EL RESURGIR ESPAÑOL. 1713-1748 – Christopher Storrs

“Siempre he sostenido que España, bien gobernada, puede desempeñar un gran papel en el mundo”.

Cardenal Giulio Alberoni, octubre de 1714.

Al morir sin hijos Carlos II “el Hechizado”, la corona real española se quedó sin cabeza sobre la que reposar. Se inició entonces en 1701 una guerra por el trono que enfrentó a los partidarios del recién coronado (de acuerdo con el testamento del difunto rey) Felipe de Anjou, de la casa francesa de los Borbones, con los seguidores del archiduque Carlos, de la casa austríaca de los Habsburgo, a la cual perteneció el propio Carlos II. La Guerra de Sucesión española se saldó con la confirmación en el trono de Felipe V, nieto del rey francés Luis XIV. Cuando recibió el cetro en 1700 tenía 17 años. En el conflicto sucesorio fueron muchos los intereses internacionales que entraron en juego, y al final el desaguisado para el poderío español fue mayúsculo: el Tratado de Utrecht certificó la pérdida de las posesiones que España tenía en Europa, además de otras amputaciones quizá más dolorosas como Gibraltar o Menorca. Tamaños quebrantos fueron el precio que Felipe de Anjou hubo de pagar para poder reinar.

Con el advenimiento de la dinastía borbónica, la imagen y el prestigio de España ya no volvieron a ser los mismos. Podría decirse, por emplear pocas palabras, que la historiografía ha considerado en general al primer Borbón que reinó en España un mal rey. A nivel económico, político, social, militar, etc., la gestión de Felipe V no ha sido al parecer habitualmente valorada de modo positivo: crisis, revueltas, pérdida de territorios, derrotas militares… El libro de Christopher Storrs El resurgir español. 1713-1748 nace para contradecir esta tradicional corriente historiográfica que denigra los años de reinado de Felipe V. La palabra que viene a rebatir el autor sería la de “decadencia”, o dicho al modo inglés, “the Spain’s Dark Ages”: su tesis es que el país no solo no entró en una línea descendente de ocaso y declive, sino que más bien sucedió todo lo contrario. Storrs pretende probar el notable resurgir del poder español inmediatamente posterior a la Guerra de Sucesión. Para ello ha recabado infinidad de datos y ha recorrido todos los archivos habidos y por haber. Con ese material, ha realizado un trabajo minucioso y detallado que abarca múltiples ámbitos: lo civil y lo militar, lo político y lo económico, lo social y (aunque aquí algo menos) lo cultural.

Pese a afirmar que el atributo más destacado de la actividad castrense española durante el reinado de Felipe V fueron las expediciones a ultramar, Storrs destaca sobre todo los intereses militares en Europa, o mejor dicho: el interés por recuperar lo perdido en el Tratado de Utrecht, en especial los territorios italianos: Nápoles, Cerdeña y Sicilia. Entre 1701 y 1713 la “Italia española” había sido desmantelada, y los ejércitos españoles tuvieron allí la oportunidad de demostrar su capacidad. Las guerras de sucesión polaca y austriaca, y también las operaciones norteafricanas, fueron escenarios en los que poner a prueba el (re)naciente poder militar hispano, un poder que se nutría con reclutamientos mediante las quintas y las milicias, principalmente. El libro entra muy al detalle en desmenuzar las reglas, decretos y leyes que el rey dictaba para reclutar soldados, normas las cuales a menudo provocaban descontentos en la población y alguna que otra revuelta. Storrs ofrece una imagen muy gráfica de lo que era el ejército de Felipe: no se trataba de un cuerpo monolítico, sino más bien de un mosaico.

Insiste el autor también en la importancia del poder naval español de la época. Tras la guerra sucesoria, la flota de Felipe V solo era superada por la británica, para derrotar a la cual siempre se había de contar con ayuda francesa. Dijo en una ocasión José de Carvajal, presidente del Consejo de Indias durante el reinado de Felipe V, que España necesitaría tener una flota de como mínimo 50 navíos bien armados y de 25 a 30 fragatas; esa fue la tendencia durante el período filipino: si en 1716 el rey español disponía de 28 barcos, 25 años después alcanzó los 57. El objetivo de Felipe V fue mantener como símbolos del poder naval de la casa de los Habsburgo el gran galeón en aguas atlánticas, y la ligera galera en el Mediterráneo. Y pese a las derrotas, que las hubo, el poderío naval fue siempre en tiempos del rey Borbón mucho más notable que en los de su predecesor Carlos II. Pero financiar ese enorme esfuerzo militar fue costosísimo, y se hubo de recurrir a duras medidas económicas. El libro realiza un recorrido pormenorizado por la política fiscal de Felipe V, cuyo pilar y principal fuente de ingresos supuso siempre la explotación de las Indias.

Dedica Storrs también un buen número de páginas a tratar de desmontar la imagen de desprestigio del propio rey. El retrato tradicional de Felipe V lo muestra como alguien sin voluntad, sometido a su segunda esposa Isabel de Farnesio y dependiente de los dictámenes de su confesor (el embajador francés dijo una vez en 1724 que “lo que en España se llama confesor en otros países se denominaría primer ministro”). También le interesa al hispanista escocés la opinión pública española de la época: cómo era vista la monarquía por medios como el boletín llamado Duende Crítico y otras publicaciones impresas.

