DIARIO DE OPERACIONES DEL CUERPO EXPEDICIONARIO A LOS ESTADOS PONTIFICIOS (1849-50) y LA DIVISIÓN DE OPERACIONES DEL MEDITERRÁNEO (1849-1850) – Vicente Puchol Sancho
Durante siglos y siglos, ejércitos procedentes de la península ibérica intervinieron en Italia por una u otra causa. La última y poco conocida ocasión fue la operación militar realizada entre 1849 y 1850.
Hasta el momento era escaso lo que se había escrito sobre esta acción, pues por un lado el papel español fue limitado y por otro la causa no sería bien vista desde la perspectiva del Risorgimento que a larga triunfaría. Pero dos trabajos recientes, ambos premiados por el Ministerio de Defensa, han venido a rellenar la laguna existente.
Nos encontramos en el año 1848, un año de convulsión general en Europa, en medio de las revoluciones que llevaron a las barricadas a miles de personas contra el orden establecido.
Este movimiento tendría gran efecto en una Italia dividida y alcanzaría Roma, donde reinaba el Papa Pio IX, el cuál inicialmente era considerado un liberal y una elección popular, pero que se vería sobrepasado ante unos vientos de cambio demasiado fuertes que pugnaban por la unificación y la república.
Ante esa situación llega la intervención de las potencias en la región, intervención donde se jugaban los intereses externos e internos de Francia, Austria, Piamonte, Nápoles y también de España.
Produciendo la participación de una España que trataba de salir de su aislamiento y al mismo tiempo lograr una serie de objetivos propios con el envió del Cuerpo Expedicionario.
Intervención esta ampliamente descrita en el primer libro, con detalle de las llegadas y movimientos de las tropas, las operaciones realizadas, las labores de ocupación en diversas provincias papales. Una acción que realmente corresponde más a una campaña de pacificación de estilo moderno ante los intereses contrapuestos de Francia y Austria para realizar las acciones de guerra; y que habían llevado al fracaso de las conferencias entre potencias.
Ello no supuso que todo fuera en calma sino que se producirían algunos incidentes entre las tropas españolas y los partidarios republicanos que quedaron en las zonas donde se asentaron; pero el autor desmitifica (realizando un interesante comentario de la bibliografía existente) algunas de las operaciones frente por ejemplo a las memorias del comandante en jefe que ansiaba brillar o de las versiones italianas que buscan dar más lustre a la retirada de Garibaldi.
El libro se complementa con mapas bastante claro de las operaciones y una serie de ilustraciones de cuadros de la época.
El segundo libro, se puede considerar más un complemento del libro anterior, donde se profundiza en algunos aspectos políticos y sobre todo en la acción naval, donde la Armada española, en esos momentos una sombra de lo que había sido, realizará el traslado de la fuerza a la zona, algunas operaciones de desembarco y de vigilancia. Y que por descoordinación y errores no podrá cumplir el plan secreto de rescate del Papa y su traslado a Mallorca que había organizado la embajada española.
El apartado gráfico de este cuenta con una serie de curiosas ilustraciones contra las diversas naciones participantes en la operación realizadas por la prensa prorrepublicana de la época.
En conclusión se trataría de un trabajo muy recomendable para conocer esa operación española en Italia.
Tema poco conocido en España y en sobre el cual (hasta hoy) no había visto casi nada publicado en su día.
Interesante reseña, ¿da alguna explicación de por qué España se metió en ese fregado?, digo ¿si hubo razón política o de Estado?, ¿o fue una mera operación para mostrar bandera?.
Lo menciono porque hasta día de hoy no queda muy claro que pretendía hacer el gobierno español por allí.
Esto si que es una temática evocadora:Expediciones en el siglo XIX en pos de causas morales.
Según Puchol el gobierno moderado de Narvaez tenía motivos político-religiosos para intentar restablecer relaciones con el Vaticano (tras las desamortizaciones y el apoyo al carlismo de éste se buscaba un Concordato), la necesidad de dotarse de una política exterior propia separándose de la de Francia y Gran Bretaña (que también sufrían un cambio político) y ganar un prestigio exterior.
Uro, lo de causas morales es discutible, precisamente los libros muestran los intereses contrapuestos de Francia, Austria y Piamonte para intervenir en Italia en ese momento.
Si, lo del Concordato lo cita hasta Valle-Inclán en «Baza de espadas». Para Isabel II era básico mejorar relaciones con la Santa Sede. ¿Se buscaba también proteger a los borbones de Napoles?
No tanto, se habló de mando conjunto o de coordinar las fuerzas españolas y napolitanas pero cada uno iba a lo suyo, sobre todo porque los napolitanos se sentían escarmentados después de que los franceses los hubieran dejado tirados.
Ya no había una napolitana en el trono francés
Había una lucha de poder con Francia y Austria de grandes actores y rivales, es por ello que se sugiere que se meta a España.
Francia, convulsa con la nueva república y la pugna entre propapales y prorrevolucionarios, tampoco tiene claro su papel y a quien apoyar, pero ante todo si parece que quería apuntarse el tanto.
Los franceses avanzaron hasta Roma, y los napolitanos también comenzaron a avanzar para coordinarse, pero los franceses fueron rechazados y pidieron una tregua, eso dejó a los napolitanos vendidos porque Garibaldi y los suyos les atacaron y en la retirada napolitana le infligieron un revés.
Por eso Nápoles cuya frontera sufría incursiones de los republicanos y que tenía una revuelta en Sicilia, no estaba muy por la labor de secundar a los españoles cuando llegaron.
Por supuesto los franceses tampoco querían que los españoles entrasen en Roma, pues debían lavar la derrota sufrida. Y los austriacos no querían ni ver a los piamonteses (otro de los coaligados, y al poco recomenzaron la guerra entre sí) y cuando ocuparon parte de los Estados Papales hubo el riesgo de que chocaran con los franceses.
La diplomacia de las bayonetas