LA ESTIRPE DE ARGANTONIO… Y EL PERIPLO DE UN TESORO – José Javier Ruíz Pérez

LA ESTIRPE DE ARGANTONIO… Y EL PERIPLO DE UN TESORO - José Javier Ruíz PérezJosé Javier Ruiz Pérez, nacido en Sevilla en el año 1964, es médico de profesión, pediatra más concretamente, y ejerce su actividad en el ámbito de la sanidad pública dentro del Servicio Andaluz de Salud. Además es escritor.

Creo que este tipo de personas que se esfuerzan día a día para poder compatibilizar su vida profesional, personal y familiar con el duro y solitario oficio de escritor tienen un mérito enorme. Y aparte, en muchas ocasiones, la única recompensa que el autor recibe después del esfuerzo de dar forma a su novela es la satisfacción de verla terminada y el saber que habrá personas como el que suscribe que pasarán un buen rato disfrutando de su lectura y descubriendo además aspectos desconocidos, curiosos e interesantes de esa bonita ciencia llamada Historia que intenta desentrañar los vericuetos de nuestro pasado.

Supongo que la gran mayoría de los hislibreños que aquí se dan cita a diario conocerán el afamado Tesoro del Carambolo. Y supongo que además muchos de vosotros conoceréis también el hecho de que fue hallado por un albañil que hacía unos trabajos de ampliación y reforma en el año 1958 de forma absolutamente casual, a escasos kilómetros de Sevilla. ¿Cuántos de vosotros os habéis parado a pensar qué fue lo que ocurrió, qué pudo empujar a una persona hace ya dos mil años a entregar aquel grupo de preciosas joyas a las entrañas de la tierra? Muchas veces a lo largo de mi vida me he hecho muchas preguntas al respecto: ¿sería alguien que era perseguido?, ¿quizá era alguien que había robado el tesoro y que antes de ser descubierto se vio obligado a enterrarlo?, ¿a lo mejor ese desconocido personaje quería proteger las piezas de oro de algo o de alguien?, ¿por qué quién o quienes lo enterraron no pudieron volver a recuperarlo jamás?, ¿qué circunstancias rodearon al misterioso suceso?

Pues bien, José Javier Ruiz Pérez puso su mente y su pluma a trabajar y dio forma a esta entretenida novela de alrededor de 260 páginas que se lee de un tirón y que intenta responder con sus dosis correspondientes de rigor histórico y también de imaginación a todas esas incógnitas que rodearon la desaparición del tesoro. La estirpe de Argantonio y el periplo de un Tesoro, además, inicia una saga de varios volúmenes que tienen como nexo común la historia de una pequeña pieza del conjunto que nunca fue recuperada: uno de los sellos áureos de un collar incluido en el conjunto. Si os fijáis un momento en la foto de más arriba, podréis ver dicho collar, que es sin duda una de las obras de orfebrería más destacadas de la antigüedad y también una de las piezas más importantes del Tesoro: Se trata de una cadena doble de la que penden siete sellos profusamente decorados, aunque originalmente debían ser ocho, pues si ponéis atención veréis que una de las cadenitas está suelta. La historia de ese pequeño sello, que bien pudo arrancar la persona que escondió el Tesoro, y que irán legando a sus descendientes los miembros de su familia, de generación en generación, es la que sirve al autor como nexo común para engarzar los diferentes volúmenes de la serie, de la que hasta la fecha hay tres novelas publicadas y una cuarta, que al parecer, va a ser editada de forma inminente. Los tres títulos publicados hasta el momento dentro de la Colección -S.Á.C- (Sello Áureo del Carambolo) son: La Estirpe de Argantonio y el Periplo de un Tesoro, ¡Rey de Ispali! y Los Nordumani: el ataque vikingo a Isbiliya.


