LA ESPAÑA REVOLUCIONARIA – Karl Marx
«Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintos modos; de lo que se trata es de transformarlo.» Karl Marx
Quiero empezar esta pequeña reseña de un gran libro contándoos una pequeña anécdota: Por circunstancias laborales y civiles, que son las más bonitas y entrañables, me muevo mucho en transporte público, sobre todo el subterráneo, y puedo ver innumerables escenas y hechos de lo más pintoresco. Una de las cosas que más gracia me hace es ver el cómo ha aumentado el número de camisetas (algún día veremos una de Hislibris) originales con mensajes de lo más variopinto, desde la pura reclamación sindical, a la más lúdica y festivalera. Una de estas me llamo hace unos días la atención de una manera especial. En ella aparecían cuatro cabezas, tres de las cuales pertenecían al mítico trío cómico de los Hermanos Marx, Groucho, Chico y Harpo, posando junto a un irreconocible Karl Marx. Esta fotocomposición textil tenía el siguiente mensaje: Yo soy marxista. Curioso ¿verdad? Esta anécdota de lo más chabacana podría quedar como la simple historieta de bar que se cuenta entre amigos. Pero yo me quedé mirando la pequeña efigie del padre del comunismo impresa en la pechera de la camiseta y me pregunté: ¿cuál es el valor de una vida, de un personaje público, para que su rostro traspase más allá del ámbito cultural para entrar en el mundo cotidiano? Y al final llegué a un simple resultado: la huella dejada en la Historia, consciente o inconsciente, más allá de toda consideración sociocultural.
Seguramente, si el lector no ha salido ya raudo a buscar otros entretenimientos, se preguntará: ¿a dónde nos conduce esta historia de camisetas y transportes públicos? ¿Qué tiene que ver con libros y con libros de Historia? Porque justamente ese día llevaba entre mis manos un pequeño ejemplar de una obra de ese hombre, curiosamente, titulada La España Revolucionaria. Imagínense el efecto que produjo el confrontar el Marx mediático, con el Marx académico. Y si seguro, además, nos acercáramos al propietario de tan digna prenda textil y le dijéramos: ¿sabes que ese señor, aparte de ser uno de los pensadores más importantes del mundo, también escribió sobre uña pequeña parte de la Historia de España? Creo que no sólo él se quedaría un poco anonadado sino que incluso más de uno de los lectores que me han soportado hasta este punto también se quedarían sorprendidos.
Me imagino que la gran mayoría de las personas que picoteamos en el gran buffet de la Historia conoce a Karl Marx o nos hacemos una imagen de él. Pero algunas cosas, aunque sean sabidas a veces es bueno recordarlas. Marx nació en Tréveris (Renania, Alemania) en 1818. En 1835 comenzó sus estudios de Derecho en Bonn, aunque de manera un poco errática debido a problemas alcohólicos y lúdicos, pero su padre decidió que prosiguiera sus estudios en Berlín, en donde se dedicó exclusivamente al estudio de Derecho y Filosofía conociendo la obra de Hegel y asistiendo a los cursos de Von Savigny, el famoso representante de la Escuela Histórica del Derecho integrándose en el grupo de los «jóvenes hegelianos» de izquierda. En 1841 obtuvo en Jena el título de Doctor con su tesis Diferencia entre la Filosofía de la Naturaleza de Demócrito y Epicuro. Quiso dedicarse a la enseñanza pero frente a las dificultades del mundo universitario prefirió decantarse por el periodismo, entrando a formar parte de grandes periódicos como La Gaceta Renana o The New York Daily Tribune. Ya en Belgica, y debido a un exilio provocado por sus artículos, conoció a Engels que fue determinante para que en 1848 publicara oficialmente el Manifiesto del Partido Comunista. En agosto de 1849, Marx decidió trasladarse con su familia a Londres, donde pudo escribir, estudiar y reunirse con políticos revolucionarios sin ser perseguido por las autoridades. Murió el 14 de marzo de 1883. Entre sus obras se destacan: Sobre la cuestión judía, Contribución a la crítica de la filosofía hegeliana del derecho, Manuscritos económico-filosóficos, La ideología alemana, La lucha de clases en Francia de 1848 a 1850, El 18 Brumario de Luis Bonaparte, Contribución a la crítica de la economía política y El capital.
Podemos observar la importancia capital que tuvo y tiene todavía Marx en el devenir de la Historia (aunque sea para aparecer en una camiseta). Por tanto, ¿cómo es posible que este monstruo histórico fijara su óptica en los hechos españoles que ocurrieron en 1854, denominados con el nombre de La Vicalvarada? Como ya he indicado antes en el párrafo anterior, Marx utilizó esencialmente el periodismo, en un principio, como un método para ganarse la vida y poder alimentar a su familia, aunque no le gustaba mucho esta profesión por que le restaba tiempo para efectuar sus grandes obras. Empezó a escribir en el Rheinische Zeitung (La Gaceta Renana) consiguiendo tanto unos ingresos notables como una gran notoriedad. Incluso el exilio en países como Bélgica e Inglaterra. Este hecho produjo que uno de los grandes periódicos americanos, destinado sobre todo a la clase burguesa liberal, The New York Daily Tribune se fijara en él y le encomendara una serie de artículos sobre la situación política en Alemania y Europa debido al aumento de las revoluciones liberales a partir de 1848. La relación con este periódico duró alrededor de diez años con una suma total de 487 artículos. Sus crónicas fueron muy apreciadas destacando la ayuda y colaboración por parte de Engels al escribir Revolución y contrarrevolución en Alemania.
