EL NOMBRE DE LA ROSA – Umberto Eco

El nombre de la rosaAtreverse a reseñar esta novela, por su enorme empaque y su gigantesco peso literario (factores que la sitúan entre las más célebres de la literatura de narrativa histórica) le hace sentir a uno en el ojo del huracán y minúsculo ante el genio de este autor.

Pero resulta inexplicable, por absurdo y sorprendente, abrir cada mañana hislibris y comprobar que algo falta en sus hilos. Algo que se menciona, se palpa, se alude de continuo, se echa de menos y se percibe como grande pero que ¡oh!, no se sabe por qué, pero no está.

Como ese algo que se respiraba en el ambiente de una hermosa mañana de finales de noviembre de 1327, cuando Adso de Melk y Fray Guillermo de Baskerville, a lomos de sus mulos, subían trabajosamente por los últimos repliegues de la montaña y se disponían a vivir en el interior de aquella abadía –enorme mole de piedra- los hechos más asombrosos y terribles que imaginarse puedan.

Y ya es hora de que a la novela acerque mi reseña, y ojalá mi mano no tiemble ahora que me dispongo a señalar, sin perder los nervios ni que me absorba la impaciencia, lo que allí se vivió y sucedió.

Espero que se me permita la licencia de haber adaptado para el inicio de esta reseña esa parte tan mágica que supone el comienzo de la novela, en la que el novicio Adso, discípulo del franciscano Fray Guillermo, cuenta en primera persona los hechos que, en su adolescencia, le tocó vivir con su maestro en aquella misteriosa abadía, repleta de secretos.

Es ésta una novela difícil de reseñar porque no sólo tiene las características propias de la novela gótica sino que, a su vez, se puede considerar como crónica medieval y novela policíaca. Incluso me atrevo a afirmar que El nombre de la rosa es todavía más. Trataré de allanarme el camino.

A finales de la edad media la filosofía escolástica había triunfado sobre aquellas ideologías paganas llegadas principalmente del mundo musulmán. Santo Tomás de Aquino se había consolidado como una de las grandes mentes y, posteriormente, sería reconocido como doctor de la Iglesia. No obstante, en el ambiente se sentía ese enrarecimiento que sólo vaticina luchas encarnizadas de poder entre las diferentes congregaciones de la Iglesia. Ésta se reservaba para sí misma la capacidad discernidora sobre qué conocimiento prohibir o permitir al vulgo. Es así como los grandes monasterios se convierten en fuertes centros de conocimiento, nuevas bibliotecas de Alejandría, resguardando todo tipo de saber en sus entrañas, a las que sólo Dios y algunos monjes privilegiados podían acceder.

Así las cosas, la novela se sitúa en la época en que el papado se establece en Aviñón, lo que aprovecha el emperador Ludovico el Bávaro para extender su poder a una fragmentada Italia.

La orden franciscana que se encontraba en conflicto con Juan XXII, a causa de su voto de pobreza, busca asociarse con el emperador para contrarrestar el poder papal. La cabeza visible de los franciscanos, Michele de Cesena, comisiona a Guillermo de Baskerville a recorrer diferentes abadías para sondear la opinión de los clérigos y, finalmente, en una abadía situada en el norte de la península itálica custodiada por los benedictinos, convocar una reunión entre los franciscanos y enviados del papa con el fin de que ambas partes debatan sus diferencias.

Desde que ambos llegan a la abadía se encuentran con una muerte sospechosa a la que le seguirán otras, con el paso de los días. Esto, unido a la sagacidad demostrada por Fray Guillermo, empuja al Abad Abbone a confiarle la resolución de los crímenes.
Paralelamente, la abadía es sede del encuentro entre una comitiva papal y un grupo de monjes seguidores de San Francisco de Asís, donde se debatirá la legitimidad de la pobreza de Jesús, inspiradora de la orden mendicante de los Franciscanos. Al final, la hoguera hará su aparición. ¡Penitenciagite!

Estos breves párrafos que resumen a las claras por dónde puede ir la novela ocultan, sin embargo, una riqueza en matices que catapulta la obra de Umberto Eco a los altares de la literatura universal, ya que el misterio y la intriga, las corrientes teológicas, la filosofía del amor, las relaciones paterno-filiales, el protagonismo de la Santa Inquisición y el miedo a la pérdida del miedo, están tan magistralmente tratadas que leer El nombre de la rosa es leer por cuatro, por cinco o por seis.

Quien quiera leer esta obra pensando que va a disfrutar de una historia intrigante -al modo que presenta la conocida película protagonizada por Sean Connery- que se vaya olvidando. La novela, como ya he comentado, contiene pasajes que recrean la época (siglo XIV) con sus costumbres, creencias y formas de ser, ya que el autor dedica tiempo y capítulos a crear el mundo interior del momento histórico. Eco da forma a su novela alternando diferentes registros. Así, mientras discurre imparable la acción en el interior de la abadía, el autor intercala “descansos” mediante la introducción de enseñanzas sobre la evolución de la Iglesia y su devenir histórico. Son pequeñas “pausas didácticas”, pequeñas lecciones o repasos de historia que enriquecen la cultura y el conocimiento de quien se anima a su lectura. Por el contrario, para quien se conforme con menos, estos “premios” resultan gratuitos y, si se me permite la expresión, hasta farragosos.

Sin embargo, en sus conocidas “apostillas”, Umberto Eco escribe que cuando la editorial se dirigió a él sugiriéndole que acortase las primeras 100 páginas porque entendía que exigían demasiado esfuerzo y dificultad, su respuesta fue un rotundo no. Les dijo que si alguien quería entrar en la abadía y vivir en ella siete días, tenía que aceptar ese ritmo, ya que si no lo lograba, nunca conseguiría leer todo el libro. De ahí la función de penitencia, de iniciación, que tienen las primeras 100 páginas. “Y si a alguien no le gusta, peor para él: se queda en la falda de la colina” –dijo.

Como penitencia son las innumerables citas que el libro destina al latín. Si se perdona la licencia del autor respecto a lo que entiende como mínimo exigible para iniciarse en la lectura de las andanzas de la abadía, no puede decirse lo mismo del abuso que Umberto Eco hace de la antigua lengua. No es de recibo –al menos para quien reseña- enriquecer el contenido del texto con parrafadas en latín sin molestarse en traducirlas. Máxime cuando la gran mayoría de ellas se intercalan en pasajes de gran emoción y ritmo narrativo. “Atascarse” ante semejantes ladrillos sin saber qué significan desmoralizan al más pintado y penalizan la lectura, pese al argumento de Eco de justificar esta decisión por guardar fidelidad a su fuente en la –entiendo- falsa creencia de conservar el espíritu de la época. Su temor – a mi juicio- está sobradamente fundado: procede así como un mal novelista, tal y como él mismo reconoce.

La reseña daría para muchísimo más, pero no está en mi ánimo cansar a quien me lee. Permítaseme, si acaso, que extraiga un breve fragmento de la obra que, particularmente, me gustó:

El día anterior, Bencio había dicho que con tal de conseguir un libro raro estaba dispuesto a cometer actos pecaminosos. No mentía ni bromeaba. Sin duda, un monje debería amar humildemente sus libros, por el bien de estos últimos y no para complacer su curiosidad personal, pero lo que para los legos es la tentación del adulterio, y para el clero secular la avidez de riquezas, es para los monjes la seducción del conocimiento.

No obstante, lo mejor de esta novela está en lo que la reseña no dice. Los que hayan leído el libro ya sabrán a lo que me refiero. Los que aún la tengan pendiente, tienen el órdago a su disposición.

Excelente libro.

Características técnicas: Editorial Lumen, Colección Biblioteca. 3ª edición de esta colección, octubre de 2006. Cartoné. 14×21 cm. 792 pp, 22 €.

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162 comentarios en “EL NOMBRE DE LA ROSA – Umberto Eco

  1. Koenig dice:

    Buenas noches.

    Fantástica reseña Jerufa. Es verdad que faltaba en este blog.

    Debo decir que es una novela que me encantó. La historia es muy interesante, pero lo mejor es el «AMBIENTE» (con mayúsculas y entre comillas) Creedme, y los que habéis leido el libro lo entenderéis, leyendo de noche, con tan sólo una lamparita, podía sentir el aliento del mismo diable en mi nuca.

    Un saludo.

    Koenig

  2. akawi dice:

    Excelente el libro y excelente tu reseña.

  3. Epaminondas dice:

    Excelente reseña para una obra insuperable.

    Aunque la leí dos veces en mi juventud algún día la retomaré con la poca experencia que los años han posado tras mis párpados.

    Una obra envolvente, que abarca todo lo que la rodea para sumergirte en un tiempo oscuro y a la vez apasionante. Que sería de Tácito, Livio, Suetonio, etc, sin aquellos afanosos monjes.

    En cierto modo me recuerda a Víctor Hugo quien recrea hasta el milimetro todo aquello que expone, personajes y sucesos, donde la novela deja paso previamente al pensamiento del momento, la filosofía, los hechos que rodean la acción; magistral.

    Saludos

  4. Sirithanna dice:

    Gracias por la gran reseña. Estaba pensando leérmelo después de terminarme el actual (Sinuhé…). Tu reseña ha hecho que pase de pensármelo al «seguro que te lo pido», jeje.

    Besitos, tíito del alma.

  5. ignacio el argentino dice:

    Lo leí,muy buen libro. felicitaciones jerufa por la reseña.

  6. jerufa dice:

    Gracias a todos. Efectivamente, es un libro que engancha muchísimo. Sirithanna, a tu disposición el libro. Además, está muy bien encuadernada por Lumen. Mejor todavía.
    El «listillo» de richar me ha cambiado la portada por la edición de bolsillo.
    ¡Cachis!

  7. Pingback: literaturame.net
  8. Casio dice:

    Las discusiones entre franciscano y dominicos acerca de la pobreza de Jesús, como ya comentas en la reseña, magnificas.

    -¡Que sí poseía sus sandalias!
    -¡Que no!
    -¡Y su manto, también, oye!
    -¡Arghh!

  9. cavilius dice:

    Magnífica reseña, jerufa. Este es uno de esos libros que hay que tener; yo lo leí hace muchísimo tiempo, lo perdí y al cabo de los años lo volví a comprar. Reconozco que las páginas más «filosóficas» las leí un poco en diagonal, y tiene delito que esto lo haya hecho alguien que ha estudiado la carrera en cuestión, pero es que a mí la filosofía escolástica, el tomismo, la navaja de Ockham, el conceptualismo y todo eso se me atragantaba mucho (luego descubrí las Cartas a Eloísa de Pedro Abelardo y la cosa mejoró).

    Estupendo libro.

  10. richar dice:

    Genial reseña, jerufa.

    Y además me ha tocado muy de cerca porque hace poco más de un mes que terminé de leerlo, así que lo tengo bien fresquito.

