AMADA DE LOS DIOSES – Javier Negrete

Amada de los dioses Nerea se vistió con una túnica casi transparente y desayunó un tazón de fruta fresca y agua asperjada con un poco de vino. El día podía empezar.”

Con la sana intención de satisfacer la reciente y creciente demanda de muchos lectores de estas páginas, y coincidiendo con la también reciente satisfacción que ha tenido mi deseo por leer este libro cuyo argumento a su vez coincide con esa demanda y que en coincidencia con todo esto deseaba reseñar, me he decidido a dar cumplimiento a tantas satisfacciones, coincidencias y deseos, y consumar el acto. El de hacer la reseña, quiero decir.

Es difícil decidir si el género erótico es el que está dentro del marco de la novela histórica, o es el género histórico el que está dentro de la novela erótica, o si tal cosa no importa en absoluto; lo único que parece claro es que hay un elemento masculino, el género, y otro femenino, la novela, y que se relacionan entre sí estando uno dentro de otro. Y no es raro que se establezca tal relación con cierta frecuencia y sin posturas forzadas ya que, por un lado la horizontalidad (vista como línea cronológica del devenir humano) de la Historia, y por otro su verticalidad (vista como análisis de un momento determinado), son posiciones que facilitan la compenetración con el erotismo, cuya cómoda horizontalidad y sonriente verticalidad están fuera de toda duda. En cualquier caso, sea ésta una novela histórica, histérica, erótica o urética (¿o todo eso a la vez?), el relato del escritor Javier Negrete supone al menos un acercamiento a esos dos géneros, e incluso a un tercero, el de la novela biográfica.

El ménage à trois de géneros, sin embargo, no acaba de ser convincente, ni en su conjunto ni tomados individualmente. El fragmento de la Historia que vemos desde la ventana que nos abre este libro (la Grecia del siglo V a.C., el Corinto de los lupanares, la Atenas de la guerra peloponesia) está en mi opinión poco trabajado, no consigue trasladarnos en el tiempo y desaprovecha los escenarios y situaciones que la trama le ofrece, en que quizá podría haber profundizado algo más en (por decir algo) detalles sobre la vida social griega, los cosméticos, el papel de la mujer… El erotismo también aparece, diría yo, de manera tosca y vulgar, sin mucha elegancia y me temo que siempre desde una perspectiva demasiado masculina y viril. Lo que podía haber sido una exaltación del amor físico, un jugar a mostrar lo oculto, a sugerir, a imaginar (¿en qué otra cosa consiste el erotismo sino en la complacencia, en jugar a dejar que se nos revele desde lo oculto lo que ya conocemos?), no logra alcanzar el clímax narrativo que hubiera sido deseable, a menos que en el género erótico la descripción detallada sea lo que el lector ha de esperar, en lugar de la sugerencia. Y, por último, el aspecto biográfico no va más allá de la corrección formal: personaje en situación crítica repasa su vida (su infancia, su evolución de cateta de provincias a orgullosa hetaira) hasta llegar al momento actual, el cual retoma en las últimas páginas convirtiéndose en protagonista de un final que se pretende sorprendente. Cliché válido pero poco original.

Considerados por separado, pues, Historia, Erotismo y Biografía no logran llegar muy lejos. ¿Y en conjunto? Veamos: la hetaira y antigua prostituta Nerea, mientras espera a ser juzgada por un tribunal ateniense acusada de impiedad, rememora su vida. Por ella (por su vida, se entiende, y también por Nerea misma) pasan miembros de la sociedad griega de todo tipo y condición: unos son de envergadura, otros de menor tamaño, unos están bien dotados, otros aspiran a ello… La fama de Nerea levanta pasiones, en la ciudad se corren los rumores acerca de sus habilidades manuales y lingüísticas, todos desean obtener sus favores, la vida le sonríe… hasta que se reencuentra con el único hombre a quien ama, el que más turba su paz interior, el único con quien ella se enternece y nunca se pone dura a la hora de complacerle, y por lo tanto el que más daño le hace. Historia folletinesca bastante previsible; y, aunque lo manido no está necesariamente reñido con los buenos resultados, en este caso es fácil pensar lo contrario.

