LA INCREÍBLE HISTORIA DEL PAPIRO DE ARTEMIDORO – Ernesto Ferrero
Ernesto Ferrero, el autor, es un tipo vinculado al mundo editorial, traductor de algunos clásicos y colaborador en varios periódicos y en la televisión pública de su país, Italia. Autor de ensayos y alguna novela, este pequeño libro que nos ocupa pertenece a estas, si bien tiene mucho de aquellos.
Dividido en varios bloques y épocas, el texto cuenta cómo el personaje principal, Artemidoro, se forma y descubre el gozo del viaje. Uno de estos le llevó hasta nuestra península patria (para los españoles) y en su cuaderno de viaje realizó un pequeño mapa o dibujo sobre la misma. El primer esbozo de Iberia. El resto del libro cuenta la historia de ese dibujo, cómo pasa por Alejandría y cómo acaba siendo parte de una máscara funeraria. Siglos más tarde, en nuestros días, se descubre, recupera y hoy forma parte de una colección privada.
Esta es la excusa, a grandes rasgos, para contar de manera somera y más bien en una colección de chispazos narrativos, cómo vivían en la antigüedad, allá por los dos siglos que partió el nacimiento de Cristo y, sobre todo, cómo era entonces la vida de los estudiosos y hombres cultos. En los chispazos a los que hacía referencia, salen despedidos al aire un buen número de nombres de sabios clásicos, obras de entonces y lugares como Alejandría o Éfeso.
Quizás se esconda en esto último que acabo de contar el motivo por el que el libro no me ha dejado sabor de boca, ni bueno ni malo. Es un libro bien escrito, que tiene algo de encanto y que no me arrepiento de haber leído, pero no me ha tocado. Me temo que la culpa está más en mi ignorancia que en el propio texto. Estoy convencido que si fuera un conocedor más profundo del mundo clásico hubiera captado todos esos guiños, que supongo, esconden las menciones de obras y autores clásicos. He disfrutado leyendo cómo era el trabajo de los sabios alejandrinos, por ejemplo, pero me temo que no le he sacado todo el jugo. Una pena, pero así es.
Tengo la sensación de ser la serpiente del mundo de las dos dimensiones. Me explico. Si uno fuera una serpiente tan plana y rígida que sólo fuese capaz de ver dos dimensiones físicas, sólo captaría líneas con sus ojos. Más grandes o pequeñas, pero únicamente rayas. Si alguien, en un mundo de tres dimensiones, botara una pelota delante de sus ojos, la serpiente no vería más que una raya minúscula que va creciendo hasta ser una buena línea, y que decrecería paulatinamente hasta desaparecer. La serpiente ve algo, pero un mundo de dos dimensiones es mucho menos rico. Nunca verá una pelota. Ni siquiera será capaz de manejar ese concepto.
En este caso, probablemente, yo sea la serpiente y el libro la pelota. El autor ha botado su obra delante de mis ojos, pero sólo me he quedado con una parte. Ustedes, amantes y conocedores de aquella época clásica, quizás sean capaces de llegar a la tercera dimensión. Ánimo, en cualquier caso el libro es muy cortito. Por cierto, el tiempo. ¿La cuarta dimensión?
[tags]La increíble historia del Papiro de Artemidoro, Ernesto Ferrero[/tags]

Ayuda a mantener Hislibris comprando el LA INCREÍBLE HISTORIA DEL PAPIRO DE ARTEMIDORO en La Casa del Libro.
Este libro me llamó la atención cuando lo vi hace ya tiempo en la librería, pero nunca me decidí a comprarlo. Pensaba que el protagonista del libro era Artemidoro de Éfeso, intérprete de sueños que vivió en el siglo II d.C y escribió una Interpretación de los sueños. Veo que no es así, pero igualmente me interesa. Sí, creo que finalmente caerá en la saca…
Así que eres una serpiente, curistoria. Cielos…
Amigo Cavi, si lo de serpiente lo dices porque soy un arrastrado… estás en lo cierto. Pero a veces creo que soy más bien un caracol, porque además de arrastrado, soy baboso.
Dicho esto, creo que un tipo como vos disfrutará de los guiños y el saborcillo clásico del libro. Sin duda. Ánimo.
Saludos.
¿Arrastrado y baboso? Entonces te envidio porque estás realmente cerca de los que poseen el verdadero sentido y significado de la vida: los bebés. Tengo por casa un ejemplar, que ronda ya el año y medio, que siempre está revolcándose por los suelos y babea más que un miura.
Saludos.
Curis, a mi lo que más me ha gustado es tu párrafo de la serpiente:
«Tengo la sensación de ser la serpiente del mundo de las dos dimensiones. Me explico. Si uno fuera una serpiente tan plana y rígida que sólo fuese capaz de ver dos dimensiones físicas, sólo captaría líneas con sus ojos. Más grandes o pequeñas, pero únicamente rayas. Si alguien, en un mundo de tres dimensiones, botara una pelota delante de sus ojos, la serpiente no vería más que una raya minúscula que va creciendo hasta ser una buena línea, y que decrecería paulatinamente hasta desaparecer. La serpiente ve algo, pero un mundo de dos dimensiones es mucho menos rico. Nunca verá una pelota. Ni siquiera será capaz de manejar ese concepto.»
Es muy bonito, muy sugerente…el libro quizás no tanto.
He retrocedido a mi niñez al recordar los dibujos de «La pícara viborita». Esa que escupía babas cuando hablaba (o balbuceaba), como el miura de Cavilius…
Y como te has explicado muy bien, Curi, pues no me lo voy a comprar para no perder nada de mi cuarta dimensión.
Cavi, yo tengo uno en casa que no llega a los 3 años y tengo una encargada que llegará en los primeros días del años próximo, Dios mediante. No sé si te hacen más sabio, pero desde luego te hacen más paciente. A la fuerza.
Ariodante, celebro que te haya gustado la idea. No es mía. La escuché en una conferencia de introducción a la Física cuando yo tenía unos 13 años. Me gustó y la recuerdo desde entonces. Por cierto, el conferenciante fue profesor mío más tarde.
Ascanio, es la más difícil de manejar, esa cuarta dimensión :) Se nos va entre las manos.
Enhorabuena, Curistoria. Verás como desde el momento que nazca, todo, lo bueno y lo menos bueno, se te multiplica no por dos sino por tres o por cuatro. Aun así, lo bueno vence a lo menos bueno por goleada.
Todo el mundo dice que en este caso 1+1 no son 2, sino más.