BARRABÁS – Par Lagerkvist

BarrabásNaces solo y mueres solo, y en el paréntesis la soledad es tan grande que necesitas compartir la vida para olvidarlo” (Erich Fromm).

“Barrabás” es la excusa que Lagerkvitz ofrece al lector para proponerle una desgarradora metáfora sobre la soledad del hombre. Soledad ante la vida, ante el destino, ante sus congéneres, ante la trascendencia y ante sí mismo. Porque, en Barrábás, todo es… soledad, absoluta y aterradora soledad.

Temo que “Barrabás” no será apreciada por los aficionados a la historia novelada. Es un relato breve, de algo más de 100 páginas, alejado de erudiciones omniscientes, de coloridas y espectaculares escenas, de épicas batallas o de milimétricas reconstrucciones arqueológicas del pasado. No hay tópicos históricos ni “historicismo” alguno en Barrabás. Y apenas congrega en sus páginas a algún personaje de esos que la propia Historia reconoce como protagonistas. La vida de Barrabás reside, en buena parte, en la imaginación del autor, y, en otra, bebe de la leyenda; sus desventuras hunden sus raíces en las más antiguas tradiciones orales cristianas, tan apócrifas como etéreas e indemostrables. Pero el relato se ambienta, claro está, en otras geografías (desde la Palestina de Cristo a la Roma imperial) y en otros tiempos, entre el pasado real, el legendario y el imaginario, recreados con verosimilitud y realismo. Y eso… justifica su inclusión en Hislibris, porque, soslayando integrismos, resulta suficiente para calificarlo como novela histórica.

“Barrabás” narra el periplo existencial del bandido indultado por Pilatos momentos antes de dictar la sentencia de muerte de Jesús. Es la historia de un hombre arrollado por el torrente del destino, el mismo que un día lo favoreció y que lo persigue inexorablemente desde entonces hasta el final de los tiempos. Es el paradigma del maldito, la imagen del hombre marcado para siempre con el estigma del oportunismo y del oprobio, el rostro que insufla dolor en la conciencia de sus semejantes porque sus ojos reflejan la vergüenza de quien los mira.

El relato fue publicado en 1950 y contribuyó de manera decisiva al encumbramiento del autor, que recibiría el Nobel de Literatura al año siguiente. Su prosa es fluida, ligera, sencilla, abundante en diálogos y ágiles escenas que, magistralmente combinadas, sumergen al lector, de un modo tan sutil como inevitable, en una espesura existencial de creciente angustia que acaba engullendo al protagonista. Y esa dolorosa angustia, la de su Barrabás es, en realidad, la de Pagerkvitz, la misma que destila e inspira toda su obra.

Porque pese a la presencia -un tanto vaporosa, enigmática y surrealista-, de personajes secundarios que revolotean intermitentemente en torno al protagonista (la gorda y la mujer del labio leporino entre los mejores), la atmósfera de soledad que envuelve irremisiblemente a Barrabás acaba volviéndose irrespirable, asfixiante, inhumana, letal. Soledad física ante la crueldad humana y soledad del alma ante el imperturbable silencio de la Trascendencia. Esa es la reflexión y a un tiempo el reto que Lagerkvitz propone al lector inquieto e inconformista, a aquel que, bajo el manto de la recreación histórica o legendaria, busca con frecuencia algo más que batallas, héroes, atrezzo y fuegos artificiales.

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69 comentarios en “BARRABÁS – Par Lagerkvist

  1. Jerufa dice:

    Saludos arauxo: bonita y cautivadora reseña. Además, con un puntito a favor: es breve. Lo cuál, en los tiempos que corren, con tanta faena literaria pendiente, se agradece. Te lo pediré prestado.
    Adió, adió.

  2. Arauxo dice:

    Gracias, Jerufa. La brevedad era obligada -incluso para Arauxo- por el tamaño de la obra. Y es que a veces escribimos reseñas más largas que el objeto de las mismas.

    Pero no me lo pidas prestado y cómpratelo, hombre, cóoooooompratelo…

  3. pandora dice:

    Algunos «reseñantes»… ¿no os atreveríais a escribir algo vosotros?¿Lo habeis hecho ya? Confesad.
    Felicitaciones a todos y saludos de una lectora potencial.

  4. cavilius dice:

    Si es que richar está en todo: Día del Libro, Reseña de Arauxo para celebrarlo. Y además, breve, como dice jerufa (ya se sabe: Arauxo, si breve, dos veces bueno).

    A mí lo primero que me viene a la cabeza cuando oigo el nombre de Barrabás es a Anthony Quinn remando en un barco con cara de susto; es triste pero es así. Después puedo llegar a entrar en reflexiones como las que dices que se hacen en este libro: la soledad del personaje, el rechazo social… Se me ocurren ahora ciertos paralelismos entre Judas y Barrabás, en este sentido. Me refiero al Judas de los evangelios «de toda la vida», no al que se desprende de ese «Evangelio de Judas» recientemente sacado a la luz. Por cierto, ¿qué opinas de esa nueva visión de Judas, que le hace cómplice de los planes de Jesús y víctima de la incomprensión de los demás?

    Otra cosa: de Barrabás no se conoce más que lo que se dice en el Nuevo Testamento, ¿verdad? Quiero decir: ¿sabes si en algún otro texto -tipo Flavio Josefo, Tito Livio…- se le menciona?

    Saludos, MA EST – ROMA EST – ROMA EST – ROMA EST- RO…

  5. Aretes dice:

    Yo creo haber visto una película de este tema con Victor Mature de protagonista.

  6. Valeria dice:

    Aretes ¿no te estarás confundiendo con Vittorio Gassman? Este interviene en la película en que Barrabás es Anthony Quinn . Barrabás y el personaje que interpreta Gassman se conocen en la mina de azufre, donde los encadenan juntos.

