EL SIGLO DE LAS LUCES – Alejo Carpentier

EL SIGLO DE LAS LUCES. Alejo CarpentierNovela publicada originalmente en 1962, de distinta tela que ‘El reino de este mundo’ puesto que, en la presente, Carpentier se distancia notoriamente de su teoría de lo real maravilloso, cosa que ya había hecho en las novelas que mediaron entre ambas (‘Los pasos perdidos’, 1953; ‘El acoso’, 1956). El distanciamiento, cabe apuntar, atañe al abordaje y reivindicación del pensamiento mítico como distintivo de la singularidad americana; las novelas que siguieron a ‘El reino de este mundo’ adscriben al género realista. Por otra parte, ‘El Siglo de las Luces’ no sólo tiene el característico toque carpenteriano, el barroquismo del estilo y el enaltecimiento de la exuberancia caribeña, sino que lo lleva a cimas insuperables. ‘El Siglo de las Luces’, me apetece decirlo, es una novela espléndida, copiosa en referencias culturales; a no dudar, uno de los clásicos mayores de la literatura latinoamericana.

Su trama abunda en peripecias cuyo marco histórico lo proporciona la dramática década final del siglo XVIII. Su hilo conductor: los ecos de la Revolución Francesa en el Caribe. Escenarios principales de la narración son el ámbito caribeño y la Francia revolucionaria; secundariamente, en el brinco temporal que conduce al desenlace, el Madrid que ha presenciado los tumultos de mayo de 1808. Entre sus protagonistas, Víctor Hugues destaca por su historicidad: fue Comisario de la Convención en Guadalupe, en la que hizo un verdadero gobierno de terror, y luego Agente del Directorio en Cayena (Guayana Francesa). Completan el trío protagónico los jóvenes cubanos Sofía y Esteban, quienes no sólo harán a Hugues objeto de afecto y desprecio, a su turno, sino personificación de la grandeza y vileza de la crucial coyuntura finisecular. Hugues los inicia en la ebullición de ideas que promete y, de hecho, ha desencadenado un cataclismo histórico de amplias repercusiones, al tiempo que introduce a Sofía en el mundo del amor.

Por no estropear el suspenso, me limitaré a referir someramente el arranque de la trama. Todo principia en La Habana, en torno de 1790. Un acaudalado comerciante criollo acaba de fallecer, dejando en la orfandad a sus hijos adolescentes, Sofía y Carlos, quienes se recluyen en la casona familiar en señal de duelo. Con ellos vive su primo Esteban, huérfano desde temprana edad, también adolescente y un verdadero hermano para ambos. La reclusión deviene gradualmente fiesta, al hacer de la casa un lugar encantado al margen del mundo; mundo del que, no obstante, se maravillan los chicos a través de los libros. Cierto día irrumpe un francés de nombre Víctor Hugues, marsellés afincado en Saint-Domingue (la futura Haití). Desea hacer tratos con el dueño de casa, de cuya muerte obviamente no está informado. Superada la decepción, el francés se revela un prodigioso compañero de juegos y un gran contador de historias; parece un prestidigitador que no acabara de sacarse cosas de la manga. Para mayor admiración de sus nuevos amigos, proporciona al enfermizo Esteban el auxilio providencial del doctor Ogé, mulato y amigo del marsellés. Pero Víctor y Ogé son francmasones y extranjeros, doble motivo de sospecha para las autoridades locales; deben huir de Cuba. Los vaivenes de su fuga arrastran a Sofía y Esteban, quienes se ven abocados a un Caribe convulsionado por la proliferación de ideas revolucionarias y la revuelta de los negros en Saint-Domingue. Los acontecimientos llevan a Víctor y Esteban al otro lado del océano, a una Francia en plena revolución que ya ha dado al mundo, un tiempo atrás, noticias tan pasmosas como el intento de fuga del rey y su captura en Varennes (junio de 1791). He aquí que Victor Hugues hace su entrada en la Historia, pues volverá al Caribe oficialmente investido de poderes. Esteban será testigo de su encumbramiento y de su degradación, y mucho padecerán sus juveniles entusiasmos. No menos severo será el impacto en Sofía, en quien la espera no ha hecho sino acrecentar el aura romántica –doblemente romántica, en su caso- del marsellés.

