RESISTE TUCSON – Alber Vázquez

RESISTE TUCSON - Alber Vázquez Hay cosas que un militar debe soportar porque no le queda más remedio. Y hay cosas que, bajo ningún concepto, debe tolerar. Esta, sin lugar a dudas, era una de ellas. Los salvajes no determinaban dónde podía o no vivir un español. Quizás los ingleses, a los que España hacía la guerra mucho más al este, sí. Pero un inglés  es un inglés y un apache un apache. Perros sarnosos en cualquier caso, pero caballeros los primeros y escoria de la peor calaña los segundos.

A todos, creo, nos gustan las buenas historias. Nos deleita recrearnos con las hazañas de nuestros héroes en muchos escenarios y lugares. Uno de estos que siempre han encandilado a los lectores es el Oeste, el salvaje y misterioso Oeste, la Última Frontera. Nos hemos maravillado, a través de los libros y sobre todo del cine con imágenes de broncos vaqueros, cowboys, pistoleros a sueldo o invencibles indios. Nos hemos extasiado con la visión de las inmensas praderas que de vez en cuando son copadas por los nobles búfalos. Todo un espectáculo visual que nos ha hecho pasar grandes ratos. Esto es bueno, no lo niego, pero lo que el lector, sobre todo hispano, ha de saber es que antes de que Toro Sentado, Custer, Jesse James o Wyatt Earpt deslumbraran con sus gestas al mundo entero, casi cien años antes una gran mayoría del territorio norteamericano pertenecía a la Corona Española, y que estos lugares estaban habitados por los españoles que igualmente que los anteriores también lucharon bravamente por su tierra frente a las duras y sanguinarias figuras de los apaches. Por tanto recuperemos la memoria y no olvidemos que antes de existir un western americano hubo un western español. Un western de sangre, rabia, dolor y heroicidad.

Antes de continuar con la reseña me gustaría hacer un inciso sobre un elemento importante, eje argumental necesario, de la novela que tenemos entre manos, Resiste Tucson, de Alber Vázquez, editado por Inédita en 2010. Gran parte del libro se desarrolla en el Presidio de Tucson, sita en el desierto de Sonora, alrededor de 1782, concretamente en las Guerras Apaches que asolaron la zona por aquellas fechas. La confusión puede darse por la palabra «presidio». El lector no ha de imaginarse que dicho lugar era una cárcel incruenta donde se llevaba a los presos por motivos delictivos. No, un presidio (del latín presidere, estar delante, estar al frente) aquí significa una guarnición que se pone al frente de una plaza para protegerla. La evolución de la palabra actual, como nota curiosa, proviene de las guarniciones o presidios marroquíes a donde se enviaban los convictos. De ahí provino el significado que todos conocemos. Aclarar este elemento lingüístico es importante para que el lector no tenga una idea prefijada antes de abrir esta magnífica novela. Pues en dicho presidio es donde se desarrolla la gran gesta de la que me propongo hablar. Este protegía a los colonos que se habían afincado en la zona de Tucson a mediados del siglo XVIII, y los defendía cual castillo medieval, desde sus empalizadas, de las incursiones indias que hostigaban a los españoles, robando sus caballos y bueyes, violando a las mujeres y niños, y asesinando a los hombres. Todo se desarrollaba con normalidad meridiana hasta que una inesperada avalancha de apaches hace peligrar la existencia no solo del mismo presidio sino también de los sufridos colonos que con tanto esfuerzo subsisten en la dura tierra de Sonora. Pero los apaches, que de forma un tanto extraña han cambiado de estrategia y se han vuelto más agresivos, tienen delante no a unos pusilánimes soldaditos amedrentados por el brillo de los machetes, sino a toda una serie de auténticos guerreros españoles que no están dispuestos a que ningún desalmado ponga un pie en el presidio, arrample con las cosechas o ponga un dedo en la dulce cabellera de una de las mujeres. Los españoles ven como se acerca toda esa turba y con una parsimonia increíble y formal sacan sus sables de sus vainas, y enfilan las aceradas lanzas contra el enemigo. Que Dios se apiade de los apaches porque el día de la sangre ha llegado.

