EL CAMINO DE LOS MITOS – LaRevelación

El camino de los mitos¡Salud, oh hijas de Zeus! ¡Inspiradme un canto arrebatador!
Glorificad el sagrado linaje de los dioses sempiternos,
que así nacieron de Gea y de Urano estrellado
como de la tenebrosa Nyx y del salobre Ponto.

Hesíodo, Teogonía.

En el principio fue el mito…

Hallábanse en aquel tiempo ociosos los mortales,
regocijándose en su propia molicie y sin más esparcimiento
que la autocomplacencia;
los ombligos eran contemplados con deleite por los ojos más cercanos,
los de sus dueños,
y la desidia y la indolencia pugnaban entre sí bucólicamente
por prevalecer en el ánimo de los seres humanos.
Tal era la holganza de los hombres,
tal el descuido de los menesteres terrenos,
tal la apatía por los divinos,
que aun hallándose a grandísima altura
el Cronida Zeus vio colmar con las desidias y perezas humanas
el vaso de su paciencia;
y levantándose de su trono en la cima del monte Olimpo,
rayos incandescentes en una mano, truenos y relámpagos en la otra,
hizo estallar el cielo uranio de manera pavorosa,
ensordeciendo oídos con inmenso estruendo
y cegando ojos con grandioso deslumbre.
El tonante Zeus profirió entonces estas atronadoras palabras:
“Descuidan en demasía los mortales sus deberes
para conmigo y mis hijos;
los altares están extintos, los templos abandonados,
no hay ya sacrificio alguno en nuestro honor,
no hay libaciones, ni ofrendas, ni ruegos, ni invocaciones.
Han olvidado que un simple gesto mío acabaría con toda la raza humana
si esa fuera mi voluntad.
Hora es ya de poner fin a su indiferencia antes de que se torne en desdén,
hora es de que vuelvan a recordar los mortales
quién reina en los cielos y en la tierra, quién teje sus destinos,
quién lleva la Égida sobre los hombros.
Es momento de que sea revelado de nuevo
lo que ya fue desvelado a aquel pueblo llamado heleno
y que les valió que su espíritu impregnara
toda la faz de la tierra desde entonces.
Una nueva revelación
que pondrá fin al olvido con el que los hombres hacen penar
a los dioses inmortales;
una revelación
que hará que el nombre de Zeus vuelva a sonar en sus bocas
y los mitos vuelvan a ser escuchados en sus oídos.
Es preciso pues buscar
el nuevo camino de los mitos;
es preciso escoger el caminante que habrá de transmitir
la revelación.
La revelación.
La revelación…»

… y el camino de los mitos dio paso al logos

He aquí un libro redondo. Y no me refiero a la forma, que es como la de cualquier otro libro, sino al contenido. Y a los autores del contenido. Y a los responsables de que ese contenido se haya podido ver moldeado en forma de libro. En forma de libro redondo, además.

Si normalmente aquí se habla de libros de historia, en este caso conviene empezar hablando de lo inverso, es decir: de la historia del libro, porque merece que se haga mención aunque sea breve de cuál ha sido el origen de esta obra. Esta recopilación de relatos ha nacido como Atenea lo hizo de Zeus: de la cabeza, en este caso la de los responsables del portal de internet LaRevelación. El germen fue un certamen, el I Concurso Internacional de La Revelación de relatos mitológicos y poemas. El abono y regadío lo proporcionaron todos aquellos que participaron con sus escritos. Y el fruto es este volumen que inmortaliza a los diez relatos ganadores y hace que pasen a la posteridad sus autores, quienes, al margen del premio material que hayan recibido, seguro que han obtenido mayor satisfacción personal con la publicación de sus obras.

Al decir de sus editores, El camino de los mitos nació como un intento de dar respuesta a una inquietud que les consumía: la de hacer renacer en el pensamiento del lector la mentalidad mítica, de buscar la razón en la irracionalidad, de pensar con parámetros míticos en lugar de lógicos. Extraño y poco común desasosiego, desde luego, sin duda provocado por algún dios. Pero el objetivo ha sido cumplido con creces, porque el libro evoca la época en la que el mito era historia y creencia para el pueblo heleno, en la que el tiempo no era una escala de medición sino un dios, el sol cruzaba el cielo montado en un carro y las estaciones del año no dependían de traslaciones planetarias sino de las idas y venidas de Perséfone al Hades. Y la evocación no se limita al contenido sino también a la forma. Porque de la misma manera que hay mitos trágicos, divertidos, trascendentes, aventureros, tristes, etc., también así son los relatos que aparecen en el libro. Pudiera pensarse que una amalgama de autores diferentes con diferentes estilos haría perder cohesión al conjunto, y sin embargo sucede al contrario ya que es consustancial a lo mítico poder ser expresado e interpretado de diferentes maneras; a través de esas maneras, a través de esos autores, los mitos transcurren y se muestran. El título del volumen, creo yo, es un acierto en este sentido.

