BRAVUCONADAS DE LOS ESPAÑOLES – Pierre de Bourdeille

Bravoconadas de los españolesEl español, por su parte, come cuando se le da y se contenta con poco cuando ha de pagarlo de su bolsa. Si le sorprendéis en su comida habitual, cumple con presentárosla y rogaros la compartáis, con estas palabras: “Señor, coma de este pedazo de tocino; que juro a Dios no hay perdiz que le valga”. Pero si el condumio es a expensas de otro, comen tan bien como los franceses. También se burlan de los franceses por gastar todo en tripear y luego ir desnudos, mientras que ellos “van vestidos y ataviados como reyes”. Y, en verdad, nada tan espléndido de ver como los viejos soldados de los tercios de Nápoles, de Sicilia y de Lombardía.

Pierre de Bourdeille, Señor de Brantôm, gentilhombre y aventurero francés (1537-1614) que participó en innumerables hechos de armas, se decidió a escribir esta joya tras quedar postrado en una silla debido a una desgraciada caída de su caballo. La edición ha sido traducida y densamente comentada por Pío Moa, que traduce por Bravuconadas el término original Rodomontades que utiliza el Señor de Brantôm.

Con este término quiere referirse el autor a las fanfarronadas, bravuconadas, baladronadas, chulerías, fantasmadas y alusiones ingeniosas que mostraban los orgullosos españoles a lo largo y ancho de Europa, África y el Mediterráneo. El autor sentía una gran admiración por todo lo español, especialmente por los soldados de los Tercios, contra los que luchó y con los que tuvo mucha relación en lugares tan dispares como España, Italia, Francia, Flandes y África.

La rodomontada no tenía connotaciones negativas en aquella época, incluso se la podría asimilar al término heroicidad (de las ediciones inglesas); aunque por la diversidad de las anécdotas relatadas y como muy acertadamente comenta Pío Moa, no coincide plenamente con ningún término. Más cuando se lee la obra se acierta a comprender todo su significado. El origen semántico de la palabra “rodomontada” es una derivación conceptual de una famosa novela de caballería medieval, en la que el héroe es el caballero Rodomonte.

El libro se compone de una sucesión de anécdotas de todo tipo que el autor recopila de su memoria. Son hechos, más bien mundanos, ocurridos durante su vida (e inmediatamente anteriores, hay algunas anécdotas de El Gran Capitán). Sin quererlo, el libro se ha convertido en una obra de primer nivel y de extraordinario valor para conocer las costumbres de la época, muy apreciado por los Historiadores.

A modo de ejemplo y en un capítulo que dedica a las bravuconadas habidas entre Damas o en el cortejo amoroso, nos retrata los gustos de la época y la preferencia por las mujeres rollizas:

Digo yo que tenga tres condiciones de una viuda; que sea gorda, andadora y comedora.
[…] la mujer, tan pronto enviuda, se pone rolliza y de buen ver. Yo también he notado el fenómeno, del cual me maravillo. Pues algunas mujeres he conocido flacas, secas, extenuadas y cadavéricas en manos de sus maridos, pero, apenas viudas, se recuperaban al momento, como un caballo flaco y languideciente soltado en un buen pasto, que enseguida se repone. De suerte que vale como proverbio que quien quiera cebar a una mujer casada, la haga viuda, pues ningún pienso mejor puede darle[…]

En otro capítulo nos describe cómo prendían los motines en los Tercios Españoles, de los que advierte con admiración que eran los únicos en amotinarse tras ganar las batallas:

Veamos el modo que tienen de amotinarse, según me han contado algunos de ellos. Comienzan a quejarse unos con otros, y después hacen correr sordamente la voz: “Motín, motín”, y luego gritan muy alto: “Á fuera, á fuera los gusmanes. Apártense porque nos queremos amotinar”. Pues a los gentilhombres y gusmanes, como los llaman no los quieren recibir en su compañía; y éstos tampoco lo harían ni por todo el oro del mundo, pues quedarían deshonrados para siempre.

Al recibir el rumor, los capitanes se retiran enseguida, por no poner en peligro su vida ni su honor. Se considerarían deshonrados a perpetuidad, y serían acusados si se mezclasen en tales maquinaciones. Una vez reunida una buena tropa, eligen por jefe al más hábil y avisado entre ellos, y lo llaman “el elegido”, el cual queda obligado a aceptar sin posibilidad de renuncia, so pena de ser pasado por las armas. Hecho esto, le obedecen como a su verdadero jefe, reservándose ellos cierta libertad.

