EL ORO DE MOSCÚ Y EL ORO DE BERLÍN – Pablo Martín Aceña

El Oro de Moscú y el Oro de Barlín. Pablo Martín AceñaEste libro relata tres historias de guerra y oro, los dos ingredientes esenciales que de forma machacona se han mezclado a lo largo de los siglos en todos los cócteles de los que han surgido los acontecimientos que han modelado la historia de los pueblos. Estas tres historias nos tocan de cerca, a los españoles, y muestran cómo ese metal brillante, resistente, maleable, dúctil e inalterable ha tenido un protagonismo esencial en ese cóctel de acontecimientos que entre 1936 y 1948 han hecho que hoy seamos como somos. Son tres historias o, más bien, tres partes de una misma historia. Vayamos, valga la redundancia, por partes.

La primera historia nos muestra todos los entresijos de ese episodio de la Guerra Civil Española que, por muchísimas circunstancias, ha alcanzado características mitológicas: el traslado de las reservas de oro del Banco de España a Moscú en los primeros meses de la contienda. El “oro de Moscú” forma parte de las referencias personales de millones de españoles, con igual número de significados y percepciones gracias a un secretismo y una manipulación de décadas. Pablo Martín Aceña, catedrático de Historia Económica de la Universidad de Alcalá, ha sido uno de los pocos investigadores que han tenido acceso a los archivos del Banco de España para examinar los documentos del “expediente Negrín” cuando fueron desclasificados. Estos documentos, entregados en 1956 al Banco de España por los descendientes de Juan Negrín, que era ministro de Hacienda del Gobierno de la República en el momento del traslado del oro, permiten una reconstrucción minuciosa de este acontecimiento y acaban con toda la mítica y toda la erótica que lo han acompañado durante muchos años.

Martín Aceña nos muestra el estado de las reservas españolas de oro al comienzo de la guerra, las cuartas del mundo con un total de 707 toneladas, y analiza el cúmulo e circunstancia que condujeron a la decisión de trasladar ese tesoro fuera de las fronteras para preservarlo de las fuerzas franquistas que, en ese otoño de 1936, estaban a las puertas de Madrid. Con minuciosidad detectivesca reseña todos y cada uno de los pasos que se dieron y quién los dio para que el 25 de octubre de 1936 cuatro buques mercantes soviéticos zarpasen de Cartagena con destino a Odessa con 510 toneladas de oro español en sus bodegas.

El traslado del oro a Moscú ¿era la única opción para preservarlo de las fuerzas enemigas? Martín Aceña responde de forma negativa a esta pregunta esencial. En su opinión, Francia, Inglaterra, Suiza y Estados Unidos y hasta los polvorines de La Algameca, en Cartagena, donde estuvo depositado casi un mes el oro antes del embarque, eran destinos perfectamente seguros y capaces de garantizar la libre gestión de ese oro para los fines de la guerra. Las suspicacias y desconfianzas del gobierno republicano respecto al apoyo real que recibiría de esos países, acrecentada por un incidente sobre la titularidad de una pequeña partida de oro del Banco de España inmovilizada durante mucho tiempo en una sucursal de provincias del Banco de Francia, enfocaron todas sus opciones hacia la solución soviética. Además, en esos primeros meses de la guerra, con Franco a las puertas de Madrid, no lo olvidemos, la imperiosa necesidad de material militar de la República acabó por inclinar la balanza. Stalin era el único dispuesto a proporcionar armamento y había dejado bien claro a través de sus agentes, en una estrategia plenamente chantajista, que sin oro no habría armas. Todas esas suspicacias y desconfianzas se mostraron infundadas, pues lo cierto es que a lo largo de toda la guerra, Estados Unidos no puso ningún problema para comprar la plata del Banco de España e Inglaterra y Francia compraron sin reparos oro español, las 200 toneladas escasas que quedaron en la cámara del Banco de España, que garantizaba diversas compras de material de guerra realizadas por el gobierno republicano a fabricantes europeos.

Los documentos del expediente Negrín, que Martín Aceña disecciona como un forense, aclaran otros aspectos del “oro de Moscú” sobre los que han corrido ríos de tinta. Uno de los más importantes es si Stalin confiscó de alguna manera el oro o lo administró según sus conveniencias. El análisis de esos documentos muestra de forma inequívoca que el traslado del oro constituyó un depósito de la República Española en el Comisariado del Pueblo para las Finanzas. Las autoridades soviéticas pusieron mucho empeño en dejar bien claro en todos los documentos que eran simples custodios del metal y que su responsabilidad iría disminuyendo al mismo ritmo que fuese reduciéndose la cantidad de oro físico que quedase en sus depósitos. El oro fue administrado por la República y se utilizó como garantía de los créditos en divisas que se pedían para la compra de armamento.

