DE ALGECIRAS A ESTAMBUL – Francisco Núñez Roldán
«Señor, la ley es hoy, aquà en España y en media Europa, una palabra tan degradada que da mucha más vergüenza cumplirla que transgredirla».
A veces, tras la pátina de la ficción, se encuentra agazapada la realidad en forma de antepasado con una vida notable o, al menos, digna de mención. En De Algeciras a Estambul, el poeta, ensayista y novelista Francisco Núñez Roldán (Madrid, 1949) rinde homenaje al padre de su tatarabuela, condecorado en la batalla de Talavera en 1809; un militar liberal y exiliado con Fernando VII, Santiago Piñeiro de las Casas, y le honra con el protagonismo de su relato regalándole la inmortalidad del papel.
Pero, en contra de lo que podrÃamos imaginar, la acción de la novela no transcurre en España durante la Guerra de la Independencia, sino que Núñez Roldán deporta –literariamente- a su antepasado y lo embarca en un navÃo rumbo al destierro y a Grecia, a luchar por la libertad y contra el Imperio Otomano. Acompañan a Santiago en sus peripecias liberales otros personajes, como su amigo del alma, Rafael, y la novia de éste, Inés, una hermosa gaditana de ojos negros por la que suspirarán de amor aguerridos marineros, curtidos soldados, bizarros y astutos sefardÃes e, incluso, un celebérrimo poeta inglés que vio en Missolonghi cómo la malaria le robaba para siempre su inspiración. Los tres, Santiago, Rafael e Inés recorrerán ciudades legendarias (Atenas, Salónica, Constantinopla o Corinto), conocerán a idealistas y nostálgicos sefardÃes y vivirán aventuras con mayor o menor fortuna.
Sin embargo, y a pesar de la originalidad del argumento, en la novela asoman varios defectos: algunos personajes son demasiado estereotipados, como Inés, envuelta en el cliché del salero y la gracia andaluzas; otros carecen de profundidad, como Rafael; pero quizás su mayor escollo sea que el negro sobre blanco de Núñez Roldán no consigue transmitir ni emocionar, ya que la tensión sufre frecuentes altibajos y el argumento vacila transformándose a menudo en una sucesión de anécdotas superficiales. Una lástima, porque el autor apunta maneras y nos regala a veces su buen hacer en el que se adivina su bagaje lÃrico, como ya hiciera en su novela El legado del hereje, y en la cual, a pesar de su prometedor comienzo, el fondo decae y no consigue enganchar al lector pese a la bella prosa mostrada en algunos pasajes.
En De Algeciras a Estambul ocurre algo similar, ya que hay que arañar bajo la superficie para encontrar fragmentos como éste, en el que el griego Giorgios evoca su añorada Sefarad ante Inés: «No me puede mancar lo que no he conoscido salvo en coplas y deçires, señora. Pero ya veis, en cada palabra que os digo la nombro. Y en nuestras fiestas y albórbolas, cuando cantamos y bailamos los sones que viexos y mançebos entonan, la recordamos sin haberla catado». En otros momentos, esta hermosura decadente del castellano sefardà aporta brillantez al desencadenar delicados pasajes como el que sigue, puesto en boca del protagonista: «Porque de aquella boca salÃa la voz de una España antiquÃsima, perdida ya para nosotros, pero aún latente en quienes la conservaban hecha sonido. SentÃa aquella lengua tan mÃa como la que habÃa dejado hacÃa pocas semanas. Pero esta más honda, más llena de otras voces, de más evocaciones. Era el tiempo, los siglos quienes hablaban, y yo tenÃa el duro privilegio de escucharlo. […] Llorar por las palabras, por la gramática, a estas alturas de la vida. Qué cosas.»
Se adivina, en conjunto, una promesa de buen hacer, una gema que hay que pulir con más dedicación y menos apresuramiento. En De Algeciras a Estambul, por ahora, nos conformaremos con algunos destellos que salpican una novela irregular, a veces entretenida, a veces sensible y lÃrica, pero que, en conjunto, no acaba de convencer.  No deja de ser una pena porque, escondido entre sus páginas, se adivina un tierno homenaje a aquellos compatriotas que tuvieron que abandonar sus casas y sus ciudades, que separados por miles de kilómetros continúan amando a un paÃs y hablando una lengua inalterada a lo largo de los siglos, y que siguen conservando las oxidadas llaves de sus hogares con la esperanza de volver algún dÃa.
