CARTAS SIN DESTINATARIOS. BÉLGICA – HOLANDA – LUXEMBURGO (IMPRESIONES DE VIAJE) – Carmen de Burgos

Una vez más la Editorial Evohé, dentro de su colección El Periscopio, ahora de la mano de Arturo Aizpiri, recupera para los lectores otro de los magníficos textos a los que nos tiene acostumbrados. En esta ocasión el libro que la insigne escritora Carmen de Burgos publicó bajo el título Cartas sin destinatario. Bélgica-Holanda-Luxemburgo (Impresiones de viaje). Profesora, novelista, viajera, tertuliana, conferenciante, divulgadora y activista de un incipiente feminismo que las generaciones posteriores debemos agradecer y ponderar, Carmen de Burgos Seguí —conocida por “Colombine” desde enero de 1903 cuando ingresa en la redacción del flamante Diario Universal— está considerada, por quiénes a categorizar estilos y estudiar nombres se dedican, miembro de la llamada Generación del 98.

Méritos no le faltan; el legado de una amplísima obra y su calidad es suficiente para que la almeriense disfrute junto a Unamuno, Baroja, Valle-Inclán, Maeztu o Salavarría semejante clasificación. Sin embargo, resulta más apropiado hablar de su figura como representante de una plausible “Generación de Pioneras”; ese grupo de mujeres, tan audaces como dotadas para el arte que siguiendo el ejemplo de Gertrudis Gómez de Avellaneda y Ángela Grassi, encarnaron, en el ámbito periodístico-literario, Emilia Serrano, Rosario Acuña, Blanca de los Ríos, Sofía Casanova, Concha Espina, María Lejárraga y Carmen Karr; o Helena Cortesina, Tórtola Valencia, Aurea de Sarrà y Josefina Cirera, dentro del universo musical; por no hablar de la insigne política Clara Campoamor.

Durante décadas la figura de Carmen de Burgos permaneció relegada al olvido por un rencor político que, como mucho, le permitió pasar por una nota a pie de página, un apéndice, mera referencia maldiciente en la vida del escritor Ramón Gómez de la Serna. Sin embargo, su personalidad y legado literario hablan de una luminosa artista de la palabra. Inteligente, perseverante, curiosa, librepensadora, la obra que hoy disfrutamos nos la muestra heterogénea y polifacética. Sus manuales y artículos sobre cocina, belleza, elegancia o urbanidad, hablan de una faceta mundana, no frívola, que no contradice para nada la importante aportación que supone para el acervo literario hispano su prolífica producción narrativa. Una vida, la suya, que repasa acertadamente Arturo Aizpiri en el preámbulo de esta nueva edición que tiene el viaje como protagonista.

Iniciada la experiencia viajera de Carmen de Burgos con la salida obligada de su tierra almeriense, que más tenía de huida que de exploración —primero Granada, luego Madrid, más tarde Guadalajara, Toledo y de nuevo la capital, asentada como profesora de la Escuela Normal de Magisterio y asidua colaboradora en cuantas publicaciones de prensa aceptaban sus artículos—, no tardará en convertir el viaje en una constante muy presente en su biografía.

En 1905, gracias a la ayuda económica de la Junta de Ampliación de Estudios —que ese mismo año benefició a Antonio Machado y José Ortega y Gasset con estancias en París y Alemania respectivamente—, Carmen de Burgos recorrerá durante varios meses Francia e Italia. Resultado de aquella vivencia la editorial de su amigo Blasco Ibáñez publica Viajes por Europa. Francia, Italia, Mónaco (Editorial Sempere,1906).

Apenas cuatro años después realizará otro viaje, no tan placentero ni académico como el anterior. En 1909, El Heraldo de Madrid le permite acercarse allí donde se está produciendo la noticia, constituyéndose en la primera aportación femenina al reporterismo de guerra. Málaga y Melilla serán los destinos, a raíz del incidente del Barranco del Lobo que tan infaustas consecuencias sociales y políticas va a tener sobre España. Unas vivencias que transcribió en las crónicas para el citado diario y en un relato publicado en la popular colección de El Cuento Semanal (nº 148) bajo el título En la guerra. Apenas han transcurrido otros tres años cuando la inquieta escritora se embarca en un nuevo proyecto viajero, esta vez de carácter cultural, con objeto de conocer Bélgica y los Países Bajos. Una experiencia que dejará para la posteridad, como los anteriores, en forma de libro bajo el título Cartas sin destinatario. El mismo que hoy recobra Evohé.

