EL POETA Y EL ARCHIVERO: UNA NUEVA ÉPICA DE LA EXPLORACIÓN IBÉRICA EN PLENO RENACIMIENTO – Edward Wilson-Lee

Nota: esta reseña parte del original, A History of Water: Being an Account of a Murder, an Epic and Two Visions of Global History (William Collins, 2022). Las páginas citadas se refieren a esta edición original.

Edward Wilson-Lee, profesor de literatura inglesa en el Sidney Sussex College y especialista en la historia del siglo en la primera Edad Moderna, como ya (de)mostró en su anterior obra, Memorial de los libros naufragados. Hernando Colón y la búsqueda de una biblioteca universal (Editorial Ariel, 2019) –libro por el que fue galardonado con el Premio Hessell-Tiltman a mejor obra de no ficción, entregado por la organización no gubernamental English PEN, a su vez fundadora de la asociación de escritores PEN International–, vuelve otra vez al siglo XVI, a la época en que vivieron los dos grandes protagonistas de este libro: Damião de Góis (1502-1574) y el mencionado Luís de Camões (c.1524-1580). Dos hombres muy diferentes, que no parece que se conocieran, pero que, siguiendo la senda de otros precursores, abrieron la cultura portuguesa al mundo… o, mejor dicho, que expandieron el mundo, lo globalizaron, con sus obras.

El título castellano de este libro es El poeta y el archivero: una nueva épica de la exploración ibérica en pleno Renacimiento, y remite respectivamente a Camões y Góis. Pero en inglés se títula A History of Water: Being an Account of a Murder, an Epic and Two Visions of Global History. ¿Por qué este título? ¿A qué se refiere exactamente el autor?  El subtítulo, como en castellano, refleja –más allá de las dudas que el autor comenta al respecto de ese “asesinato” de un personaje principal– el camino que conduce a la creación de una obra épica (Os Lusíadas de Camões) y muestra dos visiones (o quizá opciones) de una historia global que nos lleva a viajar por diversos lugares de Europa y en ruta hacia las primeras colonias portuguesas en la India y África (Mozambique), y los contactos con la China de la dinastía Ming y el Japón del final de la era Muromachi, así como nociones de la Etiopía cristiana o la ruta de los marinos portugueses hacia Oriente bordeando el continente africano.

Pero, decíamos, ¿y ese título original? Nos vamos a entretener un poco en esta cuestión, pues así entenderemos qué quiere decirnos el autor, algo que se percibirá en la lectura del libro pero que se abandona en el título de esta edición local. Para el caso de Camões la «historia del agua» es la de sus viajes desde 1573 a África Oriental y la India, su vida en Goa durante varios años y donde empezó a escribir su gran poema épico Os Lusíadas, publicado en 1572 tras su regreso a Lisboa, que fue dedicado al rey Sebastián I y que trata sobre los «hijos de Luso», fundador mítico de la nación portuguesa: son los marinos portugueses –destacando, sobre todo, Vasco da Gama, el primero que realizó el primer gran viaje de Portugal a la india, bordeando África, entre 1497 y 1499– que crearon el imperio portugués en la India (Estado Português da Índia). Queda bastante clara la metáfora.

Pero en el caso de Góis, ¿a qué se refiere? Quizá la clave esté en una de sus principales obras, la Crónica do Felicíssimo Rei D. Manuel (1566-1567, tras siete años de trabajo), un encargo del cardenal Enrique, regente durante la minoría de edad de Sebastián I entre 1557 y 1568, y, a la muerte de éste en la batalla de Alcazarquivir, rey de Portugal entre 1578 y 1580. O, más que en la obra en sí, que también, puede que la cosa esté en su elaboración. Nos cuenta Wilson-Lee que el encargo del cardenal, hijo de Manuel I el Afortunado (r. 1495-1521), tenía el objetivo de «reafirmar el orgullo nacional y halagar a la familia reinante mediante el hallazgo en el archivo de evidencias de heroísmo, virtud y caridad» (p. 212, traducción propia, en esta y en las siguientes citas). [Nota: A lo largo del libro la figura del cardenal Enrique, uno de los Hombres más poderosos de Portugal en las décadas centrales del siglo XVI, ), se relaciona con la de Góis, con quien mantuvo una relación ambigua: si bien lo protegió (en parte) durante el largo proceso inquisitorial que Góis sufrió en los últimos años de su vida, también prohibió alguna obra suya, como el Fides, religio, moresque Aethiopum (1540), libro que trataba sobre el cristianismo etíope; no en balde, Portugal fue el primer país que estableció un Índice de Libros Prohibidos.] Y es que para entonces Damião de Góis, tras regresar de sus viajes por Europa en las dos décadas y media anteriores, ejercía como Guarda Mor (Gran Guardián) de la Torre do Tombo, los archivos reales, desde 1548.

