CINCO DÍAS EN LONDRES. MAYO DE 1940 – John Lukacs

9789681664459Mayo de 1940. Las tropas alemanas de Hitler avanzan inexorablemente cruzando Bélgica y derrotando a las divisiones francesas y al contingente británico enviado al continente. Mientras tanto, en la metrópoli londinense, Churchill es primer ministro desde el día 10 y conforme pasan las jornadas su situación resulta más complicada, frente a la soledad de Gran Bretaña en lo que parece una guerra perdida. El ensayo de John Lukacs pretende mostrarnos las dificultades a las que se enfrentaron los miembros del Gabinete de Guerra del Gobierno Británico, y cómo la presencia y la tenacidad de Churchill, contribuyó a enfrentarse ante la adversidad de la batalla, a los deseos y avances de Hitler en Europa. 

El autor comienza con una introducción en la que presenta la situación previa a estas fechas, en cuyos años se había posicionado en Europa la dubitativa presencia de una Inglaterra que se encontraba entre aquellos que veían en Alemania a un país joven y dinámico, al que se le había maltratado tras el Tratado de Versalles, y los que no confiaban en el ascenso de Hitler y los abusos territoriales cometidos en el continente. Chamberlain, si bien en un principio, no deseaba una intervención en Europa y reaccionaba débilmente ante las anexiones de Alemania, tuvo que reconocer que su inmovilismo fue erróneo y cedió su cargo a Winston Churchill, que tuvo el acierto de no excluirlo del Gobierno, ni a él ni a otros compañeros conservadores, como el ministro de Exteriores Halifax, en los que reconocía su valía, a pesar de ser consciente de su afán por negociar con los nazis para lograr una paz duradera a cualquier precio.

Con la presión, entre el 24 de mayo y el 28 de mayo, de saber que el ejército franco-británico en Francia estaba derrotado y había que planificar su retirada y embarque hacia Inglaterra, la previsión de una no muy lejana claudicación de Francia y la rendición de Bélgica, la posición de Churchill era francamente difícil. Halifax propuso en diferentes ocasiones entrar en conversaciones con Hitler, mediante la intermediación de Mussolinni. El primer ministro no mantenía una mayoría moral sobre sus compañeros. Su intención era agotar el diálogo dentro de su gabinete, sin mostrar debilidad pero tampoco excesiva mano dura. Por su lado, Chamberlain equilibraba a ambos contendientes, aunque su afecto por un Churchill magnánimo tras su dimisión lo tenía ganado. Sin embargo la presión de Halifax, con sus continuas entrevistas con el embajador italiano, no hizo las cosas sencillas. La creación de un documento en el que se aportaba que Gran Bretaña sería capaz de soportar durante unos meses la presión Alemana, más la tenacidad y confianza del primer ministro en su país y sus ciudadanos, frente a un pacto que solo llevaría a Inglaterra a claudicar frente a la Alemania Nazi, hizo que Churchill triunfara con su palabra y solidez en su Gabinete General de Gobierno y en el más particular Gabinete de Guerra.

El autor, además, inserta en este pormenorizado ensayo titulares de prensa, opiniones de periódicos, políticos y personajes de renombre, más el estudio realizado en aquella época en todo el territorio insular para calibrar el estado de ánimo de los ciudadanos. Esta aportación documental nos traslada la realidad de la llamada «Quincena Negra de Mayo», en la que Inglaterra se enfrentó a la decisión de resistir sola frente a la máquina alemana.

Si bien Inglaterra no iba a ganar la guerra, como quedó demostrado después, cuando EEUU y URSS fueron los grandes vencedores, sí demostró que con su plante a negociar, y gracias a Churchill, se ganaron unos meses en los que Hitler podría haber alcanzado un victoria definitiva. Clave, por otro lado, fue la suspensión del avance nazi durante dos días en su avance en Bélgica, por la indecisión de un Hitler que esperaba la llamada de Londres para negociar. Esto dio tiempo para que, en un acto portentoso y organizado, se consiguiera trasladar a casi 300.000 soldados de Dunquerque, en la llamada operación Dínamo.

Un libro exquisito en su redacción, diáfano en lo que se refiere a las conversaciones internas en el Gabinete de Guerra y corto en páginas, pero denso en tensión histórica.

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21 comentarios en “CINCO DÍAS EN LONDRES. MAYO DE 1940 – John Lukacs

  1. Farsalia dice:

    Justamente hoy he encargado el librito de Lukacs sobre el discurso de Churchill. Tengo que leer este otro, que anda por casa esperando su momento desde que lo compré hace… ufff, mejor no preguntar desde cuándo.