Bien, comentemos un poco el argumento de ésta que nos ocupa. Habis es un habitante de Ispal y descendiente de la antigua dinastía de reyes tartesios que se vieron obligados a dejar el poder debido a su condición de pueblo sometido bajo el yugo del poder cartaginés. El muchacho y su familia son testigos de excepción de la entrada en la península de la otra gran potencia del Mediterráneo, Roma, que orgullosa e implacable pugna por el control del país. Los tartesios, ingenuamente, confían en que una vez los cartagineses sean expulsados, la antigua dinastía tartesia volverá a tomar el poder y Habis se convertirá en rey devolviendo a su pueblo su antiguo esplendor. El ajuar del Rey Argantonio, un valiosísimo tesoro de oro puro que es símbolo del antiguo poder fenicio y tartesio y cuyo cuidado fue encomendado a la familia de Habis, representa los sueños y las esperanzas de nuestros protagonistas y es la huella viva del antiguo esplendor de su civilización…

Inesperadamente, el fabuloso tesoro es robado y Habis tendrá que emprender viaje para recuperar el símbolo del poder de su pueblo y el orgullo herido de una dinastía que sin el conjunto de joyas nunca podrá llegar a gobernar. En su viaje de búsqueda y conocimiento, nuestro joven amigo recorrerá la península durante años, viviendo peligrosas aventuras que pondrán en jaque sus convicciones y sueños, intentando con todas sus fuerzas recuperar el símbolo de la identidad de su pueblo.

La estirpe de Argantonio se sirve de los avatares de su joven protagonista para mostrarnos cómo se produce la transición del modo de vida de la antigua cultura turdetana hacia la nueva forma de vida romana, en un mundo convulso que de forma lenta pero irreversible se empieza a transformar. Importantes personajes históricos como Publio Cornelio Escipión, Magón, Asdrúbal y Aníbal Barca, o Marco Porcio Catón, ocupan también su lugar en la historia y alguno de ellos pondrá en serias dificultades a nuestro joven protagonista, que finalmente regresa a una Ispali cuyo nombre ha cambiado a Híspalis y que ya nunca será igual.

Llevaba ya bastante tiempo queriendo reseñar esta pequeña novela que llegó a mis manos no hace mucho y que forma parte de esa colección de obras muy interesantes y que presentan como ya dije antes un nexo común: la historia y avatares sufridos por uno de los colgantes del collar del famoso Tesoro del Carambolo a lo largo de sus más de dos milenios de antigüedad. La novela está escrita con un estilo sencillo que resulta fácil de leer, con bastantes diálogos, lo que le da agilidad al texto. Los personajes resultan muy carismáticos también. Decir además, que aparte de entretenida, la novela no es excesivamente larga por lo que la puedes despachar en dos tardes y se me antoja muy recomendable, por ejemplo, para gente joven que le está pillando el gusto a esto de la lectura. Además, creo poder decir que la lectura de la saga al completo podría resultar muy agradable a los amantes de la historia de Sevilla en particular o de Andalucía en general.

El libro incluye también una pequeña bibliografía para los interesados en el contexto histórico retratado en la novela y un índice de los personajes con relevancia histórica que entran y salen de escena a lo largo de la narración.

Como curiosidad decir que la novela ganó el concurso literario de la Fundación del Ilustre Colegio de Médicos de Sevilla en el año 2007. Ocurre además y eso para mal, que estamos ante otro de esos casos en los que es difícil encontrar libros del autor a pie de tienda. En general son fácilmente conseguibles en librerías de Sevilla, pero fuera de ese ámbito es complicado. Tenemos que tener en cuenta que el autor no goza de una distribución de su trabajo a gran escala puesto que no tiene el apoyo de una editorial fuerte, así que os recomendaría que si alguno de vosotros está interesado en leer algo de Ruiz Pérez se ponga en contacto directamente con él. Ya para terminar, paso a daros algunos breves datos biográficos sobre el autor y su obra:

José Javier Ruiz Pérez nació en Sevilla en 1964. Es licenciado en Medicina por la Universidad de Sevilla desde el año 1988, finalizando la especialidad de Pediatría y sus Áreas Especificas en 1996, especialidad que ejerce en su ciudad natal.

Correo electrónico: josejavierruizp@terra.es

Es autor de La Última Oración del Jalifa (2002), relato ambientado en el Protectorado español de Marruecos durante el fatídico años de 1925, de El Dilema del Arzobispo de Sevilla (2005), novela desarrollada en la Sevilla de finales del siglo XIX durante la preparación del Tercer Congreso Católico Español, la reseñada La Estirpe de Argantonio …y el Periplo de un Tesoro (2007), recreación novelada de la transición de Sevilla entre la antigua cultura turdetana y la nueva del mundo romano, que le valió conseguir el Premio Literario 2007 de la Fundación del Ilustre Colegio de Médicos de Sevilla, y que da comienzo a la COLECCIÓN DEL SELLO ÁUREO DEL CARAMBOLO.