Una parte se transfirió al Gosbank, el banco central de la Unión Soviética, como pago de las remesas de armamento soviético al Ejército Popular y otra parte, la porción más significativa, fue transferida a París, al Banco Comercial para Europa del Norte, propiedad del Partido Comunista de la Unión Soviética. Desde este banco y con ese oro el gobierno republicano pagó las armas y municiones que se adquirieron en Bruselas, Praga, Varsovia, Nueva York, México y otros ligares del mundo. El expediente Negrín y la contabilidad soviética aclaran otra cuestión especialmente morbosa: no queda oro español en Moscú. Todo el oro se gastó en respaldar la compra de armas y equipos. Nadie en la postguerra vivió del oro de Moscú, pues se había gastado en su totalidad.

Los documentos que analiza Martín Aceña muestran no sólo que la Unión Soviética se cobró hasta el último cartucho enviado a España, sino que también facturó con cargo al oro depositado en sus cámaras todos y cada uno de los servicios prestados en su custodia, al precio marcado libremente por ellos. Los rusos cobraron los gastos del transporte hasta Odessa. El oro español estaba en forma de monedas casi en su totalidad y los rusos cobraron, a un precio exorbitante, el proceso de fundición a lingotes.

Cobraron por cada movimiento financiero, por cada transferencia y por cada operación de cambio de divisas y son muchos los testimonios que señalan que se cometieron irregularidades en los tipos aplicados en esas operaciones. Pero de todo hay factura o recibo y cada gramo de oro gastado está plenamente justificado y documentado.

Martín Aceña concluye que la operación de depositar el oro en Moscú fue un desastre para la República. Todas las compras de armas a la URSS se hicieron al contado, a precios elevadísimos, y casi siempre se recibió material de desecho. Al ponerse en manos de Stalin, el Gobierno español perdió por completo su autonomía financiera y acabó por perder el tesoro del Banco de España.

Cuando en abril de 1939 los funcionarios de la nueva administración franquista entraron en la cámara del Banco de España, la encontraron vacía. Aprovisionar los estantes con el precioso metal para dar respaldo financiero a la nueva administración es el eje de la tercera historia de este libro fascinante. Pero para entenderla bien es necesario contar una segunda historia, la del oro nazi o, más bien, la historia del expolio de buena parte de oro de los países europeos ocupados por los nazis.

Con enorme precisión Martín Aceña relata todo ese proceso y las operaciones para diseminar gran parte de ese oro por bancos respetables de países respetables y neutrales, como Suiza, Portugal o Suecia. Con información de primera mano nos adentra en la guerra económica que se desató durante la contienda mundial entre alemanes y aliados por controlar el destino de ese oro, una cuestión de valor estratégico similar al de los movimientos de tropas en los campos de batalla. Una parte del oro expoliado por los nazis acabó en las cámaras del Banco de España.

La tercera historia de este libro narra, como he señalado, el proceso de rellenado de oro de las cámaras vacías del banco emisor español. En 1945, al final de la Segunda Guerra Mundial, había en sus estantes 67,4 toneladas de oro. ¿Cómo pudo el gobierno de un país destrozado por una guerra civil y casi sin recursos conseguir esta notable cantidad de oro? Las autoridades franquistas aprovecharon al máximo la guerra económica entre alemanes y aliados para aprovisionarse de divisas con las que comprar oro.

El grueso de esa guerra económica recayó en el comercio mundial de wolframio, del que España era uno de los principales exportadores mundiales. El wolframio era demandado por la Alemania de Hitler como elemento esencial para la fabricación de armamento y munición. Alemania compraba regularmente a España, pero no pagaba en divisas sino mediante un sistema de compensación por el que enviaban a España alimentos y otros productos de primera necesidad. Los aliados, sobre todo los Estados Unidos, empezaron a comprar wolframio español con la idea de que no cayera en manos nazis. Lo hicieron en cantidades enormes, lo que hizo subir de forma fulminante los precios y, además, compraban al contado en divisas. Las compras norteamericanas no eliminaron las compras alemanas, pues la producción española estimulada por esos precios se incrementó notablemente y abastecía a todos los compradores. Al final el gobierno de Washington se cansó de adquirir wolframio a precios exagerados, de que Alemania siguiera con sus adquisiciones y consiguió terminar con las ventas a Hitler mediante el expeditivo sistema de amenazar a Franco con cerrar el grifo del petróleo. El caso es que España consiguió una buena cantidad de divisas proporcionadas por los aliados y que, a causa de su aislamiento internacional, apenas podía gastar en comprar los equipamientos que necesitaba para sobrevivir.

El Instituto Español de Moneda Extranjera (IEME), encargado del control de cambios y del tráfico de divisas, decidió gastar buena parte de esas divisas en oro. Martín Aceña muestra el habilidoso sistema empleado por el IEME para comprar oro en Europa sorteando las restricciones que los aliados ponían a todas las operaciones en las que se sospechase que algún país neutral trataba con oro del expolio nazi. Las compras del IEME se hicieron al Banco de Inglaterra, al Banco Nacional de Suiza, al Banco de Portugal y a algunos bancos suecos. Buena parte de las 67,4 toneladas de oro adquiridas procedían del Reichbank de Berlín, aunque nunca se hicieron de forma directa a este banco, sino a través de esos otros bancos. Esto permitió sortear el principal escollo de los aliados, pues todas sus pesquisas se dirigían a controlar al primer comprador para verificar si el oro procedía del expolio o no.

