BYZANTIUM TRIUMPHANT – Julian Romane / FIGHTING EMPERORS OF BYZANTIUM – John Carr
La gente suele pensar que el Imperio bizantino es la hermana fea del Imperio romano: Menos conocido, más aburrido y gobernado por emperadores decrépitos o inoperantes. Incluso un entusiasta de la historia me dijo una vez: “¿Por qué estás leyendo un libro sobre el Imperio Bizantino? ¡Si solo fueron unos perdedores!”
Este libro pone claramente esa afirmación lapidaria en perspectiva. Un imperio que gobernó sobre grandes extensiones de tierra durante casi mil años después de la caída de Roma merece más respeto y reconocimiento: sus gobernantes restauraron la antigua gloria imperial conquistando tierras en España, Norte de África, Italia, los Balcanes, Rusia y Europa Central, Asia Menor… Incluso derrotaron -y fueron temidos por- los musulmanes más a menudo de lo que pensamos. Demasiadas batallas ganadas por un grupo de simples perdedores, ¿no es así?
Julian Romane ha escrito una crónica lineal de uno de los períodos más victoriosos (959 – 1025) del Imperio Romano de Oriente, utilizando todas las obras conocidas de la Antigüedad (y también algunos libros modernos), tratando de juntarlas todas en una narrativa y encontrando el equilibrio o arrojando luz sobre algunos acontecimientos oscuros o contradictorios. Leeremos acerca de las intrigas en la corte, los disturbios sociales, la economía y el comercio, las disputas religiosas, y -por supuesto- seguiremos a personajes como Nicéforo II, Juan Tzimisces y Basilio II, conocido como el Matador de Búlgaros tras sus victoriosas campañas militares.
Así que tenemos un libro que puede ser leído como una crónica, una narración coherente de esos convulsos pero gloriosos días durante la historia del Imperio Bizantino. Está lleno de detalladas descripciones de batallas y asedios, incluso encontramos hueco para los duelos personales, con sólo el sabor que tienen las viejas historias. Por supuesto, el autor no cree en todo lo que los antiguos escribieron, así que podemos también encontrar algunas aclaraciones aquí y allá cuando sean necesarias (normalmente sobre contradicciones o exageraciones). Es cierto que no encontraremos demasiada información sobre cómo estaban equipados los soldados bizantinos, con explicaciones detalladas sobre las cadenas de mando, cascos, escudos y demás: simplemente tendremos descripciones superficiales con algún detalle extra cuando sea necesario. Y es que ese no es el objetivo principal del libro: sabremos cómo se libraban las guerras, las tácticas e incluso la descripción de las batallas en sí; si se quieren detalles sobre el equipamiento militar, tendremos que consultar otra publicación.
El libro es de fácil lectura (bueno, el tamaño de la letra es un poco pequeño para una “verdadera” lectura fácil), divertido, detallado e informativo… y eso es mucho para un libro de poco más de 200 páginas. Su inglés no es muy complicado y no hay nada que no pueda leerse con un buen diccionario a mano.
Si se quieren desmontar mitos sobre el Imperio Romano de Oriente y conocer a algunos de sus más prestigiosos y victoriosos gobernantes, el aficionado tendrá una buena elección lectora en este libro de la editorial Pen & Sword.
Título: Byzantium Triumphant: The Military History of the Byzantines: The Military History of the Byzantines 959-1025.
Autor: Julian Romane.
Editorial: Pen & Sword (2015).
Páginas: 208.
En esta segunda obra de Pen & Sword, John Carr repasa todos esos siglos de historia del Imperio de oriente mostrándonos todos los peligros y batallas que los ejércitos de Constantinopla se atrevieron a enfrentar. Cada dinastía es comentada y sus más memorables hechos expuestos a la luz y tenemos que tener más en cuenta a aquellos herederos de los antiguos generales romanos que dirigieron el ejército romano tardío -siempre subestimado cuando se lo compara con el ejército clásico imperial- y lo evolucionaron hasta convertirlo en una máquina de guerra muy competente; por supuesto que tuvo derrotas y períodos de decadencia, pero la estructura y formación de este ejército evolucionó para adaptarse a nuevos enemigos y a nuevas formas de guerra. Las espadas y escudos bizantinos detuvieron la invasión islámica durante siete siglos, infligiendo varias derrotas dolorosas a los estándares musulmanes. No muchos ejércitos de su época podrían decir lo mismo.
Desde Constantino el Grande hasta Constantino XI, muchos emperadores bizantinos han sido presionados para usar la espada contra sus enemigos: rusos, búlgaros, árabes, persas… y la lista continúa. Los simples aficionados a la historia suelen pensar que el Imperio romano de Oriente es una corte decadente gobernada por cobardes y burócratas con algunas excepciones demasiado escasas. Pero estamos hablando de un imperio que se mantuvo en pie a través de campañas militares contra múltiples enemigos durante mil años tras la caída de Roma.