  7. Ascanio dice:

    La de Victor Mature es «La túnica sagrada».
    Y una pregunta que me viene a la mente al ver la portada del libro que nos ha puesto richar: ¿no se edita ya en España? ¿O es

  8. Ascanio dice:

    Perdón, sigo (le ha dado un esperrengue a mi teclado):
    ¿O es que se escribe así de ruaro, ruaro?

  9. Ascanio dice:

    Hoy estoy torpe, iba a escribir otra cosa y le he dado a la dichosa teclita antes de tiempo.
    Bueno, al grano. Iba a preguntar lo mismo que Cavilius. ¿Existen evidencias históricas de la existencia real de Barrabás? Y algo más, ¿hay otras novelas de este autor?
    Por cierto, la reseña, como siempre, magnífica. Bonita, concreta y muy bien escrita (qué novedad…).
    Sí, ya lo sé, no soy imparcial, pero es que si no lo pongo me deja sin postre.

  10. Aretes dice:

    Cierto Valeria, era Anthony Quinn

  11. cavilius dice:

    Vale y Aretes: vosotras no habéis leído mi comentario, ¿verdad, malvadas? Hum, sospechoso, sospechoso…

  12. Valeria dice:

    ¿Por qué lo dices, Cavi? Te reconozco la pole position: fuiste el primero en hablar de la asociación Barrabás-Quinn. Yo solo corregí (humildemente) a Aretes el nombre del actor que le daba la réplica en la peli. Por otro lado, no he leído el Evangelio de Judas, y no conozco la teoría que citas. Y en último lugar, desconozco, como tú y como Ascanio, la realidad histórica del citado. Preguntar por tercera vez me pareció innecesario, y contestar, pues no se qué contestar, ignorante que es una.
    Sobre las personas que tuvieron alguna relación con Jesús -opinión personal – creo, además, que es muy difícil que se encuentren datos históricos objetivos y suficientes. Por un lado, porque en el momento de los hechos eran invisibles: no importaban a nadie. No eran más que unos cuantos pescadores, campesinos o artesanos de un pueblo somtido como tantos otros a los romanos (muchos de ellos, a su juicio, además, delincuentes). Y por otro lado porque las noticias que después se transmitieron sobre los mismos se transmiten a la luz de la fe cristiana, donde lo que prima no es tanto la verdad histórica de la figura como las enseñanzas que se pretenden transmitir a la luz del evangelio. Creo que algo así pasó con Dimas, el buen ladrón.
    Y ahora, si alguien sabe algo, que nos lo cuente, por favor.

  13. Aretes dice:

    Pues me suscribo a lo dicho por Valeria. Como equivoqué el actor pensé que era otra película.

  14. cavilius dice:

    Bueeeeno…

  15. Valeria dice:

    Arauuuuxoooo,
    (Qué raro que no nos cuente nada más)

  16. Arauxo dice:

    Mil perdones por el retraso, Vale y compañía, pero el tiempo a veces se escurre entre los dedos. Y no es que ahora tenga demasiado, pero sí quisiera comentar algunas cosillas.

    Hablas, Cavilius, de «reflexiones» que se hacen en este libro sobre la soledad del personaje. Quiero matizarte, para evitar equívocos. El libro no se recrea en reflexiones sobre la soledad del ser humano; no es una obra de hondo pensamiento. Es la historia que se narra, los hechos que se describen, su manera de encadenarse, la fatalidad del destino y el nihilismo del ambiente que rodea al personaje los que inducen al lector a reflexionar sobre la soledad. Pero si no recuerdo mal, el término soledad ni siquiera aparece en la novela, o si lo hace, pasa inadvertido.

    Por lo que yo sé, Cavilius y Ascanio, no existe información alguna sobre Barrabás más que en los Evangelios canónicos y alguna cosilla en algún apócrifo (tal vez el evangelio de Nicodemo y poco más). Como bien dices, Valeria, lo que hoy denominamos “personajes secundarios de la Pasión” y que tanto interés nos despiertan hoy por su papel de testigos, no importaban a nadie en la época. No existen más datos ni referencias que los escritos cristianos del momento, canónicos o apócrifos. Lo demás es tradición oral cristiana (como la que sostiene que Barrabás estuvo encarcelado en la Torre Antonia, junto a los dos ladrones Dimas y Gestas, cuyos nombres ni siquera figuran en los Evangelios) y, sobre todo, imaginación de los autores literarios, como la de Lagerkvist. Incluso se ha cuestionado la existencia del personaje que nos congrega, a raíz de los comentarios de un texto (una versión siríaca del Nuevo Testamento) descubierto a fines del siglo XIX en el Sinaí, en el que se menciona a Barrabás como Bar Abba, es decir, “hijo del padre”, por lo que haría referencia no a un personaje real sino a una dimensión más o descripción carismática del Cristo… pero de eso hablamos, si os parece otro día (y, que conste, que estaría encantadísimo de hacerlo).

    Cambio.

  17. Arauxo dice:

    Sigo.

    Claro, Cavilius, que existe un cierto paralelismo entre Judas y Barrabás. Y podría convertirse la pareja en un triángulo si añadimos a Pilato. Porque son, de algún modo, “los malos de la película” (aunque en distinto grado) y despiertan en nosotros la compasión por los vencidos que otras veces hemos comentado en estas páginas. Y de hecho, esa misma empatía es la que inspira posiblemente el relato que acaba de publicar Francisco Galván, El evangelio de Barrabás -por el que, de entrada y a tenor de lo que la publicidad destaca, confieso no sentir el menor interés- y la que inspiraría, en su momento, el curioso encumbramiento de Pilatos a los altares en la Iglesia Ortodoxa de Etiopía.

