DISCURSO DE MI VIDA – Alonso de Contreras

LA CORBETA MOSCA - Luis Delgado Bañón«A cenar con Cristo o a Constantinopla (Alonso de Contreras)

En este mundo que ha sido hollado por cientos de miles de millones de humanos durante  siglos y siglos han existido en cada época cientos de héroes, unos recordados con fechas y nombres; otros anónimos que solamente dejaron una fugaz aparición gloriosa para dicha de sus allegados. Ha habido héroes del momento, providenciales en su aparición y rápidos en su ejecución; otros han inundado nuestra imaginación con mil y una quimeras pero que al arañar un poco la superficie de su vida nos hemos encontrado con que solo eran héroes de cartón piedra, auténticos fraudes que nos han llevado a profundas decepciones… Pero ha existido otro tipo de «héroe», el más común, que no ha tenido tanta fama, pero que ha ayudado con su sola presencia a levantar imperios y reinos, y a cambiar el destino de la Historia a regañadientes de la Musa Clío. Los ha habido a cientos, en ingente suma, y se les ha dado un nombre triste y desventurado: Los Héroes Cansados. Aquellos que a pesar de asombrar al mundo con sus hazañas, no deseadas por ellos, enfocan su estoica mirada al mundo y lo retan tan solo con un arma poderosa: su gallarda valentía. Por tanto, y a mi parecer, es de justicia, no sé divina o humana, que se reconozcan a estas personas. Su labor y trabajo. Su honestidad frente al mundo que los vio nacer y su dedicación a su corona, país o conciencia. He aquí, por ello, que les presento mi pequeño tributo a uno de estos héroes, Alonso de Contreras, presentándoles su libro autobiográfico Discurso de mi vida.

Es difícil comentar una autobiografía. No nos aparecen escritores intermedios, biógrafos que nos hablen del autor en cuestión sirviendo de puente entre el lector y el escritor. No tenemos más que la palabra del propio protagonista. Y muchas de esas veces son palabras engordadas de falsedades, mentiras, fabulaciones y hechos fantásticos. Nadie quiere quedar mal frente a la posteridad. Pero esta autobiografía que hoy humildemente reseño es la otra cara de la moneda. Una vida explicada desde la honestidad y la verdad, sin esconder ningún ápice de realismo y crudeza. No aparece ninguna auto-disculpa por parte de Alonso de Contreras que intente mitigar el único oficio que conoce, el bravo oficio de las armas. Su conciencia no permite enmascarar los hechos más horribles de su vida con frases grandilocuentes. Lo hecho, hecho está y no vale la pena sentir resquemor o dudas sino orgullo y honor por toda una vida de aventuras y peligros.

Una vida que tiene como telón de fondo la Guerra de los 30 años y los últimos coletazos del Imperio español. Alonso de Contreras relata, echando su vista atrás, en 1633, cuando tiene  ya 51 años, un auténtico rosario de aventuras y desventuras por toda Europa, Norte de África, y parte de Asia y America. Su currículum es impresionante: soldado de infantería en los Tercios Viejos, Capitán de Armada en el Mediterráneo y Caballería en Nápoles, Gobernador de la ciudad de L’Aquila y la isla de Pantalea, Caballero de San Juan, amigo de Lope de Vega (quien, incluso, le hizo una obra de teatro El Rey sin reino)… una vida que hizo que incluso, muchísimos años después, el mismísimo Ortega y Gasset considerara un verdadero milagro la existencia de las memorias de este aventurero, en razón de los peligros que había enfrentado.

Y en verdad que los peligros en que se vio envuelto nuestro capitán no fueron triviales. Gran parte de su vida estuvo envuelta en las guerras del Rey, sobre todo en esa contienda no tan gloriosa ni tan brillante como por ejemplo fueron las gestadas por los Tercios en todo lo ancho y largo del territorio europeo… la Guerra contra el Turco en las aguas del Mare Nostrum. Guerra no de entorchados y grandes sitios, sino de duras y carcomidas galeras en los mares del Levante a ritmo del compás del látigo del cuarteado cómitre. Guerra sucia, de trastienda, y no de esplendorosas formaciones tácticas en el fango de Flandes. Pero sí una guerra que consumió una gran parte de vidas en una auténtica sangría que agostó las ricas costas y patrimonios por parte del Imperio Sacrosanto Español. Aun así en ese conflicto no tan vistoso en el que se intentaba por un lado evitar las razzias de piratas berberiscos, y por otro minar la credibilidad del Gran Turco, se vieron grandes hechos de armas como la de la Galeta (1612), la enorme presa de navíos berberiscos en 1605 efectuada por el Marques de Villafranca en Gibraltar; la exitosa toma de Larache en 1610, e incluso los prestigiosos logros del Duque de Osuna al hostigar las galeras berberiscas por todo el Mediterráneo. Como diría Gonzalo Céspedes y Meneses en 1631: «Todos los hombres de experiencia claman y afirman que este remedio de los males de España pende de la defensa del mar».