Principales ciudades que visitó Damião de Góis. Fuente: muestra de la edición original en Amazon (clicar encima del mapa para aumentar).

Esta crónica debía cubrir los «notables hechos del reinado [de Manuel I] (…) cubriendo el período del viaje de Vasco da Gama a la India y el desembarco de Pedro Álvares Cabral en Brasil, la conquista de Mozambique y Goa, el establecimiento de la factoría comercial en Malacca y los primeros contactos con China, y el inmenso crecimiento en la riqueza y el estatus del Reino» (ibid.). La documentación que Góis manejó no se redujo solamente a documentos oficiales del reinado del padre del cardenal Enrique, sino a cartas de marino, textos de viajeros como León el Africano, manuscritos sobre la historia de las Molucas, cartas del rey Afonso I (Nzinga Mbemba o Nzinga Mvemba, r. 1509-1542/1543) del Congo –y que introdujo el cristianismo en su reino–, fuentes sobre el reino de Monomotapa (Zimbabue), las costumbres de los Gujaratis en la India o los inicios del reinado del sah safávida Ismail de Persia.

En estos documentos y de la mano de Góis, comenta Wilson-Lee, «la historia de Portugal, e incluso de Europa, comenzaba a soltarse por las costuras» (p. 217): era ya una historia que «de manera provocadora no estaba restringida por las fronteras de su nación» (p. 218), en este caso Portugal; que era «polifónica», como el estilo de música que Damião conoció y apreció en sus viajes europeos, y «de la que se había convertido en experto pero que todavía era extraña a la mayoría de los oídos portugueses» (p. 219). Precisamente para explicar a los no familiarizados con la polifonía, Damião describió «cómo la música podía entenderse como el fluir del agua» (ibid.), como en cierto modo Miguel Servet por esas fechas llegaba a la conclusión sobre la circulación de la sangre en el cuerpo humano. Llegamos pues al quid de la cuestión: «la idea de que el mundo material era un fluido, inestable y no cartografiable había sido peligrosa y revolucionaria en la filosofía antigua (…). La idea de que el flujo era un significado en sí mismo, y no solamente un contraste para resaltar las perfecciones de lo que estaba fijo eternamente, amenazaba con erosionar los cimientos de cómo se entendía el mundo, poniendo en su lugar una historia que no podía ser dividida en regiones y períodos, una historia como el agua, ante la que todas las estructuras existentes podían barrerse junto con sus creencias relacionadas» (p. 220).

Mapa que muestra la ruta del primer viaje de Vasco da Gama a la India y de los lugares asociados con Luís de Camões. Fuente: muestra de la edición original en Amazon (clicar encima del mapa para aumentar).

Es importante incidir en esta cuestión sobre la que nos hemos dilatado un poco, pues, además de tratar de comprender el título original del libro (y que quizá interese al lector de la traducción castellana), se nos presenta una manera de contar (e incluso hacer) historia sobre dos personajes, el mundo en el que vivieron y aquel que se vislumbró nacer: para Camões, con su epopeya, era el de un imperio colonial y hasta se podría decir que la madurez de un pueblo, el portugués; para Damião, con sus viajes por Europa, sus obras y su trabajo como «archivero» real, la forja de un humanista, un historiador y un hombre que trazó puentes entre culturas e incluso entre confesiones religiosas enfrentadas. Y quizá esto último sería lo que provocara la investigación inquisitorial en sus últimos años de vida y, quién sabe, si su propia muerte. Como ya hiciera en Memorial de los libros naufragados, Wilson-Lee habla de libros, viajes y ciudades, pero esta vez yendo más allá de Europa (y América, como en su anterior obra): la costa africana circundada por Vasco da Gama en su expedición a finales del siglo XV; las factorías en África Oriental, en Mozambique, donde Camões recaló (y sobrevivió) en su viaje a la India; Goa y otras ciudades de la India que pronto sería colonia portuguesa y las rutas que llevaban a Macao (y el contacto con la China que se había cerrado a sí misma tras los viajes de Zheng He en el primer cuarto del siglo XV) y al Japón que pronto se cerraría a los misioneros cristianos.