    Y lo mismo cabe decir, por ejemplo, del ya muy antiguo –casi vetusto- empeño en rehabilitar la figura de Judas. Porque su reivindicación es muy anterior a la novela de Jeffrey Archer, El evangelio de Judas, publicada recientemente, a partir de la difusión del texto homónimo apócrifo. En realidad (y por poner un ejemplo que seguramente despertará nostalgia en los de mi generación), Jesucristo Superstar, la famosa ópera rock del rey midas de los musicales, Andrew Lloyd Weber, ya reivindicaba, a principios de los 70, a Judas Iscariote, a quien convertía, en gran medida, en protagonista de la obra y en testigo de excepción de los acontecimientos.

    Porque, como decía, los intentos de rehabilitación de Judas –y de otros personajes como los citados- son muy antiguos. Se remontan a los primeros tiempos del cristianismo y se vinculan a una corriente heterodoxa, la de los gnósticos, que entre otras cosas atribuía no sólo el bien, sino también el mal a la creación divina y para los que Judas sería un mero instrumento al servicio de Dios. De hecho –y con ello intento contestar a una de tus preguntas, Cavi-, fue una comunidad gnóstica la autora del Evangelio de Judas recientemente traducido. En él, el personaje aparece redimido, porque la entrega de Jesús al sanedrín no habría sido producto de la traición, sino del acuerdo con el propio Jesús. El texto que nos ha llegado parece del siglo IV y sería una copia de un texto anterior del siglo II, bastante posterior en todo caso, a la fecha de redacción de los evangelios canónicos y cuestionados, desde el principio, como casi todos los textos de inspiración gnóstica (los escritos joánicos serían una excepción, pero también hablaremos de eso otro día…), por las comunidades cristianas primitivas no ya de Palestina, sino de toda el Asia Menor y del resto del Mediterráneo.

    De ahí al interés que el texto despierta hoy en muchos libros “pseudocientíficos”, programas de televisión, tertulias y novelas mistero-esotéricas, lo que hay podría llamarse efecto “Código Da Vinci”. Qué le vamos a hacer.

    Y ya me he enrollado otra vez como una persiana. ¿Lo ves, Valeria? Me pinchas y este es el resultado…

    Un saludo del abuelo cebolleta.

    Cambio y corto.

  18. Arauxo dice:

    (Ojú: la segunda parte del comentario sale publicada y la primera se queda pendiente de moderación. Pues anda que…)

  19. Valeria dice:

    Yo no pincho a nadie, sólo te he llamado porque mis dotes de bruja me decían que algo más tenías que contarnos. Muy interesante la explicación.

  20. Paco T dice:

    Muy buena reseña, Arauxo de mis entretelas. Un libro más que debo añadir sin tardanza, gracias a tí, a la lista de pendientes. Al hilo de lo que comentas en tus intervenciones más recientes sobre la voluntad de reivindicar las figuras de Barrabás y Judas, es curioso que precisamente hace unos días propuse a Messala una novela para el ránking del foro donde ambas figuras aparecen en un plano diferente a la acostumbrada visión maniquea que los sitúa como malos malosos a ambos… De paso, respondo a Ascanio, que preguntaba por novelas donde aparecen (al menos Barrabás).

    En «Rey Jesús», de mi queridísimo Robert Graves, la visión de Barrabás es muy breve, pero sumamente cautivadora, pues se trataría nada más y nada menos que del mismísimo Pedro, detenido previamente y que habría dado un apodo o seudónimo (el mismo Bar Abba o «hijo de mi padre» que comentabas, Arauxo) para eludir dar el suyo propio. Lo cierto es que no recuerdo exactamente cómo, pero Graves conseguía hacer creíble esta detención en su novela. En cuanto a Judas, de ser un traidor pasa a ser el eje principal en el que se apoya Jesús para conseguir su objetivo de convertirse en el Cristo, que no es otra cosa que un rey sagrado ungido por el Señor. El papel que se le adjudica pasaba por confiar plenamente en él, puesto que de cara a los demás apóstoles y a la posteridad, Judas sería el traidor por antonomasia, lo que requería una fe ciega por parte del mismo en Jesús. Se explica incluso el beso, el pago de las famosas monedas de plata… todos los actos de Judas estaban calculados para confirmar en la persona de Jesús hasta la última de las profecías del Mesías que había realizado el profeta Isaías.

  21. Arauxo dice:

    Gracias, Paco T, por tu elogio, especialmente valioso viniendo de quien viene. No he leído la obra de Graves, aunque confieso que lleva mucho tiempo en la famosa y ya redicha pila de libros pendientes; por alguna razón que desconozco, siempre acaba perdiendo posiciones en favor de otras propuestas y nunca acaba de llegar al podium…

    Lo que comentas sobre ella viene a ratificar la ya añeja tradición de reivindicar al personaje que yo apuntaba en mi anterior intervención. Pero te confieso que, independientemente de la simpatía o rechazo que el personaje de pueda llegar a suscitar, en la teoría del pacto entre Judas y Jesús no veo más que un argumento, desde luego sugerente, pero sólo literario y novelesco. Y no creo que el tardío, gnóstico y apócrifo Evangelio de Judas sea una prueba en absoluto contundente para ratificar lo que no pasa de ser una hipótesis fantasiosa y que viene a contradecir no sólo a los Evangelios canónicos, mucho más cercanos en el tiempo a los hechos narrados (lo que, con prescindencia de su profundo barniz catequético y su objetivo apologético, les confiere un mayor valor como fuente primaria) sino al resto de evangelios, cartas y escritos apócrifos que pueden arrojar algo de luz sobre la cuestión.

    Un saludo.

