BREVE HISTORIA DE… NAPOLEÓN – Juan Granados
La colección «Breve historia de…», creada por la editorial Nowtilus, ha reservado uno de sus últimos tÃtulos a glosar la vida y la obra de Napoleón Bonaparte. A primera vista, podrÃa uno considerar inalcanzable, una misión imposible, concebir siquiera semejante propósito, por tratarse de un personaje, bizarro donde lo haya, que no se deja reducir, cercar ni estrechar fácilmente. Está en la naturaleza de este caporal corso, llegado a lo más y venido a menos, el resistirse a ser confinado en el reducido islote de una monografÃa de poco más de trescientas páginas.
Porque Napoleón, quien soñó con dominar Europa y el mundo entero si lo hubiesen dejado, es el epÃtome de la desmesura, la esencia del carácter excesivo y desbordante, un déspota ilustrado y desbocado, un torrente de acción y pasión que sobrepasa cualquier ribera o frontera. Comandante en jefe de la Grande Armée, constituye uno de los sólidos baluartes sin los que jamás hubiese crecido la noción de la Grandeur de una nación, Francia, que todavÃa hoy lo tiene por uno de los padres de la patria, una gloria nacional a la que acaso venera por temerlo, más que por amarlo. Bonaparte, quien anheló ser el moderno Alejandro Magno y acabó siendo una especie de Atila, nace y vive con una idea fija que aviva su naturaleza tempestuosa: pasar a la historia.
Y he aquà la fenomenal empresa que Juan Granados acomete con indudable valor y no menor éxito: contarnos el ser y el hacer de Napoleón Bonaparte, y hacerlo con naturalidad y amenidad, recorriendo los principales capÃtulos de la existencia del autoproclamado «Sire» con la vivacidad de un paseo militar, con la seguridad y el aplomo de quien conoce al dedillo el terreno que pisa y el itinerario que recorre.
La doble condición de historiador y novelista, felizmente reunida en el autor, favorece la labor. La profesión de historiador, por una parte, permite desplegar el relato de los hechos con rigor y fundamento, al tiempo que controlar los tiempos y las medidas, de manera que la corriente de los acontecimientos referidos sà fluya — en su caso, sin derramarse— por los márgenes convenientes de una monografÃa de este género, en el que la concisión manda, aunque sin traicionar la necesaria elucidación del tema en curso. El oficio de escritor asegura, por su parte, que el lector siga con interés y sin flaqueza el argumento de la historia.
No es sencillo, en efecto, resumir y al tiempo explicar naturaleza tan fisiológicamente volcánica como la de Napoleón, un hombre que se define por su instinto, por su impulso, por no hablar de pulsión. Hombre con muchos atributos, es, no obstante, un tipo sin principios. Nacionalista corso, reconvertido en patriota francés, es alérgico a las pequeñas naciones; su cabeza sólo concibe grandes naciones —en realidad, sólo una Nación: su Francia—, a quienes los demás deben plegarse. Hombre menudo, es enemigo de lo mÃnimo. Hijo de la Revolución, es un profundo conservador que termina detestándola cuando ésta se revuelve contra su majestad. Republicano de origen, se corona a sà mismo Emperador. Profesa todas las religiones y ninguna en particular. No puede creer en Dios, porque, devoto monoteÃsta, sólo cree en él mismo. Se mete en polÃtica sin conocer ni gobernar las artes de la diplomacia, las maniobras parlamentarias o las intrigas de salón. Militar de casta, sólo observa el manual del ordeno y mando. Paradigma del estratega, actúa, en fin, como un pragmático; dice Stendhal de Napoleón que «nunca habÃa tenido un plan». Y, con todo, no cesaba de urdir descomunales proyectos.
Todo este totum revolutum, tal marejada de ideas y creencias, hazañas y sentimientos, que bullÃan en un solo hombre, en un hombre solo, era menester ser concentrado en un texto ágil y claro, denso y a la vez inteligible. Y a fe que Juan Granados ha logrado vencer las dificultades y mostrarnos el paisaje de una época antes, durante y después de la batalla, las campañas de un caporal corso que hizo temblar a Europa y no dominó el mundo porque no le dejaron. La aventura de este guerrero, que en Waterloo perdió la batalla, fue rematada en la isla de Santa Elena. La vida de Napoleón Bonaparte acabó como empezó: procurando huir de una pequeña isla para ganar el continente.
