BREVE HISTORIA DE LA GUERRA DEL 98, ESPAÑA CONTRA ESTADOS UNIDOS – Miguel del Rey y Carlos Canales

BREVE HISTORIA DE LA GUERRA DEL 98, ESPAÑA CONTRA ESTADOS UNIDOS - Miguel del Rey y Carlos CanalesSe hace la paz, la razón la aconseja, los hombres de sereno juicio no la discuten; pero ella significa nuestro vencimiento, la expulsión de nuestra bandera de las tierras que descubrimos y conquistamos; todos ven que alguna diligencia más en los caudillos, mayor previsión en los Gobiernos hubieran bastado para arrancar algún momento de gloria para nosotros, una fecha o una victoria en la que descansar de tan universal decadencia y posar los ojos y los de nuestros hijos con fe en nuestra raza…

(España sin Pulso, Francisco Silvela 1898)

La gente gritaba por las calles «¡A Nueva York!, ¡A Nueva York!» Todo era alboroto por las calles céntricas de las principales avenidas de España. La gente aullaba de patriotismo, se desgarraba el pecho de indignación mientras sonaba un chotis en las plazuelas más concurridas. España estaba de carnavales, España estaba en guerra contra un enemigo que nunca antes había conocido, ¡un pueblo de ladrones, un pueblo de chorizos! ¡Acabemos con los choriceros, que nos quieren quitar nuestro honor, que nos quieren quitar nuestra tierra y nuestro Imperio! Así se desfogaban las manolas y los manolos a ritmo de pasodoble. Una especie de fiesta trágica y rocambolesca se había adueñado de los españoles. Pues a uno le puedes quitar el dinero, el trabajo y hasta la mujer, pero que le quiten un solo pedazo de tierra que regaron los conquistadores con su sangre eso no se puede consentir. ¡A Nueva York! ¡A por los Yankees!…

He aquí la crónica de una muerte anunciada, como diría García Márquez. He aquí el ambiente que se vivía en aquel año de 1898 en nuestro país durante los festivos carnavales de aquel año. La población española, ciega de ira patriótica por un enemigo invisible e inventado por los periódicos se lanzaba a las calles demandando a sus dirigentes que aplastaran al enemigo allende los mares, y recuperara las antiguas glorias de antaño. España estaba ciega y la hora del mazazo se aproximaba.

El libro que les presento en esta reseña trata, como habrán podido averiguar, sobre la guerra Hispano-Americana que se libró aquel fatídico año de 1898, entre dos potencias, una que moría y daba sus últimos coletazos, España, y otra, Estados Unidos que tras su desgraciada guerra fraticida empezaba a darse cuenta de que podía comerse el mundo aunque fuera a costa de otras superpotencias caducas y atrasadas. A los americanos ya no les valía sus fronteras, habían conquistado a base de arrojo y sangre las del eterno y mítico Oeste, y ahora posaban sus ojos en las joyas que el brillante mar antillano les ofrecía.

Este magnífico libro, Breve Historia de la Guerra del 98, España contra Estados Unidos, es todo un ejercicio de memoria, de recuperar la historia de una guerra que significó el punto y final de la gran gesta española en el Nuevo Mundo. Los autores que se han encargado de esta esencial labor son Miguel del Rey y Carlos Canales. Estos dos autores ya han tenido la oportunidad de trabajar juntos en Breve Historia de la Guerra de Ifni-Sahara (2010), publicado en la editorial Nowtilus. Viendo esta pequeña bibliografía conjunta se verifica que ambos autores dominan el campo de la Historia bélica española de manera magistral. Pero por separado, ambos, son autores de referencia en el ensayo histórico. Miguel del Rey también es autor de obras como La Guerra de la Oreja de Jenkins, la Guerra de los Diez Años (1868-1878) o Las Guardias Reales en las Campañas de Italia. También colabora con artículos en publicaciones históricas, y es director de la revista Ristre. Carlos Canales también es muy conocido sobre todo en el mundo dedicado a la Historia Moderna y Contemporánea. Es autor de obras esenciales como La Primera Guerra Carlista, e igualmente con la editorial Nowtilus ha publicado Breve historia de la guerra de la Independencia. También, al igual que Miguel Rey  escribe artículos históricos en diferentes publicaciones especializadas como por ejemplo Ristre Napoleónico.