Todos estos afanes se convierten en la espina dorsal, en la estructura esencial de esta autobiografía. A través de las vivencias de este aventurero podemos seguir el pulso del Imperio Filípico. La vida de este milite comienza abruptamente en Madrid en 1582, puntualizando muy pronto que es cristiano viejo «… sin raza de moros ni judíos, ni penitenciados (sus padres) por el Santo Oficio (…) y vivieron casados como lo manda la Santa Madre Iglesia…» y ya a los 14 años (debido a un apuñalamiento)  entra en el ejército nada menos que en los Tercios Viejos del Rey camino de Flandes, cosa que le place enormemente. Aun así muy pronto la llamada de la fortuna y la gloria lo llevan a lugares más cálidos, Nápoles y Malta, donde es apadrinado por el Gran Maestre de la Orden de San Juan.

En este punto asistimos a toda una clase magistral y sincera de Historia Naval en las Guerras contra el Turco mediante una narración vívida y rápida, sin grandes artilugios retóricos. A Alonso de Contreras solo le importan las aventuras y los hechos de su vida, y por ello sus correrías a lo largo de todo el Mediterráneo se nos ofrecen muy instructivas y entretenidas. En cambio en lo que se refiere a aleccionadoras no lo son tanto, pues el propio protagonista no se cuida mucho de escenificarnos las crudezas del mar, de las batallas, la sangre, las torturas… Aun así el propio Alonso no tiene remordimientos de conciencia, no se siente fustigado por el doloroso pasado, sino que como todo héroe cansado se toma el asunto militar con un estoicismo superior. No podemos juzgarlo por sus acciones, pues es hijo de su tiempo, sino por sus glorias. No siento ningún apego por el morisco y turco, sino que se ríe en la cara del peligro. Por ejemplo siendo ya Capitán de Fragata del Gran Maestre hizo copia de numerosos enemigos como Solimán de Catania. Este gran enemigo de la cristiandad incluso distribuyó por todo el Mediterráneo imágenes de Alonso de Contreras porque siempre acababa destrozando y humillando sus barcos. Incluso llegó a prometerle al propio Alonso «…hacer a seis negros que se holgasen con mis posaderas… (…) y luego me había de empalar».  Claro está, y es importante reseñarlo, Solimán ni los seis negros nunca consiguieron echar el guante a este aventurero sin par.  Aparte de contarnos con pelos y señales toda la dureza de la guerra en primera persona, Alonso no se  olvida tampoco de nombrarnos grandes hechos heroicos de su tiempo como, en la que estuvo presente, la derrota del Adelantado de Castilla en la Toma de la Mahometa.

Un poco cansado del mar, vuelve a España. A partir de aquí asistimos a toda una galería frenética  de hazañas a través de diferentes países como Portugal, Sicilia, los Estados Pontificios, e incluso llega a las costas de Turquía, a la boca del lobo. Y no se priva tampoco de hacer el viaje al lado opuesto del mundo, Filipinas y Cuba (viajes tal vez motivados porque a sus espaldas está siendo perseguido por El Santo Oficio).

Son cientos los hechos de armas de nuestro héroe, y por respeto a las limitaciones de la reseña, me tendré que limitar, disculpen vuesas mercedes, a hechos fugaces pero no por ellos menos importantes: después de tanto viaje aparece luchando contra una flota holandesa en las aguas de Gibraltar (1624); es armado caballero por la Orden de los Caballeros de San Juan y posteriormente hecho Jefe de la Caballería del Virrey de Nápoles, en donde incluso observó la gran erupción del Vesubio (1631)… Muchas, muchas aventuras, pero que ya en 1633 concluyen al redactar sus increíbles y verídicos (todas están documentadas y constatadas) hechos de armas, tal vez en la Encomienda de San Juan en el Puente de Órbigo (León)… o allá en aquella  islita perdida en medio del Mediterráneo, pero muy querida por Alonso: Malta.

