BERENICE, LA HIJA DE AGRIPA – Howard Fast

Berenice, la hija de AgripaVendrán días desastrosos para ti, en que tus enemigos te cercarán con empalizadas, te sitiarán y te atacarán por todas partes. Te arrasarán junto con tus hijos (…) y no dejarán en ti piedra sobre piedra” (Evangelio de Lucas, 19, 43-44).

No siempre las editoriales merecen varapalos. En ocasiones, se hacen acreedoras de nuestro reconocimiento, proporcionándonos alegrías inesperadas. Y así, de tanto en cuando, trasteando en el desván de los abuelos, encuentran, arrumbada y cubierta de polvo, alguna joya digna de rescate con la que engalanar su carta de novedades. En este caso, Berenice. La hija de Agripa es, después de 40 años de exilio, el hijo pródigo que vuelve a encontrarse con el público hispanohablante, y que, en España, constituye toda una primicia.

Berenice fue publicada en 1964 con el título de “Agrippa’s Daughter”. En castellano, vio la luz al año siguiente en Buenos Aires, con la traducción de León Mirlas. Nunca volvió a editarse. Y a España, lamentablemente –las credenciales del autor explican el porqué-, nunca llegó. Lo hace hoy por vez primera de la mano de Edhasa, con la misma traducción que en la edición argentina. Todo un acierto editorial, tanto por la calidad de la obra, como por la del respetuoso y meritorio texto de Mirlas.

Para el lector desnudo de prejuicios y ávido de talento, suele ser un placer leer a Fast. Howard Melvin Fast (1914-2003) fue un escritor de raza y casta, hecho a sí mismo y difícil de encajar en alguna generación literaria. Judío de sangre y comunista de convicción, Fastov (tal era su apellido de ascendencia ucraniana, más tarde mudado en Fast) es uno de esos nombres sin cuya presencia difícilmente se explica la literatura norteamericana del siglo XX. Basta citarlo para evocar en la mente del inquieto lector, entre los más de 80 títulos que componen su legado literario, al célebre Espartaco, a Moisés, príncipe de Egipto, o a “Mis gloriosos hermanos”, por no mencionar las numerosas novelas policiacas publicadas bajo el seudónimo de E.V. Cunningham.

La narrativa histórica de Fast conjuga siempre una muy cuidada y elegante prosa -alejada de modas y tics literarios propios de best-sellers– con un profundo –aunque a veces sutil- barniz de ideología política y social. Fast tenía una especial habilidad para centrar el foco en acontecimientos y protagonistas de la Historia cuya mera descripción sugiere analogías y semejanzas con realidades presentes. Mis gloriosos hermanos, la novela que narra la epopeya de los macabeos y su heroica sublevación contra la tiranía seléucida, escrita cuando el mundo entero se avergonzaba de las imágenes del holocausto, es un ejemplo paradigmático. Y Berenice. La hija de Agripa viene a ser otro… de signo bien distinto.

Decenio y medio separan al Judas Macabeo de 1948 y a la Berenice de 1964, un periodo que presenció grandes cambios políticos que influyeron en el pensamiento de Fast. El neoyorquino había abandonado el partido comunista en 1956, tras la ocupación de Hungría por las tropas soviéticas. Y el sionismo había cobrado fuerza en el nuevo Estado de Israel. Fast, diametralmente opuesto a las posiciones sionistas, decidió escribir un relato en el que, lejos de reivindicar la resistencia frente a la opresión -como hiciera 16 años antes-, denunciaba ahora el nacionalismo militante israelí, encarnado en la locura fanática de los celotes que, en su lucha suicida contra la todopoderosa Roma, arrastraron a Jerusalén -y con ella a todo el pueblo judío- en su caída.

Berenice (c. 30 d.C. – c. 80 d.C.) era el personaje ideal para su nueva novela. Mujer de exótica belleza, indómito temperamento y compleja psicología –características que Fast explota magistralmente en su relato, hasta crear el personaje más rico en matices y más elaborado de toda su producción literaria-, su biografía transcurre paralela al apogeo y decadencia de los Julio-Claudios y al ascenso y consolidación de los Flavios, así como al desarrollo de los acontecimientos más significativos y desgraciados de la Historia de Israel, es decir, la revolución judía del año 66 y la destrucción subsiguiente de Jerusalén en el 70.

La pequeña Cleopatra de Judea -como Mommsen la denominaba-, hija de Agripa I y biznieta del crudelísimo Herodes el Grande, osciló siempre entre su judaísmo de sangre y su romanismo adoptivo de educación y tradición. Respecto a la rebelión judía de los sesenta, adoptó una difícil posición intermedia, alineándose con su pueblo y con su sufrimiento con heroica determinación y condenando, al mismo tiempo, la ceguera suicida de los fanáticos y los sicarios. Con tales contradicciones, Berenice aparecía a los ojos de Fast como encarnación del judaísmo cultural, laico y cosmopolita, frente al nacionalismo religioso judío al que quería combatir.

