EICHMANN EN JERUSALÉN – Hannah Arendt

Eichmann en Jerusalén Bueno, me lanzo con mi primera propuesta en este blog. Allá va.

Hace pocos meses ha aparecido en Bolsillo una reedición de este libro publicado en los años 60, y escrito por la politóloga alemana Hannah Arendt a raíz de la «captura» de Adolf Eichmann en Argentina por miembros del Mossad y su posterior traslado y juicio en Israel.

A partir de este juicio, la autora, ella misma judía y exiliada tras el ascenso de Hitler al poder, describe no sólo la máquina burocrática creada por la Alemania nazi para llevar a cabo la Solución Final, sino la personalidad del encausado, todo ello con una perspectiva que aún hoy resulta sorprendente.

Adolf Eichmann fue un funcionario de alto rango del partido nacionalsocialista, miembro de las SS y responsable de la logística de transportes del Holocausto. Pero la polémica reside en que lejos de las aproximaciones típicas a los dirigentes nazis ( monstruos, inhumanos, etc) la autora describe a una persona terriblemente normal, uno más de entre tantos burócratas alemanes que, a fuerza de eficiencia y obediencia pretendían escalar en la pirámide del poder estatal. Un hombre ordinario, despreciado por muchos de sus colegas y jefes, inofensivo y hasta contrario al uso de la violencia en lo cotidiano, que simplemente mostró ser muy eficiente en las tareas que se le encomendaban.

El libro expone varios temas que no suelen ser tratados y que en mi opinión tienen mucho interés, entre los cuales destacan dos, ambos muy controvertidos.

1) ¿ Hasta qué punto llegó la colaboración de las autoridades sionistas? ¿por qué no se rebelaron al Holocausto?, ¿por qué apenas hubo reacciones de resistencia ?

Eichmann fue uno de los principales interlocutores nazis del movimiento sionista, con quien se estudió la posibilidad de facilitar la emigración judía a Palestina y la creación de un estado judío en el Este de Europa, antes de la puesta en marcha de las deportaciones masivas y la adopción de la Solución Final.

De acuerdo con los fines del sionismo, Arendt cuenta cómo parecía más importante salvar de la Alemania nazi los capitales judíos, permitiendo el desarrollo de su empresa, que las vidas de los judíos pobres, o ineptos para el trabajo o para la guerra, lo que hubiera supuesto una carga. El proceso de Eichmann descubrió los mecanismos de estas connivencias, de estos intercambios entre judíos sionistas útiles para la creación del Estado judío (personalidades ricas, técnicos, jóvenes aptos para el ejército, etc.) y una masa de judíos menos favorecidos, abandonados en las manos de Hitler.

En compensaclón por su reconocimiento oficial como únicos representantes de la comunidad judía, los dirigentes sionistas se ofrecieron para romper el boycot que pretendían realizar todos los antifascistas del mundo. Hasta qué punto llegó la colaboración entre Eichmann y los sionistas, unidos por ciertos fines comunes, es para mí uno de los aspectos más tenebrosos del libro.

Eichmann es asímismo el artífice de la creación de los Judenräte, consejos judíos que colaboraban en las deportaciones facilitando la identificación de los habitantes de los guetos, confeccionando la lista de personas a deportar, inventariando sus bienes, etc. Para el que no conozca la existencia y papel jugado por estos consejos, el libro supondrá una tremenda sorpresa. Arendt demuestra cómo casi todos ellos traspasaron el límite entre «ayudar a huir» y «colaborar en la deportación» de sus representados, sin que la excusa del mal menor pueda ser admisible, dado la raquítica cifra de sobrevivientes (de acuerdo con la autora, en Hungría se salvaron 1.684 judíos gracias al sacrificio de 476.000 víctimas). Las razones de esta colaboración me siguen resultando inexplicables.

2) Lo anterior no exime de responsabilidad a quienes cometieron las atrocidades, empezando por el propio Eichmann. Pero el retrato de este personaje, no más que un funcionario meticuloso, se diluye en la descripción de una maquinaria burocrática donde lo abyecto se convierte en algo rutinario, desapasionado y banal. De hecho, el libro se plante como un Ensayo sobre la banalidad del mal. Eichmann no dió muestras de sentir odio o desprecio por los judíos, y en realidad parece más un producto de la casualidad que de la culpa, una pieza intercambiable en un sistema que convierte al hombre en funcionario dispuesto a participar con eficiencia en el crimen.

