EL SECRETO DE LOS ORÁCULOS – Philipp Vandenberg

El Secreto de los Oráculos. Philipp VandenbergYo sé el número de los granos de la arena y las dimensiones del mar, y al sordomudo comprendo y al que no habla oigo”.
Herodoto, I 47.3

“No es que me moleste pero ¿cómo es que se sienta usted aquí a mi lado? La biblioteca está desierta, puede escoger el sitio que le apetezca.”
“Es lo que he hecho. El oráculo me ha indicado que es a ti a quien debo buscar.”
“¿Oráculo? ¿Buscarme a mí? Perdone usted, buen hombre, pero mañana tengo un examen sobre Kant y el idealismo alemán y he de estudiarme este volumen de…”
“Eso no es importante. Escucha, cavilius, he de hablar contigo de algo que sí lo es, y mucho.”
“Ah, ya veo. Se está usted confundiendo de persona; yo no me llamo así, yo me llamo…”
“Te llamarás, algún día te llamarás así… Dentro de 3 lustros te cansarás de tu nombre y lo cambiarás por el de cavilius.”
“Esteeee… Bien, de acuerdo, lo que usted diga. Ahora, si me disculpa, creo que mi pedicuro me está esperando.”
“Aguarda; sólo te pido que me escuches. Será un momento.”

