RZHEV, 1942-1943 – Juan Campos Ferreria
1942. Una Wermacht reducida, con divisiones blindadas infraequipadas, emprende una inmensa ofensiva que la llevará al Volga y al Caucaso. Este avance prodigioso y excesivamente ambicioso terminó fracasando del modo que todos sabemos. Una serie de inmensas batallas volverán a estabilizar el frente muy cerca del punto de partida. Las líneas se mantendrían en el mismo lugar, pero cada bando contaría con cerca de un millón de soldados menos en su bando.
¿Y mientras no ocurrió nada en todo el inmenso frente soviético? ¿Permanecieron el resto de frentes como simples espectadores de aquella colosal tragedia?
Ocurrió. Pero en todas ellas la Wermacht operaba a la defensiva. Un campo al que no se la asocia tradicionalmente, pero en el que lograría grandes victorias que mantendrían la línea del frente casi intacta. Entre estas batallas, destacó el intento de conquista del saliente de Rzhev, un trozo de territorio bajo control alemán que apuntaba directamente a Moscú.
Para sostener este sinuoso territorio ocupado, los alemanes empeñaron numerosas fuerzas que resistieron firmemente todos los intentos soviéticos de eliminar aquella amenaza sobre su capital. Y es que la historia del frente del Este en la SGM, es, a pesar de su inmensidad, una historia de olvidos, de malentendidos, de interpretaciones confusas, de niebla artificial.
El relato oficial del frente del Este suele resumirse en: Barbarroja-Batalla de Moscú-Stalingrado-Avance imparable soviético. Si profundizamos mucho, añadimos antes del avance soviético: Kharkov-Kursk. Y así el relato es perfecto, porque a cada golpe alemán, sucede una respuesta victoriosa soviética. Como si fuese una obra de ficción, se sigue un guión organizado, racional y equilibrado. Pero ninguna empresa humana es menos racional y simétrica que la guerra.
Tras la batalla de Moscú, los alemanes libraron una sucesión de batallas defensivas victoriosas por todo el frente, algunas de enorme alcance. Y durante la propia ofensiva de Stalingrado y el Caucaso, durante su propio agotamiento y fatal desenlace, los soviéticos no dejaron de concentrar fuerzas y empeños en otro frente que consideraban tanto o más decisivo: El de Rhzev.
Y esta es la historia de una serie de victorias defensivas alemanas, protagonizadas en su momento culminante por el mariscal Model, el famoso “bombero” del III Reich, enfrentado victoriosamente a un Zhukov cuya leyenda optó por olvidar derrotas como esta. Y como el relato de la SGM que se nos ha transmitido olvida casi siempre a los soviéticos, lo que estos no tuvieron interés en reclamar ha pasado desapercibido.
Este frente, duro, intenso, disputado fieramente, nos permite comparar las actitudes de los comandantes rusos y alemanes en un momento decisivo. Model y Zhukov se convierten en ejemplos de sus respectivas escuelas de concepción de la batalla. Mientras que Model cree en la maniobra, el flanqueo, el movimiento, la finta…Zhukov solo comprende la acumulación de fuerzas, las órdenes rígidas, los ataques masivos… Model es el ejemplo del comandante que “ve” el campo de batalla, que compone en su mente una imagen compleja en la que posibilidades y amenazas destacan claramente… Zhukov solo puede ver un mapa y unas cifras, incapaz de asumir la naturaleza concreta, cambiante y problemática del campo de batalla… Porque en ese campo de batalla se van a enfrentar los alemanes, con su organización diseñada para que hasta la última pequeña unidad, al mando de un sargento si es preciso, se adapte a la situación del campo de batalla…Y los soviéticos, que están atados por unas órdenes estrictas, que les obligan a lanzarse contra posiciones defensivas simplemente porque sus comandantes superiores no han aceptado que estén ahí…
En suma, el frente del Este en su momento de máxima dureza. Cuando la victoria aún podía caer en cualquiera de los dos bandos.
Buena reseña Urogallo. Como bien comentas el «Frente del Este» fue de una extensión tan enorme y de una ferocidad hasta entonces desconocida que dio para muchos combates y batallas. Walter Model (nazi acérrimo y Hitleriano hasta la médula) fue con su táctica de los «grupos de combate» (magníficamente relatada por Michael Jones en «La Retirada») uno de los artífices que permitieron estabilizar el frente tras el fiasco de la conquista de Moscú a finales de 1941 y la posterior contraofensiva soviética que hizo pensar en la desbandada de las tropas napoleónicas en 1812.
Saludos
¿Leían de verdad los generales alemanes relatos de la retirada francesa de 1812? Al final solo retrasaron su propio desastre.
Interesante libro el que nos presentas Uro, lo tengo en la agenda desde que conocí su publicación, esta editorial está acercándonos al mercado buenos trabajos en castellano sobre aspectos no tan conocidos en nuestra lengua y eso siempre es de agradecer. Desde luego la campaña del Rzhev demuestra que para los soviéticos la defensa de Moscú siempre fue una prioridad aunque la situación en el frente Sur pasara en ocasiones por momentos muy difíciles, oficialmente parecía ser una maniobra táctica que conllevara una disminución de la presión en el mencionado frente Sur, pero la gran cantidad de fuerzas desplegadas, los medios implicados en ella demuestran que para los soviéticos era parte de su estrategia dirigida a defender la capital Moscú. Me gustaría leer el libro.
Un saludo.
Fíjate, y yo solo conocía Rzhev por ser la última entrada del 4º tomo de la en la enciclopedia que tenía en casa cuando era pequeño, la «Sopena»…
Es que basta mirar un mapa para comprender que la guerra tenía que decidirse frente a Moscú. De allí salía el camino hacía Berlín. Ucrania era el pasillo hacia los cárpatos y la llanura húngara, en última instancia hacia Budapest y Viena.
Pero la guerra solo podía ganarse en la ruta Moscú-Berlín.
No encuentro este libro en Amazon. ¿Es muy antiguo?
En la página de HRM te lo venden o te indican donde comprarlo en tu zona.
¿Hasta que punto es dependiente de la obra de Glantz?
¿Incluye referencias a obras rusas?
Yo no lo veo excesivamente dependiente de Glantz, pero claro, es muy aventurado afirmar una cosa o la contrario. No es un historiador al que tomar a la ligera, y la bibliografia cita 6 obras suyas.
En cuanto a obras rusas, la bibliografía no incluye ninguna que yo reconozca como rusa.