Este retrato del hombre moderno, indiferente y despasionado, es para mí lo mejor del libro, y Arendt lo lleva a cabo con sobriedad y elegancia, empequeñeciendo al que se presentaba en el juicio como un monstruo cruel y sanguinario.

El libro toca muchos otros temas – como la notoria falta de resistencia a los crímenes entre los alemanes o la colaboración de casi todos los países europeos: de hecho, la autora demuestra cómo en aquellas naciones en donde hubo una oposición decidida a la deportación, los nazis carecieron de la convicción necesaria para doblegarla. Y todo ello con una claridad y una falta de sensacionalismo dificil de encontrar en un tema como éste.

En resumen, un libro desasosegante que va más allá de la descripción de una época o un personaje, y que recomiendo a todos los que no quieran un mundo lleno de pulcros, obedientes y desapasionados eichmanns.

     

46 comentarios en “EICHMANN EN JERUSALÉN – Hannah Arendt

  1. admin dice:

    Tremendo post para empezar, sí señor.

    Lo cierto es que no tengo demasiada idea sobre este tema, ya que en la Segunda Guerra Mundial apenas he indagado, pero sí tengo entendido que huele bastante a podrido en todo lo relacionado con la creación del estado de Israel, que entiendo es a lo que te refieres en cuanto a las negociaciones y relaciones entre los nazis y las autoridades sionistas.

    Lo que sí que me sigue fascinando por más que intento asimilarlo, es cómo se pudo llegar a semejante situación de limpieza étnica con la más absoluta «profesionalidad», por parte de cientos, miles de personas, que como tú bien explicas en el caso de Eichmann, ni siquiera tenían nada en contra de los judíos.

    Cómo es posible que un movimiento como el liderado por Adolf Hitler consiguiera tener tanto éxito y que sus propios dirigentes no le pusieran freno.

    No sé, me cuesta imaginarlo.

    Richar.

  2. admin dice:

    Creo que a veces se comete el error de estudiar la segunda guerra mundial desde el prisma actual donde la opinión pública valora los derechos humanos. Sin embargo aquellos años de principios y mediados del siglo XX eran los años del «todo vale», con Stalin eliminando a todo sospechoso de oposición, España matándose hermano contra hermano o USA resolviendo una guerra a base de bombas atómicas sobre población civil. El concepto de derechos humanos es relativamente reciente y en aquellos años carecía de valor. Por eso la proliferación de tipejos sin escrúpulos como estos.

    compluto.

  3. admin dice:

    Ya, pero aún así sigo sin poder asimilarlo. No sé, leyendo ahora sobre la Primera Guerra Mundial, los motivos de los diferentes países me parecen «más asumibles»: el afán imperialista de algunas naciones, el intento de independencia de muchos estados pertenecientes a esos imperios, e incluso valores como el honor, o ayudar a los indefensos, que a comienzos del siglo XX aún se tenían muy en cuenta.

    Sin embargo, de la Segunda, sigue sin entrarme en la cabeza cómo se pudo poner en marcha una masacre de tal calibre. No ya la guerra entre países en sí, sino la auténtica cruzada antijudía que llevaron a cabo los alemanes.

    Richar.

  4. admin dice:

    Supongo que en cierto modo tiene algo que ver con los nacionalismos anteriores, pero sobre todo posteriores a la IGM.

    Para mí es muy revelador lo que cuenta Jon Juaristi en uno de sus libros, citando a no sé que autor del antiguo imperio austrohúngaro.

    Cuenta los momentos finales de un regimiento austrohúngaro disuelto tras el armisticio.