“Adelante, adelante, faltaría más. Que espere el pedicuro.”
“Mi nombre es Philipp Vandenberg… ¿No te suena? Da igual, te sonará cuando dupliques tu edad. Soy investigador y escritor, y hace doce años, cuando tú tenías la mitad de los que tienes ahora, escribí un libro sobre Grecia. Lo acaban de publicar en España.”
“Sssstupendo, felicidades. Si lo veo lo compraré, siempre he querido saber cuántos griegos hay en Grecia. ¿Ya está?”
“El libro no trata de demografía sino de oráculos. De oráculos griegos. Esos lugares sagrados donde los antiguos hacían preguntas sobre su destino, sobre el futuro de sus vidas, sobre el éxito o el fracaso de sus proyectos. Sabes qué es un oráculo, ¿verdad?”
“Claro que sé qué es un oráculo, quién no sabe qué es un oráculo, hasta el más ignorante sabe qué es un oráculo. Los oráculos no son ningún secreto para mí.”
“Bien, ahora estoy seguro de que eres la persona que necesito: el libro se titula precisamente El secreto de los oráculos.”
“Vaya por Dios.”
“En él hago un recorrido por los oráculos más importantes del mundo antiguo: Olimpia, Delos, Dodona, Siwah, el oráculo de la muerte junto al río Aqueronte, el del sueño en Oropo… y sobre todo, sobre todo, el oráculo sagrado de Apolo en Delfos. Describo el funcionamiento de todos ellos (hasta donde se conoce, claro), expongo los hallazgos arqueológicos que ofrecen pruebas reales de su existencia, utilizo las fuentes antiguas para ilustrar qué uso se les daba… Por supuesto, ten en cuenta que el libro tiene ya doce años y que cuando tú lo leas tendrá casi 30; para entonces se habrán hecho descubrimientos nuevos que yo no he podido recoger en mi libro; por ejemplo, que las emanaciones subterráneas que la pitia de Delfos aspiraba antes de cada vaticinio eran de gas metano.”
“Apasionante, buen hombre; así que yo leeré el libro el siglo que viene. Menos mal. Y supongo que lo de colar la palabra ‘secreto’ en el título es por poner un anzuelo para que el público pique, porque por lo que me está contando, el libro debe de ser un peñazo, con perdón.”
“No lo creas. El libro desvela el auténtico secreto de los oráculos, descubre el arcano de sus rituales, revela el misterio de la voz de los dioses y de los muertos. Porque ¿sabías que unos oráculos permitían entrar en contacto con los dioses del Olimpo, y otros en cambio lo hacían con los muertos que habitan el Hades? ¿Que unos requerían de intermediarios para establecer el contacto, y en otros eran los mismos consultantes los que experimentaban el éxtasis? ¿Que en unos los dioses hablaban a través de la voz de una pitia, y en otros mediante el viento susurrante a través de las hojas de una encina; unos respondían a las consultas con un simple “sí” o “no”, y otros con enigmáticos versos? Todo esto y mucho más queda desvelado en el libro. ¿Quieres saber cuál es el subtítulo? ‘Los arqueólogos descifran el misterio mejor guardado de la Antigüedad’. ¿Qué te parece?”
“Pues eso, apasionante, ya le digo. Entonces seguro que esas palabras, ‘secreto’, ‘misterio’ y tal, salen en el libro a cada golpe de página, ¿no? Seguro que cada vez que explica usted cómo se descubrió algún antro de esos donde los pitonisos se comunicaban con los dioses o los muertos, se encomienda usted a todos los sacrosantos misterios y enigmas habidos y por haber en el mundo mundial. Seguro que descubre usted en su libro las conexiones secretas entre los oráculos griegos, los extraterrestres del triángulo de las Bermudas y las psicofonías de los castillos medievales. ¿No?”
“No hago nada de eso, malpensado. Apenas uso esas palabras en el libro. Tiempo tendré de escribir sobre escarabajos verdes, quintos evangelios, conjuras vaticanas y otras tonterías. Las tengo todas en mi cabeza, no tengo prisa. Cierto que mi primer libro trató sobre maldiciones faraónicas, ¿hay algo más absurdo que eso? Pero en este libro hablo de oráculos; es un libro serio, riguroso y documentado. Además, no es una novela, donde uno puede permitirse licencias fantasiosas sin que se note demasiado; esto lo he escrito dotándolo de un tono de periodismo de investigación y de reportaje sobre el terreno. Yo mismo he sido periodista muchos años, así que no soy un novato. Te aseguro que he procurado hacer un libro ameno pero sin renunciar al rigor y a la documentación.”
“Vale, vale. Por mí como si lo escribe en estilo romántico tardío; si lo que quiere decir es que no es un libro aburrido, ya le entiendo, ya. Pero lo de documentado permítame que lo dude. Porque claro, supongo que habrá tirado usted de…”