Sus siguiente obras, Los Nordumânî, el asalto vikingo a Isbiliya (2009) novela desarrollada en la Sevilla islámica justo cuando una flota de guerra normanda la invade durante los años del Emirato de Córdoba, y ¡Rey de Ispali!, la historia de Hermenegildo, el primer rey de Sevilla, dan continuidad a la Colección -S.Á.C-

En breve verá la luz …Nos Tengan por Locos, la historia de la gestación de un magno acontecimiento, la Catedral de Sevilla, cuarto volumen de la COLECCIÓN DEL SELLO ÁUREO DEL CARAMBOLO

Nada más por el momento. Para lo que queráis: darklyes@hotmail.com.

Un saludo a todos…

[tags]Argantonio, Carambolo, Habis, Ispal, Híspalis[/tags]

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25 comentarios en “LA ESTIRPE DE ARGANTONIO… Y EL PERIPLO DE UN TESORO – José Javier Ruíz Pérez

  1. lantaquet dice:

    Impresionante reseña de un libro que no me pienso perder Darklyes.
    Espero que no sea una novela con exceso de celo pedagogico porque sobre lo que se sabe del tesoro del Carambolo hay más de leyenda que otra cosa, y me encanta que los autores inventen.
    A ver si en la biblio…

  2. Darklyes dice:

    Saludos lataquet, y gracias…

    Pues se trata de una novela sencillita, de esas fáciles de leer… y donde el autor suple con imaginación todas esas lagunas que rodean el misterio del fabuloso tesoro. Pero tranquilo que no peca de exceso de celo pedagogico :-)

    A ver si tienes suerte y puedes hacerte con ella.

    Saludos

  3. JOsé Javier dice:

    No sé si será oportuno que el autor del libro reseñado aparezca en este foro, pero no he podido evitar hacerlo para de este modo agradecer a Darklyes, en público, su reseña de «La Estirpe de Argantonio».
    Ya hace unos años que vio la luz, siendo el libro que más disfruté escribiendo, imaginando quién pudo ser la persona que enterrara el Tesoro del Carambolo que se descubrió en el año 1958 y de camino iniciando una saga familiar, cuyos miembros irían apareciendo el mis siguientes novelas.
    Espero que a alguno de los lectores de Hislibris pueda interesarle el tema, y si no encuentran «La estirpe de Argantonio», no duden en pedirla a mi correo electrónico.
    Saludos

  4. Darklyes dice:

    Vaya, pues saludos al autor… y nada, ha sido un placer tanto leer «La Estirpe de Argantonio» como hacer la reseña. Yo es que me lo paso pipa con estas cosas.

    Me compré hace ya algo de tiempo Rey de Ispali y voy a empezar a leerlo ya mismo.

    Nada más por ahora… saludos a todos y en especial a Jose Javier Ruiz Pérez.

    1. Javi_LR dice:

      Bienvenido, José Javier.

  5. lantaquet dice:

    Y bien hayado Jose Javier. Suponiendome paisano tuyo (yo también soy de Sevilla, y permiteme que te tutee) y siendo del 78, imagino que sabrás la cantidad de excursiones (actividades extraescolares) en las que me han llevado a ver el tesoro (y ya de camino nos enseñaban la depuradora de Emasesa, jejeje).
    El caso es que le he preguntado a mí padre por tus libros y no me ha sorprendido saber que los ha leido (y que en algún momento incluso me recomendó aunque yo no lo recuerde ya que me recomienda leer todo lo que se hinca él) primero con cierto escepticismo clasico de lector «enteraillo», y luego entregado por completo a tu historia.
    Así que me ahorro tenerlos que pedir en la biblio (además las biblotecarias me han comentado que si quiero pedir algo que lo haga ya pues el año que viene no se podrán sugerir compras a la biblioteca, malditos recortes).
    Así que
    enhorabuena a los dos.

  6. lantaquet dice:

    ¿Hallado?