Bajo esa mirada indulgente, el autor reivindicó a un personaje tan carismático como injustamente denostado por su contemporáneo Flavio-Josefo, envidioso de las preferencias literarias de la princesa, mucho más inclinada hacia los escritos de Justo de Tiberíades que hacia los de Josefo. Bebiendo en las fuentes de Tácito, Suetonio, Dion-Casio y Juvenal –por no repetir al omnipresente Josefo-, Fast reconstruyó su biografía en una excelente novela, profunda, honda, reflexiva y, al mismo tiempo, de ritmo sostenido y buen pulso argumental. Elaboró así, con las acertadas herramientas estilísticas (ágiles diálogos que alternan con bellas descripciones, sin menudencias, sin pedantería, sin exageraciones…), un relato complejo como la vida misma, rico en matices y en interpretaciones, que muestra al lector el enfrentamiento entre mundos incompatibles (Roma versus Judea, Oriente contra Occidente), filosofías antagónicas (el pacifismo de la casa de Hillel frente a la resistencia armada de Shamai y los sicarios) y perspectivas culturales antitéticas, como las que ofrecían al resto del mundo la moderna civilización romana y la ancestral cultura judía.

Una novela, en fin, absolutamente recomendable tanto para el aficionado incondicional al género como para el lector más exigente. Y es que Berenice. La Hija de Agripa tal vez sea la mejor novela de Fast, la más compleja, la más sugerente, la más evocadora y la más contradictoria, construida en torno a la polémica biografía de uno los personajes más sorprendentes de la convulsa Historia de Israel; un personaje que, de haber llegado a ceñir la corona imperial –a la que casi rozó con sus manos- habría llegado a ser uno de los grandes protagonistas de la Historia Universal.

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57 comentarios en “BERENICE, LA HIJA DE AGRIPA – Howard Fast

  1. Valeria dice:

    Atractivo el personaje, y atractiva la reseña. Yo sólo conocía el Espartaco de Fast. Y la verdad es que el comentario es muy sugerente. Bueno, Arauxo, a mí me has convencido. Y precisamente por ese tono comprometido de Fast que destilan sus obras, se comparta o no, me apetece aún más. Te le pediré prestada. Saludos.

  2. cavilius dice:

    Muy ilustrativa reseña, ilustre e ilustrado Arauxo. Yo, como Valeria, conocía el Espartaco y he leído Mis gloriosos hermanos, que me gustó muchísimo. Como sé que tú también lo has leído, y aun así dices que Berenice es su mejor novela, entonces la estás poniendo por las nubes, a mis ojos. A la lista, a la lista. Por curiosidad, y a riesgo de levantar suspicacias: ¿la narración es en primera persona, es la propia Berenice la que relata la historia, o en tercera? ¿Fast trata de ser él mismo el personaje, el más rico en matices y más elaborado de toda su producción literaria, o se mantiene en el papel de narrador? Lo digo porque, si es lo primero, aún tiene más mérito, creo yo.

    Saludos un pelín espesos. Cosas del tiempo.

  3. Aquiles dice:

    Dices, Arauxo, que no siempre las editoriales merecen varapalos, que de cuando en cuando nos causan alegrías inesperadas. Es cierto; y, sin embargo, esta afirmación – al menos en el caso de Edhasa – tiene matices: creo sinceramente que ninguna editorial que haya publicado, esté publicando o quiera publicar en un futuro narrativa histórica, podrá hacer sombra a Edhasa… pero, ¿por qué? Porque fue la primera en meter en su catálogo a los grandes clasicos: Robert Graves, Mary Renault, Gore Vidal, Thornton Wilder, Mika Waltari (esta es una opinión muy personal y susceptible de ser aceptada o no), Zoé Oldenbourg y el propio Howard Fast forman parte de un elenco insuperable. Claro, si después de una amplia serie de títulos de orden algo menor (verbigratia, Scarrow) recuperan una obra de un clásico, ¿cómo no va a destacar? Es pura lógica.
    ¿Sabes qué autor falta en Edhasa? ¿Te lo digo?… ¡Pues claro, Núñez Alonso!
    Yendo al grano, no he leído todavía esta novela, pero teniendo en cuenta que tanto su Espartaco como sus Gloriosos Hermanos me gustaron y que tú hablas bien de esta Berenice, está claro que no la podré dejar mucho más tiempo en la reserva.

    Saludos todavía más espesos que los de Cavilius. Cosas de la hora y de la edad, supongo.

  4. ignacio el argentino dice:

    Muy buena e ilustrativa reseña. Agendo el libro.
    Saludos

  5. Aretes dice:

    Me parece un tema de lo más atractivo, y encima avalado por tan notable, perdón, sobresaliente reseñador. No he leído nada del autor, así que empezaré por la que dices mejor novela. Eso sí, la pongo en una lista larga, larga.

  6. Ascanio dice:

    La verdad es que no sé cómo no han aparecido todavía por aquí hislibreños ilustres – y reconocidos romanos- como Germánico, Urogallo o Julio, cuando Arauxo os ha puesto ante los ojos una obra tan tentadora.
    Y no me refiero a la reseña (la cual, además, creo que es la mejor y más trabajada), sino ante la descripción de una época, una zona geográfica y un pueblo que son, a mi parecer, de los más fascinantes de toda la Historia Antigua.