Sin ningún afán de teorizar sobre el sentido de los mitos, fulmíneme Zeus si lo parece, sí creo conveniente tener en cuenta a la hora de valorar este libro algo que seguramente habrá pasado también en algún momento por la mente de los autores. El mito no es, como quizá pueda pensarse, una invención fantástica, no es un divertimento con el que los griegos ocuparan su mente ni una opción entre otras posibles sobre la que cimentar un montaje cultual. La mitología no era la ciencia-ficción de los griegos (como alguien una vez me comentó), básicamente porque para los griegos los mitos no eran ficción. Lo que en ellos se cuenta sucedió realmente en un pasado más o menos remoto, y sobre los caracteres y comportamientos de los dioses, semidioses y héroes que los protagonizan el hombre griego había de reflexionar y sacar sus propias conclusiones. Los mitos le servían para saber hasta dónde podía conocer, cómo debía actuar, a qué podía aspirar, qué premio o castigo le cabía esperar. Por ello, las recitaciones de los poemas homéricos y las representaciones de tragedias no eran (al menos no esencialmente) momentos de ocio para sus oyentes y espectadores, sino de iluminación y discernimiento, algo así como ir a una escuela del alma. De hecho, y salvo un par de excepciones conocidas (y además comprensibles), las tragedias siempre relataban acontecimientos anclados en el pasado mítico, nunca en el presente cotidiano de los griegos. Pues bien: los relatos de El camino de los mitos incluyen ese elemento de reflexión y abstracción. No se quedan en una mera narración superficial más o menos fantástica sino que mueven al lector a pensamientos que trascienden lo descrito. Porque si se hubieran quedado en la superficie habrían descuidado ese sentido original y esencial de los mitos, el sentido reflexivo, y no habrían pasado de ser más (ni menos) que unos relatos de aventuras con mayor o menor dosis de imaginación.

Guillermo Pilía, Yazmín Caram, Sebastián Lalaurette, Mariano Rodríguez, Margarita Borrero, Carlos Lorente, Fernando Lafuente, Néstor Rubén, Ester Ruiz y Luis Felipe Valencia son los creadores de los diez relatos. En todos ellos se percibe (hasta donde yo modestamente puedo percibirlo) un estilo cuidado y elaborado. El recorrido mítico que trazan hace que el lector vaya avanzando por un camino en el que encontrará a la monstruosa Gorgona, a la criada de Penélope, a unos dioses precosmogónicos, a Aquiles, Dédalo e Ícaro, Perseo, la anciana muerte, un marino del barco de Ulises, y a Hermes por partida doble (llama la atención la ilustre ausencia del héroe griego por antonomasia, Heracles; cosas del azar). El camino transcurre entre la melancolía, la incertidumbre, la hilaridad, la majestuosidad, la pesadumbre… Todo eso encontraremos en la lectura de estas historias, una lectura por lo demás agradable y ágil. Agilidad que no sólo se percibe en el contenido de cada relato (ninguno se hace pesado, ninguno se atraganta, todos ellos fluyen con naturalidad) sino que es inherente a la propia estructura del libro: narraciones breves, estilos heterogéneos, argumentos diferentes. Todo ello ayuda a que el conjunto pueda ser devorado fácilmente.

Y no puedo dejar de comentar otra idea que es rescatada por el libro: el espíritu agonístico griego. El simple hecho de elaborar un libro fruto de un concurso lleva implícita la idea del agon, la competición, la contienda, el desafío. No debemos tomar esto en sentido negativo; creo yo que en toda competición lo importante es que todos los que participan intentan ofrecer lo mejor de sí mismos, con lo cual el resultado nunca puede ser malo. El que un atleta se lleve un premio y otro no lo logre forma parte de las reglas del juego agonístico pero ello no afecta a la belleza de la carrera. Y creo que en este sentido también es acierto editorial el hecho de no haber pretendido destacar de manera especial el relato ganador sobre el resto de premiados (aunque evidentemente se hace justa mención del orden de los premios).

Las ilustraciones que acompañan cada uno de los relatos no hacen sino contribuir a la excelencia del libro, y la elegante encuadernación tampoco desmerece en absoluto sino todo lo contrario, está a la altura del contenido.

Finalmente, sólo cabe dar la enhorabuena a LaRevelación por la gran idea de organizar un concurso de estas características (cuya segunda edición ya está en marcha) y por el resultado final obtenido: un libro, como dije, redondo.

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56 comentarios en “EL CAMINO DE LOS MITOS – LaRevelación

  1. akawi dice:

    Si el libro «El camino de los Mitos» es redondo, no es menos contundente la reseña que acabo de leer de nuestro buen compañero Cavilius.
    No hay la mínima duda de la enorme pasión que siente por «su» Grecia, la cual nos contagia a cada palabra, frase y pensamiento con su perspectiva clara de los acontecimiento, sean éstos históricos o míticos como es el caso.
    Cavilius, para mi es una satisfacción tener la oportunidad de leerte, al igual que los libros que aconsejas. Gracias.
    Un abrazo

  2. Casio dice:

    Lo mismo que Akawi, he disfrutado enormemente la reseña.
    Y es que tiene miga, no se limita a comentar, sin más, qué le ha parecido el libro (¡si llega incluso a describir su mismo espíritu!): explica el porqué de «El camino de los mitos», nos pone en antecedentes, y hasta se permite una digresión sobre los mitos. No se me olvida tampoco ese mensaje que tan a tono resulta. Lo dicho: una gozada.
    Así pues, no queda más remedio que obedecer a Cavilius, hay que hacerse con él. Merece la pena.

    Saludos.

  3. Clío dice:

    «Quien no espera lo inesperado, jamás llegará a encontrarlo».

    Si el libro no fuera «redondo», tú seguro que lo eres, o al menos tu reseña, Cavi cada vez pones el listón más alto, felicidades

  4. Epaminondas dice:

    Interesante experimento y excelente reseña. Felicidades, ¡Oh señor de las cóncavas naves!.

  5. cavilius dice:

    Gracias por los comentarios. Si podeis haceros con el libro, os aseguro que pasareis buenos ratos leyéndolo.

    Muy lista, Clío, enhorabuena. Lo siguiente es averiguar de quién es la frase, je je.

    Saludos.