Como podrá observar el lector ambos autores han centrado esencialmente su obra ensayística en la historia bélica de nuestro país. Por tanto el tema en el que se han centrado, la guerra entre España y Estados Unidos no es nuevo para ellos. No son simples amateurs que nos den una idea vaga del conflicto armado entre los dos países. Lo que sí es, a mi parecer nuevo, es el enfoque que ofrecen ambos autores a los lectores. Existe muchísimos estudios sobre la Guerra del 98 que van desde los muy eruditos a los más sencillos y asequibles. Normalmente estas obras nos hablan siempre desde los orígenes de las p´rrdidas de las colonias, a partir de la llamada Guerra Larga 1868-1878, la Paz de Zanjón, o el Grito de Baire (1895) hasta el mismísimo momento en que los Estados Unidos libran cruentas batallas en Cuba, Filipinas  y las Islas del Pacífico contra los españoles, los cuales dejan una pincelada de honor al hacer la salida heroica desde Santiago hacia el mar por parte del Almirante Cervera. Es bueno que estas obras nos recuerden los antecedentes, pero a veces suelen dar más importancia a ellos antes que al resultado, solventado el conflicto armado en breves capítulos. Pero la novedad de este libro es que ambos autores se centran esencialmente y exclusivamente en la historia bélica de la Guerra del 98 de una manera asequible a cualquier lector que no sea muy dado a este tipo de lecturas. El libro parte desde el principio desde el momento en que ambos países se declaran mutuamente la guerra, y terminando finalmente en La Conferencia de París donde se puso el último clavo a las glorias españolas allende los mares.

A través de la pluma de Miguel del Rey y Carlos Canales asistimos no sólo a observar como se desarrollan los combates tanto en tierra como en mar entre heroicos españoles y aguerridos americanos sino que nos adentra en el mundo militar de ambos contendientes a finales del siglo XIX. Vemos como eran reclutados, como se adaptaron a los medios tanto climatológicos como circunstanciales del terreno en que pisaban. Ataques furibundos, con defensas heroicas. Tretas y artimañas osadas. Héroes y villanos. Todo un mundo militar vibrante se da la mano en esta obra. Veremos nombres claves de la contienda. Nombres esenciales que evocan grandes momentos de la historia no sólo para los españoles que tengan algo de memoria histórica, sino también para los americanos que sepan algo de su pasado reciente: La Batalla desesperada de Cavite, y la huida al más allá de los barcos de Cervera en Santiago de Cuba. Las heroicidades de Lomas de San Juan. La triste caída de la esplendorosa Manila. O el culmen de las glorias españolas como broche final de la historia imperial española: la lucha numantina que soportaron en Baler los Últimos de Filipinas con Saturnino Martín Cerezo a la cabeza defendiendo el honor más allá del valor de todos los españoles.

Un libro didáctico y ameno que se lee de un tirón debido no solo a la excelente letra de la edición sino también a lo emocionante de sus narraciones. El lenguaje no es alambicado ni complicado. No se extiende en demasía en términos militares complicados ni se regodea en movimientos tácticos difíciles de precisar, sino lo justo y necesario para que el lector medio pueda comprender los hechos bélicos de la contienda.

Un libro de lo más recomendable para cualquier persona que quiera saber cómo se perdieron las colonias de las Antillas como Cuba y Puerto Rico, o cómo el gran mar español que era el Pacífico pudo sucumbir ante el inicial poderío norteamericano produciendo la caída de la perla filipina y del rosario de joyas que eran las islas Carolinas y Marianas. Un libro que es esencial tener en cualquier estantería de cualquier casa para saber cómo fue el final de una época y un sueño en el que primaron desgraciadamente los intereses oligárquicos frente a los racionales de la defensa del territorio patrio, y para saber que allá, lejos de la metrópoli hubo unos soldados que se batieron el cobre defendiendo no solo su vida sino la honra de una sociedad envenenada por los malos gobiernos y los intereses creados. Pues ya lo dice el dicho de esta eterna España: «¡Dios, qué buen vasallo, si tuviera buen Señor!».

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22 comentarios en “BREVE HISTORIA DE LA GUERRA DEL 98, ESPAÑA CONTRA ESTADOS UNIDOS – Miguel del Rey y Carlos Canales

  1. Vorimir dice:

    Me lo apunto, estoy leyendo Breve Historia de la Guerra de Ifni-Sahara y me está gustando y la Guerra del 98 me es muy interesante pero soy incapaz de meterme en libros densos sobre el tema. Este parece el formato que busco, sin duda.
    Gran reseña, Balbo.