  7. José Javier dice:

    lantaquet, claro que hemos compartido esas excuersiones a la Ruinas Itálicas, o al Museo Arqueológico con el colegio, pero en aquellas épocas nuestras mentes estaban en «otras » cosas.
    En cuanto a tu padre, pues, ¡que hay que hacerle caso!, y leer lo que él lee…
    Y por cierto, el hayedo es un bosque de hayas, y efectivamente, yo he sido hallado… aunque no sé si para bien…
    Un saludo, José Javier

  8. Lopekan dice:

    A ver los tartesios que por aquí desfilan tienen la bondad, que tengo para ellos una pregunta que me reconcome: ¿de dónde viene el nombre de «Lago Ligustinus» para referirse al antiguo lago en la boca del Betis? ¿O es otra invención de Schulten y su manía de atribuirlo todo a los ligures?

  9. José Javier dice:

    Hola, Lopekan. No debió ser invención de Shulten llamar lago Ligustino al golfo que se situaba en el espacio de terreno que hoy ocupa el coto de Doñana cuando en la Ora Maritima de Avieno ya aparece:
    «Pero el río Tarteso, fluyendo desde el lago Ligustino, a campo traviesa, envuelve una isla de pleno con el curso de sus aguas. No corre adelante por un cauce único, ni es uno solo en surcar el territorio que se le ofrece al paso, pues, de hecho, por la zona en que rompe la luz del alba, se echa a las campiñas por tres cauces; en dos ocasiones, y también por dos tramos, baña el sector meridional de la ciudad»

    No sé si Ligustino viene de Ligur, pero es la traducción que los romanos debieron
    hacer del primitivo nombre de aquella ensenada que llegaba hasta la mismísima Coria y que Rufo Festo Avieno, poeta latino del s. IV d. J.C, reseña tan bellamente.
    Aunque entiendo tu pasión por saber más de esa interesante y desconocida época, porque «La Estirpe de Argantonio» es fruto de esa curiosidad.
    Un saludo, Jósé Javier.

    Leer más: http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=374#ixzz1fzC2My6M

  10. Lopekan dice:

    Se le saluda, José Javier. Éste de Tartesos es un tema brumoso como pocos en nuestra historia, y para el que desearía tener un faro que nos oriente y evite que encallemos. El último texto que leí sobre ello es un libro de Jorge Alonso que me dejó un regusto amargo, del que quiero liberarme. De Schulten, ya has visto la prevención con la que creo que hay que tomarlo.
    Voy entonces a aplicar el método «EPRE» que me acaba de revelar Farsalia, un compañero hislibreño que ya conocerás en su salsa cuando sigas un poco más por aquí. Parece consistir este método en no creerte nada de lo que los historiadores te cuentan y rebuscar tú mismo en los archivos. Por ahora he obtenido lo siguiente:
    El término «Ligustino lacu» solo aparece en la «Ora Marítima» de Avieno (Ora 280).
    Pomponio Mela, en el siglo I d.C, sólo menciona un lago innominado: «El Betis, que nace en la Tarraconense, atraviesa durante largo trecho casi por en medio [la Bética], corriendo desde que nace por un lecho único, pero a poca distancia del mar forma un gran lago, del que sale, como de una fuente, dividido en dos brazos, siendo cada uno de ellos tan considerable como antes de su división” (Chorog. III, 3-5).
    Y por último como fuentes del asunto, Plinio el Mayor o el Viejo (23-79 d.C.) habla de la zona SIN mencionar al dichoso lago: “El Betis nace en la Tarraconense… en el bosque Tugiense… da nombre a la provincia [Bética] y desemboca en el Océano Atlántico” (Nat. Hist. III, 9).
    Añadamos la opinión del Profesor Antonio Caro Bellido, de la Universidad de Cádiz, de que «Ligustino lacu» es un «topónimo tardorromano» (la «Ora» se escribió en el S IV d.C.)

    Es que de los «Ligus-loquesea» no me fío ni mihita :)

  11. Darklyes dice:

    Jo compañeros, estáis puestos…

    ¡Qué de cosas aprende uno en los hilos de respuesta a las reseñas!

  12. lantaquet dice:

    Si la verdad.

  13. Lopekan dice:

    ¡Claro, chicos! Que estas cosas hay que espurgarlas :)
    Si no, vienen y nos meten por la puerta de atrás a los ligures en nuestra historia. Y ahora resulta que todo el mundo le llama «Lago Ligur» a aquello. Con lo lejos que nos pillan los ligures. Pues oiga, si tienen razón, suya sea si se demuestra; si no, colleja (dialéctica) al canto. Tranquilo, José Javier, que no va por tí… todavía :) Espero tener la oportunidad de leerte, y entonces… aquí hay unos cuantos implacables :[
    De todas formas, adelantemos que lo que se ve el el mapa de más arriba como «Lacus Ligustinos», en mi opinión sería en realidad el «Sinus Tartesicus», y el lago habría estado aguas arriba de Coria, rodeando la isla de Spal (Sevilla).