Francisco Núñez Roldán – DE ALGECIRAS A ESTAMBUL- Algaida 2009
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Bonita reseña, bonitos parrafos, bonita portada, sugerente tÃtulo y argumento.
Y que pena que al fÃn y al cabo, no de la talla. Parece, por lo que cuentas, que el autor ha perdido una oportunidad de hacer algo muy bueno.
Caramba, Ascanio, esta novela la tenÃa yo en el punto de mira pero me has dejado un sabor agridulce. La trama me resultó atrayente en su momento, un canto al liberalismo auténtico y decimonónico y además la independencia griega con Lord Byron y todo… Puede que de todas formas me anime más adelante, ya veremos. Gracias de todos modos.
Cada vez que leo el tÃtulo de esta novela me sale un subtÃtulo: para que pintes de azul sus largas noches de invierno… es inevitable.
PrometÃa la novela, pero ya no sé que pensar.
Gracias, Hagakure (y me alegra que estés por aquà de nuevo); gracias a ti por entrar en la reseña, Tasos, y a ti también, Pamplinas.
Pues, independientemente de mi opinión con respecto a esta novela, yo os animo a que la leáis (podéis intentar sacarla de la biblioteca y asà os ahorráis el dinerÃn) para asà tener otros puntos de vista, que es lo que nos gusta, ¿no?
Es verdad lo del sabor agridulce que comentas, Tasos, porque tengo la convicción de que Núñez Roldán sabe escribir bien cuando quiere. En su novela El legado del hereje lo deja bien patente. Si tenéis curiosidad podéis leer las primeras páginas por Internet, que son verdaderamente buenas y prometedoras, pero que luego no responden a las expectativas. Y cuando encuentras un escritor que tiene las herramientas necesarias pero que no es capaz de hacer una novela «redonda» la verdad es que te deja con una sensación de «Vaya por Dios, qué lástima».
En fin, lo dicho, que os animéis y me contéis vuestras impresiones.
Gracias a ti Ascanio, por la bienvenida.
Bueno, no puedo negar que el argumento me atrae.
Agradezco al reseña, porque yo con ver un navÃo en una portada ya estoy tentado de llevármelo a mi casa, con el posterior arrepentimiento tras leer sus páginas.
Es admirable la delicadeza con la que Ascanio ha tratado una novela que, en términos generales, no le ha gustado (o eso creo).
Muchos deberÃan de aprender. Yo el primero.
JolÃn, si tú eres el primero yo deberÃa ser la ante-primera, Capitán…
Verás, yo he hecho reseñas de novelas que no me han gustado absolutamente nada. Y lo he dicho claramente, sin rodeos, porque en esos casos considero que su publicación es una tomadura de pelo hacia el lector. Y no tengo pelos en la lengua a la hora de ponerlo por escrito. Se puede hacer con mayor o menor gracia, con mayor o menor contundencia, pero creo que se debe hacer. Lo que no se debe hacer es faltar al respeto, porque criticas la obra, no a la persona que la escribe.
En este caso he de decir que la novela no me ha desagradado del todo. Lo que me ha molestado es que, quizás aprovechando el tirón de la novela histórica, se ha navegado a favor de la corriente y se ha elaborado un texto que no es todo lo bueno que podrÃa haber sido, quizás por apresuramiento, quizás por requerimientos comerciales… no sé. Y es que estoy segura de que podrÃa haber sido mejor, algo de lo que no estoy tan convencida en otras novelas como «Astur», «Los pasos perdidos de Shakespeare», «El alba de un imperio» y alguna otra que he reseñado por aquà y que no me merecen ninguna compasión porque, en mi opinión, no tienen calidad para ser publicadas en ninguna editorial con un mÃnimo de criterio. En esos casos, y si me toca a mà reseñar, voy a saco. Luego, el que quiera opinar, que opine; si está de acuerdo, bien, y si no, también bien. Y si me critican por hacer una reseña contundente…¡ah! Haberla hecho ellos antes.
En fin, todo este rollo no sé si ha servido para explicarme.
Entiendo, es cierto que yo también me he dejado llevar a veces por mis impulsos más irracionales, pero muchas veces me paro a pensar y veo que detrás de cualquier novela hay un trabajo de una persona que se ha esforzado por publicar la novela o libro de historia.
Quizás se deberÃa de criticar, como bien dices, a la editorial, que al fin y al cabo es la que publica.
Y te has explicado muy bien, conste
El sábado, en una de las mesas redondas que celebramos en el V aniversario de Hislibris, nos informó Guillermo Chico (Ed. La Esfera de los libros) de que en España se envÃan a editoriales y agentes 700.000 libros al año, de los cuales se publican 70.000 ¿podéis abarcar tal cifra?