  2. Pamplinas dice:

    No sé si me compraré este libro. Demasiado breve para mi gusto…

    Por cierto, el otro día, cuando estábamos firmando ejemplares tras la presentación del libro de relatos de Hislibris, se acercó una chica y me preguntó por Filipinas. Resultó que era descendiente directa de uno de los héroes de Baler. Me hizo gracia, yo había usado a su pariente como personaje en un relato je,je.

  3. Antonio dice:

    Buenas tardes:

    Ante un aviso como éste y viniendo de Balbo, y tratandose de españoles contra useños, pues habrá qie leerlo.

    Agradecidamente.

  4. Antígono el Tuerto dice:

    Interesante libro sobre la guerra de 1898; tan ignorada por españoles como estadounidenses; y llena muchas de veces de leyendas y mitos patrióticos; como los famosos barcos de madera (que nunca existieron) o la supuesta actitud nelsoniana de los almirantes españoles.
    La reseña es interesante Balbo, gracias.

  5. saporo dice:

    Que ganas me han dado de leerlo pardiez¡¡.Un reseña redondo Balbo

  6. APV dice:

    Bueno Antigono de madera había alguno aunque era la excepción.

  7. Lucía dice:

    Apuntado queda para futuras lecturas.

    Gracias por la reseña Balbo.

  8. Ariodante dice:

    Muy buena reseña, Balbo. Justamente estoy leyendo «Y en España se puso el sol», de Agustín González Morales, y sintiendo esa desazón que produce la crónica de la muerte anunciada como muy bien dices. Es terrible asistir a la muerte masiva de compatriotas a la vez que comprobar cómo nadie movía un dedo para evitarlo.
    El problema, en mi caso, es que lo que estoy leyendo se presenta como novela, y en realidad está funcionando como reportaje periodístico o ensayístico, donde la acumulación de datos y una letrita que hay que leer con lupa dificulta su seguimiento. En fin, cuando lo acabe veremos. Pero casi me han entrado ganas de hacerme con este libro que reseñas para ver de enterarme antes.

  9. Ariodante dice:

    Llevo ya más de la mitad del libro y es apasionante…y a la vez indignante, lo que se hizo con la Marina Española. Vergonzoso. En fin, a ver si lo acabo para mañana…

  10. Captain Wonder dice:

    Hay un excelente libro que recuerda gestas tan heroicas como dantescas, libradas entre un puñado de esforzados españoles contra un contingente mucho mayor de combatientes tágalos fuertemente armados por los yanquis: tal como recoge la biografía de Olvidad Filipinas, editado por Inédita, y una hazaña muy olvidada hoy en día: mucho más que la de los últimos de Filipinas. En cuanto a las batallas navsles que acabaron en desastre, no fue la superioridad yanqui la que determinó la derrota española, ni mucho menos. Fue la torpeza con la que estos marinos fueron dirigidos por sus superiores. En fin, la expansión yanqui por el Pacífico llevó al final a la confrontración directa con los japoneses unas décadas más tarde, que estos sí acabaron sucumbiendo a la superioridad técnica americana. De haber ganado a EEUU, lo que era logísticamente imposible, España habría tenido como siguientes adversarios, al menos en Asia, a alemanes y japoneses, por unas tierras todavía mal controladas. Eso sí, la guerra hispano-yanqui fue obra de la prensa amarilla de un tal Rosebud…

  11. Captain Wonder dice:

    Y la torpeza militar del 1898, venía precedida por la torpeza pusiláme de los políticos de la Restauración, cuando en 1897 relevaron de su puesto al general Weyler… por la presión diplomática yanqui. Nada comparado con lo que supondría después la aceptación del regalo envenenado del Protectorado de Marruecos, cuando la incompetencia de los altos mandos militares y políticos ya no pudieron pasar desapercibidos bajo la siniestra sombra de los EEUU…

  12. Captain Wonder dice:

    Por cierto, Balbo, he leído con interés tu reseña completa, y celebro que me haya ayudado para arrancar una serie de reflexiones que quizás exceda el contenido del libro que mencionas, pero que seguro que enriquece. Un saludo