Al final de la guerra la comisión de los aliados para la recuperación del oro expoliado reclamó a España la devolución de 26,8 toneladas de oro, pues aseguraban que procedían del oro robado por los nazis. Las autoridades del IEME se defendieron con enorme tenacidad. Argumentaron que sus compras se habían hecho de forma legítima a bancos de países neutrales y que ellos desconocían la procedencia inicial de ese oro. Nunca negaron que tuvieran oro del expolio, pero nunca lo reconocieron de forma taxativa y con una estrategia de dilación consiguieron que, al final, la comisión aliada se contentase con la devolución de apenas ocho lingotes de oro, 101 kilos de oro en total, que procedía de forma inequívoca del expolio del Banco de Holanda. Los tiempos habían cambiado y el inicio de la guerra fría impulsaba a marchas forzadas el reconocimiento del régimen franquista.

Durante tres años, el tiempo que duró la negociación con los aliados, todo el oro del Banco de España estuvo inmovilizado, lo resultó desastroso para la economía de postguerra. Fueron los años, de 1945 a 1948, del racionamiento, el hambre y la autarquía económica.

A partir de esa fecha, con el certificado de limpieza en la mano, todo ese oro se empleó en garantizar los créditos que el gobierno español consiguió en la banca internacional para financiar sus compras de alimentos, petróleo y equipamiento industrial. Con la recesión de los años cincuenta los créditos no se pudieron pagar y el oro español, incluida la parte que procedía del expolio nazi, se entregó a los bancos acreedores.

En definitiva, el oro de Moscú se quedó en Moscú y el oro de Berlín se quedó en la Reserva Federal de los Estados Unidos en Washington.

Creo que ya he señalado que este es un libro fascinante. Toda la peripecia del oro español en esos años es una auténtica historia de espionaje, que Pablo Martín Aceña cuenta de forma minuciosa, detallada y con un rigor histórico incuestionable, respaldado por documentos y testimonios de primera calidad. Su valor va más allá de exponer los datos de unos acontecimientos puntuales, de gran trascendencia pero muy limitados, ya que tiene la habilidad de englobarlos en el contexto de la época y en la estrategia de guerra económica desarrollada entonces, lo que realza su importancia global.

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57 comentarios en “EL ORO DE MOSCÚ Y EL ORO DE BERLÍN – Pablo Martín Aceña

  1. juanrio dice:

    Gran reseña Chema, pero tengo la impresión de que el autor, a pesar de que, según nos cuentas, a investigado a conciencia expone una teoría que no es demostrable. Según nos dices el oro que salió para Moscú podía haber ido a otro país, y señalas E.E.U.U., Gran Bretaña, Francia….paises que contribuyeron al bloqueo de la República, con lo que dificilmente, estando en el papel de Negrín, Azaña o Largo Caballero, hubieramos mandado el oro a esos paises. Suiza, que era otra opción es un país al que, en el contexto de esos años, podemos considerar dudoso, y sólo hay que ver lo que hizo con los refugiados judios que llegaron a sus fronteras y rechazaron y la facilidad con que los nazis accedían a sus cuentas en ese país, así como el tráfico de oro, arte o divisas que se produjo en el.
    Quizas la opción buena era Cartagena, pero también podían darse dos circustancias malas para la República, que lo»nacionales» la tomaran o que cuando quisieras sacar el oro por la frontera te lo requisaran los franceses. En fin, un problema de difícil solución y sobre el que supongo que los dirigentes republicanos tomaron la mejor decisión posible, o al menos la que ellos consideraron mejor.

  2. Urogallo dice:

    Interesantísima reseña, solo le veo un problema: ¡ Es tan buena que ya no necesito comprarme el libro !.

    En cuanto a las posibilidades de trasladar el oro a otros lugares: El problema es que solo la URSS tenía un compromiso TOTAL con la República, haberlo desviado a otro lugar habría sido un insulto que los soviéticos no habrían tolerado, y tenían a la República en un puño.

    Por cierto, respecto a la conversión en lingotes: Los soviets dijeron que lo habían fundido…Puede ser cierto, quizás…pero gran parte del oro estaba amonedado, y tenía un valor numismático en sí mismo, y en muchas ocasiones no pequeño ( Recuerdo un documento que incluía entre otras monedas Luíses de oro).

  3. Clío dice:

    Como siempre unos quijotes!, pues a mi me ha venido bien la reseña extralarga de este libro y lo bien explicadito que está todo, porque en principio no es un libro que me vaya a comprar, pero sí que siempre hemos tenido cierta curiosidad por el tan traido y llevado oro de Moscú, así que esta reseña tuya, Chema, ha despejado ciertas dudas, lo cual te agradezco.

  4. sito dice:

    Un tema realmente interesante y una reseña fenomenal. Lo que está claro que una guerra civil es lo peor que le puede suceder a un país. Sacar el oro de España y dejar a un país en manos de otro es el peor error que se puede cometer. Mucho mejor, creo yo, es que el oro se quedara en España, fué una guerra entre españoles y la intervención de la Unión Soviética o Alemania fué desastrosa por todos los lados.

