DRAGONES DE FRONTERA – Gregorio Muro Harriet, Iván Gil y Garluk Aguirre

No es que esté oculta, no, pero existe una parte de la Historia, cuando América pertenecía en su mayor parte al imperio español, a la que la mayoría de la sociedad ha dado la espalda o pasa de puntillas. Si bien los hechos de los conquistadores son bastante conocidos (y juzgados con bastante dureza por muchos, hasta el punto de llegar a derribar estatuas sin saber muy bien por qué), la parte más asombrosa, el mundo que se creó tras la conquista y se mantuvo durante varios siglos, es prácticamente desconocido. Sin embargo, son varias obras ya las que han intentado divulgar sobre el dominio español en América, y debo decir que cada vez que me he acercado a estas obras me he llevado una muy agradable sorpresa: la sorpresa del descubrimiento. Pienso ahora en libros como Banderas lejanas de Fernando Martínez Laínez y Carlos Canales Torres o los cómics de El Coyote (de hecho, pienso en el número 5, El español, en el que recuerdo que un caballero de Cádiz llega a California y se sorprende al encontrar una taberna en la que sólo hablan en inglés y no atienden en español, cosa que yo de pequeño no entendía), y, que en mi caso, me sirvió para conocer a quizás la figura más legendaria de las inmensas fronteras del virreinato de Nueva España: los dragones de cuera.

Pues bien, la obra de la que nos disponemos a hablar toma precisamente la figura de los dragones de cuera y los coloca en el centro de una historia fronteriza, un “western” que transcurre siglos antes de que se inventen los “westerns”, quizás en una justísima reivindicación de que, las historias fronterizas debieron ser forjadas en español, y no en inglés. De ahí el primer acierto de la obra: su título.

Que América era un mundo diferente ya lo muestran los propios dragones de cuera. Jinetes del siglo XVIII que combinan el uso de caballos con barda, el sombrero de ala ancha tipo cordobés, armas de fuego, lanzas y adargas, esos escudos heredados de los andalusíes, ya en desuso en las guerras europeas, y con unas protecciones pensadas para las flechas enemigas, algo que ni siquiera se concebía en la Europa de la Ilustración. Los dragones de cuera son hijos de su tiempo y su espacio. Una asombrosa mezcla de tradición e innovación, y que permitieron, a pesar de su escaso número, controlar la inmensidad de las fronteras norte de la Nueva España. Fueron ellos los que llevaron el peso de la vigilancia y control de los territorios americanos, y también las relaciones con las tribus indias, a veces amistosas, a veces abiertamente hostiles.

Por lo tanto, la elección del momento histórico y el lugar geográfico para situar la historia nos parece acertadísimo. Los autores nos permiten imaginar cómo debió de ser aquel mundo tan extraño, rico y variado, donde en un pueblo podía oírse hablar castellano, catalán, vasco, francés y varias ramas de lenguas indias.

Dragones de la frontera es un álbum que reúne dos historias, entrelazadas entre sí: “El largo camino hasta Santa Fe” y “Cuerno Verde”, ambientadas en la Nueva España de 1779. La historia combina la presencia de personajes reales, como el gobernador Anza y el propio jefe comanche Cuerno Verde, con los protagonistas, los dragones de cuera del sargento Beitia, que comienzan la historia escoltando un convoy que se dirige a Santa Fe, hecho que va desencadenando toda la historia.

El guion me parece excelente por esa mezcla de Historia y ficción, excelentemente tejida no solo para provocar interés, sino para mostrar la riqueza de aquel mundo ya desparecido. La trama permite “desenrollarlo” ante nuestros ojos de una manera muy inteligente y nada forzada, y con una buena dosis de realismo dentro de la ficción en cuanto al contenido de las tramas, mostrando los problemas reales de la vida en aquellos tiempos, aderezada con unos personajes muy atractivos y bien construidos, con historias complejas que aspiran a eliminar un maniqueísmo fácil y poco realista. Y sobre todo, permite que adoptemos los múltiples puntos de vista de los intervinientes, tanto novo hispanos como indios de las diferentes tribus.