Sofía y Esteban aportan, en alternancia, la perspectiva desde la que se presencian y evalúan los actos de Víctor Hugues. Con Hugues hace su entrada la Revolución en el Caribe, representada en el Decreto del 16 Pluvioso del Año II, que “proclamaba la abolición de la esclavitud y la igualdad de derechos otorgados a todos los habitantes” de la Guadalupe; pero también en el símbolo del Terror revolucionario: la guillotina, esa siniestra máquina. Es un Hugues demasiado ensoberbecido de su papel el que retorna al Caribe. “Luciendo todos los distintivos de la Autoridad, inmóvil, pétreo, con la mano derecha apoyada en los montantes de la Máquina, Víctor Hugues se había transformado, repentinamente, en una Alegoría. Con la Libertad, llegaba la primera guillotina al Nuevo Mundo”. Y pronto, demasiado pronto, la realidad se impone a los ideales.

Los atractivos que depara la novela son variados: acción, romance, un dramático trasfondo histórico con sus connotaciones políticas y filosóficas; los conflictos éticos a los que se ve enfrentado un Esteban tan idealista como vacilante en la acción; en lo que toca a la forma, una prosa gozosa como pocas, tan sugerente que resulta en verdadera fiesta para los sentidos. Al colorido y exuberancia del Caribe corresponden un estilo y un léxico frondosos, a la medida de la desmesura antillana. Largos párrafos se suceden, con escasos, breves y punzantes diálogos además de fascinantes descripciones de lugares y objetos. Carpentier era un apasionado de la radiante materialidad caribeña, y vaya que fue capaz de transmitirnos su pasión: en una prosa pletórica de sensualidad, envolvente y fascinante. Abundan sabrosos y expresivos localismos, y es que no hay modo de negarle dignidad a la vertiente caribeña de nuestra lengua común. No por nada se ha calificado a esta novela como ‘sinfonía del Caribe’. No en vano se caracteriza a Carpentier como escritor barroco, caracterización que el propio autor refrendara al promover el Barroco al rango de categoría fundamental en la delimitación de lo latinoamericano.

Los pasajes históricos, referidos especialmente a la actuación de Víctor Hugues en calidad de agente de la Revolución, son fidedignos. Para su elaboración Carpentier hizo acopio concienzudo de fuentes documentales, proceso en que pudo además enterarse del destino de connotadas personalidades revolucionarias, caídas en desgracia y condenadas al destierro en la Guayana Francesa -destacan los casos de Jaques Billaud-Varenne y Jean-Marie Collot d’Herbois, quienes contribuyen al empaque histórico de la novela-. Escaso conocimiento hay de la vida de Hugues y poca certeza sobre sus años finales y sobre su muerte, al menos a la fecha en que el escritor redactó la obra. Me parece que el talentoso cubano supo sacar partido de lo que sí se sabe, recreándolo del modo más enjundioso para el lector.

En suma, un libro sobradamente recomendable.

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52 comentarios en “EL SIGLO DE LAS LUCES – Alejo Carpentier

  1. CORCONTAS dice:

    Pues a mí me interesa el tema que trata, así que muchas gracias por la reseña, ahora ya sñe que al menos es recomendable.

  2. Clío dice:

    Buena reseña Rodrigo, este es de esos libros que siempre tienes en mente leer y no se porqué extrañas circunstancias nunca he leido y seguro que está en casa, gracias por recordarlo, esta vez prometo no echarlo en saco roto.

  3. Akawi dice:

    Me suena un montón a mí también que lo tengo por algún sitio y como le ha pasado a Clío no lo he leído, lo tendré que rebuscar por mi casa.
    Mi marido compraba muchos que yo no tenía tiempo de leer. Buscaré.

    Qué complejo de igno…….. me da cuando leo reseñas de este tipo, tan bien escritas y tan claras.
    Gracias Rodrigo.
    Un abrazo.

  4. Akawi dice:

    Nuri, qué bonita la imagen de cabecera, será porque me gusta el amarillo, es mi color, que decía Donovan en aquella canción.
    Besos.