    Estoy totalmente de acuerdo con tus comentarios, y por supuesto suscribo que estamos ante una de las elegidas entre las novelas históricas, porque a pesar de su excesivo uso del latín y sus párrafos interminables en los que habla de lo humano y de lo divino, el conjunto es un libro que te llega a las entrañas y te engancha desde el comienzo de la subida a la colina, hasta la última de las palabras.

    Una gozada de libro.

    Ah, y confieso que estuve tentado en escribir la reseña, pero me pareció que no iba a estar a la altura de semejante obra, así que gracias por acometer tú tan excelente trabajo y liberarme de esta «carga». Te ha salido bordada.

    Un saludo,
    Richar.

  11. Valeria dice:

    Magnífica. No sabía que el autor nos había puesto a los lectores a prueba en las cien primeras páginas, aunque reconozco que sudé sangre con algunos latines. Pero es que si te metes en ella ya no puedes salir. Y como dice Koenig, el ambiente… era como si estuvieses leyendo en algún oscuro, aislado, húmedo y silencioso monasterio.
    Un valiente, el Jerufa.
    Un saludo.

  12. Nivga dice:

    Enhorabuena Jerufa, no solo por la reseña en sí, sino también por el valor demostrado al escoger una obra tan compleja y tiene tantas lecturas, como muy bien has expresado.
    Yo la leí 2 veces, atención que muy pocos libros han conseguido de mí. La primera vez me ví arrastrada por la fuerza de la intriga propiamente dicha, tan magníficamente ambientada en el momento histórico, y saltando por encima de la incomodidad de las citas latinas y los enredos de herejías y ortodoxias católico romanas. Me encantaron los guiños u homenajes al policial clásico, empezando por el nombre del protagonista y acabando por la ingeniosísima solución al misterio, digno del mejor Conan Doyle, Ellery Queen o Agatha Christie. La segunda vez paladeé mucho mas la parte histórica y aprendí mucho en este aspecto. Incluso, al prestar atención a los enfrentamientos entre fundamentalistas (obispos e inquisidores) y franciscanos y otros cristianos amantes del espíritu mas que de la letra evangélica, pude comprobar nuevamente que la historia se repite una y otra vez hasta nuestros días.
    Pero para mí, y esto me encanta, el protagonista verdadero es el libro, encerrado en la escheriana biblioteca de antológica descripción. Y su búsqueda, que no es otra que la del saber, y que puede llegar a costar la vida.
    No podías haber elegido otra cita mejor, otra vez felicidades, Jerufa.
    Saludos.

  13. Ascanio dice:

    Querido y mentirosillo mmmmano (tú ya sabes por qué te digo esto): ya era hora, ya era hora, y ya era hora. Ya era hora de que alguien se atreviera a reseñar este libro, porque creo que no hay una novela histórica más citada en Hislibris que ésta -bueno, quizás las de Scarrow, que Germánico intenta meternos con calzador- por lo que su ausencia en estas páginas todavía tiene menos explicación. Aunque creo que una de las razones por las cuales no estaba reseñada la ha mencionado Richar: el miedo a no estar a la altura de las circunstancias.
    Peeeeeeero, en este caso – y barriendo para casa- queda claro que tanto reseña como reseñador han estado a la altura. Enhorabuena, queridísimo Jerufa.
    Ahora debo entonar el mea culpa porque confieso ( y después de esto me retiraré a la celda de fray Ascanio a autoflagelarme) que acometí el libro después de haber visto la película, y me encontré con algo para lo que no estaba preparada. Me refiero, lógicamente, a la discusión teológica que subyace detrás de la trama de los asesinatos. Después de haber reconocido que esa parte se me hizo un poco tostón – muy bueno, Cavi, lo de leer en diagonal– un hislibreño de color azul y gorrito blanco me ha dado tantas collejas que no tengo más remedio que volver a leerla con otros ojos, y volver a disfrutar de ella porque, y como ya he comentado en no sé dónde (creo que en la reseña de “El Club Dumas”) me encantan los libros que tratan sobre libros. Sobre todo si los libros son antiquísimos, están guardados en la biblioteca de una abadía, y alrededor de ellos flota una historia tan apasionante y bien narrada como la que nos regala Eco.
    En fin, un libro para leer de noche, con tormenta, y con la única luz de una lamparita, como dice Koenig.

  14. arwen dice:

    SOY TU MADRE!!!!!!!!!!! tengo el libro en casa, no se lo pidas prestado a Jerufa. Pero debo decir que no lo he leido entero, se me hizo un poco cuesta arriba… con decir que lo mismo cuesta arriba que la pelicula. Lo intentaremos de nuevo a ver si entro en » abadia » con buen pie

  15. arwen dice:

    Jerufa, cuando lei el libro sobre el que estabas reseñando exclamé » coño», que poderío tiene este hombre. Eso es atreverse, lo demás es rollo.
    ¿ algun dia lo hare yo? ¡¡¡ KI LO SA!!!!!!

  16. Ascanio dice:

    A ver, aclaremos un poco este embrollo. Arwen, a pesar de que como escribe después de mí, parece que se dirige a mí, no es mi madre, sino mi hermana. O sea, que también es hermana de Jerufa. Es decir, que en realidad es la madre de Sirithanna. Y, como todos habréis deducido, es la cuñada de Tizalaya. Y la tía de Mikiki, por supuesto. Y algo tiene que ver con Arauxo también…

    (…)

    ¿¿¿Holaaaa??? ¿Queda alguien consciente por ahí?

  17. Valeria dice:

    Yo estoy aquí preguntándome por qué tengo desde ayer un breve comentario esperando moderación. Que me aspen si lo entiendo.

  18. jerufa dice:

    Valeria…ya salió.
    Gracias a todos por vuestros comentarios. De verdad, no es para tanto. Me he limitado a tomar notas de aqui y de allá y a poner mi puntito personal, nada más.
    A Richar, muchas gracias por cambiar la cabecera. La novela lo merece, eso sí.

  19. richar dice:

    Puedes darle las gracias a Anthos, no sólo por mandarme la foto, sino porque es suya :-)

    Saludos,
    Richar.

  20. Julio dice:

    Excelente reseña Jerufa, te felicito por una tarea nada sencilla que al final resultó una de las mejores reseñas que me ha tocado leer en Hislibris, aparejada también a uno de mis libros favoritos, mismo que leí cuando tenía quince años y volví a leer hace unos tres.

    Me encantó que hayas resaltado la característica principal de Eco: los detalles. Es cierto que mucha gente los desespera y los ahuyenta. Allá ellos, de lo que se pierden diría yo…Recuerdo muy bien las enseñanzas del herbolario y las disgresiones técnicas sobre las cualidades de las distintas hierbas y semillas, todo un tratado de alquimia medieval!! Eco es sin lugar a dudas uno de los grandes, ojalá nos regale más obras históricas de este tipo.

    Sobre la película debo reconocer que fue el origen de mi interés sobre el libro, también la tengo como una consentida. La actuación de Murray le valió el Oscar como mejor de reparto (aunque ahora no recuerdo si por esta o por su actuación de Salieri en Amadeus), pero Connery hace un gran papel del inolvidable Guillermo de Baskerville.

    Misterio, romance, muertes, cultura, historia, castillos medievales, bibliotecas laberínticas y hasta Aristóteles se conjugan en esta obra maestra. Gracias Jerufa por traerla a nuestra memoria de nuevo y presentarla al lector que aún no la haya gozado, recomendando lo que el mismo Eco algún día dijo: «El mundo está lleno de libros preciosos que nadie lee…»; sin duda, este no debería ser uno de ellos.

    Saludos

    Julio

  21. Uther dice:

    Felicitaciones por esta magnifica reseña. Con decirte que ha hecho que desee volverlo a leer.

  22. Arauxo dice:

    Por fin, querido Jerufa. Por fin –después de algún problema familiar- puedo leer y comentar tu reseña y, por fin, como tú dices, se colmata esta profunda laguna que hacía de Hislibris una página incompleta. ¿Cómo hablar de novelas históricas con esta ausencia que más que notable resultaba imperdonable? Porque hay novelas históricas pésimas, malas, regulares, buenas, excelentes… pero por encima de esos grados, en el Olimpo de la narrativa histórica, hay un puñado de relatos que gozarán eternamente de un merecido e inmortal retiro en el Elíseo. Y El nombre de la rosa es, por supuesto, uno de ellos.

    Comprendo tus críticas explícitas a la obra por el abusivo empleo del latín o las de Richar por los excesivas elucubraciones mentales que el autor desarrolla en párrafos interminables en los que habla de lo humano y de lo divino; y también las más veladas de Cavilius y otros comentaristas por las frecuentes incursiones que Eco realiza en las especulaciones intelectuales y teológicas tan propias de la Europa del momento… Pero yo, con toda humildad, discrepo de esas valoraciones y sostengo que lo que parecen defectos que han de perdonarse por la indiscutible calidad del texto, no lo son pese a las apariencias; constituyen, por el contrario, teselas esenciales de un detallista mosaico que, mirado en su conjunto, proporciona al lector una de las recreaciones más evocadoras que, desde la ficción literaria, hayan podido escribirse sobre el mundo bajomedieval.

    Porque la obra de Eco es un prodigio de reconstrucción histórica. Y lo es no sólo por los contenidos pedagógicos –eso que tú, Jerufa, denominas “pausas didácticas- que salpican, o, más que salpicar, embadurnan el texto, sino también por la minuciosa selección de personajes, de escenarios, de ambientes, de hitos argumentales y, sobre todo, por la formas per se, utilizadas magistralmente por el autor como una pieza más de su estrategia. Con tales elementos, Eco atrapa y envuelve al lector en un exótico entorno cultural, imbuido de unas categorías mentales radicalmente alejadas de las suyas, sumergiéndolo poco a poco en un abismo intelectual cada vez más profundo, hasta que el lector, asediado por sus propios vértigos –como el que Ascanio reconoce-, acaba preso de una insoportable claustrofobia de la que solo las llamas lo liberarán…