Es una práctica socorrida en las novelas sobre la Grecia Clásica la de hacer referencia a las celebridades del momento: en esta que nos ocupa se mencionan los comparsas habituales (Sócrates el clarividente, Aristófanes el socarrón, Alcibíades el trastornado) y también otros menos recurrentes (el oscuro y malvado Critias o Hipócrates el médico). Incluso algún que otro dios decide (pues un dios no necesita el permiso ni siquiera del escritor para intervenir en la novela) abandonar su olímpica morada y penetrar en el pequeño mundo de Nerea.

Aparte de dioses y personajes destacados, en el relato también encontramos referencias más sutiles a la cultura griega. El autor Javier Negrete, conocedor de los textos clásicos, admite haberse apoyado, cual báculo inspirador, en el discurso Contra Neera de Demóstenes, o en las anécdotas que en diferentes textos se cuentan sobre hetairas célebres: Lais de Corinto o Friné de Tespias (esta última, amante del escultor Praxíteles, protagonizó una famosa escena ante un tribunal, que Negrete escenifica en el libro). No se le puede imputar, pues, un desconocimiento histórico, pese a la escasa recreación de la época que lleva a cabo en el libro.

Los elementos fantásticos que aparecen en la novela, ese aderezo de mitología por aquí y por allá, son una constante en los libros de Javier Negrete, cuya obra más “terrenal” sea probablemente ésta. No debe de ser fácil escribir en clave fantástica sin caer en el disparate o el absurdo, pero Negrete evita esos charcos casi sin proponérselo; su experiencia en el género fantástico, y la tiene larga, sin duda le allana el camino en esta novela. Nos hemos de remontar unos 15 años para encontrar el momento en que se inició en el género de la ciencia-ficción, en el que ha cosechado varios premios. En esta aproximación a la novela histórica (o erótica, o lo que sea) resultó finalista del XXV premio “La Sonrisa vertical”. Una novela bastante posterior también de temática griega, Señores del Olimpo, en la que Negrete hizo gala de gran ingenio y aparejo didáctico para dar a conocer la mitología griega, ha merecido otro galardón, el premio “Minotauro 2006”. Tal retahíla de premios da que pensar en que se trata de un escritor que agrada tanto a la crítica como al público, y hace que planteemos retóricamente un sencillo razonamiento al jurado de «La Sonrisa vertical»: si el segundo premio le otorgas motivos habrá. Pero los motivos saltan a la vista: la sensación que queda una vez leída la novela es que se trata de un gatillazo en toda regla que puede ayudar a pasar un buen rato a quien considere que para pasar un “buen rato” no se necesita más que eso. Y es que da la impresión de que esta novela fue escrita… para lo que fue escrita.

El autor acaba de publicar la novela Alejandro Magno y las águilas de Roma, en la que persevera en el juego narrativo histórico-fantástico (o griego-fantástico) que ya practicó en Amada de los dioses y en Señores del Olimpo.

(A los leedores contumaces de literatura degenerada –es decir, literatura ausente de ningún género concreto– ) se les ha facilitado la labor en esta reseña y pueden limitarse a echar un vistazo a las palabras en negrita).

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44 comentarios en “AMADA DE LOS DIOSES – Javier Negrete

  1. Urogallo dice:

    Conocía algo de este autor, superficialmente la verdad, y había leido avances y otras cosas por él publicadas…Sinceramente, esta reseña ( tan intencionada, dejo al juicio del público filo-heleno si bien o mal) solo me hace perseverar en mi opinión: Este mes tampoco leeré nada suyo.

    No se por qué, a pesar de la potencialidad del título, creo que tampoco me va a interesar esta última…

    http://www.lecturalia.com/libro/13430/alejandro-magno-y-las-aguilas-de-roma

  2. ignacio el argentino dice:

    Felicitaciones cavilius por la reseña, y guarda con las pajas cuando lees esta libro.
    saludos

  3. Nacho dice:

    Gracias por la reseña. Curiosa coincidencia: terminé esta novela antes de ayer, de la cual quedé bastante satisfecho, aunque seguro que no tanto como aquellos griegos del siglo de oro que pudieron saborear la pasión y entrega de Nerea en el lecho, aun cuando mucho «griego» yacía y luego faltó tal acto sexual, que Critias persiguió, pero no consiguió, y Alcíbíades no pidió y pudo haber obtenido.
    Resumiendo, muy buena novela erótica, y en cierto momentos pornográfica (no os asustéis, no llega a la bestialidad de «Las once mil vergas» de Apollinaire, cuya lectura por cierto recomiendo para los más atrevidos e insensibles).