  2. Rodrigo dice:

    Lo leí hace mucho, mi impresión fue tan positiva como la que refleja la reseña.

    Muy buena recomendación, Iñigo.

  3. Iñigo dice:

    Es de esos libros que últimamente se encuentran de saldo y que realmente vale la pena leer.

  4. ARIODANTE dice:

    Bravo, Iñigo! Me has dado una idea…Tu y Rodrigo soléis darme muy útiles sugerencias. No digo que los demás no lo hagáis, ojo, a veces, pero los gustos de Rodri y de Iñigo van más por mi onda. Excelente reseña, Iñigo.

  5. Valeria dice:

    No puede ser. Que yo vivía feliz en la antigüedad y últimamente no hago más que leerme cosas de la IIGM, de recomendación en recomendación…. :-)

    Y ahora me dice usted, señor reseñador, donde están de saldo estos libros, que las que vivimos en villorrios no encontramos tales gangas habitualmente.

  6. Iñigo dice:

    Gracias a las dos. Yo lo compre hace tiempo de saldo en Barcelona, en La Formiga dor… En el Portal del angel. De saldo con un montón de libros de Turner más. Ya sabéis lo que tienen las grandes ciudades.

  7. Iñigo dice:

    Perdón por la falta de acentos y apóstrofes… Culpa del teléfono.

  8. Eduardo dice:

    En realidad Hitler siempre espero la «llamada» de Londres. De sus primos hermanos tan estupendamente contemplados dentro de su «filosofía racial de la historia». Más estúpida incluso que las leyes del materialismo histórico. Por eso nunca quiso la derrota de su admirada Inglaterra y que con enormes beneficios para su pueblo adivinó Franco. Hasta el final de la guerra siempre esperó que la «llamada de la sangre» se impusiera a las «castas belicistas isleñas» empeñadas en declarar la guerra a Alemania desde el mismo momento de la llegada de Hitler a la Cancillería del Reich cumpliendo las instrucciones de la «sombra». Y por supuesto no hubo «indecisión» en los 300.000 sino clara actitud de demostración de que el «imperio» no peligraba. Ni el francés tampoco a pesar de la derrota. Para mayor desesperación de los incipientes movimientos de liberación nacional que apoyaban al Eje. «Habíais prometido paz con honor. Habéis perdido el honor y ahora perderéis también la paz». No se como se escribe esto en yiddish. Lo que sucedió es que «ganaron aunque perdieron» y la historia, como siempre, la escriben los vencedores. Con perdón.

  9. David L dice:

    ¡Qué hubiera sido de la causa aliada sin la presencia de Winston Churchill! su tesón por mantener firmeza ante Hitler resultó determinante para lograr contener a los alemanes, aunque fuera a base de mucho sufrimiento.

    Todos sabemos que Churchill afrontó con decisión el envite alemán, pero tal vez pocos sepan que estuvo a punto de no ser elegido como Primer Ministro tras la debacle de los Fiordos y el ataque al frente occidental por parte alemana, el preferido por el nuevo gobierno de coalición tras la dimisión de Chamberlain era ni más ni menos el antiguo ministro de AAEE (Foreing Officce), el Sr. Halifax.

    Lord Halifax declinó el ofrecimiento, dejó claro que tal vez no estaba a la altura de recoger semejante responsabilidad y así de esta manera pasó el poder a Churchill, poder que deseaba desde el principio de su carrera política.

    ¿Cómo afectó al transcurrir de los acontecimientos este cambio de Primer Ministro? Pues de una manera definitiva. Halifax fue el sustituto de Anthony Eden en el ministerio de AAEE tras los acuerdos de Munich en septiembre de 1938, así que estaríamos hablando de un político que entraba de lleno en la órbita de los llamados «contemporizadores», su máximo anhelo era firmar una paz con Hitler antes de que fuera demasiado tarde y las condiciones fueran más draconianas. Por supuesto Churchill opinaba todo lo contrario, su objetivo era luchar por tierra, aire y mar contra Hitler hasta que el país hubiera agotado todos sus recursos, así que aunque Halifax no llegó a ser PM, formaría parte del primer gabinete de Guerra y seguiría siendo el abanderado de los partidarios de firmar una paz con Alemania.

