EL LOBO DE WHITECHAPEL – I. Biggi

“Las grandes obras no son llevadas a cabo por la fuerza, sino por la perseverancia”.

De tanto en tanto vuelven a ponerse de moda ciertos crímenes que se cometieron entre los meses de agosto y noviembre de 1888 en el marginado barrio londinense de Whitechapel. No se pudo atrapar jamás al asesino, a quien se conoció como Jack el Destripador. Se han escrito novelas y ensayos, rodado películas y series, y existen hasta cómics dedicados al tema (From Hell, de Alan Moore, es una obra maestra de la historieta). Pero eso no es todo: el Destripador es carne de merchandising en el mundo actual, un mundo en el que Nietzsche sin duda tendría algo que decir dada la banalización e inversión de los valores sobre la que se halla instalado. Existe todo tipo de artículos que tienen como motivo principal al asesino de Whitechapel: camisetas, juegos de mesa, puzles, pegatinas, cortinas de baño, tarjetas de felicitación, relojes, fundas de móvil, mascarillas, ropa de bebé, comederos para mascotas… Algo no anda bien en nuestras cabezas.

Se han dado muchas respuestas a la pregunta por la identidad de Jack el Destripador, la mayoría de ellas tiznadas de seriedad y apoyadas en sesudos análisis y en deducciones carentes de sesgo: estas oscilan al situar al asesino dentro de un amplio espectro social: desde miembro de la casa real británica, hasta médico o judío. La última solución a la cuestión quizá haya sido la que ofreció la BBC hace 3 años en el documental Jack the Ripper The Case Reopened. En cualquier caso, es innegable que este asunto de crímenes irresolutos que conmocionó a toda la sociedad victoriana es una tentación para los novelistas, quienes pretenden aportar su granito de arena al mito del Destripador; es el caso del escritor vasco Iñaki Biggi (firma como I. Biggi) y El lobo de Whitechapel, su última novela.

En toda historia de misterio basada en sucesos reales, hay una parte que se conoce (la historia) y otra que no (el misterio), y es trabajo del autor navegar en ambas aguas e intentar no solo no naufragar, sino ofrecer al lector un crucero entretenido y agradable. En el caso de la historia de misterio que concierne a Jack el Destripador, la parte conocida son los hechos, los crímenes, los detalles, así como el marco histórico, la sociedad, el ambiente, en fin, el contexto en el que las muertes tuvieron lugar. En cuanto a la parte que no se conoce, esta no es otra que, precisamente, la identidad del asesino. Pues bien: en lo que se refiere a la historia, hay que decir que la novela de Biggi, al menos a quien suscribe, le ha proporcionado un viaje magnífico. El retrato de la época victoriana es estupendo, muy del estilo de Dickens, pues se trata de la misma sociedad que plasmó en sus obras el escritor inglés (aunque la suya correspondiera a alguna década anterior a los hechos de Jack el Destripador, la longeva época victoriana, y en concreto la experiencia vital en la ciudad de Londres, presenta un cliché muy homogéneo). Ambientes sucios y turbios, vidas fracasadas y sin esperanza, pobreza y podredumbre, pesimismo y miseria… También los personajes están muy bien definidos, tratándose la mayoría de ellos de personas reales a quienes les tocó convivir con los luctuosos sucesos. Tanto los policías e inspectores de Scotland Yard que se ocuparon del caso, como los miembros del gobierno inglés, que también jugaron sus cartas en el asunto, aparecen en la novela con caracterizaciones absolutamente creíbles.

En cuanto al otro aspecto de la historia de misterio, es decir, el misterio en sí mismo, o sea, la identidad de Jack el Destripador, hay que decir lo siguiente: siendo lo mínimo que se le puede pedir al género de la novela de misterio que todo cuadre, que todas las piezas encajen, en esta así sucede. En cuanto a la plausibilidad, es decir, a la verosimilitud, esta no encuentra obstáculos, en  mi opinión. Otra cosa es que la balanza de lo probable y lo posible esté equilibrada, lo cual, obviamente, deberá juzgarlo el lector. Y el lector que soy yo mismo opina que lo que se nos cuenta en El lobo de Whitechapel es más posible que probable, o lo que es lo mismo, es menos probable que posible. Pero, como digo, esto ya entra dentro del terreno de las opiniones de cada uno.

El autor no se limita a ubicar la historia en escenarios del abigarrado y laberíntico barrio londinense de Whitechapel, sino que los combina con las habitaciones del Vaticano, pues también algunos miembros de la curia papal, e incluso el propio papa, tienen algo que decir al respecto. Y es que también en Roma se está jugando una partida de cartas cuyas bazas se encuentran en Londres. Biggi ha pretendido hacer una historia que trascienda el ámbito local, y por ello la alta política internacional tiene su cuota de presencia en las páginas de la novela.