    Ahí va:

    <Los oficiales, provenientes de diversas nacionalidades del imperio, que hasta aquel momento se habían sentido "austriacos", se sienten de improviso pertenecientes a las nuevas patrias, que además se encuentran a menudo en una furibunda disensión recíproca. Con el fin del imperio termina también la fraterna solidaridad entre los oficiales, que se preparan para convertirse en enemigos o a dispararse entre sí. Cuando el coronel del regimiento muere y es sepultado, cada uno de estos oficiales echa un puñado de tierra en la tumba y, mientras la echa, dice en voz alta que echa ese puñado de tierra en nombre de su nueva patria, es decir, en nombre de Croacia, de Italia, de Checoeslovaquia, y así sucesivamente. Sólo el doctor Grün, el oficial médido, que es judío, echa un puñado de tierra diciendo «tierra de Austria». Los otros tienen una patria en la que pueden reencontrarse; el oficial médico judío, en cambio, no la tiene, porque ha perdido su única patria posible, precisamente por ser supranacional.> Nótese que las patrias invocadas por los oficiales de las diversas nacionalidades son nuevas, no antiguas patrias restauradas. Pero hay en la parábola de Csokor algo que creo aún más relevante: el único patriotismo que han conocido hasta entonces los oficiales en cuestión es el imperial. Checos, croatas o italianos, sin necesidad de negar su pertenencia a una nacionalidad concreta, han otorgado su lealtad a una patria común cuya desaparición es la verdadera causa que les impulsa a inventar (es decir, a descubrir, a encontrar) otras patrias supuestamente olvidadas, ancestrales, que han debido perderse para poder ser recobradas. En realidad, lo único que se ha perdido es el imperio, que es precisamente lo que Csokor añora al contraponer, mediante la figura del médico judío (el único de los oficiales que no tiene una función bélica, sino humanitaria), una idea supranacional y pacífica al chovinismo de las pequeñas naciones.

    En fin, cuando llega el momento de las Naciones, más te vale tener una o vas jodido.

    Javier.

  5. admin dice:

    Dice también este libro que Adolf Eichmann era un burócrata entre los burócratas, o sea que no estaba solo, y que muchos de los que le rodeaban, por arriba y por abajo del escalafón, eran tan normales, tan eficaces y tan obedientes como él mismo.

    Dice también este libro que los ejecutores de las órdenes terribles eran, pocos meses antes de ser asesinos, aplicados contables, diestros carpinteros, bucólicos guardianes de parques o entusiastas estudiantes de matemáticas, y que nada en sus vidas desvelaba su capacidad para el crimen, para la indiferencia, para el odio. O sea que eran, entonces, los vecinos del judío deportado y ahora mismo, tal vez, tus propios vecinos.

    Dice también este libro que lo que se cuenta en él ha pasado hace poco más de cincuenta años, y que todavía viven algunos de los verdugos y algunas de las víctimas, aunque muchos de los lectores y la mayoría de los que no lo son crean que nada tiene que ver con su propia vida, que esa amenaza es pasada y nos les incumbe, que el horror de la persecución ha quedado descartado para siempre, al menos aquí, al menos en su vida.

    Dice también este libro que hubo causas y hubo efectos, y hubo buenos y malos, valientes y cobardes, mezquinos y generosos, decentes e indecentes, amenazantes y amenazados. Tal vez hoy pasen las mismas cosas, tal vez muy cerca, tal vez aquí mismo.

    Por si el deber fuera seguir leyendo, seguir pensando.

    Anonymous.

  6. admin dice:

    La verdad es que eso es lo más inquitante. Hay por ahí un libro, «Aquellos hombres grises», que habla de las barbaridades cometidas por un batallón formado por hombres corrientes, de clase media y obrera, padres de familia de lo más ordinario. No eran miembros de las SS, ni tan siquiera afiliados al partido. Supongo que por eso el planteamiento resultará incómodo para los alemanes. Lo difícil es, en mi opinión, desligar lo específicamente alemán (de haberlo; creo que sí lo hay) de lo europeo, universal, etc. En cualquier caso, la maldad universal no puede ser una excusa para no hacer un examen de conciencia.

    Creo que Arendt es honesta al no esconder las implicaciones – la culpa – de los propios judíos en algunos casos, pero también es justa al distribuir esa culpa y designar a los principales responsables activos y pasivos, y no cae en relativismos.

    Seguir leyendo, pensando, es necesario. Pero creo que precisamente el caso alemán nos demuestra que eso no nos librará de repetirlo.

    Javier.

  7. admin dice:

    Un detalle más para ilustrar la sinrazón de ese momento histórico.
    Jorge Semprún, en su libro «El largo viaje» narra su estancia en el campo de concentración (que no de exterminio) de Buchenwald. En el momento de la liberación del campo, Jorge Semprún reflexiona con un prisionero comunista sobre el futuro del campo. Éste le dice que él y sus camaradas deben prepararse para su reconversión en un «gulag». Terrorífico.

    chundareta.