  6. Ireth dice:

    Gracias por la reseña Cavilius, muy interesante. Además, se puede comprar sin gastos de envíos añadidos, cosa que se agradece bastante.

  7. pepe dice:

    Si al autor de la frase se le conoción en su época con el sobrenombre de El oscuro debido al caracter oracular y un tanto enigmático de sus aforismos, a tí deberíamos apodarte el luminoso por lo claro de tu juicio y lo brillante de tus reseñas. Como aún no he leido el libro, sólo puedo añadir mis mejores deseos para la editorial y para los amigos de La Revelación que se han embarcado en un proyecto tan hermoso pero tan difícil. Espero que ellos alcancen lo imposible, porque el libro es una buena muestra de que ya están esperandolo.

  8. Epaminondas dice:

    A quien corresponda le hago esta pregunta:

    ¿que busqueda espiritual se esconde en este libro?. Tengo por seguro que debe existir alguna.

    saludos

  9. cavilius dice:

    Gracias, pepe. Pues vaya, parece que El oscuro ya ha sido sacado a la luz. Y por cierto, eso de luminoso y brillante me recuerda a Mister Proper (que ahora se llama Don Limpio -cuña publicitaria-).

    Epaminondas, tu pregunta corresponde que la responda uno de los padres de la criatura, que de vez en cuando aparece por aquí. Démosle tiempo.

    Saludos.

  10. cavilius dice:

    Y por cierto, gracias a richar por publicar esta reseña precisamente un 6 de diciembre, porque tal día como ése hace exactamente un año debuté yo por aquí. Qué detalle. Ay, Salamina, Salamina…

  11. Ariodante dice:

    Precioso, Cavi, precioso: El libro parece serlo y la reseña lo es. A mi me encanta el tema de la mitología griega, me apasiona desde niña -que ya es decir- y a mi hijo cuando era pequeño en vez de Caperucita le contaba las historias de Aquiles, Ulises, Perseo, Prometeo e Ícaro…Y con eso quiero decir que creo que me gustará mucho el libro que reseñas.
    Pero, chico,¡Qué bien que escribes! El tema del concepto de mito lo has explicado bastante bien, ciertamente los griegos usaban los mitos para explicar su realidad y los creían a rajatabla. Hasta que no empezó, balbuciente, la filosofía a desplazar el mito a la categoría de leyenda, los mitos «iban a misa», es decir, eran tomados como explicaciones verdaderas de la realidad. En fin, que me ha gustado, me ha encantado tu reseña, te felicito, y celebro tu aniversario en Hislibris.
    La verdad es que, últimamente, esto está de un nivel que tira de espaldas. ¿no os parece?

  12. Javi_LR dice:

    Epaminodas, ya que lo preguntas, y como uno de los padres de la criatura, he de decir que el libro en particular y el proyecto en general no persigue ninguna meta espiritual, líbrennos los dioses de tal pragmatismo y especulación; si hay alguna meta, esta sería intelectual o, si me apuras, estética. Los objetivos espirituales suelen ser individuales, y cada uno debería tener el suyo. Este trabajo es algo más colectivo y son muchos los autores, por lo cual difícil es ajustar un único fin. Si acaso algo en estos asuntos es espiritual, eso sería el principio, la base.

    Siempre hemos creído que las cosas se pueden hacer bajo otro punto de vista que la mayoría de la gente considera estúpido (no seré yo quien les lleve la contraria). Otro punto de vista basado en una supuesta calidad, forjado en un trabajo generoso que no busque el ahorro de costes, sino la dignidad del resultado, fundado en un humanismo que dé protagonismo a la persona, no al objeto, exento de lujos y de engaños, ímprobo de esfuerzo, honesto y leal. Con estos mimbres, si alguna vez llegamos a conseguirlos, nos encantaría poder aportar un pequeño grano de arena a la formación intelectual, aunque suene pretencioso, aguijonear la curiosidad de cada cual y poder llegar un día a compartir sentimientos.

    Y este sentimiento, Epaminodas, que es quizá lo que quieras conocer, no es otro que el poder disfrutar de cosas que hoy en día parecen perdidas, ocultas tras un maremágnum de prisas y certezas absolutas. Algo que se perdió en nuestra infancia, individual o colectiva. Un sueño, una ilusión, Epaminodas, algo que hable bien del hombre bajo unos parámetros humanos y que mueva al gusto por la abstracción, por la reflexión… Algo que en muchas ocasiones la razón práctica y categórica estruja, mata y abandona. Algo sobre lo que el sentido común alerta en contra; una especie de locura, un salto al vacío para buscar, como dice Cavilius, lo inesperado. En la caída o el vuelo, sólo las Parcas dirán, lo único que se nos ocurre gritar es “evoheeeee”. Y hacerlo lo mejor que podamos, intentando llegar hasta el límite de nuestros recursos y fuerzas. Incluso más allá.

  13. Javi_LR dice:

    Jod*r, espero, ahora que me releo, no haber parecido un vendedor de fruslerías.

    Por cierto, Ariodante, yo también le cuento las historias de héroes y dioses a mis hijos; creo que es común entre unos cuantos lectores de estas páginas. Sus caras (las de los niños, no la de los lectores) son impagables cuando de pequeñitos se les cuenta la voracidad de Cronos. Mi madre me regaña, me dice que son cosas muy crueles. Pero yo entonces siempre me acuerdo del hombre del saco, leñe; eso sí que era terrible. O Herodes, o quedarme sin reyes magos, o…

  14. cavilius dice:

    Gracias, Ireth y Ariodante, por los comentarios.

