EL NÚMERO UNO – John Dos Passos

“En fin, Homer, cuando Mordecai Jones te trajo a mi bufete eras un chico desgarbado con los pantalones demasiado cortos y unos calcetines espantosos, y recuerdo que me dije: «Este muchacho llegará lejos». Pero nunca imaginé cuánto…”.

Al compás de Every man a King podría leerse esta novela del estadounidense John Dos Passos. Todo en sus páginas invita a ello. Fiel retrato de la corrupción política que habita en el país más democrático del mundo, El Número Uno es una historia realista y agridulce acerca de cómo el atractivo que ofrece el poder es un tamiz excelente para poner a prueba a las personas. La mayoría sucumbe a él de modo estrepitoso, y a menudo alegremente; los menos sobreviven inmaculados a la podredumbre moral que ese mundo contiene de forma intrínseca, quizá ayudados de la ingenuidad o por una innata pureza de carácter. Y hay un tercer grupo de individuos que camina sobre una delgada línea roja, carcomidos por los remordimientos pero sin la voluntad o el interés suficiente para ponerle fin. Estos no suelen ser héroes ni villanos, sino las dos cosas a un tiempo.

En la década de los 30 del siglo pasado, surgió un personaje pintoresco que se instaló en la arena política del país de la libertad y la democracia. Se llamaba Huey P. Long. Valiéndose de la corrupción y la demagogia, con una verborrea incontenible y medios más que dudosos, fue ascendiendo peldaños en la pirámide del poder hasta llegar a ser senador por el estado de Luisiana. El lema de su campaña, Every man a King, era también el título de la canción que el propio Long compuso a los efectos, y hasta de un libro autobiográfico. Huey Long, apodado Kingfish (algo así como “el pez grande”, “el jefe de la manada”), murió en 1935 a los 42 años de un disparo en el estómago. Al parecer, sus políticas populistas no llegaron a engañar a todo el mundo.

Muy pocos años después el escritor norteamericano John Dos Passos escribió El Número Uno, una novela en la que los paralelismos entre su protagonista y Huey Long son evidentes. Homer “Chuck” Crawford es un político de provincias en pleno ascenso, una persona simpática, abierta y empeñada en dar a los pobres los privilegios que les corresponden. Mientras se dedica a dar discursos, entrevistarse con políticos importantes y hacer negocios con gente poderosa, su pequeño equipo de acólitos se encarga de hacer el trabajo, el cual a menudo incluye flecos que traspasan flagrantemente los límites de la honradez y el juego limpio. Chuck posee una labia, un don de gentes y una simpatía desbordantes, y esas cualidades le permiten meterse en el bolsillo a los incautos que le prestan oídos. Está casado y tiene hijos, pero eso no le impide, como si formara parte de su trabajo, acudir a tugurios nocturnos, beber, bailar y pasarlo bien en compañía femenina, siempre en comandita con sus fieles empleados. Chuck es quien lo dirige todo, quien da las órdenes, quien decide qué hacer y cómo hacerlo. Le apodan “Número Uno”, y el lema de su campaña, canción incluida, es Every man a Millionaire. Pero en el equipo de Chuck hay un hombre, Tyler Spotswood, que empieza a estar harto de todo: de llevar una vida nómada de ciudad en ciudad, de los engaños, de los discursos populistas, y también del ninguneo y de ver las dos caras que tiene Chuck Crawford.

En la novela solo aparece un dato que permita ubicar la historia: la fecha 31 de enero de 1935; de todos modos, sin ella también habría resultado fácil situarla. Dos Passos lleva a cabo en esta historia un retrato ácido y veraz de la corrupción de la clase política de su país en aquellos tiempos. El ritmo es rápido, el estilo cinematográfico, los diálogos y las expresiones muy americanas. Los protagonistas están de continuo viajando en coches, instalados en habitaciones de hotel,  almorzando o de fiesta en fiesta y de reunión en reunión. Al leer la novela, uno tiene la sensación de estar viendo una película de los años 30 o 40: Juan Nadie (Meet John Doe) o Caballero sin espada (Mr. Smith goes to Washington) serían buenos ejemplos. Por otro lado, la historia es fácilmente extrapolable a cualquier otra época y lugar del mundo en los que exista la política y los políticos. “Creo que mereceríais que os fusilaran por manipular así a esa pobre gente para arrancarle el voto” es una frase que se dice en la novela, y sería aplicable a la perfección al mundo actual. Algunas cosas no cambian.

Se suele considerar la novela de John Dos Passos como una preparación del camino a Todos los hombres del rey, obra que el escritor y poeta Robert Penn Warren publicó 3 años más tarde y con la que ganó el Pulitzer en 1946. Ello no hace sino aumentar el valor de El Número Uno, novela en absoluto desdeñable del gran escritor de Chicago. Su sabor agridulce y su aparente comicidad ofrece una imagen franca y honesta de las miserias de la condición humana.

 

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John Dos Passos, El Número Uno (traducción de Miguel Temprano García). Madrid, Impedimenta, 2023, 249 páginas.

 

     

7 comentarios en “EL NÚMERO UNO – John Dos Passos

  1. Farsalia dice:

    Menudo personaje era Huey Long, el KingFish de Luisiana, demócrata que a la postre acabó por apartarse de su admirado Franklin Roosevelt y aspirando a una nominación presidencial en 1936 que su asesinato frustró; en el blog publiqué unas notas sobre el personaje hace un tiempo. Tomo nota de esta novela, que me trae a la cabeza la mencionada de Robert Penn Warren y las dos películas que se basaron en ella (1949 y 2006).

  2. cavilius dice:

    Es una novela de lectura ágil, muy de su época (el modo de hablar, los escenarios…) y que no pasa de moda. Por suerte para la novela, pero por desgracia por lo que ello significa, habría que decir.

  3. Iñigo dice:

    No he leído nada de Dos Passos.. Tomo buena nota. Además me gusta mucho la Editorial Impedimenta.

  4. cavilius dice:

    Ha sido mi estreno con John Dos Passos, y me ha gustado. Fácil de leer, directo y con chicha.

    Impedimenta, entre otros méritos, hace unas portadas cubiertas impresionantes. La de esta novela no está mal, pero tiene otras que quitan el hipo.

  5. Iñigo dice:

    Fíjate que hace años comencé a leer «Manhattan Transfer» y tuve que abandonarla, porque no le cogí ritmo ni me enganchó… Algún día volveré a intentarlo.

    1. Argonauta dice:

      ¡Anatema!… ja, ja, ja.
      Manhattan Transfer fue la primera novela que leí , allá por mi adolescencia, entusiasmado por su forma y no sólo por lo que contaba. Y de ahí seguí de un tirón con la trilogía «USA».
      Supongo que si las revisito a día de hoy les encontraré algo cambiadas… así que no me atrevo.

    2. Iñigo dice:

      Tengo esa deuda pendiente que algún día intentaré remediar. Gracias.

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