  22. Paco T dice:

    Lo siento, pero no he leído el Evangelio de Judas, aunque sí leí un artículo sobre el mismo en una revista (creo que Historia National Geographic, aunque no estoy seguro) donde hace unos meses era tema de portada.
    Por supuesto, la obra a la que hacía alusión es una novela, y como tal debemos presumir que el tratamiento que en ella se hace del personaje de Judas es novelesco; además, desconozco la fecha de aparición del citado Evangelio, aunque creo que es reciente, y la novela de Graves se publicó en 1946, así que debió basarse en otras fuentes o en sus propias convicciones sobre la actuación de Judas durante la Pasión para caracterizar al personaje. Pero hay una cosa que está clara, y es que Graves siempre responsabilizó a San Pablo de haber tergiversado el mensaje original de Jesús, siendo el principal arquitecto de la Iglesia, a despecho de Pedro. Sabiendo este detalle, tal vez la clave esté en los escritos paulinos.
    Un cordial saludo.

  23. Aquiles dice:

    Quisiera apuntar algún dato acerca del tema que se está planteando; en primer lugar, efectivamente sobre la figura de Barrabás nada se sabe fuera de lo que se cuenta en el Nuevo Testamento. Pero es que, de haber existido, el delito del que se le acusaba – un asesinato durante una insurreción en Jerusalén – haría prácticamente imposible que un magistrado romano lo amnistiara; parece ser que las amnistías se aplicaban solamente a reos encarcelados por delitos leves. Por otra parte, y abundando en la figura de Pilatos que apuntó Arauxo con anterioridad, parece ser que el retrato que de él establecen los evangelistas como alguien propenso a creer en la inocencia de Jesús pero indeciso y pacato ante la presión ejercida por la muchedumbre no se corresponde en absoluto con la biografía real del personaje. Tanto Filón como Josefo lo califican como «irascible, vengativo y despiadado» entre otros calificativos; también se le conoce por haber ordenado una masacre de judíos que protestaron contra la apropiación ilegal de la ofrenda del tesoro del Templo. Resulta obvio de este retrato que en absoluto era un hombre que se hubiera podido asustar por el griterío de unos cuantos a los que podía haber mandado arrasar literalmente con un simple gesto a sus soldados. ¿Por qué entonces esta imagen tendente a presentarlo prácticamente como una víctima de las circunstancias por parte de los evangelistas? Pues parece ser que dichos evangelistas concibieron dicha imagen para ganarse el favor de Roma, en cuyo imperio se estaba desarrollando una Iglesia todavía embrionaria. Además, en la época en la que se escriben las narraciones de la Pasión, Roma había sofocado la rebelión judía, por lo que resultaría muy conveniente y políticamente correcto cargar las tintas en los judíos y absolver al romano Pilatos.

    Saludos.

  24. Raul dice:

    Muy buena la reseña y me ayudo en mis estudios

  25. JJsala dice:

    Para Ascanio.
    Otra novela de este autor es «El enano». Buenísima.
    Jesús Bar Abbas. Jesús el hijo del hombre o Jesús el hijo del padre. ¿No es así como es nombrado Jesüs el Cristo en los Evangelios.
    Si Jesús Bar Abbas fué liberado por aclamación popular ¿Quién murió crucificado?.

  26. JJsala dice:

    Puede que, con el título de «El enano» no puedas encontrar el libro, ya que, si no recuerdo mal yo lo leí en un tomo conjunto con otra obra del mismo autor, «El verdugo», y creo recordar que de Alianza Editorial. Siento no poder ser más preciso, pero debido al número de libros que tengo y a la falta de espacio, los leídos hace muchos años se encuentran al fondo de la pila.

  27. Ascanio dice:

    Muchas gracias, JJ.
    Se ve que has leído el hilo de arriba a abajo, porque mira que hace tiempo que dejé en el aire mi pregunta…(de hecho ni me acordaba, he tenido que retroceder hasta mi comentario).
    Gracias de nuevo.

  28. JJsala dice:

    ¡Hola!. A quien pueda interesar

    Facilito títulos de novelas sobre el personaje de Judas.

    «Memorias de Judas» de F. Petruccelli della Gattina
    «Evangelio de Judas» de Robeeto Pazzi
    «Diario intimo de Judas» de Heryk Panas
    «El testamento de Judas» de Daniel Easterman

    Sobre Jesucristo-Barrabás. (no novela).

    «Jesús o el secreto mortal de los templarios» de Robert Ambelain
    «El hombre que creó a Jesucristo» de Robert Ambelain
    «Los secretos del Gólgota» de Robert Ambelain
    «La verdadera historia de Jesús el Galileo» de Frederick L. Beynon
    «Vida secreta de Pablo de Tarso» de Frederick L. Beynon
    «La gran impostura» de Emmanuel Evsing

    Salud

  29. Arauxo dice:

    Hombre, JJSala, no es por nada, pero la bibliografía sobre Jesucristo es… algo más extensa que esos seis libros y, sobre todo…, cómo decirlo sin ofender… algo más… seria, por todos los arcángeles celestes…

  30. JJsala dice:

    Lo de serio no lo entiendo, ¿A qué te refieres?. ¿Conoces estas obras, las has leído, o actúas por prejucios elitistas?

    Quede constancia que me he limitado a facilitar unos títulos, ni los he recomendado ni los he comentado.

    Por descontado que existe muchiiiiiiiiiisima más bibliografía sobre Jesucristo, yo incluso poseo algunas más, pero, ¿de qué hablamos?, ¿no es sobre el personaje de Barrabás y quién pudiera ser éste?.

    En mi primera intervención menciono la posible génesis del nombre de Barrabás como Bar Abbas (tú mismo lo mencionas en Abril de 2007), con la intención manifiesta de «polemizar» sobre la identidad del crucificado.

