EL DESEO DEL MUNDO – H. Rider Haggard & Andrew Lang

EL DESEO DEL MUNDO - H. Rider Haggard & Andrew Lang«Sí, cantaba -respondió ella-, cantaba lo que los dioses habían dicho a mi corazón… pues tenía la certeza de que llegaría aquel a quien antes había amado, aquel a quien sólo yo debo amar para siempre. ¡Y no eras tú quien colmaba mi corazón, falso Paris!»

Hay cosas que no cuadran. Y sin embargo la evidencia cae por su propio peso. Odiseo fecundo en ardides, aventurero por excelencia, listo como el hambre y tramposo como las ganas de comer, Odiseo el viajero, el único ser humano capaz de armar su propio arco, Odiseo el guerrero, el navegante, el rey de Ítaca; Odiseo, en fin, y no otro, fue quien tomó Troya para los aqueos. Muchas fueron sus artimañas en aquella guerra, las más decisivas probablemente lograr que Aquiles participara en la contienda y construir el caballo de madera. Odiseo, por tanto y a fin de cuentas, fue quien recuperó a Helena para Menelao. Tales hazañas fueron cantadas por Homero, y ese canto le hizo volver a su hogar tras diez años de guerra y otros diez de regreso a Ítaca. Y esto es lo que no cuadra. No puede ser que héroe semejante regrese al hogar y, sin más, acaben allí sus aventuras; no puede ser porque él mismo es la aventura. El sentido común no concibe que tal cosa suceda. Y la evidencia cae por su propio peso.

Tal es el peso de la evidencia que incluso los propios griegos se resistieron a dejar reposar a Odiseo en Ítaca y crearon tesprócidas y telegonías para que sus aventuras prosiguieran; tal es el peso de la evidencia que incluso casi 3000 años después aún podemos leer las últimas aventuras de Odiseo navegando en un mar en ruinas. De un personaje como Odiseo es comprensible que la literatura se haya interesado en imaginarle aventuras desde que Homero le iluminara por vez primera en el verso 138 de la Ilíada. De un griego como Odiseo es de suponer que los escritores del género de aventuras le hayan querido dedicar páginas. De un héroe como Odiseo es lógico que H. R. Haggard haya escrito esta novela.

Y ¿quién fue H. R. Haggard?

Sir Henry Rider Haggard nació en 1856 en plena Inglaterra victoriana. Escritor incansable tanto de novelas como de artículos de cariz político y económico, su vida fue casi tan aventurera como las de los personajes que describió en sus novelas. Asumiendo la brusquedad que supone tratar de plasmar toda una vida en pequeñas y telegráficas frases, ahí va un intento de telegrama biográfico: llegó a Sudáfrica sin tener aún los 20 años cumplidos en pleno conflicto entre ingleses, zulúes y bóers; la masacre en la batalla de Isandhlwana, en 1878, en la que mil quinientos efectivos británicos murieron a manos de más de veinte mil zulúes, le incitó a alistarse como voluntario; por una apuesta  con su hermano, quien le retó a escribir una novela tan importante como la recién publicada (1883) La isla del Tesoro de Robert Louis Stevenson, escribió en trece semanas Las minas del rey Salomón; viajó por Francia, Italia, Egipto, Chipre, Palestina, México, Estados Unidos, Canadá…; entretanto siguió escribiendo novelas de corte aventurero y cosechando gran éxito (Allan Quatermain, Ella. Una historia de aventura, Ayesha. El retorno de Ella, La esposa de Allan y otros relatos, Allan y los dioses de hielo… ); fue contemporáneo y amigo del citado Stevenson y también de Rudyard Kipling… Murió en 1925 en su país natal sin haber dejado apenas un solo instante de escribir novela tras novela, aventura tras aventura.

Eso en cuanto a su vida. En cuanto a su influencia posterior, su obra pesó sin duda en la de Robert E.Howard (creador del personaje Conan el Bárbaro), Michael Moorcock, Abraham Merritt o Edgar Rice Burroughs (creador de Tarzán).

Un escritor como Haggard no podía menos que escuchar la llamada de Odiseo; sin embargo, no fue únicamente el rey de Ítaca quien cautivó a Haggard hasta el punto de dedicarle una novela; también, y quizá en mayor medida, lo hizo Helena, la más hermosa de las mujeres, la única de la que Zeus concedía que se la llamara hija suya, hembra de belleza legendaria y cautivadora tanto por lo que pueda uno imaginarse al leer a Homero como por la tradición posterior. La belleza de Helena y la astucia y espíritu aventurero de Odiseo fueron los cimientos sobre los que Haggard quiso escribir una novela que glorificara a la primera e hiciera honor al segundo; así fue como nació El Deseo del Mundo, o las últimas aventuras de Ulises, hijo de Laertes.