    Pues yo aún no me he atrevido a introducir la mitología en los cuentos de cuna; de momento estoy con la caperucita roja y el lobo malo, que se comió enterita a la abuelita y luego devoró sin pestañear a la propia caperuza. Y luego llegó el cazador, que le rajó de arriba abajo mientras dormía y sacó de dentro de sus entrañas lo que quedaba de ellas. Y después le llenó las tripas de piedras y le arrojó al proceloso río hecho un despojo sanguinolento.

    Hombre, Javi_LR y Ariodante, si es que asustáis a las criaturas con esas historias de Aquiles y Cronos. A quién se le ocurre.

    Saludos.

  15. akawi dice:

    ¡¡Ja, ja, ja, ja! Y los hay aún peores.
    Luego nos preguntamos por qué nuestro hijo tiene miedo. ¿Que le habrán dicho en el cole?

  16. Valeria dice:

    Ya no se si felicitar a Cavi por la reseña, o a Javi_LR por la empresa que ha iniciado. En cualquier caso, a los dos, mi más sincera enhorabuena.
    ¡Y qué buenas fechas para hablar de esto!. Yo tendré para siempre una deuda de gratitud con los Reyes Magos. Eones atrás me dejaron una noche bajo el árbol de Navidad el libro Mitología Griega y Romana que les había pedido, pero que pensé que jamás me traerían.

  17. Javi_LR dice:

    Pues a ver si este año también se estiran, Valeria. Y gracias por las felicitaciones. (Por cierto, ese título me suena al de Grimal, ¿puede ser? Si es así, gran regalo que te hicieron)

    Volviendo al tema de los cuentos, como decía Cervantes: “Los cuentos, unos encierran y tienen la gracia en ellos, otros en el modo de contarlos.”

    Cuentos populares en los mitos hay cientos, y cómo se contaban y qué gracia encerraban…

  18. Koenig. dice:

    Otro proyecto editorial, aunque de este había oído hablar no hace mucho.

    Pues eso, de nuevo mis parabienes, y a buscarlo en los anaqueles de las librerías.

    Estupenda reseña Cavilius, por cierto (que voy a opinar yo que tu no sepas)

    Opino, claro.

    Koenig.

  19. Ascanio dice:

    Qué bonita reseña, Cavilius, qué bonita.
    Y qué maravilloso el comentario de Javi LR: poder disfrutar de cosas que hoy en día parecen perdidas, ocultas tras un maremágnum de prisas y certezas absolutas. Algo que se perdió en nuestra infancia, individual o colectiva. Un sueño, una ilusión, Epaminodas, algo que hable bien del hombre bajo unos parámetros humanos y que mueva al gusto por la abstracción, por la reflexión…

    ¿Vendedor de fruslerías, Javi? No, hijo no. El que anuncia en la radio el aparato de musculación de «ondas ergónicas y bióticas» sí que es un vendedor de fruslerías. Tú eres un poeta, hombre.

    Y ahora, a riesgo de que penséis ¡Hala! ¡Qué bruta! ¡Mira lo que ha dicho!, me atrevo a preguntar: ¿de quién es el texto que reproduces en tu reseña, Cavi?

  20. cavilius dice:

    ¡Hala! ¡!Qué bruta! ¡Mira lo que ha dicho!

    Pero si lo pone justo debajo: de Hesíodo, de Hesíodo…

  21. Arauxo dice:

    Pues yo me adhiero al comentario de Akawi, corregido y aumentado: redondo el libro, redonda la reseña, redondas las fechas en que se publica, redondo el proyecto editorial y redondo el hecho de poder contar entre nuestras milicias hislibreñas a Cavilius y a Javi_LR. Redondas felicidades para ambos.

    Solo falta, para alcanzar una plena redondez redonda donde las haya, sacar los redondos euros de nuestras redondas huchas para ayudar a los Reyes Magos (que, como ilusión, también son redondos) a realizar un regalo redondo a alguien de nuestro redondo cículo íntimo o, lo que es aún mejor, para autoregalárnoslo, cerrando así el redondo cículo vicioso en torno a nuestros redondos ombligos, que también es necesario de tanto en cuando, qué demonios (de los redondos y concéntricos infiernos de Dante, se entiende).

    Y, dejando al margen otras redondeces que pudieran aflorar y dado que ya se han introducido comentarios sobre la temática de los relatos, quisiera subrayar algo sobre el formato. Y es que resulta muy gratificante la reivindicación continua del «cuento» o de la novela corta, sobre todo en esta época en la que proliferan novelas de formato enciclopédico y sagas de no sé cuántas miles de páginas.

    Sí, señor todo un acierto redondo, Javi_LR, y una redonda propuesta para las navidades, querido maestro Cavilius. Enhorabuena.

  22. Casio dice:

    Si es redonda la reseña, el libro, esférico.
    Que ya puestos…

  23. cavilius dice:

    ¿Esférico? Pues me sé de uno que escribió una carta así y no le va mal, no.

    Digo yo que igual tanta redundez redonda en su redondancia, ¿no? O algo así.

  24. Ascanio dice:

    ¿Este es el hilo cagalera de diciembre? No, hombre, no es por nada, es sólo que está entrando en unos derroteros sospechosos…
    Oye, Cavi, ¿pero todo el parrafón es de Hesíodo? ¿O sólo el parrafito del principio?

  25. cavilius dice:

    Sólo el del principio. ¿No preguntabas por ese?

    El parrafón me temo que es de un servidor de Vd.

    Corrigamos lo del hilo cagalera, corrigamos. ¿No estaba el de Drácula para esos menesteres?

  26. Arauxo dice:

    Eso, eso, hombres y mujeres de Dios: a Drácula, hombre, a Drácula, que para eso está.