    Puede que todo esto suene a retórica fácil, pero entiendo que El nombre de la rosa es mucho más que lo que aflora a la superficie en forma de novela policiaca. Y el problema para mí, sigue siendo, la forma de condensar todo ese “mucho más” en unas cuantas palabras que puedan estar a la altura de la circunstancias. La manera de articular el propio relato y el encadenamiento argumental; la sucesión de los asesinatos y su significación, plagada de metáforas complejas sobre visiones apocalípticas y pecados capitales; la recreación de escenarios góticos, en todos los sentidos que quepa otorgar a esa palabra; la oscuridad ambiental que rodea permanentemente a los personajes y que acaba sumergiendo al lector en una atmósfera irrespirable –esa, Koenig, que tú recreas con la imagen del diablo y su aliento-; las trampas intelectuales que asedian constantemente a los protagonistas en su búsqueda del conocimiento y la verdad; las profundas discusiones y especulaciones teológicas que, como si de una densa niebla se tratase, envuelven permanentemente el relato y en las que el lector acaba naufragando sin esperanza de salvación; el crucial enfrentamiento no ya entre dos facciones de la propia Iglesia –encarnadas en las dos interpretaciones evangélicas y eclesiológicas de franciscanos y dominicos que Casio comenta-, sino entre sendas formas antagónicas de entender la vida ante las que el espectador, pese al abismo cultural que lo separa del momento y en un ejercicio de permanente actualización del debate –como tú apuntas, Nivga-, se ve forzado a tomar partido; los latines que salpican el texto y que parecen apuñalar a traición al sufrido lector, a quien –como Jerufa- todo resulta demasiado denso, excesivo y grotesco…

    Sólo he leído una vez la novela y fue hace muchos años. Pero hay imágenes que nunca se borrarán de mi memoria. Una de ellas es la que consiguió evocar en mi mente la prolija, detallista –claro que sí, Julio, detallista- y escenográfica descripción del pórtico románico de la Iglesia y el terrorífico efecto que su contemplación causa en la mente del joven Adso… ¿Larga, excesiva, abrumadora…? Sí, y aterradora, implacable, apabullante, asfixiante, como la pesada losa cultural que soporta sobre sus hombros el novicio –y la sociedad del medievo- y como el juicio apocalíptico inapelable que amenaza su alma…

    Porque todas las piezas -literarias e históricas, estilísticas, formales y argumentales- encajan en El nombre de la rosa y nada, pese a las apariencias, es superfluo. El tomismo –como tú mismo apuntas, Cavilius- engulle al lector, pese a sus denodados intentos por escapar a su influjo. Y lo hacen, precisamente, recreando una época en la que nada ni nadie era inmune a su omnipresencia cultural. No había, no era posible, no se concebía otra interpretación de la vida, del alma, del hombre, del mundo, del universo y de Dios que la que la escolástica proponía, imponía y exigía. La atmósfera cultural de los siglos XIII y XIV estaba tan embebida de Santo Tomás y Aristóteles que la propia vida cotidiana de frailes y legos, de clérigos y laicos, rezumaba escolástica sin saberlo, condicionando su existencia… de igual manera que la aventura policiaca de Guillermo y Adso se ve constantemente interrumpida por digresiones filosóficas y excursos teológicos de los que es imposible escapar, hasta tal punto que incluso la sombra del propio Aristóteles acompaña a los protagonistas, sin que éstos la perciban, en su búsqueda imposible de la verdad…

    La novela de Eco es muchas cosas a la vez. Pero estoy convencido de que la descripción más apropiada del relato exige una metáfora: El nombre de la rosa es precisamente… un laberinto intelectual, a semejanza del que alberga la biblioteca de la abadía. Un seductor y peligroso laberinto que parece anunciar en su primera puerta, con grandes caracteres en letra capital romana: “Entra, si te atreves, y descubre al asesino”; un laberinto que, pese a su belleza formal, aterroriza al inocente lector en sus primeras encrucijadas, invitándolo a abandonar; un laberinto que, tras seducir a los más intrépidos lectores y cuando ya no es posible el retorno –algo más allá de esas cien primeras páginas que comentas, Valeria-, descubre su espíritu dantesco y les espeta en la cara “abandonad toda esperanza”; un laberinto repleto de trampas (filosóficas, espirituales, culturales, artísticas, históricas, lingüísticas, antropológicas…) que ponen a prueba al osado aventurero, que lo absorben y que al mismo tiempo lo desesperan y lo confunden, que lo sumergen en un mundo misterioso, absurdo, lejano, incomprensible, oscuro, intrigante…; un intrincado laberinto que al final conduce al lector paciente al descubrimiento de la verdad -o parte de ella-, dejándole, como precio a su osadía, un amargo regusto a impotencia y a desesperanza y la extraña sensación de… no haber entendido gran cosa, pese a las apariencias.

    Perdonadme la sábana, la pedantería y el desahogo, pero la ocasión lo merecía. Porque confieso que El nombre de la rosa es, posiblemente, la mejor novela histórica que he leído en mi vida. ¿Se me ha notado demasiado?

  23. Arauxo dice:

    Mis opiniones han ido a parar al limbo- porque espero que no sea el infierno- donde los comentarios en moderación aguardan anhelantes la hora en la que serán publicados…

  24. Aretes dice:

    Magnífico libro y, como excepción, también la película.
    Coincido con Nivga en el protagonista de las mismas, el libro, las ganas de saber, el conocimiento escondido y reservado en esa época para unos pocos. Me sorprendió la censura al buen humor, a la risa, terrible cualidad cuando se pretende dominar desde el poder con el miedo y el temor.
    Enhorabuena por la reseña, Jerufa

  25. Julio dice:

    Arauxo,

    Como siempre tan amplio y preciso a la vez. Yo estoy entre los tuyos que la consideran no solo como una de las mejores novelas históricas sino como una de los mejores libros que mis manos han tenido el privilegio de sostener, saludos

    Julio

  26. jerufa dice:

    Mi querido y apreciadísimo Arauxo: al igual que Eco con sus lectores -y salvando las abismales diferencias, por supuesto- me congratula observar que has caido en la «trampa» del último párrafo de la reseña. No sabes cuanto agradezco y valoro estos comentarios tuyos.
    A tus pies.

  27. Aquiles dice:

    Coincido, como no podía ser de otro modo, con todos vosotros: esta es una de las novelas históricas «con mayúsculas», y no solamente por la excelencia de Umberto Eco a la hora de enmarcar históricamente los hechos, sino también por el virtuosismo literario que consigue. Curiosamente, supongo que la mayoría coincidiréis conmigo, semejante logro ha lastrado la posterior producción literaria de Eco porque, de un modo u otro, los lectores esperábamos que sus siguientes novelas tuvieran una calidad al menos semejante, cosa que no ha sucedido, más bien al revés, algunas son productos bastante infumables. El intento de reverdecer viejos laureles que Eco realizó muchos años después con su «Baudolino» quedó en eso: un intento. «El nombre de la rosa» requiere más de una lectura, porque es casi imposible captar todos sus matices en una única ocasión… de hecho, tengo la sensación de que por muchas lecturas que se hagan, siempre se descubrirán aspectos nuevos que anteriormente habían pasado desapercibidos. Aparte de esa magistral descripción del pórtico que evoca Arauxo, me quedo con sensaciones como la congoja que me produce cada vez que la he leído la escena en la que la biblioteca se quema inexorablemente y con ella documentos irreemplazables; igualmente fascinante me parece la confrontación intelectual entre fray Guillermo y Juan de Burgos, representantes de la disputa entre la tradición y la modernidad. Y, cómo no, la arquitectura de la propia biblioteca, que no puede dejar de recordarme las arquitecturas borgianas que aparecen en relatos como «La biblioteca de Babel» o «La casa de Asterión», entre otros. Enfin, que es un novelón.

  28. Koenig dice:

    Buenas noches.

    Curiosamente, ahora que mencionas «La Biblioteca de Babel». Comentó Jeús Maeso de la Torre, en aquella charla que dió en el museo arqueológico. Que le había comentado Peter Berling, amigo íntimo de Eco, que la biblioteca del monasterio estaba basada precisamente en ese relato. Y el personaje de Jorge de Burgos, en Jorge Luis Borges.

    Curiosidades. Estoy a punto de borrar este frívolo comentario, después del estupendo párrafo de Arauxo. Pero… ¡Que demonios! La risa es importante.

    Un saludo.

    Koenig.

  29. Valeria dice:

    Yo nunca me he atrevido a leer nada de Humberto Eco desde esta novela. Es un sentimiento irracional, un límite psicológico. Una cobarde protección contra el desengaño, lo reconozco.

  30. Arauxo dice:

    Pues haces bien, Valeria. Yo empecé a leer, desde la veneración, El péndulo de Foucaultl , y concluí que quien era un auténtico péndulo era el autor: de la gloria al tostón con sólo una oscilación

  31. clio dice:

    Bien he de felicitar por partida doble la reseña de Jerufa (otro que se atreve con los libros emblemáticos) y la «sabana» de Arauxo, ¡que bien te expresas jomio!, fue maravilloso y emocionante entrar en ese laberinto a pesar de los obstáculos, decir que no leí el Péndulo, pero si empecé el Baudolino, y ahí está sin terminar en ningún momento logró atraparme como el Nombre de la Rosa, así Valeria que no me extraña tu reticencia a la hora de leer algo más de Eco.
    Efectivamente yo tambien he oido que el personaje de Jorge de Burgos, se corresponde o es un homenaje a Borges, ceguera incluida.

  32. Valeria dice:

    Leyendo vuestros comentarios, desde luego, creo que ha sido una irracional pero acertada decisión . Qué bien rimas, Arauxo.

  33. Ascanio dice:

    Arauxo, jomío, ¿y tu hablas de reseñas compartidas? Y no será porque no Jerufa y tú no os véis…

  34. nando dice:

    Gran novela, pero con todos mis respetos, después de ella Eco no ha escrito nada digno de mención. Como bien se dice por arriba ha dejado ladrillos infumables.

    Yo no le considero un novelista, sino un gran semiótico ( y esta obra es casi un tratado de semiótica «novelada»). Lo que vino después directamente ( El péndulo de Foucault, Baudolino, La isla…) se puede quemar junto con el resto de incunables y obras perdidas de Aristóteles en la biblioteca de la Abadía.

    Sus posteriores «Apostillas al nombre de la Rosa» fueron una tomadura de pelo para aprovechar el tirón de la novela (y por supuesto sacar más dinero) y que además resultaron del todo incomprensibles, vanas y pedantes. Sencillamente anticiparon los futuros y proverbiales truños de este semiótico italiano. Pero, afortunadamente, la cosa ya no coló.

    El ejemplo más claro de sus sonrojantes y cargantes «apostillas» es, sin duda alguna, la «explicación» que Eco dió sobre el significado del propio título y su elección. Su verborrea intelectualoide, y en nada clarificadora, le convirtieron, para mí en el prototipo de escritor aupado al altar que pretende deslumbrar a los lectores con sus malabarismos semánticos y semióticos. A partir de ahí, para mí, cualquier consideración de este señor como escritor dejó de existir.

    En definitiva, lo que realmente es: autor de una gran novela que intentó repetir posteriormente cayendo en absurdos juegos intelectuales.

    … de sus Foucaults y Baudolinos mejor ni hablamos.

    Saludos a todos.

  35. Ascanio dice:

    Pues también yo he dicho alguna vez que El péndulo… no había quien se lo tragara (en sentido metafórico, que te veo venir, Cavi) y salieron un par de defensores a ultranza…¿no, German?