  14. Darklyes dice:

    Bueno, he de decir que de haber algún error tanto en la reseña como en las ilustraciones que la acompañan, la responsabilidad es solo mía.

    El autor, es decir, Jose Javier Ruiz Perez, no es en absoluto responsable puesto que él nada ha tenido que ver con la elección de las fotos, ni con la redacción del texto que se basa sólamente en impresiones mías.

    Tampoco elegí ese mapa porque fuera exacto, sino porque simplemente me pareció bonito. Las reseñas así en plan tocho de 1300 palabras se hacen un poco farragosas y coloco unas cuantas ilustraciones de forma un tanto arbitraria. Hombre, que tengan que ver con la temática de la novela, obviamente, pero tampoco de una forma exhaustiva.

    Aún así, desde la primera página de la novela en la que se narra una refriega entre romanos y cartagineses, nos damos cuenta de que las zonas geográficas en las que se desarrollan los primeros acontecimientos están siendo claramente «absorbidas» por la civilización romana, por lo que no me pareció inadecuado que en el mapa los toponimos aparecieran ya en su forma latina. Respecto a la situación geográfica «exacta» del lago, o qué territorios ocupaba, la verdad es que ni idea. La primera noticia que tuve de la existencia de dicho lago, ya sea Ligustinus o Ligur, fué al leer la novela :-)

    Venga… nos leemos compañeros

  15. José Javier dice:

    Lopekan: Cuando leas «La Estirpe de Argantonio» no esperes encontrar un tratado de protohistoria ni una enciclopedia del mundo antiguo. Solamente es una novela ambientada en un mundo pasado donde unos personajes imaginarios se mueven entre pesonajes históricos, recreando con la imaginacion del autor lo que la historia nos ha ocultado por irrelevante, o por los avatares de la propia transmisión de los hechos ocurridos.
    Las diferentes teorias sobre lo sucedido en aquellas lejanas épocas o cómo eran los territorios del pasado son cambiantes, como cambiantes es la medicina o la tecnología… Por eso lo que se narra en las novelas históricas bien puede no ser exacto. Discupa al novelista si descubres esas inexactitudes y disfruta con los personajes y las situaciones creadas y que, ¿por qué no?, pudieron ser parecidas a las ocurridas en realidad… que nunca sabremos.
    Un saludo, José Javier.

  16. Lopekan dice:

    Tenéis mucha razón, los dos:
    Darklyes, doy por sentado que las imágenes las has escogido tú, y opino que muy bien hecho, porque coincido contigo en que amenizan la reseña y ayudan a situarnos en el tema, además de la portada del libro (y las inestimables cabeceras de Nuru). Mú bien puesto el mapa y las fotos del Carambolo (con sus adornos en forma de pellejos de toro, no?). Pero déjame enriquecer tu aportación con la mía. Y es que me intriga que se cuele esa referencia al pueblo ligur en un contexto tan apartado de la Liguria histórica, junto al Golfo de Marsella.
    José Javier, te adelanto desde ya que tienes mis simpatías por escoger este tema y por tratarlo como novela histórica. Y mi admiración por que consigas sacar palante esta tetralogía (y el resto de tus libros) sin darle a escribir dedicación completa. Te tengo en mi lista :) Pero imagino que te gustará que te demos un poco de «feedback», ¿no?

  17. José Javier dice:

    Darklyes, pues claro que sí. Ojalá pudieras leer todas mi novelas y criticarlas. Es la única forma de mejorar, de saber cómo véis los lectores tanto esfuerzo por buscar un momento histórico interesante, dar vida a unos personajes creibles pero a la vez cercanos, encontrar unas situaciones donde los sentimientos fluyan como en la vida misma, donde la condición humana como el miedo, la venganza, el amor, el odio, el ansia de poder o de riquezas queden reflejados, y por último concluir de forma impactante, para que quede buen sabor de boca… ¡ah! y sin cometer errores históricos, claro.
    Y por último, lo más dicífil, publicarlas, conseguir que lleguen a al menos un puñado de «locos» como tú y yo que disfrutamos con todo eso.
    Gracias por tu interés y por tus explicaciones.
    Un saludo, José Javier.

