EL DÍA DE LOS BÁRBAROS. LA BATALLA DE ADRIANÓPOLIS, 9 AGOSTO DE 378 – Alessandro Barbero

El día de los bárbaros

La batalla de Adrianópolis, tan fatal para Valente y el Imperio, podría describirse en pocas palabras: la caballería romana huyó, la infantería quedó abandonada, rodeada y troceada. […] Gran número de oficiales valientes y distinguidos cayeron en la batalla de Adrianópolis, cuyas pérdidas igualaron a las desgracias sufridas por Roma en la batalla de Cannas y cuyas consecuencias fueron mucho peores.
Edward Gibbon

La editorial Ariel ha publicado un nuevo título en la colección “Grandes batallas”, que merece la pena ser reseñado y destacado. La obra es un ensayo portentoso, de una lucidez extraordinaria, sobre los acontecimientos del Bajo Imperio Romano que acabaron desembocando en la batalla de Adrianópolis, uno de los episodios militares más decisivos de la Historia europea.

El gran acierto de esta obra es, en mi opinión, la impresionante capacidad de síntesis de que hace gala el autor, que le permite explicar con meridiana claridad ideas que en otros autores habrían llenado páginas y páginas de farragosos párrafos. Barbero comienza y acaba su ensayo yendo, como debe ser, de lo general a lo particular, enmarcando adecuadamente los hechos en su tiempo, y haciendo ver al lector cómo se traban los mismos para actuar como causas o consecuencias – muchas veces ambas cosas a un tiempo – de lo acontecido. Un acierto nada desdeñable en una obra de Historia. Dentro de esta labor se integra un capítulo en concreto que relata con una prosa fácil, ligera y desprovista de tecnicismos la batalla de Adrianópolis, donde una coalición de tribus godas derrotó a un ejército romano de entre quince y veinte mil soldados, mandado por el emperador Valente, que también pereció.

El interés principal por parte del lector está dirigido, obviamente, al capítulo donde se analiza la batalla que da título al libro, pero tras acabar el mismo, descubre que se ha entretejido con los posteriores de forma que es inútil conocer detalladamente este hecho aislado si no se estudian también las consecuencias y la trascendencia que tuvo. Se hacen imprescindibles, por tanto, los capítulos posteriores donde se exploran estas cuestiones.

Desde el principio, el autor nos da una idea del imperio radicalmente opuesta a la tradicional visión de un mundo decadente y corrupto. Por supuesto, no esconde la existencia de problemas, corrupción e inseguridad, pero aleja del lector las escenas cinematográficas de orgías y molicie que tan grabadas están en el público no especializado en esta época. Por el contrario, con párrafos o sentencias como las siguientes, nos muestra un panorama diferente, menos fatalista y espectacular, y quizás por esto, con más visos de verosimilitud histórica:
“Habían salvado la situación [del siglo III] una serie de emperadores particularmente enérgicos, todos con carrera militar y nombrados por el ejército: gente como Aureliano, el que construyó los muros Aurelianos de Roma, Diocleciano, el autor de la última gran persecución contra los cristianos, y naturalmente Constantino. Eran hombres de acción, con ideas claras y sistemas brutales, y con esos sistemas habían levantado de nuevo el imperio, sin preocuparse demasiado del precio que la población había tenido que pagar. Habían reintroducido el reclutamiento obligatorio, aumentado los impuestos, reforzado la burocracia y la policía secreta; puesto que era mucha la gente que estaba totalmente en desacuerdo con estas medidas, habían introducido leyes severísimas contra la deserción, la evasión fiscal, la lesa majestad; […] Sin embargo, la receta funcionaba, el imperio había resurgido, la economía tiraba hacia delante, había movimiento de dinero y ciudades grandes y prósperas, más en el Oriente griego que en el Oriente latino [sic], para ser sinceros; pero en fin, se mire por donde se mire, era una sociedad llena de contradicciones, pero no un imperio en decadencia.
En el año 378, el de Roma no era un imperio en decadencia ni siquiera desde el punto de vista cultural y moral; estaba en proceso de transformación, eso sí. Porque el siglo IV es la época en la que el imperio se convierte al cristianismo […]”.