  5. Hola, quisiera saber si, más allá de que haya una investigación detrás (que evidentemente la hay) se puede considerar un libro de historia -no ficción- o si se trata de literatura. Gracias!

  6. chema dice:

    Yo también opino que el gobierno de la República no tenìa muchas opciones para salvaguardar el oro. Con la situación que se vivía en ese momento la verdad es que es Moscú era la única salida viable.Creo que hay que sopesar mucho los condicionantes de ese momento para comprender la decisión. Rusia era la únoica mano amiga en ese momento. Es cierto que hubo una evidente presión, o chataje, de Stalin y una más que estimable animadversión sistemática de la izquierda española hacia los gobiernos de Gran Bretaña y Estados Unidos. Y también influyó el conflicto puntual con Francia por una partida de oro del Banco de España depositada en Mont de Marsan, que enfrío definitivamente la opción frencesa. A toro pasado se puede decir que, efectivamnete, a lo largo de toda la guerra ningún gobierno puso impedimentos ala libre circulación del oro español por los mercados financieros y que el oro podía haberse depositado en otro sitio, pero eso, a toro pasado.

  7. chema dice:

    Mariana, es un libro de historia, desde la primera a la última página. Creí que había quedado claro en la reseña.

  8. chema dice:

    Urogallo, efectivamente casi todo el oro del Banco de España estaba en monedas y los rusos las fundieron en lingotes, cobrando la factura al ministerio de Hacienda. Esas monedas procedían de todos los paises del mundo con una gran proporción de monedas de 5 y 10 dólares norteamericanas. El valor numismático de las monedas era infinitamente superior al valor de su peso en oro. Aunque no hay datos documentales de ello, Martín Aceña señala que muy posiblemente el lote de las monedas de mayor valor numismático fue desviado por los rusos hacia el mercado de los coleccionistas y que se embolsaron directamente la ganancia.

  9. Antonio dice:

    Buenas tardes:

    Yo creía que la salida del oro era producto de la derrota final del frente popular y que se había producido al final de la guerra, en 1.939, y…¡Resulta que fue en Octubre de 1.936! O sea, que dos años antes la izquierda ya se dio por derrotada. Y, por lo que decís, se continuó la pelea pagando bien caro.

    Muchas gracias Chema por los entuertos aclarados.

    Cortésmente.

  10. Urogallo dice:

    No se dió por derrotada o nunca habría mandado el oro a la URSS, lo envió allí para pagar las armas con las que esperaba ganar la guerra.

  11. Reny dice:

    Excelente reseña, felicitaciones. Sin embargo me atrevería a hacer unas puntualizaciones. Sería más acertado hablar sobre la animadversión de las «potencias democráticas» a la izquierda española, ya que estaban más preocupadas de un avance del «bolchevismo» que de otra cosa (no hay más que recordar las palabras de Churchill sobre la Guerra Civil).
    En otro orden de cosas: se pagó caro porque el gobierno legítimo no tenía a los «amiguetes» fiando y vendiendo a crédito; se pagó caro porque los países «amigos» impedían a un gobierno legítimo acudir al mercado internacional para adquirir armas; se pagó caro porque con su actitud y la pantomima de la «no intervención» se lanzó a España a los brazos de la URSS. Entre otras cosas.
    Un saludo.

  12. Urogallo dice:

    Bueno, una teoría muy interesante, pero la República española consiguió armas a montones en el mercado libre, lo que pasa que cedió la gestión de dichas compras a individuos que no tenían ni la más mínima idea de lo que estaban comprando, cuando no buscaban aprovecharse de las «comisiones» de rigor. Luego encima el material se distribuía de cualquier modo y manera, convirtiendo la logistica en una pesadilla.

    Por otro lado, mejor no haber comprado nada en el mercado libre, ya que el mejor material posible estaba entonces en la URSS, lo que encima asegurada la homogeneidad en la munición y en la táctica.

    De hecho, llegaba tanto material extranjero ( no soviético) a la España Republicana, que las capturas de este material en ruta por la marina nacional eran su tercera fuente de aprovisionamiento.

    Respecto a la no-intervención…Pues muy bien, pero Inglaterra no vendió armas a ningún bando, y Francia se lo vendió a la República. La España nacional es cierto que obtuvo crédito de algunas compañías, pero no podía ni soñar en conseguir material de guerra en el extranjero fuera de Alemania e Italia.

  13. sito dice:

    La sensación que me queda, personal, es que parece que interesaba a todos los países del entorno un conflicto armado en España. Todos ganaron con el mismo, menos lo españoles. Tengo la sensación de que en esa época, todos los países opinaban e intervenían de una manera u otra en el conflicto para sus intereses y dejaron que se mataran los españoles entre ellos. Rusia la mejor parada desde luego, pero Alemania se lo pasó en grande probando armamento para una contienda que toda Europa sabía que iba a suceder mientras que Gran Bretaña y Francia miraron para otro lado. En fin, lo demás es historia y España quedó arruinada económicamente, culturalmente y lo peor de todo, socialmente.