  13. David L dice:

    Sorprendido muy gratamente por la lectura de este magnífico trabajo de Miguel del Rey y Carlos Canales, ¡qué gran trabajo de divulgación! Lo he devorado prácticamente en un par de días; como acertadamente comenta Balbo la manera con la que ambos autores nos describen las acciones bélicas y nos relatan todo lo que pasó en Cuba y Filipinas en 1898 es brillantísima, su brevedad no debe llevarnos a engaño, hay materia para seguir investigando y abarcar futuras lecturas sobre el tema. Puede parecer muy patriótico decir esto….pero…¡el honor no nos lo arrebató la codiciosa EEUU del momento!, potencia emergente que buscaba aplicar un darwinismo territorial donde las viejas y agotadas potencias de antaño deberían dejar paso a las más fuertes y poderosas jóvenes naciones, la Libertad de los cubanos…..no fue desde luego el principal motivo de alarma para los norteamericanos. España plantó cara en el mar, a pesar de la pésima gestión política de la misma, y los combates terrestres demostraron y dan fe de la pericia y valor de nuestros compatriotas españoles.

    En cuanto a los tratados de Paz, me ha llamado la atención una de las reclamaciones de los EEUU, los cuales querían obligar a España a asumir la deuda pública contraída en Cuba..¡tiene narices la cosa! Te arrebatan ilegítimamente un territorio y después quieren que pagues los costes…..y otro aspecto…el de la nacionalidad, España en el artículo IX del Tratado de Paz de París de diciembre de 1898 estipulaba que los españoles naturales de la península podían mantener su nacionalidad en Cuba ratificando la misma en las oficinas de registro dentro de un año después del cambio de ratificaciones del tratado si no lo hacían en el término de ese año se consideraba que habían renunciado a dicha nacionalidad.

    Un saludo.

  14. Captain Wonder dice:

    Pero David, ¿cómo puedes decir que España plantó cara en el mar a los EEUU? ¡Pero si su actuación fue desastrosa, tanto a nivel táctico como estratégico! La salida de Cervera en pleno día, en una sola dirección, y en fila un buque detrás de otro, sin dar cobertura de ningún tipo, y sin que haber eliminado las partes de madera (como sí hicieron los yanquis), para evitar el vuelo de astillas en las explosiones que malherían a la tripulación (los acorazados de la época todavía no eran totalmente de hierro; la flota española estaba compuesta de barcos modernos), sólo puede calificarse de suicida. La ineptitud política del gobierno de España (destitución de Weyler en 1897 porque así lo reclamaba EEUU; el desinterés por encontrar remedio a las enfermedades que diezmaban despiadadamente a las tropas que los propios combates, etc), fue acompañada de la extrema ineptitud de los militares, con mandos realmente mediocres en la mayoría de los casos: Puerto Rico ante la invasión yanqui fue mejor defendido (en realidad, solamente defendido) por los bolinques que por los propios peninsulares. Es cierto que hubieron excepciones, pero insuficientes para evitar el lamentable y vergonzoso descalabro militar de España en aquel conflicto. Y es que en el siglo XIX, militarmente España poco tenía que ver con los siglos precedentes, desde el Gran Capitán a Barceló. Y de nuevo se manifestaría el mismo mal en el siglo XX en las catastróficas campañas africanas. Vamos, sólo el Imperio Otomano lo hizo peor.

  15. Antígono el Tuerto dice:

    Como bien dice Captain Wonder, la actitud de muchos mandos militares españoles fue de incompetencia manifiesta, ya lo dijo en aquella época el conde Almenas en el Congreso de los Diputados cuando mencionó que habría que subir muchos fajines de generales al cuello para ahorcar a tanto mando incompetente (un poco radical el señor Almenas). En el caso de los almirantes es evidente, Cervera actuando delirantemente no refugiándose en el puerto en el que se le había ordenado refugiarse, haciendo caso omiso a las órdenes del Capitán General (su superior), y obviando las sugerencias de sus subordinados (que eran mejores que su decisión incomprensible de salir a pleno día y de uno en uno frente a la flota norteamericana); y Montojo en Manila fue aún peor, negándose a combatir bajo la protección de los cañones de Cavite, cometiendo la desidia de no minar la bahía de Manila (los estadounidenses alucinaron cuando encontraron los almacenes de la Armada española llenos de minas sin utilizar), tomando el mando de la flota con la batalla ya iniciada (el señorito tuvo que acudir por la tarde-noche a una recepción que había organizado su señora esposa), y dando la batalla por perdida (cuando los estadounidenses se retiraban de su primer raid sin haber hundido ningún barco, el insigne almirante ordena abandonar todos los barcos y abrir los grifos para hundirlos). Lo dicho, la actitud de algunos mandos era para darles de comer aparte…y volverían a repetir su incompetencia y desidia en las campañas de Marruecos.