    Y ahora una pregunta curiosona para el reseñador. ¿Qué es eso de que Berenice casi llegó a rozar la corona imperial? ¿Hablamos de méritos propios o quizás de enlaces matrimoniales?

    E incluso me atrevería – me come la curiosidad- a preguntar cómo murió la protagonista (leo que con 50 años), pero claro, eso sería destripar la novela, y no es cuestión. Aunque es evidente que al ser un personaje histórico, más de uno lo sabrá. Yo no, lo reconozco.

    Y también aprovecho la coyuntura para comentar que los jueves (creo), junto con el periódico ABC están vendiendo (a 9,95 euros) una serie de libros relacionados con la Biblia y Tierra Santa. Ya ha salido el Diccionario de la Biblia, e Israel, este último de tapa dura, buen papel y plagadito de planos de ciudades, mapas, fotografías e ilustraciones.

    PS: A Valeria, eso de prestarle la novela, ni hablar. Alquílasela, que tú sabes que ella es una avara y acaparadora y nunca ha tenido ni un detalle con nosotros. Mala mujer…

  7. Arauxo dice:

    Salve,…

    …atractiva y comprometida Valeria: gracias por tu atractivo comentario. De Fast, casi todo el mundo conoce Espartaco por las razones cinematográficas que todos sabemos. Pero la narrativa de Fast es mucho más rica y mucho más variada. Es más: en mi humilde opinión, Espartaco no es, en absoluto, la mejor novela de Fast. Y si de verdad te he convencido para que leas Berenice, no dejes pasar las «ganas», porque estoy seguro de que la novela te gustará. Es de gran calidad y, sobre todo, huye de las simplificaciones maniqueas tan frecuentes en la «literatura bestselleriana» que nos invade y que -todo hay que decirlo- también sedujo en cierta medida al autor en otros momentos anteriores de su vida. Por supuesto, Vale, cuenta con mi ejemplar cuando quieras, pero… tu biblioteca se pierde un libro digno de ella.

    …ilustre, suspicaz y no tan espeso Cavilius: gracias por tu ilustre comentario. Conocíendo tus gustos literarios en la medida en que creo conocerlos (o sea, prácticamente nada), lee Berenice. Efectivamente, he leído Mis gloriosos hermanos y otros libros de Fast, como el citado Espartaco, Moisés…, Josué, el guerrero judío… La de los macabeos es una gran novela, con gran enjundia y muy diferente a la mayor parte de las cosas que se leen por ahí. Pero, por encima de las demás, te recomiendo Berenice, por la complejidad del personaje, de la época, de la situación. Y aunque, a diferencia de aquélla, está escrita en tercera persona, la novela no pierde un ápice de hondura y reflexión respecto a la de Judas y sus hermanos; y pese a su posición de narrador omnisciente, Fast despierta y fomenta una empatía magnética del lector hacia el personaje, hasta ganarlo para su causa de un modo tan sutil como emotivo.

    … querido y siempre librescamente bien informado Aquiles: gracias por tu sintonía y por tu no tan espeso comentario. Tienes la razón absoluta de tu parte en lo que a la calidad literaria de Edhasa se refiere y en cuanto a su continuo empeño en reeditar grandes clásicos de la narrativa histórica. De hecho, incluí al principio un parrafito en mi reseña ponderando adecuadamente a la editorial por esa misma razón. Pero lo suprimí porque me había salido una sábana excesivamente larga. Recorté eso y algunas otras cosillas. La brevedad -un preciado don que no quiso darme el cielo- exige a veces mutilaciones de esa índole. Y efectivamente, faltan los libros de Alejandro Núñez Alonso. Pero es que los derechos -desde la edición princeps de sus obras- los tiene Planeta. A ver si con esto «se pican» y se animan…

    … querido, agendado y allendelosmareados Ignacio: gracias por tu elogio… y por tu sin par brevedad…

    … noble y notable Aretes: gracias por tu sobresaliente y sobreponderado elogio. Sí, es un tema muy atractivo, una época muy atractiva, una geografía muy atractiva, un pueblo muy atractivo y un personaje -créeme- muy atractivo. Así que debería subir algunos puestos en la larga lista esa que dices tener (porque seguro que en ella hay un montón de cosas que te han recomendado algunos de por aquí y que no valen gran cosa…)

