LA CONJURA DE LOS SABIOS – Luis Villalón Camacho
Estamos en el Peloponeso, en los albores del siglo VI a. C., o los últimos estertores del VII quizá (una cómica imagen, la de los ronquidos de todo un siglo, que tanto se adecúa a esta novela). Algo muere y algo nace en toda Grecia, y al mismo tiempo todo continúa. Qué paradoja, normal que apareciera gente como Parménides y Heráclito. Es la época de los tiranos, de los sabios, de las reformas, es el germen de lo que será la Grecia Clásica, es el fruto de lo que durante tantos siglos fue el Egeo: un enorme patio de vecinos abierto al resto de la ciudad. Aún no ha llegado Plauto y los romanos a la escena, en breve primará Aristófanes, así que nuestro La que se avecina será más contenido, más griego, más italiano de postguerra, más español berlanguiano, más coreano… más peninsular. Porque esa visión mundana y ridícula de los hombres, ese cúmulo de torpezas, poses impostadas y contradicciones que somos, baña toda esta novela, donde los conflictos no dejan de ser amables; el amor, contingente; risueños son los problemas y hasta la crueldad te genera la media sonrisa.
Y con estos mimbres, el autor ejecuta su obra. Un leitmotiv: un divino y mítico trípode que va de mano en mano, buscando al más sabio de entre unos sabios que tienen lo suyo, buscado por otros, que no son sabios pero que también tienen lo suyo, incluso perseguido por otros que ni siquiera lo buscan. En estas, visitamos Elis, Pisa, Esparta, Gitio, Mileto, Lindos, Atenas o Corinto, ciudades y poblachos que se nos presentan como los personajes, sin idealizar, sin majestuosos templos o enormes avenidas, sin ricas escalinatas ni floridos palacios, sino con olor a pescado o, en el mejor de los casos, aroma a vino. Y lo hacemos por medio de viejos caballos, miserables barcas o naves comerciales, a pie o en carreta. Entre la fascinación por los triángulos y los deseos de tortazos, entre mareos y tropiezos, disfraces y franqueza… En suma, entre humanidad.
Esta es una novela en donde la comedia se da cita. La comedia sobresale. Pero el autor, Luis Villalón, no pierde de vista la tragedia. Siempre de refilón, siempre oculta pero presente. Es cierto que no tratamos con héroes idealizados, de altos sentimientos y elevadas cimas (aunque a la postre sí hay un Arimnesto), ni que su destino tenga por qué ser necesariamente nefasto, pero los protagonistas (pues coral es la obra) conservan siempre ese elemento tan griego y que tan bien domina el autor: son libres ante las decisiones que toman, son responsables de sus actos, pero, a la vez, están sometidos al entorno. No son peleles en manos de dioses, sino en manos de sus propias decisiones y las ajenas, en una clara predestinación, que a su vez está tratada en forma de comedia. Magistralmente, por cierto. Los enredos, a fin de cuentas, siempre tienen algo de trágico.
A destacar, sin duda, es la agilidad con la que Luis Villalón –de quien ya disfrutamos sus anteriores novelas Hellenikon y El cielo sobre Alejandro– se maneja en el contexto histórico. Tanto es así que podríamos decir que hace cultura pop de la cultura griega, dentro de ella. Como a destacar también es el humor, y qué humor. Un humor que no se toma nada en serio, que tiene para dar de lo suyo, con mucha ternura siempre, incluso a Solón el ateniense. Un humor que hace a su vez tomarse poco en serio a sí mismo: los “hexámetros” que compone para cierta agrupación teatral son exquisitos.
Por resumir, podríamos, al hablar de esta novela, adjetivarla con epítetos que rozan el pleonasmo y que nos hablen de viajes, aventuras, de personajes recorriendo el destino escrito… Podríamos, también, utilizar algo que a todo “griego” le entusiasma, el oxímoron, y que nos lleven por una desfragmentación de una fragmentación desfragmentada, por el ethos y no por el pathos, por la caricatura y no por la idealización… Podríamos hablar de muchas de estas cosas y otras tantas, de elevado pensamiento y sesudo análisis, pero haríamos poco honor a la novela, a no ser que nos riéramos de nosotros mismos.
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Luis Villalón, La conjura de los sabios. Barcelona, Edhasa, 2024, 600 páginas.
Muy chula la reseña, Javi_LR. La novela es una pasada, el amigo Luis se va superando a sí mismo.
¿Te la has leído ya? Cuenta, cueeeenta ;o)
Novela que tengo reservada para leer con calma este verano y que espero llevarme firmada y dedicada de los encuentros Hislibreños de Madrid de este año. Gaaanas!!!
Estupenda reseña Javi. Nos merecemos más.
Os merecéis más, pero, sobre todo, mejor, y eso me descarta XDD
Espero que Cavi se harte de firmar libros, la verdad.
No no… Más y punto, más presencia en abierto por tu parte y más aportaciones como las tuyas, diferentes, con ese toque tan interesante y diferencial como el que tú propones. Toma nota.
A ver si se pasa por aquí el autor para agradecerle a Javi su magnífica reseña.
En cuanto a la novela, a mí parece que ha sido sabiamente conjurada por su autor, que sabe que, como dijo Kenneth Toole que dijo Herman Melville, a un auténtico necio se le reconoce porque todos los sabios se conjuran contra él.
Qué gran reseña, Javi, deberías prodigarte más. Y la novela caerá, ya lo ceo que caerá.