Este es el punto inicial de esta trepidante novela que nos ofrece Alber Vázquez, autor que ya nos sorprendió gratamente con otra novela Medio Hombre, en donde se narraba la epopeya de Blas de Lezo. Es un autor a seguir ya que esta creciendo y que actualmente está siguiendo una exitosa línea de novelas en donde, para regocijo de todos los que amamos la Historia y la Aventura, recupera hechos gloriosos de nuestro pasado nacional.

En este libro podemos observar dos ideas claras en la mente del autor. Por un lado, con un tono duro, seco y efectivo que acompaña toda la obra, nos enseña el periodo histórico de las batallas hispano-apaches en la medianía del siglo XVIII. Nos muestra toda la valentía y abnegación que unos militares como por ejemplo el capitán Allande o el sargento Sosa, muestran por su patria, por muy lejos que estén de ella. Tienen un código divino, unas ideas militares que están por encima del bien y del mal y que no dudan en defender y perder su vida para proteger a los colonos que tienen asignados. Y por otro lado, la novela es todo un homenaje a todas aquellas personas, sobre todo españolas que fijaron su residencia en aquellos lugares tan lejanos de sus raíces y desafiaron con sus vidas los peligros que arrostraba una tierra hostil. Personas que persiguieron sus sueños y que fiaban su existencia detrás de los aguerridos soldados. En verdad es una pena que la apuesta arriesgada de estos soldados y estos colonos fuera olvidados por las generaciones que les siguieron. Menos mal que escritos como este que nos ofrece Alber Vázquez nos devuelve una parte de las hazañas de estos héroes anónimos.

La novela, Resiste Tucson, mantiene en tensión al lector y no le deja tregua en ningún momento. El estilo está sublimado a la acción. Como ya he indicado anteriormente el lenguaje es directo, casi militar sin andarse con rodeos retóricos ni excusas lingüísticas. Un lenguaje rudo, de soldados en acción que en ese momento andan metidos en la defensa numantina del presidio. No hay tiempo de andarse con paños calientes sino de entrar en la lucha misma. Cada hoja desprende una carga de testosterona bestial haciéndote sentir que estas metido en plena contienda. Cuando los machetes y las afiladas flechas hacen peligrar tu vida, no hay tiempo para discursos sino para la pelea.

Resiste Tucson es una gran novela de aventuras, acción y hazañas increíbles. Una historia que no deja indiferente a nadie y que le mantiene despierto todo el rato, siendo inmisericorde con el lector. Alber Vázquez ha sabido encontrar entre estas páginas el punto exacto entre entretenimiento e historia épica. Se la recomiendo pues no solo aprenderán una parte de nuestra historia americana, porque aunque se sorprendan sí estuvimos allí, sino porque con su lectura honraran la memoria de los grandes héroes que a base de inteligencia y una espada dura como los dientes del lobo supieron poner en aquella tierra su peculiar pica de valentía.

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37 comentarios en “RESISTE TUCSON – Alber Vázquez

  1. Urogallo dice:

    Una novela de aventuras épica.

    Perdón.

    Una NOVELA DE AVENTURAS ÉPICA.

    Así, con mayúsculas. Con enfásis. Como está escrita la novela. Con un tono épico, enfático, exclamativo.

    Una novela dura sobre hombres duros.

    Una novela tan aventurera como los personajes que aparecen.

    Como el medio en el que se desenvuelven.

