse en su casilla de ajedrez, peón aislado y solitario, y vender cara su piel. Envejece, eso es todo, esa es su gloria y su tragedia.

  25. JJSala dice:

    Soldadito Pepe.

    ¡Guau, prodigiosa descripción de un heroe crepuscular y de un tiempo crepuscular!

    Saludos

  26. Urogallo dice:

    No puedo estar de acuerdo soldadito Pepe, porque el acto de brava locura, de desesperada fidelidad, no es propio de algo mecánico.

    Por otro lado, ya que hablamos de soldados, me acabo de acordar de LAS CALAVERAS DE PLATA, de Julio Albi, donde vuelve a aparecer la figura del soldado brutal, sin piedad ni fé, que combate solo porque es lo único que saber hacer.

  27. APV dice:

    Bueno en alguno de los libros menciona que se plantea pasar a América con Iñigo.
    Pero la cuestión es ¿qué podría hacer allí? La era de los conquistadores ya ha terminado y entrar en las guerras araucanas o por las praderas del norte no creó que fuera muy de su agrado (visto su disgusto a participar en la expulsión de moriscos).

  28. Urogallo dice:

    Podría marchar al Oriente, y terminar de mercenario del shogun…Las posibilidades son enormes. Iñigo si que podría acabar, por cuestión cronológica, acompañándo a Valenzuela al destierro.

  29. Soldadito Pepe dice:

    ¿Y para que va a ser mercenario del shogun si puede ser mercenario aquí mismo? ¿Que gana allí? ¿Exotismo, a sus años? En mi opinión la palabra es pereza, compadre Uro. A esa edad y con su biografía, Alatriste sabe que en cualquier lugar será lo mismo. La aventura y la pasiòn de lo nuevo quedan para los Iñigos, él se sabe más lejos de Iñigo y más cerca de Copons, Saldaña y Malacalza. Matar sin hambre, insisto, por reflejo, por costumbre y por oficio. Así lo veo yo.

  30. Tasos dice:

    Además Alatriste no puede irse muy lejos porque tiene una cita ineludible en Rocroi, allá por 1643… Pero siempre nos queda la retrospectiva de sus años mozos… o quizá Íñigo Balboa decida cruzar el charco tras 1643… Je, je, puestos a divagar.

  31. APV dice:

    Urogallo el Shogun no necesita mercenarios, en esa época las guerras civiles han terminado (salvo la futura rebelión de Shimabara), el cristianismo está proscrito y el contacto extranjero limitado.

  32. Urogallo dice:

    ¡ Ahí entra el fecundo campo para el novelista !

  33. Rogorn dice:

    Tras un mes, no sé si alguien seguirá leyendo esto, pero en fin, ahí va.

    Pérez-Reverte ha dicho que Alatriste nunca irá a América. Preguntado sobre todo por México, dijo que no, y que al cono sur «ni de coña», por la cantidad de tiempo que se tardaba. Su razón es que la gente no viajaba antes tan alegremente de un continente a otro como ahora o como cuando hubo vapor, y que cuando iba no era de visita, sino a quedarse quizá para siempre. Pero bueno, a mí siempre me ha parecido que teniendo en cuenta que por ejemplo las flotas de Indias iban y venían todos los años con buen número de barcos y escolta, creo que no habría problemas en que Alatriste fuera y viniera en unos pocos años, o incluso en uno o dos sólo. Angélica de Alquézar lo hará pronto, de hecho.

    Y al mismísimo Colón le dio tiempo a ir y venir varias veces, aun sin acabar de saber muy bien por dónde andaba. :D

    Reverte también ha dicho que no habrá historias anteriores a la primera novela ni después de la muerte de Alatriste. O sea, ni precuelas ni ‘postcuelas’.

    De todo esto, lógicamente, él se reserva el derecho a cambiar lo que quiera o pueda según el tiempo y la lucidez que le vayan quedando, pero con la serie ya bastante avanzada y cuatro libros aún por escribirse, junto a las demás novelas de otro tipo que también quiere escribir, parece que no debiera haber demasiados cambios en el plan.

    La frase «A mí esa bala» no puede aparecer en la película, ya que pertenece al quinto libro, ‘El caballero del jubón amarillo’, que aún se estaba escribiendo mientras la película se estaba rodando, con un guión que obviamente ya estaba cerrado.

    A pesar de ello, Reverte mandaba a Díaz Yanes capítulos de la novela según los iba escribiendo, y sacó la idea de la futura sífilis de María de Castro del guión de Yanes.

    Hay bastante gente a quien Breda y Corsarios les parecen las novelas que menos les gustan, precisamente por el tema bélico. El título de mejor novela de Alatriste está bastante disputado.

    Y para acabar, Reverte ha dicho que ya no va a escribir más novelas ambientadas en el pasado. Que le comen mucho tiempo de investigar ambientación y que prefiere dedicar más tiempo a escribir más.

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