  27. Ascanio dice:

    ¿Entonces el parrafón es tuyo? Anda, mi enhorabuena, porque a pesar de ser griego, lo he entendido (torpe que es una) y me ha gustado mucho (lo cierto es que lo de los ombligos me despistaba un poco).
    ¿Y aparece en el libro? ¿No? Pues debería.
    Por cierto, corrijamos el corrigamos.

  28. cavilius dice:

    Los ombligos era la pista que despistaba. Ja ja, qué gracia.

    Y tú corrije si quieres, pero yo, cuando corrigo, corrigo.

  29. Arauxo dice:

    Al hilo de los mitos narrados como cuentos para niños, se me ocurre una reflexión que no tengo tiempo de desarrollar, pero sí de apuntar.

    En realidad todas las culturas tienen mitos, porque el ser humano los necesita, como bien apuntaba más arriba Javi_LR con otras palabras. Yo creo que es imposible vivir sin leyendas, sin historias, sin ilusiones, sin magia, sin aventuras… Y los mitos tienen la virtud de encarnar en personajes concretos todos esos componentes. Uno de nuestros mitos preferidos son los Reyes Magos, Papá Noel o el Ratón Pérez. En ellos creemos ciegamente cuando somos niños y en ellos dejamos de creer cuando crecemos y nos topamos de bruces con la realidad. Sin embargo, algo en nuestro interior sigue queriendo creer y, posiblemente, siga creyendo en ellos…

    En mi colegio, en primaria, el profesor de religión dedicaba un día a la semana a contarnos historia de la Historia Sagrada. El hombre -que era cura, por cierto- tenía unas grandes dotes interpretativas y sabía transmitirnos las historias de José, de Josué, de Sansón, de David… con un realismo que conseguía transportarnos a todos a otros tiempos y otras realidades «míticas» con una habilidad envidiable; recuerdo que yo (¿y cada uno de mis compañeros?) seguía aquellas historias con verdadero interés, engullendo las palabras y, seguramente, con una cara de asombro que haría sonreir al profesor más de una vez.

    Supongo que, desde entonces y dejando al margen su mayor o menor historicidad, las historias de la Biblia forman parte de mis mitos más íntimos y, en efecto, Cavilius, también me mueven a reflexión; su remembranza no es (al menos no esencialmente) un mero momento de ocio, sino de iluminación y discernimiento, algo así como ir a una escuela del alma.

    Saludos míticos… y lógicos.

  30. Epaminondas dice:

    Bueno javi, me congratulo de haberte hecho la pregunta porque de lo contrario no hubiera tenido el placer de leer tan magnífica respuesta.

    Enhorabuena.

  31. Aquiles dice:

    Por fin lo tengo; como no podía ser de otro modo, empezaré por el relato titulado «Aquiles melancólico», faltaría más.

  32. Javi_LR dice:

    Vaya, Aquiles, espero que te guste ese relato en particular y el libro en general. Ya nos contarás.

    Gracias, Epaminondas, por esas palabras. La verdad es que cuando lo escribí pensé que quizá había pecado un poco de Hybris, término tan parecido al nombre de esta santa web y, a la vez, tan alejado de su esencia. ¿Quién soy yo para querer hacer las cosas de distinta manera? Era un poco como menospreciar a otros editores y proyectos, cuando todos los que se introducen en este medio lo hacen por vocación (no me refiero a las grandes editoriales, claro) y convicciones. Todos vosotros sabéis lo difícil que es hacer una buena edición de un libro, porque hay mucha diferencia entre unas y otras. Hay editoriales que en eso son maravillosas. Sin embargo otras, que habitualmente coinciden con el mayor lucro, merecen una denuncia por lo penal, pues se le añade el agravante que son las que más medios poseen para hacer del asunto algo digno y óptimo. Pero de esas cosas habéis hablado ya largo y tendido.

    Ascanio, lo de poeta no me lo llamas a la cara…

    Koening, ¡qué hermosa palabra la de los anaqueles! Lo malo es que las búsquedas de ese tipo suelen ser tan saludables para la mente como perniciosas para el bolsillo; buscas uno y, si puedes, te llevas cinco.

  33. Javi_LR dice:

    Y bueno, Arauxo; como de costumbre sueles dar en el clavo. Qué razón tienes en tu referencia a los mitos. Tanto éstos como el pensamiento lógico deben de cohabitar en un continuo entendimiento. No conozco otra manera de discernimiento mejor que esa. Entre otras cosas, porque si la lógica hace de la certeza gozo, el mito, la leyenda, las cosas inciertas e intangibles…, hacen del gozo certeza. Y la profunda sabiduría que poseen unas veces, y otras, la belleza y conmoción que atesoran hacen de los mitos, como bien dice Cavilius, auténticas escuelas del alma.

  34. Javi_LR dice:

    Y dejadme escribir una pequeña apología a la irracionalidad del mito, y que en ninguna medida se lea como crítica a la razón, sino al exceso (y los excesos) de ésta.

    Si bien es cierto que la inteligencia del ser humano no es nada sin el espíritu crítico, también es verdad que el exceso de confianza en la ciencia, el sueño de que todo sea razonado y la dictadura de la razón nos conducirían, indefectiblemente, a una situación infernal, a un estado en el cual no veríamos una figura retórica ni aunque estuviera bailando sobre nuestra nariz.

    ¿Cuántas veces he contemplado el grabado de Goya “El sueño de la razón produce monstruos” y me he preguntado en lo que realmente quería decir? ¿Se refería al sueño como ausencia o como desvarío, como deseo? ¿Alertaba del peligro de caer en la demencia por la falta de razón o por los delirios de la mente? En todo caso, creo que ambas interpretaciones o, hablando con propiedad, ambas conclusiones son igual de válidas.