Cartas sin destinatario, es un valioso texto que desgrana en sus líneas un atractivo recorrido por Bélgica y los Países Bajos; desde Ostende a las Islas de Zuiderzee. Una aventura que preludia el turismo del futuro, pero sin la premura y el vacío que tan a menudo ejercitamos en nuestros días. El libro de Carmen de Burgos es un documento en toda regla que nos habla de la vida urbana y cotidiana de los belgas, flamencos, valones y holandeses aplicando en cada línea las categorías culturales vigentes en la sociedad del momento. Así se lee raza flamenca o valona con un determinismo que corremos el riesgo de condenar por incorrecto, retrógrado o prejuicioso, sin caer en la cuenta de que esas impresiones descubren una mentalidad y un marco ideológico concreto.

La autora que se nos muestra en Cartas sin destinatario es distinta de la viajera que descubre París seis años atrás. En esta ocasión, como en las dos aventuras anteriores por Europa y Norte de África, va a estar acompañada de su hija —inseparables ambas desde que en 1901 Carmen diese por roto su fracasado matrimonio con el periodista Arturo Álvarez Bustos— pero no de su hermana Catalina de Burgos, una de esas figuras silentes e invisibles que colaboran en el triunfo de quiénes tienen nombre y celebridad. En este viaje, la propia Carmen nos descubre a su acompañante: la pintora Rafaela Sánchez Aroca (1869-1939). Un verdadero hallazgo para el lector de hoy en día, que, sin duda, influyó en la mirada de Carmen no solo para describir de forma pormenorizada y erudita las diferentes obras de arte que atesoran los museos, catedrales y edificios públicos que visitan, sino también a la hora de describir paisajes, especialmente los daneses, y escenas cotidianas. Así, el relato que Cartas sin destinatario transmite, ya sea cuando habla el entramado urbano de Malinas y la artesanía de sus encajes, como la gruta de Han o los infinitos campos de flores holandeses, un marcado carácter pictórico que crea en el lector la agradable sensación de estar inmerso en una galería de arte.

Sin embargo, los veintidós capítulos de que consta un texto en el que pesa más la crónica periodística que el género epistolar que vaticina su título, no recogen solamente lo que podríamos imaginar un itinerario turístico; hay mucho más. Sus páginas nos hablan de la situación obrera en Bélgica (¡qué magnífico capítulo el titulado «El Vaticano del Norte»!), del sistema educativo belga («La Floresta de los sueños»), de las mujeres que en Gante optan libremente por una religiosidad singular («En el Beguinage»), de los judíos holandeses, legendarios comerciantes del diamante («La Venecia del Norte»), o de los agricultores de Harlem («La tierra de las flores»). Entreverado todo ello con el recuerdo de personajes históricos que Carmen de Burgos rememora con admiración y un profundo respecto: Luis XV, Carlota de Méjico o Napoleón.

En su conjunto, como digo, es un libro de gran valor literario. Un documento.  Ameno y a la par que académico, su lectura resulta más que recomendable para los viajeros de hoy en día. Todos deberían leerlos; ya sean inquietos caminantes de los caminos de tierra o sedentes arqueólogos de la Memoria Histórica.

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Carmen de Burgos, Cartas sin destinatario. Bélgica-Holanda-Luxemburgo (Impresiones de viaje). Madrid, Ediciones Evohé, 2022, 280 páginas.

     

4 comentarios en “CARTAS SIN DESTINATARIOS. BÉLGICA – HOLANDA – LUXEMBURGO (IMPRESIONES DE VIAJE) – Carmen de Burgos

  1. Farsalia dice:

    Buena pinta tiene este libro, sí señor…

  2. Arturo dice:

    ¡Espectacular reseña, Rosalía, muchas gracias! Y muchas gracias, de nuevo, por la presentación que hiciste del libro en nuestro local El Periscopio; fue toda una clase magistral de historia y literatura. Un gran libro de una gran mujer que debemos poner en el lugar que merece.

  3. Akane dice:

    Sinceramente, querida Rosalía, si el libro está a la altura de tu magnífica reseña, acaba de convertirse en uno de mis próximos objetivos. Gracias por traerlo.

  4. Garna dice:

    Rosalia, gracias por traernos a esta interesante mujer. Ojalá que este libro, como dice Arturo, la de a conocer y le otorgue el lugar que merece.

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