    … curiosa, tangencial e informadora Ascanio: gracias por tu analítico y agudo elogio; no sé si ésta será mi mejor reseña, pero sí te doy la razón en que es, posiblemente, la más trabajada. Y no te preocupes por «los romanos» de Hislibris, mujer, que andarán por ahí merodeando. Porque es cierto que la Historia del pueblo judío, además de ser una de las más fascinantes de la Antigüedad, se entrevera a fines del siglo I a.C. con la de la gran Roma hasta acabar en terrible impacto y destructivo seísmo. Y esa última fase es la que sirve para ambientar la novela de Fast. Pero entre tanta colisión, ambos mundos, ambos pueblos y ambas culturas legaron a la Historia algunos ejemplos si no de conviviencia, sí al menos de simbiosis o inculturación. Flavio Josefo fue uno de ellos y tal vez el más emblemático. Pero Berenice no le fue muy a la zaga. La que fue reina, hija y nieta de reyes de Judea, fue también, paradójicamente, amante y casi prometida de Tito, el general que destruyó Jesusalén y que llegaría a emperador a la muerte de su padre, Vespasiano. Y hasta aquí puedo leer. Respecto a las circunstancias y momento de su muerte, Ascanio, sólo cabe especular, puesto que los últimos años de la biografía de Berenice se sumergen en una densa y oscura niebla que las fuentes no ayudan a disipar…

    Un saludo un tanto enigmático…

  8. Aquiles dice:

    Los derechos pueden comprarse; otra cosa es la rentabilidad de la compra. De todos modos, quiero creer que en algún momento alguien en una empresa tan mastodóntica como Planeta verá la luz y recuperará esas obras (al fin y al cabo, su volumen de publicaciones es tan amplio que posiblemente un índice de ventas bajo no afectaría al conjunto) para satisfacción de todos los aficionados a la buena novela histórica.

  9. Arauxo dice:

    Ojalá haya hablado el Oráculo de Aquiles…

  10. Paco T dice:

    Todo indica que la recomendación arauxiana es, como siempre, estupenda. El caso es que alguna que otra vez he coqueteado con este libro, pero siempre lo he dejado para mejor ocasión. La verdad es que, más incluso que este volumen, me ha llamado la atención el tan laureado «Mis gloriosos hermanos», cuyo título me suena haber oido en alguna ocasión, aunque no tenía idea del tema tan atractivo que trata.
    Respecto a los comentarios sobre Núñez Alonso… me sumo a los buenos deseos de Aquiles y Arauxo: ojalá los vuelvan a lanzar pronto en una nueva edición. Estoy terminando «El lazo de púrpura», que me está encantando, pero lo he podido leer porque aún quedaba un volumen viejísimo en la Biblioteca Pública (he podido ver el historial de préstamos del libro desde finales de los cincuenta…).
    Saludos

  11. Arauxo dice:

    Mis gloriosos hermanos es un libro mucho más conocido, Paco T, entre otras cosas porque Edhasa lo reeditó hace ya algunos años. Hasta entonces Fast era casi un desconocido en España, y si no fuera por Espartaco, habría que eliminar el «casi». Y, como apunto en mi reseña, es lógico. Fast era judío y comunista; sólo le faltaba ser masón para encarnar el mal absoluto a los ojos del régimen franquista. Y lo peor no es que fuese judío o comunista, sino que muchos de sus libros se embeben de judaísmo -aunque nunca sionista- y comunismo.

    De hecho, mi pequeña colección de novelas de Fast -y entre ellas Mis gloriosos hermanos– está compuesta de ediciones americanas bastante antiguas localizadas en librerías de viejo y que llegaron a la Península de incógnito o no hace demasiados años. Y es curioso, porque -como sabe hasta el sumsum cordam de Hislibris- yo de comunista tengo lo mismo que de aficionado al Heavy Metal, pero, mirando mis libros de Fast, me siento como si estuviera vigilado y perseguido por el Tribunal para la represión de la masonería y el comunismo…

    Lo cierto es que Mis gloriosos… es una muy buena novela (y Cavilius ratificará este comentario) de «ficción autobiográfica», en la que uno de los macabeos -Simón, para más señas- narra, en primera persona, el conflicto que, en forma de guerrilla, sostuvieron los macabeos -los hijos de Matatías-, encabezados por Judas, contra los seléucidas, manteniendo en jaque al ejército de Antioco IV a mediados del siglo II a. C. y poco tiempo antes de que Roma plantase sus zarpas sobre el reino de Judea.

    Ambas obras, Mis gloriosos… y Berenice… son absolutamente recomendable y lo mejor, sin duda, de la narrativa histórica de Fast. E incluso leídos uno a continuación del otro, reflejan perfectamente la evolución del pensamiento del autor y el enorme contraste entre la filosofía que inspira ambas obras.

    Un saludo.

    PS: Querido Cavilius: guardo algunas notas entresacadas de mis lecturas de Mis gloriosos hermanos. ¿Te atreverías a intentar la primera reseña conjunta en Hislibris? (y si te preocupan las tonterías que yo pueda decir, tú la escribes y yo la firmo contigo…)

  12. cavilius dice:

    ¿Reseña conjunta? Uff, me pillas en pleno parto de otra. Pero me interesa, me interesa… siempre que me dejaras a mí poner las tonterías, claro.

  13. Arauxo dice:

    Lo del parto no es problema, Cavilius. Tú siempre estás pariendo.

  14. Aretes dice:

    ¿Cómo se llamaría el invento? ¿Cavirauxo?
    Desde luego sería más que una joya, una criatura rara, como un Copito de nieve de las reseñas.