    Churchill no tuvo sólo que luchar contra los alemanes en el frente internacional, también tuvo que hacerlo en clave de política interna, «derrotando» a Halifax, al que envió en diciembre de 1940 como embajador a Washsington y sustituyéndole en el ministerio de AAEE por un político plenamente convencido con su política de lucha hasta el final, este hombre sería el Sr. Eden, que ya no abandonaría el puesto hasta el final de la guerra.

    ¡Cómo pudo haber cambiado la guerra si Halifax hubiera aceptado aquél 10 de mayo el poder!

    Un saludo.

  10. Iñigo dice:

    Estupenda aportación. P

  11. Eduardo dice:

    Me imagino que en la «causa aliada» se incluirán a todos sus protagonistas, entre ellos a la Unión Soviética, que curiosamente fue la iniciadora, de acuerdo con los deseos de Alemania, de un proyecto de alto el fuego y de paz negociada. Antes de Barbarroja, se entiende. Para ello movilizó a sus «ejércitos en occidente», los Partidos Comunistas a través de la Komintern, que llegaron incluso a culpar a Inglaterra y Francia de ser las causantes de la guerra.

  12. Rafael dice:

    Eduardo:

    La opinión de uno de los mejores especialistas en los orígenes de la IIGM, el profesor canadiense Jabara Carley es que los «paises demócraticos»( ferozmente antisoviéticos, incluído EEUU) fueron los principales responsables junto con Alemania y Polonia , en el estallido de la guerra :

    .Página web

    :https://www.webdepot.umontreal.ca/Usagers/carleym/MonDepotPublic/Carley%27s%20Web%20site/publications.html?uniq=cgo1cy

    .Michael Jabara Carley: Who Betrayed Whom? Franco-Anglo-Soviet Relations,
    1932–1939 en
    Gab es einen Stalin-Hitler Pakt? – Freie Universität Berlin, Berlin, conférence, février 2014:https://www.webdepot.umontreal.ca/Usagers/carleym/MonDepotPublic/Carley%27s%20Web%20site/Carley_Berlin_2014.pdf

    .« Qui est donc responsable du déclenchement de la deuxième guerre
    Mondiale? » (2009) https://www.webdepot.umontreal.ca/Usagers/carleym/MonDepotPublic/Carley%27s%20Web%20site/Carley_Seconde%20Guerre.pdf

  13. alexander dice:

    Rafael es decir que ud. está insinuando que la derecha francesa e inglesa tuvieron algo que ver con el ascenso del cabo Hitler al poder en 1933?.
    También son sospechosas las relaciones de Franklin Delano Roosevelt con Stalin, en su mandato mejoraron las relaciones ruso-americanas, y mucha gente del Partido de los Trabajadores de Estados Unidos y del Partido Socialista de los Estados Unidos se unieron al Partido Demócrata y al New Deal de FDR, después bajo Harry S. Truman vendría la depuración de socialistas del gobierno de EEUU (casos de Alger Hiss y esposos Rosemberg), ordenada por el FBI de Edgar J. Hoover, mas conocida como caza de brujas o maccartismo, caza de brujas que a mi juicio estaba totalmente justificada ya que bajo el New Deal de FDR el Partido Demócrata se llenó de «rojos».
    También eran íntimas las relaciones de la República de Weimar con la Rusia soviética, recordemos el tratado de Rapallo.

  14. Rafael dice:

    ¡ Alexander!, es evidente que las élites financieras y no financieras de GB y Francia,y EEUU financiaron al III Reich y su rearme, existe una excelente biliografía sobre el asunto, desgraciadamente marginada por lo «políticamente correcto».

    El rearme alemán fue financiado en un 70 % por el «banco internacional de pagos» con sede en Ginebra y con el fervoroso aplauso de todos los bancos centrales occidentales.

    Este es el verdadero fundamento de la «Política de apaciguamiento».

    Le choix de la défaite mais aussi dans Industriels et
    banquiers français sous l’Occupation : la collaboration économique avec le Reich et
    Vichy, Paris, Armand Colin, 1999 réédition, 2007 (chapitre 9) :Annie Lacroix riz

    . Profits of peace
    : the political economy of Anglo-German Appeasement, Oxford, Oxford University
    Press, 1996, Scott Newmann.

    . William Langer, Our Vichy gamble, Amden, Archon Books, 1965 (1e
    édition, 1947).

    .Trading with the Enemy, an exposé of the Nazi-American Money Plot, 1933-1949,
    New York, Delacorte Press, 1983 : Charles Highham

    .