Y, por supuesto, la Europa fragmentada por la Reforma protestante y los lugares que Damião visitó y en los que vivió al servicio de la corona portuguesa o en pos de su curiosidad: Amberes (como secretario de la oficina comercial lusa), Wittenberg (donde conoció a Lutero y Melanchton), Friburgo y Basilea (donde entabló amistad con Erasmo de Rotterdam), Padua (en cuya universidad estudió a mediados de la década de 1530), Lovaina de nuevo en los Países Bajos; o sus viajes a Dinamarca, Polonia, la Moscovia de Vasili III, y su capital Moscú, y puede que la zona tártara en el valle del Don, en busca de esa ruta alternativa (e impracticable) que puenteara el Imperio Otomano en la ruta comercial de las especias que procedía de Malacca y la India.

Wilson-Lee alterna los capítulos dedicados a seguir el rastro de Damião y los que persiguen a Camões en los viajes que acabarán por inspirar su epopeya. «Entender el mundo en el que Damião en aquella noche de enero [de 1574] requiere abrir una historia perdida, una en cuya sombra todavía se vive y en la que un vasto número [de personas] está implicado», cierra así el autor el primer capítulo (p. 7). Y se inicia el rastro de la vida de Damião que no será necesariamente cronológico, pues se avanza y retrocede en su biografía a lo largo del libro; del mismo modo; del mismo modo que con el capítulo III se presenta la vida rufianesca y de bajos fondos que Camões dejaría atrás al enrolarse, forzado y como sustitución de una pena de prisión, en un barco rumbo a Goa en marzo de 1553. Las vidas de ambos personajes no están conectadas entre sí (como decía, no parece que se conocieran) más que por el mundo que vivieron, aunque con rumbos diferentes: uno hacia la Europa septentrional entre 1523 y 1545; el otro, hacia Goa y después Mozambique entre 1553 y 1569.

Izquierda, retrato de Damião de Góis atribuido a Alberto Durero, ca. 1520-1521; derecha, Retrato de Luís de Camões por Fernão Gomes, ca. 1577. Fuente: Wikimedia Commons en ambos casos.

A lo largo de los diversos capítulos se tratarán temas como el archivo real portugués en Torre do Tombo; la factoría lusa en Goa y los alimentos (y especias) que de la India llegarán a la metrópoli; la búsqueda de rutas comerciales alternativas a la que necesariamente pasa por tierras bajo control otomano (especialmente desde la conquista de Siria y Egipto en 1517); los viajes pastorales de los jesuitas lusos a Extremo Oriente (Francisco Javier, por ejemplo) y los primeros contactos con la China Ming; las andanzas de Camões en Macao y los tanteos para comerciar directamente con China y Japón; los encuentros de Damião con católicos y protestantes en sus viajes por los Países Bajos, el norte del Sacro Imperio, Dinamarca, Suiza (la amistad con un Erasmo ya anciano) y el norte de Italia (y que a la postre darían pie a la denuncia contra él, a finales de la década de 1540 por uno de los fundadores de la Compañía de Jesús, Simão Rodrigues, y que se reactivaría en 1570; los años en los que Camões comenzó a escribir Os Lusíadas y el mundo mítico que recreó en los últimos cantos (¿de dónde surge?); y el arresto y el proceso inquisitorial de Damião durante tres años (1570-1573), finalmente zanjado con una liberación por razones de edad y una abjuración formal del reo de su herejía (o de aquella de la que se le acusaba). El último capítulo traza un balance del legado de ambos personajes, del éxito y de la fama de la epopeya de Camões después de su muerte, y del «nuevo mundo» que surgía en sus versos; y de la oscuridad de un Damião y de las extrañas circunstancias de su muerte. Para Wilson-Lee, ambos personajes, simbolizan, con sus viajes y el encuentro con otras culturas, el auge de una globalización que continuaría en los siglos siguientes.