  14. sito dice:

    Otra cosilla que se me ha quedado en el tintero. Es cierto que a toro pasado todo se ve de otra forma, pero esa es la suerte que tenemos, ¿no?.
    Mi opinión personal es que un país no puede sacar su riqueza del mismo y estar vendido a terceros, depender de otros……….. Enviar el oro a Moscú, solo sirvió para quedar a los pies de la Plaza Roja y quedo in operativa la república para otro tipo de actuación en el transcurso de la guerra. Además, sacarlo en 1936 fue aún más si cabe una irresponsabilidad mayor y quizás con oro para comprar armamento a otros países en años posteriores, la república hubiese tenido otro final bien diferente.
    Un ejemplo de esto mismo lo podemos extrapolar a los tiempos que corren con la dependencia del petróleo, ¿Quién nos maneja realmente?.

  15. Reny dice:

    Es cierto que los representantes españoles pecaron de ingenuos, egoístas, aprovechados o directamente de ignorancia, recogiendo material de deshecho de la I G. M. Sin embargo, no hay que minimizar la importancia de la ayuda germano-italiana y los impedimentos puestos por el Comité de No Intervención: patrullas marítimas de la Royal Navy que cerraron los puertos cantábricos a cualquier envío de armas. Por no hablar de que los barcos alemanes e italianos que «custodiaban» el Mediterráneo se constituían en auténticos miembros del ejército rebelde, con capturas de navío soviéticos o hundimientos o ataques en toda regla a objetivos republicanos. Además, la República estaba a los vaivenes de la política doméstica francesa, con cierre de fronteras aleatorios o intervención del material (dejaban pasar aviones después de desmontar el armamento, por ejemplo).

  16. Urogallo dice:

    Para nada, por que los «restos» de la PGM ya no debían quedar en mucha cantidad en 1936, y por que el material que se compraba solía ser relativamente reciente ( los multiplace Potez, por ejemplo), otra cosa es que fuese el más adecuado ( como los hidroaviones civiles que se esperaba «militarizar»).

    Y NO había barcos italianos o alemanes custodiando el mediterraneo, fuera de la patrulla de No Intervención. La intervención italiana se limitó a varios submarinos «corsarios» con parte del personal español, y varios buques civiles militarizados.

    Poca cosa, contra la neta superioridad militar de la marina de la repbulica.

    Por cierto, que lo de dejar pasar los aviones sin armamento era una táctica para favorecer a la república, ya que así se podía enviar lo más voluminoso ( el avión) por rutas normales, y en un barco pequeño las armas ( en el caso de que no se construyesen en la península, ya que la industria de guerra se quedó con la republica).

  17. Antonio dice:

    Buenos días:

    Para Reny: pues claro que las (algunas más bien) potencias democráticas (las comillas que Vd. pone no las entiendo) tenían animadversión a la izquierda española; es que esta izquierda estaba echada a los brazos del comunismo. Así lo dijo Churchill: «Yo fui neutral en aquella contienda. Desde luego no defendía a los comunistas. ¿Cómo había de defenderlos cuando sabía que de haber sido español, ellos nos habría asesinado a mí y a mi familia y amigos?» Reconozca que pensando así era imposible tenerles aprecio.

    ¿Pero cren Vds. verosímil que Negrín y cia. se hubieran entendido con el gobierno británico (Chamberlain me parece que era entonces el primer ministro) para custodiar el oro?

    Respetuosamente.

  18. Reny dice:

    Las comillas de democráticas están justificadas desde el momento en que vendieron a varios paises con tal de contentar a Hitler y Mussolini. El Anchluss, los sudetes checos, Abisinia… Por cierto, antes de la masiva ayuda soviética ¿cuántos escaños tenía el Partido Comunista? Si habla de las retaguardias una vez empezada la contienda, ¿qué represión es mejor? EL tema comunista no es más que una excusa de estos señores para no reconocer que hicieron de todo para evitar enfrentarse de nuevo en una guerra.
    En cuanto a la presencia alemana en el Mediterráneo, el bombardeo de Málaga fué un error? En cuanto a los aviones: si lo hacían para favorecer a la República, con amigos así quien necesita enemigos, eso si que es una locura logística. ¿Los cierres de la frontera cuando los «amigos» ingleses se enfadaban también era para favorecer a la República?

  19. Urogallo dice:

    Reny, ya veo que usted quiere hablar de la guerra civil y sus implicaciones internacionales y no del tema del oro.

    Siento haberle distraido.

