CUATRO POETAS EN GUERRA – Ian Gibson
Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.
Existen libros que te sobrecogen desde el principio hasta el fin. Libros con un final previsiblemente trágico y que te gustarÃa cambiar su final. Libros que te ponen los pelos de punta ya que con ellos te asomas durante unos dÃas a los lÃmites bestiales de la humanidad y a sus rincones más sórdidos donde un ojo negro y maligno te observa desde la profundidad y te tienta diabólicamente intentando absorberte a la locura más pútrida del ser humano. Libros que… te hacen llorar. Y uno de estos dolorosos libros cayó hace poco entre mis manos de humilde lector. Una soberbia obra maestra titulada Cuatro Poetas en Guerra, del hispanista Ian Gibson.
Muchos conocerán al autor, gran conocer de nuestro paÃs y nuestras costumbres. Este escritor, de origen irlandés (DublÃn 1939) es uno de los hispanistas más célebres en el mundo. Licenciado en FilosofÃa y Letras y doctor honoris causa por el Trinity College se especializó en literatura e historia española en Irlanda e Inglaterra. En 1984 obtuvo la nacionalidad española y desde entonces ha llevado a cabo una intensa actividad periodÃstica, radiofónica y televisiva. Gibson sobre todo se ha especializado ensayÃsticamente en el mundo que va desde los prolegómenos de la Guerra Civil a sus consecuencias sobre todo en el mundo cultura. De ello dan testimonio sus libros centrados en el supremo Federico GarcÃa Lorca La represión nacionalista de Granada en 1936 y la muerte de Federico GarcÃa Lorca o Vida, Pasión y muerte de Federico GarcÃa Lorca (1998) o Antonio Machado (Ligero de Equipaje (2006)), si bien también ha tratado a otros personajes artÃsticos como Salvador DalÃ, José Camilo Cela o Rubén DarÃo.
Entre todos estos libros, y como ejemplificación para entrar por primera vez en el mundo de la cultura de los años 30 en España, Gibson hizo un magnifico compendio en el que se nos muestran cuatro breves y trágicas vidas de cuatro poetas y su actitud nunca pasiva frente a la guerra fraticida que destrozó el paÃs entre 1936 y 1939. Los poetas que nos muestra Gibson son auténticos iconos de la guerra y de la sociedad de aquel tiempo. Sin ellos seria muy difÃcil apreciar en toda su globalidad el mundo cultural de la época. Lo poetas son: Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Federico GarcÃa Lorca y Miguel Hernández.
Llegados a este punto, y ya visto el tema de la obra, nos encontramos con uno de los grandes problemas al reseñar este libro… ¿Cómo afrontar la estructura de este libro?, ¿de una manera pura y meramente estructural, o dejándonos llevar por el sentimiento de la obra y elevar la estructura al plano poético, menos material y etéreo? Con todos los respetos, opino que el segundo punto, la confrontación de la armazón interna del libro con el plano poético seria lo más acertado y sobre todo lo más indicado para honrar el mundo en el que se movÃan los cuatro grandes genios que tienen cabida entre estas paginas. Una persona puede acercarse a las vidas de estos poetas y leerlos en somero orden de Ãndice. Pasando de una vida a otra como el caminante que saltando de camino en camino se acerca a su destino sin mirar atrás, sin degustar cada revuelta y paisaje que ofrece cada recodo del camino. Pero, y he aquà una de las genialidades de este libro, otro lector puede hollar con sus dedos de humilde erudito las cremosas hojas del volumen de una manera distinta, dejándose llevar por el sentimiento de cada vida, por el pulso vital de cada biografiado.
A mi modo de ver, el libro nos ofrece cuatro puntos de vista en distintos planos: la vida, la pasión, la muerte y el dolor. Cada uno de los poetas es un ejemplo de estos planos a) Machado es la vida y termómetro de una República que ya nació muerta. Machado ve como cada dÃa que pasa de guerra, y por mucho que luche aportando su poesÃa, esgrimida como espada, la República pierde terreno vital al igual que su salud se deteriora con la pérdida de una libertad y oportunidad que parece esquiva en la historia de nuestro suelo patrio. No es coincidencia que, casi ya acabada la guerra él mismo muriera exiliado en Colliure, a la vez que acababa muriendo la República por la que luchó. Ambos iban unidos en traza y destino histórico; b) Lorca es la pasión de la vida en un fulgor que nos deja ciegos con solo mirarlo, el aleteo de un colibrÃ. En vida tan rápida e intensa sintió como nadie el primer mazazo de la guerra, el primer desgarro de la zarpa sangrienta que se llevó por delante a cientos y cientos de españoles. Muerte absurda debida a rencores y malentendidos que llevaron a la tumba al nuevo fénix de la literatura española; c) Miguel Hernández es la muerte en guerra y muerte en prisión… muerte de España. A diferencia de los dos poetas anteriores fue el más combativo, llevando su poesÃa por las trincheras no solo para levantar el ánimo de los soldados sino para ofrecerles un mundo distinto al de la incultura al que orgullosos y depreciables terratenientes de España cerrada y sacristÃa les habÃan sepultado. Nunca le fue perdonado por los espadones de brillantes galones; y d) Juan Ramón Jiménez es el dolor, el dolor fuerte y clavado como una espina de rosal, que sufre en su exilio allá en la Américas que tan poco le gustaron.