  8. admin dice:

    comentario de Hegel en su «Fenomenología del espíritu»: los periodos felices de la humanidad carecen de historia.

    chundareta.

  9. admin dice:

    Me parece que la expresión de Hannah Arendt banalidad del mal ha sido muy bien acogida por el común, como si en ella estuviera alguna explicación importante e inédita sobre lo sucedido en el régimen nacional socialista y tal vez, por extensión, en cualquier régimen totalitario contemporáneo.
    Pareciera que esa feliz construcción semántica llevara implícita en sí misma (dónde si no) la doble dimensión de la eficacia técnica y la irrelevancia moral, que son los atributos más destacados de la "solución final", según algunos autores. Se mata pues porque, previa deshumanización de la víctima, la química mata muy bien y no deja rastro moral. En este mismo sentido los nazis desarrollaron, con evidente espíritu práctico, un mañoso sistema de organización y delegación de funciones que permitía inhibir la capacidad de reacción de los engañados camino del holocausto y también beneficiarse del ansia animal de supervivencia de víctimas pospuestas, para endosar la ejecución material de las tareas más penosas y más brutales. El mal ya no es el mal del Antiguo Testamento sino una tarea incómoda y rutinaria.

    Los inductores, los decisores y los ejecutores comparten una insensibilidad que es común a cada eslabón de la cadena. Etcétera.

    Falta por pensar si hay alguna relación entre estas cosas y la muerte de Dios de Dostoievski o el gran hombre de Nietzsche. También sobre otras posibles banalizaciones del siglo y de hoy: la cultura, el sexo, la moral, el arte, etc.

    BlancaTV.

  10. admin dice:

    Creo que la expresión triunfa porque ayuda a entender la manera en que se realizan y asumen determinadas actos en un sistema burocratizado, que hace del ciudadano un funcionario que lo mismo gestiona el envío de cajas de tulipanes que de trenes de prisioneros hacia un campo de exterminio. No se trataría tanto de la banalidad con la que Eichmann u otra persona en concreto encarase su tarea, sino de la burocratización del mal, de su institucionalización como algo inherente al sistema. Supongo que el desencantamiento del mundo, la secularización o como lo queramos llamar, ayuda al proceso, y si a él añadimos determinados planteamientos filosóficos de conveniencia ­ el superhombre, la bestia rubia y demás- nos encontramos con el pastel.

    Porque para mí la cuestión es por qué esa eficacia indiferente no se encauzó para construir adosados a los judíos sino para matarlos, y la verdad es que para responder a esa pregunta la banalidad sólo nos ayuda como causa necesaria, pero no suficiente.

    Otra cosa es que bajadas del pedestal muchas de las ideas y principios por las que la gente estaba dispuesta a matar y morir, el resultado sea muchas veces una aproximación banal a los grandes temas, pero es algo que no me parece del todo negativo, en la medida en que supone un sano escepticismo. El problema, claro, viene cuando ese escepticismo cede a la pasividad, pero entonces más que al ocaso de los dioses, decía alguien, habría que temer al surgimiento de los titanes. Que al final son quienes sacarán partido de todo esto.

    Javier.

  11. Germánico dice:

    Hola a todos.

    Adolf Eichmann actuó como secretario de la Conferencia de Wansee (20 de enero de 1942), hito de la Historia Universal de la Infamia. En esta reunión (en la que estaban, por cierto, muchos funcionarios de carrera alemanes no afiliados al partido nazi), presidida por el frío y eficaz Heinrich Heydrich, se tomó la decisión de sacar adelante la Solución Final a través del Zyklon B y los campos de exterminio (hasta entonces, «sólo» campos de concentración). Es decir, se puso en marcha el complejo industrial de la muerte, abandonando las sabias costumbres artesanales.

    También se estableció allí qué era un judío, qué era un mezclado («mischlin» o algo así era el término jurídico utilizado), qué hacer con los judíos ganadores de una Cruz de Hierro en la PGM, qué hacer con los judíos casados con arios (caso del gran Viktor Klemperer) y una larga serie de cuestiones criminales. Todas tratadas aséptica y burocráticamente: uno de los rasgos más aterradores del nazismo.