    Por otra parte y volviendo a tu comentario, sí que me resultan ofensivas tus palabras, en tanto en cuanto, pareces erigirte en juez de lo que es o no es serio.

    Así que, si es que estás en posesión de algun doctorado en teología y/o historia de la/s religión/ones, pues lo dices y tomaré tus palabras como pronunciadas Ex cathedra, asumiendo mi ignorancia y mis perversas y deficientes lecturas.

    Salud

  31. Aretes dice:

    Pues sí que te ofendes por nada, JJsala… un poco más de cintura, hombre.

    Al fin y al cabo, cualquier opinión es válida y si a ti te parecen serias, pues mejor, que ya las tienes.

  32. JJsala dice:

    Perdona que insista, Aretes, pero cuando se utiliza el término » sin ofender», quien lo hace es consciente que sus palabras son o pueden resultar ofensivas, de lo contrario no lo utilizarían.

    Por ello y por que no soy un hipócrita, te digo que me has ofendido. Lo has hecho a mi capacidad intelectual para diferenciar entre lo serio y lo que no lo es (tú sólo lo calificas como «no serio» guardándote de calificativos, digamos, que más peyorativos.

    En cualquier caso me llama la atención que, de todo mi comentario, únicamente respondas al que refiero mi sentimiento de ofensa. Repito, ¿conoces estas obras?. ¿has leído alguna?. Lo lógico sería que, de haberla/s leído, hicieras un comentario «serio» sobre ella/s y no una descalificación general en plan «no merecen la pena».

    No es ésto lo que yo había percibido hasta ahora en este foro, donde los participantes expresan su opinión sobre las obras comentadas, sin desmerecer el criterio de los demás ¿O sí?.

    Salud

  33. Aretes dice:

    El hecho de que sobre Jesucristo hay bibliografía para dar y tomar es más que evidente.

    Si los libros que mencionas (es cierto que no los comentas) son más o menos serios no lo sé, porque no me los he leído y la razón es que no es un tema que me atraiga y los títulos tampoco me llaman la atención, es más, me chirrían un poco. Así son los gustos.
    Pero de ninguna manera califico que les guste a otros, ¡sólo faltaba!, por eso me alegro por ti, porque aquí todas las opiniones caben aunque sí que es verdad que debemos aceptar que otros, desde su propia experiencia, puedan tener un concepto distinto al nuestro de un libro. Al cabo del tiempo, cuando nos vamos conociendo, una opinión lleva consigo la fuerza de su autor, pues ya sabemos de qué pie cojea cada uno.

    El comentario sobre la ofensa no tenía otro motivo que quitar hierro al asunto, pues si has pasado por esta página, verás que el tono es coloquial con las licencias que ello implica.
    En cualquier caso, si te ha sentado mal, lo siento, por supuesto.

  34. JJsala dice:

    ¡A buenas horas, mangas verdes!. Ahora me dices que este tema no te interesa y que, por ello, no los has leído y, por ello, no sabes si son más menos serios.

    Comprendo que te chirríen los títulos, (seguramente es cuestión de marketin, para su venta al público en general), pero, hombre, ¿si estuvieras interesado en el tema, los descartarías solamente por esa cuestión?.

    Bien, ya no voy a insistir más, ya que encima tengo liada otra polémica parecida con «Urogallo» a propósito de «Conspiración Maine».

    Salud

  35. Arauxo dice:

    Vaya por Dios, JJSala. No imaginaba yo cuando escribí mi último comentario que iba a ocasionar un conflicto de magnitud cósmica… en el que la pobre Aretes se ha llevado la peor parte.

    Aunque no tengo demasiado tiempo, creo que esto merece alguna explicación…

    …sobre las formas:

    1º. Nunca he pretendido ofenderte. Si lo he hecho, te presento mis disculpas sin ningún género de excusas. Mi última intervención sólo pretendía ser un comentario un tanto jocoso, de cuyo tono me arrepiento absolutamente, a la vista de los efectos.

    2º. Aretes y yo no somos la misma persona. Lo digo porque en tu último comentario te diriges a ella como si fuera el propio Arauxo. Y, lamentablemente, Arauxo es más feo, más gordo, más viejo y más antipático que Aretes.

    3º. Aretes no tiene nada que ver en esto. Sólo ha pretendido terciar, como buena amiga que es y mujer templada donde las haya, en un conflicto que le ha parecido desmesurado e injustificado.

    4º. En Hislibris caben todas las opiniones, siempre que se formulen con respeto. A nadie se le exige un «doctorado en teología y/o historia de la/s religión/ones». Por eso, es indiferente si yo estoy o no doctorado en esa o en otra materia. Estarlo no concede privilegio alguno; en Hislibris, quien es doctor no habla «ex cátedra» ni sus palabras adquieren mayor autoridad. Y, por tanto, tu posible «ignorancia» y el grado de «perversión» o «deficiencia» de tus lecturas no dependen de mi nivel de estudios, sino, precisamente, del tuyo, el cual… sólo tú conoces.

    5º. Cualquiera puede inmolarse en el ágora con motivo de un comentario sin demasiada importancia. Somos libres de hacerlo, claro está. Pero el hecho de que alguien quiera sentirse ofendido hasta el punto de pedir al contrario que designe a sus padrinos no justifica la existencia real de una ofensa. Porque también puede ser, simplemente, una reacción hiperbólica ante un comentario jocoso sin la menor trascendencia.