“De quién va a ser: del genio de Herodoto y del incansable Pausanias. Bueno, también de otros, como Plutarco, Tácito, etc. Además, he puesto bastantes ilustraciones, y eso siempre se agradece cuando se trata de libros descriptivos como el mío. Aunque he de confesarte, porque me caes bien (pero que quede entre tú y yo), que el libro se me quedaba corto sólo describiendo los diez o doce oráculos que tenía previstos y explicando las cuatro cosillas sobre cómo fueron descubiertos por los arqueólogos y cómo se supone que funcionaban. Así que eché mano de Herodoto una vez más y colé por allí en medio un par de capítulos explicando largo y tendido lo del oráculo de Delfos y el rey Creso, y lo de Temístocles y los muros de madera.”
“Pues sí que suena muy riguroso su estudio, sí. Pero en fin, si dice usted que el libro va de oráculos, esas anécdotas también van de oráculos, así que al menos en eso es coherente. Aunque, si me permite que le haga yo de pitoniso particular, me temo que su libro va a tener menos éxito que el chico ese que se pasea ahora por Francia en bicicleta, Miguel Indurain o como se llame. El tema de conocer el futuro y consultar a los adivinos interesa mucho en este país, pero siempre que se trate del entorno cercano; lo que sucedió hace 2000 ó 3000 años, señor Vandeburgo, no creo que sea algo que llame mucho la atención. Por desgracia, añado.”
“Vandenberg. Eso cambiará, amigo cavilius, cambiará… En los años venideros habrá una predilección especial por conocer la Historia, ya sea a través de novelas o de ensayos. Mi libro se venderá con éxito aquí, como se ha vendido en mi país. Ya lo verás, dentro de unos años será imposible encontrar un ejemplar.”
“Pues nada, que me alegro. Y si le parece, me levanto y me voy ya, ¿eh?”
“Espera, aún no te he dicho por qué te he buscado y por qué te necesito.”
“Tampoco se crea que quiero saberlo, en serio. Además, y sin ánimo de ofender demasiado: ¿realmente le parece un éxito que dentro de unos años sea imposible encontrar un ejemplar de su libro? A mí me preocuparía un poco.”
“A eso voy. Escucha un minuto más, ahora viene lo más importante: he de revelarte lo que me ha dicho el gran oráculo délfico, que es la razón por la que estoy hoy aquí.”
“Pero en cuanto me lo diga me largo, tanto si le parece mal como si le parece peor. ¿De acuerdo?”
“Serás libre de hacer lo que quieras. Atiende y escucha lo que el oráculo me dijo sobre ti: cuando tu afecto hacia los griegos, ahora inexistente, se haya despertado, cuando cambies tu nombre por el de cavilius, cuando el destino haga que sientas interés por los oráculos, por Delfos, por sus misterios; cuando ese destino ponga en tus manos el secreto del oráculo, cuando sientas que debes decir lo que piensas de ese secreto, entonces y sólo entonces ese mismo destino pondrá en tus manos mi libro; y entonces y sólo entonces lo leerás, y lo darás a conocer de nuevo al mundo, y rememorarás esta conversación; y entonces y sólo entonces comprenderás de qué te he estado hablando todo este tiempo.”
“Ajajá. O sea, que dentro de ¿3 lustros me dijo?, cuando el destino tenga a bien mostrarme el secreto del oráculo y yo diga lo que pienso de él, me encontraré con su libro, lo leeré y lo daré a conocer. ¿Y para qué diantres lo daré a conocer, hombre de Dios, si nadie podrá leerlo? Porque me acaba de decir que en unos años no existirá ni un ejemplar de él. Le he pillado, ¿eh, truhán?”
“Dentro de no mucho tiempo, amigo cavilius, todo el conocimiento humano estará flotando en un éter invisible llamado internet, que se extenderá por todo el planeta y del cual todos nosotros seremos adictos…”
Internet; no lo he oído en mi vida. ¿Y?”
“Allí estará mi libro. Bastará con que, cuando llegue el momento, recuerdes este apretón de manos que ahora te doy, y todo el que quiera leer mi libro podrá hacerlo.”
“Ah, muy bien. Y una última pregunta, si no le sabe mal: ¿por qué ha escrito usted este libro?, ¿cuál es el secreto de los oráculos, ése que dice usted que han descifrado los arqueólogos? ¿Realmente ha sido así? Me tiene intrigadísimo.”
“Amigo cavilius, eso es algo que no te puedo desvelar y que tampoco encontrarás en las páginas del libro. Porque allí sólo está el camino para que tu espíritu, o el de cualquiera que tenga a bien recorrerlo, intuya qué hay tras el umbral que separa lo humano de lo divino. Cuando ese espíritu recorra la Vía Sagrada de Delfos, y el tuyo lo hará dentro de 3 lustros, cuando contemple la casa del dios, cuando adivine el ádyton entre sus ruinas, quizá ese espíritu sienta algo especial o quizá no. Si lo siente, estará entonces muy cerca de conocer el secreto del oráculo.”
“Pues me parece perfecto, sobre todo porque no he entendido ni una palabra. Y ahora, si me disculpa, se me está pasando el arroz. Encantado de conocerle, señor Vandeburgos, y a seguir bien.”