  5. Nuruialwen dice:

    Pues me alegro de esa coincidencia, gracias, Akawi, y besos también para ti. Así da gusto trabajar.

  6. farsalia dice:

    En algún sitio por casa debe de haberse exiliado esta novela, que compré hace ya algún tiempo (¿coleccionable de periódico los domingos?), confiando en leerla en alguna ocasión. A ver si la encuentro…

  7. Ariodante dice:

    ¿Qué puedo decir, Rodrigo? Me has dejado sin habla…espléndida reseña y espléndida novela, que lei hace años y ahora me han entrado unas ganas enormes de releer. De Carpentier lo tengo leido casi todo, y como te conté, he comprado una edición preciosa del Concierto barroco, que no recuerdo si leí o no -creo que si- pero que releeré en cuanto me tranquilice un poco. Y sobre todo, se nota cuando el libro que reseñas te ha impactado. Y en este caso es así. En fin, mi enhorabuena y espero que a muchos les animes a leer tan estupenda obra.

  8. Ariodante dice:

    … y me olvidaba: ¡Enhorabuena a tí también, Nuru! ¡Qué bonita, qué preciosa cabecera! Has estado realmente inspirada.

  9. Rodrigo dice:

    Gracias por las intervenciones.

    La edición cuya portada aparece reproducida es la de Espasa Calpe, Colección Austral, 2007; 422 pp. y tamaño bolsillo. También hay edición por Seix Barral, Colección Biblioteca Breve, 2007; 416 pp.

    Akawi, eres muy amable, pero que no te acompleje una reseña como ésta -corrientita-. En serio, las tuyas no desmerecen en nada a su lado.

    Ario, tanto me gusta esta novela que la he leído un buen montón de veces y la tengo en sitial de honor. La primera vez fue en unas vacaciones playeras, verano de 1990; me la devoré en una jornada. No exagero si digo que acabé extasiado.

    Clío y Farsalia -¿Akawi?-: ya se tardan en leerla. ;-)

    Corqui: recomendable es poco decir, para mi gusto, pero en esto de las recomendaciones hay que irse con prudencia. Si te animas a leer la novela, espero que la disfrutes.

    Nuru, qué decirte sino lo que corresponde, lo de siempre: bonita y sugerente cabecera.

    Saludos.

  10. Max Staub dice:

    Estupenda reseña Rodrigo, enhorabuena

  11. juanrio dice:

    Felicidades, Rodrigo. Lo lamentable, en mi caso, es que intenté leer esta novela en tiempo en tiempos difíciles, en la mili, y no consiguió engancharme. La tengo desde entonces pero nunca le he dado una segunda oportunidad. Espero tener algún día la ocasión de abrirla otra vez con ojos nuevos y adentrarme, tan bien como tú, en su trama.

  12. Rodrigo dice:

    Un honor, compañeros.

  13. maricarmen blasco dice:

    pertenezco a una tertulia literaria, nos reunimos dos veces al mes. Y Este es el útimo libro que hemos leído. Me ha encantado y no sabeís el jugo que le hemos sacado en los comentarios de la terlulia, fantástico. Si´teneís alguna obra buena para recomendarme os lo agradeceré. Gracias por anticipado.

  14. Rodrigo dice:

    Hola, Maricarmen.

    Arriba a la derecha está la sección ‘Listado de reseñas’, con un buen montón de títulos en orden alfabético. Más abajo tienes las mismas reseñas -además de otras cosas-, distribuídas según Categorías. Con un poco de paciencia puedes encontrar algo que te interese.

    Que haya suerte.

  15. guisela dice:

    es muy buena me toco leerla para un concurso de literatura en el cole
    se las recomiendo

  16. MARIA DEL CARMEN PANIAGUA dice:

    Tuve la suerte de estar en un seminario que realizo Horacio Vazquez Rial, menciono el libro y lo lei, pero tu reseña maravillosa Rodrigo.