    6º. Porque lo que yo veo, al menos, con meridiana claridad es que esté o no doctorado en teología o en bioquímica molecular, tengo perfecto derecho a expresar mis preferencias bibliográficas, sin que nadie se ofensa por ello. Es verdad que podía haber usado eufemismos para descalificar las obras que tú has citado. Podía haber escrito: «A mí no me parecen del todo acertadas esas obras, que tal vez ofrezcan algunas carencias informativas y quizás adolezcan de cierta inclinación apriorística no fundamentada en el método científico«. Pero es que, al final, lo que estoy diciendo es que esas obras no me parecen serias. Y ello no implica que esté llamándote «ignorante», ni que esté descalificando «tu capacidad intelectual», ni que me considere «juez» supremo de no sé qué tribunal ni que esté «desmereciendo tu criterio». Sencillamente, he emitido una opinión: los libros citados no me parecen serios. Repito: los libros. No tú, sino los libros. ¿Discrepamos? Supongo que sí. Y entonces… ¿Qué hacemos? ¿Nos batimos en duelo?

    (… y sobre el fondo:)

    7º. No, no me chirrían los títulos. Me chirría el contenido El libro de La vida secreta de Pablo de Tarso (que lleva por subtítulo Historia de una insurrección armada) de Frederick Beynon que tú calificas como de ensayo (o como «no novela») es pura ficción. Es un buen ejemplo de lo que suele llamarse en el ámbito de la literatura de ciencia ficción, una ucronía, es decir, un relato construido sobre hechos que nunca sucedieron, a los que se les dota de un esqueleto lógico para generar, al final, una especie de «historia (literaria) alternativa» a la Historia real. En este caso, Pablo de Tarso es un guerrillero nombrado por el propio Jesucristo como sucesor al frente de la guerrilla judía, que comanda después durante 50 años. Es, insisto, un relato de pura ficción, no un ensayo. ¿Esto te parece serio desde una perspectiva científica? A mí no, nada, en absoluto. Y así lo expreso, con claridad y sin ambages.

    8º. Frederick Beynon, el autor de ese mismo libro, lo es también de otra excelsa bibliografía. Este señor que se autotilula «doctor» (aunque yo al menos no he logrado averiguar por qué universidad ni en qué se doctoró) es también el autor de una obra que se llama Los dioses creadores de religiones, en la que sostiene que el origen del sentimiento religioso humano es producto de la colonización de la Tierra por los extraterrestres hace muuuuuuuchos siglos. Puede que a ti, JJSala, el autor de un libro como este te parezca solvente desde el punto de vista intelectual; cada cual es muy libre de elegir sus lecturas, sus opiniones y sus creencias. Pero, al menos, permíteme que yo lo califique como poco serio. Y, créeme si te digo, JJSala, que en lo que a mí respecta ese calificativo… es un eufemismo. Porque habiéndote molestado lo de de la «poca seriedad», estoy seguro de que si califico a este autor como de verdad me gustaría hacerlo… me denunciarías ante el Tribunal Penal Internacional o algo parecido.

    9º. Respecto a Robert Ambelain, sí te reconozco que opino desde un arraigado prejuicio. Este prolijo escritor (con más de 40 libros en su haber), que algunas biografías convierten falsamente en miembro de la Academia Francesa de la Historia (de la que nunca ha formado parte) es uno de esos autores por los que tengo aversión congénita. No porque haya sido Gran Maestre Mundial de la Logia Masónica de Menphis y Mizraím, ni porque haya sido fundador de la Iglesia Gnóstica Apostólica y Patriarca de la Iglesia Gnóstica Universal, ni tampoco porque haya sido miembro de la Orden Cabalística de Rosacruz; o de la Orden de los Iluminados; ni siquiera porque defienda el luciferismo (el origen satánico, del que derivaría el culto debido a Lucifer) de la masonería. No, no. Mi aversión se debe a lo que escribe. Este autor, esta absoluta autoridad en los círculos masónicos, ha dedicado su vida intelectual a lo que, desde mi personal, vehemente y dogmático punto de vista, cargado de prejuicios elitistas, no son sino una interminable sarta de pamplinas, engañabobos y supercherías esotéricas de lo más granado, disfrazadas –eso sí- de arrolladora erudición histórica. Desde su primera obra, el Tratado de astrología esotérica, en tres volúmenes, descolló este insigne especialista en tales menesteres. Y su producción al respecto es absolutamente fructífera: vampirismo, alquimia, templarios, cátaros, rosacruces, ocultismo, mística, tarot, cábala… y otras muchas e interesantísimas disciplinas de las que es un indiscutible maestro.
    Y en medio de esa esotérica producción, escribió sus tres libros sobre los orígenes del Cristianismo, en los que sostiene teorías tan peregrinas como hilarantes (y en las que, curiosamente, también aparecen los templarios…). Es mi opinión, por supuesto, y como tal, absolutamente rebatible y sometida, como la de todo el mundo, a crítica; pero no puedo ni quiero dejar de emitirla: la producción bibliográfica de este señor es –eufemísticamente hablando- un auténtico camelo.

    10º. Lo que traté de apuntar con mi comentario anterior es que sobre la figura de Jesucristo hay una inmensa bibliografía seria, académica, científica o rigurosa a la que se hace un flaco favor cuando se la desplaza por obras de autores… tan interesados en los extraterrestres o en la astrología. Y no estoy abogando por los autores cristianos. Abogo, sencillamente, por autores serios, ya sean cristianos, judíos, masones o ateos. Y lo siento, pero Beynon o Ambelain… no me lo parecen, con perdón por adelantado ante las posibles ofensas.

    11º. Respecto a tu intención manifiesta (y confesa) de polemizar sobre la identidad del Crucificado por el nombre de Barrabás… soy yo el que confiesa ahora que no tengo la menor intención de polemizar al respecto. Pero muchas gracias por tu contribución.

    Salud para ti también.

    (Y, por favor, intenta leer correctamente el nombre del autor de este mensaje, porque es ARAUXO y no ARETES).

  36. Arauxo dice:

    (Vaya. Mi comentario está en moderación. Esto no es… serio)

  37. jerufa dice:

    Je, je,…cuando te pellizcan, majo…saltas, ¿eh?