ISBN.- 84-233-2013-8

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66 comentarios en “EL SECRETO DE LOS ORÁCULOS – Philipp Vandenberg

  1. Javi_LR dice:

    Chapó y chapó, Cavilius. Chapó y chapó. Enhorabuena por todo.

    Esta reseña es especial, muy especial, chico. Por todo. Qué gran tino el de ese tipo.

  2. marbenes dice:

    Excelente, y gracias.

  3. Daniekes dice:

    ¿Ya ha empezado el concurso de relatos? Excelente, cavilius.
    Ahora a encontrar el librito en cuestión…..(ha dicho en lanterné ese, ¿no?)

  4. marbenes dice:

    Daniekes, en el enlace de «este apretón de manos » lo tienes ;-)

  5. akawi dice:

    ¡¡¡¡Joder, joder y joder….. !!!!.- Lamento el taco, es la primera expresión que ha salido de mi boca tras leer esta reseña.

    ¡Tonta de mi! Creía que ya no podrías sorprenderme Cavi, pensaba que ya te conocía y que tus buenas reseñas me iban a gustar, como siempre, pero esto…. esto es sublime.

    Como dice Daniekes, por cierto me ha quitado las palabras de la boca,
    podías haberlo presentado al concurso.

    Me uno a Aretes con una sola palabra: GENIAL.

    Muchas gracias por los vínculos asociados y por el pdf.

    Un abrazo.

  6. Rodrigo dice:

    Brillante, Cavilius, brillante.

    Imprimo el libro -que se me hace muy cuesta arriba leer en pantalla-, lo encuaderno y lo disfruto, sin falta.

  7. Paco T dice:

    Me ha encantado la reseña, Cavi. ¿Recuerdas si estabas fumando algo raro dentro de la biblioteca hace 15 años? De paso, ¿no te dijo Vandenburgos algo útil (útil de verdad, no sobre libros, que como mucho sirven para calzar mesas cojas) como la combinación ganadora del bote de Euromillones de abril de 2008?

  8. Aretes dice:

    Daniekes, si Cavi se presenta debería ser borrando una de cada dos palabras que si no va con ventaja.

  9. Aretes dice:

    Nuruialwen, la portada estupenda.

    (Cavilius es el primer reseñador que sale en la portada. Muy favorecido)

  10. Ariodante dice:

    Cavi: ¡ahi le has dado! ¡Acertaste de lleno en la diana! ¡Pero qué inspirado has estado, jooolín! Enhorabuena, una y mil veces. Ya me he copiado el libro, aunque si lo pudiera conseguir en papel…¿realmente no se podría?

  11. Nuruialwen dice:

    Mil gracias, Aretes. Y aprovecho para felicitarte yo también, Cavilius.

  12. Cuchufletas dice:

    JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!!!!
    (¿Para qué decir más, si con eso digo todo?)

  13. JAPEGO dice:

    Este autor no es novato y tiene obras de gran mérito;la conjura sixtina,el escarabajo verde,el inventor de espejos,sombras purpuras o el informe Gólgota entre otros…

  14. Blom dice:

    Sencillamente genial!

  15. Daniekes dice:

    Gracias marbenes :-)

  16. juanrio dice:

    Felicidades Cavilius, no se cuando conseguiré cerrar la boca despues de leer tu reseña.

    P.D.

    ¿Te dijo algo del resto de hislibreños?

    por si acaso

  17. Koenig dice:

    Buenos días.

    Fantástica reseña, maestro, me has alegrado el lunes.

    Aunque me quedo con una duda… ¿Aprobaste el examen?

    Saludos.

  18. Uther dice:

    Felicidades. Genial y original reseña. Y te lo dice un romano ..

  19. Aretes dice:

    Y la palabra de un oficial romano… ya sabes

  20. Clío dice:

    Cavi, jomío, que gracia te ha dado Dios! o Zeus! o el oráculo de Delfos! da lo mismo… pero al final ¿te gustó el libro?

  21. Germánico dice:

    Enhorabuena… griego…

  22. Antonio dice:

    Buenas tardes:

    Enhorabuena, y me quito el sombrero.

    Con Dios.

  23. jenofonte dice:

    Excelente relato, muy original. Me recuerda mi «Anabasis»

  24. Laya dice:

    Una de las mejores reseñas que he leído en Hislibris y desde luego la más ingeniosa.
    Ave Cavilius! (ay no, que tú eras griego…)

  25. cavilius dice:

    Perdón por la tardanza, he estado un poco liado estos días (perdón, bastante liado; perdón, liadísimo) y no he tenido tiempo de aparecer por aquí hasta ahora.