  15. Valeria dice:

    De acuerdo, Arauxo, me la compraré.. no se cuando. Me interesa mucho la época de los Flavios. Y empecé a querer saber más del personaje de Berenice a raíz de una aparición del mismo en una novela juvenil de una saga que leen mis niños, titulada Misterios Romanos.
    Pero sólo por darte trabajo, me la compraría después de pedírtela prestada. Y así, si no me gusta, pues la cambio por Mis gloriosos hermanos, y me leo dos por el precio de uno. Es que cuando una es mala… es más divertida.

  16. Arauxo dice:

    O al menos, se lo pasa uno mejor, sí. (Que se lo digan a Arauxo…). Pero si con eso conseguimos un objetivo doble, o sea, la lectura de los dos grandes relatos históricos de Fast, estará bien empleado…

    Tu seguro servidor
    Arauxo.

  17. clio dice:

    Esta Berenice tiene entronque familiar con la que casó con Ptolomeo,el general de Alejandro que dio origen a una nueva dinastia en Egipto, se que en algún momento entroncan con los seleúcidas de ahí que el nombre de la hija de Agripa sea este o voy muy descaminada?, este personaje aparece , creo, tambien en El hombre de Damasco, de Nuñez Alonso, si no recuerdo mal, como amiga de la ahijada de Benasur, Clío.
    Buena reseña Arauxo, este libro seguro que no se me pasa.

  18. Arauxo dice:

    Querida Clío.

    Son muy interesantes tus preguntas. Pero las berenices de Egipto nada tienen en principio que ver con las de Judea, al menos hasta donde las fuentes pueden remontarse. Aunque sí tienes razón en lo que a las alianzas matrimoniales entre ptolomeos y seléucidas se refiere, y también respecto a la Berenice que aparece en la novela de Alejandro Núñez Alonso. A ver si soy capaz de explicarlo brevemente.

    Casi todo el mundo sabe que a la muerte de Alejandro Magno (323 a.C.), sus generales se repartieron el Imperio. Son los llamados diádocos (“sucesores”), que tras un largo periodo de guerras fundaron, directa o indirectamente (a través de los epígonos o sucesores de aquéllos) los tres principales reinos helenísticos: Egipto (que quedó en manos de los ptolomeos o ptolemaidas), Macedonia (en las de los antígonos o antigónidas) y Asia (para los seléucidas o selyúcidas).

    En realidad, las tres dinastías emparentaron entre sí en numerosas ocasiones, a través de enlaces matrimoniales que perseguían alianzas políticas, pero que no evitaron la continua sucesión de conflictos en los siglos anteriores a la conquista de Roma. Las berenices de Egipto (o, al menos, las dos primeras de las cuatro reinas del mismo nombre) constituyen, de hecho, un buen ejemplo de esas alianzas.

    La primera Berenice de Egipto era descendiente de alguna rama colateral de los Antigónidas, la casa reinante en Macedonia. Fue, como tú muy bien apuntas, la segunda esposa de Ptolomeo I, el fundador del reino helenístico de Egipto y donde reinó en el primer cuarto del siglo III. Con ella, por tanto, Egipto reforzaba las alianzas políticas con Macedonia. Creo que te refieres a ésta en tu comentario, pero, al menos hasta donde yo sé, no era seléucida, sino macedonia.

    La confusión derive, posiblemente, de la existencia de otra Berenice, (la segunda reina de Egipto con ese nombre) que casó con otro Ptolomeo, pero no el fundador del reino, sino Ptolomeo III. Esta segunda Berenice, que es algo más tardía (mitad del siglo III) sí tenía ascendencia seléucida. Era, de hecho, nieta directa de Antíoco I y bisnieta de Seleuco I, el fundador de la dinastía y del reino helenístico de Asia. Por descontado, el enlace también se explica por motivos políticos: reforzar las alianzas entre Egipto y Asia.

    Después de esto hubo, que yo conozca, otras dos Berenices más, descendientes de la anterior. La última fue hermana de la famosa Cleopatra.

    Pero ninguna de ellas parece tener relación, más allá del nombre y de la ascendencia cultural griega común, con la Berenice que nos ocupa ni con las otras berenices de Judea. En Berenice, la hija de Agripa, confluye –y por duplicado- la sangre de dos dinastías reinantes en el antiguo Israel: los asmoneos (sucesores de los macabeos) y los herodianos. Éstos últimos, como su propio nombre indica, son descendientes del famoso Herodes el Grande, el mismo cuya tumba ha sido recientemente descubierta en una excavación en Jerusalén y al que se atribuye la también famosa matanza de los inocentes. Berenice era bisnieta de Herodes el Grande, tanto por línea materna como paterna. Y, curiosamente, también por ambas líneas genealógicas, era biznieta de una descendiente directa de Matatías, el padre de los macabeos. Por ello, y hasta donde las fuentes nos permiten conocer, no existe parentesco entre unas berenices y otras. Mientras la sangre de los generales macedonios corre por las venas de unas, la de los sacerdotes y reyes de Israel circula por las otras.

    Eso sí: la Berenice de la pentalogía de Alejandro Núñez Alonso es, si no recuerdo mal, la misma a la que Fast dedica su novela.