Dentro de esta gran cantidad de artículos, hemos de destacar, siendo éste el punto central de esta reseña, los que versan sobre nuestro país y que se han reunido actualmente en el libro del cual actualmente escribo: La España Revolucionaria. Pero que no se me emocione el lector, que fatigosamente ha seguido esta líneas, Marx no fue un gran entusiasta de la Historia de España, sino que escribió obligado por su editor del New York Daily Tribune ya que consideraba al país como un territorio subdesarrollado y pobre sin ningún interés. Incluso tuvo poco interés por difundir sus ideas por España (publico tardíamente el Manifiesto Comunista en la península), al revés que Bakunin a través de su buen compañero Giuseppe Fanelli. Su relación y pensamientos políticos de España son esencialmente circunstanciales. Me explico: en 1854 comenzó sus artículos al producirse la revolución conocida como La Vicalvarada que provocó la caída del gabinete moderado y el inicio del Bienio Progresista (1854-1856). Esta circunstancia hizo que el interés del periódico para el que trabajaba Marx desplazara su foco de atención momentáneamente hacia el hecho histórico que se estaba produciendo dentro de uno de los viejos países europeos. Pero las intenciones del New York Daily Tribune no eran inocentes. Por esta época Estados Unidos empieza a tener interés en las colonias españolas por motivos expansionistas. Motivos que culminaron con la guerra Hispano-Española de 1898, de fausto recuerdo para la historiografía española. A Estados Unidos le interesaba sobre todo la desestabilización política peninsular para hacerse de manera fácil con los territorios pertenecientes a la Corona española.
Como se verá los artículos efectuados por Karl Marx son de carácter momentáneo y oportunista promovido por uno de los periódicos americanos, y no por un interés exacerbado del padre del comunismo de nuestra historia local. El primer artículo de Marx fue publicado el 19 de Julio de 1854 y el último en 1857. En total escribió 27 artículos aunque solo conservamos nueve hasta el llamado Trienio Liberal. Esto da una idea de que a lo mejor Marx, a través de la lectura y relectura de fuente históricas españolas tuviera una idea futura más ambiciosa al igual que hizo con las revoluciones alemanas. Aun así, este principio, los nueve artículos primeros, no fueron prometedores. Marx se recrea en lugares comunes de la historia de nuestro país utilizando gran cantidad de de clichés, ataca a la politización del ejercito, la falta de Estado y sobre todo a los españoles acogotados por la religión representada por «las tradiciones tenebrosas del clero». Aunque, curiosamente defiende la Constitución de 1812 al decir que no es copia de la francesa de 1791 ya que defiende las cortes frente al poder omnímodo de los reyes.
Antes de terminar esta breve y humilde reseña quisiera destacar la excelente edición de Alianza utilizada para la lectura de este libro. Destaca, no solo por haber rescatado valiosamente los nueve artículos de Marx comprendidos entre la Guerra de Independencia y el Trienio Liberal, sino también por ofrecernos la visión, aunque algo interesada, de un extranjero en nuestro país. Una visión ácida, pero justa en algunos momentos, de una pequeña parte de nuestra Historia decimonónica que nació dolorosamente de una gran revolución contra el francés y que murió con la gran desilusión del fin del sueño imperial. La pequeña historia de un siglo revolucionario.
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Completa reseña sobre la cuestión Balbo. Yo muchas veces había oído hablar sobre el puntual interés de Marx en España a consecuencia de su trabajo como periodista, y viéndo que ningún autor profundizaba en el tema, me dí cuenta que el trabajo tendría que ser más bien mediocre, ya que todo lo escrito por el profeta proletario se convirtió luego en palabra de fe, una vez que sus apostoles lo expurgasen debidamente.
Se ve que esta obra se quedó en el camino.
Interesante reseña y felicitaciones al autor por mencionar el enfoque mitificador que se sigue haciendo de esta figura histórica. De Karl Marx ha llegado a nuestros días un desmesurado ensalzamiento o, su reverso, una extrema demonización; a buen seguro que si este señor estuviese ahora con vida se asustaría de cómo se han manipulado su nombre y sus ideas, a beneficio de espúreas intenciones.
Me pregunto si, para nuestra desgracia, la humanidad necesita sentirse reflejado en esos mitos para poder ratificarse individualmente en vez de potenciar nuestra propia personalidad, y ser capaces de tomar decisiones propias y admitir los aciertos y errores que se puedan derivar de las mismas.
El ensalzamiento desmesurado lleva implícita la frustración, como está ocurriendo con noticias de actualidad, donde no sabemos cómo asimilar la caida de una estrella mitificada entre todos, a la que en vida ya se le han dedicado calles, monumentos o pabellones deportivos.
No sabía que Marx se hubiera ocupado de España, y menos de un suceso ocurrido donde vivo, a unos trescientos metros de la plaza de la Vicalvarada, así que me llevo una sorpresa. Uno tiende a soprenderse de que un personaje de la influencia tan poderosa como él, tuviera que ganarse la vida escribiendo artículos de encargo, espero que al menos fueran buenos. Tendré que echarle un vistazo al libro, aunque sólo sea por la cercanía geográfica.
Bueno, gran parte de su vida se ganó el sustento sableando a amigos y parientes ( Engels).
En sirio Balbo:هو المضيف
Jejeje. En serio. Me he quedado de piedra al leer tu reseña. Veo crecer y crecer tu figura.
Gran elocuencia la del Balbo de 2010. Tampoco es ninguna sorpresa.