    Si el asunto os interesa, hay un libro que está muy bien: «La villa, el lago, la reunión», de RBA (no recuerdo el autor y no lo tengo a mano ahora mismo, pero seguro que en «internete» lo localizáis). Incluye el Protocolo redactado por Eichmann. Según parece, este individuo no mató a nadie con sus propias manos. De hecho, al parecer la única vez que se alteró durante el juicio fue cuando lo acusaron de matar a golpes a (creo) un niño, villanía que no fue recogida como probada en la sentencia. Estas «manos limpias» no fueron insólitas en el nazismo. De hecho, Höss, uno de los comandantes de Auschwitz, no se consideraba a sí mismo un criminal por la sencilla razón de que no había matado a nadie con sus propias manos. En fin…

    Ojo con Hannah Arendt. Se marchó de Jerusalén antes de que Eichmann declarara. Además, recomendó la no publicación de un texto por la Universidad de Harvard (creo), de la que era asesora. Tal texto es, ni más ni menos, «La destrucción de los judíos europeos», de Raul Hilberg (100 euritos de nada), considerado por los especialistas como el estudio «definitivo» del Holocausto. No sólo eso: en la primera edición de «Eichmann en Jerusalén», la autora, pese a haberlo utilizado, no cita este libro en la bibliografía; sí lo hará en ediciones posteriores.

    Espero que esta batallita os sirva de algo.

    Saludos.

    Pese a

  12. Germánico dice:

    El autor del libro que cito es Mark Roseman.

    Saludos.

  13. richar dice:

    Gracias Germánico por ilustrarnos. La verdad es que con lo poco erudito que soy yo en este tema (como en casi todos), me tengo que quedar con los escalofriantes comentarios que reseñas sobre la frialdad con la que estos tipos decidían sobre la vida y la muerte. Es algo que me pone la carne de gallina…

    Saludos,
    richar.

  14. javier dice:

    «Un conjunto de documentos desclasificado este martes revela que la CIA mantuvo oculto el paradero del criminal de guerra nazi Adolf Eichmann durante la década de los 50, debido a que éste podría haber expuesto los planes secretos contra el comunismo en la antigua Alemania Occidental (…)

    Las autoridades de EE UU no hicieron nada por capturar a Eichmann, ya que temíanque éste pudiera revelar información comprometedora acerca de Hans Globke, un ex alto cargo en la administración nazi que después se dedicó a ayudar a EE UU a coordinar iniciativas anticomunistas en la Alemania Occidental»

    Es noticia de hoy en El País:

    http://www.elpais.es/articulo/internacional/CIA/encubrio/criminal/guerra/nazi/durante/guerra/fria/elpporint/20060607elpepuint_3/Tes/

    Saludos

  15. Germánico dice:

    Hay todavía muchísimos misterios de posguerra por resolver. Poco a poco, con la desclasificación de documentos y la apertura de archivos restringidos, van saliendo estas miserias.

    Saludos.

  16. Chuikov dice:

    Buenas!

    Desde hace unos diez días conozco este blog, y me ha parecido un regalo. En primer lugar me gustaría felicitar a los miembros del mismo, porque me parece muy interesante.

    Ya estoy resgistrado, pero no sé por qué desde este PC no puedo hacer el login.

    El caso es que este libro lo leí hace unos 8 o 9 años; quizás fue el primer libro que leí sobre la Segunda Guerra Mundial ( tengo 25 años) y no le saqué ni la mitad de lo que ha escrito el compañero Javier. Es más, no me acuerdo de la mayoría de las cosas.

    Pero sí que recuerdo un libro, que era pronunciado continuamente en en el texto, el de Raul Hilberg. Era referenciado a diestro y siniestro. Por eso me ha sorprendido lo que dice Germánico sobre Arendt. Estuve buscándolo , pero nada. Era imposible. Ya me di cuenta de que no estaba en español y «mi gozo en un pozo».

    A ver si junto 100 euros para comprarlo, que ya se puede. ¿O me espero? Ya veremos.

    Además recuerdo que Arendt comentaba a veces el hecho de que algunas cosas que se nombraban en el juicio no podían ser demostradas. Muchas cosas; pero, aunque no se pudiera demostrar «¡era culpable!»; «Merecía un duro castigo».

    La anécdota que menta Javier sobre cuando Eichmann se sobresaltó también la recuerdo ( cómo olvidarla).