Como se podrá observar estas memorias son únicas en su especie. Únicas por varios motivos. Uno de ellos es debido a que es una de las pocas memorias de grandes militares que son escritas desde la más absoluta tranquilidad crepuscular después de tal frenética vida (recordemos las palabras de Ortega y Gasset); y debido a la beatitud de lo escrito es por ello que también es notable la desenvoltura con que Alonso de Contreras, persona que desde la nada, allá, perdido en las saladas aguas del proceloso mar, y que ha conseguido gracias a su valentía y redaños llegar a Caballero, narra el quehacer cotidiano de las naves corsarias, la crueldad de las batallas y la crudeza del corazón de la tinieblas en la contienda más honrosa contra el duro Turco.

Qué más les puedo decir a sus Excelencias. Solamente que no se asusten de, un día cualquiera,  abrir las páginas y leer las emocionantes correrías de un héroe de verdad, no de ficción ni de opereta. Un héroe que les enseñará no solo un compendio de Historia del momento que le tocó vivir, sino que les hablará con toda la franqueza de la realidad de una época, de sus hazañas, glorias y fracasos, de hechos de armas, aventuras que a veces rayan lo inverosímil… pero que nunca les mentirá… Nunca.

PD: no querría despedirme de ustedes sin hacerles notar que a más de uno el nombre de Alonso de Contreras les suene sin haber tenido noticias de él. Este milagro es producido gracias a que nuestro capitán aparece como personaje fugaz en una de las novelas de otro gran capitán, Alatriste por más señas, en su novela El oro del Rey:

«…una mujer, un tercero, una marca en la cara para la mujer, una estocada para el hombre, y Diego Alatriste fugitivo de Nápoles gracias a su vieja amistad con el capitán don Alonso de Contreras, que lo metió bajo mano en una galera destino Sanlucar y Sevilla

Se lo dejo como curiosidad. Dos capitanes, dos realidades, dos verdades.

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9 comentarios en “DISCURSO DE MI VIDA – Alonso de Contreras

  1. Urogallo de Levante dice:

    ¡ Glorioso Capitán, que si Contreras volviera a navegar, yo sería su grumete, que buen capitán era !.

    Este libro me ha obsesionado desde hace mucho, muchísimo tiempo. En mis tiempos universitarios ( hoy, por casualidades incomprensibles, revividos) conseguí un libro de una calidad sobresaliente: HISTORIA DE LA INFANTERÍA ESPAÑOLA: PRIMER TOMO. EL SIGLO DE ORO.

    Este libro, editado por el servicio de publicaciones del ejército de tierra, escogía de entre todos los soldados de la época a uno solo como ejemplo. Un solo soldado como referente, resumen y suma de todas las virtudes, capacidades y aventuras de los soldados españoles que tanta gloria acumularon durante el siglo de oro. Y ese soldado, ¡ Verguenza !, yo no lo conocía de nada. Era el capitán Alonso de Contreras.

    En una biografía muy resumida y comentada se hablaba de este hombre, y acada paso el autor recurría a numerosas fuentes para contrastar hazañas que parecerían imposibles e irreales. Como dirían los franceses, aquello que a sus contemporaneos les debió parecer increible, a nosotros hoy nos parece imposible.

    Después de mucho penar, Interviú tuvo la buena idea de regalar una biografía del audaz aventurero. ¡ Que personaje !. Todo lo que los literatos de otras latitudes ( Empezando por Salgari) fueron capaces de imaginar, este hombre tuvo la ocasión de vivirlo, de emprender todo tipo de aventuras, y luego, por encima de todo, ¡ De contarlo !.

    Que Contreras no calla nada. Crimenes, deserciones, amores con prostitutas, duelos por orgullo y por amor…Contreras es un Corsario, tiene una idea peculiar del honor, pero al fin y al cabo la tiene, y eso lo transmite en toda su autobiografía, de la que se siente tan orgulloso.

    No se que más decir. Hay tanto y al fin y al cabo todo tan inútil. Aquí está la autobiografía de un corsario español en el siglo de oro.