En menos de 300 páginas, tenemos una exposición cronológica de todos los emperadores orientales, con un breve vistazo a sus reinados. Cuando un emperador es bien conocido por sus victorias, el libro pondrá especial énfasis en ello. En general, tenemos un buen libro sobre el imperio bizantino con una doble cara: Un acento en el ejército y un segundo con un lado biográfico/histórico. Se mencionan todos los emperadores y se explican sus reinados (por supuesto, el detalle y la longitud de la explicación son comparables a la longevidad del emperador o a sus victorias), con notas sobre la historia social y económica.
Por supuesto, el centro de atención son las batallas y el lado militar pero creo que es un buen libro para acercarse a la historia del Imperio romano de Oriente y aprender mucho sobre él, borrando ideas equivocadas y poniendo a Constantinopla en el lugar que se merece en la Historia europea como defensora del cristianismo durante un milenio. Justiniano I y su gran general Belisario trataron de restaurar la gloria imperial, luchando contra el Imperio Sasánida, conquistando el norte de África después de derrotar a los vándalos, y asegurando tierras en España, Italia y los Balcanes. Es cierto que el Imperio bizantino sufrió crisis internas y derrotas, pero en los siglos X-XI una serie de emperadores competentes (y sus generales) ampliaron las fronteras, haciendo al Imperio romano de Oriente más extenso y poderoso que nunca.
Así que, incluso después de su decadencia y derrota final, debemos hablar con el debido respeto de los gobernantes de Constantinopla, la joya de la Cristiandad, fortaleza y defensora del cristianismo y la civilización grecolatina durante muchos largos siglos. Y recuerden que su último gobernante, Constantino XI, murió espada en mano defendiendo la ciudad hasta su último aliento. Y si no me creen al menos sigan mi consejo: Lean este libro.
Título: Fighting Emperors of Byzantium.
Autor: John Carr.
Editorial: Pen & Sword (2015).
Páginas: 288.
Parecen muy interesantes ambos… Buenas reseñas y necesarias.
Muy interesante, Vorimir. Intentaré hacerme con un ejemplar de cada, y ya de paso practico mi inglés.😁
Interesante par, aunque estén en inglés, siempre viene bien más publicaciones sobre los pobres bizantinos…para que se quiten el estigma de perdedores, depravados y corruptos que llevan encima.
En el reciente número de Desperta Ferro dedicado a la Tercera Cruzada hay un interesantísimo artículo que analiza la postura bizantina en referencia a Tierra Santa durante la segunda mitad del siglo XII. Recomiendo su lectura.
No se si el estigma es propio de la historiografía inglesa o más amplia. Buena reseña Sr. Vorimir. Gracias.
Por suerte, la «leyenda negra» del Imperio Bizantino se está viendo cada vez más cuestionada por libros como estos y otros, como «Bizancio» de Judith Herrin. Incluso Isaac Asimov publicó en su día un libro sobre el tema. Aun así creo que sigue siendo el gran desconocido, quizás porque a los occidentales nos pilla lejos, tanto temporal como físicamente. Una pena porque la historia de Bizancio es apasionante y merece conocerse más.
Y es curioso que se le vea como el perdedor, el decadente,siendo un imperio que sobrevivió mil años a su hermano occidental supuestamente más glorioso.
Quizás sea por que compite con otros herederos, y no fué, ni quiso ser, occidental, y su testigo, figuradamente, lo recogió Rusia.
Cierto, y no ayudó precisamente que profesase el cristianismo ortodoxo ni el saqueo de Constantinopla durante la Cuarta Cruzada. Ese enfrentamiento secular con el catolicismo occidental es, en mi modesta opinión, una de las causas principales del estigma y del desconocimiento.
Bueno lo de la Cuarta Cruzada y la imagen de la Constantinopla de aquellos siglos es resultado de una política en la que Bizancio relativiza y mide mucho su situación territorial en el Mediterráneo Oriental y los apoyos y neutralidades mantenidos tanto con cristianos de Tierra Santa y de la Tercera Cruzada como con los musulmanes. A fin de cuentas Bizancio tenía territorios que defender y proteger y evitó romper cierto equilibrio en busca, obviamente de su propio bien y estabilidad… y esta situación no era compartida ni entendida por Roma ni el mundo cristiano occidental.
Es un tema complejo. La inestabilidad dinástica, las prerrogativas comerciales venecianas, el incumplimiento de los pactos de la primera cruzada, la presión constante en todas las fronteras, la falta de ingresos, la matanza de latinos, etc..Bizancio lentamente se desliza desde el Imperio hacia la Ciudad.
Bueno, también es fruto de la ambición del Papa Inocencio III por esa restauración de la Iglesia católica y su dominio religioso de todo el orbe, y de los grandes mercaderes italianos por controlar las rutas de Oriente.