    El camino que tomó el logos frente al mito es un andar cómodo. El camino del logos es una búsqueda de la certeza, de la verdad. No caben en él conflictos morales. Aunque el término “moral” no lo utilice bien en este caso, pues es una diferenciación del mal y el bien valorado en términos racionales. Digamos, pues, que no caben en él conflictos del alma humana que no se puedan pesar en la balanza de la razón. Para el filósofo que pasó del mito al logos (Sócrates es un ejemplo claro, eh, Cavilius) todo lo que no se ajustaba a los parámetros dialécticos quedaba fuera del análisis.

    Bien, sin quitarle valor al logos, que no soy ni tan atrevido ni tan loco, reivindico otros medios de conocimiento. ¿Dónde dejaremos la intuición si no? El medio inductivo, el de las pasiones humanas y sus sentimientos, esas entrañas profundas de los humanos en donde reside parte de nuestros deseos más nobles y en donde recibimos nuestros mayores estímulos. La transcendencia, el amor…

    Dejadme transcribir unos bellísimos versos, por lo atinado y lo profundo, de una canción de Luis Eduardo Aute:

    El bárbaro vino del Oro
    con técnicas y fantasías
    de la iluminada razón…
    Vendía, por ricos tesoros
    futuros de mercadería,
    cegando la filosofía
    de hacer de la vida… pasión.

    Procesada en memoria
    la trascendencia,
    desde el fin de la Historia
    nace otra ciencia:
    la decadencia.

    Atrás han quedado las rosas
    de arcadias que fueron espinas
    clavadas en el corazón
    «Ya no es el por qué de las cosas
    la luz de la llama divina»
    proclama la luz asesina
    de su propia contradicción.

    El cuerpo ya no busca el alma
    que es una erupción de la mente
    en la tumba de la Reflexión…
    Por fin ha llegado la calma,
    y Oriente ya esta en Occidente;
    comprémosle a Dios la patente
    y la marca de su Creación.

  35. Arauxo dice:

    Desde luego, hilos como éste justifican sobradamente la existencia de Hislibris. Así da gusto, colegas. Y gracias, Richar, porque en ti nacemos, nos movemos y existimos.

  36. cavilius dice:

    Yo siempre he pensado que el ánimo que mueve al hombre a racionalizar los mitos (y convertirlos en leyendas), o el mundo que le envuelve (y convertirlo en ciencia), o las cosas en las que se puede tener fe (y convertirlas en razón) es el miedo, la desconfianza, la incertidumbre ante el no saber cómo enfrentarse a todo ello. Y, por extensión, es también el deseo de controlar, de no dejar cabo suelto, de no querer esperar lo inesperado. Si se me permite la licencia filosófica e incluso filológica (que ya es licencia, dado mi paupérrimo conocimiento del griego), diré que el mythos no deja de ser un logos, pues éste no significa más que poner cada cosa en su sitio, saber a qué atenerse ante las cosas (definir, hablar, describir, no es más que eso: una manera de determinar, de limitar aquello que describimos, hablamos o definimos), y el mythos es exactamente eso, con la diferencia de que el límite, la determinación, el sitio donde son puestas las cosas, no es tangible ni parametrizable de ninguna forma. Absurdo, ¿no?. El miedo a esa intangibilidad, a esa inasibilidad, fue lo que propició el abandono de ese sentido mítico y primigenio del logos, que no tenía cabida en una manera de pensar racional. Lo paradójico del asunto es que esa manera racional de pensar, esa razón, nació del intento de explicar el mundo, de buscar la inasibilidad, de responder a la pregunta por su sentido mítico. Y yo creo que los primeros filósofos, en sus preguntas y en sus intentos de respuesta, aún fueron fieles a la esencia propia de lo mítico; pero la Sofística alteró las cosas, introdujo el utilitarismo y la practicidad en esa búsqueda, y fue la culpable histórica del consabido paso del mito al logos. Y Sócrates no tuvo nada que ver en ello; porque yo tengo la romántica teoría de que él no “racionalizó”, sino que más bien puso de manifiesto que en cuanto se quiere “racionalizar”, caemos inevitablemente en el abismo de lo intangible, de lo inasible… de lo mítico (los primeros diálogos de Platón, llamados “socráticos”, presentan discusiones sin conclusión, búsquedas sin fin; los diálogos posteriores en cambio son cada vez menos “socráticos” y más “platónicos”).

    Los intentos de demostrar la existencia de lo divino por vías racionales no dejan de ser intentos sofísticos de racionalizar lo que está más allá de la razón. El argumento ontológico de San Anselmo, las cinco vías de Tomas de Aquino, las pruebas de Descartes, las de Kant… no son otra cosa que querer llenar un cubo usando un colador. A la razón se le escapa lo que es intangible, inasible, inmensurable. Y no me cabe duda de que eso que tenemos en la cabeza, esa razón de la que tan orgullosos estamos, ese sentido común que nos parece tan certero, no es más un enorme colador al que se le escapan tantas y tantas cosas…

    Estoy convencido de que de hay que intentar, al menos de vez en cuando, salir de los esquemas racionales, lanzarse al vacío, creer en los milagros, andar en la oscuridad… Porque quien no espera lo inesperado, jamás llegará a encontrarlo.

    Saludos.

  37. Epaminondas dice:

    Estimado Javi,

    Das en el clavo una y cien veces con tu extraordinaria serie de comentarios. En este caso justamente mi mente anda algo alborotada con esas mismas cuitas por estos mismos días, de tal forma que no puedo resistirme a manifestar mis propias y modestas aproximaciones al respecto.