    Por lo demás, al final se me hizo algo pesado.

    Saludos

  17. richar dice:

    Un saludo Chuikov y bienvenido al blog.

    Gracias por tus comentarios hacia ésta que puedes considerar tu casa y esperamos verte por aquí a menudo. Seguramente Germánico o javier podrán aportar algo más que yo, que no he leído el libro.

    Un saludo,
    Richar.

  18. Ulises dice:

    Hola:
    ¡Se tendrá entonces una imagen medianamente global, leyendo a Arendt (Eichmann en Jerusalén, 1963), Rassinier (El verdadero juicio a Eichmann, 1962, El drama de los judios europeos, 1964) y a Hilberg (La destrucción de los judios europeos, 1961)?.
    Saludos.

  19. Germánico dice:

    Hilberg sigue siendo, a estas alturas, la obra de referencia sobre todo este asunto. Así que el que esté interesado y disponga de… esto… 115 euros (más o menos), que se lo compre. Aunque, por supuesto, hay muchos libros en español sobre el Holocausto muy interesantes y mucho más baratos.

    Por cierto, Chuikov: fíjate que hago la indicación de que es la primera edición del libro de Arendt el que no hace referencia a Hilberg, pero sí las posteriores. El dato creo recordar que lo tengo en casa y está extraído de una entrevista con el propio Hilberg. Lo miraré.

    Saludos.

  20. Chuikov dice:

    Sí , Germánico; lei tu post. Pero de todas formas digo que me extraña mucho que no nombrara a este señor cuando gran parte de sus referencias son a «La destrucción..».

    Es algo que me extraña, y no dudo con ésto de lo que dices. Algo raro tuvo que pasar entre Arendt y Hilberg.

    Por cierto, no tengo el libro a mano, pero habia un cuarteto de Brecht al principio, que me gustó. Incluso lo tuve como frasecita en algún foro.

    ¿Alguien lo puede rescatar?

    Si no el viernes lo escribo.

    Saludos.

  21. Germánico dice:

    Ya sé que no lo ponías en duda, Chuikov. Y sí, el asunto es realmente extraño, aunque podría resumirse en una frase: celos académicos. A ver si pillo la referida entrevista y te extraigo el comentario.

    El cuarteto que citas, ¿es el de «y cuando vinieron por mí, estaba solo», o algo así?

    Saludos.

  22. Chuikov dice:

    No es ese.

    ¡Bendito google! Lo acabo de encontrar. Es el siguiente, y estaba al principio del libro:

    ¡Oh Alemania!

    Quien sólo oiga los discursos

    que de ti nos llegan, se reirá.

    Pero quien vea lo que haces,

    echará mano del cuchillo.

    Saludos.

  23. Germánico dice:

    Bendito, sí señor. Yo me refería a este, también de Brecht:

    Cuando los nazis vinieron por los comunistas
    me quedé callado;
    yo no era comunista.
    Cuando encerraron a los socialdemócratas
    permanecí en silencio;
    yo no era socialdemócrata.
    Cuando llegaron por los sindicalistas
    no dije nada;
    yo no era sindicalista.
    Cuando vinieron por los judíos
    No pronuncié palabra;
    yo no era judío.
    Cuando vinieron por mí
    no quedaba nadie para decir algo.

    Saludos.

  24. Chuikov dice:

    Buff!

    Ese lo supera. ¡Buenísimo!

    A raíz de leer ese cuarteto de Brecht un día me hice con un libro suyo: Historias de Almanaque.

    Me gustó. Son historias cortas, de todo un poco. Cosas muy cortas que suelen dejar alguna pequeña lección.

    No es teatro, por si alguno ya lo imaginaba.

    También lo leí hace mucho tiempo. Vale 5 o 6 euros, así que lo aconsejo.

    Saludos.

  25. Socrates dice:

    Brecht, ¿Qué era?, ¿Sodomita?

  26. Rodrigo dice:

    En el siguiente sitio:

    ,

    una breve nota en que se alude a la polémica Arendt v/s Hilberg.
    ¿Serían realmente celos académicos? En todo caso, está claro que Arendt reconoció luego la autoridad de Hilberg en la materia.