  20. David L dice:

    Me uno al elogio de los compañeros hacia esta reseña de chema. Entrando ya de lleno en el tema del oro de Moscú, yo creo que no hay que perder de vista la fecha en la que se produjo: 25 de octubre de 1936. Solamente hacía un mes que Largo Caballero, muy a pesar de Azaña, había accedido a la Jefatura de gobierno. Con el viejo líder socialista se buscaba dar legitimidad al Gobierno de la República a ojos del proletariado, el cual había sido el garante de la defensa del régimen ante los sublevados. Si uno se pone en la situación de los gobiernos francés e inglés, sobre todo de este último, al conocer que la República ponía al mando del ejecutivo a un socialista que hacía bien poco predicaba la revolución social, uno se dará cuenta de que la opción más clara era jugar la carta soviética. Al final resultó que Largo Caballero era menos revolucionario de lo que las masas y los sublevados creían, pero eso podía ser mejor o peor entendido en España, pero resulta más complicado cuando estas cuestiones se trataban en Londres, París o Washington.

    Un saludo.

  21. Reny dice:

    Que fina ironía. Gracias por ese agudo comentario.

  22. Antonio dice:

    Buenas tardes:

    Sin embargo Largo (llamado el Lenin español) y Negrín podían haber tratado el transporte del oro a Francia. El decreto de la custodia del oro fuera de Madrid decía que «había que colocarlo en lugar seguro»; y salvando que se sobreentendía que se refería dentro de España, podían haber optado por una opción no comunista, como la de Paris. Francia estaba entonces con un gobierno de Frente Popular, al comando Leon Blum (socialista sin paliativos) que debía haber sido motivo de confianza suficiente, pero no… Largo, a diferencia de lo que dice David_L era mucho más revolucionario que las indoctas masas a las que se dirigía, y la opción Moscú era la «feten».

    En fin, visto lo visto, desconozco si el Frente Popular francés hubiera sido una garantía para el oro. El régimen comunista si que lo fue, puesto que el oro quedó entre camaradas, soviéticos o españoles.

    Cortésmente.

  23. APV dice:

    En todo caso el oro había que sacarlo de Madrid en octubre y enviarlo a algún lado porqué en ese momento el ejército de África se acercaba a Madrid y la experiencia en Extremadura y el valle del Tajo no auguraban nada bueno sobre si la ciudad resistiría.

    Respecto al material ruso había de todo: por un lado equipo moderno como los carros de combate o los aviones pero por otro se envió armamento obsoleto como rifles que databan de la guerra civil rusa o muy gastados o material extranjero que los rusos tenían.

    De todas formas la falta de personal a cargo de las compras adecuado (por lo menos que supieran que era una ametralladora) causó contratiempos.

  24. sito dice:

    Na!, un desastre, y al final, España sin oro y un país sin oro……….na de na.
    Sigo pensando que fué una desición errónea, quizás dejarlo en una ciudad de costa como Valencia o Barcelona por si acaso había que sacarlo más tarde, pero hacerlo al principio………un error de los grandes.

  25. Curistoria dice:

    Buena reseña. Me apunto el libro para su futura compra, que me has abierto el apetito.

    Saludos.

  26. Miles dice:

    Leí el libro hace algunos años, está bien, sin embargo la investigación de Aceña llega tarde, Angel Viñas ya en 1974 investigó los, hasta entonces, secretos «papeles de Negrín», que fueron depositados en los archivos del Banco de España y nunca se permitió a ningún historiador echar un vistazo, lo más a franquistas fieles que entresacaron lo que les parecía conveniente, Viñas escribió dos libros fundamentales, El oro español en la guerra civil española y El oro de Moscú, todavía no han sido superados ni por este, quizá si algún día algún historiador consigue los documentos de los bancos soviéticos en París y Londres se sepa algo más. En definitiva, la parte del oro de Moscú no es novedosa en absoluto.

  27. Miles dice:

    En cuanto al asunto del armamento comprado por la República a la URSS, debo discrepar de la reseña. No todo el armamento era anticuado y menos aún «de desecho». No eran de desecho los I-16 Mosca, ni los bombarderos SB-2 Katiuska, que eran modernos y fueron utilizados por la aviación española tras la guerra civil. En artillería, excelente y moderno el antiaéreo de 76,2 mm Mod. 31, usado por el Ejército Rojo durante la II GM, más anticuados, pero en buen uso los de 76,2, 107, 152 y los ingleses que los rusos recibieron durante la I GM. El Ejército Nacional recibió también artillería de la I GM, los de 77 alemanes pronto tuvieron que ser retirados por desgaste. El armamento ligero tampoco era de desecho, fusiles Moisin, ametralladoras Maxim y Maxim-Tokarev, no eran malos, eran armas duras y funcionaron bien pese a su vejez, el Ejército Rojo usó la ametralladora Maxim, con sus ruedas y escudo, toda la II GM combatiendo con ella en Berlín en 1945. En realidad, las compras de armamento de desecho más bien fueron a traficantes de armas que se deshicieron a muy buen precio de armas anticuadas.

  28. Urogallo dice:

    Sobre este tema del deshecho, recuerdo a la REHM donde se recuerda que las ametralladoras ¿Chassepeut? francesas compradas por la republica, se consideraban por parte de esta «armamento de deshecho» y por parte de los nacionales ( que capturaron un envio) armamento de primera linea.

