LAS NOCHES DE LA PESTE – Orhan Pamuk
Resulta muy difícil, por no decir imposible, encontrarse en pleno 2022 con una novela titulada Las noches de la peste y no pretender relacionarla con la pandemia del COVID. Es más, resulta realmente difícil comenzar a leer la última novela de Pamuk, con sus “cuarentenas”, “confinamientos”, “epidemia”, “recuentos de fallecidos” y demás términos con los que, por desgracia, nos hemos familiarizado en exceso en los últimos tiempos, y mantener lejos de la mente cualquier atisbo de paralelismo.
Sin embargo, Orhan Pamuk comenzó a escribir Las noches de la peste en 2015, cuando nadie podía ni imaginar la que se nos venía encima. En una entrevista reciente, el escritor turco habla de la coincidencia entre el tema elegido y la penosa actualidad, y confiesa, entre otras cosas, que conforme el COVID avanzaba decidió suprimir largas partes de los capítulos en los que detallaba cómo y porqué habían de producirse los confinamientos, o qué repercusiones tenían en la vida de la gente, porque consideró que ¡en pleno siglo XXI! sus lectores eran demasiado conscientes ya de lo que significaba encerrar a las personas en sus casas durante semanas.
Con todo esto, ¿es Las noches de la peste, como reza la publicidad, una novela de epidemias? La respuesta, como el contenido de la propia literatura de Pamuk, es demasiado líquida.
Año 1901. Pakize Sultan, y su esposo, el doctor Nuri Pachá, insigne especialista en cuarentenas y enfermedades contagiosas, son enviados a la isla de Minguer por el sultán para atajar lo que parece ser un brote de peste bubónica. A través de las supuestas cartas que Pakize Sultan (sobrina de Abdülhamid II) irá enviando a su hermana Hamice para narrar su día a día, ordenadas y editadas por una historiadora minguerense actual, el lector se sumerge en ese mundo que tanto empeño tiene Pamuk en mostrar al mundo: el de una Turquía presa de su indefinición, a caballo entre Oriente y Occidente; el de la encrucijada de aquel que busca su identidad contemplándose en dos espejos tan distintos como necesariamente complementarios; el de un mundo que se apaga y desea sumarse al carro de la modernidad y que, al mismo tiempo, es incapaz de soltar las amarras que siguen vinculándolo a la tradición, a las costumbres, a la superstición. Al miedo a un futuro incierto que, de forma segura, terminará por arrollarlo.
En la isla de Minguer, trasunto de la propia Turquía y, a la vez, de aquellas pequeñas (y no tan pequeñas) comunidades que fueron desligándose del imperio otomano desde finales del XIX, conviven desde tiempos inmemoriales musulmanes y rums, turcoparlantes y minguerenseparlantes, turcos europeizados y turcos casi medievales… En definitiva, asistimos al nacimiento de una nación, en la que algunos personajes creen y en la que otros se ven obligados a creer. Sin embargo, para que el parto se produzca, primero ha de soportarse el dolor, y, en Las noches de la peste, el dolor es abundante y terrible; cercena familias, cercena creencias, cercena la fe… La enfermedad sobre la que nadie quiere hablar, aquella que se niega en voz alta para poder seguir con la ficción de que, en realidad, no está ahí. “La han traído los cristianos”, dicen algunos, “para acabar con los musulmanes”; “la han traído los musulmanes, para expulsar a los rums de la isla y convertirse en mayoría”, dicen otros; y entre un bando y el otro, entre los que no se fían y los que no quieren creer, entre los que se oponen a todo lo nuevo y los que se oponen a todo lo viejo, la peste campa a sus anchas y va haciendo estragos.
No es esta, sin embargo, una novela dolorosa; más bien al contrario, es una novela que se fija en la luz y en la esperanza, en la belleza que puede crecer en mitad de la podredumbre, en los sueños y en la capacidad para cumplirlos. Los personajes que desfilan por sus setecientas y pico páginas acaban penetrando el corazón del lector, pero no lo hacen menos sus ambientes, sus olores, sus colores, sus calles… Ese mundo oriental maravillosamente reflejado, que no puede dejar de mirar al oeste en busca de su destino, y que no consiente en dejar de mirar al este en busca de sus raíces. Las noches de la peste es un libro que, ante todo, y por encima de todo, sirve de homenaje a Turquía sin esconder sus sombras; una mirada al pasado, presente y futuro, crítica pero también esperanzadora, y, por si fuera poco, todo un placer de lectura.
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Orhan Pamuk, Las noches de la peste. Barcelona, Literatura Random House, 2022, 736 páginas.
Teng en la pila, pendiente de lectura su novela titulada «Nieve»… La adelantaré para este verano. Buena reseña. Gracias mil.
Gracias a ti! Nieve es una novela durilla. Si te lanzas, ya intercambiaremos impresiones.
Lo haré seguro ;-)
Lo tengo comprado desde hace unos meses, con ganas de leerlo. Gracias por la reseña.
Gracias a ti. Es una gran novela, a ver qué te parece a ti.