    En rápida compulsa de mi edición de «Eichmann en Jerusalén» (Lumen, 2000) he encontrado dos referencias encomiásticas al libro de Hilberg: en p. 111 (donde figura la muy citada de «primera descripción clara de la maquinaria de destrucción» nazi) y en p. 179.

    Por otra parte, según lo poco que he encontrado al respecto, creo que, a su vez, Hilberg no entendió muy bien la tesis de Arendt sobre la ‘banalidad del mal’ en el nazismo. Acaso se confundiera, como le ocurrió en su momento a Martin Buber. Tuve la fortuna de asistir hace un par de años a un seminario realizado en Santiago de Chile sobre el pensamiento de Hannah Arendt; en lo que a mí concierne, comparto la evaluación hecha por esta pensadora acerca de la naturaleza del mal desplegado por los nazis, mucho más banal que demoníaco. Sucede que suele malinterpretarse esta tesis, creyendo que la intención de Arendt habría consistido en minimizar la terrible importancia del Holocausto. Nada más lejos de la realidad.

  27. Rodrigo dice:

    Uhm. Esa es la dirección a la que me refería.

  28. Rodrigo dice:

    Hola Germánico:

    Leí hace tiempo tu cita de Brecht y me pareció que me había topado en otra parte con un texto similar. Lo acabo de encontrar: en el libro “El III Reich en el poder”, de Richard Evans (Península, 2007, p. 235). Aparece atribuido a un pastor luterano de nombre Martin Niemöller, ex submarinista de la Primera Guerra Mundial que votó el ’33 por Hitler y luego le opuso objeciones religiosas. Fue uno de los líderes del movimiento Iglesia Confesional, que impugnó la nazificación del cristianismo y el ‘Párrafo Ario’ (en virtud del cual se pretendía excluir del protestantismo a todo descendiente de judío y a todo judío converso). Fue detenido en 1937, procesado, liberado en 1938 y vuelto a detener apenas salió de prisión. Confinado en Sachsenhausen primero y luego en Dachau hasta el final de la guerra.

    Buscando en google me encontré con que la autoría del texto -en verso o en prosa- es controvertida, siendo uno de los candidatos el escritor suizo Friedrich Dürrenmatt. Parece que en realidad es de Niemöller; el texto sería parte de un sermón.

  29. Rodrigo dice:

    En wikipedia hay información sobre este asunto:

    http://es.wikipedia.org/wiki/Martin_Niem%C3%B6ller

  30. TICO dice:

    MI ESTIMADO JAVIER, ESTE LIBRO SE VE BUENISIMO. HACE MUCHISIMO TIEMPO QUE LO BUSCO, PERO NO HE PODIDO CONSEGUIRLO ACA EN MI PAIS.HACE TIEMPO LEI LA PUBLICIDAD DEL LIBRO QUE VA A SACAR ISER HAREL, LIDER DEL GRUPO OPERATIVO DEL MOSSAD QUE CAPTURO A EICHMANN EN ARGENTINA, Y DEL CUAL SU SEGUNDO PROPOSITO, Y FALLIDO, POR CIERTO FUE LA CAPTURA DE MENGELE, «EL DOCTOR DE LA MUERTE», QUIEN SE REFUGIO EN SUDAMERICA POR CASI TRES DECADAS.EL LIBRO SE TITULO:»LA CAPTURA DE EICHMANN».OJALA ALGUIEN HAYA PODIDO CONSEGUIR ESTE. DE ARENDT LEI UN LIBRO, RELACIONADO CON LA CAPACIDAD DE MUERTE QUE PROVOCAN ALGUNOS GENOCIDAS POR SU IDEOLOGIA, SE TITULA»BANALIDAD DEL MAL».PRONTO VOY A HACER UNA RESEÑA DE UN LIBRO QUE ME PARECE MUY BUENO, TANTO EN LO BIOGRAFICO, COMO EN LE TRABAJO DE INVESTIGACION QUE HACE GERALD POSNER Y JOHN WARE, QUE SON LOS AUTORES.
    EL LIBRO SE TITULA » MENGELE, EL MEDICO DE LOS EXPERIMENTOS CIENTIFICOS DE HITLER».
    SUERTE