La novela huele a aventura, no cabe duda. Por el autor, por el protagonista, por el contenido, incluso por el proceso de creación. Respecto al autor y al protagonista, ya se ha dicho suficiente. Sobre el contenido: la aventura es Odiseo, Helena y el amor que sienten el uno por el otro. Pero ¿es eso aventura? Desde luego, pues hay que tener claro que «novela de aventuras» y «novela en la que se suceden vertiginosamente hechos trepidantes, acción a raudales y peligros sin fin» no son exactamente sinónimos; una novela de amor es también, y quizá por antonomasia, una novela de aventuras: no hay mayor aventura que la de sufrir, alegrarse, padecer, frustrarse o conquistar metas impulsados por el amor. En este sentido El Deseo del Mundo sí es novela de aventuras; pero también en el otro sentido antes mencionado de la acción y el desenfreno, sólo que en este caso tales elementos se hayan inevitablemente modulado y tamizado por el filtro de los ciento diecinueve años que hace que fue escrita la obra.

Lo que en El Deseo del Mundo se cuenta es, pues, la búsqueda de Odiseo por Helena y la de Helena por Odiseo; convierte así Haggard en tema de su novela el enamoramiento que sintió el laertíada la primera vez que vio a la hija de Tindáreo y el mismo sentimiento por parte de Helena hacia Odiseo. El escenario: el Egipto de las plagas bíblicas; y creo que no vale la pena (yo al menos no lo he hecho) pensar si es cronológicamente coherente el momento del éxodo del pueblo judío (a quien el autor llama «los Apura») con los años siguientes al regreso de Odiseo a Ítaca. Haggard presenta un Egipto misterioso y místico, extraño y casi irreal, en el cual faraones, faraonas, sacerdotes y pueblo llano se mueven más por sus pasiones que su sentido común. Y Odiseo, auténtico héroe invencible, quizá no sea tan invencible en manos del otro sexo.

En cuanto al proceso de creación de la novela, también fue en cierto modo aventurero. En la estupenda introducción, que no puede ser pasada por alto por el lector, de Javier Martín Lalanda titulada Henry Rider Haggard o la gran aventura, que acompaña a la edición en castellano (la primera y, por tanto, de momento la única) de esta novela de Haggard, leemos los hechos: el escritor envía a principios de 1888 un borrador de la novela titulado The song of the bow (La canción del arco) al célebre erudito escocés Andrew Lang, filólogo clásico metido en estudios sobre antropología y folklore, para que colabore en su redacción y revisión, especialmente en cuestiones históricas. Éste extravía el borrador, lo cual obliga a Haggard a reiniciar su escritura sólo para que a los pocos meses Lang reencuentre el manuscrito y decida colaborar en éste y no en lo nuevamente escrito por Haggard («si de veras quieres que colaboremos como acordamos, comenzaré con él; haz que llegue a Egipto, que conozca al viejo y que él le hable de Hatasu (como dices), y entonces todo marchará por sí solo; pero excepto en pasajes muy elaborados, como encantamientos, etc., emplea el inglés moderno, porque con tanta mezcla el resultado sería muy cómico»). Haggard le dice que reelabore todo lo que considere oportuno y Lang le toma la palabra («como esta tarde no tenía trabajo pendiente, escribí bastante del Ulises […] Si consigues darle algo de vida (está más muerto que un cordero), todo irá bien con el decorado que le has dado»). Esta redacción a cuatro manos finaliza a principios de 1889, con la sugerencia de Lang para que la obra no sea publicada por entregas; Haggard no sigue el consejo y las entregas comienzan a ver la luz al año siguiente, para finalmente publicarse la novela como tal en 1891. 

La edición castellana de The World’s Desire, a cargo de La biblioteca del laberinto, incluye, además de la citada introducción de Martín Lalanda, las ilustraciones que para la segunda edición inglesa (1894) hizo Maurice Greiffenhagen, amigo de Haggard e ilustrador habitual de sus novelas. Estas ilustraciones contribuyen notablemente a reforzar la atmósfera de misterio, esoterismo y mística que impregna la obra.

