DECISIONES TRASCENDENTALES – Ian Kershaw
14 dEurope/Madrid noviembre dEurope/Madrid 2017Como cualquier otro acontecimiento, de grande o escasa repercusión, la Segunda Guerra Mundial podría haber seguido un derrotero distinto del que acabó registrando la historia. Solo una concepción determinista de los fenómenos humanos podría desplazarla -en retrospectiva- desde los dominios de la contingencia y el devenir a los de la fatalidad, adjudicándole la impronta de las catástrofes inevitables: como si una inextricable confabulación de fuerzas impersonales y exentas de todo control hubiera sellado su destino. Por el contrario, la voluntad y la capacidad de tomar decisiones tuvieron en ella un papel fundamental, un papel cuya relevancia adquiere contornos más nítidos conforme se observa la actuación de las instancias resolutorias. El liderazgo, fuese individualista o colectivo -democrático o dictatorial, carismático o gerencial, estable y concienzudo o impulsivo y errático, entre otras muchas características-, incidió en grado superlativo en la progresión de sucesos circunscritos por las jornadas de septiembre de 1939 y noviembre de 1945: lo propio de un genuino agente histórico, operando –se sobreentiende- en el marco de contextos específicos; a la cuantía variable de la personalidad y una serie de elementos conexos, sin olvidar la amalgama siempre versátil de carisma, ideología, sentido de la oportunidad y destreza táctica, hay que sumar el peso de un factor tan crucial como es el de la institucionalidad vigente en cada uno de los estados beligerantes. Obviamente, no es indiferente a efectos históricos que fuese Hitler en vez de un Goering o un Ribbentrop el árbitro de la política internacional alemana, ni que en mayo de 1940 a Neville Chamberlain lo sucediera Churchill en lugar de lord Halifax, ni que al año siguiente Roosevelt obtuviera de la ciudadanía estadounidense un tercer mandato presidencial (cosa inédita hasta entonces); como no daba lo mismo que el Reino Unido fuera una monarquía parlamentaria, la Unión Soviética una dictadura totalitaria y el Japón una forma más o menos difusa de despotismo estamental (propiciado en vez de contrapesado por un monarca débil). Es en contingencias de esta índole que se enfoca Decisiones trascendentales (‘Fateful choices’, 2007), libro en que el renombrado historiador Ian Kershaw somete a examen un conjunto de resoluciones que contribuyeron a perfilar la SGM según la conocemos, en tanto conflagración de proporciones globales, la más ensañada y destructiva de la historia e involucrando un genocidio que es un trauma en la conciencia de la humanidad. Dada esta premisa, el estudio emprendido por Kershaw equivale a una incursión en el tuétano de los años dramáticos que remodelaron el mundo, para bien y para mal. » seguir leyendo