  18. Una temática muy interesante y que enlaza con esa campaña de prospección arqueológica que decían (meses ha) que contaba con permiso de la Junta para el estudio de presuntas estructuras tartésicas detectadas con georadar hace un año. ¿Alguien tiene noticias frescas al respecto?¿Quizás tú, José Javier?

    Me anoto otra de las novelas indicadas, «Los Nordumani: el ataque vikingo a Isbiliya», buscaré dónde adquirirla y que enlazará con mis gustos andalusíes por una parte, y por otra con la novela «El señor de Lordemanos» (ed. De Librum Tremens) de Miguel Angel Badal, autor al que tengo el gusto de conocer personalmente, sobre la presencia vikinga en Galicia en el s.XI

    Un saludo a todos

  19. José Javier dice:

    Hola, Blas. No tengo noticias de esas prospecciones con georadar, la verdad, aunque es cierto que cada vez se debe esperar encontrar menos restos puramente tartesios según las nuevas teorias que identifican a Tartessos como «el proceso histórico concreto que afecta a un territorio definido del Suroeste de la Península Ibérica, por el cual las poblaciones que lo habitan se integran en el mundo de relaciones internacionales del Mediterráneo del I milenio a. C», como explica la profesora Concepción San Martín Montilla, la directora del Museo Arqueológico de Sevilla. Es decir que los tartesios serían el conglomerado de pueblos autoctonos y llegados por mar (fenicios) que habitaron el cuadrante suroccidental de la península ibérica y no un reino propio como siempre se ha dicho.
    En cuanto a «Los Nordumani», esa es otra historia, es la apasionante época andalusí que daría para muchos renglones. Mi novela resalta el momento tremendo de la invasión vikinga, que durante una semana asoló la «perla del Guadalquivir»
    Un saludo, José Javier.

  20. Darklyes dice:

    Saludos Blas: Los Nordumani de Jose Javier Ruíz Perez también lo he leído. Está muy bien. Y «El Señor de Lordemanos», de Badal Salvador, también :-). Me pirran los vikingos.

    Hola Lopekan: estoy ojeando aquí y allá material que versa sobre los ligures y las distintas teorías que los sitúan a un lado y otro de Europa. Tampoco profundizando mucho, es decir… cositas de la Wikipedia, artículos aparecidos en blogs dedicados a la Historia y cosas así. Por lo que estoy viendo hay bastante controversia al respecto…

  21. Lopekan dice:

    Si es que de los ligures no hay mucho más que rascar: son el grupo de tribus que se encontraron los griegos foceos en el entorno de Massalia cuando fundaron esta colonia, y así aparece en las fuentes. Otro tema es que el término que usaron para referirse a ellos acabara por hacerse genérico para otros pueblos del Poniente europeo, igual que los «escitas» englobaban para ellos a todos los nómadas asiáticos, a lo largo y ancho de las estepas. Agotado el acudir a las fuentes, en este caso, queda lo que aporte la arqueología, que tiene lo bueno de que nunca se agota :)

    Pienso que las suposiciones que Schulten hizo sobre Tartesos o los ligures, vendidas como certezas, han generado desde entonces una corriente de fantasías que han hecho mucho por la novela, pero poco por la historia. De acuerdo en ser algo Indiana Jones, pero no vendedor de crecepelo :)

  22. Lopekan dice:

    Sin ir más lejos, ayer mismo apareció publicada en la prensa la noticia del descubrimiento de un ciudad del siglo I d. C. sumergida en las aguas próximas a Isla Cristina, en Huelva, y «que quedó sepultada por una serie de ‘tsunamis’ o a causa de los cambios experimentados en la línea de costa.»
    Hallan una ciudad romana sumergida bajo las aguas de Isla Cristina
    La arqueología, lenta pero segura, nos da más alegrías que los camelos al interpretar «libremente» los textos antiguos, como el «Corocotta» de Schulten y herederos.

  23. lantaquet dice:

    :) :) :) :) :)

  24. Lopekan dice:

    Unos meses después, me entero de que ha tenido lugar un congreso para clarificar la existencia histórica de Tartesos. Han concluido que, efectivamente, existió, que el nombre correcto sería «Tarteso», y emitido un manifiesto al respecto: se puede leer en el blog de Arturo Gonzalo Azpiri:
    Tarteso existió

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