El Deseo del Mundo es una novela que se lee con agrado e interés creciente capítulo a capítulo, una novela que se aleja de los estereotipos modernos de la novela de aventuras (o más bien son los estereotipos los que se han ido alejando de ella), una novela que permite evocar escenarios envueltos en un aura de magia y misterio. Una novela que sin ninguna duda merece la pena conocer por lo que es y por lo que la envuelve: una novela sobre la última aventura de Odiseo, hijo de Laertes.

H. Rider Haggard & Andrew Lang.
EL DESEO DEL MUNDO.
La biblioteca del Laberinto 2009.

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18 comentarios en “EL DESEO DEL MUNDO – H. Rider Haggard & Andrew Lang

  1. farsalia dice:

    Qué buena reseña, ya me pica la curiosidad el libro…

  2. ARIODANTE dice:

    Cavi, ooooh, Cavi, enhorabuena, ¡qué espléndida reseña y vaya descubrimiento que nos haces! No tenía ni idea de esta novela, y fijate, estoy acabando «Algo de mi mismo», de Kipling, donde cita a Rider Haggard como muy amigo suyo, hasta el punto que se reunían para contarse uno al otro lo que estaban escribiendo,…en fin, que es una mezcla, por lo que veo, de mis temas favoritos, ¡aventuras y griegos! Y además tengo sobre la mesa, en fila ya para ser leído, el «Allan Quatermain», que es lectura de verano total.
    Bueno, a ver, la edición del libro que nos cuentas ¿es reciente, o novedad?

  3. cavilius dice:

    La editorial, Ariodante, se llama La biblioteca del laberinto. Al parecer, según me contó la persona que me vendió el libro (un saludo, Alfredo, si por casualidad leyeras esto, es una editorial que suele hacer tiradas cortas. La edición es de abril de este año y, según Alfredo, no habría aún más de 4 ó 5 personas en España que lo hubieran leído (lo compré la primera semana de junio).

    Es una novela de aventuras pero de las de antes, escrita por, de nuevo según Alfredo (como véis mi ignorancia sobre el tema es mayúscula), uno de los mejores especialistas en novelas de aventuras de todos los tiempos. De hecho, y si no recuerdo mal, él colocaba en el primer lugar de las novelas de aventuras jamás escritas Ella (She) de Haggard.

    Saludos.

  4. Nuruialwen dice:

    Totalmente de acuerdo. Fantástica. Joer. Qué recuerdos.

    Enhorabuena y gracias por la reseña, Cavilius.

  5. farsalia dice:

    Pues estuve buscando el libro y aquí se puede conseguir.

  6. cavilius dice:

    Con permiso, también aquí: http://www.bibliolimpo.com/articulo.php?art=LPSE0256&na=El_Deseo_del_Mundo

    Así Alfredo se pondría contento. Y si decís que váis de parte mía, ya será la repera. No pasará nada, pero será la repera.

    Saludos.

  7. ARIODANTE dice:

    Vaya, Cavi, tú también conoces a Alfredo…! ¿No es una joyita de librero (y de persona, claro)? Me he pasado tardes enteras charlando con él, cuando vivia en Madrid. Lo echo mucho de menos. es un pozo sin fondo de conocimientos literarios.Intercambio con él mensajes de vez en cuando, pero no es lo mismo. Y por supuesto, le pido periódicamente libros. Efectivamente, estos libros de aventuras son «de los de antes», completamente de acuerdo. Emoción a tope, vives el personaje, te identificas, te metes en la historia y lo pasas fenomenal.

  8. cavilius dice:

    Le conozco de la última vez que estuve en Madrid. Estuve un rato en la librería y, efectivamente, en cuestión de libros es toda una enciclopedia andante.

  9. Ascanio dice:

    Caray, pues menudo dolor de espalda tendrá cargando con tanto peso… (perdón, es que últimamente soy monotemática con esto de la espalda).

    Oye, niño, qué reseña más interesante. No tenía ni idea de la existencia de este libro; de Hagard sólo he leído «Las minas del Rey Salomón», que tengo en una edición de Anaya, en la colección «Tus libros», una colección juvenil que tiene auténticas joyitas y muy bien editadas, con un papel estupendo y unas introducciones muy interesantes.

    ¿Es muy gordo este libro? Es que últimamente no sé, los mamotretos me tiran para atrás (a pesar de que la novela que acabo de terminar tiene más de 800 páginas).

    Y ahora una pregunta que pondrá en evidencia mi ignorancia (aquí se verá que yo, de la Odisea, sé lo justito, o sea, casiná): ¿qué diantres hacía Odiseo en Egipto?