  38. juanrio dice:

    Y ahora una pregunta, Arauxo. ¿Por qué libro te inclinarías tú?
    Es que me gustaría leer UNO, no 311 que ya nos conocemos. Es evidente que es un tema en el que es fácil caer en los libros esotérico-estupidos y no me gusta perder el tiempo con ellos y más teniendo la oportunidad de consultarte.

    Gracias.

  39. Koenig dice:

    Hummm ¿El escándalo de los manuscritos del Mar Muerto? (Baigent y Leight)

    :-)

  40. JJsala dice:

    Siento la confusión. Al contestar Aretes a mi comentario, no me dí cuenta de que se trataba de otra persona y he seguido una polémica con dos personas en la creencia de que se trataba de la misma. Disculpas a ambos.

    En cuanto al tema en discusión y después de tu último comentario, me considero»tocado y hundido». Gracias.

    Salud

  41. Arauxo dice:

    Sí, Koenig, un gran título… También podríamos recomendar el riguroso documental de James Cameron sobre el descubrimiento de la tumba de Jesús…

    No sé exactamente a qué te refieres con eso del 311, Juanrio… ¿Te refieres a la emblemática fecha del llamado Edicto de tolerancia de Nicomedia del emperador Galerio, por el que terminaron las persecuciones cristianas de Dioclaciano? :-) (este muñequito se pone así, ¿no?)

    Bueeeeeeeeeeeeeno, intentaré no recomendar 311, aunque mis vastos conocimientos superan en mucho esa cifra… Pero me pides un imposible, Juanrío. ¿Sólo…UNO? Mmmmm… Bueno yo te menciono algunos –muy poquitos- sin enrollarme como una persiana y tú eliges en función de tus intereses. ¿Vale?

    – Si quieres un libro serio sobre el Jesús Histórico, el mejor y más completo (y bastante reciente) que conozco es el de Gerd Theissen (y A. Merz) publicado en Sígueme: El Jesús Histórico. Dedica dos soberbios capítulos a las fuentes históricas y tiene una introducción estupenda en la que realiza un recorrido historiográfico completísimo, comentando las distintas escuelas y tendencias cristológicas. El cuerpo principal está fundamentalmente dedicado a la relación de Jesús con su entorno: con su familia, con las autoridades judías, con los grupos religiosos, con la sociedad palestina, con el poder de Roma…

    – También son muy buenos, como alternativas o complementos, el de Sanders ( La figura histórica de Jesús) y el de González Echegaray (Jesús en Galilea. Aproximación desde la arqueología). Pero no voy hablaré de cada uno de ellos si no es presencia de mi abogado.

    – Y sobre el contexto histórico me sigue pareciendo absolutamente excepcional el libro de Joachim Jeremías: Palestina en tiempos de Jesús.

    Pero sí te aviso que todos ellos son libros serios, profundos, densos. Si buscas algo mucho más ligerito, te recomendaría otro de Theissen que ya tiene sus añitos: La sombra del galileo. Es un libro que escapa al concepto de libro científico… a medias. Porque lo que hizo Theissen (creo que a fines de los setenta o principios de los ochenta, de cuando data la primera de sus muchas ediciones posteriores) fue componer un relato (algo parecido a una novela) con los datos históricos que existen sobre Jesús de Nazaret. El resultado es entretenido y muy ilustrativo: una narración literaria –sin pretensiones, pero muy correcta- absolutamente ajustada a los conocimientos científicos que sobre Jesucristo existían a fines de los setenta. Recientemente, Pedro Miguel Lamet ha intentado algo parecido con El retrato, actualizando los conocimientos de las dos últimas décadas, pero, a mi parecer… con escaso éxito, porque la novela acaba convirtiéndose en un pretexto para hacer pedagogía y el resultado es tan inverosímil como indigerible.

    En fin, espero haberte ayudado a elegir. Y creo no he citado demasiados libros: cinco titulitos en total tampoco es que constituyan la bibliografía de un tesis doctoral ¿No?

    Saludos

    (Aviso a navegantes: el primer párrafo de este comentario es pura ironía, escrito con sorna, retranca, guasa, ganas de cachondeo, pitorreo o… o como cada cual quiera llamarlo. A ver si va a salir alguien diciendo que yo recomiendo el susodicho documental…)

  42. Aretes dice:

    ¿Y los pobres mortales que sólo leemos el principio de tus comentarios? Esas aclaraciones no se pueden hacer a toro pasado, hombre.

  43. Koenig dice:

    Humm… veamos, si dices un gran título irónicamente en un párrafo que al final reconoces que es irónico, entonces resulta que lo del gran título era, irónicamente, una ironía, luego… ¡Es un gran título!

  44. juanrio dice:

    Gracias, Arauxo. A lo que has recomendado es a lo que me refería con que no fueran 311, o 546. Anotadas tus recomendaciones, me pongo a la busqueda de los «serios».

    Gracias tambien a Koenig por su recomendación, sin duda no carecerá de interés…..

  45. JJsala dice:

    Koenig. Si lo que quires es algo que se salga de la ortodoxia canónica, leete cualquiera de Robert Ambelain, sobre todo el primero de elloos.

    Ello, a pesar de la erudita y peyorativa disección de Arauxo sobre este autor y su obra: No te costará caro y siempre estarás a tiempo de leer los «serios».

    Y que consten mis más sinceras disculpas, tanto a Arauxo como a Aretes, por la beligerancia de mis intervenciones y por mi confusión entre uno y otra.

    Me retiro a mis cuarteles de invierno a lamer mis heridas.

    salud y hasta otra.