  17. oscar dice:

    es una espetacula novela se las recomiendo leerla nos hace sentirnos como ninguno

  18. jorge franco dice:

    PARA MI ESTE CLASICO ESTA VIGENTE.
    EN EL SE IDENTIFICA EL SISTEMA DE PENSAMIENTO RACIONALISTA.
    ES BUENO EXPRESAR EN ESTOS TERMINOS,PARA QUE NUESTROS LECTORES HAGAN SUS APLICACIONES EN SUS AMBITOS DE VIDA.
    VIVA NUESTRO PRINCIPE DE LAS LETRAS CASTELLANA RUBEN DARIO,NUESTRO POETA MODERNISTA NICARAGUENSE QUE NOS REPRESENTA EN EL MUNDO.
    LO HAN LEIDO?

  19. David dice:

    Soy cubano, 42 anos, y acabo de releerme «El Siglo….» despues de 25 anos! Creo que la disfrute’ mucho mas ahora, sera’ porque entiendo mucho mejor el lenguaje, conozco mas Europa y el Caribe, etc., etc. Pero sobre todo, porque me «pica» de cerca todo eso de las revoluciones, ideales traicionados, el poder absoluto.
    ?Que creen de esta frase de Esteban, hacia el final de la novela?
    «Esta vez la Revolucion ha fracasado. Acaso la proxima sea la buena. Pero, para agarrarme cuando estalle, tendran que bucarme con linternas al mediodia. Cuidemonos de las palabras hermosas; de los mundos mejores creados por las palabras»

  20. Urogallo dice:

    Hace poco leía:

    «Cuando las revoluciones acaban, todo se queda más o menos como antes. Por eso las llaman revoluciones ( giro)».

  21. Tasos dice:

    Uro, no me digas que has estado leyendo greguerías, de D. Ramón.

  22. aguasaga dice:

    Compre la novela ayer junto a otros titulos. Ojeandola, me parecio algo aburrida. Por los comentarios que habeis puesto, he decidido leerla. Espero que cuando la termine me guste y espero dar mi opinion.

  23. sam p dice:

    sam p
    soy colombiana tengo 13 años acobo de leer el libro y me parece supe…
    y la disfrute muy lind lo obra «elsiglo de las luces…!!

  24. Vila dice:

    Leí la novela hace muchos años, y recordaba vagamente que me había gustado. Acabo de releerla y me parece verdaderamente buena. Creo que es de esas lecturas que se disfrutan más en la madurez que en la juventud. También me parece muy instructiva, y teniendo en cuenta el ahogo de lo políticamente correcto de los últimos tiempos, refrescante. ES estupenda

  25. loles dice:

    Lo hemos leído en un club de lectura y comentado ampliamente después. A todos le ha costado mucho esfuerzo leerlo. opiniones del grupo: Divaga, es pesadisimo en las elucubraciones; no se ha enterado de la revolución francesa, solo algunos aspectos muy parciales en el caribe; el final en España contra los franceses no se ha entendido o no ha gustado. En resumen: no se ha considerado que fuera buena novela por mucha fama que tenga.

  26. Urogallo dice:

    Hay que tener en cuenta que es una novela que transmite un punto de vista externo. Los ecos de la revolución europea para una población sometida y analfabeta. Creo que no hay que pecar de eurocentrismo al leerlo.

  27. Davi dice:

    Coincido con Urogallo. Hay que analizarla desde la perspectiva Latinoamericana y Caribena. Quizas a un Europeo no le diga mucho, pero a los de la otra parte del Atlantico, si. Revoluciones traicionadas, exportacion de ideas, poder absoluto…. Son cosas que nos han tocado dec erca.

  28. julio dice:

    MUY BUENO EL COMENTARIO, SUGIERO LEAN LA PAGINA 448 PARECIDO LO QUE ESTA SUCEDIENDO EN VENEZUELA, EL RECAMBIO GENERACIONAL ES IMPORTANTE EN LOS PAISES DEMOCRATICOS Y ES HORA DE TERMINAR CON LOS MALOS GOBERNANTES ,AMBICIOSOS Y CORRUPTOS,..

  29. Luis dice:

    Ese capítulo 36, tan contundente en su mirada a la Revolución. Tan mordaz en su crítica a los excesos, a la claudicación de la piedad, al desvío de su pretendido rumbo.