Concluyendo, les diré que este libro, para bien o para mal, no les va a dejar indiferentes. Puede, o no, gustarles la poesÃa, los motivos o situaciones que defendÃan estos señores poetas, pero les aseguro que no por ello dejaran de disfrutar de una vidas ejemplares que llevaron el ánima español en su venas, alejados de todo patriotismo ciego y absurdo, sino con un sentimiento de nación y respeto a todo tipo de ideas y creencias. Resumiendo, Gibson nos deja no una frÃa miscelánea de poetas españoles, sino una obra con mensaje, triste por su final, pero esplendoroso en su victoria futura sobre la incultura.
Cuatro muertes siembran este libro. Cuatro muertes a cada cual más distinta y dolorosa. Cuatro muertes… libro de muerte.
«Mi único deseo, ansia, necesidad, es España.» (Juan Ramón Jiménez, 1937)
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Gibson no es el prototipo de historiador que me convence, pero aquà al menos se sale un poco de la senda de Lorca, excesivamente trillada por el mismo.
Por intentar ordenarme, más en mi cabeza que otra cosa…
Machado me parece, de los cuatro, el poeta más profundo, el que me deja un poso tras leer sus versos, el que me hace mirar hacia dentro para comprender lo que hay fuera. Un hombre al que mata el dolor por la sinrazón. Para mà es el más grande de los cuatro.
Juan Ramon Jiménez es el que tiene un mayor manejo estético, una preocupación intensa por la forma, pero eso mismo que lo trnasforma en un poeta con una gran capacidad de expresarse en palabras e hace más frÃo.
Sobre GarcÃa Lorca tengo la impresión de que nos perdimos lo mejor de su poesÃa, que hubiera sido un poeta de una madurez exultante, capaz de pasar de la canción infantil a la fuerza poderosa del poema sin artificios. Una lástima que pagara en sus carnes su orientación polÃtica y sexual.
Miguel Hernández es el compromiso. Más allá de la leyenda del pobre pastor, que fue pastor, pero no pobre, estáu un hombre con un ansia insaciable por conocer, por aprender. Su compromiso, su lucha por los ideales en los que creÃa le condujeron a la carcel, la enfermedad y la muerte.
En fin, cuatro poetas que han hecho la historia de la literatura española.
Buenas tardes:
¿Cuenta este historiador, y concejal socialista, algo sobre lo que opina de Paracuellos, «Paracuellos fue terrible, pero lo entiendo»?
Creo que no leeré este libro.
Cordialmente, se me olvidó.
Coincido en casi todo lo que ha dicho Juanrio, de modo que no lo voy a repetir. Para recordar lo necesaria que es la poesÃa y celebrar como se merece esta hermosa reseña de Balbo he pensado un rato en cual podrÃa ser el poema adecuado, a ser posible con música, y me he decidido por éste:
http://www.youtube.com/watch?v=VK0664WaJcI
Me pasa lo mismo, Pepe. Quizá añadirÃa algo a la figura de Miguel Hernández en lo que a mi juicio sobresalÃa de los demás: humanidad. Esa humanidad que hiere y marca. A diferencia de la humanidad de Machado, por ejemplo, mucho más profunda y, por eso, acaso más aceptada y menos doliente que la del de Orihuela.
¡Buena reseña, Balbo!
Yo creo que la mejor poesia que define a Machado es «Retrato». Me encanta, y sus ultimas palabras parecen profeticas
http://www.youtube.com/watch?v=dNN1InlH_PA
Bonita y lÃrica reseña, Balbo.
Nos traes a la memoria cuatro renombrados poetas de la 2ª Edad de Oro o Edad de Plata de las letras españolas.
Cuatro hombres de cuatro generaciones que se solaparon y enriquecieron simultáneamente. De la Generación del 98 tenemos a Machado, de la G. del 14 a Juan R. Jiménez; de la G. del 27 a Lorca y como epÃgono o heredero de todos ellos a M. Hernández -cuyo centenario celebramos este mismo año-. El más complicado para mà quizá sea Jiménez en sus etapas finales: pura y suficiente; luego Lorca con su etapa vanguardista. Machado es grandioso en «Campos de Castilla» y Hernández el más humano y sufrido en sentido real. Comparto casi todo lo que habéis comentado.
¡Ah! No sabÃa que estos grandes de la cultura española e hispánica hubieran estado en Paracuellos. ;D
Cierto, Javi, esa es la palabra que mejor define a Miguel Hernández, humanidad. La que le falta a los que creen que la gente tiene que dar explicaciones por aquello que ni siquiera vivió.
Los sentimientos humanos (con toda su simplicidad) no son fáciles de expresar sin la poesÃa. Sin ir más lejos, a ver quién es el chulo que sabe decir esto de mejor manera:
Qué manera de aguantar,
qué manera de crecer,
qué manera de sentir,
qué manera de soñar…
Para el que lo quiera con música:
http://www.youtube.com/watch?v=1_1sv58zffU&feature=related
Para el que desapruebe la intrusión, que sepa que Miguel Hernández también fue futbolista:
http://2.bp.blogspot.com/_Sk_7eRpqSK0/S5uLL4rJYvI/AAAAAAAABes/NptGkmBjcJ8/s400/Miguel+Hern%C3%A1ndez,+F%C3%BAtbol..jpg