EL METEORÓLOGO – Olivier Rolin
31 dEurope/Madrid mayo dEurope/Madrid 2018Alekséi Feodósievich Vangenheim fue un meteorólogo soviético, una de las muchísimas vidas devoradas por el régimen estalinista. Hijo de un terrateniente de ancestros presumiblemente holandeses, Vangengheim, nacido en Ucrania en 1881, propendió desde su juventud al radicalismo de izquierdas, con tanto entusiasmo que se hizo expulsar tempranamente de la Universidad de Moscú, en la que cursaba estudios de matemáticas. Formado como meteorólogo en un instituto politécnico de Kiev, sirvió en el ejército zarista durante la Gran Guerra y, una vez desatada la revolución, adhirió al bando de los rojos. Ya fundado el régimen bolchevique, a cuyo partido suscribió, Vangenheim se enfocó en una carrera profesional que lo llevaría a ocupar los puestos de director del Servicio Hidrometeorológico Unificado de la URSS y presidente del Comité Hidrometeorológico ante el Sóviet de los Comisarios del Pueblo. Aunque se puede suponer que la militancia partidista favoreció su trayectoria laboral, no parece que el hombre careciera de méritos propios. De manera por completo injustificada, fue acusado en 1934 de pertenecer a una organización contrarrevolucionaria y de cometer sabotaje en la lucha contra la sequía (que en aquellos días devastaba los campos de cultivo ucranianos), por lo que fue confinado en el campo de concentración de las islas Solovkí, en el Mar Blanco (un lugar de espeluznante presencia en libros como Archipiélago Gulag, de Alexandr Solzhenitzyn, y Gulag, de Anne Applebaum). Cerca de cuatro años después de su detención, fue ejecutado junto con otros mil reos en un bosque cercano al recinto penitenciario. Como en tantos otros casos, su esposa recibió la información de que la condena del meteorólogo había sido extendida a otros diez años de reclusión (sumados a los diez iniciales), sin derecho a correspondencia. Como tantos familiares de los zeks, recién en los años 50 supo ella que Vangengheim había perecido tiempo atrás, y que la fórmula de los “diez años sin derecho a correspondencia” era una clave que ocultaba la ejecución del recluso. Vangengheim fue rehabilitado a título póstumo en 1956. » seguir leyendo