  30. nefertina dice:

    Libro para mi club de lectura mes julio 2015. Se comentará próxima semana. Mi primer contacto con Carpentier, y mi opinión es: PESADISIMO, reiterativo en cualquier descripción que hace, innecesaria tanta palabrería, que aún cuando muestra un gran dominio del idioma, lleva aparejada una enumeración exagerada de cualquier reseña, que logra llevarme al aburrimiento y al cansancio, decidiendo no leer nada más de este autor. Podría haber hecho una mejor obra, ahorrándose páginas y más páginas, dejando el libro reducido a la mitad, y no por ignorar pasajes, sino simplemente por haberse ceñido a la agilidad en sus descripciones.

  31. Rodrigo dice:

    Por favor, qué nivelazo el de ciertos comentarios… Me referiré tan sólo al último, no me da la paciencia para más.

    Veamos, Nefertina. En primer lugar, debes tener en cuenta que aquello de la “agilidad en las descripciones” es apenas una cualidad opcional, de ninguna manera una virtud indisociable de la buena literatura –como si dijésemos que para ser buena, una novela ha de ser descriptivamente ágil; si creyéramos esto, mandaríamos casi toda la gran narrativa decimonónica al tacho de la basura, por morosa justamente en el ítem de las descripciones. En segundo lugar: ¿se te ha ocurrido pensar que no todo en literatura es acción, acción por sobre cualquier otra cosa, y que la trama no es el único componente a valorar en una obra narrativa? (Me parece curioso que haya necesidad de subrayar esto a propósito de una novela como la de Carpentier, que no es precisamente exigua en acción; supongo que habrá que achacarlo a la circunstancia de vivir en la era del cine y la televisión… En fin, sigamos.) ¿No has pensado que el estilo en literatura es crucial, y que un estilo como el de Carpentier aspira a la expansión?; ¿que este estilo, por lo mismo, tal vez se exprese en su justa medida en una novela como El Siglo de las Luces? (¿De verdad se puede ser tan rematadamente insensible al goce estético que supone la prosa de Carpentier?) ¿No has pensado que la trama no es el único medio por el que un escritor puede transmitir su visión de mundo, y que la forma de una novela puede estar cargada de significado? En tercer lugar, y relacionado directamente con lo anterior: ¿una mejor obra, sin esos pasajes que condenas por presuntamente aburridos? De ninguna manera. Sin esos pasajes sería distinta, y no para mejor: resultaría una novela deslavazada, exangüe, falta de fibra, desprovista de uno de los sellos de identidad de la obra carpenteriana (obra que, por si no lo sabes, es una de las más singulares y destacadas en lengua castellana del siglo XX). Sin el prodigioso arte carpenteriano, El Siglo de las Luces sería una novela como casi cualquier otra, muy movida, sí, pero carente de alma. Carente de su distintivo mayor.

    Sucede que la exuberancia estilística es esencial al programa novelístico de Alejo Carpentier, ¿o crees que lo que tan desafortunadamente llamas “palabrería” obedece a un afán de lucimiento? (“Palabrería”, la más radiante orfebrería de la palabra; “palabrería”, una escritura así de deleitosa, un genuino sortilegio para el lector; “palabrería”, una prosa que es un don y una celebración de la lengua, de nuestra lengua…) No pues, se trata de algo que concierne directamente a uno de los motivos fundamentales del quehacer literario del cubano, que es el de la identidad latinoamericana y su plasmación artística. Si la prosa de Carpentier es tan plástica y abundosa, tan transparente en el disfrute de los tonos y matices de la lengua, tan gozosamente barroca –pero jamás alambicada-, es porque el escritor veía en semejante esplendidez verbal el mejor trasunto literario de la naturaleza y el hombre latinoamericanos, que él juzgaba bullentes de vitalidad e impregnados de la cualidad de lo maravilloso. Lo que hace primordialmente Carpentier es descubrir al mundo la maravilla de América, que a él mismo se le había revelado en un viaje iniciático por tierras caribeñas. Y es un escritor imbuido del sentido de lo maravilloso el que, después de concebir esa novela programática que es El reino de este mundo, se aboca a una historia de pasiones políticas y pasiones románticas en tiempos de la Revolución Francesa. ¿Qué tiene de extraño que, con su probado virtuosismo, escribiera El Siglo de las Luces tal como lo hizo, complaciéndose en la descripción de objetos y paisajes, transmitiéndonos con sensual plasticidad el gozo y la plenitud ya no sólo de lo americano sino de la vida entera? Porque la de Carpentier es una prosa que desborda maravilla, la misma que –en realidad- anidaba en el alma del escritor. No hay que tener más que un poco de sapiencia y sensibilidad lectoral para apreciarlo.