  36. pepe dice:

    Creo que yo era uno de aquellos dos defensores, y sigo siéndolo. No voy a hablar del contenido, esa inmensa cantidad de tópicos relativos a rosacruces, templarios, masones, ritos, salmodias y saberes ocultos organizados sin un plan demasiado claro pero que a mí me atrapó y a veces me pareció incluso divertido. Tampoco lo haré de la forma, que acusa ese elitismo deliberado y ese halo de hermetismo, porque hace tiempo que lo leí y no me encuentro con ánimo de hacer una defensa que por fuerza habría de ser superficial. Lo que sí recuerdo bien era que el ordenador, Abulafia, llevaba el nombre de un famoso cabalista judio español de mediados del siglo XIII. Qué cosas, a veces uno sólo recuerda lo anecdótico y fija en la memoria algún detalle estúpido en lugar de retener lo sustancial…

    Saludos.

  37. jerufa dice:

    ¡Que agudos koening y clío!
    Echad un vistazo a esta página:
    http://www.ucm.es/BUCM/revistas/fll/02104547/articulos/ALHI8787110117A.PDF

  38. Koenig dice:

    Hombre.

    Yo de agudo nada. A lo sumo agudo Jesús Maeso de la Torre, que fue quien lo comentó en su charla.

    Un saludo.

    Koenig.

  39. clio dice:

    Pues no tenía ni idea de este articulo, pero recuerdo que se comentó en su momento. Saludos

  40. Germánico dice:

    A ultranza no, mujer. Yo confieso haberme saltado casi entero el segundo capítulo, el de la descripción de los aparatos del museo. Recuerdo que el listillo de guardia aquel día (no recuerdo a quién le tocaba, lo siento) contestó que ese, precisamente, fue el único que le gustó de todo el libro.

    Señor, qué compañía…

  41. Vindex dice:

    Creo que reseñar esta novela era un reto difícil, no solo por las razones que tú apuntas, sino también porque es difícil situar el listón al que has de hacerlo.
    Como positivo de la reseña, creo que centras bien la época y el poder de la Iglesia de filtrar el conocimiento al que puede acceder «el vulgo”, así como que acertadamente llames «discípulo» a Adso de Melk, en lugar de «aprendiz», que vi en alguna que otra crítica y que obviamente, tiene más connotaciones de aprendizaje de oficio que de forma de vida, como es el caso.
    Quiero señalar dos anécdotas, que muestran lo que tú defines el genio del autor:

    1. Cuando se publicó este libro allá como en el año 1980, el ínclito Sánchez Dragó llevó a su programa a Humberto Eco y lo trataba con tal veneración, que me dije que este autor debería tener algo especial para recibir semejantes honores del presentador.
    2. Poco antes de leer esta novela, leí “El último templario”, en que uno de los principales protagonistas es el inquisidor dominico Jacques Fournier.
    En “El nombre de la rosa” hay dos referencias a Fournier, una de ellas que transcribo literalmente es ésta, en la que Adso pregunta a Guillermo sobre el futuro de la muchacha:

    “— ¿Y la muchacha?
    —Ya te he dicho que es carne de hoguera. Pero la quemarán antes, por el camino, para edificación de alguna aldea catara de la costa. He oído decir que Bernardo tendrá que encontrarse con su colega Jacques Fournier (recuerda este nombre; por ahora quema albigenses, pero apunta más alto), y una hermosa bruja sobre un montón de leña servirá muy bien para acrecentar el prestigio y la fama de ambos…”

    No se puede decir , tras leer este párrafo que Guillermo profese admiración por la labor de estos dos personajes, pero sí podemos afirmar que su intuición es excelente, pues Fournier ,siete años después, se convertirá en el Papa Benedicto XII, quizás como reconocimiento a su excelente labor como martillo de los herejes cátaros .

    Este detalle…”pero apunta más alto”, me dio la sensación de que infinidad de detalles de la novela se me escaparían, pues este lo capté porque casualmente había leido la novela antes citada, sino me hubiese pasado desapercibido

    Hay otros detalles que también me llamaron la atención y que en su día expondré al doctísimo Jerufa, para que me ilumine hacia la senda de la sabiduría que él, plácidamente, transita.

    Saludos

  42. jerufa dice:

    Vindex, te prodigas poco por estos lugares, pese a la sabiduría que atesoras. En esta relación que mantenemos y apreciendo los comentarios por venir de donde vienen, Adso soy yo y tú, -venerable maestro- Guillermo.

  43. Jerufa dice:

    Ahora un poquitín más en serio. Parece ser – a mí al menos me lo han comentado-, que existen publicaciones sobre los textos en latín de El nombre de la rosa. ¿Sabeis algo de esto?, porque yo me he hartado de buscar información en Internet y no hay manera.

  44. cavilius dice:

    Pues sobre eso en particular, Jerufa, sólo sé que no sé nada.

  45. Arauxo dice:

    Pues sobre eso en concreto, Jerufa, puedo decirte que no tengo la menor idea.

  46. compluto dice:

    Yo me esperaré a que saquen la peli :P

  47. Arauxo dice:

    ¿Cual? ¿La segunda parte?

  48. jerufa dice:

    Pues si, se está haciendo.

  49. Valeria dice:

    ¿Cómorrrr?

  50. Epaminondas dice:

    ¿que?

  51. jerufa dice:

    Si, a la muchacha no la quemaron. Se escapó y tuvo un crio de Adso.
    Al final, se embrolla todo y resultó que no fue de Adso, sino de Venancio.
    ¡Ah!, y el libro segundo de la poética de Aristóteles no se lo comió Jorge, en realidad era una copia que hizo magistralmente Adelmo de Otranto. El original lo robó Guillermo antes del incendio, aprovechando una de las incursiones en la abadía con Adso y lo camufló en las alforjas del mulo cuando se las piraron.
    Adió, adió.

  52. Laya dice:

    Adió no, jerufa! Sigue, hombreeee, que con 500 folios más te lo ventilas!

  53. Vindex dice:

    Ay, Jerufa, con lo féliz que me sentí cuando me adjudicaste el papel de Guillermo, pudiendo haberme adjudicado el de Salvatore, me sales con esto de la segunda parte,,,, así que te pido que te lo replantees, pues puestas asi las cosas no creas que me desagradaría el de Venancio, (aunque confieso que no sé griego) aunque en mi favor tengo que Valentina era chilena……..
    Piensa,,piensa

  54. Valeria dice:

    ¿Sale Sean Connery en la segunda?

  55. jerufa dice:

    No, Valeria, pero Adso en su celda de Melk conserva un lienzo anónimo suyo.
    En cuanto a tí, Vindex, eres Guillermo. Pero elige bien el camino para llegar al finish, porque el pasadizo que estás usando te llevará directamente a las caballerizas. En cuanto a Abbone, que conoce el griego, es cómplice de secretos inconfesables y oculta parte del saber en una pequeña villa agrícola cerca de la antigua Barcinona.

  56. Vindex dice:

    Usando técnicas de criptoanálisis moderno, aún no logro descifrar cual es la villa agrícola, si bien de tu referencia a Barcinona, puede implicarse que el abad tuviera algo que ver con el inicio de la construcción de Santa María del Mar en 1.329.
    Referente a las caballerizas…ya sabes amigo Jerufa que yo a las cabañas bajé,a los palacios subí, los claustros escalé y a las caballerizas bajé y en todas partes dejé memoria amarga de mí.

  57. Ascanio dice:

    Esto empieza a parecerse a un juego de rol…

  58. Jerosolimitano dice:

    Querido Jerufa:

    No ha sido nunca mi intención eludir la respuesta que privadamente me pides a tu reseña, si bien otras preocupaciones menos agradables me han impedido la pronta respuesta que te prometí. Ciertamente la mereces tanto por la brillante exposición que haces del texto, como por haberlo recuperado para el debate, sobre todo en un espacio dedicado a este género literario. Sin embargo, a estas alturas, habiéndose dicho ya casi todo por los restantes contertulios, no es mucho lo que me queda por añadir, a parte de mi visión personal de la novela.

    A este respecto lo primero que merece la pena reseñar es la trascendencia que la misma tuvo para este género literario. Se publica a principio de los años ochenta, en un momento en el que los gustos literarios corren por caminos muy distintos a los de la novela histórica. Los grandes creadores de las décadas anteriores están sobre todo dedicados a la renovación del lenguaje y de los recursos literarios; los temas son incuestionablemente más personales e íntimos, también más políticos. No quiero decir con ello que anteriormente este género no hubiera sido practicado, sino que la frecuencia con la que se hizo demostraba que las incursiones de los literatos en este terreno eran aisladas y casi nunca repetidas (M. Yourcenar y sus “Memorias de Adriano”; Steinbeck y su “El Rey Arturo y sus nobles caballeros”, etc). Pero en esto llegó Ecco y “El nombre de la rosa” demostró que una novela histórica podía arrasar en el mercado literario. Si viéramos un gráfico con la evolución posterior de este género comprobaríamos como, lo que entonces era rara avis, se muestra como el material más deseado por cualquier editor. En la actualidad el abuso de la novela histórica se ha convertido, para mí, en una auténtica pesadilla que copa la mesa de novedades de cualquier librería, sin dejar espacio alguno para otros géneros. Ello demuestra, en definitiva, la existencia de un inmenso mercado literario dispuesto a engullir cualquier cosa que tenga algo que ver con la historia. Al fin y al cabo si la asignatura preferida de todos los escolares era la historia y leyendo una novela la vives, qué mejor cosa que aprender disfrutando. ¿Hay algo reprobable en ello? Es cierto que la historicidad de este género narrativo es más que dudosa, pero en general el lector no se para en estas consideraciones, que el autor –si es sorprendido en una barbaridad- excusa como una licencia narrativa.

    No quiero dar la impresión de que culpo a Humberto Ecco del actual desatino y desde luego jamás podría hacerlo por haber escrito una de las mejores novelas de la década de los ochenta, tomando en consideración todos los géneros posibles de la narrativa, porque su novela es una introspección del alma de unos personajes –por otra parte, ficticios- por encima del tiempo histórico en el que el autor los coloca. Así pues, los acontecimientos históricos actúan de modo similar a la intervención de los dioses en las tragedias griegas: juegan con los personajes pero permitiéndole a cada uno elegir –a veces solo asumir- su destino. Y desde este enfoque, la novela de Ecco adopta la mejor expresión de la novela histórica desde el momento en que no es una historia novelada, -en la que un personaje histórico se convierte en un personaje de ficción- sin que, por el contrario, el tiempo histórico en el que se desarrolla se convierte en un recurso más para el análisis del ser humano representado por un personaje imaginario.