El dibujo me ha parecido brillante. En cuanto a los personajes, es preciso y muestra la variedad de indumentaria y equipo que podía verse por entonces en la Nueva España. Hay una viñeta que parece una foto de promoción en la que vemos: un caballero español con sombrero de ala ancha, algunos dragones con el sombrero cordobés y la cuera, un fraile y hombres y mujeres indios de dos tribus distintas. Todos diferentes. Todos únicos. También muestra el dibujo mucha expresividad en los rostros de los personajes, permitiendo transmitir las emociones de la historia: miedo, valor, incomprensión…

Los caballos son estupendos, y se diferencian muy bien los de los novo hispanos y los capturados por los indios, tanto en el modo en que son jaezados o como son montados. Las escenas de acción están muy bien dibujadas también, con mucho movimiento, y tienen mucho protagonismo. Y los paisajes, como en toda historia fronteriza, adquieren un protagonismo esencial, y los autores han sabido captarlo. El cómic combina muy bien primeros planos de los personajes con grandes viñetas mostrando el paisaje y, dato curioso, jugando inteligentemente con la posición de los puntos de fuga y la proporción de cielo y tierra de la perspectiva, usándolo para transmitir diferentes sensaciones: calor, aislamiento, sed, inmensidad, belleza…

Y la clave para todo esto es también el color, que es una maravilla. El colorista se ha lucido en la rica gama de tonos diurnos, permitiendo distinguir entre las luces a mediodía, las de la tarde, las de la noche y los interiores iluminados. Hay bellos atardeceres, noches oscuras, escenas alrededor de las fogatas, con los rostros iluminados desde abajo… A destacar unas preciosas viñetas de paisajes al amanecer en tonos rosados, que casi te permiten oler la hierba fresca de la pradera, y una viñeta donde se ve un pueblo indio con el cielo cubierto de nubes de tormenta, al que llega el último rayo de sol antes de que el cielo se cubra del todo, a modo de augurio. Brillante. Y también una preciosa viñeta con jinetes indios en primer plano, y que sin embargo el colorista “difumina” con una discreta gama de morados, para que la vista se vaya al fondo de la imagen, al poblado de tipis decorados con colores brillantes, situado en la ribera de un río, con los verdes de los árboles, y los azules del agua y las montañas al fondo.

En resumen, tenemos ante nosotros un cómic magnífico, que es también una invitación a un viaje, altamente recomendable y que espero que solo sea el principio de una larga historia de la frontera.

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Gregorio Muro Harriet (guion), Iván Gil (dibujo) y Garluk Aguirre (color), Dragones de frontera. Urnieta, Harriet Ediciones, 2021, 120 páginas.

     

2 comentarios en “DRAGONES DE FRONTERA – Gregorio Muro Harriet, Iván Gil y Garluk Aguirre

  1. Vorimir dice:

    Un cómic estupendo que fue un finalista más que digno y que estuvo luchando por el premio Hislibris hasta casi la foto finish. Y una no menos buena reseña. ;)

  2. Javier dice:

    Excelente reseña para un cómic fantástico. Me avergüenza decir que no conocía a Gregorio Muro Harriet hasta hace unas semanas, y me parece incomprensible que alguien de su talento no haya tenido más visibilidad en España, cuando sí la ha tenido en Francia donde ha publicado historias con unos guiones extraordinariamente bien elegidos: Justin Hiriart sobre balleneros vascos, Vergüenza y Olvido sobre la guerra de Filipinas, Sudor de Sol sobre la conquista de América, en fin, historias de nuestra Historia con unos ángulos muy interesantes y muy bien tratados. Es un tipo súper recomendable al que seguir la pista.

    Poco que añadir a esta reseña, salvo destacar el anexo explicativo que tiene el cómic, donde se hacen una serie de apuntes históricos de mucho interés y, con un raro rigor y honestidad intelectual, se aclara que algunos hechos reales están reubicados en la trama en aras de la narrativa. Ya solo este anexo da la medida de que estamos ante un autor distinto y con una aproximación y un respeto a la Historia – y al lector- de quitarse el sombrero.

    Como bien dice la reseña, el cómic muestra cómo el primer western o las primeras historias de frontera estuvieron protagonizadas por españoles, algo que no recordamos bien porque pocas veces se cuenta. Borja Cardelús y su América Hispana es de los pocos que ha tratado bien el pasado y legado español en lo que luego fue EEUU. Realmente fueron gente de frontera, pero venían también de serlo: los novo hispanos tenían siglos de reconquista a sus espaldas y muchos de ellos venían de pueblos acabados en » de la frontera», por tanto me pregunto cómo esa mentalidad que llevaron influyó, ayudó o condicionó su relación con los demás pueblos de América.

    El cómic se centra en personajes vascos y por una buenísima razón que explica en el anexo – además de que el autor es de Hernani y hace lo que le place y me parece muy bien- pero la aparición de voluntarios catalanes o de apellidos castellanos y la intención – que al menos yo encuentro- de recuperar esa historia común, con rigor y un orgullo sensato, sin patrioterismos cacharreros, es también, en mi opinión, muy de agradecer.

    Lo dicho, excelente cómic y fantástica reseña.

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