  2. lohengrin dice:

    Tengo muchas ganas de leerlo, pero me han rechazado la desiderata en la biblioteca

  3. Balbo dice:

    Es una novela de aventuras epicas y geniales, Uro. De las que nos gustan. No da tregua en la lectura, sin miramientos ni musica fina. Aventuras como las de antes. A mi me ha encantado. Una autentica novela de aventuras con la Historia como marco o decorado. ;-)

    Un abrazote

  4. Urogallo dice:

    Pués estoy totalmente de acuerdo: Aventura, aventura, aventura.

    Y muy bien logrado el ambiente, el escenario. La historia se encaja perfectamente en LA HISTORIA.

    Admirable también la capacidad del autor de manejar unos personajes que podrían resultar forzados por lo estereotipado del planteamiento, pero que él hace perfectamente creibles y naturales.

    Incluso lo enfatico del lenguaje se adapta al ritmo, a la situación de tensión, de necesidad extrema…

    La disfruté muchísimo. De hecho me la leí casi del tirón.

  5. posodo dice:

    Totalmente recomendada la novela. Apunté hace tiempo el olvido que de la Historia teníamos en España, y que ya sólo la literatura puede recuperar.
    Muy buena reseña. Gracias. Con vuestro permiso, la enlazaré en breve.
    Un saludo.

  6. Boides dice:

    Convengo que el tema es de lo más sugerente y apasionante. Una parte de nuestra historia de lo más desconocida; y, yo diría, que casi usurpada y denostada por el Imperio actual. Sin embargo, a pesar de haberla tenido en las manos, no me la he comprado porque, francamente, «Mediohombre», del mismo autor, me decepcionó muchísimo. Nada que objetar a una buena labor e investigación, pero creo que como novela no tenía el ritmo narrativo que se le suponía, ni los personajes estaban bien «trabajados» -De Lezo y su antagonista son histriones las más de las veces, y otro tanto Vernon y Washington-, ni se le hace justicia a la figura de uno de los más insignes en la historia de nuestra Marina.
    En fin, que no se que tal estrá esta, pero esos son mis motivos.
    Un saludo

  7. Urogallo dice:

    Yo de la otra poco puedo aportar. El único Mediohombre que conozco es Tyrion, hijo de Tywin, de la tribu de los Lannister.

    En esta, no obtante, no hay un peso aplastante de LA HISTORIA ya que no se está novelizándo un hecho histórico, sino una situación en la que se engarza una historía creible y razonable, pero puramente aventurera.

  8. Valeria dice:

    Yo de Mediohombre esperaba también un poco más. Porque la historia en sí no necesitaba apenas aderezo, y sin embargo le falta algo de «sal» a la novela, ya lo dije en su momento en la correspondiente reseña. Pero eso no significa que no esté dispuesta a abordar una aventura épica protagonizada, para variar, por españoles en el salvaje oeste. Aunque tengo que decir que a mí eso de los indios malos y sanguinarios y salvajes frente al honorable hombre blanco es un estereotipo que no suelo tragar muy fácilmente.

    ¿Es así en esta novela? ¿No hay indio bueno ni español malvado?

    Y Balbo, lo de «dulce cabellera»… ¿era cabello de ángel? :-)

  9. Antígono el Tuerto dice:

    Interesante la reseña de Balbo; porque no suele haber novelas históricas españolas que se centren en la América española, y mucho menos en el siglo XVIII…y ya no hablemos de la presencia española en los actuales EEUU. Estos libros siempre son un soplo de aire fresco que renuevan la novela histórica española centrándose en temas poco tocados hasta hoy.

  10. Urogallo dice:

    Querida Valeria, uno de los personajes principales es un indio, precisamente, aliado de los españoles, y buen chaval en general.

    Cuando se cargan tanto las indias se habla de «indios bravos», salvajes, que no aceptan el poder del Rey.

