Todos somos conocedores, gracias a una abundante filmografía, de las andanzas de la División Paranormal de las SS para ganar la guerra ocultista, por lo que no hace falta que cite a Guillermo del Toro ni a Mike Mignola para repetir lo que es sobradamente conocido. Pero en cuanto a la fría labor burocrática y a los logros científicos de la organización general de las SS (De las que las archiconocidas SS Armadas eran solo una rama más, pareja a la que embotellaba Fanta Naranja) las obras a nuestra disposición tienden a ser tendenciosas y limitadas, centradas en los aspectos más llamativos y más cercanos a las leyendas modernas tejidas en torno a la gran pantalla, puesto que nacen con el más razonable interés crematístico. Pero este no es el caso.

Se trata de un libro contundentemente documentado (Un quinto real de su volumen son fuentes y citas eruditas) que va detallando la evolución histórica de una organización que en cada momento buscó justificar la corriente histórica de moda en la cabeza de Himmler. Los encargados de esto, aunque poco destacables en cuanto a su moral, si fueron sin duda personas capacitadas que pudieron sus capacidades al servicio de los proyectos ideológicos del régimen al que servían. Viendo lo que ocurría en otros países en aquella época, sería igualmente cuestionable que criticásemos a quienes tuvieron como principal responsabilidad haber servido al proyecto histórico-cultural que perdió la guerra y el relato popular.

Así que más que inventar las pruebas, se preocuparon de recuperarlas cuidadosamente, dejando a otros la labor de interpretarlas a su gusto (interpretación que no dejó de variar en los pocos años del III Reich). No les faltó trabajo, puesto que Himmler anticipaba para el futuro no sólo una nueva historia, también, prodigioso trabajo, una nueva teología para la que necesitaba un caudal constante de nueva información sobre la que asentar los ritos de una nueva religión germánica (Llamativa obsesión en alguien que había crecido en un hogar católico).

Las investigaciones en el extranjero se vieron limitadas desde un principio por las peculiaridades de la diplomacia nazi, así que muy pronto tuvieron que centrarse en lo que tenían más a mano, en una labor que aunque hoy en día sea considerada “maldita” no dejó de tener su importancia al menos en lo que a recopilación de material se refiere.

Una obra, en suma, fría y objetiva para explorar muy lejos de la leyenda y más cerca de los archivos oficiales la labor de este curioso departamento tan querido por el líder de las siniestras SS.

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Heather Pringle, El plan maestro: arqueología fantástica al servicio del régimen nazi. Madrid, Debate, 2007, 576 páginas.

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