  16. Captain Wonder dice:

    Exacto, Antígono. En el Reino Unido, más de uno habría sufrido consejo de guerra, y no como mero trámite burocrático. Lo cierto es que mientras en el siglo XVIII España logró no perder la estela de la modernidad militar marítima no sólo en tecnología sino en tácticas militares, pues comprendía que el estatus de potencia dependía en gran medida de su dominio de las aguas, en el siglo XIX no quedó nada, absolutamente nada, de esto. Ni en el plano marítimo ni en el terrestre. No hubo innovación alguna. No bastaba con botar navíos modernos sin mandos eficaces que los dirigiesen. Prueba de todo esto es el nulo éxito que un lobo de mar como Isaac Peral con la aportación de su submarino a la marina española… Con esa mentalidad atávica, íbamos a hacer frente al agresivo expansionismo imperialista de los EEUU.

  17. David L dice:

    Entonces Captain Wonder debo suponer que la campaña en Cuba fue desastrosa debido a la falta de pericia y a la pésima actuación de sus jerarcas militares y que con algo más de saber militar se podría haber conseguido mantener la cara ante los EEUU.

    Si me permites te haré un par de preguntas:

    ¿Estábamos en condiciones de igualdad tecnológica y de logística frente a los EEUU para pensar que se podría haber derrotado a los norteamericanos? Si es así, ¿debo entender que solamente la derrota podemos achacarla a incompetencia militar y política de nuestros compatriotas del momento?.

    Un saludo.

  18. Captain Wonder dice:

    Estimado David: era una guerra en la que España estaba decidida a dejarse hasta la última peseta y el último hombre (no eran palabras vanas); a esa determinación extrema habría que haberle exigido al menos que dichos sacrificios no fueran vanos. El parlamentario Blasco Ibáñez lo resumió muy bien en su frase «Bien se nota que la sangre del pobre es barata» Los más acomodados podían librarse del servicio militar. Es decir, los que hubieran tenido más medios para su formación (académica y militar) pudieron evitar el frente, el que se les enviara a un matadero, que en caso de ir, se habría cuidado al menos de que fueran en unas condiciones mínimas (de combate) Sabemos que España no era rival para EEUU en una guerra… total. Pero la de Cuba no lo era. También como potencia militar el Reino Unido era superior a España en el XVIII pero España mantuvo el tipo (y sus posesiones) frente a los zarpazos de la pérfida Albión (en Cartagena de Indias, una flota muy superior a la Gran Armada filípica, que sólo sería superada por la del desembarco en Normandía en 1944, fue contenida y arrasada por Blas de Lezo en 1741, sin apenás buques con que hacerles frente) Sin embargo, la política exterior española de los años 1890 fue titubeante, ora imponía firmeza, ora rectificaba al año siguiente y era todo lo contrario. Los soldados apenas tenían formación en el empleo de los nuevos fusiles, quienes lo tuvieran (los excelentes Mauser), ni mucho menos la táctica a seguir era la idónea ante el nuevo adversario que se avecinaba. Me preguntas si de haber tenido mejores mandos habríase podido vencer a los yanquis… Se disponían de modernos y costosos barcos de guerra, muchos de ellos botados en el mismo decenio que cerraba el siglo: con menos medios, pero muy bien aprovechados, se derrotó 150 años antes a los ingleses, y de nuevo a finales del XVIII los españoles frustraron un desembarco inglés en Puerto Rico. Pero en el 98 se sacrificaron absurdamente dos flotas, la del Caribe y la del Pacífico, cuando el control del mar era decisivo para tener alguna posibilidad de victoria. Para eso primero se ha de ser un adversario. España, con un cuerpo expedicionario de 200000 hombres, el mayor que nunca ha enviado a Ultramar, fue incapaz, pese a sus sacrificios, que los EEUU convirtieran su criminal aventura en un auténtico paseo militar. Si España decidió plantar cara, pese a su manifiesta inferioridad, a la potencia americana, y ya que iba a suponer el sacrificio de miles de almas, podría haberlo hecho de una manera más digna, por decirlo de algún modo. Las pérdidas (en material y hombres) no habrían sido mayores, si no menores. Tal vez los yanquis, en el peor de los casos, se hubieran conformado con Cuba y hubieran dejado en paz Puerto Rico y Filipinas. Sin embargo, la facilidad con la que lograron sus propósitos les llevó a plantearse incluso la toma de las Canarias… Seguramente, con los mismos mandos, y con idéntico gobierno, Vietnam del Norte no habría logrado derrotar unas décadas más tarde a los EEUU en Indochina. Y eso que entonces EEUU ya era una potencia nuclear.