  4. Aretes dice:

    Enhorabuena, Cavilius.
    Tengo la sensación de que, como en alguna otra ocasión, la reseña supera en estilo, ingenio y calidad al propio libro.
    Sinceramente, no creo que lo lea, pero me he reído un rato.

  5. pepe dice:

    De vez en cuando una película, un libro o una foto, nos reconcilia con el cine, con la literatura, con la fotografía. A veces, un simple gesto, una palmada o una sonrisa, puede ser suficiente también para reconciliarnos con todo el género humano. Y, en algunas ocasiones, una buena reseña … pues eso.

    Saludos.

  6. cavilius dice:

    Amada de los dioses no he sabido encontrarle la gracia, por decirlo así. Tienes toda la razón, Nacho: el concepto que hemos de tener en mente es «satisfacción». A ti te ha satisfecho el libro; a mi, en cambio, no. ¡Qué grande es la literatura! Gracias, Aretes (alias «la desinflá»); o sea, que tú te has leído sólo las negritas, ¿no? Pepe, que sepas (que ya lo sabes) que la idea de la reseña vino por un comentario tuyo que casi provocó una ‘guerra civil’ en el país de Hislibris. Que se resolvió sin heridos, por cierto.

    Saludos

  7. cavilius dice:

    Vaya, que me expliquen por qué no ha salido la primera parte de mi comentario, que decía tal que así:

    Gracias por los comentarios.
    Urogallo, de este autor sólo he leído este libro y Señores del Olimpo, que no me entusiasmó pero tampoco me desagradó. Javier Negrete me parece buen escritor, la verdad, lo que pasa es que a Amada de los dioses no he sabido… etc. etc.

  8. pepe dice:

    Salvo en las adivinanzas, el calambur o equívoco que se produce cuando las sílabas de una o varias palabras contiguas, agrupadas de otra forma, producen o sugieren un sentido distinto, no es un recurso muy frecuente. Benito Camela, el famoso filólogo y erudito manchego, nos advierte en su manual que, si el calambur tiene connotaciones sexuales, hay que administrarlo con prudencia y humor. Los ejemplos de calambur clásicos que suelen citarse son de Quevedo

    Él se llamaba Tomé,
    y ella Francisca del Puerto,
    ella esclava y él esclavo,
    que quiere hincársele en medio.

    de Góngora: Con dados ganan condados, de autor desconocido (y con regusto histórico): ¡Ave!, César de Roma y mi favorito es uno del Conde de Villamediana:

    ¡Qué galán entró Vergel
    con cintillo de diamantes!
    ¡Diamantes que fueron antes
    de amantes de su mujer!

    Hay muchos más (me viene ahora a la memoria uno de Fray Pedro de Arauxo: yo lo coloco y ella lo quita) pero no quiero aburrir.

    Saludos.

  9. cavilius dice:

    ¿Es de ese señor? Pues yo lo conocía de una canción infantil, lo que son las cosas…

    A mí me encantan esos juegos silábicos, pepe, así que adelante.

  10. Urogallo dice:

    Gracias a esta reseña me he acordado de otra cosa ( que típico), «La Locura de Dios» de Juan Miguel Aguilera…

  11. Aretes dice:

    ¿Había que leer las negritas?

  12. pepe dice:

    Incluyo ahora dos calambures, el primero involuntario y divertido y el segundo muy hermoso. Cuenta Baroja, en Recuerdos de niñez y mocedad que, después de rezar en rosario en el colegio, entre las muchas letanías que tenian que recitar, había una que decía Aplaca señor tu ira, tu justicia y tu rigor, pero él entendía siempre: Aplaca señor tu ira, tu justicia iturrigorri, sin que lograse comprender en mucho tiempo a qué venia allí aquello de iturrigorri, que en vasco significa fuente roja. Las confusiones litúrgicas infantiles darían para un hilo entero. Una muy graciosa es la que experimentó mi mujer cuando era pequeña: en lugar de entender mi paz os dejo, mi paz os doy, ella entendía ni paz os dejo, ni paz os os doy, con la consiguiente inquietud y zozobra… Termino ya con el segundo calambur anunciado, que está dentro de un poema de Xavier Villarrutia:


    cae mi voz
    y mi voz que madura
    y mi voz quemadura
    y mi bosque madura
    y mi voz quema dura.
    como el hielo de vidrio
    como el grito de hielo