El lobo de Whitechapel es una novela sobria y bien llevada, y aunque la he tildado de novela de misterio, y sin duda lo es, conviene no olvidar que se trata de una novela histórica, pues históricos son los hechos que relata y los personajes que desfilan por ella. Su lectura ha sido una sorpresa agradable, porque confieso que me esperaba un entretenimiento más liviano y de pasar el rato. Y aunque no se trata de una obra especialmente densa, tampoco es ligera. El autor explica en los agradecimientos que esta su quinta novela en realidad debió ser la primera, pero no ha visto la luz hasta que no ha podido resolver el modo de desarrollarla. Su novela Valkirias se hizo con el premio de los Cerros de Úbeda en 2018, y después de haber leído esta versión de los crímenes de Jack el Destripador, no descarto ir a por aquella.

 

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I. Biggi, El lobo de Whitechapel. Barcelona, Edhasa, 2022, 573 páginas.

 

     

9 comentarios en “EL LOBO DE WHITECHAPEL – I. Biggi

  1. Rodrigaz dice:

    Gran reseña. La figura de Jack el Destripador, como bien dices, ha sido sobreexplotada por la industria del entretenimiento. Da gusto que de vez en cuando se encuentren obras de interés. Iremos a por ella.

  2. cavilius dice:

    Gracias. Es una novela perfecta para sumergirse en otros mundos (el del Londres de Jack the Ripper, en este caso), bien escrita y con una trama interesante.

  3. Iñigo dice:

    Atractiva reseña, de un tema que seguirá dando y aportado nuevas teorías, nuevos puntos de vista, nuevas aproximaciones al personaje y nuevas tramas… seguro.

  4. cavilius dice:

    Pues aquí el autor aporta su particular punto de vista, y no lo hace nada mal.

  5. Garnata dice:

    Interesante reseña. Gracias, cavilius:)

  6. Arturus dice:

    Me la apunto pero ya, el tema de Jack el destripador siempre me ha fascinado.

  7. Roberto Vaz dice:

    Un tema difìcil para una novela, pues el caso de Jack el Destripador nunca tuvo soluciòn, jamàs se develò la identidad de ese asesino, aunque cientos de hipòtesis buscaron revelar su rostro sin èxito. Como cada quièn se inclina por una teorìa distinta respecto de la identidad esquiva del personaje històrico es facil que una novela que, por fuerza, debe dar un rostro a ese asesino termine defraudando a muchos que se aferran a otra identidad.
    Ese es el desafiò del autor Iñaki Biggi, un reto, repito, nada sencillo de vencer. Sin embargo, y he aquì el gran mèrito de esta obra. La descripciòn es tan buena, la informaciòn està tan magistralmente brindada en su trama, que aùn aquellos que disientan con el final que el escritor propone, aun los que discrepen con la soluciòn ficcional dada aquì al caso de Jack the Ripper, quedaràn satisfechos. Biggi logra sumergir al lector en la Inglaterra de fines del Siglo XIX, en el sòrdido distrito de Whitechapel, y los personajes que allì deambulan son creìbles y producen empatìa, aun los malvados nos impactan favorablemente. Este «lobo de Whitechapel» nos proporciona unas horas de buen entretenimiento y el placer de sumergirnos en un universo atrapante creado por la pluma de un autor virtuoso.

  8. lelia méndez dice:

    Esta novela histórica de género negro policial, cuya trama se enfoca en los asesinatos de Jack el destripador, es de las más destacadas y apasionantes de su clase. Su autor Iñaki Biggi nos adentra con gran maestría en un mundo tenebroso valiéndose de amplios recursos literarios. No importa tanto la solución al misterio de la identidad ese asesino macabro cuyos crímenes son la materia prima del relato, sino la descripción excepcional de las vidas y las muertes de sus víctimas. No se trata de un folletín detectivesco, sino de una obra que hace alarde de conocimientos sólidos de una Inglaterra victoriana donde el mal prevalecía y scotland yard era impotente para proteger a la población. Y todo esto en el marco de una narración que quita el aliento. Más no puede pedirse a este magnífico trhiller histórico que nos da a conocer la terrible historia del «Lobo de Whitechapel»

  9. nibia hernández dice:

    Esta novela posee el mérito de basarse en un arduo trabajo de investigación, que debe haberle insumido años al autor, pues aquí se ofrecen con minucia los datos históricos esenciales referidos a Jack el Destripador, a los que se añade una visión de la Iglesia católica de esa época (1888). En la obra aparecen personajes que gozaron de existencia histórica, como el Cardenal Manning y el Papa León XIII, junto a otros fruto de la imaginación; por ejemplo, el Monseñor Ignazio Patrizi y el Obispo Liam Connery, responsable este último del costado siniestro de la trama, presentado como el autor de los crímenes, y como «El lobo de Whitechapel» (perdón por el spoiler). Dado que en la realidad nunca se supo la identidad del asesino, es lícito que Iñaki Biggi haga uso de la «licencia del escritor» para ponerle un rostro a aquel malvado. La solución que brinda a ese antiguo enigma denota un exceso de fantasía, pero en nada empaña la calidad de este extenso texto. Los amantes del caso de Jack el Destripador quedamos agradecidos.

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