  11. Valeria dice:

    Vaaaale. Aceptamos apache como «buen chaval».
    Por cierto, el título me gusta mucho. Corto, contundente, atractivo… (aunque por alguna razón de mi subconsciente que no entiendo, me recuerda a otro título: «Sostiene Pereira», de Tabucchi. Será cosa de la sonoridad)

  12. Lauso dice:

    Me llama la atención que los «héroes» que menciona Balbo es su reseña son los que quieren dominar una tierra ajena. Yo diria que los heroes son los que se resisten a la dominación y a un sistema de explotación más que opresivo que aún hoy tiene sumido en el subdesarrollo a muchas naciones latinoamericanas.

  13. Antígono el Tuerto dice:

    Ya empezamos

  14. Urogallo dice:

    Si, está claro que los españoles tienen la culpa de tooooodooooo.

    Mira que introducir la agricultura y la medicina. Malvados.

  15. Lauso dice:

    Te cuento Uro que la agricultura y la medicina ya existia, así como también la matematica, astronomia, arquitectura, etc.

    En ningún momento quise decir que los españoles de aquel tiempo fueran los culpables de todo, el aporte de la cultura española es la que nos ha modelado como lo que somos hoy (basta con ver en que idioma escribo), sin embargo no podemos negar que asi fue.

    También comprendo que la llegada de muchas riquezas o recursos provenientes de las colonias a la metropolí, significó para el pueblo español más mal que bien, pues este dinero se concentró en poquisimas manos y provoco inflación.

    Pido disculpas si alguien se ofendio, pero no fue con esa mi intención. La realidad es que no podemos abstraernos de la historia, puesto que el sistema de explotación ha sido en gran parte el responsable de las condiciones actuales, como decia en el comentario anterior, del subdesarrollo de varios paises de América Latina.

  16. Urogallo dice:

    ¿En la comancheria Lauso?

    La historía va de una pequeña comunidad agricola y ganadera que se enfrenta a las depredaciones de bandas de saqueadores, y que protege no solo a los colonos, sino también a los nativos pacíficos.

    Hay que centrarse en lo que cuenta la novela, un conflicto en Arizona.

  17. Antígono el Tuerto dice:

    No entiendo a que viene el comentario; también existía agricultura en Iberia antes que llegasen los romanos y se llevasen el oro y la plata, y no por ello me quejo o pido ese aspecto de nuestra historia se borre.
    Respecto al subdesarrollo de América Latina, si en 200 años de independencia no han podido llegar al nivel de EEUU, o Canadá, o Argentina, la culpa ya no es de los españoles sino de los goberantes de esos países. Aparte del hecho de que hay países de esa región como todo el Cono Sur, Brasil, Costa Rica o Perú cuyo nivel económico no es precisamente tercermundista.
    Este es un tema que se repite una y otra vez cada vez que sale un libro acerca del período de dominio español en América.
    Por cierto no se que dirían algunos ante la esclavitud o la explotación de los incas sobre otros pueblos andinos, o de las carnicerías que practicaban los pueblos aztecas sobre los mesoamericanos, me gustaría oír alguna vez una crítica al respecto…para variar, vamos.

  18. posodo dice:

    Lauso, en el caso concreto de Arizona, tanto los españoles como los apaches son invasores. En este último caso, empujados, como si fueran pueblos bárbaros en los siglos IV y V, por otros pueblos que más al este eran empujados por los invasores anglofranceses.
    Un saludo.

  19. APV dice:

    Bueno la llegada de los apaches tiene que ver con la expulsión hacia la Nueva España por parte de los comanches que de recién llegados a la zona del río Arkansas se convierten la potencia dominante incluso sobre las colonias españolas.

  20. Hola a todos. Me gustaría aportar mi grano de arena al debate.

    Yo creo que he leído la totalidad de la bibliografía existente sobre la presencia española en la Norteamérica del siglo XVIII. Concretamente, en lo que algunos historiadores denominan el Salvaje Norte Español. Puede que se me escapen cosas, pero serán pocas. Y puede que haya opiniones sesgadas, pero teniendo en cuenta que la mayor parte de los historiadores que tratan estos temas son estadounidenses, lo dudo: carecen de motivos para ponerse del lado de los españoles porque a ellos ni les va ni les viene.