  13. Arauxo dice:

    (Prometo leerme la reseña, Cavilius, en cuanto tenga algo de tiempo, porque he andado algo ocupado con asuntos medievales… Después incluso intentaré hacer algún comentario, aunque no tenga la menor idea de lo que vaya a decir. O sea, como siempre. Pero puedo prometer y prometo que cumpliré mi promesa).

  14. cavilius dice:

    Ahorra tiempo, Arauxo, y léete las negritas…

  15. Arauxo dice:

    (Buen descubrimiento ese de las negritas. Espero que compartas con tus amigos el arcano…)

  16. Nacho dice:

    Por cierto, he leído en algún foro que este escritor está preparando una novela histórica sobre las guerras médicas, ¿alguien puede ampliar con algo? Gracias y un saludo.

  17. Germánico dice:

    Muy buena reseña, Cavilius, sinceramente.

    Pepe, te estás superando, tío.

  18. Valeria dice:

    Hola a todos. Me encanta que los comentarios susciten más interés que las reseñas. Así da gusto ponerse al día en este foro. Y seguro que la reseña también supera al libro, pero por aquello de inflar más egos no voy a seguir por ahí. No estoy muy lúcida este viernes noche, pero me ha encantado leeros otra vez. Aunque al principio, cuando empecé a leer la reseña, Cavilius, pensé que había llegado la invasión de los ultracuerpos y un ser de otro planteta estaba escribiendo por tí. Pepe, gracias por esas pequeñas perlas que nos vas dejando.
    Un saludo.

  19. Aquiles dice:

    Cavilius, tengo para mí que ha llegado un momento en tu carrera como creador de reseñas en el que te pasa como a los jugadores de fútbol cuando les sale todo lo que intentan; es decir, que te estás gustando a tí mismo, y te atreves con todo lo que se te pone por delante. ¡Joer, qué reseña! Paso total del libro, pero lo tuyo lo he leído ya varias veces. Y encima provocas a Pepe, que es una reencarnación de nuestro Siglo de Oro. Sigamos, que «el espectáculo debe continuar».

  20. cavilius dice:

    Tú, que me ves con buenos ojos, Aquiles.

  21. Messala dice:

    Nacho. Lo único que se puede decir es lo que ha dicho el autor: la próxima novela trata de la batalla de Salamina y aún no tiene decidido el título.

  22. Ascanio dice:

    Ji, ji, ji…(y debéis imaginarme escondiendo mis cándidos y escandalizados ojos detrás de un abanico…)

  23. Atilio. dice:

    (¿Cándida? Superferolítica, más bien).

  24. Jose Negrete dice:

    Aquí el hermano de Javier Negrete.

    La verdad es que esta es la única novela de mi hermano que no me he leído… pero después de tus negritas, y con esta primavera que explota por tós los laos, en fin, ejem, superaré mis pudores y me la voy a leer…

    Magnífica reseña. Enhorabuena.

    De Javi deberías leerte, al menos, «El espíritu del Mago» o «Estado crepuscular». A mí me parecen muy buenas, pero no lo digo para que te gusten.

    Te lo digo para que escribas la reseña. Pa bien o pa mal. Pero con ese arte que Dios te ha dao. :-)

    Un abrazo a tod@s.

  25. Arauxo dice:

    (Huy, «tod@s», con lo torpe que yo soy… ¿Eso cómo se lee? ¿Un saludo a todarrobas? ¿Habrá por ahí algún hislibreño con ese nombre que se me ha escapado?)

  26. cavilius dice:

    Soy muy ingenuo yo: ¿va en serio que eres su hermano?
    .
    .
    .
    No, claro que no. (¿?)