    Y es que a buen hambre…

  29. Koenig dice:

    Nunca fue mas cierto que, «A río revuelto, ganancia de pescadores».

    Es muy probable que los soviéticos se la jugaran a la república, quedándose con todo lo que pudieron a fuerza de comisiones.

    Pero la del Wolframio tampoco es mala.

  30. Urogallo dice:

    Ni la del Tungsteno.

  31. Koenig dice:

    ¿Hubo alguna con Molibdeno?

  32. Aretes dice:

    Más bien de Estroncio.

  33. Koenig dice:

    Mejor que el cojoncio.

  34. Urogallo dice:

    Que mala educación, y que chabacano.

  35. Koenig dice:

    ¿Educancio y chabacancio?

  36. Germánico dice:

    Aretes, di que es el calor…

  37. Clío dice:

    Va a ser eso, seguro que es eso….(el caló)

  38. Aretes dice:

    Hablando en lenguaje químico, más bien la termodinámica.

  39. Koenig dice:

    Termodinamicancia, a ver si hablamos con propiedancia.

  40. Aretes dice:

    De letras, claro…

  41. Koenig dice:

    De recho, principalmente.

  42. Aretes dice:

    Y, antes de que Javi me mande a rincón…

    Chema, una reseña muy completa. Una vez leí un libro sobre las obras de arte sacadas fuera de España durante la guerra, también muy interesante. ¡Qué pena de memoria!

    Una pena que se despoje a un pais de esa forma.

  43. Max Staub dice:

    Buenas a todos,

    Ante todo mi enhorabuena a chema por la reseña.
    Ciertamente Aretes, una pena que se llegue a considerar preferible perder una buena parte del legado histórico de un país a que quede en manos de «los otros».
    En un momento en que lo que prima es el «olvido histórico» no está de más refrescarnos la memoria con los acontecimientos de nuestra historia más o menos reciente…

    Un saludo

  44. nigro dice:

    ¿Sabíais que en la caja del Banco de España aún se conservan 38 lingotes de oro que llevan grabada la cruz gamada?

  45. Julian Fernandez Cruz dice:

    En Breve se sabrá la verdadera historia del Oro de Rusia, no la que nos ha contado Amaro del Rosal ni Mendez Aspe, ni la historia de unos barcos rusos saliendo e Cartagena, no hablaré en mi libro de más mentiras de unos dirigentes que después de un lavado de cerebro a un pueblo, huyen a un exilio de chaqueta y corbata.

    Vasta Ya de mentiras, Quejas en México al JARE de la esposa de un dirigente porque la paga le ha mermado y ha tenido que prescindir de su criada, o la paga que percibia el Secretario de Andreu Abelló para sus cartas en catalan.

    El secuestro de los niños de la guerra que debieron regresar en 1939, quienes hemos podido investigar durante muchos años y despues de obtener la suficiente documentacion como para acreditarlo, os pido por favor que dejeis de mentir o inventaros historias.

    Los dirigentes tanto Comunistas como Socialistas miles de millones de pesetas de los de entonces gestionados por el SERE y el JARE al antojo de unos dirigentes cobardes que huyeron a un exilio 5 estrellas, ¿Que fué del pueblo?

    Un Saludo cordial

  46. Javi_LR dice:

    Hola, Julián, bienvenido. Oye, permíteme una pregunta, ¿eres escritor?

  47. Julian Fernandez Cruz dice:

    Javi_LR, En respuesta a tu pregunta, lamento contestar con retraso, si soy escritor y precisamente el proximo dia 5 de Noviembre sale a la venta una obra de investigación sobre Encarna Sánchez.

    Espero en breve poder publicar «Los Silencios de una Guerra» 1936-2009

    Un Cordial Saludo
    Julian Fernández Cruz.

  48. Javi_LR dice:

    Ah, gracias, Julián. Suerte con tu libro.

  49. isidro dice:

    Hola Julian, me gustaria poder leer tus obras, donde las puedo conseguir me interesa los temas, que mencionas,pues tienen mucha fuerza y gallardia. Te confesare algo, esta haciendo falta en españa, mas de un Capitan Trueno.Un saludo.

  50. belisario dice:

    Muy interesante esta página.
    Precisamente estaba yo interesado en el tema del oro de Moscú, después de leer un libro de José Maria zavala.
    Algunos afirmais que no había opción dadas las circunstancias. No lo creo, había opciones, y esa fue sin duda la peor. Enviar el oro a un país opaco, sin exigir garantías de devolución es además de un error una traición al pueblo dueño de esas reservas.
    Lo único que motivo el envió a Moscú fue que allí Franco no podría reclamarlo en caso de vencer.
    Sobre este asunto ha publicado Francisco Olaya, un libro.
    El expolio de la República. De Negrín al Partido Socialista, con escala en Moscú: el robo del oro español y los bienes particulares (2004).
    Político e historiador anarquista español, destacado militante de la CNT.
    Colaboró con Fernando Valera Aparicio, último jefe del gobierno de la República en el exilio (1971-1977) y ha escrito una serie de libros sobre la incautación y dudosa gestión del aptrimonio público y privado de los españoles por parte de los gobiernos del Frente Popular durante la Guerra Civil Española, criticando en especial a Juan Negrín y a Indalecio Prieto.
    Posee un importantísimo archivo y biblioteca compuesto por más de 1 millón de documentos originales y fotocopias sobre la historia moderna y contemporanea de España y Europa, así como miles de libros, microfilms y colecciones de prensa, todos ellos de gran valor historico. Olaya Morales lleva años intentando que este fondo se ubique como fundación en su localidad natal.