    Reivindico el valor y la importancia que para el hombre tienen las construcciones de su mente –de su alma- a pesar de no poder ser certificadas empíricamente. “El sueño de la razón produce monstruos”, ¿qué duda cabe para quien mira el pasado y el día a día del hombre?. Me resisto a pensar que el único dios posible se llame “Ciencia”, pues esta, de no venir acompañada por ideas que moderen y den sentido a sus obras, “progreso”, podría conducir no a la felicidad sino a la esclavitud, la vejación, o el dolor. Nada de esto es ajeno a nuestra historia. Lo material debe dejar un sitio, al menos un hueco, para lo espiritual.

    En ese mismo sentido se expresa en su última carta encíclica “Spe Salvis” el Papa Benedicto XVI. Esta encíclica la leía yo hace muy pocos días, quedando de nuevo sorprendido por la clarividencia y calidad del pensamiento de Josef Ratzinger, capaz de defender con grandísima profundidad intelectual la necesidad de Dios aun en estos tiempos poco propicios. El hombre necesita completar de alguna forma el ciclo de preguntas trascendentes que provoca su existencia racional, de esta forma, aquellas cosmovisiones que no ha dejado espacio para un cierto misticismo provocan un desasosiego que la no puede ser vencido por la mera fe ciega en la ciencia y el progreso.

    Con ello no desprecio el camino de la ciencia, una de las más sólidas, necesarias, admirables, y provechosas conquistas del hombre en su historia, solo afirmo que no es suficiente.

    Un abrazo.

  38. Epaminondas dice:

    En cuanto a la mágnifica letra de la canción de Aute -que desconocía- creo que abunda de forma clara en lo comentado por todos nosotros.

    Aunque mi interpretación pueda ser discutible, creo que se aprecia el vacío que deja el desplome de una concepción que intentó organizar el mundo científicamente y fracasó, situa la fecha: el fin de la historia, Fukuyama. A pesar de reconocer su error, esto no le enmienda, solo le queda la añoranza de aquel sueño que fue, un vacio no reemplazable pues no puede caer en manos de sus antiguos enemigos. En este mundo que ya no tiene norte se pregunta como hizo Dios para vencer.

    Hermosa canción pese a lo desesperanzado de su mensaje.

  39. Javi_LR dice:

    Qué exposición tan clara y atinada, Cavilius. Da gusto leerla, de principio a fin. ¿Era Nietzsche quien hablaba de filósofos preplatónicos en vez de presocráticos, verdad? Sí, quizá tengáis razón. Hay algo en Sócrates que elude todo pragmatismo. Aunque nadie me quita de la cabeza que fue él quien prendió la llama más evidente con la dialéctica más poderosa. Autodestructiva, sí, pero poderosa; deconstructiva, digamos: era éste un análisis terriblemente racional. Y supongo que esa licencia filológica se te concederá, pues nada dices que no sea cierto. Las dos palabras significan lo mismo y, paradójicamente, distan entre sí lo que puedan distar un libro de poemas con un libro de auto-ayuda (que como bien dice un amigo, el “auto” debe de hacer referencia al autor, que es al que ayudamos comprando el libro); esa es una de las riquezas del pensamiento griego: su lengua.

    Por lo demás, pues chapó por la intervención. Es de un interés muy especial y muy clara en sus planteamientos.

    Epaminondas, muy acertada tu visión de la canción: ciencia como decadencia, decadencia como ciencia; aquella que hace al progreso, en suma, decadencia. Toda una contradicción, tanto esto último como lo primero. La canción es riquísima en matices, porque hay unos cuanto más. Aute es un canto a lo irracional y lo inefable desde una razón crítica y lúcida.

  40. davide dice:

    «Spe salvis», uhmm. Que buen reclamo para una campaña electoral del PP.

  41. Epaminondas dice:

    Jeje, bueno entonces sería «Pp salvis».

  42. cavilius dice:

    Ja ja, pues no sé qué decirte, Javi_LR, porque acabo de releer mi comentario y no m’enterao de ná. Y sí que es probable que fuera Nietzsche el que dijera eso porque le cuadra, pero no tengo ni idea. Ya sabes que tengo poco de filósofo y aun menos de nietzscheano. Aunque el Así habló Zarathustra hay que leerlo, hay que leerlo.

    Saludos.

  43. cavilius dice:

    Vaya, pues no sólo dijo eso Nietzsche, sino que Los filósofos preplatónicos fue el título de unas lecciones que preparó en su juventud. Estoy hecho todo un filósofo googleano, sí señor.

  44. Pepe dice:

    Sin tener ni remota idea de lo que estáis hablando, ni saber quién es Aute ni qué cantan Los filósofos neoplatónicos (¿será un grupo de rap?)me voy a permitir citar una novela de Laurent Gaudé: El legado del rey Tsongor. Se desarrolla en el imaginario reino de Massaba, donde el rey Tsongor es incapaz de evitar una guerra que se desencadena a causa de una mujer. Todo muy homérico y muy mitológico, pero en África.

  45. Aquiles dice:

    Estupenda novela, Pepe; «El legado del rey Tsongor» es una novela que seguro gustará a la mayoría de hislibreños. Homérica, mitológica, trágica – muy al estilo de las tragedias de Shakespeare – y bien escrita.

  46. Epaminondas dice:

    Tomo nota.