  15. José Sebastián dice:

    Y sigue, y sigue, y sigue… (uy, me ha salido un «cant»)

  16. alexander dice:

    Y Roosevelt? en su opinión la caza de brujas y el Comité de Actividades Antiamericanas se justificaban o era mera paranoia anticomunista?

  17. Rafael dice:

    ¡ Alexander !, cómo en casi cualquier substancia histórica, existe controversia, según algunos investigadores la paranoia estaría justificada por el grado de infiltración comunista, la obra de referencia es Haynes, John Earl & Harvey Klehr. In Denial: Historians, Communism and Espionage. San Francisco: Encounter Books. 2003.

    Son autores conservadores vinculados al partido repúblicano y valorizan mucho los famosos documentos Venona del FBI; hay otros autores que dudan del auténtico valor de estos documentos cómo evidencia consistente para investigar el «peligro rojo».

    En cuanto a Roseveltt, y su supuesto «rojerío», es un puro cuento , inventado por algunos memorialistas y diplomáticos norteamericanos – caso de W.Bullit- al inicio de la «guerra fría»;la política de Roosevelt se inscribe en la lógica tradicional del imperialismo norteamericano ó «política de puertas abiertas».

    De hecho las líneas maestras de la «guerra fría » contra la URSS ya las habían establecido los gabinetes de Roosevelt en 1942; en Francia incluso contaban con mantener el «gobierno de Vichy» frente a De Gaulle.

    Vid. los libros de Sherry Michael, Preparation for the next war, American Plans for postwar defense, 1941-1945, New Haven, Yale University Press, 1977 ; The rise of American Air Power : the creation of Armageddon, New Haven, Yale University Press, 1987 ; In the shadow of war : the US since the 1930’s, New Haven, Yale University Press, 1995.

    Naturalmente este tipo de libros de los llamados revisionistas americanos que florecieron entre los años 60 y 80, casi nunca se han publicado,ó traducido, y se censuran en Europa porque van contra lo políticamente correcto y lo que es permisible cómo tabú en la historia comtemporánea.

    Es asi de penoso, pero es lo que ocurre cómo recientemente ha ocurrido en Francia contra el libro de Geoffrey Roberts ,»las guerras de Stalin, 1939-1953″.

  18. alexander dice:

    Y el matrimonio Rosemberg? ellos no espiaban para la Unión Soviética?

  19. alexander dice:

    Además los rusos obtuvieron la bomba atómica gracias al servicio de espionaje de David Greenglass hermano de Ethel Rosemberg y del físico alemán Klaus Fuchs, el cual después de su detención haría una gran carrera como científico en la RDA. Razones de peso debían tener los norteamericanos de los agentes norteamericanos que espiaban para la Unión Soviética no todo era paranoia Rafael, había en los EEUU de los cuarentas y cincuentas una bien organizada red de espías. Además el Partido Comunista de Estados Unidos estaba financiado con fondos soviéticos.

  20. rafael dice:

    ¡ alexander!, nadie ponde en duda la presencia de espionaje soviético en EEUU; esto es lo normal entre todos los paises incluso los que son aliados,pero es curioso que sólo se habla de «paranoia» ó «espionitis» cuándo se habla del gobierno sovíético ó incluso el ruso; no se puede utilizar el doble rasero maniqueo.

  21. alexander dice:

    Claro Rafael el debate siempre es sano, hablaba de la política y sociedad norteamericanas porque es la que más conocemos en libros y películas de ficción, películas como Good luck and good night, o la rechifla a Elia Kazan en la entrega de los Oscar o el caso de Donald Trumbo, y la sombra de Edgar J. Hoover en la política y sociedad de Estados Unidos, el mito propagado por Hollywood y los liberales estadounidenses es que la caza de brujas y las listas negras fue una paranoia colectiva, creo que por lo que hemos hablado y por casos como los de Klaus Fuchs y los esposos Rosemberg no ha habido tal mito, había una poderosa red de espías soviéticos en EEUU y una gran cantidad de simpatizantes ocultos en las altas esferas del poder, colocados allí desde la década de los treinta. No hable de la URSS porque en Occidente no hay fuentes fiables que nos hablen de aquellos años, como ud. bien lo ha dicho la historiografía occidental siempre se ha movido entre la propaganda y las afirmaciones vagas. Pero como no iba a existir propaganda si estábamos en plena guerra fría? Pero la CIA si llegó a infiltrar los altos cargos soviéticos en los cincuentas y sesentas? es decir estaba el GRU y grupos con gran poder para prevenirlo.

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