SPEER. EL ARQUITECTO DE HITLER – Martin Kitchen

SPEER. EL ARQUITECTO DE HITLER - Martin KitchenDe nuevo La Esfera de los Libros apuesta por presentar otro estudio relacionado con la Segunda Guerra Mundial, en este caso se trata de una de las figuras más controvertidas del Tercer Reich: Albert Speer. Martin Kitchen, historiador británico, es el autor de este trabajo publicado en lengua inglesa en 2015.

¿Por qué después de tantos años de acabada la Segunda Guerra Mundial la persona del que fuera arquitecto favorito de Hitler sigue apasionando a los historiadores y, por supuesto, a los a aficionados a la Historia? Desde luego estamos ante un personaje de primer orden dentro del organigrama nazi, un joven y ambicioso Speer descubrió a Hitler en un mitin ofrecido por este último en diciembre de 1931 y un par de meses más tarde nuestro protagonista se afiliaba al NSDAP con el número de carnet 474.481. Comenzaba así su meteórica carrera que le llevaría a trabajar inicialmente como arquitecto de Hitler, para alcanzar el súmmum en plena guerra mundial siendo nombrado hasta el final de la misma Ministro de Armamento y Guerra. Como podemos observar, en poco tiempo alcanzó la cima de poder y popularidad, y algo todavía más importante, el favor de Hitler.

La biografía, después de un breve recorrido sobre sus años de estudiante, entra ya de lleno en su papel como personaje destacado en el Tercer Reich. Se analizan sus primeros pasos en los estudios de arquitectura ligados al mismo, sus planes para convertir a la capital Berlín en Germania y, una vez iniciada la contienda, su participación activa en el esfuerzo de guerra como Ministro de Armamento y Guerra, para finalizar con su apresamiento y posterior juicio en Núremberg, rematando este gran análisis de Speer con un más que interesante examen de lo que fue su vida tras pasar veinte años en la cárcel berlinesa de Spandau. Una biografía muy completa.

¿Cómo afronta el profesor Martin Kitchen el estudio de la biografía de Albert Speer? Desde luego, no hay duda de que lo enfoca desde una óptica muy crítica con el biografiado. Albert Speer consiguió salir indemne de los juicios de Núremberg; veinte años de cárcel ante los numeras condenas a la horca de sus compañeros de gobierno pudo ser un consuelo para él, aunque nunca llegara a aceptarlo honestamente. Speer resultaba un rara avis dentro del grupo que rodeaba a Hitler. En cierta manera, él creó su figura como tecnócrata más ligado a la efectividad que a la ideología como arma de trabajo, Kitchen demuestra que realmente no es tan cierta dicha teoría. Albert Speer no dejaba de representar las contradicciones del nacionalsocialismo, reacción frente a modernidad. Además, su arquitectura monumental estaba intrínsecamente ligada a la opresión y al terror, como así lo demostró su papel preponderante como Inspector General de Edificaciones en la Capital del Reich, donde se apropió de más de 23.000 viviendas judías en Berlín, obligando de esta manera a más de 75.000 judíos a ser “reasentados”. Este hecho, no conocido documentalmente en Núremberg, le salvó la vida con toda seguridad. Kitchen, de alguna forma, hace un papel de fiscal-historiador, sin que ese primer término quede deslegitimado por su condición de no jurista, demostrando a lo largo y ancho de la obra todas y cada una de las implicaciones directas de Speer como criminal de guerra. Suyas fueron las demandas de mano de obra esclava para sus fábricas, de él partieron las concesiones de material de construcción para la ampliación de los campos de concentración, la cooperación con Himmler y las SS están totalmente demostradas. Así pues, su papel como hombre fuerte del Tercer Reich queda acreditado sin ningún género de duda.

¿Por qué logró salvar el pellejo en Núremberg? Kitchen lo tiene claro: aparte del documento sobre el desalojo de los judíos de Berlín que no apareció, su actuación en el juicio fue magistral, propia de un magnífico actor. Su planteamiento de defensa asumiendo la responsabilidad general de los actos cometidos por el Tercer Reich, además de relatar su supuesta negativa a la Orden Nerón (tierra quemada), le ayudó sin duda a no ser ajusticiado en la horca como algunos de sus compañeros. Otro punto interesante es la percepción que consiguió transmitir a los jueces al distanciarse del resto de gerifaltes del Tercer Reich. Para Kitchen, no hay duda de que muchos de los presentes en la sala se identificaban en cierta forma con Speer, parecía un hombre “normal»… Ellos en su misma situación tal vez hubieran obrado como lo hizo él; esa parece ser una sensación que caló en la sala. Todo ello, por supuesto, es una falacia. Albert Speer nunca aclaró realmente qué significaba para él la palabra culpa, más bien fue un concepto vacío que interiorizó hasta el punto de engañarse a sí mismo diciéndose que sus acciones fueron apolíticas. Sin embarg,o su admiración y devoción por Hitler resultaron reveladoras para desmontar esta teoría.

Nunca es tarde para seguir conociendo a los personajes más destacados del Tercer Reich. Si hay uno que presenta tantos interrogantes que todavía hoy en día sigue siendo objeto de análisis por los historiadores, ese es sin duda Albert Speer. Esta biografía de Martin Kitchen, sobria, analizando cada detalle de la actuación gubernamental del que fuera el arquitecto favorito de Hitler, puede resultar una buena herramienta de conocimiento de este polémico personaje.

