SOBRA UN REY – José GarcÃa Abad
Han pasado once años de la muerte de Isabel de Castilla y siete desde que Fernando, su esposo, se reuniera con ella. Carlos I acaba de sofocar la rebelión de los comuneros ajusticiando a sus cabecillas; Juana I vive recluida en Tordesillas bajo la mirada del rey; Fernando I de Habsburgo, educado por su abuelo aragonés, ya es Archiduque de Austria, aunque en España no falta quienes le prefieran frente a un monarca que no sabe la lengua del paÃs y que se rodea de extranjeros. La consolidación del reino de España inicia su andadura después de unos años de luchas polÃticas y ejercicios de malabaristas entre intereses de unos y otros que bien podrÃan haber cambiado el destino de la nación.
Es en este contexto en el que cinco hombres se reúnen para construir, a partir de sus testimonios, los dÃas del efÃmero reinado de Felipe I, del que la historia recordará como «el Hermoso», la causa de la locura de su esposa, mujeriego sin remedio y el más claro ejemplo del famoso y temido corte de digestión, al morir por beber agua frÃa después de una tarde de acalorado ejercicio.
Los protagonistas vivieron de cerca los acontecimientos que desencadenaron la muerte de la reina, pero desde distintos flancos: don Juan Manuel, señor de Belmonte, como valido en Flandes de Felipe el Hermoso; don Diego RamÃrez de Villaescusa, obispo de Cuenca y capellán de la reina Juana; don Gutierre Gómez de Fuensalida, gobernador de Málaga y, en su dÃa, consejero y embajador de los Reyes Católicos en Flandes y Alemania; Alonso de Torrelaguna, al servicio del cardenal Cisneros y Jaime de Garcillán, cronista cuyo arte contrató eventualmente el rey Fernando. Juntos pasan unas jornadas en las que la hora de la comida se transforma en una improvisada vista de los hechos, con las declaraciones de cómo vivió cada uno esos dÃas en los que en el paÃs habÃa dos reyes cuerdos, acumulando argumentos y apoyos, locos por acceder al trono, y una reina loca, con más derecho y cordura que ambos, pero ignorada y utilizada por los dos.
El relato de esos meses, tanto en Flandes como en España, la muerte de la reina Isabel, las reuniones solemnes, idas y venidas de mensajes, las conversaciones en la intimidad de las alcobas y salones contadas por peones, pero de primera fila, con la tranquilidad que da el tiempo pasado, ofrecen un guión bien engranado y estructurado que atrapa y envuelve al lector con cada decorado como testigo de excepción.
Digno de mencionar es el trato que le da el autor a los personajes. A los históricos por excelencia les aplica una lupa que descubre nuevos detalles sin cambiar la idea que cualquiera pudiera tener de ellos ni distorsionar ni reinventar su figura, lo que confirma la intención, documentación y rigor que manifiesta en el prólogo. Por encima de todos, cabe destacar al protagonista de la novela, Jaime de Garcillán. Un sin fin de contrastes pero bien dosificados construyen a un honesto granuja, un cobarde que defiende la verdad con obstinación y sin remedio, un católico hijo de judÃos conversos, un fiel enamorado licencioso, amigo leal poco comprometido, algo de héroe y antihéroe. Ficticio y más real que todos, es un gran acierto elegirle para narrar en primera persona la novela. No habrá sido difÃcil para el autor meterse en la piel de quien ejerciera su misma profesión, colegas separados por cinco siglos, y conscientes del poder de la prensa y la palabra escrita. De hecho, a tÃtulo personal, durante toda la lectura no podÃa quitarme de la cabeza la cara de la fotografÃa de Jose GarcÃa Abad identificándola con la del personaje de Jaime.
Gracias a su oficio de cronista, Jaime de Garcillán va entrelazando en la historia detalles que la ambientan: desde los fabulosos menús, llenos de viandas y nuevos productos de las Américas, pasando por las decoraciones de los edificios, los trajes de los comensales o las costumbres de la época. Asà asistimos a descripciones de platos que casi se llegan a paladear, descubrimos orÃgenes de frases hechas que usamos habitualmente, asistiremos a incipientes corridas de toros, viajes en carruajes con posada y posta, jornadas a uña de caballo, escenas de los interrogatorios de la Santa Inquisición, curias al uso de la época, sin faltar la crónica rosa de un desfile de personajes contemporáneos con sus logros y miserias, hazañas y rumores de sus vidas, quizá ciertos, quizá chismes, historias y leyendas que lleva a reflexionar sobre lo que queda escrito y aguanta el paso del tiempo pasando a ser cierto. Cortésmente se incluye un glosario de los mencionados con una pequeña biografÃa que permite ubicar e identificar tanto apellido ilustre, sin llenar las páginas de notas aclaratorias ni cansinas biografÃas gratuitas. Es bueno avisarlo si el que se disponga a atacar la novela tiene la mala costumbre de no mirar las últimas páginas, como una servidora.