    Bien, el resumen de todo esto es abrumadoramente unánime: los apaches del siglo XVIII eran un pueblo esencialmente guerrero y de economía semiparasitaria. Vivían, en gran parte, de robar a todos los que les rodeaban. Todos significa todos: el resto de tribus y naciones indias, los españoles y los propios apaches de bandas distintas. Es un hecho historiográficamente comprobado que no admite discusión.

    Es inútil, por otro lado, tratar de crear equidistancias y comprensiones desde nuestro tamiz del ciudadanos del siglo XXI. Los apaches del XVIII actúan siguiendo un modelo socioeconómico que les es propio y punto. Nos guste o no. Roban porque el robo de un rancho español en Sonora o en el río Grande puede suponer el mismo beneficio para la banda que un año de duro trabajo. Si no tienes escrúpulos judeocristianos (y los apache, obviamente, no los tenían) dos horas de trabajo a cambio de víveres para un año es un buen recurso económico.

    Y siento que algunas personas traten de establecer zonas grises, porque ni yo ni la inmensa mayoría de los historiadores a los que he leído las encuentran: los apaches roban y matan como parte esencial de su cultura, de su modo de vida y de su sistema económico. Quien piensa que estaban defendiendo su tierra de un invasor extranjero, no sabe de qué habla. Para empezar, los apaches son un pueblo nómada que se mueve constantemente por amplios territorios. Los enemigos que los apaches se encuentran en estos deambulares son otros apaches, los navajos y los comanches. También los crows (que los españoles denominaron «cornejas», y de ahí el término anglosajón) y varias naciones más (por cierto, el término «nación» para referirse a las etnias indígenas de Norteamérica también es, como todo, una invención española). Pero es que los propios apaches son extranjeros en los actuales Arizona, Nuevo México y Texas: a diferencia de las naciones que les circundan y a las que guerrean constantemente, ellos no son de raíz azteca, sino atabascana (canadiense). Vienen de muy al norte, y no se sabe exactamente por qué motivo iniciaron su éxodo. Supongo que es lo de siempre: si no eres demasiado amable con tu vecino y tu vecino consigue hacerse más fuerte que tú, termina por echarte a patadas.

    Los españoles del XVIII instauraron en toda su frontera norte (desde San Diego hasta el Atlántico, en la desembocadura del río Grande) un sistema fronterizo muy simple: colonización pacífica y civilización a cambio de paz. Así de sencillo. Querían poblar aquellas tierras casi despobladas y muy poco interesantes desde el punto de vista económico. La gran mayoría de las tribus aceptaron el trato y comenzaron a vivir en un mundo mestizo donde lo español se mezcla con lo indígena sin mayor problema. En Tucson hay negros, pero no hay esclavos. Hay un sistema de castas, pero todo hombre puede trabajar y ganarse la vida. Si los españoles precisan mano de obra indígena, la contratan y la pagan en metálico. Pensad en una guarnición formada por un cuerpo de élite armado hasta los dientes. ¿Les habría costado mucho esclavizar a los indígenas y ponerlos a trabajar para ellos? Nada, cero. Pero no lo hicieron (lo tenían expresamente prohibido), y esa es la verdad palmaria.

    Y ahora, echad un vistazo a los que, décadas más tarde, hicieron los angloamericanos.

    Finalmente, un apunte a modo de opinión personal: los territorios era tan grandes y distancias tan inmensas que los españoles habrían dejado en paz a los apaches si los apaches no se hubieran obstinado en atacarles continuamente. Estoy completamente seguro de que es así. Pero los apaches se empeñaban en rapiñar, robar, violar y matar. No en defensa de una tierra (ese concepto es erróneo, absurdo y concebido sólo desde nuestra óptica moderna), sino en beneficio propio. Hablamos de economía, no de política, y quien confunda esto es que no tiene ni idea de qué habla y más le valdría estarse callado.