    Gracias a todos por los comentarios, de verdad, y, como dice mi charcutero, vayamos por partes: cierto, Javi, la palabra idónea para esta reseña es especial. Es evidente que la reseña es inventada (lo es, ¿verdad?), pero no el hecho de que muchas cosas que en ella aparecen, y otras que no, hayan ido encajando como un puzzle cósmico en el espacio infinito, hasta culminar con el suceso causante de mi retraso en aparecer por aquí. Bueno, yo ya me entiendo.

    Ariodante, la única manera de conseguir el libro es en librerías de segunda mano porque está descatalogado; así me hice yo con él. Lo que no sé decirte es si es fácil o difícil de encontrar; no es de esos que se ven de vez en cuando en esas librerías, eso sí (yo sólo lo he visto una vez, y lo compré).

    JAPEGO, el autor no es un novato, cierto. Antes de este libro escribió sobre temas egipcios (La maldición de los faraones, por ejemplo, sobre la maldición de la tumba de Tutankamón), y después de El secreto de los oráculos lo hizo principalmente sobre temas relacionados con Jesús de Nazaret, el Vaticano… No sabría decir si sus obras son ese tipo de literatura que ve conspiraciones, misterios, conjuras o maldiciones por todas partes, porque sólo he leído el libro que he reseñado (aunque los títulos no ayudan a pensar lo contrario, la verdad), y éste, El secreto de los oráculos, no se alinea en esa onda. Como digo por ahí arriba (espero que se haya entendido, porque ahora lo releo y tengo mis dudas), no es un libro sensacionalista salvo quizá por el título; aporta datos que son difíciles de encontrar en otros libros (yo al menos he tenido dificultad para encontrar bibliografía -en castellano- sobre el funcionamiento de los oráculos griegos), y sólo por eso ya merece que se le eche un vistazo. Próximamente Alianza Editorial publicará (si no lo ha hecho ya) Oráculos griegos, de David Hernández de la Fuente, autor español a quien sólo conozco de sus colaboraciones en la revista de Historia Nacional Geographic. Lo espero con ansia, a ver qué tal está. Pero el libro de Vandenberg, creo yo, es aceptablemente riguroso, no contamina la información (y la tentación es grande) con esoterismos ni extravagancias. Y es muy ameno de leer. O sea que sí, Clío, me gustó.
    Sinceramente os lo recomiendo, si es que os interesan estos temas, claro. Y si no pues también.

    Saludos.

    PS: Paco T, no estaba fumando nada aquel día, aunque sí te diré que aquella biblioteca se la conoce desde siempre como el ovni, no se sabe si por su forma de platillo volante o porque los que solíamos frecuentarla éramos unos marcianos. Sí que aprobé el examen, Koenig, menudo era yo antes. Y el tipo aquel no me habló del resto de hislibreños, juanrio; si lo hubiera hecho, entonces sí que yo habría salido de allí por patas…

  26. tizalaya dice:

    Me prodigo muy poco por estos lares, aunque leeros lo hago casi a diario.
    Pero ante tan soberbia reseña… ¿cómo resistirme a poner aunque sólo sea un puñado de letras para felicitar al autor?
    Cavi, en los dibujos animados las mandíbulas se desencajan y llegan hasta el suelo ¿verdad? Pues así me dejaste «jomío», cuando leí la tuya. Y el caso es que la he leído varias veces, y aún no consigo encajármela del todo.
    Mi más sincera felicitación. ¡¡Enhorabuena!!

  27. jerufa dice:

    ANONADADO me he quedado.
    Glup!
    ¡Joder, cavi, eres un mago!

  28. jerufa dice:

    ¡Es que es una reseña muy BONITA!

  29. cavilius dice:

    Más bien fantástica (porque anda que no le he echado fantasía al asunto…)

    Gracias, me alegro de que os guste. Pero ¿y el libro qué? ¿Alguien lo ha leído, alguien opina?

  30. Germánico dice:

    Yo no me lo he ñeído, pero opino que…

  31. Germánico dice:

    Yo no me lo he leído, pero opino que…

  32. jerufa dice:

    Cuando lo encuentre en librerías de segunda mano. A mí eso de descargarme lectura de Internet como que no…
    ¡Vamos, es que es una cosa que odio!