Si algo sobra, al menos a mà me ha sobrado, es la intriga que se desarrolla en el presente de los hechos y el diálogo final, éste último por sobreactuado. Si algo falta, a lo mejor porque siempre queremos más de lo que nos gusta, es el ovillo que hay detrás de cada uno de los innumerables hilos que se desperdigan página a página. Pero despertar la curiosidad al lector para buscarlos y abundar en ellos es otro mérito del autor.
Unas últimas lÃneas para alabar algo que para mà sà es importante: el libro como instrumento. La portada, el papel, el inicio de los capÃtulos, los cortes de los mismos, la letra, los márgenes… son detalles que normalmente se dan por hecho y sólo se critican cuando falta, pero no por eso se dejan de agradecer cuando se aúnan la estética y la funcionalidad en la lectura.
Sobra un rey.
Autor: José GarcÃa Abad
Editorial: La esfera de los libros. 2009
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Pues sà que parece un libro interesante. Y menos mal que lo has reseñado porque, con esa portada -las portadas de las novelas históricas de hoy parecen hechas en serie- jamás lo habrÃa comprado.
Jesús, qué cosa más tópica, tÃpica y fea. Siempre con esos tonos amarillento-marronáceos, esas siluetas en segundo plano… ¡un poco más de imaginación, señores editores y señores ilustradores!
Buena reseña, sà señora. Y parece un libro que versa precisamente sobre unos tiempos oscuros, el entramado interregnos en esa época en la que el reinado no pasa directamente de padres a hijos y hay irregularidades de por medio. No está dentro de lo que yo comprarÃa, pero la reseña me ha gustado leerla.
Con la portada tan bonita que habrÃas hecho tú, Ario…
Como siempre, la cabecera todo un acierto.
Gracias Nuru.
Vaya, me alegro de haber comprado este libro. Lo tengo desde hace un par de semanas y aunque no he tenido tiempo de leerlo aún, será el primero al que ataque después de la ronda de exámenes de la primera evaluación.
Parece muy interesante y la época es la que más me interesa. Genial.
Ah, y coincido contigo en la edición. De las mejores de los últimos libros que he comprado. Se agradece.
La portada si que es cierto que echa para atrás, pero si el ibro es de Moderna, em compro cualquier cosa.
Gracias por las pistas. Espero que tengas razón.
Perdón por la falta de tiempo de ayer y gracias por loa comentarios a los tres.
Es cierto lo de las portadas. Ahora más que nunca se necesitan referencias extras a la hora de escoger un libro y las apariencias engañan para bien o para mal.
Txema, espero que te guste el picoteo renacentista. Tampoco yo esperaba mucho y cuando eso ocurre es más probable sorprenderse que decepcionarse.
TenÃa mis dudas sobre el veredicto de Aretes mientras iba leyendo la reseña, pero por suerte al final he descubierto que te ha gustado y que merece la pena. Tomo buena nota porque también me encanta esta época.
Por cierto, pregunta, ¿cómo es el lenguaje? ¿está narrado usando un tonillo de la época con sus florituras y sus «vuesas mercedes»?
Saludos,
Richar.
Si, Ascanio, yo podrÃa haber hecho algo mejor, pero ¡qué le vamos a hacer! Mis diseños se sumergen en el olvido, escondidos en unos cuantos archivos en mi ordenata. Pero me da mucha pereza ir por ahi persiguiendo editores para ofertarlos. Salvo Javi, que es muy amable y paciente conmigo (y mira que lo mareo…).
Richar, el lenguaje no resulta en absoluto recargado ni chirrÃa.
Es más, me sorprendió el que al encontrarse los cinco participantes acordaran tutearse. Hace que el ritmo sea ágil sin quitar un tratamiento correcto cuando se requiere.
Gracias Aretes.
Buena reseña, Aretes. Se tendrá en cuenta el libro.
Al igual que ClÃo tendré en cuenta este libro, pues está tan bien reseñado que no se puede ignorar. Esta época es de las que me gustan y si como dices es ameno, tendré que ir a por él.
Que conste: si luego no gusta, no quiero represalias ¿eh?