  27. Ascanio dice:

    (Yo estoy esperando que aparezca el otro hermano, Jorge Negrete, el que cantaba rancheras…)

  28. pepe dice:

    Muchas expresiones rituales, quizá gastadas y deformadas por el tiempo, siguen empleándose por más que los usuarios no sepan ya ni su origen ni su significado. Las jaculatorias religiosas, como decía un poco más atrás, son fuente abundante de ejemplos, y los niños unos usuarios maravillosos. Hace unos años, un amigo argentino me contó que, cuando era niño, sus partidos de futbol comenzaban con una precisa ceremonia. Se acercaban los dos capitanes y uno decía al otro, muy serio:
    -Aureri.
    Y el otro, no menos serio, contestaba:
    -Diez.
    Entonces, el partido podía comenzar. Él no entendió nunca el porqué de esta costumbre hasta que, de mayor, viajó a Estados Unidos, donde ahora reside, y tuvo ocasión de jugar un partido. Antes del comienzo, un capitán le preguntó al otro Are you ready? y el otro contestó Yes. Ayer por la tarde me vino esto a la memoria cuando, al llegar a casa, pregunté a mi hija a qué habían jugado durante el recreo. Me dijo que, como estaba lloviendo muy fuerte, habían hecho un bonsái hasta Secretaría. Coño, ¿y eso qué es? le pregunté yo.
    -Pués muy fácil, papá. Se trata de cruzar el patio bajo la lluvia, gritando ¡¡¡¡ booonsaaaiiiiiiii !!!!
    Pensé que a mis amigos de Hislibris que aman tanto las historias sobre la II Guerra Mundial, esto les haría gracia. Yo no pude parar de reir durante un buen rato.

    Saludos.

  29. cavilius dice:

    No me extraña pepe, yo tampoco.

  30. richar dice:

    jajajaja, ¡¡¡¡qué bueno!!!!!

    Gracias compañeros, gracias de nuevo y de verás, verita, veras… después de una racha dura y larga de trabajo, y de un día más largo que ni sé, me he podido sentar a leer algunos de los posts que tenía pendientes.

    Y esto ha sido… ha sido… ha sido ¡¡¡¡la polla!!!! (perdón por la burrada, pero hoy venía a cuento).

    En fin, no tengo palabras…

    Por cierto, bienvenido Jose a Hislibris y esperamos verte a menudo por aquí. Y para los incrédulos, sólo tenéis que pinchar en la web de Jose para ver que, o bien es el hermano de Javier, o bien es un psicópata que quiere hacerse pasar por él… una de dos.

    Un saludo,
    Richar.

  31. cavilius dice:

    Anda, es verdad, es el hermano… Pues nada, un saludo.

  32. Ascanio dice:

    Y digo yo, ahora que había aprendido a poner cursivas, nos endiñáis las negritas. Ende luego
    ¿Cómo se ponen? Venga, contad, contad…

  33. richar dice:

    Igual que las cursivas, sustituyendo la i por una b.

    Saludos,
    Richar.

  34. Ascanio dice:

    Gracias, estimado boss.

  35. Casio dice:

    ¿B de black? Uhm tendría su lógica…
    Y se me ocurre que la i es de italic; esto ya es el summum.

  36. Aretes dice:

    Pues no, querido.
    B de borrón y la i de inclinada.

  37. Casio dice:

    Mi gozo en un pozo, querida.

  38. Aldo dice:

    No siempre los genios son dueños de un rico ingenio, pero, en ocasiones, la genialidad de alguno de ellos nos recuerda que, más que la inteligencia, el arma esencial de un genio es usar, genialmente, todo su ingenio.

    Leyendo de a poco las reseñas de este sito, me encontré con ésta. Qué más se puede decir… ¡Genial!

  39. cavilius dice:

    Gracias, Aldo, y bienvenido.

  40. Javi_LR dice:

    Hablando ayer en la cena arrocera de troles, artículos, reseñas, libros (¡qué raro, qué raro…!) y de asuntos que merecerían ser reflotados, tuve en mente este artículo (yo y otros), cumbre en Hislibris y tan autónomo que ni comentarios necesita. Ale, a la principal…

  41. Germánico dice:

    Anda, qué cosas dices, Javi… No te copio…

  42. Laya dice:

    Gracias por reflotar la reseña, Javi.
    Justamente ayer me acordé también de este tema pero no tuve tiempo de mirar más.
    Cavilius, tienes que venir a la próxima quedada y recitarnos el texto en negrita!

  43. cavilius dice:

    Mira que sois obsesos guión as…

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