  46. richar dice:

    Juanrio, yo que tú no me leería ninguno de los que te ha recomendado Arauxo. Y no porque tenga nada en contra de las elecciones de Arauxo, que también (esto, por tocar un poco las mandangas, después de haberme hecho ganar 4 dioptrías al leer sus últimos comentarios… qué longitud de texto…).

    Lo digo por aquello de que nunca le pidas una recomendación de un libro a un experto en el tema.

    Creo que esto me lo enseñó Koenig (si no recuerdo mal) y lo experimenté en mis propias carnes cuando se me ocurrió preguntarle al amigo Germánico por una biografía buena de Hitler (tenía yo curiosidad por conocer un poco al bigotillos).

    Cuando fui a recoger el susodicho libro, encargado a la librería, descubrí que eran dos fantásticos tomos de 800 páginas cada uno, sin diálogos, ni mapas, ni salto de página, ni fin de párrafo, ni capítulos, y a letra tamaño liliput.

    Por supuesto ahí no acabó todo, porque cuando llevaba 30 días leyendo el susodicho libro (el primero, claro) y no pasaba de la página 80, con Hitler todavía comiendo chucherías en no sé qué pueblo de Austria, me dije, ¡¡a tomar por saco!!

    Así que ya sabes, nunca le pidas UNA referencia a un experto. Seguro que la cagas :-)

    Un saludote,
    Richar.

  47. juanrio dice:

    Richar, yo te hubiera recomendado el mismo que Germánico, de hecho lo he recomendado en más de una ocasión. Eso si, yo no soy experto en nada. En cuanto a pedir recomendaciones a expertos…a quién se la voy a pedir. He apuntado lo que me recomendo Arauxo y la semana que viene me pongo a la busqueda, es que ahora estoy un poquito saturado. Y tambien le pido información a Koenig, a Uro, a Germánico, a….soy un pozo de peticiones sin fondo.

  48. Koenig dice:

    Si, hay que ver lo bien que se os da pedir.

    Mi estimado JJ Sala, con respecto a tu recomendación, y teniendo en mente la descripción que ha hecho Arauxo sobre Ambelain, y que no has desmentido con lo cual entiendo, en su justo término, que es correcta, prefiero no leer sus libros sobre Jesucristo. Y no por razones despreciativas, que no le conozco ni tengo motivos para pensar mal de él, sino por cuestión de especialidad. Si este señor está especializado en vampirismo, templarios, tarot, cábala y otras cosas por el estilo, prefiero leerlos sobre esos temas. Porque el problema no es el dinero, sino precisamente el tiempo. Con todas las cosas que hay por leer, prefiero empezar por los «serios» y luego, si tengo tiempo, pasar a otros autores.

    Saludos.

  49. Richar dice:

    Juanrio, ¿tú también me hubieras recomendado el mismo que Germánico? ¡¡¡Qué terrible coinidencia!!!! argg…..

    :-)

    Saludos,
    Ricahr.

  50. cavilius dice:

    Richar, si te consuela, yo jamás te hubiera recomendado el mismo que Germánico.

    Saludos.

  51. juanrio dice:

    Richar, haberle pedido la recomendación a cavilius….

  52. Richar dice:

    Efectivamente…

  53. Germánico dice:

    Ah… lo de «experto» te lo perdono porque eres el Jefe honorario…

  54. Koenig dice:

    Por cierto Juanrío, y por no sentirme responsable de posibles entuertos, te concreto que «El Escándalo de los Manuscritos del Mar Muerto» es un libro conspiranoico que narra porqué la iglesia católica nunca ha querido que expertos independientes analizaran estos manuscritos, que contienen una verdad distinta a la oficial y que la iglesia quiere ocultar a toda costa.

    Saludos.

  55. juanrio dice:

    Vaya, Koenig, no me había dado cuenta de que me estabas tomando el pelo. :-)

  56. Koenig dice:

    Ya, ya. Pero mi problema de conciencia era: ¿Quedaré como un idota aclarando lo que ya entiende, o quedaré como un desgraciado haciéndole comprar un libro que no le interesa? Yo prefería la segunda opción, pero mi asesor de imagen me ha dicho que no, que la primera. Así que por si acaso.

  57. juanrio dice:

    En cualquier caso, gracias por preocuparos, tu y tu asesor.

  58. Germánico dice:

    ¿Tienes el mismo asesor que la Maricampa, Koenig? Hay que ver cómo ha mejorado esa muchacha…

  59. Koenig dice:

    No se. ¿El de la Maricampa es bajito y azul?

  60. Germánico dice:

    Pues ahí me pillas… Bajito seguro, pero azul…

  61. Koenig dice:

    Lo digo porque el mio es un Feegle.

  62. Germánico dice:

    ¡Santo Cielo!

  63. J.B. dice:

    El escritor se llama PÄR y no como se ha escrito PAR. La «Ä» en sueco suena como una «E» abierta y no hay en castellano.

  64. Diego Salgar dice:

    Muy interesantes los comentarios, pero no estoy de acuerdo con que la soledad sea el aspecto determinante de Barrabás. Yo diría que lo que constituye este Barrabás es una pregunta que le atraviesa toda su existencia: ¿Quién es ese que murió en su lugar? Y, entonces, su vida tuya tiene un solo sentido: responder esta pregunta. Es impresionante el deseo que tiene de tener la fe de los cristianos y la dificultad que enfrenta para ello. Él encarna la búsqueda de todos los hombres por un amor infinito que lo abrace y lo sostenga en cada instante.

  65. Si lo leí mas no lo recuerdo , gracias Arauxo . Le cuento que es mas de mi gust la lectura de su libro de Par de nombre,El Enano . Gracias.

    Jorge López Egarra

  66. Betsy dice:

    Es un libro buenisimo, recomendable, interesante, desgarrador. te deja con un nudo en la garganta.

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