CETME. 50 AÑOS DEL FUSIL DE ASALTO – Lucas Molina Franco y José María Manrique

Los hislibreños que hayan realizado el servicio militar obligatorio o los que tienen relación con las fuerzas armadas de España seguramente este libro les traiga algún tipo de nostalgia. En noviembre de 2005 la editorial Esfera de los Libros publicó «CETME. 50 años del fusil de asalto español» de los autores Lucas Molina Franco y José María Manrique García. El libro es una monografía dedicada exclusivamente al desarrollo y adopción del primer fusil de asalto diseñado en España durante la segunda mitad del siglo XX. De por si la publicación ya es interesante debido a la temática de estudio de esta. Pocas veces se ve en el mercado editorial español ensayos dedicados de manera exclusiva a investigaciones armamentísticas, aunque bien es verdad que en los últimos años ha aparecido un buen número.

«CETME. 50 años del fusil de asalto español» es una obra escrita por el historiador Lucas Molina Franco y el militar de profesión José María Manrique García. Ambos autores han creado desde hace más de una década un curioso tándem que los ha llevado a publicar un buen surtido de volúmenes dedicados a estudios armamentísticos, sobre todo centrados en la Guerra de España (1936-1939). En esta monografía de cerca de 300 páginas, los dos autores se dedican a investigar en profundidad la historia del desarrollo del fusil de asalto CETME, un fusil que se ha convertido en un clásico del mundo del armamento por su fama de gran robustez y fiabilidad. El CETME marcó sin duda alguna una época de la historia reciente de las fuerzas de seguridad de España.

La historia como no podía ser de otra manera comienza por el principio, con un breve repaso de la aparición de la denominación «fusil de asalto». Tras este contexto se inicia el relato con un capítulo dedicado al nacimiento del Centro de Estudios Técnicos de Materiales Especiales (CETME), centro que como ya se puede observar dio nombre al posterior fusil de asalto. El Centro de Estudios Técnicos nació tras finalizar la Segunda Guerra Mundial y se encargó de intentar atraer científicos internacionales para colaborar en el diseño y creación de nuevos armamentos. Después de estas pinceladas los dos autores se embarcan en el estudio de cómo se gestó el prototipo del CETME. En el periodo final de la guerra en Europa, la administración española tuvo conocimiento de los fusiles de asalto diseñados por los alemanes. Esto llamó la atención de los técnicos españoles.

Gracias al conocimiento de estos nuevos fusiles de asalto y de la colaboración con científicos alemanes, España inició el desarrollo de una multitud de armas automáticas y semiautomáticas que hoy en día siguen siendo desconocidas en muchos casos. Desde las altas esferas se dio una serie de pautas de cómo debían ser el nuevo fusil de asalto. Teniendo esto como guía, los ingenieros empezaron a diseñar tanto la forma como la que debía ser su munición. Todo el desarrollo fue de un gran esfuerzo para la todavía incipiente industria armamentística española. No obstante, los prototipos, como las armas y municiones se llevaron a cabo con rapidez y con un gasto de presupuesto mínimo, algo muy loable para la época de carestías que vivía España.

A principios de la década de 1950 los primeros prototipos ya estaban listos y probados. Lucas Molina Franco y José María Manrique nos llevan directamente a la fabricación y comercialización de la nueva arma que presentó España en el mercado internacional. Estos primeros prototipos fueron probados por agentes de otros países en toda clase de duras pruebas de congelación, golpes y ametrallamiento para ver su calidad. La cantidad de datos que aportan los autores es abrumadora, aunque está bien repartida por todo el volumen en tablas y párrafos, lo que facilita su análisis. Los siguientes tres capítulos se dedican a un periodo de tiempo encuadrado entre 1955 y 1960 donde el fusil CETME se probó en un conflicto armado que derivó finalmente en su adopción por el Ejército Español.