    Pero los apaches no dejaban en paz los ranchos, las granjas, las misiones y los presidios españoles. Atacaban y los españoles se defendían. Primero, como buenamente pudieron; más tarde, sin titubeos. Por cierto, todas las estrategias de pacificación que conocemos por haberlas puesto en marcha los angloamericanos (reservas indias, alcohol y armas a cambio de paz, guerra abierta, persuasión, etc.) ya las intentaron los españoles antes. Todas. Ninguna funcionó y todas fracasaron. Los angloamericanos podrían haber aprendido algo pero decidieron empezar de cero. Así les fue.

    Y así le fue a la nación apache. Es el pueblo, de todo el mundo y toda la historia, que más siglos ha estado en guerra continuada. Y, sin embargo, no aprendieron gran cosa. Puede parece romántico, pero que te lleven al borde del exterminio por tu propia testarudez y por no ser capaz de tener una estrategia militar y social viable, da un poco de pena.

    Un abrazo. Nos leemos. ¡Y que viva Tucson español!

  21. Rodrigo dice:

    Creo que se puede lo más bien exponer argumentos sin mandar a callar a nadie. Al menos no es lo que se estila en Hislibris, Sr. Vázquez.

  22. APV dice:

    La causa de su éxodo no es necesariamente responsabilidad suya, hubo diversos cambios medioambientales que fueron alterando la sitación de las tribus en diversas épocas.
    Y en el S. XVIII la llegada de los comanches supuso para los apaches perder sus tierras de cultivo en beneficio de estos cazadores-ganaderos. Quienes por cierto también saqueaban a los españoles.

  23. Sawayn dice:

    La respuesta de Alber Vázquez me deja impresionado. Se nota que todavía nos queda por aprender mucho de NUESTRA historia. Pondré este libro en mi punto de mira, a ver si con suerte cae.

  24. Galaico dice:

    Muy buena y trabajada reseña, Balbo. Siempre me ha gustado el tema del Lejano Oeste pero desde el punto de vista del Oeste Americano (Custer, Jesse James o Wyatt Earp) sobre todo a través del celuloide. Pero no conocía esta faceta de nuestros compatriotas peleando contra los indios allá por la época que tú mencionas. Es justo que se rompa una lanza en favor de los nuestros, pues siempre hubo el típico tópico de que los indios eran los oprimidos y los blancos los opresores. El Nuevo Mundo era un lugar donde había muchas oportunidades para que los que emigrasen a esas tierras alcanzasen sus objetivos. Pero esos objetivos muchas veces eran interrumpidos por las incursiones indias, llevándose por delante a todo el mundo que se tropezase con ellos, por lo que había que defender a los colonos. Es justo, pues, recordar la valentía de los nuestros y darla a conocer a través de novelas de este calibre pues habrá mucha gente, como yo, que desconocíamos esta presencia española en esos territorios y que también tuvieron que enfrentarse a los belicosos indios.

  25. Pablo dice:

    No he leído el libro, pero despues de leer la magnífica respuesta del autor, corro a comprarlo. Ciertamene no se prodigan las novelas históricas ambientadas en el «Oeste Español», por tanto, y en mi opinión, es de agradecer todo aquello que salga nuevo. Con respecto a esta temática, os puedo recomendar otra novela reciente versada sobre las aventuras de un militar de las Tropas presidiales españolas en lucha contra los apaches en la segunda mitad del XVIII, que se editó el año pasado en Mondadori, Y que, para mí, es una obra maestra de la literatura española actual, y lo digo así, sin ningún rubor.

    «Los Acasos», Autor: Javier Pascual. Edit:Mondadori.

    Que la disfrutéis, porque es una novela maravillosa.

  26. Tasos dice:

    Buena reseña + interesante tema + documentada respuesta del autor + lecturas favorables = me lo tengo que leer, aunque estoy con Valeria con las primeras impresiones de «Mediohombre».