Juan Granados (La Coruña 1961) es catedrático de Historia e Inspector de Educación. Se especializó en Historia Económica en Florencia y ha investigado y publicado artÃculos sobre los intendentes españoles del siglo XVIII y su relación con el desarrollo de la construcción naval. Ha participado en la edición de varios libros de Historia como Historia de Ferrol, Historia Contemporánea de España o Historia de Galicia. En el ámbito de la ficción en 2003 publicó la novela Sartine y el caballero del punto fijo, novela que comenzó una saga que ha continuado con Sartine y la guerra de los guaranÃes. Es además autor de El Gran Capitán. En Ediciones Nowtilus ha publicado Breve historia de los Borbones españoles.
Colabora con diversos medios de comunicación: durante siete años escribió una sección, El barril del amontillado en El Correo Gallego, actualmente publica una columna semanal en ABC Galicia titulada «Entre brumas». Dirige la Revista Galega do Ensino (EDUGA) y colabora periódicamente con AnatomÃa de la Historia.
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Lo acabo de leer hace poco, y me ha encantado. Se lo recomiendo a todo el mundo. ¡Enhorabuena al reseñador y al escritor! ;-)
Qué gusto verlo en estas faenas, don Fernando. Y estrenándose con tan magnÃfica pieza, encima: ¡celebre el mundo hislibreño!
Bienvenido, Fernando. Esta es tu casa.
Bienvenido Fernando. Por cierto, buen libro el de Marco Aurelio y también buena reseña. Y cierto no es fácil resumir la vida y quehaceres de Napoleón y además el personaje está muy, muy trabajado. Pero brevedad en 350 páginas no está mal, refiriéndose al personaje, no está nada mal.
Gracias, amigos, por vuestra bienvenida y por la calidad recepción. Aunque confieso que, en espÃritu o en carne mortal, en la distancia o en la cercanÃa, en la frecuencia como en la parsimonia, en la aquà me encuentro como en casa. Cordiales saludos
Enhorabuena por tu extreno como reseñador de Hislibris.
Qué el autor de «Marco Aurelio» se pase por las páginas de los aficionados a las lecturas, es muy de agradecer. Ya tenemos varios autores que suman sus comentarios a los nuestros. Me encanta.
Buena reseña y buen libro.
Bienvenido, Fernando. Mis felicitaciones por tu estreño como reseñador. Da gusto ver de vez en cuando algún paisano por estos lares.
Bienvenido, Fernando y felicidades por tu estreno con esta reseña a la que espero que sigan muchas.
Siempre me alegra ver un nuevo libro sobre mi Emperador. Espero que gracias a él sigan creciendo los amantes de la historia que conozcan la vida y milagros de un personaje clave de la historia europea. Bienvenido D. Fernando y muchas gracias por su reseña.
Me ha gustado mucho, gracias Sr. Genovés.
Esta interesante este libro, me gustaria conocer la historia de Napoleon Bonaparte.
Tuve ocasion de leerlo hace poco y me sorprendio agradablemente. Naturalmente no cuenta nada nuevo pero tampoco olvida casi nada de lo antiguo.
En mi opinión cumple su cometido, sin más. Pasa de refilón por la vida de Napoleón, parándose en exceso en su vida afectiva. Y no digamos nada del olvido de la batalla de Leipzig. Pero se dela leer. En un suspiro lo has terminado.
HabÃa reseña, vaya, se me pasó… Posteo lo que puse en otro lado:
Se lee rápido, como era de prever, y resulta un libro muy entretenido. Ideal para lectores que conocen poco del emperador galo, les impulsará a leer más sobre el mismo. Para el caso que nos toca, me temo que su amenidad va a ser de las pocas virtudes que posee, en comparación con libros de mayor enjundia en esta categorÃa. Es curioso que en un par de ocasiones Granados remita al Napoleón de Max Gallo como si fuera un ensayo… cuando es una novela; indirectamente, pues define como «histroriador» a Gallo, que es una de sus muchas ocupaciones, pero para ese caso serÃa mejor definirlo como «novelista». Para el mismo caso preferirÃa apelaciones al Napoleón de Emil Ludwig…
Pero, seamos justos, tampoco Granados pretende (propagandas editoriales al margen) escribir una gran biografÃa, contentándose (y eso le honra) con una semblanza en la que sobresale el apasionado por las matemáticas y la ciencia (capaz de emendarles la plana a tipos como Laplace), el trabajador infatigable, el legislador, el hombre que agobiaba a un Josefina distante con cartas llenas de pasión, el republicano que no veÃa contradicción en convertirse en emperador de los franceses, el cesarista, titoliviano y plutarquista, el provinciano que por mucho que tratara de esconderlo con oropeles siempre acaba volviendo a la cultura de su patria chica, el militar impetuoso… Me llamó también la atención que no mencione la batalla de Leipzig (al menos no con este nombre).