En esos 70.000 hay muchas reediciones, por lo que la proporción entre libros enviados y publicados es mucho menor. Guillermo nos decÃa que las editoriales cumplen un papel muy importante como es el de filtro. Es evidente que se dejaran obras maestras sin publicar y que también les, nos, cuelan libros insufribles, pero si pensamos con algo de objetividad es posible que sean menos los malos que los buenos libros. Siempre y cuando no pensemos exclusivamente en nuestro gusto personal que, como tal, hace más reducido el campo de los libros «excelentes».
Además con Internet se produce otro fenómeno bien interesante. Cualquiera puede escribir, bien en una página como esta, aunque se le apliquen filtros, cualquiera puede participar en un foro o abrirse su propio blog y escribir cuanto se le ocurra, con mayor o menor acierto. O la facilidad que nos da el correo electrónico para trasladar lo que queramos. Antes si cualquiera de nosotros escribÃa algo y querÃa hacérselo llegar a un número de personas se veÃa obligado a fotocopiarlo, meterlo en un sobre y enviarlo por correo o bien entregarlo en mano. Esas personas que lo recibÃan podÃan opinar bien por el mismo método o bien por teléfono, o de ninguna manera, a veces no se sabÃa muy bien si lo que mandábamos llegaba a su destino. Hoy con un click de ratón podemos hacer llegar nuestras cosas a toda la lista de nuestros contactos, lo que hace que nos animemos a multiplicar el número de nuestros escritos.
Como ha cambiado el mundo, también en esto.
Pues hay algunos escritos que deberÃan quedarse en el ámbito privado del e-mail o la fotocopia y no pasar el filtro editorial.
Eso está clarÃsimo, Ascanio, en concreto los mÃos no deben pasar la fase e-mail, por lo menos hasta que aprenda a escribir.
Asà que fÃjate, has reseñado unas cuantas novelas que no te han gustado, en mayor o menor grado, y sin embargo pasaron ese filtro. Algunas supongo que por venir de un escritor mediático, otras porque supongo que la editorial tendrÃa en perspectiva unas buenas ventas…Como resulta que en este paÃs no se puede saber, gratis, lo que vende un libro….
Bueno al menos éste en el fondo parece tener posibilidades, que otros que ha reseñado tan ilustre reseñadora no tenÃan ni eso, pero bueno a mi me sigue gustando tu prosa, marciana, eres grande!
Ascanio querida, ¡cómo te echamos de menos este finde!Lo que te hubiera gustado estar allà y tirarles de las orejitas a más de uno o una, jijiji…
Oye, yo también al ver la portada he tenido un impulso…pero no; veo que he de contenerme. Tengo demasiado a la espera para ocupar mi tiempo en algo que no ha salido demasiado bien. Es cierto, hay que distinguir en nuestras crÃticas, la obra de la persona que la escribe. Y tu lo has hecho perfectamente, chica. Un modelo de critica razonada.
Dices, Juanpotamós, en referencia a los malos libros que se publican: «Algunas supongo que por venir de un escritor mediático, otras porque supongo que la editorial tendrÃa en perspectiva unas buenas ventas…». Algo parecido opina la marciana, aunque introduce la premura (un mal endémico, tanto en el texto como en la edición, y demasiado habitual, por desgracia).
Yo añadirÃa unos cuanto más, pero se me ocurre uno que es muy importante: la metedura de pata del Dark Vader de turno, del lado oscuro, como dirÃa Guillermo. Quiero decir, puede darse el caso de un libro que a ti no te gusta y consideras malo pero que literariamente le ha gustado mucho al «pre-lector» de turno o al mismo editor. Es decir: que puede haber apostado por la calidad literaria de la obra y que haya fallado en sus gustos o que simplemente no coincidan con los de otro lector.
Muy de acuerdo contigo, Javi. Hay libros que a mà no me dicen nada, o no me gustan, y que sin embargo a otros lectores les entusiasman. Es muy lógico, mi gusto es el que es y, afortunadamente, no coincide con todo el mundo. No quiero ni pensar que todos quisieramos lo mismo, o que todos los libros fueran iguales…dejarÃa de leer, seguro.
SÃ. Pero… ¡ojo! Siempre sabiendo que hay una serie de elementos objetivos (los cuales me encantarÃa conocer, aunque hay algunos pocos que son del todo obvios) que algo pueden decir al respecto. Por eso, si el editor se los salta o los desconoce, es más culpa suya que de nadie.
