LA CIUDAD DEL PEZ ELEFANTE – Peter Parsons
Ha concluido la crisis del siglo III. Como un viento de fuego vengador Claudio II el Gótico y Lucio Domicio Aureliano han restaurado la paz y el orden del Imperio. Y en un rincón del Imperio la civilización y el comercio vuelven a florecer, iluminados por la luz de Roma y protegidos por su espada.
Ese rincón es Oxyrrinco. Una ciudad de mediano tamaño, fundada por colonos griegos en tiempo de los Ptolomeos, y que ha seguido progresando, adaptándose a las costumbres administrativas y económicas romanas, sin renunciar a su cultura helénica.
¿Por qué es importante esta ciudad?
Pues porque de su casi intacto basurero han surgido, a los ojos del presente, grandes cantidades de papiros destruidos en su día. Trozos de papiros que nos permiten mirar, a través de casi dos milenios, hasta una ciudad corriente del Imperio Romano.
Los papiros hacían referencia a casi cualquier asunto que podamos imaginar. No solo restos de obras literarias o más serias sino, sobre todo, correspondencia particular u oficial que fija sobre el papiro un momento concreto.
Y ese momento nos describe el libro. Los precios y usos de la época, la falta de madera y el peligro de las crecidas del Nilo.
Tras una larga introducción sobre el origen de los papiros y su estudio, el autor va dividiendo la narración en función del contenido de los papiros obtenidos.
En resumen: información exhaustiva sobre la vida diaria en el siglo III d.C. Como dice el autor, qué poco podían esperar los autores de aquellas cartas personales e intrascendentales que esos escritos les asegurasen la inmortalidad.
[tags]La ciudad del pez elefante, Peter Parsons, Oxyrrinco, papiro[/tags]

Ayuda a mantener Hislibris comprando el LA CIUDAD DEL PEZ ELEFANTE en La Casa del Libro.
Otro libro en el que estoy interesadísimo. Pero no sé si el contenido es como yo imaginaba porque por lo que dices, no es tanto un ensayo sobre los papiros de Oxyrrinco como sobre la vida en esa ciudad, ¿no?
No hace mucho conseguí un estudio, creo recordar que de la Universidad de Sevilla, en el que se analizaba muy pormenorizadamente (tanto que hasta incluía el texto de todos los fragmentos originales)y empleando muchas muchas páginas, las llamadas Helénicas de Oxyrrinco. A ver si lo leo, a ver si lo leo, a ver si lo leo… Pero antes tendrá que ser este libro.
Vale, el martes lo compro. (Hoy tengo que ir pronto a casa a comprar la «mocadorà», viernes festivo en Valencia, sábado salgo de guardia, lunes festivo).
Por cierto, vaya portada, ¿no? Parece de tebeo.
No te esperes nada parecido a una transcripción de los papiros, ni de lejos.
Se trata, como bien dices, de la reconstrucción de la vida en la época a través de los datos extraidos de los mismos.
Ensayo, supongo…
Bueno, pues parece un libro curioso para aquellos que curiosamente sientan curiosidad por el tema. ¿No?
Saludos.
Curioso, yo también lo había catalogado como curiosidad.
Ensayo Ario, siempre ensayo. Ensayo es una categoría tan deliciosamente amplia…
Buena elección Urogallo. El escritor escocés William Dalrymple en su apasionante libro “Desde el Monte Santo” cita extensamente los textos de Oxyrrinco para ilustrar la búsqueda de las supervivencias de Bizancio con las conmovedoras escenas de vida cotidiana que van siendo rescatadas del desierto. A veces se pasa por alto que las gentes comunes de la Antigüedad también dejaron testimonio escrito de su paso por la vida. Y digo que dejaron y no que legaron. El hecho que los papiros hayan cruzado los siglos seria, sin duda, una gran sorpresa para unos autores que los enviaron a la basura sin miramientos. Pero allí están. Miles y miles de papyri que los arqueólogos siguen desenterrando y que arrojan una luz que, por inesperada y por abundante, deviene pura maravilla. Aquí un marido fanfarrón, allá el sufrimiento de una esposa, familias con dificultades económicas, un recaudador avaricioso, el lamento por una ausencia y asuntos cotidianos: pedidos, facturas, listas. El genuino material para armar los guiones de un “Cuéntame como pasó” ambientado en el Egipto de provincias. Las trazas de la inmutable condición humana.