    Y otro asunto relacionado es el que se sacase por la frontera toda la colección del museo del Prado. En mi opinión, y conociendo la catadura moral de Negrín y sus compinches, también querían hacer caja con el tesoro artístico de todos los españoles, pero les sorprendió el rápido avance del ejercito de Franco ante el desplome de Cataluña tras la batalla de Ebro.

  51. David L dice:

    Siguiendo un poco el hilo de los comentarios a esta reseña sobre el destino del oro depositado por el gobierno republicano en Moscú, solamente quería comentar que, como bien comenta APV, el oro había que sacarlo de Madrid porque existía el riesgo real de que cayese en manos franquistas, además, ¿con qué divisas podía la República pagar y comprar armas? Si no era a Moscú habría tenido que ser a otro sitio, el caso es que se necesitaba el oro para financiar la guerra. La URSS pareció el lugar más “cómodo” para hacerlo de una manera más efectiva y así se hizo.

    Un saludo.

  52. Jj dice:

    Si España no hubiese tenido Guerra Civil, además de evitarse las muertes en la guerra y la miseria en la postguerra en sus arcas habría esas 707 + 67 = 773 toneladas de oro, que así a ojo serían hoy en día al cambio 773000 x 6 millones de pesetas por kilo = 4.638.000.000 de las antiguas pesetas que nos habrían ayudado a llevar mejor la crisis que estamos padeciendo.

  53. Jj dice:

    Corrección: 4.638.000.000.000 pesetas, esto es, más de 4 billones y medio.

  54. El oro dice:

    El oro de Moscú : enviar el oro a Rusia, fué uno más, de los muchos desaciertos de los dirigentes de la República en la gestión de la guerra. Ante la situación de acoso al que las tropas del General Franco sometían a Madrid optaron por una sálida prematura, mal diseñada y estrratégicamente pésima, que desmanteló las reservas de oro y consiguió dejar sin poder de maniobra económica al gobierno republicano. Un desastre que aún pagamos a día de hoy. ¿Y le ponen un parque a Negrín?.

  55. rafael redondo dice:

    El envío de las reservas de oro del Banco de España a Moscú, en Octubre de 1936, fué a todas luces un error. Si en dicha fecha, analizamos un mapa de España con los territorios ocupados por la República y los ocupados por los sublevados, es fácil apreciar, que en territorio republicano, habría sido bastante fácil ubicar las citadas reservas. Pero en ésa fecha es Largo Caballero el presidente del consejo de ministros, y es un hombre fascinado con la revolución bolchevique y Negrin no lo es menos. Uno de los errores de la República fué su paulatina dependencia de Rusia. En ésa fecha a nuestro pais, ha enviado Rusia, una importante cantidad de sóviets, que socializándo( en el sentido comunista del término) el país.
    Cuando los dirigentes comunistas vieron aparecer los barcos que llevaron el preciado cargamento, no dieron crédito a lo que vieron. España, era la cuarta reserva de oro del mundo. Por delante de nuestro país sólo estaban Estados Unidos, Canadá y Francia. A partir de ese momento, las instrucciones de Stalin fueron precisas: Tenemos que sobrevalorar nuestra ayuda a España. Pero ni aún así, lo consiguieron. En ocasiones, ocurren acontecimientos, que precipitan cambios bruscos. En la fecha que pasó a la Historia como la de los tres sietes, el siete de julio de 1937, se produjo lo que Japón llamó el incidente Chino. Japón comenzó sus bombardeos en Manchurria. En ésa fecha, Rusia es una potencia enteramente asiática, y como consecuencia de ésto se asusta, pues Rusia es frontera con Manchurria. De hecho,parte de los combates y bombardeos, tuvieron lugar en suelo ruso. Desde ése momento, para Rusia, en palabras textuales de Stalin es un problema menor. El citado dirigente, reclama la vuelta de los sóviets a Rusia. Prácticamente, todos los que volvieron fueron represaliados, mientras que otros sabedores de su destino, huyeron a otros países.
    A partir de ése momento, con dinero de los españoles, Rusia comienza su ayuda descarada a China, y la República Española es abandonada a su suerte. Tan sólo dos meses ántes de comenzar la ofensiva del Ebro, vendrán pertrechos militares y ropa a los republicanos. Pero todo ello, en un momento en el que estaba todo perdido.

  56. rafael redondo dice:

    Disculpen, pero cuando en mi comentario anterior, he citado a Stalin me he tragado con la prisa la palabra España. La frase de Stalin sería» España, es un problema menor».
    Saludos.
    Rafael.

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