    Que poco más hace falta decir de él.

  2. pakito dice:

    Que grande don Alonso. En un tiempo en el cual había muchísima miseria pero también muchísimo orgullo por lo que representaba ser un soldado español. El prestigio les pesaba y muchas veces luchaban por eso aunque no hubieran comido ese día o no hubieran cobrado en meses.

    La «puta honra»…

  3. Valeria dice:

    Tratándose de una autobiografía tiene que pesar siempre la percepción personal, el estado de ánimo, las propias convicciones…… es una de las cosas que más me atraen de esta obra: la posibilidad de adentrarse en la cabeza y el corazón de un soldado del siglo XVII.

    ¿Y no cuentas, Balbo, ninguna curiosidad acerca de por qué decidió don Alonso escribir sus memorias, o cómo han llegado hasta nosotros? ¿O cómo se ha constatado la veracidad de lo narrado?

  4. Balbo dice:

    Esencialmente no existe una justificacion de por que don Alonso escribe sus memorias. No tiene necesidad de autoexculpase de si era un sanguinario machaca-turcos (esto desde nuestra optica, claro esta), de si se iba de quiracas, o de si se jugaba los cuartos a la desencuadernada apostando hasta las pestañas y hasta el alma de su madre si era necesario… Era su oficio puro y duro. El oficio que aprendio en la llamada guerra sucia de Occidente contra el infiel. Las ganancias que se hacian al turco eran considerable y este fue un buen reclamo para todo esta ralea de perros de Dios que con su bravura amargaron el sueño más de una vez a los adoradores de la Puerta Sublime.
    Curiosamente Alonso dice una vez: «Reputacion busco, que no dinero…» El orgullo era el mejor pago a este hombre que nacio humilde en Madrid en 1582 y acabó siendo Caballero de la orden de San Juan y Corsario en Malta.
    Este heroe no necesito ninguna justificacion ni perdon. No la buscaba. Su vida maravillosa y el que salvara el pellejo (literalmente) fue su mejor premio.
    Gracias a hombres como este hoy no estamos en este viejo solar hablando mahometano y aborreciendo el jamon, pues como dijo Gonzalo Cespedes y Meneses en 1631: «Todos los hombres de experiencia claman y afirman que este remedio de lo malos de España pende se la defensa del mar».

    Gloria al Gran Capitan Contreras. Gloria a sus hazañas inmortales!

    :-)

  5. Xeo dice:

    Aquí lo tengo, Balbo, a mi vera, en la terraza de mi casa en este día apacible imaginándome en compañia de este personaje que como mencionan en la introducción y según sus propias palabras «estuvo en ocasiones tan rigurosas que ni el diablo las quisiera para su oficio», mientras compartimos un orujo de hierbas, que es una maravilla, con el que me obsequió un buen amigo de Galicia, disponiéndome a acompañarle durante el relato de su vida en forma de letra impresa. ¡ A vuestra salud !

    CAPÍTULO 1

    DE MI INFANCIA Y PADRES

  6. Balbo dice:

    A la tuya, chin chin :-)

  7. Vorimir dice:

    Balbo, madre mía, que reseñón.
    Te veo cogiendo una pica y tirando para Flandes tú solo a este ritmo de lecturas sobre la época. y Después de leerla, si vas a ir, avisa, que me voy contigo. :P

  8. Lezo dice:

    Enhorabuena por la reseña, Balbo. Yo afortunadamente lo leí a raiz de un artículo publicado por Reverte en su página del dominical, en la que comentaba que Javier Marias lo habia publicado en su editorial:http://www.perezreverte.com/articulo/patentes-corso/194/vida-de-este-capitan/
    Me encanta. Me gusta cuando entra a trabajar de mozo en no se que negocio (al principio, cuando es un niño), y le piden que traiga agua. Él le tira el cántaro a la cabeza al dueño, porque «él era hidalgo , y no estaba alli para hacer de aguador, sino para aprender el oficio» (o algo así, no me acuerdo cómo era exactamente)
    Vaya un perlica…

  9. Demócrito dice:

    Lezo, yo también leí la edición de Reino de Redonda, de Javier Marías, por el mismo motivo. Me encantó el libro.
    http://www.javiermarias.es/uploaded_images/vidadeestecapitan-720881.jpg

Responder a Balbo

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