    En cuanto al título de libro, por contar alguna anécdota, me gustaría dejar constancia de dos cosas:

    – Humberto Ecco dijo en una entrevista, cuando le preguntaron acerca de las multiples significados del título lo siguiente: “Los que, por ejemplo, en la «rosa» encontraron una referencia al verso de Shakespeare «a rose by any other name», se equivocan. Mi cita significa que las cosas dejan de existir y quedan solamente las palabras. Shakespeare dice exactamente lo opuesto: las palabras no cuentan para nada, la rosa sería una rosa con cualquier nombre”.
    – En segundo lugar, quiero señalar que nuestro Juan Ramón Jiménez expresó en unos versos, con total literalidad, la misma idea: de la rosa solo quedará el nombre. No me consta querido Jerufa que Humberto Ecco haya reconocido nunca este préstamo literario, pero tampoco debemos escandalizarnos, ya que la buena literatura está llena de ellos.

    Y puesto que hablo de la última cita latina, con la que el autor cierra la novela, siendo expresión de la fragilidad de todas las cosas frente al tiempo, hora es ya de que concluya, no sin antes invitar a quienes lean estas líneas a buscar la referida poesía de Juan Ramón. Yo la descubrí hace muchos años en una antología que me prestaron. Luego hice la estupidez de devolverla a su dueña. Acontecimientos posteriores, que mejor omito, me impiden pedírsela de nuevo.

    Saludos a todos.

    PS. Discrepo querido Jerufa de tu crítica al uso del latín en la novela. De hecho, es lo cierto que no pocos estudiantes de letras de aquella época encontraron un aliciente en sus estudios de latín tras su lectura. Luego una serie conjurada de desaforados Ministros se empeñaron en que esta asignatura desapareciera, quién sabe si con la intención de ocultar su propia ignorancia. En todo caso he de hacerte una pregunta: dado la ingente cantidad de obras de arte en la que constan inscripciones latinas, en tu opinión qué sería lo procedente: ¿subtitularlas, eliminarlas…?. ¿No crees, en todo caso, que tales citas son un mágnifico recurso para crear a atmosfera pretendida? En cuanto a los valores literarios de las restantes obras de Ecco, humildemente creo que son muchos.

  59. Laya dice:

    ¡Me costó pero lo encontré! (de algo ha de servir el insomnio):

    «Creemos los nombres.
    Derivarán los hombres.
    Luego, derivarán las cosas.

    Y sólo quedará el mundo de los nombres,
    letra del amor de los hombres,
    del olor de las rosas.
    Del amor y las rosas
    no ha de quedar sino los nombres.
    ¡Creemos los nombres!»

    (Segunda Antolojía Poética)

    Ha merecido la pena buscar porque es un poema maravilloso. Gracias por recordármelo.

  60. Arauxo dice:

    Estupendo comentario, Jerosolimitano, y preciosos versos, Laya, que sirven de hermoso colofón a aquél. Seguro que Pepe encontrará algo igualmente bello que añadir.

    Así da gusto seguir leyendo estas páginas.

  61. Vindex dice:

    ¡Qué descansada vida
    la del que huye del mundanal ruïdo,
    y sigue la escondida
    senda, por donde han ido
    los pocos sabios que en el mundo han sido;

    Jerufa está de vacaciones y sin ordenador (para desgracia nuestra) , así que nos veremos privados durante algún tiempo de sus comentarios, aunque hará todo lo posible por mantenerse informado de lo que acontezca en estos lares.

    Requiescant in pace.

  62. Arauxo dice:

    La vena poética de hoy parece decantarse por los sabios…

  63. pepe dice:

    He disfrutado enormemente con el comentario de Jerosilimitano y con el poema de Juan Ramón Jiménez que Laya ha rescatado. En efecto, es probable que la cuestión de si las cosas existen por sí mismas o porque hay alguien que les pone nombre sea una de las más recurrentes en filosofía, materia de la que ignoro casi todo.

    Una pequeña digresión: en relación con el asunto del título de la novela, me ha venido a la memoria uno de los cuentos más bellos de Borges: La rosa de Paracelso, del que no diré nada más -salvo insistir en que es muy hermoso- para no estropear el placer de aquellos que aún no lo hayan leido.

    Pues bien, volviendo al asunto anterior, la cuestión ontológica sobre la rosa quedó poéticamente resuelta por Gertrude Stein en un poema de 1913 en el que decía (prefiero no traducirlo para no alterar su significado) «A Rose is a rose is a rose», verso feliz que se hizo famoso y fue después usado con variaciones en diversas novelas e incluso en una canción de Mecano. Y también en otro poema del mejicano Fernando del Paso. Espero que le guste a mi amigo Arauxo, y también a los demás.

    La rosa es una rosa es una rosa
    Tu boca es una rosa es una boca
    La rosa, roja y rosa, me provoca:
    Se me antoja una boca temblorosa.

    La roja, roja sangre rencorosa
    de la rosa, que quema lo que toca,
    de tu boca de rosa se desboca
    y me moja la boca, ponzoñosa.

    La pena, pena roja de mi vida
    de no vivir bebiendo ese lascivo
    licor de boca rosa y llamarada,

    rubor de rosa roja y encendida,
    me ha dejado la boca al rojo vivo,
    del rojo de una rosa descarnada.

    Saludos.

  64. cavilius dice:

    Hurgando más en el tema de las cosas y el nombre de las cosas, he recordado un fragmento de Alicia a través del espejo (obra que hay que leer, y con mucho detenimiento, igual que Alicia en el país de las maravillas). Se encuentra Alicia con un caballero muy curioso y…:

    -Estás triste- dijo el Caballero en tono preocupado-; deja que te cante una canción para animarte.
    -¿Es muy larga? -preguntó Alicia, ya que ese día llevaba escuchadas ya un montón de poesías.
    -Es larga -dijo el Caballero-, pero muy, muy bonita. Todos los que me la oyen cantar… o se les llenan los ojos de lágrimas, o…
    -¿O qué? -preguntó Alicia, ya que el Caballero se había quedado callado de repente.
    -O no, claro. El nombre de la canción se llama «Ojos de abadejo«.
    -¡Ah, conque ése es el nombre de la canción, ¿eh? -dijo Alicia, tratando de poner interés.
    -No; no comprendes -dijo el Caballero, con expresión algo contrariada-. Eso es como se llama el nombre. Pero el nombre en realidad es «Un Viejo Viejo«.
    -Entonces ¿qué debía haber dicho yo, «Así es como se llama la canción«? -rectificó Alicia.
    -No, de ninguna manera: ¡eso es otra cosa completamente distinta! La canción se llama «Medios y Maneras«; ¡pero eso sólo es como se llama!
    -Bueno, entonces, ¿cuál es la canción? -dijo Alicia, que ya estaba completamente hecha un lío.
    -A eso iba -dijo el Caballero-. La canción en realidad es: «En una cerca vi«; y la música es invención mía.
    Y dicho esto, detuvo el caballo y dejó caer las riendas sobre su cuello; luego, marcando lentamente el compás con unamano, y con su rostro benévolo y alelado iluminado por una débil sonrisa, como si oyese la música de su canción, empezó.

    (Las cursivas son las que incluye la edición de la editorial Akal).

    Saludos.

  65. Laya dice:

    Bonito el poema de Pepe (de Fernando del Paso quiero decir) y desconcertante la canción de Alicia. En «El nombre de la rosa» el título se plantea como un enigma – una adivinanza, un reto – y en la canción de Carroll no importa el título. ¿Es lo mismo?
    «Hurgando más en el tema de las cosas y el nombre de las cosas», como dice Cavilius, podemos cerrar el círculo con Juan Ramón:
    «¡Intelijencia, dame
    el nombre exacto de las cosas!
    … Que mi palabra sea
    la cosa misma
    creada por mi alma nuevamente.
    Que por mí vayan todos
    los que no las conocen, a las cosas;
    que por mí vayan todos
    los que ya las olvidan, a las cosas…
    ¡Intelijencia, dame
    el nombre exacto, y tuyo
    y suyo, y mío, de las cosas! »
    (Eternidades)

    Y para terminar, aun a riesgo de que me echen de Hislibris, no puedo desaprovechar la oportunidad de citar el origen de mi firma:
    «Eres tú, y no lo sabes,
    tu corazón te late, y no lo siente…
    ¡Qué plenitud de soledad, mar sólo!»
    (Juan Ramón Jiménez, «Soledad»)

  66. Arauxo dice:

    Pues al hilo de la cuestión, «hurgando más en el tema de las cosas y el nombre de las cosas» la cita de Cavilius (que, como Pepe, tiene la habilidad de poner siempre sobre la mesa estupendas referencias) me ha recordado otro fragmento del libro de Lewis Carroll sobre el que conviene reflexionar y respecto del que cabe extraer muchas conclusiones útiles para los tiempos que corren…

    ¡Te has cubierto de gloria!
    -No sé qué es lo que quiere decir con eso de la «gloria» -observó Alicia.
    Humpty Dumpty sonrió despectivamente.
    -Pues claro que no…, y no lo sabrás hasta que te lo diga yo. Quiere decir que «ahí te he dado con un argumento que te ha dejado bien aplastada».
    -Pero «gloria» no significa «un argumento que deja bien aplastado» –objetó Alicia.
    Cuando yo uso una palabra -insistió Humpty Dumpty con un tono de voz más bien desdeñoso- quiere decir lo que yo quiero que diga…, ni más ni menos.
    -La cuestión -insistió Alicia- es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.
    -La cuestión -zanjó Humpty Dumpty- es saber quién es el que manda…, eso es todo.

  67. Laya dice:

    Muy buena cita, Arauxo!
    Te va como anillo al dedo :)

  68. Arauxo dice:

    ¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿??????????

  69. Aretes dice:

    Es que no se puede escupir para arriba, ja ja ja

  70. Laya dice:

    No lo has pillado, Arauxo?
    Pues Aretes sí.
    Y además era un comentario sin malicia…

  71. Arauxo dice:

    ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡!!!!!!!!!!!!!

  72. sofia dice:

    trascendental…

  73. killooooo dice:

    el nombre de la rosa esta bien para leer en ratos trankilos

  74. jerufa dice:

    Este último comentario me ha hecho releer toda la reseña y sus añadidos. Aún puedo recordar las noches de este último verano a la luz de una farola y con un agradable puro en la mano cada una de sus páginas. Y en verdad que echo de menos el libro.
    En cuanto pueda, y siempre bajo la senda del conocimiento, espero descubrir matices que, con toda seguridad, se me escaparon en la primera lectura.

  75. Laurence dice:

    Menuda melancolía me ha provocado leer esta reseña y todos sus comentarios. Aún no entiendo cómo no había reparado en ella antes, y eso que a los pocos días de descubriros me adentré en la lista de todas las reseñas para buscar expresamente algunas por si las hubiere.

    Tiempo ha que la leí por primera vez, y con algunos comentarios me he visto transportada en el tiempo rememorando con añoranza aquellos días de un verano con 16 años recién cumplidos y leyendo de noche un libro que me sobrecogía al tiempo que sentía que «vivía» cada pasaje.