Completa la obra una guía de lectura donde se recogen apreciaciones en forma de notas, indicando fuentes primarias y secundarias utilizadas para la investigación; entre las primarias destacan Amiano Marcelino y, en menor medida, Eunapio de Sardes. En resumen, un libro sobre una temática poco trabajada últimamente – La Antigüedad Tardía – que se agradece por su estilo fluido, su sencillez no exenta de rigor y su brevedad. Se echa en falta, eso sí, algún mapa más y también algún croquis de movimientos de las batallas (la de Adrianópolis y su prólogo, llamada batalla de los Sauces).

Esta es la primera obra de Alessandro Barbero que he leído, así que no tengo con qué comparar, pero la brevedad del volumen, que podría hacer pensar que estamos ante un estudio fácil y de poca envergadura, parece indicar más bien que nos encontramos ante uno de esos raros casos en los que la erudición no está reñida con la capacidad de comunicación.

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37 comentarios en “EL DÍA DE LOS BÁRBAROS. LA BATALLA DE ADRIANÓPOLIS, 9 AGOSTO DE 378 – Alessandro Barbero

  1. solharis dice:

    Pues si es el primer libro que has leído de Barbero te recomiendo «Waterloo», que es magnífico describiendo la batalla. Si este libro es la mitad de bueno, y lo parece por lo que dices, es una opción más que interesante… Buena reseña, se agradece.

  2. Urogallo dice:

    Magnífico Waterloo…Pero en este caso, aunque el libro me interesa enormemente, creo que la calidad del volumen no puede justificar su escasa extensión…sobre todo por que el precio sigue siendo el de un volumen grueso.

  3. solharis dice:

    ¿De cómo cuantas páginas y precio hablamos? Por hacerme una idea…

  4. Urogallo dice:

    Ahora, en la casa del libro ( según el enlace de arriba), 19.95, aunque creo que antes era algo más caro.

    La cuestión no son las páginas, es también el tipo de letra.

    Waterloo me pareció excelente, pero hay mucho material para trabajar…Sobre Adrianopolis hay muy poco, y se nota en la extensión del libro ( Que no en la cantidad, que al tratarse de Barbero supongo muy alta).

  5. BahalaNa dice:

    En ingles se encuentra a un precio asequible (17$ aprox.), pero personalmente me da un poco de reparo una lectura «académica» en inglés. Será cuestión de armarse de valor y ahorrarse unos leuros.

  6. Vorimir dice:

    Muy buena reseña y muy interesante libro sobre un tema que me gusta particularmente.
    Como ves, todo bien por mi parte.
    Si lo encuentro a buen precio me haré con él.

  7. Martín dice:

    Parece interesante. Lo único que sé de la batalla de Adrianópolis es lo que leí en el capítulo 2 de El conde Belisario, de Robert Graves, de modo que quizá debería ampliar mi base de datos con El día de los bárbaros.

  8. lola2 dice:

    Enhorabuena por la reseña. Me interesa mucho el tema. Lo compraré sin duda.
    Gracias

  9. Jerufa dice:

    Bonita y atractiva reseña, Paco T. La verdad es que te expresas muy bien, cristalino, cristalino. Da gusto leerte.
    Habrá que comprobar lo que dice Uro y ver si vale la pena la compra.

  10. sanpifer dice:

    Excelente reseña Paco T.

    Coincido con la mayoría en que al tratarse de un libro de Barbero debe rebosar calidad sobrada, pero al igual que señala Urogallo, creo que tiene demasiada poca chicha para el precio que nos cobra Ariel.

    Me pasa lo mismo que con el «Salamina» de Barry Straus, cuando lo tengo en la mano decidido a llevarmelo, y cuando veo el precio me enciendo: «jo*er pero que sablazo!!?

  11. Epaminondas dice:

    Muy buena reseña Paco, enhorabuena. Sin duda me lo compro cuando lo vea pues el tema me apasiona, aunque lo del precio es una jugada oscura.

  12. Germánico dice:

    Recomendable lectura, escrita con una agilidad sorprendente. Pese a sus pocas páginas y gran letra, no defrauda. Muy bueno.

  13. duqur dice:

    buen libro coincido con germanico, ameno y rapido de leer

  14. Hindenburg dice:

    El principio del fin para el imperio romano ( de Occidente sobre todo, aunque la derrota tuvo lugar en Tracia ). Ya era hora que se publicara en español algo sobre los hechos militares del colapso final del mundo romano.