  27. Pilar Alonso dice:

    Pues yo no he leído Mediohombre, pero Resiste Tucson me pareció fascinante, por algunos de los motivos que apunta Tasos: tema interesante y bien documentada. Me voy a citar a mí misma en la reseña que hice, que creo expresa mi opinión:

    «Una trama bien construida, bien estructurada, con un ritmo magnífico, equilibrado, cierta dosis de humor ácido y mucha aventura. Si a todo ello le añadimos una prosa incisiva, cínica en ocasiones, dura y contundente, tenemos como resultado un libro que te engancha desde la primera línea, que te sacude y que te hace vibrar.»

  28. Enriq dice:

    Un buen libro pero muy inferior a LOS ACASOS de Javier Pascual

  29. juan dice:

    antes de que llegaran los casacas azules estabamos nosotros asi en castellano.
    muy entretenida novela

  30. Pintaius dice:

    Acabo de finalizarlo y no puedo más que unirme a los favorables comentarios mayoritariamente recogidos más arriba. Felicitar a Balbo por la estupenda reseña y suscribir en particular, palabra por palabra, lo expuesto por Urogallo y Pilar Alonso sobre el estilo de la novela. Duro, conciso y hasta con un punto de ironía en muchas ocasiones. Me ha gustado mucho también el frecuente uso de la segunda persona para reflejar las disgresiones. Realmente adictivo; resulta difícil parar de leerlo una vez se ha comenzado, con una dosificación de la tensión narrativa verdaderamente encomiable. Si acaso, sorprende al principio el tono tan duro, casi infrahumano, empleado para referirse a los apaches y todas sus acciones, pero encaja perfectamente con la mentalidad e imagen que de ellos cabría esperar de los militares de las tropas presidiales, en base a lo que tan bien ha explicado el propio Alber Vázquez en su comentario. Ningún otro podía merecerles a aquellos hombres las acciones de una gente que se comportaban como auténticas alimañas depredadoras. Baste contrastarlo con el tono completamente diferente empleado para referirse a los indios ópatas y pimas, y en particular para la habilidades del cabo Baldenegro, miembro de esta última tribu amiga.

  31. Valeria dice:

    Me he acordado de este libro hace poco, porque en la novela La fragata Princesa de Delgado Bañón se menciona tangencialmente la fundación de presidiosen el siglo XVIII en las tierras descubiertas por navegantes españoles . Creo que va a ser una muy interesante opción para seguir con el tema de la influencia española en la costa este americana. Lo malo es la mala leche que se le pone a uno cuando descubre el poco conocimiento que se tiene de nuestro pasado como descubridores, dejando la fama y la gloria en la mano de otros que se limitaron a seguir nuestros pasos.

  32. Moderen sus entusiasmos, por favor. Ciertamente Alber Vázquez ha hecho una gran labor devolviéndonos al menos una parte de nuesro siempre escamoteado pasado, pero tengan en cuenta queridos-as amigos-as que su reconstrucción histórica deja bastante que desear. Leánse el numero de septiembre de 2011 de «La novela aantihistórica» y sacarán de ahí una mejor valoración tanto de «Mediohombre» como de «Resiste Tucson».

  33. juanrio dice:

    Leído este verano el libro no pasa de novela de aventuras con muy poquita chicha. Nos cuenta un poquito, pero muy poquito, lo que ocurría en tierras del sur de EEUU en aquellos años, con cuentagotas la relación de los españoles con los indios, sin ahondar mínimamente, dos pinceladas sobre el ejército español en esas tierras y golpes, tiros y mandobles, en esto si es generoso….en fin, que no da para mucho.