    He leído cosas muy buenas en este blog y de personas con altísimo nivel y gusto muy variado (para placer mío dándome así la oportunidad de seguir aprendiendo un poco de todo y disfrutando con la lectura, amén de llevarme a una quiebra técnica después de las compras masivas en la librería durante dos semanas), pero el recuerdo de este libro me ha emocionado. Ni que decir tiene que no sólo es uno de mis libros favoritos sino que además me marcó mucho ( y disfruté como una enana traduciendo los párrafos en latín… jajaja… qué tiempos¡¡ creo que ahora sería incapaz). Debo de tener el día sensible porque hasta lo he buscado para sentirlo de nuevo entre mis manos y rememorar lo que disfruté con su lectura.

    En fin, que me ha encantado leer todos vuestros comentarios, y, por supuesto, felicidades Jerufa por la reseña.

    Saludos.

  76. Jerufa dice:

    Laurence, ¿por casualidad, no guardaras esas traducciones?
    Adió, adió.

  77. Laurence dice:

    Jajaja, ya me gustaría Jerufa, ya me gustaría. Ahora me vendrían de perlas para releer el libro. Pero no, iba traduciendo sobre la marcha. Siempre con el diccionario Latino-español de Vox al lado. Ese verano fue el correspondiente a 2º de B.U.P., así que ya había estudiado el primer año de Latín (que para mí era una asignatura que me encantaba, me divertía y se me daba bien…. vamos, como que ahí fue cuando empezó a gustarme la idea de estudiar alemán por aquello de las declinaciones. ¡Qué pena que se nos queden tantas intenciones y conocimientos por el camino!). Pero si cuando releea el libro me veo con capacidad de traducir de nuevo los párrafos en latín te lo haré saber. :)

    Saludos.

  78. Tasha dice:

    Lei este libro hace un par de años y me ha dado para leerlo varias veces más, por esa multiciplidad que tiene. Como dices, vale por muchos libros, puedes leerlo como novela policiaca, historica, etc. Sencillamente impresionante, cada vez que lo leo saco nuevas cosas.
    Me gusto especialmente todo el asunto de los lios doctrinales al interior de la Iglesia y con el Imperio, asunto que después tomaría tanta importancia ( en la Historia )

    Estoy de acuerdo en lo engorroso de los pasajes en latín, me tuve que dar la lata de buscar donde traducirlos, me hubiese gustado notas con traducción a pie de página.

    Saludos
    =)

  79. richar dice:

    Saludos Tasha y bienvenida al blog.

    ¿Cuántas veces has llegado a leer el libro? Curiosidad nada más, pero es que me fascina el hecho de leer más de una vez un libro, cosa que veo que hacési muchos y que a mi ni se me pasa por la cabeza por dos motivos: 1) hay miles de otros libros que me quiero leer, y 2) me gusta recordar los libros por lo que fue su lectura, con sus pros y sus contras, sin más. Supongo que si releeo alguno, mi opinión variaría y ya no sería tan «natural». Una chorrada como otra cualquiera :-)

    En fin, bienvenida y esperamos verte a menudo por aquí.

    Un saludo,
    Richar.

  80. Luis dice:

    Hola, stoy hacndo un trabajo sobre este libro, m podriais ayudar a resolver una pregunta?
    – ¿Qué distintas formas de enfocar o de interpretar la causa de las muertes se representan en la película? ¿Quiénes representan a cada una?
    Un saludo
    Luis

  81. Luis dice:

    dejo mi msn x si alguien tiene la respuesta: luisito_555555@hotmail.com

  82. Ascanio dice:

    Mira, te voy a responder dentro de mis posibilidades. Si te lees el libro, igual eres capaz de responder a la pregunta tú solito.

  83. Jerufa dice:

    Es que además, la pobre Ascanio, no puede echarte una mano, pero claro, para eso TIENES QUE LEERTE ANTES su comentario.
    De todas formas, la pregunta esa, tal y como la formulas, no viene en el libro :-). La tienes que deducir y yo ahorita mismo estoy trabajando. I´m sorry.
    Adiodió.

  84. Ascanio dice:

    ¿Trabajando? ¿Entonces qué haces aquí dentro?
    Oye, y yo me he leído el libro, que conste. Ahora bien, no tengo ni idea de la respuesta a la preguntita de marras. Es que soy muy torpe.

  85. Jerufa dice:

    ¡Ah!, yo pensé que se te atragantó. Disculpas.

  86. Ascanio dice:

    Bueno, sí, en algunas partes se me atragantó. Pero al final conseguí tragármelo enterito.

  87. Arauxo dice:

    Bueno, Luis, como has sido sincero y declaras sin tapujos tu objetivo, trataremos de orientarte, para que no se diga que nos negamos a ayudar:

    PISTA 1: Busca entre los pecados capitales…
    PISTA 2: Busca en el Apocalipsis de San Juan…
    PISTA 3: Busca en Aristóteles…

  88. Ascanio dice:

    Andaaaaa…con esas tres pistas se lo has dado todo hecho, y ahora ya no tiene gracia.
    Que no, que hay que hacer pensar a la gente, hombre…

  89. Arauxo dice:

    Es que me lo recomendó mi psiquiatra: «El día que te entren ganas de matar a alguien por la calle, de escupir al primero que se presente o de morder la nuez del vecino, elígelo como día filantrópico del año». Y eso hago, hombre. Pero no es preocupante: ya no tengo más días filantrópicos hasta el año que viene.

  90. Derfel, el blanco dice:

    Vaya, pues precisamente andaba yo a la cuarta pregunta estos días…¿Cómo? ¿Mi número de cuenta? Ahora mismo te mando un privado, campeón…

    El Arauxo, cuando quiere, es la de dios de majo. A mí me cae fenomenal…

  91. Rodrigo dice:

    Hola. En mi humilde opinión, «El nombre…», con ser inteligente, entretenida, ilustrativa y todo -la he leido varias veces y nunca me agota-, padece de un cierto defecto: carece de universalidad. No hay en ella metáfora, aparte de la muy genérica sobre la libertad del conocimiento. Quiero decir que los hechos que allí se narran no tienen mucha resonancia o validez simbólica tal que pueda ser extrapolada a otras épocas y otros contextos. Su significación se circunscribe al peculiar contexto que sirve de base al relato. Con lo que no pretendo descalificarla -no del todo-: ya he señalado que en realidad me gusta mucho. Entretetiene, como novela policíaca. Enseña, como (cuasi)novela histórica. Pero como novela a secas, le falta ese no sé qué que pudiera volverla grande como las grandes de verdad.

  92. Arauxo dice:

    No sé, Rodrigo, si habremos leído el mismo libro. Tal vez haya por ahí alguna otra novela con el mismo nombre… Porque en El nombre de la rosa que yo conozco, las metáforas son los pasillos y recovecos que conforman el endiablado laberinto que sostiene la novela. Hablas de la metáfora «sobre la libertad del conocimiento». Y aunque sólo tuviese esa, la novela ya merecería la pena. Pero es que la obra está plagada de guiños, símiles y mensajes encriptados que la hacen merecedora de todos los elogios.

    No voy a repetirme, porque ya expresé bastante más arriba mi opinión. Sólo me gustaría añadir que, si de metáforas hablamos, el libro está repleto de alusiones mitológicas, de veladas interpretaciones literarias, de evocaciones culturales, de símbolos filosóficos y religiosos, de reflexiones sobre la fe, sobre la salvación del alma, sobre la búsqueda del conocimiento, sobre los vicios y las pasiones humanas…

    Si no te lo tomas a mal, te invitaría a que volvieras a leerla, tal vez algo menos atento a la investigación policial que sirve de andamiaje al relato. Hay en la novela mucho más de lo que parece a simple vista; posiblemente, el mensaje -los mensajes- no son explícitos, pero…

  93. Rodrigo dice:

    Gracias por responder a mi inquietud, Arauxo -pues inquietud había en mi comentario-. Y de qué manera: motivándome a leer detenidamente la opinión a que haces referencia. Finalizada la tarea, y tras un momento de reflexión, he debido concluir que mis lecturas pasadas de la novela de Eco estuvieron sesgadas por una cierta -¿muy grave?- miopía. Pero no por lo que pareces creer, no por esforzarme demasiado en la cosa detectivesca, que no soy muy aficionado a la novela policial -aunque últimamente he hecho el descubrimiento de Chandler, Vázquez Montalbán y Camilleri, aparte de un escritor chileno de nombre Roberto Ampuero, cultor también de la novela policial y algo inferior a los anteriores. Pero esto es harina de otro costal. La cuestión es que, precisamente por mi escasa afición a la novela policial (teñida como estaba de un oscuro prejuicio respecto de la lectura de evasión), la mala conciencia me llevaba a adjudicarle una dosis solapada de menosprecio a “El nombre…” -no menos que a mí mismo, por haber gozado como chancho en barro con su lectura-.

    Metáfora, vaya que sí la hay. Es claro. Sólo que su alcance me parecía algo limitado, demasiado circunscrito a circunstancias de época y lugar. Por lo mismo es que la novela me parecía un buen modo de acceder al conocimiento inicial –a falta de conocimientos previos- de la época y el lugar en que transcurre el relato. Contexto histórico; ideas, ideíllas y prejuicios al uso; conflictos ideológicos y políticos; organización social y económica; todo un estilo de vida, y un largo etcétera. En suma, un modo entretenido de ‘conocer algo de la era bajomedieval’. Pero, ¿qué más? No mucho; eso me parecía. Y creía que sólo en base a un ejercicio forzado e interesado de interpretación se le podía sacar más jugo: volver la metáfora de local en universal. Repasando mis lecturas añejas de la novela –la última data de hace unos quince años, y era entonces muy joven-, me parece ahora que las claves de su universalidad están a la mano.

    Por supuesto que no me tomo a mal tu invitación a releer “El nombre…”. En cuanto pueda haré caso de ella. Total, el disfrute será inevitable. Y procuraré hacer una mejor lectura.

    Aparte, debo decir que mi prejuicio acerca de la novela policial es cosa pasada. Hay sobre ella una interesante frase de Vázquez Montalbán; no la recuerdo literalmente, pero sí su tenor, y es el de exaltar a la novela policial como el único género literario en que se practica en la actualidad la crítica social. Parece bastante atinado. Si esto no fuera suficiente, las cotas alcanzadas por los escritores que mencioné son tan altas que la lectura de sus novelas es entretención de la mejor cepa.

  94. Arauxo dice:

    Con todo, Rodrigo, lo importante no es coincidir en el análisis, sino compartir las opiniones. Si son convergentes, podremos seguir profundizando en mil y un aspecto; si son divergentes, todos nos enriqueceremos con el debate.

    Un saludo cariñoso.