  19. Captain Wonder dice:

    Por cierto, David, no hay más que ver cómo los yanquis trataron a Cervera, con honores militares tras ser capturado, y a Vara del Rey, rematado en su camilla (había caído herido en combate) tras oponer una resistencia al avance americano de 10 horas en vez de las dos horas precistas por ellos.

  20. David L dice:

    Gracias Wonder por tus detalladas explicaciones, tal vez mi interpretación del libro me haya llevado a una errónea concepción de lo que fue la guerra en el mar en 1898. Visto así parece que no se batalló con pericia cuando se podía haber logrado mejores resultados si se hubiesen aprovechado mejor los recursos. La sensación que percibí es que esta guerra a pesar de los fervores patrióticos parecía que se daba por perdida de antemano, si no recuerdo mal en tierra se mantuvo el tipo o al menos esa ha sido mi impresión. ¿Estoy equivocado?

    Un saludo.

  21. Antígono el Tuerto dice:

    De hecho los cruceros que lucharon en Santiago de Cuba habían sido construidos según los diseños de los cruceros clase Aurora británicos, así que los barcos eran modernos.
    El problema fueron las ineptitudes como mandar un crucero sin completar (el Colón fue enviado sin sus baterías principales) o la pretensión de enfrentar cruceros frente acorazados, o el no enviar los acorazados que poseía la Armada española (el Pelayo y el Carlos V).
    En tierra la cosa fue diferente, en Lomas de San Juan y en El Caney los norteamericanos dieron muestras de que no estaban tan bien preparados como creían…aparte de que durante la posterior ocupación tuvieron bastantes bajas por las enfermedades tropicales (para las que tampoco estuvieron preparados). Tampoco estuvieron muy finos en Puerto Rico (al final de la guerra sólo habían ocupado la mitad de la isla), y el caso más sangrante fue Filipinas (dónde ni siquiera controlaban el terreno de ninguna de las islas). Pero en otros casos volvió a demostrarse la incompetencia de los mandos españoles, como en Daiquiri donde los estadounidenses desembarcaron impunemente cuando una fuerza menor podría haber convertido el desembarco en una carnicería.

  22. Captain Wonder dice:

    Muy bien explicado, Antígono. Creo, David, que si vas leyendo los distintos comentarios de este foro, te darás cuenta que aunque hubieron gestas heroicas (Vara del Rey, o la gesta totalmente olvidada narrada en el excelente libro Olvidad Filipinas, mucho más importante que la más famosa de los últimos de Filipinas), en general la defensa del territorio dejó mucho que desear: peor imposible, vamos. Weyler tal vez lo hubiera podido hacer mejor, pero la mala prensa (muchas veces, o la mayoría, injusta) le creó tal popularidad (negativa), que el gobierno optó por destituirle de su cargo. La gestión de Martínez Campos no fue tampoco la mejor (lo hizo mal, aunque no fuera mal tipo). Lo malo es que a la mala dirección de las tropas (en Italia, los mandos también dejaron mucho que desear, durante la II Guerra Mundial: España no era un caso aislado), encontramos unos políticos que no estuvieron a la altura, y los militares lograron que el sambenito cayera exclusivamente sobre estos últimos. Algo así como los militares alemanes tras la I Guerra Mundial, que atribuyeron la derrota a sus políticos (la puñalada en la espalda), cuando en realidad el ejército alemán estaba derrotado, y en cualquier momento se podía hundir el frente. La situación del ejército español no mejoró en los siguientes 40 años. De hecho, los propios «rebeldes» del 36 confesaban aue sus triunfos se debían a que el adversario (los republicanos) lo habían hecho peor en el terreno de batalla…

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