    Espero no haber aburrido al personal…

    Un saludo.

  19. clio dice:

    Al personal no sé, pero a mi no, me ha quedado clara la genealogia, todo esto viene porque estoy leyendo una novelita sobre la Berenice de Ptolomeo I, el fundador de la dinastia, de una tal Tessa Korber, y buscando cosas sobre Ptolomeo para situarme, salieron las alianzas de sus descendientes con los seleúcidas, pensé que hubiera tambien alianzas con los reyes de Judea, pero aclarado queda, muchas gracias.

  20. Daniekes dice:

    Magnífica exposición, Arauxo. Gracias

  21. Arauxo dice:

    A mandar. Pero me lo he inventado…

  22. cavilius dice:

    … zzzzzz …zzzzzzz… zzzmmmein?? Ah, no, Arauxo, no me he aburrido, no, es que a estas horas entra una soñina…

    Clio, tengo pendiente de lectura ese libro que estás leyendo. Cuando lo acabes, ya dirás qué tal.

    Saludos.

  23. Laurence dice:

    En primer lugar, muchas gracias a Aretes por desviarme a esta reseña desde el foro (donde andaba preguntando por una serie de libros y entre ellos éste que aquí nos ocupa). Qué memoria hija¡¡. Así da gusto.

    En segundo lugar -y sólo después del oportuno agradecimiento por la información, sin otro orden de prelación- mi más sincera felicitación al reseñador. Como dijo aquél -y en tono de broma porque el tono no le haría justicia a la reseña- en dos palabras: im – presionante ¡¡

    Hace unos… tantos años, leyendo un libro -cuyo título ni siquiera recuerdo ahora- salió el nombre de Berenice, la hija de Agripa. Y me encantó lo que allí sólo se esbozaba sobre tan atractiva mujer. Quise buscar algún libro sobre el tema, pero lo cierto es que no encontré nada que me llamara la atención y, en cualquier caso, nada concreto sobre la protagonista, sino que sólo se refería a ella de manera incidental. Y ayer, para mi asombro, cotilleando por Edhasa el título exacto de un par de libros, me topé con el de Berenice. (Claro, además del de Berenice también me llamaron la atención otros tantos libros, pero qué os voy a contar… ). Ni qué decir tiene que opté por la vía cómoda de pedir ayuda en el foro, por si alguien podía darme razón de los títulos…. y … heme aquí.

    Después de leer tan elogiable reseña no queda ni el más mínimo resquicio de dudas respecto a incluirla en mi lista, e, incluso, darle preferencia frente a otras obras que yo creía inamovibles a estas alturas del partido.

    Y, ya puestos a abusar…. Arauxo… ¿¿sabes algo de la dinastía de los Ptolomeos y más concretamente de la tetralogía que está escribiendo Duncan Sprott (lleva publicado dos libros)??. Y… ¿alguna referencia sobre «El sueño de Tutankamon» de Tom Holland?? (Vale, lanzo las preguntas y por si las moscas voy a comprobar la lista de reseñas porque igual hasta me llevo una sorpresa).

    Pues muchas gracias por todo, por la información y por el placer de lo aprendido.

    Saludos.

  24. Arauxo dice:

    Querida LAurence:

    Gracias por incluirme en la lista de los agraciados que merecen el eximio calificativo jesuliniano; es para mí un placer in-conmensurable e in-igualable. Y resulta muy satisfactorio comprobar cómo una reseña ya amortizada y olvidada vuelve a cobrar vida gracias a la inspiración de las musas que habitan en el foro…

    Y no abusas, mujer, hasta ahí podríamos llegar. Lo que no sé es si sabré contestarte. Porque, en primer lugar, no he leído la tetralogía (en ciernes) de Duncan Sprott. Y en segundo lugar, tampoco he leído al Holland novelista. Conozco sus títulos (además del que, otros como Banquete de sangre o El señor de los muertos), pero poco más. Bueno, miento, no tengo referencias excesivamente buenas de él. Pregúntale a Ascanio, porque creo que ella ha leído alguna de sus novelas. Pero, teniendo en cuenta que no le gustó demasiado, no sé yo si estaremos provocando una futura denuncia de Holland contra estas páginas…

    En lo que sí quisiera insistir, Laurence, y a la vista de tu interés por la dinastía de los Ptolomeos, es en lo que ya dije en mi comentario del 18 de mayo a las 12:38, como respuesta a una pregunta de Clío: las Berenice de Egipto, que entroncan con los Ptolomeos, no tienen relación alguna con la protagonista de la novela que nos congrega. Simplemente lo recalco para evitar equívocos.

    Un saludo y gracias a ti por tus inmerecidos elogios.

    PS: estoy seguro de que no te arrepentirás de leer la novela.

  25. Ascanio dice:

    Pues como alguien me ha mentado, esto es lo que co-mento:
    He leído Banquete de sangre. Y opino que Holland historiador es bastante mejor que Holland novelista. Pero ojo, sólo he leído esta novela.