  31. TICO dice:

    UNA COSITA MAS , MI QUERIDO JAVIER, EICHMANN ES UNA CASO PARA ESTUDIAR MUCHISIMO, SU DOBLE PERSONALIDAD, YA QUE FUE CONSIDERADO UN CIUDADANO MODELO POR SUS VECINOS ALEMANES Y ARGENTINOS Y UN EXCELNTE PADRE Y ESPOSO POR SU FAMILIA. LA TOTALIDAD DE SU JUICIO SE PUEDE ENCONTRAR EN YOUTUBE, SUS DECLARACIONES, SOLO HAY EN INGLES Y ALEMAN.BYE

  32. carlos.assuncao dice:

    aprovecho ya que nadie lo menciono, para condenar a los secuestradores de Eichmann en Bs As, ademas de violar una decena de leyes, algunos hasta tuvieron la inmoralidad en su «doble» vida de dejar mujeres embarazadas, como ese integrante del grupo que era medico, en definitiva tan criminales como la supuesta victima

    si quieren diferenciarse de los animales nazis, no pueden actuar como ellos, vale tambien, por la situacion actual en medio oriente……

  33. Germánico dice:

    «una breve nota en que se alude a la polémica Arendt v/s Hilberg.
    ¿Serían realmente celos académicos? En todo caso, está claro que Arendt reconoció luego la autoridad de Hilberg en la materia»

    Perdona, Rodrigo, pero hasta hoy no había leído tu comentario. La «ayuda» de Hilberg efectivamente Arendt la reconoció, pero sólo a partir de la segunda edición de su libro. En la primera no aparece citado. Y sí, yo me temo que son puros y egoístas celos académicos. A veces, coño, parece que no tratan los investigadores de clarificar un asunto, sino simplemente de pontificar. Una actitud incomprensible, para mí.

  34. Rodrigo dice:

    Vale, Germánico. Seguramente tienes razón.

  35. Germánico dice:

    Je, je. Rodrigo, tu respuesta suena a «¡Cállate, pesado!». Un equivalente al «Zzzzzzzzzzzzz» que tanto usa Cavilius…

    Ojo que es una broma…

  36. cavilius dice:

    ¿Yo uso «Zzzzzzzzzz»?

    (Sí, ya, son las dos de la madrugada. Es que estoy de guardia).

  37. Rodrigo dice:

    Je, je.

    Como sea, no iba por ahí, mi respuesta. Es que me parece que lo de los celos académicos es -de verdad- la explicación plausible al caso.

    ¿No es Koenig, el que se duerme en el sitio?

  38. Rodrigo dice:

    Mmm, mi otro yo responde: no, no es él.

  39. Rodrigo dice:

    ‘¿¿??’

    Pues sí, estimado Koenig, tengo un otro yo, y es él -torpe y falsaria vertiente de mi yo escindido- el verdadero responsable de los absurdos desaguisados que, sin ningún sentido de la oportunidad, aparecen bajo el unívoco y muy insuficiente nombre de ‘Rodrigo’.

    Desde el diván, saludos transoceánicos.

  40. claudia dice:

    hola
    tengo que hacer un trabajo acerca de los juicios de jerrusalen y me gustaria a ver si me podiais recomendar algun articulo el cual hable acerca de la moral, en el sentido de lo necesario o no necesaria de la misma para llevar acabo el juicio de eichmann a pesar de todo lo que habia hecho etcc gracias

  41. Zambullida dice:

    La reseña me ha sido de gran utilidad. Estoy leyendo «Entre amigas», la correspondencia entre Hanna Arendt y Mary Mc Carthy y ya en la introducción se habla de la polémica en al que H. Arendt se vio envuelta a raíz de la publicación de este libro. Gracias.

  42. Pepe dice:

    Después de ver la película sobre Hanna Arendt he venido a para a esta reseña y este blog, que me han gustado mucho. Un saludo y enhorabuena.

  43. Farsalia dice:

    Qué pequeña gran película, Hannah Arendt… de lo mejorcito de 2013.

  44. Philip Chu Joy dice:

    Que tremendo que sea el 2021 y se pueda apreciar un buen análisis sobre esta lectura hecho 16 años después, en definitiva Eichmann era alguien que cumplía lo que para él estaba bien, de acuerdo a su norma que era de cumplir órdenes; aunque inexplicablemente algunos actos son a «favor» de los judíos, sin embargo la desalmada actitud y apariencia de este personaje (que en realidad lo hacía por cumplir órdenes al pie de la letra) nos deja sorprendidos.

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