    He creído, ingenuo de mí, que una novela de las características de El Siglo de las Luces debía cuanto menos suscitar curiosidad en vez de repulsa… En fin.

  32. Freddie S. dice:

    En la tercera ocasión logré abordarlo, las descripciones no son detalladas, son lentas.

  33. Caballero dice:

    A lo dicho por Rodrigo sólo queda decir: Amén.

  34. Rodrigo dice:

    Me honra saber que estás conmigo, Caballero.

    Recuerdo muy bien la circunstancia en que leí esta novela por primera vez: a los 19 o 20 años, un ejemplar adquirido en cierto balneario, la sencillísima edición de Bruguera (colección Club Bruguera, portadas de color naranja). Me sedujo de inmediato; preferí quedarme en la cabaña, leyendo, a bajar a la playa. ¡El mejor día de aquellas vacaciones! Releí la novela apenas regresé a Santiago, un par de semanas después, y desde entonces he retornado a ella una cantidad de veces. (Al ejemplar de Bruguera lo sucedió uno de Cátedra, espléndidamente editado.) Se comprenderá que la defienda con vehemencia.

    Por supuesto, no espero ni deseo que toda novela que caiga en mis manos cultive un estilo como el de El Siglo de las Luces, más bien al contrario: que permanezca siempre como una joya única e irrepetible.

    Fuera de la obra carpenteriana, sólo una novela me ha sumergido -por momentos- en el goce de una escritura tan pletórica y morrocotuda: El gatopardo. ¡Aprendería italiano sólo por el placer de leerla en su idioma original!

  35. Caballero dice:

    Lo sabía. Algo me decía, por tus gustos literarios y tus opiniones que «El gatopardo» estaba entre tus novelas de cabecera. Me da gusto confirmarlo. Y ¿qué decir del maestro Carpentier? Yo lo descubrí por su Concierto barroco y desde entonces no he podido dejar de leerlo. Cuando me leí toda la serie de las novelas de dictador su «El recurso del método» se posicionó fácilmente entre mis dos favoritas junto a «La fiesta del chivo» de Vargas Llosa. Y, al igual que tú, releo «El siglo de las luces» periódicamente por el placer de su prosa excesiva y barroca. La prosa de Carpentier tiene un ritmo, un color, un brillo único en las letras hispanoamericanas pero entiendo a quienes les resulta cansado y aburrido. Porque para entenderlo y disfrutarlo hay que tener una sensibilidad especial y un alma generosa. También es una cuestión cultural y generacional, como bien argumentas. Acostumbrados a historias planas, en cine y literatura, cuando te tropiezas con una pieza maestra, su brillo y complejidad, abisman a cualquiera.

  36. Rodrigo dice:

    Lástima que Carpentier cerrase su trayectoria literaria con La consagración de la primavera. A mí por lo menos me parece un bodrio.

    Ajá, las novelas de dictador. Quizá lo único bueno que puede decirse del fenómeno dictatorial en estas latitudes es que inspiró unas tremendas obras literarias. Mis preferidas son la de Vargas Llosa y la de Asturias, El señor Presidente. La de Carpentier la pongo en el escalafón siguiente.

  37. David dice:

    Creo que su ultima novela fue’ «El arpa y la sombra», que a mi me gusto’. Recuerdo que disfrute’ mucho «El recurso del Metodo» cuando lo lei por primera vez have 20 anyos, y cuando lo lei de nuevo hace 2

  38. Rodrigo dice:

    Bah, tienes razón. El arpa y la sombra es la última, publicada en 1979 (y es una buena novela). La consagración… apareció el año anterior.

  39. Caballero dice:

    De acuerdo, «La consagración de la primavera» a mí también me pareció un bodrio. Y «Señor presidente» no la tengo entre mis favoritas. Creo que fue la que menos me gustó después de «Tirano Banderas» de Valle Inclán.