  26. Laurence dice:

    Muchísimas gracias por las respuestas Arauxo y Ascanio. He de confesar que el excelso calificativo jesuliano (que me da que él no sabía ni que fuera excelso ni eximio, ni siquiera de que ambos fueran sinónimos, y mucho menos que fuera a trascender como lo ha hecho) lo utilicé por primera vez hace unos años con un amigo después de leerme un discurso/ponencia que iba a hacer. Lo cierto es que me abrumó tanto, me pareció tan soberbio y tan exquisito que opté por bromear y decirle que le concretaría mi opinión en dos palabras…. las ya referidas en la respuesta anterior. Y desde entonces se ha quedado como «clave» para distinguir entre nosotros lo que es bueno de lo que es mucho mejor que bueno. Y tu reseña me impresionó. Si a eso se le añade la explicación que le diste a Clío me faltó gritar un ¡Bravo! o un ¡olé! -suerte que para esas cosas soy un tanto tímida y comedida… jajajaja.-

    Y tranquilo Arauxo, tu explicación me ha quedado clarísima. Mi pregunta por los Ptolomeos no venía enlazada con el tema de Berenice, sino por matar un par de pájaros de un tiro y preguntarte por los otros libros que me habían llamado la atención y no tenía claro si incluirlos o no en mi lista de futuribles.

    En cuanto al Holland novelista, lo cierto es que no he leído nada de él. Y después de leer tantas novelas sobre Egipto y que la mitad defrauden o sean repetitivas miedo me da de embarcarme de nuevo ahora que tenía el tema algo arrinconado. Así Ascanio que tomaré muy en cuenta tu opinión y de momento dejaremos al Holland novelista para mejor momento o cuando no tenga nada mejor que leer.

    Lo dicho, muchísimas gracias a ambos por las respuestas.

    Un saludo.

  27. jerufa dice:

    Me acabo de hacer con el libro, Arauxo.
    Tendrás noticias mías.

  28. jerufa dice:

    Bueno, con un poquitín de retraso, pero ya la finiquité.
    Me tropiezo con una pega a la hora de comentarla y es que la he leído entre largos periodos de tiempo, o sea, a trancazos. Y reconozco que la novela no lo merece, pues enseña historia y de la buena.
    Así, he descubierto el mundo judío del siglo I d.C., y comprendido su trágico destino. He aprendido las enseñanzas de Hillel y descubierto las intenciones de los Shamai, las contradiciones entre la guerra y la paz. Los fanáticos y los sicarios.
    He descubierto a una mujer brillante y con personalidad arrolladora, capaz de lo mejor y de lo peor.
    Y todo, a través de una lectura amena, entretenida, rica en matices y cargada de sentimientos.

  29. Rodrigo dice:

    Fuu, acabo de encontrar ‘Berenice’ y ‘Espartaco’, pero madre mía, a qué precio. Y estoy en período de abstinencia adquisitiva.

    (Tres meses, me quedan tres meses…, y un listado enorme.)

  30. Arauxo dice:

    Querido Jerufa:

    Me alegra mucho saber que te ha gustado la novela, Jerufa, pero me alegra, principalmente, haber conseguido animarte a su lectura.

    Es verdad que se aprende mucho leyéndola, y no solo Historia. Pero, sobre todo -y eso la distingue especialmente de miles de noveluchas que proliferan dentro del género- es una novela, en la que nunca se sacrifica la emoción al prurito académico o didáctico ni, afortunadamente, la pequeña historia imaginada por el autor a la gran Historia de los libros de texto. Es, precisamente, lo que debe ser: una gran historia imaginada y recreada dentro de la Historia.

    Querido Rodrigo:

    Aunque suene extraño y si me admites un consejo, mejor Berenice que Espartaco. Es una novela más compleja, más «moderna» y más sutil. Y, desde luego, infinitamente menos conocida. Y quizás por eso, y al menos para mí, mucho más actractiva.

    Un cariñoso saludo a ambos y al resto de la peña

  31. cavilius dice:

    Bienvenido a estos lares, Arauxo. Siéntete y siéntate como en tu casa y quédate todo el tiempo que quieras. Hubo, tiempo ha, otro Arauxo por Hislibris, pero el nivel tecnológico de esta página fue demasiado para él y lo tuvo que dejar; veo que tú, a diferencia de aquél, dominas el tema de usar las cursivas y negritas en tus comentarios, así que te auguro una larga estancia.

    Saludos.

  32. Jerufa dice:

    ¿Será capaz el pitufo de quedarse callado?

  33. Arauxo dice:

    Gracias, bienhallado Cavilius. En realidad este Arauxo es un poco más viejo que aquel, pero anda un poquito menos ocupado, al menos de momento. Aunque no, por supuesto, tan libre como para poder leer o comentar al trepidante ritmo que parece haberse apoderado de estas páginas. La economía española se habrá desacelerado (así es como llaman últimamente a la aventura de ir cuesta abajo y sin frenos hacia la torta descomunal que nos espera), pero Hislibris se ha acelerado y de qué manera. Así que, como yo no soy ni me siento Superman, Caballo Loco ni Fernando Alonso, eso de comentar todas las reseñas y participar en todos los debates es una proeza que dejo ya para los jovencitos como tú (porque a mí no me engañas: sé que te gusta meterte en todos los fregados, especialmente en las polémicas sobre la Guerra Civil, los nazis y los judíos).