  15. Urogallo dice:

    ¿Aparte de la obra de Ferrill?.

  16. APV dice:

    Sencillo y claro. Aunque le vendrían bien unos cuantos mapas para seguir los movimientos y las batallas.
    Pero hay algunas cosas que rechinan como el hecho de comparar la legión tardía con la «falange macedonia».

  17. Paco T dice:

    Buenos días. No recuerdo la comparación a la que alude APV, pero sí me rechinaron otros detalles menores: en particular, recuerdo que en varios momentos de la obra, Barbero alude a las entregas periódicas de maíz distribuidas por los romanos a los godos refugiados en territorio del imperio, entregas de las que dependían para no morir de hambre. Me rechinó por el hecho de que se precisara que era maíz lo entregado, cuando siempre había dado por sentado que el maíz procede de América, y por tanto, no existía en el Viejo Mundo antes del siglo XV. Supongo que sería un error de traducción, porque si no, no sé explicarme este detalle.
    Saludos

  18. Urogallo dice:

    El «maiz» aparece en muchisimos libros. Mucho me temo que sea una traducción incorrecta de «Cereal», que es en lo que los romanos entregaban los estipendios alimenticios ( Frumentaria, si no me equivoco).

  19. Arauxo dice:

    Pues ya le vale al traductor…

  20. Paco T dice:

    «Marditos roedores», digo, traductores…

  21. Epaminondas dice:

    Jeje

    Si, es lo mismo que pasaba con el apellido Cornwell, ¿recordáis?.

    Genéricamente «corn» es cereal y específicamente es maiz; supongo que algunos traductores van a piño fijo y no se enteran de lo que están traduciendo, en otro caso errores contextuales tan grandes no se darían.

  22. Arauxo dice:

    Por cierto, Paco T: acabo de ver que no te felicité en su momento. Excelente resña, muy bien redactada y muy bien estructurada. Suscribo el comentario de Jerufa, algo más arriba. Así da gusto leer reseñas.

  23. pepe dice:

    Paco: yo tampoco te he felicitado, quizá porque lo de las batallas no me entusiasma mucho. Sin embargo, la reseña me pareció muy buena (lo de ir como debe ser, de lo general a lo particular, muy oportuno; hay que recordar de vez en cuando estas cosas). Me hubiera gustado que los expertos se hubieran extendido un poco sobre qué tiene de novedoso el planteamiento del autor relativo a que en el siglo III Roma no era un imperio en plena decadencia sino en transformación …

  24. pepe dice:

    Aclaración: cuando digo los expertos me refiero al bando de los que se suelen denominar a sí mismos romanos, en contraposición de los llamados griegos, torrelodonios o ascanios, por citar sólo algunos pueblos y tribus que habitan Hislibris.

  25. Urogallo dice:

    No se definen así mismos como tales, si no que reconocer lo que es evidente para todos.

    Lo novedoso es evidente: Todos hemos sido educados en la idea de que el Imperio Romano entró en una decadencia irreversible a partir de la época de Marco Aurelio, y que todo fué de mal en peor hasta la caida definitiva.

    Es una visión simplista, como la idea de que la decadencia española empieza con Carlos IV y ya no se detiene…Hubo momentos de recuperación muy claros con Isabel II y Alfonso XII, así que no fué una caida lineal como no la fué la del Imperio Romano.

  26. Germánico dice:

    El asunto de Roma como una entidad en transformación (al fin y al cabo, ese es el auténtico significado de «crisis») y no en decadencia a partir del siglo III, no es nuevo. Hay varios libros que recogen esta teoría (Gonzalo Bravo, Peter Heather,…) Hay, desde luego, una nueva concepción del poder (el Dominado) y un cambio en las estructuras sociales, mucho más rígidas, que parecen apuntar en ese sentido. Por no hablar de la oficialización del cristianismo. Pero, ¿puede una sociedad en decadencia mantener su cohesión y sus instituciones (nuevas, o al menos renovadas) durante más de un siglo? Francamente, yo creo que no. Obviamente, no estamos ya ante la Roma clásica de los Césares, como esta tampoco representaba a la de la República clásica. Es otro historia…

    Y no olvidemos que los grandes juristas del derecho romano pertenecen en su mayoría a este periodo «decadente». ¿Qué sentido tiene el estudio y la recopilación del Derecho en una sociedad que se viene abajo?