  10. ARIODANTE dice:

    Mi querida Ascanio, Ulises, en uno de los sitios donde paró, fue en la tierra de los lotófagos o comedores de loto. El loto es una de las flores muy comunes en el Nilo, al menos, en su delta. Se supone que por allí o por las costas de Libia, Ulises pasó. Pero si no estás fuerte en la Odisea, ¿qué mejor lectura para un verano caluroso que el Viaje por mar por antonomasia? Dedícale unos días, y tu imaginación te lo agradecerá eternamente.

  11. cavilius dice:

    Lo que dice Ariodante sobre Ulises es cierto, Ascanio, pero la novela sitúa al héroe griego en Egipto una vez ya ha regresado a Ítaca, o sea, justo después de lo que cuenta la Odisea. ¿Y a qué fue allí Ulises? Pues a buscar a Helena. Así que la pregunta sería más bien ¿qué diantres hacía Helena en Egipto?

    Aunque la versión más corriente de la historia dice que Paris raptó a Helena y se la llevó a Troya, según algunos (el poeta Estesícoro, el dramaturgo Eurípides, el historiador Herodoto) lo que Paris llevó a Troya, si es que llevó algo, fue un «espectro», una «sombra» de la auténtica Helena, y ésta en realidad fue trasladada a Egipto. Por otro lado, y volviendo a la versión tradicional, al acabar la guerra de Troya Menelao recuperó a Helena y en su viaje de regreso a Esparta pasaron una temporada en Egipto. En resumen: ambas cosas indican que existía ya desde los tiempos antiguos una conexión Helena-Egipto, y Rider Haggard la aprovechó para situar a Helena en Egipto tras la guerra de Troya. Y hasta aquí puedo leer.

  12. ARIODANTE dice:

    Es cierto, Cavi: yo había leído algo sobre el «simulacro» de Helena y no recordaba dónde. Lo que no había leído era que Helena fuese a Egipto después de la guerra. ¿Y qué hacía Helena en Egiptoooo? Pues tendremos que leer el libro de Rider Haggard. Me muero por leerlo ya mismo, pero supongo que tendré que esperar pelín.

  13. Valeria dice:

    A mí que lo que me intriga es que del argumento no ha soltado prenda este Cavi….. pero vamos, es que la reseña ya tiene gancho bastante sólo mencionando la vida del autor y la extraña concepción de la novela.

    Y un saludo a Ignacio y al gato de Bibliópolis, que nunca les citáis.

  14. Javier Martin Lalanda dice:

    Hola, Cavilius,
    muchas gracias por tu encomiable crítica al artículo de presentación que preparé para EL DESEO DEL MUNDO (de Haggard y Lang), aunque lo cierto es que lo que más me costó fue traducir la novela en «alto castellano», alejado del «bajo» que hablamos normalmente, porque la situación lo merecía, y, también, tener que repasarme a Homero para las notas de referencia.
    En lo que respecta a la historia medieval ,he publicado, editado y/o traducido, algunas cosas (siempre inéditas en España) La carta del Preste Juan (parte de cuyo texto traducido me plagió cierto individuo), La Orden de Caballería/Libro de la Orden de Caballería (de Lllull; aunque es conocido en España, le añadí jugosos comentarios de tipo comparativo) y un cantar de gesta que se lee como una novela histórica (y fantástica), y todo ello con amplias introducciones originales (yo nunca miro lo que han contado otros hasta que no tengo mi trabajo hecho al 90%) y notas.

    Pues nada más,

    no sé si este correo llegará a su destino.

    Un cordial saludo,

    Javier Martín Lalanda

  15. cavilius dice:

    Gracias a ti, Javier. Me parece una estupenda introducción, sobre todo muy ilustrativa para los que desconocíamos absolutamente la existencia del libro y del autor. Y muy interesantes los otros textos que citas, seguro que por aquí habrás despertado la curiosidad de más de uno.

    Saludos.

  16. ARIODANTE dice:

    Hola, Javier Martin Lalanda: por casualidad, ¿está disponible en la red el artículo introductorio del libro? Como no sé cuando conseguiré hacerme con el libro, me gustaría ir haciendo boca con la introducción.
    Y por cierto, el libro de Llull debe ser interesantísimo…¿donde está editado?

  17. richar dice:

    Y ya puestos, Javier (bienvenido por estos lares), ¿de qué obra se trata la que comentas que es «un cantar de gesta que se lee como una novela histórica»?

    Gracias,
    Richar.

  18. Ariodante dice:

    Si, a mi también me ha intrigado. Ya nos contarás, Javier.

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