  95. Rodrigo dice:

    Vale, pero iba en serio. Me he dado cuenta de que mi opinión acerca de «El nombre de la rosa» cargaba todavía con mis prejuicios juveniles.

    Saludos.

  96. Vindex dice:

    Arauxo Dice:

    26 de Noviembre de 2007 a las 1:39 pm
    Con todo, Rodrigo, lo importante no es coincidir en el análisis, sino compartir las opiniones. Si son convergentes, podremos seguir profundizando en mil y un aspecto; si son divergentes, todos nos enriqueceremos con el debate

    Sabia reflexión, maestro Arauxo!
    El mismísimo Jerufa hubiese tenido que utilizar su inusitado juejo metalinguistico para igualarla.

  97. Vindex dice:

    Oh, cielos que horror!
    Juego, juego,,,,,no juejo

  98. Arauxo dice:

    Es que yo soy metaconvergente…

  99. Vindex dice:

    Se nota, se nota…

  100. Jerufa dice:

    Ya solo falta animar a Ascanio, que por lo visto guarda secretos inconfesables con esta novela desde jovencita.
    Adiodió.

  101. Ascanio dice:

    ¿Yo? ¿Pero qué he dicho?
    ¿O es otra manera de hacer picar a la gente para que ponga comentarios y así meter otra de tus reseñas en el top-five?
    Jerufa, que se te ve el plumero…y la cresta…

  102. marbenes dice:

    Tarde, llego muy tarde a la (magistral) reseña de uno de mis libros favoritos, y no digo el que más porque soy una indecisa irrecuperable. Leyendo los comentarios de los hislibreños, y los poemas al hilo de la cuestión, he recordado que me sabía uno (de joven) que además de hermoso pone los pelos de punta si se escucha recitar a alguien con el don de hacerlo. Así que he llamado a mi madre, que se lo sabe de memoria y me lo ha dictado. Según dice (mi madre) se le atribuye su autoría a Campoamor, aunque también lo he visto como de Cervantes.

    Aquí dejo la leyenda que precede a estos versos que me emocionan, y una transcripción de ellos:

    «Entró una vez un poeta a un viejo cementerio y observó que en un rincón había un montón de huesos humanos apilados. Entre ellos una calavera, y de la oquedad de uno de sus ojos, sobresalía una rosa silvestre. Mirándola tristemente dijo:

    ¡Pobre flor! ¡ Qué mal naciste!
    ¡Qué fatal que fue tu suerte!
    Al primer paso que diste,
    tropezaste con la muerte.
    El dejarte, es cosa triste,
    el cogerte, cosa fuerte,
    pues dejarte con la vida
    es quedarte con la muerte.

  103. marbenes dice:

    Huy, perdón, me acaba de llamar mi madre para decirme que lo ha buscado en uno de sus libros de poemas y se había equivocado un poquito al recitarlo de memoria. Aquí va de nuevo con las correcciones:

    ¡Pobre flor!, ¡qué mal naciste!
    ¡y qué fatal que fue tu suerte!
    que al primer paso que diste,
    tropezaste con la muerte.
    El dejarte es cosa triste,
    arrancarte, cosa fuerte,
    y dejarte con la vida,
    es quedarte con la muerte.

  104. jerufa dice:

    ¡Hermosos versos, si señor!
    Un saludito, marbenes.

  105. Alvaro Orozco Carballo. dice:

    El Nombre de la Rosa es- quiza sin pretenderlo o quiza si ? -una de la mas maravillosas defensas del Catolicismo( incluyendo la esencia de la filosofia perenne tomista), describe las consecuencias nefastas del nominalismo y del idealismo y sus paradojicas alianzas, o extravios en el conocimiento de los Universales, refutados por la ingenua-sincera- apertura al ser del joven novicio, un benedictino filosificamente tomista, realista, y por lo mismo un receptor de toda verdad, belleza, bondad, sea quien sea que lo diga, rechazando los errores, sea quien sea que los diga, por lo mismo incluso los sofismas anti-catolicos los recibe purificandolos y plenifica lo purificado. LA ROSA es el Reino de Dios, la Iglesia y la humanidad o comunidad universal en cuanto fiel a su proyecto de liberacion (Ver la Rosa en El Paraismo en la Divina Comedia). Adso vive la Divina Comedia en la Abadia, la Historia, qe se prolonga escatologicamente.
    Leida sin prejuicios es una escuela de Tomismo similiar a dicha Obra del Poeta Florentino.

  106. Urhiel dice:

    es un muy buen libro, lo estoy leyendo, intrigante, erudito, bastante descriptor de libros, de hecho, el libro y su trama principal no ronda alrededor de las muertes misteriosas sino alrededor de la importancia de los libros para esa abadia….

    saludos

  107. LEYLA dice:

    LA NOVELA ES FACINANTE, LA PELÍCULA FUE ALUCINANTE TE ROBA TU ATENCIÓN, Y NO LA PUEDES DEJAR DE VER LEELA TE LA RECOMIENDO ES BUENÍSIMA E INTERESANTE.

  108. Tamylee dice:

    Esta fantástica reseña es lo que necesitaba para volver a iniciar de nuevo la lectura de este libro, lo tengo desde hace años en casa y he de reconocer que cuando intenté leerlo fuí incapaz, no era el momento idóneo supongo, pero en cuanto termine con lo que estoy ahora me pondré a ello.

    Saludos!

  109. JJsala dice:

    Cuando se publicó esta novela la leía todo el mundo en el metro. En la oficina la leyeron la mitad de los compañeros y la mayoría decía que no se habían enterado de nada. Este fue el momento en que yo decidí leerla, años después de su publicación.
    ¡Que disfrute!.
    En otro orden de cosas. Soy nuevo aquí y estoy interviniendo en algunos ¿debates?, aunque me siento un tanto cohibido por la calidad, los conocimientos y la erudición de la mayoría de los partícipes.
    Por otro lado, sucede que las novelas reseñadas, para mi desgracia, las he leído hace 10, 15, 20 y hasta 40 años, con lo que me quedo bastante descolocado a la hora de seguir las reseñas.
    Alguien podría reseñar «El Médico» de Noah Gordon. Me extraña que no se haya hecho, siendo que es una de las novelas más leídas y con más exito de público lector, en su momento.
    ¿Podríamos considerar «Las crónicas vampíricas » de Anne Rice como novela histórica?. Alguna como «Lestat el vampiro», «Sangre y oro» o «Pandora» pienso que podrían entrar en esta categoría.

    Salud,

  110. Ascanio dice:

    JJ, pásate por aquí, que seguro que te gusta (en vista de tus últimos comentarios):
    Cosas de jerufa

  111. Aretes dice:

    JJsala, aquí se reseña lo que cada uno prefiere. No hay que encargar.

    Más fácil, escribes tu propia reseña y se la envías a Javi_LR. Seguro que el día que la publiquen bailas de contento y si es de un libro que además quieres comentar con los demás, pues mejor.

    Por cierto, bienvenido.

  112. jerufa dice:

    ¡Que jodía, la hermanita!

    JJsala, como bien dice Aretes, reseña tú mismo El Médico. Verás que gozada cuando la veas publicada.
    Ponte en contacto con el Administrador. Javi_LR. Él es el «MasaReynolds».
    Un abrazo y bienvenido.

    Adiodió.

  113. JJsala dice:

    ¡Perdonad! ¿Cómo me pongo en contacto?. Soy neófito en el uso del ordenador (hace cuatro meses que lo adquirí aprovechando una oferta de prestamo sin interés) y, por descontado, en todo lo referente a Internet. (Además soy un carroza de 57 tacos psssss. y necesito instrucciones claras y precisas).

    En cualquier caso y para reseñar «El Médico» tendría que leerlo de nuevo ya que hace tropecientos años que lo leí,( más o menos cuando se publicó en España) y me resulta gravoso hacerlo con la cantidad de libros que tengo pendientes de lectura.

    Salud

  114. JJsala dice:

    Ascanio.

    Ya he accedido a la reseña de «Drácula». Muy bien por tu hermano, tanto por la reseña como por las posteriores aclaraciones históricas.

    Salud

  115. juanrio dice:

    JJsala, en esta misma página tienes un apartado que pone contacto y una dirección de correo electrónico hislibris@hislibris.com. El que cuida este cotarro es Javi_LR y seguro que estará encantado, al igual que los demás, de que envies tus reseñas.

  116. JJsala dice:

    A propósito de Arauxo de 13 de Junio de 2007.

    Recuerdo que cuando se publicó «El nombre de la rosa», muchas de las críticas iban en la direcciónh de que Eco era cualquier cosa menos un novelista.

    ¡Como si eso importara ante tan magna obra!.

    Salud

  117. Marbenes dice:

    «soy un carroza de 57 tacos psssss»

    No te preocupes JJ, quitándome a mí y a Corcontas (y poco más), es la media de edad en Hislibris, jeje

  118. Aretes dice:

    ¡Dios mío, JJsala! ¿Te has leído todos los comentarios incluidas las sábanas de Arauxo?

    Esto… ¿has sobrevivido a la experiencia?

  119. Javi_LR dice:

    Definitivamente, es ya un hislibreño de pro.

    (Hasta que se te ocurra mandarme alguna reseña de Crónicas vampíricas. Entonces, nuestra futura amistad será irrecuperable)

  120. JJsala dice:

    Javi-LR.

    ¿Debo interpretar que si reseño «Cronicas vampíricas», no habrá posibilidad de amistad?. ¿Por qué?.

    A mí, Anne Rice me parece una escritora con una gran fuerza narrativa.
    No solo en las «Crónicas…» sino también en la serie de las «Brujas de Mayfair»,o en novelas como «La noche de todos los Santos», «La Momia», «Violín» o «Un grito en el cielo» sobre los famosos «castrati».

    Salud

  121. Javi_LR dice:

    Bueno, JJsala, era tan solo una broma. Eso sí, no te fies de que Drácula esté en Hislibris para hacer una reseña de «Crónicas Vampíricas», que esa se la «coló» Jerufa a Richar, el antiguo administrador. No creo que esas obras de Anne Rice tengan cabida aquí, aparte del gusto personal o de si es o no una buena escritora. No conozco “Un grito en el cielo”, pero esa parece adecuarse más por temática, ¿no crees?

  122. jerufa dice:

    Vamos a ver Sr. administrador, ¿se ha leído usted la reseña de Drácula? Se lo comento porque al comienzo de ella hago un esfuerzo nada desdeñable en construir el nexo histórico que hizo posible que Drácula se haya convertido en todo un clásico dentro de hislibris, mal que les pese a muchos. (¿se nota sorna en el comentario?, je, je, je…)
    Haga usted el favor de repasarla y si gusta y tiene arrestos, discutimos sobre la procedencia histórica de la novela y su adecuado encarte en este blog.