  33. Rodrigo dice:

    Por supuesto, Cavi, no lo encontré en librerías de viejo, así que tendré que optar por la impresión.

    Mi pobre impresora…

  34. cavilius dice:

    Je je, bueno, tampoco os lo toméis como si fueran los deberes del cole.

    Germánico, de tus dos opiniones, estoy más de acuerdo con la primera que con la segunda.

    Saludos.

  35. Germánico dice:

    La segunda es más profunda, ciertamente.

  36. kratos dice:

    Oye, me ha encantado la reseña porque es diferente a todas y muy original. A ver cuándo se me ocurre a mi una cosa de éstas…

    Saludos a todos

  37. Ascanio dice:

    Pero si tú eres un paquete de tío, Kratos…

  38. cavilius dice:

    Kratos, desordena un poco las letras de «Ascanio» y verás que sale «ni caso a«. Pues eso: ni caso a Ascanio. Que se te ocurra una cosa de éstas no es difícil; a ti seguro que se te ocurre una cosa mejor que ésta, y eso sucederá… exactamente cuando suceda. Sólo hay que estar preparado.

    Ascanio, desempaqueta al pobre kratos, anda.

  39. Ascanio dice:

    Claro, eso me lo dices porque como no te he dicho que tu reseña es estupenda, original y divertida, te da coraje. Pues ya no lo digo, ea, y te quedas con las ganas.

  40. Arauxo dice:

    … cómo eres.

  41. Rafael dice:

    Cavilius, tu reseña es excelente. Por cierto, he tenido ocasión de leer algo el libro de Hernández de la Fuente que citas (Oráculos griegos) y es un prodigio: muy bien escrito, claro, didáctico y fácil de digerir. Recomiendo además que echéis un vistazo al resto de su bibliografía (¡ah!, y también a mi blog, que va sobre estos temas). Saludos a todos.

  42. Rafael dice:

    Solo tenéis que pinchar en mi nombre…

  43. Aretes dice:

    Tiene buena pinta, Rafael.

    Y un inciso, «¿Ritón persa desaparecido en el expolio del Museo de Bagdad?». ¿Exactamente en qué fecha? Es que ese artilugio lo he visto yo en algún sitio y a lo mejor hay que llamar a la Interpol o algo así …

    (Cavi, acepto sobornos)

  44. Rafael dice:

    Gracias, Aretes. Desapareció en la reciente Guerra del Golfo. Desconozco si ha vuelto a su lugar.

  45. Aretes dice:

    Rafael, algo parecido tuvo Cavilius como avatar hace algún tiempo y era por hacer una gracia con ello.
    Perdona la broma, lo siento

    Pero lo de la página si va en serio, claro.

  46. cavilius dice:

    Hola, Rafael. Tienes una página muy interesante, la verdad.

    El libro de Hernández de la Fuente lo tengo ya en casa esperando a ser leído, y será leído cuando tenga algo de tiempo, y tendré algo de tiempo… no sé cuándo.

    Bienvenido, y siéntete como en tu casa.

    Saludos.

    PS: Aretes, es que me ofrecieron una pasta por el ritón y no pude negarme. No me delates, por favor.

  47. Javi_LR dice:

    Bienvenido, Rafael. Tienes una página tan atractiva y sugerente que es todo un peligro para los que tenemos poco tiempo. Es interesantísima, de verdad.

  48. Clío dice:

    Pues yo sé de alguien, a quien le van a gustar mucho los cuadros de Godward que has puesto en tu blog, por cierto que triste como acabó este pintor, bienvenido Rafael y ya iremos leyendo detenidamente tu página, ¡que tiene buena pinta!.

  49. Ascanio dice:

    ¿Cómo murió, Clío? Sí, ya sé que puedo buscarlo en Internet, pero prefiero que me lo cuentes tú (más que nada para darte la lata, paquetiviamentí).

  50. Clío dice:

    Pues se suicidó, parece ser que su pintura comenzó a pasarse de moda y no pudo o no quiso cambiar de estilo, lo horrible es que metió la cabeza en un horno de gas, brrrrrrr los pelos como escarpias, oye! eso sí, creo que sus obras se cotizan hoy muchísimo.