Quizá esta no sea una obra tan redonda (y de desarrollo lineal) como Memorial de los libros naufragados, en la que seguíamos el rastro de la «biblioteca universal», pero sí encontramos unas pautas similares a este otro libro: viajes, encuentro con otras culturas, persecuciones religiosas y, especialmente, libros, muchos libros. Si en aquella primera obra Hernando Colón se erigía en un «personajazo», un humanista abierto al «nuevo mundo» globalizado que se está creando, en este caso tenemos a un Damião de Góis de perfil curioso y «abierto» similar (algo que le causaría problemas en cuanto a la fe religiosa en tiempos de confrontación entre católicos y protestantes), añadiéndose el caso de Luís de Camões, mucho más conocido para el lector medio (gracias a su poema épico, claro). Parece como si en esta ocasión hubiera dos libros en uno, con dos protagonistas y dos ámbitos diferentes pero unidos por un mismo patrón: Portugal como país que ser abre comercialmente hacia afuera (África y Oriente) y, al mismo tiempo, se cierra a nivel religioso en el interior. Pero ello no es un inconveniente, más bien al contrario: pues estamos (otra vez) ante un libro de lectura apasionante y evocadora, y que constantemente apela a (y alimenta) la curiosidad del lector. Y sobre un mundo que nos remite a la globalización del planeta con los grandes viajes y expediciones del siglo XVI (de Vasco da Gama en los años finales de la centuria anterior a las expediciones hacia China y Japón a mediados del Quinientos), hacia América por un lado (España) y hacia África y Oriente por otro (Portugal), misiones que durante dos generaciones se unieron bajo la égida de los monarcas Habsburgo con la unión de Portugal a la Monarquía Hispánica entre 1580 y 1640… aunque eso ya está fuera del ámbito que trata este volumen.

El resultado es una fascinante panorámica que se abre más allá de Europa y el Mediterráneo, el Viejo Mundo, y hacia uno Nuevo que está formándose en esas décadas centrales del siglo XVI en las que transcurren las andanzas de Damião de Góis y Luís de Camões. Un libro diferente, pues, algo que suele agradecerse y que va más allá de temas trillados cuando hablamos de globalización, crisis religiosa y humanismo en el siglo XVI.

*******
Edward Wilson-Lee, El poeta y el archivero: una nueva épica de la exploración ibérica en pleno Renacimiento; traducción de Beatriz Ruiz Jara. Barcelona, Editorial Ariel, 2023, 400 páginas.

     

2 comentarios en “EL POETA Y EL ARCHIVERO: UNA NUEVA ÉPICA DE LA EXPLORACIÓN IBÉRICA EN PLENO RENACIMIENTO – Edward Wilson-Lee

  1. cavilius dice:

    Interesante reseña e interesante libro, lo apunto en la lista. De este señor tengo pendiente también el libro sobre Hernando Colón. Y han pasado ya 4 años…

  2. Farsalia dice:

    Gracias, ambos libros son espléndidos, quizá más redondo el de la biblioteca de Hernando Colón.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Hislibris te informa de que los datos de carácter personal que nos proporciones rellenando el presente formulario serán tratados por Ediciones Evohé, S.L. como responsable de esta web. La finalidad de la recogida y tratamiento de los datos personales que te solicitamos (nombre y correo electrónico) es únicamente gestionar los comentarios que realices en este blog y jamás serán compartidos con terceros (salvo requerimiento legal). Legitimación: Al marcar la casilla de aceptación estás dando tu legítimo consentimiento para que tus datos sean tratados conforme a las finalidades de este formulario descritas en la política de privacidad. Como usuario e interesado te informamos de que los datos que nos facilitas estarán ubicados en los servidores de Factoría Digital (proveedor de hosting de Hislibris) dentro de la UE. Ver política de privacidad de Factoría Digital. Podrás ejercer tus derechos de acceso, rectificación, limitación y suprimir los datos en hislibris@hislibris.com e info@edicionesevohe.com, así como el derecho a presentar una reclamación ante una autoridad de control.