El estudio se remata con un par de capítulos, dedicados uno de ellos al régimen foral español, en concreto a la situación en la que quedó la corona de Aragón tras la Guerra de Sucesión y la instauración de los decretos de Nueva Planta; y el otro al papel de los antiguos territorios españoles de la península itálica y el interés que el rey borbónico tuvo en ellos. El autor afronta la cuestión que se suele plantear la historiografía acerca de hasta qué punto Felipe V quiso o no crear un nuevo estado nacional español con una identidad propia, puesto que no parecía perseguir objetivos de ámbito nacional.

El balance que obtiene Storrs de su estudio del período es muy positivo: según él, los triunfos de Felipe V contribuyeron al impresionante resurgir del poder español que se produjo a finales del siglo XVIII tras su reinado, y que precedió al innegable colapso espectacular de las primeras décadas del XIX. El resurgir español es, seguramente y como reza la contraportada, un libro necesario, como contrapunto a la visión tradicional del período y del monarca español. Un libro que se aleja de toda especulación y que utiliza un inmenso caudal de datos para probar que, en efecto, en las primeras décadas del siglo XVIII España no se hundió en la oscuridad sino que renació de sus propias cenizas. Una lectura interesante, detallada, por momentos densa, pero siempre ceñida a los datos que aporta y de los que se nutre.

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Christopher Storrs, El resurgir español. 1713-1748 (traducción de Javier Romero Muñoz). Madrid, Desperta Ferro Ediciones, 2022, 305 páginas.

     

7 comentarios en “EL RESURGIR ESPAÑOL. 1713-1748 – Christopher Storrs

  1. Farsalia dice:

    Interesante libro. Es innegable que la España de Felipe V se «recuperó» de los efectos de la guerra sucesoria: no hay más que ver las guerras hasta los tratados de paz de la década de 1720; al margen de sus resultados (matizables), inmediatamente después de Utrecht y Rastadt la España borbónica presentó ejércitos y escuadras, y planteó reivindicaciones que a la postre se quedaron a medias. Habrá que esperar a la década de 1730, y la guerra sucesoria polaca, para que Felipe V (independientemente de las exigencias de su segunda esposa, Isabel de Farnesio) lograra el éxito de sentar a su hijo Carlos en el trono de las Dos Sicilias; y como consecuencia de la guerra de sucesión austriaca, ya en las postrimerías de lo que trata el libro, otro hijo, Felipe, asumiría posesiones en Parma, Plasencia y Guastalla.

    Desde luego, las cosas serían diferentes más allá del período que trata el libro, pero, y ya lo mostró Rafael Torres Sánchez en Historia de un triunfo. La Armada española en el siglo XVIII (Desperta Ferro Ediciones, 2021), la marina a lo largo del siglo XVIII se recuperó hasta el punto de ser prácticamente la segunda europea (e incluso mundial), sólo después de la británica. La gestión de recursos en la segunda mitad del siglo XVIII, y que el propio Torres Sánchez desarrolló en detalle en El precio de la guerra: el estado fiscal-militar de Carlos III, 1779-1783 (Marcial Pons, 2013), también sería exigente y a la postre acabaría por resultar inasumible para el Estado español en los últimos años del Setecientos y primeros del Ochocientos (suspensiones de pagos, falta de liquidez, etc.). Pero para entonces el contexto era otro, muy diferente a las tres décadas posteriores al conflicto sucesorio.

  2. Urogallo V dice:

    Este libro tiene una pinta impresionante. Aunque siempre es un tema melancólico leer sobre nuestro impresionante esfuerzo en montar un ejército y un estado modernos…al servicio de la politica de extensión dinástica en Italia, que ya era obsoleta en la época del Gran Capitán.

    1. Juan dice:

      Sin los recursos humanos y económicos de las posesiones itálicas es imposible concebirse cómo podría haberse sostenido el entramado internacional montado por los Austrias españoles. Eso sin olvidar que a saber hasta dónde hubiera llegado la expansión otomana bajo Solimán y Selim II. Que el futuro pasaba por el control del mar del norte, es cierto, pero sin esos recursos extraídos de Italia (Mazarino decía que Napolés era la verdadera Indias de España) hubiera sido imposible plantear si quiera el duelo a ingleses y neerlandeses.
      En el siglo XVIII. Es otro cantar y ahí tienes toda la razón. El futuro pasaba por articular una flota atlántica que sirviera de apoyo a una red defensiva en las posesiones americanas fronterizas con las posesiones portuguesas e inglesas (luego estadounidenses) Ahí reside el verdadero fracaso de España.

  3. JOSE SEBASTIAN dice:

    Esperaba más de este libro. Se me hizo un poco pesado.

  4. cavilius dice:

    En algunos momentos el libro es denso, y en otros quizá pasa demasiado ligero por algunos temas. Pero el balance en mi opinión es muy positivo, desde luego.

  5. Iñigo dice:

    Me mira desde mi biblioteca, pero no me decido…

  6. Santi dice:

    Me ha gustado el tema naval, pero discrepo en que la flota española superó a la francesa durante el siglo XVIII… de hecho, aunque la flota francesa superó alguna vez en batalla a la inglesa (pocas, pero alguna vez sí lo hizo), la española no obtuvo ninguna victoria clara sobre la inglesa en todo el siglo (algún empate favorable como Tolón en 1944 o Espartel en 1782).

    Y si bien la defensa de Cartagena de Indias fue una gran victoria es inferior en importancia a la victoria inglesa en Gibraltar en el gran sitio.

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