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10 comentarios en “SPEER. EL ARQUITECTO DE HITLER – Martin Kitchen

  1. Rodrigo dice:

    Un seductor, Speer. Tipo astuto y esquivo, también. Incluso una entrevistadora perspicaz y nada predispuesta a dejarse encantar como Gitta Sereny podía percibir el aura especial que emanaba del personaje. Era un maestro en lo de mostrar su mejor faceta según convenía en cada circunstancia, nada lo demuestra de manera más fehaciente que el haberse librado de la pena de muerte.

    Me interesa mucho esta biografía de Kitchen, desde luego. Tu reseña me reafirma en mi propósito de hacerme con ella, David.

  2. Derfel dice:

    Yo tengo este libro, me lo regalaron hace unos meses. No lo he leído entero, sólo una parte, pero suficiente para corroborar lo reseñado (excelentemente) por David. El autor se ha debido de quedar a gusto, tras entregar el libro a la imprenta…

    Tipo siniestro y -como bien dice Rodrigo- muy astuto el Sr. Speer…

  3. Arturus dice:

    Interesante personaje, Speer. He leído sus memorias y las recomiendo, por más parciales que sean, por el gran conocimiento que aportan sobre los círculos más cercanos a Hitler.
    Buena reseña, David.

  4. urogallo dice:

    Siempre tengo pendiente a Speer, siempre. Y mira que es un personaje que Rodrigo describe perfectamente : Seductor.

    Incluso en las imágenes de la guerra,Speer parece un poco fuera de lugar, casi ridículo, con los arreos pseudomarciales que lucen tan cómodamente otros jerifaltes nazis.

    Speer, el primer tecnócrata

  5. Javi_LR dice:

    Este libro a mí me dejó una impresión de un Speer mezcla de arribismo y arrojo, producto de la ignorancia y un enorme ego, de oportunismo y seducción y de una gran suerte de estar en el sitio adecuado con buena cara mientras los demás caían.

    Es una muy buena lectura esta obra.

  6. iñigo dice:

    Pintaza, sin duda. Buena reseña. Gracias.

  7. David L dice:

    Gracias a todos por los comentarios, creo que el libro los merece de sobra. Después de haber leído sus memorias, y sus posteriores diarios durante su estancia carcelaria en Spandau, necesitaba encontrar una biografía que analizase cada paso dado por Albert Speer y lo confrontara con los datos que se han ido conociendo a lo largo de estos últimos años sobre su actuación como jerarca nazi, en este aspecto no hay duda de que el historiador Martin Kitchen lo logra con éxito. Solamente un detalle, que dice mucho del compromiso nacionalsocialista de Speer y de su siempre propagado mito del «compañero de viaje indiferente» y que menciona el autor. Speer se unió a las SA, en concreto al NSKK( Cuerpo de motoristas nacionalsocialistas) y mantuvo un papel muy activo….como siempre hizo, su fe en Hitler no puede dudarse, resultó un nazi convencido. Seguramente su manera de vivir el nazismo sería diferente a la de otros jerarcas nazis, pero conducían al mismo sitio, aunque fuese con métodos diferentes.

    Saludos.

  8. APV dice:

    Parece interesante.

    Fue un personaje curioso, quiso rodearse de ese halo de tecnócrata y especialista apolítico (en la línea de la banalidad del mal de Eischmann) cuando realmente era parte del núcleo político.

    Supo presentarse Núremberg como alguien educado, correcto,… alguien «normal» y formado, como dices, frente a otros personajes.
    Lo que llevó a la contradicción de que a Speer, que pedía obreros como fuera, no lo ejecutaron mientras a Sauckel, que se los conseguía, lo ejecutaron.

  9. José Sebastián dice:

    Sin duda una obra a tener en cuenta.

    Guardo una muy buena impresión de la lectura hace unos diez años de «Conversaciones con Albert Speer. Preguntas sin respuesta», de Joachim Fest. El subtítulo (preguntas sin respuesta) resulta muy clarificador. Fest lo catalogó como un «enigma impenetrable».

    Apelativos como el «Nazi bueno» o el «Nazi inteligente» no hacen justicia a un personaje frío y calculador que durante su etapa como ministro plenipotenciario de armamento estrujó al máximo (sin sus draconianas medidas la capacidad bélica de Alemania se hubiera agotado antes) la mano de obra esclava de los campos con los resultados que todos conocemos.

    También se aborda su figura en el espléndido «El oscuro mundo de Spandau» de Norman Goda. En esta obra se relatan los continuos intentos por parte de los influyentes contactos de los que gozaba Speer entre los empresarios alemanes (otrora beneficiarios de sus contratos) para acortar su estancia en prisión. Ya hubiera sido demasiado tras salvarse de la horca en Nuremberg. También se relata la nula relación que mantenía con el resto de «huéspedes» de la ilustre prisión.

    Saludos y felicidades por la reseña David.

  10. David L dice:

    Un maestro en el arte de la mentira, no hay mejor frase para calificar a Speer, un hombre que engañó a casi todos, que se salvó de la horca en Nuremberg, aunque pasó veinte años en Spandau, y que además se hizo millonario literalmente con la venta de sus memorias….un incondicional de Hitler y, como él mismo dijo…» si Hitler hubiese tenido un amigo ese hubiera sido yo».

    Saludos.

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