  47. Clío dice:

    Gracias Pepe, esta novela se me habia olvidado y eso que queria comprarla despues de leer el Sol de los Scorta, gracias por recordarlo y además con la aprobación de Aquiles, otra para los Reyes Magos (cargaditos van a venir, ¡pobres!).Saludos

  48. cavilius dice:

    Quien no se haya percatado aún, percátese:

    Las estupendas cabeceras que vienen apareciendo en Hislibris las ha hecho la misma persona que ha ilustrado los relatos de El camino de los mitos. Así que, si gozan Vds. con unas, sírvanse gozar también con las otras.

    Denle pues deleite a la vista con la contemplación de los dibujos, y al espíritu con la lectura de los relatos.

    Saludos.

  49. Javi_LR dice:

    Gracias, Cavilius. Para qué os voy a engañar, la verdad es que estaría bien que lo compraseis, creo que lo disfrutaríais. Pero claro, qué voy a decir yo.

  50. Nuruialwen dice:

    Y yo…

    Mil gracias más, Cavilius, primero por la presente reseña, ya que no llegué a decírtelo en su momento, y después, por este último (e inesperado) mensaje.

    En fin, bueno, y que os dejo el enlace a las ilustraciones en cuestión, por si os apetece echar un vistazo (son las once primeras del árbol de la izquierda…).

    Ilustraciones para «El Camino de los Mitos»

    Y reitero (con toda la subjetividad del mundo, me temo, pero no sin fundamento, yo creo) que «El Camino de los Mitos» merece mucho la pena; como dice y dijo Javi (por cierto, que ya no sólo, obviamente, por la reseña: vaya hilo éste, vaya hilo…), lo disfrutaríais, ya lo creo.

    Y ya paro, ya…

  51. Javi_LR dice:

    El próximo día 4 de abril presentamos el libro en Valencia. Los que estéis por ahí seréis más que bienvenidos. Animaos. Os dejo un vínculo con la super-invitación:

    Anverso —- Reverso

    Y un vínculo para que lo compréis. No me seais tacañones, que está bien de precio para lo que es y el envío es gratis, a las 24 h.

    Compra el Camino de los mitos.

    Y nos ayudaréis mucho, y lo disfrutaréis, y os estaré eternamente agradecido, y…

  52. Sito dice:

    Mi pareja me regaló este libro hace unos meses, y la verdad es que me ha encantado y fascinado. Es un buen libro para reflexionar y para disfrutar con una agradable lectura.

    Bueno Javi_LR, intentaremos ir el día 4, no todos los días se tiene la oportunidad de ver la presentación de un libro, y sobre todo, un libro que se nota que está hecho con cariño y mucho trabajo. Por cierto, si puedo ir espero que se firme mi ejemplar, jeejejej

  53. Antonio Penadés dice:

    Fue un placer tener durante un par de días por Valencia a Javi, a Manuel Valera, a Sandra Delgado (la ilustradora del libro) y a Nacho. El camino de los mitos me ha parecido un proyecto interesantísimo. Sólo pondría un pero: no estoy de acuerdo con que «Te visitará la muerte», de Fernando Lafuente, haya quedado en el décimo lugar. Supongo que será por su supuesta poca relación con la mitología griega, pero me pareció un relato sobresaliente en todos los aspectos.

    Quedo a la espera del siguiente proyecto de Evohé. Un abrazo, Antonio

  54. Javi_LR dice:

    Ay que fastidiarse. Pendiente de todos los mensajes y este se me pasa.

    Gracias a ti, Antonio. La verdad es que hicisteis de nuestra estancia allí algo especialmente agradable. Llenaría esta entrada de agradecimientos y no sé cómo podremos corresponder del mismo modo a esa hospitalidad de la que fuimos objeto. ¡Bendita hospitalidad mediterránea!

    Y pedazo de Museo que tenéis. Aún estoy sobreponiéndome a la impresión. Tenemos que hacer un especial de él en Hislibris; sé que iba a encantar por estos lares.

  55. Nuria Salvador dice:

    Primeramente, quiero felicitaros por el proyecto editorial, por la reseña y por la pasión que ambos rezúman.
    El Camino de los Mitos me ha sorprendido muy positivamente. Esperaba encontrarme con una recopilación típica, mejor o peor presentada, pero ya sabida. Y en lugar de eso me encontré leyendo una versión nueva, una visión renovada de los mitos desde distintos puntos de vista, todos frescos y ligeros, cotidianos, en los que prevalece la humanidad de aquellos dioses, semidioses y héroes que fueron, sobre la mitología que ha quedado. Esta novedosa sencillez construye un puente de dos direcciones que acerca al lector a aquellas complejas filosofías de la antigüedad y, al mismo tiempo, trae la magnitud de sus creencias hacia nosotros, la sociedad en la que lo antiguo es sinónimo de poco inteligente.
    Sinceramente, creo que este libro debería divulgarse por los institutos como una estupenda herramienta para acercar el mundo clásico a los chavales, que tan lejanos se sienten del mundo clásico, y mostrarles que, al final, hombres fuimos y hombres seremos y los mitos, como creación nuestra, humanos son igualmente. Felicidades.

  56. Javi_LR dice:

    Vaya, Nuria, de verdad, no sabes cuánto me alegro de que te haya parecido así, tal cual lo cuentas, porque es lo que el volumen se propone: el camino que han recorrido los mitos hasta nuestros días y cómo se ven y se asimilan en la actualidad, unas veces de manera canónica, otras, de manera novedosa y original, incluso en confrontación con el clasicismo, pero siempre humanas, pues el camino, a fin de cuentas, lo recorremos nosotros con nuestra visión subjetiva.

    ¿Qué tal tú, por cierto, con tus proyectos? ¿Veremos pronto alguna novedad al respecto, Nuria? Te deseo mucha suerte.

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