Estupenda reseña, Ascanio, pero más estupendo aún es tener a Hagakure de vuelta. Creo que fue Carlos Aurensanz el sábado pasado quien, para ilustrar lo fácil que le habÃa resultado a él la publicación de su libro, pronunció la siguiente frase (si no es exacta, fue algo muy parecido): «hoy en España publica cualquiera».
Ahà creo que Aurensanz se menospreció un poco, sin poder juzgar su novela, que conste.
Es cierto que casi cualquiera puede ver un libro suyo publicado, pero eso es gracias a que existe la posibilidad de la autoedición. Otra cosa muy distinta es que te publique una editorial, y más si esta es una editorial grande, no confundir con una gran editorial.
Vaya, tenÃa escrito el comentario y se me ha volatilizado, maledicione! Bueno, lo que querÃa era abundar en lo que comentan Javi y Juanri, sobre los oscuros movimientos en la sombra que filtran éste o aquel libro, y los que hacen que se publiquen algunos bodrios espantosos por su único valor comercial que, según el Chico de La Esfera, posibilitan que luego publiquen otros libros de mayor valor literario pero de menor tirón de ventas. Algo hay que hacer, desde luego, para reducir esos 700 mil presentados a 70 mil publicados. Otra cosa es que a pesar de tener valor literario, el tema o el abordamiento no nos convenza a unos u otros. El tema del pre-lector también darÃa para un rato. ¿Que fiabilidad tiene ese personaje en la sombra? ¿un amigo que te sugiere autores? ¿o realmente un especialista que distingue el talento del peñazo? Eso ya es otra cosa, claro. Lo que resulta terrible es que se tenga que recurrir a publicar libros de estrellas del la tele escritos por el consabido negrito, de valor cero, pero de ventas miles, para sacar adelante una editorial. En fin, cosas veredes, Sancho.
Afortunadamente tenemos a nuestra disposición internet, que también te permite leer la opinión de muchos sobre alguna novela en concreto y valorar asà si merece la pena o no.
Personalmente cada vez que me intereso por un libro busco en la web referencias, referencias fiables por supuesto.
A mà el libro me gustó bastante ( Aunque nos hurta una exposición más detallada de algunas aventuras en el campo de Gibraltar, por lo que tendrÃa que llamarse de Corinto a Estambul, más propiamente).
El planteamiento ya resulta de entrada original ( Fruta nueva es esta), y aunque no todo puede ser perfecto en la vida ( El tema de los sefardies, novedoso, yo creo que se pierde un poco con el tono pasteloso del final) creo que es una novela de aventuras redonda, con un poco de todo, y notablemente entretenida.
¿Qué siempre se puede pulir más una obra?.
¿No decia Gisbert Haefs que si dejasemos a los autores se pasarian la vida corrigiéndo originales imperfectos?.
Está claro , ante una novela que provoca diversa opinión, no hay como leerla, cuando se pueda, y juzgar por uno mismo.
Todo es mejorable pero también empeorable.
Gracias Pepe, compañero.
Sobre el tema en cuestión, supongo que hay libros que no gustan ni al editor, ni al pre-lector ni a nadie, pero que se publican igualmente porque alguien intuye que se van a vender. Hay una gran masa de lectores poco exigente que es facilmente impresionable.
Aparte estamos los hislibreños, sibaritas y grandes degustadores que sacamos el hacha y no se nos escapa una.
SÃ, Uro, sabÃa que lo habÃas leÃdo. De hecho, una de las razones que me impulsó a leerlo fue saber que te habÃa gustado. A mÃ, sin embargo -y desgraciadamente, te lo aseguro- no me pareció tan «redonda». Pero, como siempre, hay tantos libros diferentes como lectores y, como dice Tasos, no hay nada como leerlo uno mismo para poder juzgar.
Bueno, nunca debemos perder de vista la dimensión emocional de nuestros gustos: En aquel momento «conecté» con la historia de la novela, sobre todo con el exotismo de Oriente…Quizás leida en otro momento no me habrÃa apasionado tanto.
Por cierto, no tengo el libro a mano, pero la portada creo que es un trozo de la batalla de Navarino. Preciosa portada, pero que a mà me parece que no tiene mucho que ver con la novela.