    Ea. Pos a ver si seguimos viéndonos, griego impertinente, digo… impenitente.

  34. cavilius dice:

    Gracias por lo de impertinente. Digooo… por lo de impenitente. Digooo… por lo de griego. Digo, perdón, vaya, por lo de jovencito.

  35. Rodrigo dice:

    Muchas gracias por el consejo, Arauxo.

  36. Germánico dice:

    Qué pastoral se ha vuelto el Arauxo, ¿no?

  37. jerufa dice:

    Auguro próximas apariciones del Gran Maestre.

  38. cavilius dice:

    ¿Apariciones? ¿Como los fantasmas?

  39. Arauxo dice:

    Oye, para las tonterías ¿sigue siendo prioritaria la reseña de Drácula? ¿O ha habido novedades durante mi ausencia?

  40. Jerufa dice:

    Para decir impertinencias, quédate en casita, lisssto.
    ¡Ah!, y deberías leer Drácula siguiendo mi consejo, al igual que yo hago con los tuyos.

  41. Derfel dice:

    Me regalaron ayer este libro.

    Y, mira por donde, yo pensando que era un cagarro, y me lo encuentro reseñado y loado ni más ni menos que por el mítico Arauxo…

    ¡Gran suerte la mía, pardiez!

  42. Arauxo dice:

    ¿Un cagarro? Curiosa y elegante terminología literaria, pardiez…

    Lo de mítico me ha gustado, sí, señor. Conociéndote y dado que el término se refiere a todo lo perteneciente o relativo al mito, supongo que te refieres a la cuarta acepción: Persona o cosa a las que se atribuyen cualidades o excelencias que no tienen, o bien una realidad de la que carecen. ¿No? Cagonlalecheeeeeeeeeee…

  43. Derfel dice:

    En realidad, a lo que me refería es a lo de «cosa».

    Y cuida ese lenguaje, pardiez…

  44. Derfel dice:

    Bueno, un año y tres meses después de mi última intervención, puedo decir que he terminado el libro.

    Lo cual tampoco es algo que me enorgullezca mucho, habida cuenta de que las únicas personas que me consta que han hecho lo mismo son la dupla ARauxo-Ascanio (poco recomendable) y su adláter Jerufa (menos recomendable aún y tahúr).

    En cuanto a la novela, debo reconocer que sí, que está muy bien, que no es un cagarro ni nada de eso, que salvo la parte intermedia que trata sobre la masacre en Jerusalen (un poco coñazo), el resto me ha gustado bastante.

    (AScanio: ¿ya vale, o tengo que decir algo más?)

  45. jerufa dice:

    Derfel, derfel…
    ¡Será jodío el tío!

  46. Ascanio dice:

    ¿Te ha costado mucho reconocerlo, Derfel anti-novela histórica?
    ¿Has tenido que taparte la nariz para escribirlo? ¿Te vas a lavar ahora la boca con jabón? ¿Irás corriendo a confesarte?
    ¿Reconocerás que hay NOVELAS HISTÓRICAS que están muy bien, y que no por ello hay que sacarlas del género, subgénero o como puñetas queramos llamarlo?
    ¿EIIIIIIIN?

  47. Arauxo dice:

    Pues no sabes cómo me alegro, Derfel.

    Y me sorprende porque yo creía que nadie, excepto mis incondicionales (o sea, nadie) leía los libros estos raros que yo reseñaba…

  48. Valeria dice:

    Como diría Akawi… ¡error! Están en la pila, pero nos fijamos, nos fijamos en tus reseñas. Incluso me compré por tu recomendación el de Demurger sobre los templarios.

  49. jerufa dice:

    Huy, yo también tengo ese.

  50. Arauxo dice:

    ¿Has oido, Ascanio? ¡¡Esto no es como en casa!! ¡¡Aquí sí hay gente que me hecha cuenta!!

  51. Arauxo dice:

    Estooooo…
    ¡¡…echa cuenta!!

  52. jerufa dice:

    Ahora estoy leyendo otra vez Berenice.

  53. jerufa dice:

    …mientras voy al trabajo, entre calle y calle, a rempujones…
    Ya sabeis, la oferta de El Pais

  54. Daniel dice:

    ¿Como puedo conseguir un ejemplar de Mis gloriosos Hermanos?

  55. Iñigo dice:

    Prueba en la página web todocoleccion o en eBay igual tienes suerte.

  56. Peque dice:

    Descubrí «La hija de Agripa» en su edición original de 1965 entre la colección polvorienta que heredé (con profundo placer) de la biblioteca de mi padre. Es un libro medianamente grueso, de forro gris y banda negra con letras doradas, parte de una biblioteca de 20 tomos de diferentes autores.

    Estoy terminando de leerlo y realmente es una novela soberbia. ¡La recomiendo!

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