En el libro, Pío Moa incluye un magnífico estudio preliminar sobre el término rodomontade y comenta profusamente a pie de página el contexto histórico aparejado a cada anécdota para que el lector pueda comprender todo el sentido de la bravuconada.

Para los amantes de los Tercios es una obra imprescindible por la visión costumbrista y mundana de su tiempo. Para todos los demás, se trata de una obra de lectura muy amena e incluso divertida.

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22 comentarios en “BRAVUCONADAS DE LOS ESPAÑOLES – Pierre de Bourdeille

  1. Vorimir dice:

    Anda, es bastante curiosa la obra.
    ¿es muy dificil de conseguir?
    Pq creo q es un buen regalo para un amigo.

    Buena reseña Verdoy.

  2. Urogallo dice:

    Salió hace unos años, pero aún debe ser un libro relativamente fácil de encontrar.

    Este es el señor de Brantome, al que Hugh Thomas cita en su «Guerra Civil Española» saliendo de París para ver pasar a los soldados del Duque de Alba: «Iban tan gallardos que los soldados parecían capitanes, y los capitanes príncipes».

  3. Javichu dice:

    Fernando Martínez Lainez hace varias veces referencia a este libro en sus obras sobre los tercios «Tercios de España: la infantería legensaria» y «El camino español».

    No se si es de este libro la anecdota en la cual dos soldados de los tercios yacen en la enfermería con terribles quemaduras en en todo el cuerpo, especialmente en la cara. Entonces un soldado veterano saca su puñal y, sin el menor asomo de crueldad, incluso con cierta ternura, les rebana el cuello. El autor que ve toda la escena con incredulidad le pregunta a que ha venido eso, a lo que el soldado le responde: «Ojala alguien haga eso por mi cuando si me encuentro en ese estado».

    Es posible que este libro caiga en breve

  4. Vorimir dice:

    Esa misma anécdota o una muy similar la vemos en uno de los libros de Alatriste si no me equivoco.

  5. Urogallo dice:

    Exactamente, en «El sol de Breda» donde Reverte introduce varias anécdotas de la época, relatadas por testigos presenciales, solo que concentrándolas todas en el asedio de la ciudad Holandesa.

  6. Curistoria dice:

    Verdoy, gracias por la reseña. Queda apuntado para futuras adquisiciones.

    Saludos.

  7. Javichu dice:

    No sabía que esta anécdota salía en uno de los libros de Alatriste. Yo la leí en uno de los de Martínez Lainez (no recuerdo cual de los dos), y si Verdoy no me corrige hacía referencia a un pasaje de Pierre de Bourdeille. La verdad es que es una anécdota propia de una novela, no me extraña que Perez Reverte se apropiara de ella.

  8. Ariodante dice:

    Muy interesante, Verdoy, enhorabuena por haber elegido libro tan original, y por la elección de los textos que citas. Me parece que le voy a echar un vistazo, si lo encuentro. Creo que es un libro curiosísimo.

  9. David L dice:

    Pues sí que resulta original esta reseña Verdoy, creo que nos has animado a echarle un vistazo.

    Un saludo.

  10. Scouser dice:

    Muy buena la reseña Verdoy. El libro es, como dices, una fuente inagotable de anécdotas de la época que ilustran muy bien el carácter altanero de los españoles en la época. Aunque tampoco conviene del todo hacer caso a Brantome, que más de una vez se ha inventado alguna cosilla (él mismo debió ser protagonista de varias bravuconadas).
    Si no me equivoco, está dedicado a Margatita de Valois, la de la Reina Margot, ¿no?
    el libro se encuentra con facilidad en la Casa del libro, al menos en Madrid.

  11. Jerufa dice:

    Me encanta la reseña y me encantará el libro.

  12. Jesus dice:

    Ostras Pio Moa uno de mis favoritos !! Sale mucho en las tertulias de «Corria el año» y en el espacio de historia de «La Mañana de Cope», muy buen hombre me gusta su estilo, fijate y no conocia este libro, lo tendre que buscar, gracias Verdoy buena reseña ;)

  13. Rodrigo dice:

    Amena e interesante reseña, Verdoy.

    Lo interesante para extranjeros como yo -aunque tengamos ancestros españoles como es mi caso- sería constatar qué tanto se sienten Uds., amables contertulios, identificados con este imaginario de lo español. O en qué medida restringirían su validez a la época a que se refiere el libro. También esto: este imaginario, ¿es sólo estereotipo -bueno o malo, no importa-, o contiene mucho de cierto?

    Saludos transoceánicos.