Al hilo de lo que dice Urogallo sobre la opinión de Haefs, hay una frase que algunos adjudican a GarcÃa-Marquez que es muy ilustrativa: «Un libro no se termina sino que se abandona», aunque también la he visto a veces atribuÃda a Leonardo Da Vinci sustituyendo libro por «obra de arte» y a George Lucas, con «una pelÃcula» en lugar del libro o la obra de arte.
Pues lo mismo le pasa a los regÃmenes de adelgazamiento. Siempre se abandonan.
Yo a quien primero se la escuché fue a Bonifacio Santiago, un artista expresionista abstracto, aunque supongo que es un tópico repetido por otros autores. VenÃa a decir que «una obra nunca se termina sino que se abandona», tal como dices, Pepe, que señalaba Leonardo. Otras muchas frases se le atribuyen a este pintor, como «coño, es bueno el jodido, qué cojones» o «El cuadro casi siempre gana; es un cabrón que hace contigo lo que quiere».
Un tipo más que interesante. Os dejo un vÃnculo para el que no lo conozca:
http://www.larevelacion.com/bonifacio-alonso-el-color-que-cojones/
Por cierto, se me pasó comentar en la reseña que esta novela resultó ganadora del LV Premio de Novela Ateneo-Ciudad de Valladolid.
SÃ, respecto al arte yo también lo he oÃdo, Pepe. Creo que en las artes plásticas es más corriente que en la literatura o en el cine. O en la música. Yo lo he experimentado muchas veces: salvo excepciones, no es que terminas un cuadro, es que lo dejas cara a la pared por cansancio, aburrimiento, o porque no sabes por donde seguir. Y al cabo de un par de meses lo vuelves y te dices…mira, pues no está tan mal. O dices: ¡que horror! y lo rehaces por completo. Me imagino que en literatura puede ocurrir. Ya depende de lo autocrÃtico que sea el autor, me imagino.
En relación a lo que dice Urogallo sobre la portada, leà una novela que se llama ‘La Fragata Fantasma’ y cuya portada era el ‘Orient’ francés explotando en la Batalla de Aboukir.
Me imagino que el que se decidió a ilustrar la portada buscó ‘francés’ y ‘navÃo’ en Google y puso lo primero que encontró.
Pues ese es también el lema de mi hija pequeña con las comidas: nunca se acaba el plato y ahà lo deja, abandonado.
Y la otra hija más pequeña se está convirtiendo en fiel discÃpula y seguidora de semejante doctrina…
A saber qué cosas griegas jorroñaquejorroña les pondrás a las pobrecillas para comer.
Debe ser cosa de juventud, mi hijo hace lo mismo, aunque ya tiene 21 añitos…..
Comida griega ¡hummmm! que rica!
Pues qué les voy a poner de comer: estofado de urogallo. Tierno, tierno. Y se lo dejan, oye, será que la carne es correosa…
Si, ¡jajajaja! un poco dura, sobre todo si no le has quitado bien las plumas.
Mi hijo siempre hacÃa eso, dejarse la comida. Pero como ahora pasa más hambre, porque tiene que cocinársela y además no tiene un euro, pues se come hasta las piedras, con plumas o sin plumas.
Es maravilloso ver como Cavilius estropea otra reseña más convirtiéndo esto en un stalinista tribunal de familia donde se autoinculpa por ser incapaz de imponer las viejas tradiciones espartanas a su prole.
Además ni siquiera sabe que el Urogallo es una carne digna de la mesa de los reyes. Jorge VIº podÃa no tener tiempo para dirigir sus ejércitos en la guerra alemana, pero nunca le faltaba para cazar a esta especie de ave galliforme.
Algo asà como un capón, ¿no?
¿El que le ha largao el Uro al Cavi?
Digo yo…
Ariodante, ¡ Me sorprendes !. ¿Desconoces el dato?. Has de saber que el último emperador de la India siempre desconfió de su futuro yerno, Felipe de Grecia ( Titulo al que después renunciarÃa), al descubrir que carecÃa de ropa adecuada para salir a cazar Urogallos.
Desconocedor entonces de todo cuanto se referÃa a la gesta que supone la caza de esta ave, el Rey-Emperador no necesitó saber para dictaminar que aquel joven protegido de la Casa de Mountbatten podrÃa algún dÃa ser prÃncipe consorte, pero jamás serÃa un caballero.
No puedo más que sorprenderme ante este desconocimiento de las costumbres británicas por tu parte…
Falta un «más» para enfatizar la decisión de Jorge VIº de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Disimulad.
¡Oh, cielos! Me has pillado in fraganti…
Me alegra haber podido remediar la cuestión.