  27. Urogallo dice:

    Se trata de una simplificación burocrátizada, recordemoslo. En el campo del derecho, lo que se produce es la difusión masiva de un código reducido.

  28. Germánico dice:

    Era, digamos, una recopilación de lo existente, no una nueva creación. Pero insisto: ¿para qué recopilar lo que ya podría no ser útil? Creo que es un buen indicio de que la sociedad continuaba en movimiento, y el Estado creía en la estabilidad. Ciertamente, una renovación del Derecho sería una muestra de una sociedad mejor, más dinámica, pero esto denota al menos la tendencia a un derecho expreso, útil y necesario. Buf, no sé si me explico. En fin, que la decadencia y la anarquía huyen de los códigos…

  29. Urogallo dice:

    Ciertamente,siguiendo con los términos modernillos y revisionistas, «la restauración constantiniana».

  30. Germánico dice:

    Ajá. ¿Y qué nos contarían los historiadores acerca de la caída de Occidente, si la aventura de Justiniano hubiese triunfado? ¿Se hablaría entonces simplemente del «periodo anárquico» (II) del siglo V?

    Qué grave error el de dar por supuesto la inevitabilidad de los hechos en la Historia…

  31. Urogallo dice:

    Cuanto daño han hecho los deterministas…

  32. Paco T dice:

    Buenas tardes. «El día de los bárbaros» resultó ser especialmente enriquecedor para mí porque lo único que había leído previamente sobre este tema, salvo algún artículo de divulgación que otro, ha sido «Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano», de E. Gibbon y «La pavorosa revolución», de F. W. Walbank. En ambas obras se da una idea de decadencia a la vieja usanza, como comentaba Uro, sobre todo en la primera, que es un portento como obra histórica, aunque el hecho de ser tan antigua hace que se la someta a una revisión creciente.
    En «La pavorosa revolución» se incidía sobre todo en la crisis económica que se extiende desde el siglo III a raíz del asentamiento definitivo de las fronteras imperiales y la finalización del período expansivo que había sido el Alto Imperio, expresado sobre todo en el hecho de que «se corta el grifo», por expresarlo gráficamente, al suministro de esclavos baratos que suponían las constantes guerras de conquista de los siglos previos. Según Walbank, este hecho fue devastador.
    En la obra de Barbero se expone un panorama muy diferente, o al menos desde una óptica diferente. De ahí que resultara un hallazgo. Su afán divulgador se pone de manifiesto en todos los capítulos, tanto por medio de pequeñas anécdotas como por la síntesis de grandes acontecimientos. No me canso de recomendarla, de verdad.

  33. Ascanio dice:

    A pesar de que llego un poco tarde, me gustaría agradecerle a Paco T su estupenda reseña, y eso que, como a Pepe, el tema de las batallitas no me va demasiado.
    Pero además aprovecho para darle las gracias también a Pepe por reconducir el tema hacia fértiles campos, lo que ha hecho que, gracias a las aportaciones de German, Uro y por supuesto, Paco T, disfrute mucho leyendo.

  34. Epaminondas dice:

    Paco T. Acabo de terminar la lectura de Walbank en su célebre «Pavorosa revolución» y sus conclusiones (muy alejadas del determinismo naturalista de Gibbon en este aspecto como él indica) respecto a la decadencia de Roma, son bastante interesantes y en general asumidas, salvando -claro está- las conclusiones basadas en el marxismo que saca y que a mi juicio están ya muy superadas.

    saludos.

  35. Urogallo dice:

    Me mató lo del «maiz» pero bueno, creo que está claro en la narración que lo confunde con cereal.

    Un libro excelente, cierto, muy breve, pero de lectura extraordinariamente fluida. Imprescindible para los aficionados al tema.

  36. Urogallo dice:

    Por cierto, que el día 14 de Julio estará presente en 2 actos de la Semana Negra.

    17:00—18:00 Tertulia «Historiadores/Historias»: Alessandro Barbero, Jorge Belarmino Fernández, Gisbert Haefs, Nacho Guirado, Alfonso Mateo Sagasta, Ignacio del Valle, Hernán Lara Zavala, Magdalena Lasala, Ricard Ibáñez, Evelyn Mesquida, modera PIT II

    19:45—20:30 Charlando con Alessandro Barbero: Alfonso Mateo Sagasta y PIT II

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