  14. Casio dice:

    Rediez, qué gana de leerlo me ha entrado. Habrá que sacarlo de la biblioteca, porque son casi veinte machacantes…

    El autor -qué salao– tiene otro titulado «Casadas, viudas y solteras: ¿quiénes son más ardientes en el amor?»

    Parece anecdótico, pero es que hay más: «Mujeres que hacen el amor y sus maridos cornudos«. Preocupante, ¿no?

  15. Urogallo dice:

    Sí Jesús, pero el libro es una rareza, y no está relacionado con su trayectoria como historiador de lo contemporaneo. Simplemente le pareció interesante preparar la edición.

    Rodrigo, Brantome nos describe como lo que eramos en el XVI, un pueblo en la plenitud de su edad heroica. Aunque algunos aspectos permanecen como constantes de lo español, No es mi mundo este en que estoy… que dirían los héroes españoles solo cien años después.

  16. Rodrigo dice:

    Vale, Urogallo. Eso dice mucho: lo de la referencia a una época pero también lo de las constantes.

  17. akawi dice:

    Pues, me ha encantado tu reseña Verdoy y no digamos menos del libro que citas. Es una época que me gusta. precisamente por eso, por las fanfarronadas y lo «chuletas» que eran.
    Me haré con este libro, seguro.

  18. satrapa1 dice:

    El libro es más flojo de lo que parece, sobre todo en relación al exhorbitado precio que tiene, siendo, como es, un texto relativamente corto. Yo no lo recomiendo, me he arrepentido de gastar ese dinero por tan poca cosa.
    Hablando de tercios hay infinidad de libros que comprar antes que el de las Bravuconadas.
    Este es carne de biblioteca: pedir, leer y devolver.

  19. Urogallo dice:

    Muy cierto, yo mismo lo ojée en su día, y a pesar de gustarme, me pareció demasiado breve como para gastarme mis euros en él.

  20. Verdoy dice:

    Gracias a todos por los comentarios.

    Scouser, ciertamente en alguna ocasión este autor peca de imaginación e incluso de suplantación. Como bien dices, el libro tiene la intención de impresionar a Margarita de Valois.
    En un pasaje cuenta como un español en la Corte francesa no hacía más que alabar la belleza de Margarita en su presencia. Es muy probable que ese caballero fuera él mismo, y esa, una manera de realzarle la belleza a Margarita.

    Sobre las opiniones de Satrapa y Uro, están en todo su derecho en fijar criterios económicos de elección. Al fin y al cabo, todos lo hacemos. De Uro ya me constaba, pues me lo había indicado personalmente.

    En lo que no estoy tan de acuerdo es en minusvalorar el contenido del libro. Una cosa es que el precio parezca o no adecuado y otra que el contenido sea pobre. Como ya adelantaba en la reseña, este es un estudio muy particular, una fuente de primera mano que relata las costumbres de una nación en su siglo de apogeo.

    No es un libro sobre la historia de los Tercios, ni pretende serlo. Para mí es una joya y se me hace preciso tenerlo en mi biblioteca, pues no abundan, junto a los demás libros de los tercios.

    saludos

  21. Eva dice:

    Yo lo leí hace tiempo, en una edición anterior muy barata y muy mala. Me pareció un libro irregular, sobre todo teniendo en cuenta la época en que fue escrita y que el autor no era un literato en el sentido exacto de la palabra. Pero las anécdotas eran muy sabrosonas (apócrifas casi todas, que el Brantome era muy imaginativo) y lo recuerdo con mucho afecto. Es verdad que me parece o me pareció un libro menor, pero para los que estamos interesados en el asunto, tiene su cosita. No se si la palabra joya me convence a mí, pero hay que respetar que cada cual valore lo que ama con la libertad de todo lector libre de elegir y de amar. En todo caso, creo que merece la pena echarle un vistazo, sobre todo para ver cómo nos veían los gabachuás. Gracias, Verdoy.

  22. Aquiles dice:

    Me parece un tema interesantísimo de una época muy convulsa y poco conocida por mí, lo que habré de subsanar. En cualquier caso, estos comentarios me han recordado una especie de coplilla que aparece en uno de los títulos de la saga de Alatriste:

    «Por necesidad batallo
    mas cuando monto en la silla
    se va ensanchando Castilla
    delante de mi caballo»

    Además, parece ser que los integrantes de los Tercios, no solamente debían enfrentarse a los enemigos, sino también a la corrupción y la incompetencia de los altos mandos que les generaban retrasos en el cobro de la soldada y momentos de auténtica necesidad, y que aún así supieron estar a la altura.

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