  34. Pintaius dice:

    Debido a las menciones aparecidas en el hilo, me hice y he leído la novela «Los acasos», de Javier Pascual y he quedado prendado de la misma. A mí, que me había gustado mucho «Resiste Tucson», como así recogí en su momento en mi propio comentario, tengo que decir que «Los Acasos» me parece una novela mucho más madura, con no menos dosis de aventuras (pero es que la que vida en los territorios presidiales de Arizona-Nuevo México no era sino una aventura permanente y un jugarse la vida constantemente, una tierra que consume a sus hijos, como se dice en la propia novela), que se lee en ocasiones como un reportaje, en otras como una novela histórica, y que esconde una historia fascinante, con un final tan sorprendente como lleno de preguntas que se hace el lector. Con un uso extraordinario del lenguaje, muestra una amplia panorámica de 15 años a finales del siglo XVIII, bajo la mirada de un alférez español de Dragones, y la terrible lucha contra las diferentes «apacherías» que deambulan por estos inmensos territorios que los españoles pretendían dominar con unos puñados de soldados. A diferencia de en «Resiste Tucson», en esta novela se cuenta también con la visión del apache y se profundiza más en sus usos y costumbres. En suma, una soberbia novela que se lee con deleite, y que pide ser convertida en imágenes como las de esos otros westerns que cuentan historias de casi 100 años después.

  35. Pintaius dice:

    Recién acabada la segunda novela de la serie, «Largo camino hacia Zuni Pueblo» sólo puedo decir que me ha encantado, quizás más aún que «Resiste Tucson». La tensión psicológica y las terribles vicisitudes por las que pasan los miembros de una pequeña caravana de colonos españoles, que escoltados por cuatros dragones de cuera realizan el trayecto entre Tucson y Zuni Pueblo (avanzada española más al norte) para asentarse allí, donde parecen existir nuevas oportunidades para prosperar, le hacen a uno comerse literalmente las uñas hasta que alcanza la última página y conoce el destino final de todos ellos. La novela es dura, tanto o más que la primera, y el autor te mete en ella de tal manera que no puedes sino preguntarte por qué el destino se muestra tan cruel con esas pobres gentes que sólo desean una vida un poco mejor, por si no tuvieran ya bastante sufrimiento con hacerlo en unos lugares que parecen tan dejados de la mano de Dios.
    Se mantienen algunos de los personajes de la primera novela (entre los dragones de cuera), aunque el período de tiempo transcurrido entre una y otra es de trece años, me parece recordar. Por su parte, el tiempo en el que trascurre esta segunda abarca poco más de un mes, el que corresponde al necesario para llevar a cabo el trayecto mencionado, en el que las penalidades y las adversidades se ceban con la pequeña caravana, y entre las que se cuentan, como no podía ser menos, el acoso de los apaches, y ahora también de los navajos.
    Puede que para muchos lectores, al igual que había sido motivo de discusión en la primera de la serie, la novela no se pueda considerar histórica, sino de aventuras. Yo creo que tiene un poco de todo (histórica, aventuras, psicológica, incluso thriller en muchos momentos), pero que sin duda sí te hace desear bucear en otros libros donde sí se estudie en mayor profundidad la presencia española en esos territorios, y maravillarte con todo lo que allí se consiguió con unos medios tan exiguos y ante unas condiciones tan extraordinariamente duras, resultando un pedazo tan fascinante como desconocido de nuestra Historia. Creo que ese mérito añadido (aparte de lo mucho que hace disfrutar al lector) también debe reconocérsele a su autor, Alber Vázquez.

  36. PECE dice:

    Enlazo la entrada y me apunto (y pido) el libro. La historia atrae, no he leído nada del autor así que, espero, que no me decepcione el modo como la desarrolla.

  37. Milius dice:

    Tal vez me plantee leer esta novela, a la vista de la reseña y los comentarios leídos. Tengo que decir que leí en su día la de Mediohombre y me decepcionó, de hecho no la terminé pese a seguir fascinado por la personalidad de Lezo, un personaje que conocí gracias a los pasajes de la historia de Juan Antonio Cebrián, al que cada día se hecha más de menos.

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