  123. Javi_LR dice:

    Hombre, senior reseñador, si de la procedencia histórica yo no discuto nada, pero de su histórica procedencia…, ahí tendríamos mucho de qué discutir. Pero vamos, vamos…

  124. Vindex dice:

    Que crecido se te ve, Jerufa…

  125. jerufa dice:

    Bueno, voy a confesar los motivos de esa publicación.
    Pero, si no os importa, escribiré en la reseña de Drácula, más que nada para no desnaturalizar ésta.
    Allí nos vemos, si os parece.

  126. jerufa dice:

    Otra cosa, me gustaría pedir disculpas a la concurrencia por mis escasas intervenciones de un tiempo a esta parte. No es que aporte nada del otro mundo, es más, mis aportaciones suelen ser bastante pobres, para que engañarnos, pero antes podía visitar más Hislibris que ahora.
    Ojalá que, en breve, las cosas vengan más calmadas y pueda dedicarme con mejor empeño a seguiros en este inigualable blog.

  127. andres parra dice:

    Necesito encontrar resumenes de cada capítulos de el libro de el nombre de la rosa de umberto eco, espero comentarios o ayudas para entregar trabajos sobre este libro.

    El que me pueda hacer el favor se lo agradeceria muchisimo.

  128. juanrio dice:

    Eso lo tenemos en el negociado de resumenes de libros.

  129. Marbenes dice:

    ¿A cuánto pagas el capítulo Andrés? No sé si me parece aceptable el precio que pongas, lo mismo llegamos a un acuerdo y me alío con este lamentable sistema educativo. Ya se sabe, si no puedes con tu enemigo…

  130. jerufa dice:

    Andrés, no te molestes por este comentario.
    Te han encargado un bello trabajo. No un trabajo cualquiera. El libro sobre el que preguntas es una pequeña obra maestra de la literatura. ¿Porqué no te animas? Lee la reseña, hay comentarios realmente extraordinarios en ella. Seguramente, si le dedicas un tiempo, verás que ha merecido la pena.
    Es una obra maestra, te lo vuelvo a repetir y, con un poco de suerte, puedes descubrir otro bello mundo. La lectura. Te lo digo con el corazón. Si la descubres y te llega hondo aquello que leas, dificilmente podrás abandonar esta afición. O, ¿no es grande que en tu cabeza bullan ideas, imágenes, situaciones o diálogos creados por tí al tiempo que vives y desentrañas ese lío de letras y palabras mágicamente ordenadas?
    Tú mismo.

  131. Vindex dice:

    Me has emocionado, Jerufa

  132. jerufa dice:

    Precisamente a tí no iba dirigido el comentario.
    Así que…vaisss, vaissss!

  133. victoria dice:

    la verdad jerufa…muchas palabras pero no decis nada..das vuelta siempre sobre lo mismo.Hablas poco y nada del libro,y los analisis estan muy bien escritos (recozco tu buen lexico) pero debo decir que haces mucho enfansis en cosas que no son importantes en la historia contada en esta novela..como por ejemplo ¿ a quien mierda le importa si las montañas en donde estaba la Abadia eran italianas o rusas? ¿acaso no es lo mas importante la escolastica enseñada por Guillermo de Baskerville? o el tema central de los franciscanos y dominicanos?? del peso que tenia la risa sobre la fe catolica??me parece q esos temas son muchos mas importantes para analizar q las fucking montañas.. :S
    pero bueno..admiro tu valentia de publicar una reseña tan bien relatada pero poco interesante para mi gusto..
    mis mas sinceros saludos…y felicitaciones

  134. Marbenes dice:

    Victoria, me parece un comentario poco respetuoso el tuyo. ¿Se te ha ocurrido pensar que cada individuo da más importancia a unas cosas y menos a otras, y que de ninguna manera tiene por qué darles la misma que tú? ¿No crees que habrías estado mucho más correcta señalando aquello a lo que tú das importancia y dejando de lado esos reproches a una reseña que por lo demás es irreprochable?

  135. jerufa dice:

    Lamento profundamente que la reseña no haya sido de tu agrado, Victoria. Lo que sí puedo decirte es que puse muchísima ilusión en ella. Muchísima.
    Pero, como muy bien dice marbenes, las cosas no siempre son del agrado de uno. La cuestión es saberlas exponer elegantemente, sin perder las formas y sin ofender.
    Una reseña no deja de ser una reseña y más aqui, que al fin y al cabo no somos más que una pandilla de amiguetes que nos reunimos y escribimos para pasarlo bien en las cosas que nos gustan, o sea, todo lo que tenga que ver con la historia.
    Ahí está el hilo para que te explayes y nos documentes sobre las virtudes del libro, pero no empiezes pisoteando a quien tiene la osadía de, con toda la ilusión del mundo y con todas sus limitaciones, presentar tan excelente obra al mundo de Hislibris.
    Con esa actitud, creo que nos ofendes a tod@s.
    Un abrazo -con un poquitín de pena- y bienvenida.

  136. Marbenes dice:

    ¡Pero qué elegante eres Jerufa, no dejas de sorprenderme!

  137. Vindex dice:

    Esto es devolver caricias por arañazos.
    Sin duda, Jerufa sigue transitando plácidamente por la senda de la sabiduría.

  138. jerufa dice:

    Marbenes, es que tú me quieres bien. :-)

  139. Marbenes dice:

    Además de eso, que es cierto que eres muy majo (o lo pareces jeje que en este medio nunca se sabe…), es que es la verdad.

  140. david dice:

    este libro es una bellesa es uno de los libros q io e leido mas de 10 veses y no me canso como siempre mis respetos para el autor de esta novela su gran admirador david

  141. Andreas Helmlinger dice:

    LLo la lei maz de 20 vezes, pero me canze.

  142. Ascanio dice:

    Ez una láztima.

  143. Germánico dice:

    No lástima, no, Ascanio: 21 sería un exceso.

  144. juanrio dice:

    Andreas ¿Que te pasa en la lengua?

  145. alvaro orozco carballo dice:

    El Nombre de la Rosa es un remark de la Divina Comedia y viciversa (de hecho ,no cronologicamente)
    Demuestra que el genuino Tomismo ( Filosofia perenne mas Fe Catolica) vivido por Adso de Melk supera todas las falsas ideologias: idolatras.

  146. guillermo dice:

    donde lo puedo descargar con las traducciones al español?

  147. Esta es una facinante obra que nos muestra toda el entorno social de la vivencia de la edad media, ademas de un vasto lenguaje, la gran percecucion de la inquicision, el nombre de la rosa esta puesto por dos motivos, uno por que la gran biblioteca de la que se habla era riquisima en conocimiento y la comparan con una rosa por la belleza que denota su interior, y tambien por que la abadia se quema y se pierde toda la valiosa i tan deseada informacion perdindo todos los secretos ocultas y consumiendo grandes estudiosos religiosos, y solo queda de ella el recuerdo, la esencia en memoria es decir, solo es nombre.

  148. David dice:

    Respecto al título del libro.

    En el siglo XIV, frente al absolutismo religioso, tomista, de los dogmas absolutos («rosa» = esencia universal) propio de la futura España Imperial (de ahí lo oportuno de Jorge de Burgos), existía una nueva corriente»nominalista» más bien anglosajona, precedente del «Método Científico» (de ahí lo oportuno de Guillermo de Baskerville)

    Y si para aquellos «rosa» era una esencia universal, platónica, para los nominalistas «rosa» no era más que una palabra, un nombre, un signo de los miles que creamos intelectualmente para definir una realidad que nos es ciega (así como «planta», «tallo», «hoja», «grande», «pequeña», «roja», «blanca», «olor», y más analíticamente «metros», «centímetros», etc. etc.)

    Y esa es la realidad. Los humanos solo somos capaces de vivir a través de los conceptos, y excepcionalmente Guillermo en el siglo XIV ya lo sabe, se resigna, y se dedica a investigar, a indagar a través de esos signos (huellas en la nieve, gestos, actitudes) para descubrir por sí mismo la realidad. De la misma forma que en los siglos siguientes se operará con signos abstractos (método ) para desarrollar la teoría heliocéntrica, las leyes de Kepler, la gravitación universal, etc., y así hasta hoy.

    Todas las obras de Umberto Eco tratan de lo mismo. Y por eso son todas interesantes (para quien las entienda, claro).

  149. Pituercas dice:

    Un ligero exceso de párrafos en latin, al menos en la edición que con agrado guardo en mi estantería, entre The Monk de Matthew Lewis y Drácula de Abraham Socker. Excelente, sin embargo.

  150. sole dice:

    soy novata en esto de internet;pero,casi sin querer, me he topado a través de»El nombre de la rosa» con gente interesante. Me he leido todos los análisis y en general me han parecido jugosos. ¿Cómo se entra en este debate sobre libros? Gracias.

    1. Javi_LR dice:

      Ya estás dentro, Sole ;o) Bienvenida.

  151. silvanitajj dice:

    Disculpen la pregunta me pueden explicar y enumerar los elementos que se pueden utilizar para un análisis semiológico? de esta maravillosa obra, muchas gracias por su valiosa ayuda.

  152. No quiero parecer demasiado condescendiente, pero me ha encantado este blog.

  153. iñigo dice:

    No lo eres. Es que no me extraña. Yo llevo añis enganchado.

  154. Guillermo dice:

    Encontré una traducción de varios pasajes del libro tanto de los que están en latín como los que están en alemán y francés incluso un intento de compresión al idioma (?) de Salvatore, quizá ya lo hayan encontrado antes pero yo lo dejo igual. Saludos a todos!
    http://praxis.univalle.edu.co/numeros/n23/andres_lema.pdf

  155. fernanda chavez dice:

    El libro esta interesante pero si hubiera una historia mas larga para que se vuelva mas interesante se los agradeseria pero quiero saver que sige después y cual es su final del libro

  156. Balbo de Melk dice:

    Ha muerto Umberto Eco. ¡Que la tierra te sea leve, gran maestro de la literatura!

    DEP

  157. Nausícaa dice:

    Gracias, maestro, por todo lo que nos diste.
    Que la tierra sea leve.
    Hoy la cultura está de luto.

  158. Vorimir dice:

    «Los libros no se ha hecho para que creamos lo que dicen, sino para que los analicemos.»
    DEP.

  159. Publio dice:

    Humberto Eco y Harper Lee HAN FALLECIDO EL MISMO DÍA. Gracias a ambos por sus obras.

    DEP

  160. Juliana dice:

    Muchas gracias por todo

  161. Luis dice:

    Desde mi humilde punto de vista, de todas las novelas históricas que he leído y, creedme, han sido muchas, considero que es la novela histórica mas perfecta que se ha escrito. Es la que mas se aproxima al ambiente, en todos los sentidos, incluidos de forma insuperable las disquisiciones filosóficas nominalistas de la época, y que te hace sentirte y vivir como si estuvieses en un «deja vu» de una vida anterior ya vivida.

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