  51. Ascanio dice:

    Qué dulces y tiernos eran estos románticos desubicados…

  52. Ascanio dice:

    Ah, y no me preguntéis que he querido decir porque ni yo misma me entiendo.

  53. cavilius dice:

    ¿Qué has querido decir, Ascanio?

  54. Clío dice:

    Sí, cuando muere la reina Victoria se acaba este siglo de clásicos-románticos, y al parecer no conseguía vender un cuadro, los felices años veinte acabaron con él….

  55. Ascanio dice:

    Pues no sé. No me entiendo.

  56. Ascanio dice:

    Ah, pues mira, Clío sí lo entiende.

  57. Rafael dice:

    Gracias por vuestro amables comentarios. Como la cosa va de oráculos y santuarios, quiero recomendaros uno estupendo que acabo de comenzar: Eleusis, de Karl Kerényi (Siruela). Aúna lo arqueológico con los datos de las fuentes literarias y ofrece sugerentes interpretaciones de lo que ocurría en el célebre telesterion.

  58. Rodrigo dice:

    Cavilius, hoy he visto un libro del mismísimo autor cuya obra ‘secretística-oracular’ te inspirara una tan memorable reseña -la de este hilo, por supuesto-. No es el único título con que me he topado, cosa de lo más natural tratándose de un escritor prolífico como creo que es Vandenberg; lo peculiar de éste residía, fíjate, en el señuelo que los editores tuvieron a bien poner en portada: la perlita de, ejem, Philipp Vandenberg, «EL DAN BROWN ALEMÁN».

    Libro nuevecito, de reciente publicación.

    En mi muy particular caso, el susodicho señuelo no hizo más que hacerme el efecto de una patada y un revulsivo, todo junto. Luego fue el desconcierto y el preguntarme algo como «¿qué diablos ha tratado de colarnos el preclaro Cavilius, aquel que no hace mucho declaraba no leer ‘best sellers’?» (Declaración que mucha, muchísima honra te hacía, por cierto.)

    :-)

    (Eeeh, por si no se nota, Cavi, estoy de broma. Si logro superar mi reticencia a leer libros en el computador, me prometo empezar con el de Vanderberg. El que aquí reseñabas, obviamente. O puede que me decida por fin a imprimirlo.)

    Saludos.

  59. cavilius dice:

    Lagarto, lagarto, Rodrigo (que por estos lares del Atlántico occidental quiere decir: buf, eso ni en pintura, poddió). Yo huiría despavorido si me encontrara un libro con semejante publicidad.

    El hombre (me refiero a Philipp Vandenberg, no al género humano) es prolífico (me refiero a que tiene muchos libros escritos, no a… ), efectivamente, pero yo sólo he leído el presente y no puedo valorar si se asemeja o no a Dan Brown. Pero si tuviera que comparar El secreto de los oráculos con El Código Da Vinci, diría que se parecen tanto como un motor de explosión de cuatro tiempos y un bocata de calamares en su tinta. Más o menos.

    Hombre, lo de que no leo best-sellers no es una regla, sino que simplemente no se suele dar el caso de que los lea. En cambio, sí leí El Código Da Vinci; cielos, esto de vivir rodeado de libros es tan complicado…

    Uf, durillo lo de leer en la pantalla, Rodrigo. Confía en el destino, quizá lo encuentres en alguna librería. Sin ir más lejos, yo vi un ejemplar en una feria del libro de ocasión celebrada hace poco en mi ciudad. Caramba, podría habértelo comprado de haber existido algún oráculo que así me lo hubiese dictado. Cielos, esto de vivir rodeado de misterios es tan complicado también…

    Saludos.

  60. Rodrigo dice:

    ¿Confiar en el destino? Hombre, eso se decía uno que apostó su casa y su auto al resultado de un partido de fútbol. Hoy vive de la caridad familiar.

    (Si confío en el destino, ¿me ganaré la loterïa? ¿Qué diría el oráculo? Misterio…)

  61. teresa romero dice:

    Me parece interesante el libro

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