Aunque se ha comentado brevemente, el fusil CETME tuvo su propia munición de calibre 7´92 x 40 mm, una munición potente, pero a la vez liviana y fácil de controlar en fuego automático. El problema de esta se inició cuando España pretendió su comercialización en Europa, Estados Unidos obligó a España a recalibrar sus armas al cartucho más potente y difícil de manejar 7´62 x 51 mm OTAN si quería vender al exterior. Esto, y como bien demuestran Molina Franco y Manrique García, fue un duro golpe para las ventas y para calidad del arma en general. De todas maneras, los CETME A1 y A2 fueron probados en munición original de 7´92 mm en la campaña de Ifni-Sáhara con buenos resultados. Tras los diversos cambios, el rifle de asalto CETME se adoptó para las fuerzas armadas españolas. El primer modelo que fue adoptado fue el mítico modelo B. A este modelo le siguió el C “Chopo” y después los modelos L y LC con su característico color verde y su ensamblaje con piezas de plástico.

Después de este largo camino, el CETME entró en producción y fue exportado a otros países, principalmente Alemania donde dio lugar después también al rifle G-3. Aquí los autores son críticos, pues Alemania compró la patente de fabricación y eliminó de la marca la denominación de «CETME» perdiéndose el origen español del arma. Asimismo, la copia alemana supo hacerse un lugar en el mercado de exportaciones, mientras España desaprovechó su oportunidad y suministró mayormente a su propio ejército. Otra batalla perdida del CETME fue la de la munición. El original y eficiente proyectil diseñado en España tuvo que abandonarse tras las imposiciones de la OTAN a nivel internacional Los tres últimos capítulos están dedicados a los testimonios de personas que utilizaron esta mítica arma, la producción y su posterior sustitución por el fusil de asalto alemán G-36, el cual continua en servicio actualmente. Los dos autores vuelven a hacer una reflexión de que después de ser España una fabricante y diseñadora pionera de armas ha pasado a ser usuaria importadora de modelos extranjeros.

A nivel técnico la obra esta magníficamente maquetada. A parte del propio relato de la historia del CETME, el libro contiene nada menos que diez anexos documentales sobre diferentes temas que ayudan a comprender mejor toda la investigación. El volumen contiene una abundante galería gráfica con fotografías e ilustraciones de cómo evolucionó el arma desde los bocetos hasta su última versión en calibre 5´56 mm. Hay también comparaciones técnicas con otras armas y fotografías de ingenieros, soldados y altas esferas observándolo y probándolo. En resumen, una monografía muy completa y que hará las delicias de los aficionados del armamento ligero y los historiadores militares. Cierto es que la lectura no es farragosa, pero esto depende de vuestros gustos, ya que si el armamento no es de vuestro interés se os puede hacer cuesta arriba. Pero, el nivel de aportaciones es grande y cualquier interesado en las fuerzas armadas españolas durante la época de la dictadura debería consultarlo.

Lucas Molina Franco & José María Manrique García. CETME, 50 años del fusil de asalto español, Ed. Esfera de los Libros, Madrid, 2005. 286 pp.

     

7 comentarios en “CETME. 50 AÑOS DEL FUSIL DE ASALTO – Lucas Molina Franco y José María Manrique

  1. Vorimir dice:

    Bueno, viendo la fecha de publicación ya estamos en el 60 aniversario, jejeje. Buena reseña amigo Historiamilita.

    1. ¡Muchas gracias compañero! La verdad es que el libro ya tiene unos añitos y además está bastante agotado. Necesitaría una actualización y una reedición.

  2. Davout dice:

    – Este lo disparé yo en la Mili. Y no se me daba mal. Eso sí pesaba un huevo para desfilar con él, no como esos de plástico que llevan ahora.

    1. La verdad es que esperaba comentarios tipo este, me parecen siempre ancédotas buenas e interesantes. ¡Gracias por comentar!

  3. APV dice:

    El Cetme L tuvo muy mala fama: Cada Esquina Tiene Mierda Escondida.

    En cuanto al asunto de la municion OTAN también le pasó a otros como el FAL, al final los rusos con sus Ak hicieron un trabajo mejor.

    1. Como dijeron por ahí, al principio al Cetme L le ocurrió lo mismo que al M16 norteamericano, eran de mala calidad luego se fue mejorando. Es más recuerdo que en este libro venía una foto de un Cetme L que tenía cargadores recto como el fusil estadounidense.

  4. Urogallo dice:

    Un arma gloriosa, el martillo de herejes.

    El Pacto de Varsovia lo tenía formando un muro igual de sólido que su telón de acero.

    ¡Que fácil es caer en la venenosa nostalgia!

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