  40. Rodrigo dice:

    Bodrio, digo, no sólo por el sesgo ideológico. También, incluso diría sobre todo, porque casi todo en La consagración… resulta falso, forzado; empezando por los personajes, que son de cartón piedra.

    Un lastimoso tropiezo para tan grande escritor.

  41. nefertina dice:

    Gracias Rodrigo por el trabajado comentario que la opinión que expresé el pasado 17 de julio te ha merecido. No lo había leído hasta hoy, en que he terminado la novela que el otro día aún no tenía finiquitada.
    En mi club de lectura, la mayoría se expresó en parecidos términos a los míos. Me reafirmo en mi opinión ya expresada, y siento no poder contestarte con la manera envidiable con que tu lo haces.
    Para ser buena (recordemos a Gracián), no es que deba ser breve (curtida estoy en «tochos» que considero memorables), pero si al menos no tan excesiva.
    Ni la trama, ni mucho menos la acción, son los valores que me inclinan a leer una novela, ni por supuesto a darle mis bendiciones.
    Y el exceso de palabras, ya sean nombres o adjetivos, resulta redundante, artificioso, altamente pretencioso, y por lo tanto sobrante.
    Mi sensibilidad lectoral se siente tocada con Mugica Lainez en «Bomarzo», con García Márquez en «El amor en los …», pero con esta novela, lo siento pero no.

  42. Ana dice:

    quiero reportar plagio en esta reseña, pues el siguiwnte pasaje «Todo principia en La Habana, en torno de 1790. Un acaudalado comerciante criollo acaba de fallecer, dejando en la orfandad a sus hijos adolescentes, Sofía y Carlos, quienes se recluyen en la casona familiar en señal de duelo. Con ellos vive su primo Esteban, huérfano desde temprana edad, también adolescente y un verdadero hermano para ambos. La reclusión deviene gradualmente fiesta, al hacer de la casa un lugar encantado al margen del mundo; mundo del que, no obstante, se maravillan los chicos a través de los libros. Cierto día irrumpe un francés de nombre Víctor Hugues, marsellés afincado en Saint-Domingue (la futura Haití). Desea hacer tra» en adelante, sale tal cual en wikipedia

    1. Javi_LR dice:

      XDDD…

      Ana, ¿cómo sabes que no es al contrario? Es curioso. Mira, si te fijas esta reseña data del año 2008. La edición de la wiki del 2013: https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=El_Siglo_de_las_Luces_(novela)&diff=82768257&oldid=68169207

      Un saludo

  43. Vorimir dice:

    Más claro agua, reseña de 2008 y cambios de la wiki en 2013. Esto me recuerda que una reseña mía de Musashi la copiaron tal cual y la subieron a otra página de reseñas. XD

    1. Javi_LR dice:

      La verdad es que en la Wiki deberían de poner un apartado especial «Hislibris» XD

  44. cavilius dice:

    Dentro de lo malo, ojalá alguien plagiara mis reseñas: significaría que se las han leído…

    1. Javi_LR dice:

      No lo veo malo. Si fuera el autor de esa revisión de la wiki, quizá. No sé.

  45. Rodrigo dice:

    Gracias, Javi.

  46. Caballero dice:

    Casi se me corta el desayuno. ¡Acusar a Rodrigo de plagio así por la cara! Con todo respeto, Ana: me parece una falta de ética tu acusación. Por el modo y por el tono. Te hubieras visto más bonita si al encontrar la similitud entre la reseña de Rodrigo y la de Wikipedia hubieras preguntado si había alguna relación entre los textos o si el autor de la reseña había autorizado que publicaran su texto en Wikipedia. Así como se te hizo fácil acusar confío en que te resulte igual de fácil disculparte. ¡Larga vida a don Rodrigo!

  47. Rodrigo dice:

    Tanto entusiasmo es impagable.

    Gracias, Caballero.

  48. José Sebastián dice:

    Si ya me parece muy grave acusar de plagio a alguien, más grave me parece hacerlo desde el anonimato y, más grave aún, a una persona como Rodrigo cuya reputación en Hislibris está fuera de toda duda y que es el «alma mater» de este foro de tolerancia, respeto y amor por los libros.

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